15.07.2019 Views

Japón

Japón combina, como pocos países, modernidad y tradición. Participa en la carrera del espacio y desarrolla robots, pero sus habitantes siguen vistiendo kimonos, realizando la ceremonia del té, disfrutando del sutil teatro kabuki... Símbolo de la modernidad de Japón es Tokio, centro de dirección económica y de creación cultural. Es la sede del gobierno y de la mayoría de grandes empresas, y también es una ciudad de barrios populares, que alberga el elegante palacio imperial, el templo budista de Asakusa o el gran santuario sintoísta de Meiji. Kioto es la otra cara de la moneda. Representa la historia esplendorosa del Japón. Se enorgullece del palacio del sogún, de centenares de templos budistas, de sus santuarios sintoístas, jardines zen o de viejos edificios de madera. Por supuesto, Japón no se acaba en sus dos ciudades más famosas: el monte Fuji; el santuario de Nikko; la antigua capital sogunal de Kamakura; la sagrada Nara, las modernas Osaka y Kobe, el majestuoso castillo de Himeji o el gran centro budista del monte Koya son algunos de los escenarios que recorre esta completa guía sobre el país más enigmático de Oriente.

Japón combina, como pocos países, modernidad y tradición. Participa en la carrera del espacio y desarrolla robots, pero sus habitantes siguen vistiendo kimonos, realizando la ceremonia del té, disfrutando del sutil teatro kabuki...
Símbolo de la modernidad de Japón es Tokio, centro de dirección económica y de creación cultural. Es la sede del gobierno y de la mayoría de grandes empresas, y también es una ciudad de barrios populares, que alberga el elegante palacio imperial, el templo budista de Asakusa o el gran santuario sintoísta de Meiji.
Kioto es la otra cara de la moneda. Representa la historia esplendorosa del Japón. Se enorgullece del palacio del sogún, de centenares de templos budistas, de sus santuarios sintoístas, jardines zen o de viejos edificios de madera.
Por supuesto, Japón no se acaba en sus dos ciudades más famosas: el monte Fuji; el santuario de Nikko; la antigua capital sogunal de Kamakura; la sagrada Nara, las modernas Osaka y Kobe, el majestuoso castillo de Himeji o el gran centro budista del monte Koya son algunos de los escenarios que recorre esta completa guía sobre el país más enigmático de Oriente.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

LA RELIGIÓN<br />

SINTOÍSMO<br />

El shinto, o camino de los dioses, es la religión animista y politeísta ancestral de <strong>Japón</strong>. No<br />

cuenta con unas escrituras sagradas ni con un dogma oficial. Es un conjunto de tradiciones y<br />

creencias que han ido acumulando los japoneses a lo largo de su historia, muy ligadas a la<br />

naturaleza y a la agricultura. Tiene sus ritos y lugares de culto particulares (los distintos tipos<br />

de santuarios reciben, entre otros, los nombres de jinja, taisha, jingu y gu) pero ha sabido<br />

mantener una relación de simbiosis con el resto de religiones que han llegado a <strong>Japón</strong>,<br />

especialmente con el budismo. Muchos japoneses celebran sus ceremonias de paso de edad,<br />

ciclos de la naturaleza y matrimonios siguiendo ritos sintoístas y sus funerales siguiendo la<br />

tradición de alguna rama del budismo. La coexistencia entre budismo y sintoísmo llegó a ser<br />

algo tan natural en <strong>Japón</strong> que era normal situar elementos propios de los templos budistas en<br />

santuarios sintoístas y viceversa, y todavía son visibles numerosos ejemplos. Desde finales<br />

del siglo XIX hasta la derrota en la Segunda Guerra Mundial, el gobierno promovió el<br />

sintoísmo como religión de estado, su separación del budismo y el refuerzo del papel del<br />

emperador como líder espiritual y descendiente directo de los dioses que, según la<br />

cosmogonía sintoísta, dieron origen a <strong>Japón</strong>. La Constitución de 1947 establece la laicidad<br />

del estado, pero el sintoísmo sigue teniendo de hecho un estatus especial, visible claramente<br />

en los ritos relacionados con la Casa Imperial. Se considera que el 80% de los japoneses sigue<br />

algún rito sintoísta, pero no existe un ritual de acceso o un registro oficial de miembros.<br />

Cómo comportarse en un santuario sintoísta<br />

La norma fundamental a respetar en cualquier santuario sintoísta es preservar la pureza del lugar. Junto a la entrada<br />

a la parte más sagrada del recinto, se sitúa una fuente para lavarse sucintamente las manos y enjuagarse la boca. Lo<br />

más habitual es que haya unos cazos de madera para recoger el agua. Es importante no llevarlos directamente a la<br />

boca sino utilizarlos para depositar el agua en la mano. Al finalizar la operación, se enjuaga el propio cazo y se deja<br />

boca a bajo (en algunos santuarios los cazos son hoy en día metálicos y se esterilizan con un sistema de rayos<br />

ultravioleta). Una vez purificado, el feligrés ya puede entrar a rezar frente al honden, el edificio que aloja a la<br />

principal deidad. Allí hace una donación y da dos palmadas frente a la cara o mueve una cuerda que hace sonar un<br />

cencerro a modo de aviso. A continuación baja la cabeza y con los ojos cerrados reza durante unos segundos. En<br />

las inmediaciones suele haber una tienda donde se venden amuletos y omikuji, papeles con una predicción del<br />

futuro que –si prevén algún hecho negativo–se pueden dejar anudados a la rama de un pino con la esperanza de que<br />

se queden ahí y por lo tanto no se cumplan. El comprador obtiene el omikuji al azar sacando una barrita numerada<br />

de un pequeño bombo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!