SFP Magazine Julio2018

La partida,
cuando
debe ser
L
La noche del 31 de mayo de
1989, mientras Medellín y buena
parte del país eran un solo grito
emocionado por la conquista de
la primera Copa Libertadores de
América para el Atlético Nacional,
María Victoria Jiménez, tal y como
lo había decidido, presentó su
carta de renuncia a la Dirección de
Comunicaciones del equipo. “Hay
que retirarse siempre en el mejor
momento”, dice.
Y siempre lo ha hecho así en todos
los cargos de responsabilidad que
ha tenido a lo largo de su vida.
Renunció a EAFIT, a la Gerencia
del INDER, a la Dirección de
Noticias Caracol en Antioquia, a El
Colombiano, a El Mundo, siempre,
siempre, en el mejor momento.
Es una especie de inspiración
existencial.
Ahora, sorprende a todos en el C.I
San Fernando Plaza al renunciar a
la Gerencia, motivada por lo que
denomina “la necesidad de recoger
lo que he sembrado”. Es la hora de
la familia, el disfrute de los nietos, la
inmersión en los hobbies, el placer
del encuentro con los amigos, el
goce del descanso.
De todas esas responsabilidades
que ha tenido, ¿cuál ha sido la
mejor? ¿cuál ha sido su mejor
trabajo? Todos han sido mi mejor
trabajo responde con convicción.
Maneja la certeza del compromiso
con alegría, cada trabajo que
ha tenido lo ha disfrutado en su
totalidad y en cada uno ha sido
inmensamente feliz. No quiere
decir esto que los problemas no
existan, pero se enfrentan con
mayor certeza de solución cuando
el compromiso existe.
Le gusta “el fragor de la batalla”, la
exigencia. Toda su formación como
periodista y en cargos de dirección
la “acostumbró” al estrés, a la
precisión, al manejo de la verdad, a
hacer las cosas bien.
Le correspondió manejar un
noticiero en un período muy oscuro
de violencia, de atentados, bombas,
y ejerció la lección de la verdad y la
responsabilidad.
Cualquiera que sea el cargo, la
verdad te protege. Pero nunca es
bueno dejarle nada al azar, de allí
que la planeación, el control, el
detalle, sean vitales.
Recuerda el proceso de entrevistas
para acceder al cargo de Gerente
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del C.I San Fernando Plaza, “porque
esas personas frente a las que
estaba, quienes serían mis jefes,
eran antes las mismas fuentes que
entrevistaba. Mirarlos desde otra
perspectiva fue muy interesante”.
Y entonces habla de aprendizajes.
Esta responsabilidad la llevó a
conocer la esencia de los seres
humanos. Este centro cuenta
con 189 propietarios, son 189
jefes en donde se encuentra un
universo de reacciones a los más
variados problemas, desde los
más insignificantes hasta los más
complejos. Aprendió de la paciencia
(pensó que no la tenía), se convirtió
en una experta en el manejo de las
relaciones interpersonales, borró
de su vocabulario la palabra NO y
la cambió por voy a hacer hasta lo
imposible, y elevó a niveles infinitos
los alcances del verbo escuchar,
para poder ponerse en los zapatos
del otro, ponerse del lado del otro.
Tiene la felicidad del deber
cumplido. Asumió hace 10 años
el reto de posicionar al C.I San
Fernando Plaza y lo ha logrado.
Dice que contó con el apoyo
de mucha gente, su equipo de
trabajo desde luego, los medios de
comunicación, sus colegas fueron
generosos y respondieron siempre
a los llamados y desencadenaron
resonancias a todo lo que se hacía,
pero fue además una tarea “fácil”
por la calidad de las personas, las
empresas, las marcas que habitan
en el CI San Fernando Plaza.
Lo mejor de lo mejor: Gremios,
Organizaciones, profesionales,
marcas prestigiosas todas, un Club
Social que es un símbolo para la
ciudad, el Hotel que es un orgullo.
“Fue una experiencia placentera
y llena de satisfacciones. Me voy
infinitamente agradecida”