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!Buenos Dias, Princesa! - Blue Jeans

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dispuesta a perder.<br />

—Me alegro de pasar esta noche con vosotros. Sois los mejores. —Y da un<br />

gran mordisco a su hamburguesa.<br />

Bruno la observa de reojo. Le encanta. Nunca ha conocido a nadie como ella.<br />

A pesar de haberse propuesto olvidarla infinidad de veces, no lo ha conseguido. Y<br />

eso que aquel día, hace y a casi un año, se prometió a sí mismo que no<br />

derramaría ni una lágrima más por Ester.<br />

Recuerda perfectamente los nervios que lo atenazaban sentado en aquel<br />

banco con el sobre de su declaración de amor en las manos y, dentro, la<br />

respuesta de la chica que le había robado el corazón. ¿Habría señalado su nombre<br />

con una cruz?<br />

Respiró profundamente y, sin escudo para el posible rechazo, contempló<br />

muerto de miedo la lista que él mismo había confeccionado.<br />

—¿Qué? ¡No puede ser!<br />

Su exclamación en voz alta llamó la atención de una pareja de ancianos que<br />

pasaba por delante de él. Otro pobre loco que hablaba solo.<br />

¡Aquella chica había marcado todos los nombres de la lista! ¡Los veinte! ¿Eso<br />

significaba que estaba dispuesta a salir con cualquiera que se lo pidiera?<br />

Imposible. Bruno no salía de su asombro. Pero aquello no era todo, había<br />

más: un pequeño papel doblado que Ester había metido dentro del sobre. El chico<br />

lo desplegó temblando y leyó en silencio lo que decía.<br />

Me siento muy halagada. Gracias. Y prefiero señalar a todos que a<br />

ninguno, porque seguro que todos son estupendos y quién sabe qué podría<br />

pasar en el futuro. Pero mi corazón ahora mismo tiene dueño y no está en<br />

esta lista. Muchas gracias y lo siento.<br />

Su corazón tenía dueño…<br />

Guardó el papelito, junto con su carta, otra vez en el sobre y, triste, caminó<br />

hacia su casa. Se encerró en su habitación y lloró como nunca antes lo había<br />

hecho. Sin embargo, cuando se le secaron los ojos, juró y perjuró que jamás<br />

volvería a pasarle algo así. Encendió la Play Station y, con la selección española<br />

de fútbol bajo su mando, se propuso ganar el Mundial de Sudáfrica.<br />

—¿Os parece que a Eli le gusta Raúl?<br />

María casi se atraganta con la hamburguesa al escuchar la pregunta de su<br />

amiga. Bruno también imaginaba algo así.<br />

—¿Por qué dices eso?<br />

—No sé, pero hoy he tenido esa impresión. Estaban todo el rato tonteando.<br />

—Así es Elísabet —repone la pelirroja.<br />

—Y a Raúl también le gustan demasiado las chicas. Ha tenido cuatro norias<br />

en lo que llevamos de año. ¿No?<br />

Los tres hacen cuentas y repasan mentalmente. Sí, son cuatro: Cristina,

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