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LA INTELIGIBILIDAD DE LA NATURALEZA 379<br />

con la “certeza de la esencia”, es algo así como la firmeza o estabilidad epistémica de<br />

una cosa, aquello por lo cual un triángulo es realmente un triángulo, o por lo que la<br />

blancura es efectivamente blanca 18 .<br />

Con esto, nos recuerda el tomismo que la esencia “se llama también forma,<br />

en cuanto [que] por la forma se significa la certeza de cada cosa, como dice Avicena<br />

en […] su Metafísica” 19 , porque, como ha sido declarado por Rahner, “la esencialidad<br />

concreta de un “existente en sí” […] es […] la expresión del área dentro de la cual el<br />

esse, en el ente respectivo, como fundamento que es de la realidad de todo, hace ser<br />

realmente al ente en cuestión” 20 . En este sentido, la certitudo aviceniana no equivale<br />

sino a la “inteligibilidad” metafísica de la que estamos hablando.<br />

Bien, dado que se llama ente a lo que participa de una manera finita en el ser,<br />

y esto es lo proporcionado a nuestro intelecto 21 , se sigue que sólo es aprehensible para<br />

nuestra inteligencia aquello que posee una quidditas que participe del acto de ser. Por<br />

ende, es la essentia rei, en tanto que forma de una materia signada por la cantidad, el<br />

fundamento inmediato de la inteligibilidad de una cosa concreta, lo que se explica por<br />

lo siguiente: la inteligencia toma por abstracción la forma sin la materia, lo permanente<br />

y lo específico, sin lo cambiante y lo individual; y, por eso, aprehende la esencia de<br />

un modo abstracto y universal 22 .<br />

Hemos dicho que algo es aprehensible para el intelecto tan sólo en cuanto<br />

se halle dotado de una cierta quididad que participe del ser. Y esto que llamamos<br />

“ser”, no es sino “la actualidad de todos los actos, y por esta razón […] la perfección<br />

de todas las perfecciones” 23 , la causa última de la verdad de las cosas, o mejor, la<br />

forma de todas las formas 24 . Este esse, en tanto que lo primeramente conocido por<br />

el intelecto, no expresa más que el “estar puesto en la existencia” de las cosas 25 . De<br />

modo que, y todavía más profundamente que la esencia, puede decirse de éste ser la<br />

causa de la inteligibilidad de las cosas, por cuanto se trata de la primera y más radical<br />

de las perfecciones que ha de poseer la cosa concreta-singular, su principio interno de<br />

cognoscibilidad, causa de la estabilidad metafísica de todo lo real 26 . El ser es, de este<br />

modo, formalmente inteligible. Dada su condición trascendental, nada escapa a su<br />

inteligibilidad: el ser es inteligible en toda su extensión trascendental.<br />

En definitiva, ni la esencia puede ser aprehendida por la inteligencia sino en<br />

tanto que refiere a un determinado existente y al acto de ser; ni la existencia puede ser<br />

inteligida como tal sino en cuanto imperfeccionada por la esencia, que la ilumina desde<br />

el seno de su verdad ontológica, “asidero por donde intencionalmente la asimila la inteligencia<br />

humana; la cual, si bien es espiritual y, como tal irreductible a experiencia sensible,<br />

sin embargo, no es angélica o puramente espiritual […] sino encarnada y, por eso<br />

mismo, incapaz de alcanzar su objeto formal […] a no ser por abstracción de las cosas<br />

materiales” 27 , inmediatamente dadas en el conocimiento que procede de la sensibilidad.<br />

18<br />

Jan AERTSEN, La fi losofía medieval y los trascendentales, Pamplona, 2003, p. 192.<br />

19<br />

SANTO TOMÁS, De ente et essentia I, 5.<br />

20<br />

Karl RAHNER, Espíritu en el mundo. Metafísica del conocimiento fi nito según Santo Tomás de<br />

Aquino, Barcelona, 1963, p. 179.<br />

21<br />

SANTO TOMÁS, In De causis, lect. 6.<br />

22<br />

Octavio Nicolás DERISI, Tratado de existencialismo y tomismo, Buenos Aires, 1956, p. 240.<br />

23<br />

SANTO TOMÁS, De potentia, q. 7, a. 2.<br />

24<br />

Cfr. SANTO TOMÁS, Summa Theologiae I, q. 3, a. 4.<br />

25<br />

Cfr. SANTO TOMÁS, De ente et essentia I, 3.<br />

26<br />

Alejandro LLANO, Gnoseología, Pamplona, 1991, p. 96.<br />

27<br />

O. N. DERISI, Tratado, p. 250. Entonces, de algún modo u otro, la solución metafísica de Santo<br />

Tomás al problema de la inducción parte de una revaloración del conocimiento sensible. Piénsese,<br />

ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 375-388. ISSN 0066-5061

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