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Pregon SSM 2018

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abandonado por sus discípulos; llevado ante el Sanedrín, condenado a muerte,<br />

azotado y ultrajado. Escucharemos cómo Pedro, la “roca” de los discípulos, lo<br />

negará tres veces. Oiremos los gritos de la muchedumbre, soliviantada por los<br />

jefes, pidiendo que Barrabás quede libre y que a él lo crucifiquen. Veremos<br />

cómo los soldados se burlarán de él, vestido con un manto color púrpura y<br />

coronado de espinas. Y después, a lo largo de la vía dolorosa y a los pies de la<br />

cruz, sentiremos los insultos de la gente y de los jefes, que se ríen de su<br />

condición de Rey e Hijo de Dios.<br />

Miremos al Crucificado al final de todos nuestros caminos. Él, que en su divina<br />

madera, se hace uno de los nuestros. Es Cristo que pasa, tan rotundamente<br />

muerto en el silencio de la tarde.<br />

Nosotros, hermanos, cofrades, nazarenos, no sacamos a nuestro Jesús para<br />

divertir a la gente, para entretener a turistas. ¡Qué no!. Nosotros no sacamos<br />

en procesión bellas figuras de madera encima de un paso. Nosotros damos<br />

testimonio de nuestra fe, adorando con nuestro esfuerzo a Dios. Y merecemos<br />

ser respetados. Una procesión hace mucho bien: una mirada a la imagen de<br />

Cristo o a Nuestra Madre puede provocar un encuentro con Dios.<br />

Sobre nuestros pasos hay riqueza histórica, pero sobretodo importa el hecho<br />

diferencial de pertenecer a la Iglesia, cada vez más comprometidos, importa no<br />

perder nuestras raíces para no secarnos.<br />

Somos un baluarte frente al secularismo, abiertos a la persona, a la<br />

trascendencia.<br />

En esto, nos ayuda, nos conforta el ejemplo de muchos hombres y mujeres<br />

que, en silencio y sin hacerse ver, renuncian cada día a sí mismos para servir a<br />

los demás: un familiar enfermo, un anciano solo, una persona con<br />

discapacidad, un sin techo… En esto nos ayudan los nazarenos.<br />

En nuestras Cofradías se sabe bien que, a fin de cuentas, la mejor carrera<br />

oficial está en cubrir todas las necesidades y a todos los necesitados.<br />

Pensemos hoy, ahora, en este pregón, también en la humillación de los que,<br />

por mantenerse fieles al Evangelio, son discriminados y sufren las<br />

consecuencias en su propia carne. Y pensemos en nuestros hermanos y<br />

hermanas perseguidos por ser cristianos, los mártires de hoy, hay tantos, no<br />

reniegan de Jesús y soportan con dignidad insultos y ultrajes. Lo siguen por su<br />

camino. Podemos hablar en verdad de “una nube de testigos”: los mártires de<br />

hoy.<br />

Es tiempo de mujeres y hombres comprometidos.<br />

Es esta una Estación para solidarios y valientes. Sintamos la madera gastada<br />

por el fervor, asidero al que se aferra toda esperanza. Que entre tanta túnica y<br />

antifaz, haya un sublime tufillo a amor y amistad. Antifaz y túnica cosidos con<br />

las lágrimas de los flecos de la vida y las entretelas del recuerdo que nunca se<br />

olvida.

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