UNA MIRADA A VENEZUELA MS#284

Reportaje
Reportaje
Hoy, Venezuela ha dejado de ser noticia. No
hay primeras páginas ni informativos que
nos cuenten la difícil situación por la que
están pasando millones de venezolanos.
Sin embargo, la realidad no ha cambiado
para la gran mayoría de la población, sino
todo lo contrario.
Un reciente informe de Cáritas Venezuela
alerta de que los índices de pobreza y
desnutrición están aumentando de
manera alarmante entre los menores del
país. El 68% de los menores sufre déficit
grave en su alimentación, el 35% de los
menores padece desnutrición (severa
o moderada) y el 32,5% está en riesgo
de desnutrición, según los datos del
informe. “La población está pasando
hambre, hay una situación de alarma
humanitaria no reconocida”, explica
Luis Prieto, salesiano venezolano. Cada
día se ven más niños, jóvenes y personas
mayores que buscan entre la basura algo
que comer. “Los menores y los jóvenes son
de algún modo los que más se han visto
afectados por esta crisis y cada día se ven
más niños, niñas y adolescentes que viven
en las calles de pueblos y ciudades de
Venezuela”, añade Juan Luis Arveláez, un
joven salesiano. Pero también se ha visto
incrementado “el número de jóvenes que
han dejado sus estudios para trabajar y
aportar a la economía familiar, y miles de
niños y jóvenes que viven casi solos por las
maratonianas jornadas de trabajo de los
padres”, prosigue Arveláez.
Caminar por encima del
puente
Sofía y Arantza tienen 7 y 9 años, respectivamente.
Dos niñas que han pasado su vida debajo de un
puente. No saben leer ni escribir, no tienen una casa
ni una cama… Y sólo tienen relación con las decenas
de personas que viven debajo del mismo puente:
mayores, niños y jóvenes. Cada uno con su historia.
Debajo de los puentes de Venezuela hay más vida
de la que parece. Y es que caminar por encima nos
impide ver lo que se esconde debajo.
La falta de alimentos y el aumento de
la pobreza no es la única consecuencia
que está sufriendo el pueblo venezolano.
“Faltan medicinas para los enfermos,
muchas ya han desaparecido del mercado
y el sistema de salud se está deteriorando
por momentos. Ambulatorios y hospitales
no tienen recursos para atender de manera
adecuada a la población”, cuentan los
misioneros. “Y la educación no se escapa.
Faltan recursos, profesores y alumnos
están sufriendo las dificultades y, en muchos
casos, el hambre en su piel”, añaden.
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