Ancora Agosto

ni un gramo de amor, él mando a su hijo, Jesucristo, a morir en la cruz para llevar
nuestros pecados, errores, bajezas y así, proveer una persona perfecta para pagar
nuestras imperfecciones, morir y resucitar en la cruz del calvario por vos y por mí.
Ese amor no se quedó ahí, fue más allá, para que todos los que crean en él y se
arrepientan de sus malos caminos, puedan tener una eternidad de amistad y amor
con él.
Y aún no queda ahí. Cuando nosotros, por el sacrificio de Jesucristo somos hechos
hijos de Dios, comienza la verdadera historia de nuestras vidas ¡Ahora si tendremos
una nueva historia y podremos hacer historia! Comienza el curso intensivo de
cómo aprender a amar, comienza el período de capacitación en el amor y él es el
autor del amor, el ejemplo del amor, el amor incondicional y el que nos da la medida
exacta para medir nuestro amor por él y por el prójimo.
A través de los tiempos Dios siempre espero el mismo amor de parte de sus hijos,
todos nosotros, y dijo así: Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma
y con todas tus fuerzas. (Deut 6:5)
Luego, Jesús dijo: Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con
toda tu mente—le respondió Jesús—Este es el primero y el más importante de los mandamientos.
El segundo se parece a este: “Ama a tu prójimo como a ti mismo. (Mateo
22:37-39).
No hay mayor receta para
el éxito, para hacer el bien,
para vivir bien y dejar un
legado, que saber amar
como Dios ama. Ese amor
desinteresado es el que
cambia el curso de las cosas,
cambia tu ánimo y
cambia el ambiente dónde
te moves.
Si esperamos ser personas
distintas que marcan
una diferencia, que dejan
un legado, no podemos
hacerlo sin el verdadero
amor, sin cumplir con los
requisitos fundamentales.
El amor lo cambia todo, y
no quiere entrar en el romanticismo
de creer que
con amor todo cambia.
¡No, no es así! Lo que cambia
es tu forma de ver
las cosas, tu forma de