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DIVERSAS VOCES, UN CORAZÓN- N° 5

Revista Mística

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¿Cuánto estamos dispuestos a dar o hacer los padres por<br />

cada uno de nuestros hijos?<br />

Esta es una pregunta que los padres ni siquiera nos la hacemos. Sabemos que<br />

damos todo. ¿Y quién es Dios? Sabemos que es nuestro Padre, nuestro amado<br />

Padre. Entonces, si Él que es nuestro Papá y es todopoderoso y puede dar y hacer<br />

más que cualquier papá humano, ¿por qué nos deja sufrir tanto?,¿ por qué<br />

tenemos que vivir de forma desdichada y soportar atrocidades? O acaso es Su<br />

Voluntad de que pasemos todas estas desgracias que conocemos? ¿Por qué la<br />

gente está acostumbrada a decir “si Dios quiere…” cómo si Él verdaderamente lo<br />

pudiera querer? ¿Cómo podría Él dejarnos caer una y otra vez en el abismo?<br />

La respuesta queridos hermanos, fue recibida por Madre Esmeralda, La Madre,<br />

que ha pasado también por todo como hemos pasado los hijos. Ella recibió<br />

muchísimos mensajes del Padre donde aclara por qué y para qué estamos aquí.<br />

Este Universo no se crea por casualidad ni por fenómenos que la Ciencia pueda<br />

explicar hasta el momento. Es el pecado original, es la falta al Padre cometida en<br />

el Cielo que devino en este ciclo de vidas infortunadas que nos hace ser<br />

partícipes de esta rueda que parece no tener fin.<br />

Nuestro Creador nos dio todo, o casi todos los poderes que Él tenía, así como el<br />

libre albedrio. Pero sólo se reservó el poder de procrear, pero algunos de los hijos<br />

también desearon ese poder. La rebelión contra Nuestro Amado Padre fue muy<br />

grande, y muy difícil de resolver. Nuestro Hermano Jesús se ofreció a padecer Él<br />

solito toda la purificación necesaria para purgar el dolor causado. Pero los<br />

hermanos fieles al Padre estuvieron para detener ese martirio que hubiera sido<br />

interminable. Así los rebeldes debieron venir a purificarse y los hijos fieles<br />

decidieron acompañar el dolor que sufrirían los demás. Pero Dios no se quedó<br />

atrás. No se quedó en el Cielo esperando la reconversión y el nuevo tiempo, sino<br />

que quiso también compartir el sacrificio. Y además nos dijo que carga sobre Él<br />

diez veces lo que soporta cada ser humano. Entonces, ¿podemos seguir diciendo<br />

que todo lo que acontece es Voluntad divina? Tendremos la humildad suficiente<br />

para que algún día se nos ocurra preguntarnos:” si Dios es mi Padre y Él nos<br />

ama, si el Padre es Amor, ¿cómo puede ser que estemos viviendo este infierno?”<br />

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