03.12.2019 Views

ESCAPULARIO diciembre 2019

Revista ESCAPULARIO diciembre 2019

Revista ESCAPULARIO diciembre 2019

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

C arisma y Testigos

EL CARMELO Y LA ESPIRITUALIDAD DE

LA MONTAÑA

L

a sagrada escritura considera la

montaña como un lugar teológico,

el espacio del encuentro del hombre

con Dios: “El Señor tiene su morada en la

montaña santa y ama las puertas de Sión

más que todas las moradas de Jacob” (Sal

86,1-2). Clama el salmista: “¿De dónde

me vendrá el auxilio? Levanto mis ojos a

los montes: el auxilio me viene del Señor,

que hizo el cielo y la tierra” (Sal 120,1-2).

Dios se manifiesta en la altura de las cimas que tocan el cielo. Numerosos relatos

bíblicos revelan que es en el silencio misterioso de las alturas donde el

hombre contempla al Dios que se da a conocer, que lo abraza y lo envuelve

con su amor de marera gratuita, por pura gracia, para lo cual sólo le pide que

se ponga en camino y se deje conducir hacia la cima.

Tras de recibir el hijo de la promesa, el Señor dice a Abraham: “Toma a tu

hijo, al que amas, a Isaac, vete al país de Moria y ofrécelo allí en holocausto, en

uno de los montes, el que yo te diga” (Gn 22,1). La carta a los Hebreos revela el

sentido del hecho, horrible a simple vista: Abraham confiaba en que poderoso

es Dios para resucitar a un muerto. Por eso recobró a Isaac para que fuera figura

(He 11,17-19). Jesús mismo hizo esta aplicación: Abraham se regocijó pensando

ver mi Día; lo vio y se alegró (Jn 8,56). En Cristo resucitado pierde la muerte su

absurdo aguijón y el hombre se abraza a Dios.

Moisés, en la montaña del Sinaí, recibió la Alianza que Dios establecía con su

Pueblo: “Al tercer mes después de la salida de Egipto, Moisés subió hacia Dios, que le

habló desde el monte y le dijo: Así dirás a la casa de Jacob y esto anunciarás a los hijos

de Israel” (Ex 19,1). Moisés animó a guardarla, era el vínculo de unión con Dios.

Elías, después de exterminar a los falsos profetas, huye, y cansado hasta el

punto de desearse la muerte, es confortado para llegar al Horeb, al encuentro

con el Dios de su historia: “Sal, ponte en el monte ante Yahvé” Y he aquí que Yahvé

pasaba [no estaba en el huracán, ni en el terremoto, ni en el fuego]. Tras el

fuego, el susurro de una brisa suave. “¿Qué haces aquí, Elías?” Él respondió: “Ardo

de celo por Yahvé”. Yahvé le dijo: “Anda, vuelve por tu camino hacia el desierto

382

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!