14 EXTRAORDINARIO
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HOMENAJE A GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ 17<br />
Gabriel García Márquez se sitúa en dicha perspectiva y fusiona, en<br />
un lenguaje a todos accesible, esa indagación en la realidad que trasciende<br />
la realidad con su visión poética. Al respecto, Alexis Márquez<br />
Rodríguez en El arte de leer a García Márquez (Norma, 2006) lo explica:<br />
Se ha dicho que Gabriel García Márquez es el paradigma absoluto<br />
del realismo mágico. Lo es, pero solo en Cien años de soledad,<br />
donde su prodigiosa imaginación convierte en mágica la<br />
realidad circundante. El resto de su narrativa se ubica más bien<br />
en lo real maravilloso.<br />
Lo real maravilloso se da cuando el narrador describe y narra<br />
los hechos sin agregarles nada mas allá de su realidad objetiva.<br />
Hechos mágicos e inverosímiles. Hechos insólitos pero verosímiles:<br />
tales las diferencias que marca el crítico, entre uno y otro. Pero lo decisivo<br />
es, cómo todo un continente se vio representado en sus excesos y<br />
miserias, en sus guerrillas y sátrapas, en su variedad geológica y en su<br />
vitalidad expresiva, en sus actitudes anti-americanas y en su arduo camino<br />
en pos de una expresión propia, en su protesta social y política, en<br />
este rótulo de realismo mágico y en su representante en la tierra: Gabriel<br />
García Márquez.<br />
En su discurso de aceptación del Nobel lo expreso con su estilo inconfundible:<br />
Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines,<br />
todas las criaturas de aquella realidad desaforada, hemos tenido<br />
que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío<br />
mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos<br />
convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos,<br />
el nudo de nuestra soledad.<br />
(Gabriel García Márquez. Yo no vengo a decir un discurso. Bogotá,<br />
Mondadori, 2010, 151 páginas).<br />
Mi obsesión por los distintos modos del poder es más que<br />
literaria - casi antropológica- desde que mi abuelo me contó la<br />
tragedia de Ciénaga. Muchas veces me he preguntado si no es<br />
ése el origen de una franja temática que atraviesa por el centro<br />
todos mis libros. En La hojarasca, que es la convalecencia<br />
del pueblo después del éxodo de las bananeras, en el coronel<br />
que no tenía quien le escribiera, en La mala hora, que es una<br />
reflexión sobre la utilización de los militares para una causa<br />
política, en el coronel Aureliano Buendía, que escribía versos<br />
en el fragor de sus treinta y tres guerras, y en el patriarca de