rima de otro costal

Huía sigilosa la bandolera
tras haber robado en la imprenta
regresaba al refugio de su madriguera
con el fardo lleno de pimienta.
Reposaba su cuerpo sobre la osamenta
por la noche respiraba adormidera
se le clavaba en el pecho la cornamenta
mientras al calor del fuego tallaba su quimera.
Con el sol calentando la mollera
pretendo deshacerme en la alameda
a lo lejos escucho la caída del chorro
intuyo en la garganta los colmillos del lobo
cuando pienso lo mucho que te molo.
De la rama del árbol
cuelga una horca
pero no te preocupes,
no estoy tan loca.
Con manos de cristal
y sonrisa de foca
construyo la mitad
que le falta a mi boca.
b
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