Arte de la canción romántica
Armando Massé amplía el arsenal básico de la balada. Quien crea que al decir música romántica será sometido a dulzonas melodías como a las frases consabidas, se equivoca rotundamente. Porque en sus canciones, Armando Massé no juega a ser el bardo que dice cosas solamente bonitas y exquisitas sino, fundamentalmente, a decirlas bien, con el oficio de lo real, del observador y de quien las vive. Que a fin de cuentas, a diferencia de las telenovelas rosas, por ejemplo, el sentimiento no está escindido del día a día. En este sentido, Síndrome desamor es un diagnóstico donde coinciden los gratos y los opuestos. El sentimiento infinito y contradictorio del amor graficado en la adoración, el realismo, el despecho, la nostalgia, la aventura, el cinismo, la mentira, lo cotidiano, lo actual. Pero bien dicho, sutil incluso en situaciones intensas. Con un registro vocal que nos hace cómplices de sus relatos, como quien escucha al amigo de siempre. Confidencias. Los síntomas del sentimiento universal en sus extremos. El cantautor/Yo Poético evidencia su madurez desde el inicio, cuando consciente del paso del tiempo canta a su hija en A tus 15 años y en temas como Mala onda, Miéntele, Diagnóstico o Ayer te vi en los que lleva bien firmes las riendas de la pasión y testimonia –ahora nos referimos al cantautor real—su experiencia en los avatares del amor. En este mismo clima situamos Porque yo quiero un país, que siendo canción de tesis no se inclina por la tradición de la canción social en pro de un determinado sistema político. El Yo Poético se decanta, desde su focalización, en la historia, lo que quiere decir Memoria. Por una propuesta simple que apela al humanismo y al optimismo. Las aliteraciones y rimas dan coherencia a la vertiginosa exhibición de imágenes que no son meras postales sino elementos de reflexión. La clave es la integración: Hacernos un solo cuerpo. Un mismo credo. Porque yo quiero un país. Fluye el relato (de dieciocho canciones) con efectivo respaldo musical punto de apoyo al tono coloquial de Armando Massé. Pero cuidado, que puede ser como el pisco. Cuando menos te des cuenta estarás en medio de una marea de emociones. Que así es el Síndrome desamor.