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Revista Cultural IMA. Año 2015 - Edición Número 04

Somos un medio cultural impreso y virtual, hacemos parte de la Corporación de Medios Alternativos y Comunicaciones IMA, órgano de comunicaciones de la Corporación IMA y medio oficial del Consejo de Cultura del Tolima. En la Revista IMA, nos encargamos de visibilizar a los gestores culturales, espacios, proyectos y eventos culturales que trabajan en pro de la comunidad tolimense.

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Parece que nadie recuerda el valor histórico<br />

de los monumentos, y mucho menos<br />

la historia de quienes éstos representan.<br />

Tampoco se tiene en consideración la<br />

gramática de las primeras edificaciones<br />

y todo lo que estas son capaces de<br />

expresar sobre nuestro pasado remoto.<br />

La casa Jorge Isaac y el Panóptico son<br />

casos emblemáticos como vergonzosos<br />

del profundo desprecio que los dirigentes<br />

sienten por la historia, y me atrevo a<br />

decir que no dicen tanto de lo que fuimos<br />

como de lo que somos: una sociedad<br />

en desarraigo, que no le interesa<br />

encontrarse a si misma.<br />

No tiene que ser necesario colgar letreros<br />

en las edificaciones y monumentos<br />

para informar a las autoridades, los empresarios<br />

y los ciudadanos sobre lo que<br />

éstos significan, o para recordar su utilidad<br />

en la construcción de la identidad<br />

local y la memoria colectiva, ¿O sí?<br />

El patrimonio en las<br />

políticas culturales<br />

“Panóptico - Ibagué”.<br />

Patrimonio<br />

De acuerdo con el Compendio de Políticas<br />

<strong>Cultural</strong>es (2010) del Ministerio<br />

de Cultura, las acciones en torno a la<br />

protección del patrimonio en Colombia<br />

datan de 1959, con la expedición de la<br />

Ley 163, por medio de la cual se dictan<br />

“medidas sobre defensa y conservación<br />

del patrimonio histórico, artístico y monumentos<br />

públicos de la nación”.<br />

Desde entonces, la gestión del patrimonio<br />

cultural ha pasado por diferentes<br />

entidades como el Consejo Nacional<br />

de Monumentos Nacionales, Colcultura,<br />

la Fundación para la Conservación<br />

del Patrimonio <strong>Cultural</strong> Colombiano, la<br />

Subdirección de Monumentos Nacionales<br />

de Invías y el Centro Nacional de<br />

Restauración, entre otros, que han sido<br />

instituciones de vanguardia en su momento<br />

pero que han desaparecido debido,<br />

en gran parte, a la evolución del<br />

concepto de patrimonio cultural y a los<br />

diferentes procesos de modernización<br />

del Estado .<br />

Compendio de políticas culturales,<br />

Ministerio de Cultura. 2010<br />

El artículo 1 de la Ley 1185 de 2008,<br />

que modifica el artículo 4 de la Ley 397<br />

de 1997, es hoy el que define normativamente<br />

el patrimonio cultural de la<br />

nación, como aquel que está constituido<br />

por “todos los bienes materiales, las manifestaciones<br />

inmateriales, los productos<br />

y las representaciones de la cultura que<br />

son expresión de la nacionalidad colombiana,<br />

tales como la lengua castellana,<br />

las lenguas y dialectos de las comunidades<br />

indígenas, negras y creoles, la<br />

tradición, el conocimiento ancestral, el<br />

paisaje cultural, las costumbres y los<br />

hábitos, así como los bienes materiales<br />

de naturaleza mueble e inmueble a los<br />

que se les atribuye, entre otros, especial<br />

interés histórico, artístico, científico,<br />

estético o simbólico en ámbitos como el<br />

plástico, arquitectónico, urbano, arqueológico,<br />

lingüístico, sonoro, musical, audiovisual,<br />

fílmico, testimonial, documental,<br />

literario, bibliográfico, museológico o<br />

antropológico”.<br />

Actualmente, el patrimonio cultural de<br />

la nación no requiere una declaratoria<br />

que lo reconozca como tal: los bienes y<br />

las manifestaciones característicos de una región o de un municipio<br />

en particular son “expresión de la nacionalidad manifestaciones<br />

es fundamento de la nacionalidad” y “el Estado<br />

reconoce la igualdad y dignidad de todas las que conviven<br />

en el país.”<br />

Constitución Política de Colombia, artículo 70<br />

Todas las manifestaciones culturales y los bienes a los que se<br />

les atribuyan un “especial interés histórico, artístico, científico,<br />

estético o simbólico” se constituyen, entonces, como patrimonio<br />

cultural de la nación, reconociéndoles así un valor patrimonial<br />

que no requiere ser catalogado o registrado como<br />

tal para ser reconocido, pues son las mismas comunidades<br />

las que lo otorgan.<br />

El patrimonio<br />

y la memoria<br />

La discusión acerca<br />

de la protección<br />

del patrimonio se<br />

balancea entre<br />

dos polos opuestos<br />

representados por<br />

quienes promueven<br />

acciones radicales<br />

de preservación<br />

a costa de “sacrificar<br />

el desarrollo”,<br />

y por aquellos que<br />

buscan “dar paso a<br />

lo nuevo” sin temor<br />

a destruir el patrimonio.<br />

Los barrios<br />

Belén, Centro y La<br />

“Casona, Jorge Isaac”.<br />

Pola en Ibagué, son testigos mudos del triunfo de los segundos<br />

sobre los primeros. Sobre el criterio desarrollista para destruir<br />

las grandes edificaciones de esta zona de la ciudad, el arquitecto,<br />

investigador y profesor universitario, Andrés Francel,<br />

ha señalado que “…el problema no es que las demuelan, la<br />

cuestión es no saber su valor, no tener un criterio, aparte del<br />

monetario, para decidir si deben seguir o no, el problema es<br />

no saber su historia…”. Y es eso lo que precisamente aporta<br />

su libro Cuatro décadas de arquitectura ibaguereña (19<strong>04</strong>-<br />

1940), el cual, a juicio del escritor tolimense Benhúr Sánchez,<br />

resulta un “gran aporte al conocimiento de la cultura tolimense”:<br />

“Todo aquello que contribuya a la reconstrucción de nuestras<br />

raíces como seres humanos actuantes en la ciudad se<br />

transfo rma en una valiosa base de conocimientos sin la cual<br />

ni la ciudad ni nosotros tendríamos una razón de<br />

Patrimonio<br />

ser, un sentido ciudad ni nosotros tendríamos una razón de<br />

ser, un sentido existencial concreto. Lo que nos propone Andrés<br />

Francel en su libro es hacer una lectura distinta de la ciudad,<br />

otra forma de apropiarnos de un entorno cultural que se ha<br />

transformado vertiginosamente y cuya falta de asidero, precisamente<br />

por la falta de conocimientos, nos convierte en desarraigados,<br />

ya del tiempo, ya del espacio que habitamos, porque<br />

no sabemos a ciencia cierta en dónde estamos parados” .<br />

El libro de Andrés Francel. Columna de<br />

opinión en El Nuevo Día.<br />

Aciertan Francel y Sánchez al imaginar el patrimonio cultural<br />

integrado por elementos<br />

cuya forma<br />

constitutiva es expresión<br />

de conocimientos<br />

adquiridos,<br />

arraigados y transmitidos<br />

(historia, herencia),<br />

los que en<br />

forma individual o<br />

en conjunto, revelan<br />

características<br />

ambientales, antropológicas<br />

o sociales<br />

que expresan o<br />

fomentan la cultura.<br />

El patrimonio, señala<br />

Maria Dolores<br />

Muñoz, comprende<br />

bienes culturales<br />

que pueden venir<br />

del pasado o del presente, con valor en sí mismas y cuya<br />

importancia no depende de su propiedad, uso o estado de<br />

conservación sino que se han convertido en patrimoniales por<br />

su aporte al conocimiento de una sociedad sobre sí misma. El<br />

patrimonio cultural es parte de la riqueza colectiva de una comunidad,<br />

región o nación y, por transmitir valores permanentes<br />

y reconocidos, es un elemento clave en la materialización<br />

y fortalecimiento de la identidad local y memoria colectiva .<br />

La protección del patrimonio cultura como construcción<br />

de la memoria colectiva. Maria Dolores Muñoz. 2001<br />

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