_Kowai_La piedra abuela_PROP_05_21_AGO

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Eran tiempos del conflictivo tendido eléctrico, como dicen los pemón
“Tendido eléctrico da’tai”, un negocio inventado por los gobiernos de
ambos países sin consultarle nada a este pueblo caribe. Ni tampoco, a
los criollos de Santa Elena que dependían de la obsoleta subestación
de La Planta, que operaba a diesel y cuyo combustible era transportado
en gandola desde Ciudad Bolívar o Puerto Ordaz, a más de quince
horas de recorrido, generando entonces la electricidad para unos doce
mil habitantes.
Eso desató la diatriba entre el Estado y el pueblo pemón que reclamó
su derecho a ser incluido en la discusión, desarrollo y solución del
fenómeno eléctrico que atravesaría sus tierras ancestrales. Mientras
tanto, algunos se dedicaban a pescar en río revuelto, disponiendo de
aquello que no les pertenecía, ignorando por completo la historia
originaria pemón, pasando incluso por encima de la legislación
venezolana en lo que se refiere a la reglamentación y el uso de parques
nacionales. Ha de saberse, que en aquel tiempo no existía ley alguna
que se ocupara o protegiera a los más de cuarenta pueblos originarios.
Para 1997 trabajaba como “docente circunstancial” en el liceo Nicolás
Meza de Santa Elena y en la U.E.P. Santa María. Fue la primera vez que
observé un grupo tan nutrido y variopinto de estudiantes. Cuentan
los viejos que en Santa Elena llegaron a convivir personas de más de
cincuenta y seis nacionalidades, además de “criollos”, brasileros y
pemón. Pero esa es otra historia.
En junio de 1998, en pleno estallido del “tendido eléctrico da’tai”, un
escultor europeo se llevó un enorme pedazo de roca de Mapaurí sin
que nadie pudiera detenerlo, a pesar de que los pemón salieron en su
defensa al percatarse de lo ocurrido. Aprovechando los bloqueos de
la Troncal 10 impulsados por los pemón en protesta contra el tendido
eléctrico, lograron detener el traslado de la piedra Abuela durante
unos días en el Destacamento de la Guardia Nacional de San Isidro,
pero fue más poderoso el escultor alemán y sus papeles sellados por
la corrupción institucional que la voz del indio. Es la ley del saqueo
ejecutada una vez más; y es en este hecho, que se basa esta nuestra
historia pemón contemporánea.
Only fifteen kilometers south separate my new home from the Brazilian
border. The National Park of Canaima, where Mapauri was settled began
at just forty going up north. The Pemon people used to say “electric
system da’tai”, times of electricity. It was a harsh time when the new
electric system arrived; it was all white bussiness between Venezuelan
and Brazilian government which drifted into a conflict with the Pemon
people, this occurred in 1998, also a year of elections. Basically, no one
consulted them about a huge electricity line crossing their ancestral
land from north to south; neither did anyone bother to ask wether they
wanted electric power for their villages along the main road. Not even
they asked us, the 12.000 westernized inhabitants of Santa Elena and its
surroundings, although we relayed on an old Diesel ran power generator.
Same time, some people fished in heavy waters, taking what did not
belong to them, ignorant by all means of the Originary history behind
the Pemon people; and even worse, unfamiliar with the Venezuelan law
in what to National Parks has to do. It is good to know that in those times
not a single law for Originary Peoples existed; nowadays, there is a whole
chapter about it.
In 1997, I worked as a teacher at the Nicolás Meza Public High School in
Santa Elena and I had also a few hours in the Santa María Private High
School for Adults. That was the first time I realized what a colourful
group I was in touch with. Elders say that there used to be more than
fifty six nationalities in town, apart from the “Criollos”, the Brazilian and
the Pemon.
And it was precisely the Pemon who captivated me. Ever since then,
I have either been working with them or having fun making puppets,
music and writing with them. In other words, we made good friends
and we are still in touch. But that is another story. In the middle of the
outbreak of the electric line affaire an European artist appeared from
the blue. He was a German sculptor and he took away this massive
boulder from Mapauri and nobody was able to stop him. It was the law
of lootering operated by an Eurocentric mind, and it is in this matter that
this Pemon contemporary story is based on.