REVISTA CONSCIENCIA NO. 30
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Ensayos<br />
ginosidad mortal, ya que sólo se desea lo que no se tiene. De<br />
ahí surge otro término griego que Lacan usará para después<br />
estructurar la transferencia. Este término es αγαλμα, que<br />
significa agalma, que deriva en αγανος, que significa agavos<br />
(lo que admiro o celo) y por último deriva en αγαλος o agalos,<br />
que significa brillante.<br />
Sócrates afirma que dentro de cada uno se encuentran las<br />
agalmas o esos brillantes que se definen posteriormente<br />
como adornos o estatuas de donde surgen los fetiches como<br />
parte de esta seducción, que es la creación del deseo. Esta<br />
agalma dentro del psicoanálisis es un objeto parcial, pues<br />
rompe con lo que es el amor, ya que lo vuelve codicia ante lo<br />
que el humano de forma natural no posee. El amor entonces<br />
deja de ser una esfera de la perfección donde todo se puede<br />
arreglar, a su vez deja de ser una cuestión de dos, como es<br />
definida por Badiou o Biotima.<br />
de un marco capitalista), por ejemplo el placer en cantidades<br />
mínimas para realizar un trabajo como medida reguladora;<br />
sin embargo, esto cambia de 1919 a 1920, con su texto de<br />
“Más allá del principio del placer”, donde habla de una fuerza<br />
diabólica que tiende al desequilibrio; el sujeto buscaba la<br />
excitación donde hay un placer en el dolor. ¿Por qué dar una<br />
vuelta tan grande hacia lo que es el objeto de deseo [a]? Esto<br />
es porque se debe dar un contexto a lo que abarca el deseo<br />
como desequilibrio y pulsión de destrucción que, llevado al<br />
exceso, llevaría a la muerte. El deseo es la belleza desconmensurada,<br />
y esta belleza en el elogio de Diotima se refleja<br />
como Amor, y este amor como hemos recorrido forma parte<br />
de la experiencia, que es la transferencia.<br />
Para volver a entrar a la clínica y explicar la transferencia,<br />
hay que retomar una vez más El banquete; esta vez desde el<br />
discurso de Alcibíades, quien entra al elogio para cambiarlo<br />
Para Lacan se trata de tres: el sujeto deseante, el otro semejante<br />
y por último el objeto de deseo o agalma. Ese reencontrar<br />
el objeto perdido es lo que busca el amor y a su vez es el<br />
acto de la transferencia. El objeto de deseo es una totalidad<br />
de objetos parciales en donde el otro como semejante es un<br />
objeto, lo que Lacan nombra objeto.<br />
Para poder dar una introducción a este tema se debe hablar<br />
de cómo se ha tomado el placer dentro de la clínica. Para<br />
Platón se le conoce como el soberano del bien, en el cual<br />
es un placer mesurable, después entra con el estoicismo un<br />
placer que estorba para la perfección; posteriormente, con<br />
el cristianismo el cuerpo es el territorio del mal. Esta postura<br />
cambia con los empiristas, quienes usan el placer para un<br />
bien utilitario; en el romanticismo cambia y hay un placer sin<br />
límites que se toma de la estética. Para esto se mencionará<br />
un poco a Freud y cómo se desarrolló históricamente su<br />
teoría. Primero es necesario hablar de dos: uno que parte de<br />
1900 a 1920, donde se puede ver una lógica utilitaria (dentro<br />
16 Revista ConSciencia de la Escuela de Psicología