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V ida contemplativa<br />
¡FELIZ PASCUA!<br />
A<br />
l a luz de la Sagrada Escritura, que es la fuente por la que conocemos la<br />
experiencia de la Resurrección, observamos que los primeros testigos<br />
de este acontecimiento fueron mujeres. Al amanecer, ellas van al sepulcro para<br />
ungir el cuerpo de Jesús, y encontraron el primer signo: el sepulcro vacío. Sigue<br />
después el encuentro con un Mensajero de Dios que anuncia: Jesús de Nazaret,<br />
el crucificado, no está aquí, ha resucitado. Las mujeres son llevadas por el amor<br />
y saben acoger este anuncio con fe: creen, y de inmediato lo transmiten, no lo<br />
guardan para sí mismas.<br />
Meditemos y entremos en la experiencia de María Magdalena a través del<br />
Evangelista San Juan 20, 11-18: “Estaba María junto al sepulcro fuera llorando.<br />
Y mientras lloraba se inclinó el sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco<br />
sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los<br />
pies. Ellos le dicen: “Mujer ¿por qué lloras? Ella les respondió: “Porque se han<br />
llevado a mi Señor y no se dónde lo han puesto”. Dicho esto, se volvió y vio a Jesús<br />
de pie, pero no sabía que era Jesús.<br />
Él le dice: “Mujer ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el<br />
hortelano le dice: “Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo me<br />
lo llevaré”.<br />
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