Edición de Diario Los Tuxtlas del día 24 de Agosto del 2020
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Barandal
OPINIÓN
Diario Los Tuxtlas Lunes 24 de Agosto de 2020 03
Por Luis Velázquez
Responsable de esta nota
•Migrante a los 50 años
•Aventura temeraria
•Canijo competir en E.U.
ESCALERAS: Ta’canijo irse
de migrantes y sin papeles
a Estados Unidos,
“quemar las naves” en
Veracruz y soñar con que
allá puede construirse
nueva vida. Por lo pronto,
en la inmediatez, para
sacar a flote a la familia.
Pero más, mucho más
canijo está irse de migrante
cuando se tienen más
de cincuenta años de
edad, promedio.
Es la historia, sin embargo,
de un trío de señores
de Veracruz, recién despedidos
en su trabajo, luego
de unos veinte, veinticinco,
treinta años de trabajo
ininterrumpido.
PASAMANOS: Duro y
difícil empezar de cero en
la vida. Más, en el tiempo
del coronavirus y la recesión.
Más, en un país, cierto,
el más poderoso de la tierra,
pero al mismo tiempo,
donde más se ha endurecido
la recesión. Millones
de personas desempleadas.
Y si hay oportunidades
laborales con la economía
recomponiéndose
será, en primera instancia,
para los norteamericanos…
por más y más
influencias, amigos, cuates,
contactos, que cada
quien pudiera tener.
Además, compitiendo
con otros migrantes de
América Latina y hasta de
Europa y África, primero,
más jóvenes, y segundo,
quizá mejor preparados,
acaso con una carrera técnica,
digamos, y hasta en
materia nuclear y bélica.
CORREDORES: Se trata
de una aventura intrépida.
A la mitad, digamos,
de la vida, incluso, más
allá de la mitad, calculando
que la edad de vida
llegara a los 70 años de
edad todavía con buen
volumen productivo, por
lo general, las puertas
laborales están cerradas.
Canijo, por ejemplo,
competir por un trabajo
con un joven. Y si el joven,
por ejemplo, es políglota,
todavía peor. Y si se graduó
en alguna universidad
de Estados Unidos,
más peor.
Pero, bueno, cuando
la política económica
del país es tan errática y
la mayoría de las puertas
están cerradas, en otros
casos, las empresas, industrias,
fábricas, comercios y
negocios, quebrados, a la
baja, navegando hacia el
abismo, solo resta migrar.
Cuarenta años migró el
pueblo judío con Moisés
al frente soñando con la
tierra prometida.
BALCONES: El trío de
señores estaba a punto de
jubilarse. Pero la guillotina
laboral les llegó.
Fueron liquidados, pero
todos los ahorritos se agotan
tarde o temprano. Más,
en el desastre epidemiológico
de ahora cuando
únicamente los temerarios
invierten en un negocito.
Ojalá y les vaya bien en
el país vecino. Por el bien
de ellos y sus familias,
esposas e hijos.
Sacarán “juventud de
su pasado” para competir
en la reñida cancha norteamericana.
Un mano a
mano con los mejores.
Diez años duró la recesión
de 1930 en Estados
Unidos y ahora, con la
pandemia, se ignoran los
estragos.
PASILLOS: Más, en un
tiempo tan difícil cuando
número incalculable de
migrantes están regresando.
Además, la locura de
Donald Trump denostando
a los migrantes de
México. Violentos, violadores,
asesinos y narcos
los ha llamado en un país,
donde además, hay una
xenofobia y racismo creciente.
VENTANAS: Muchas historias
de migrantes han
terminado mal. Pocas,
bien. Casos dramáticos
donde, por ejemplo, han
regresado en un féretro
o convertidos en cenizas
en urnas. Repatriados
en otras circunstancias.
Expulsados. Vetados para
regresar.
Mucha desesperación
económica y social por un
lado se concita para migrar,
y por el otro, una fuerza
de voluntad “a prueba de
bomba” para enfrentar el
peor de los mundos.
“Muchas cornadas da
el hambre” intituló Luis
Spota a una de sus novelas
clásicas.
Ya se fueron. Esta semana.
Dejan atrás a las familias
con esposas e hijos y
padres ancianos.
Expediente 2020
Por Luis Velázquez
Responsable de esta nota
Ferrari de Peña Nieto
En el tiradero de lodo de
Emilio Lozoya, ex director
de Pemex, salpicó a Javier
Duarte. Lo hizo revelando
que Enrique Peña Nieto
festinaba que el gobernador
de Veracruz le regaló
el automóvil Ferrari, de
lujo, que era propiedad
del ex presidente Adolfo
López Mateos.
Pero, bueno, con todo,
así era, o es, el sistema
político. Incluso, en las
relaciones del más alto
nivel, la práctica es la
más común. Más, cuando
siempre hay una persona
interesada en congraciarse
y quedar bien.
Por ejemplo:
El regalo del general
Jesús Guajardo a
Emiliano Zapata un caballito,
el As de Oros, y que
sirviera para engatusarlo,
invitarlo a comer en su
hacienda de Chinameca,
y emboscarlo.
El regalo del presidente
Francisco Ignacio
Madero a su hermano
Gustavo de una rotativa
para poner un periódico,
Nueva Era, desde donde
lo defendiera ante la gran
prensa que lo satanizaba
billetada por Félix Díaz,
el sobrino del dictador
Porfirio Díaz, el general
Victoriano Huerta y el
embajador de Estados
Unidos en México.
El regalo de Porfirio
Díaz de la primera gran
rotativa en México a su
amigo Reyes Spíndola
para industrializar el viejo
periódico, El Universal,
tiempo cuando se volvió
diario y empezaron a
publicarse anuncios.
El regalo, mejor dicho,
concesión, de Porfirio
Díaz a su hijito Porfirito,
para construir todas las
obras públicas importantes
de aquella dictadura.
El regalo del presidente
Benito Juárez a sus tres
yernos con cargos públicos
para felicidad de sus
hijas, todos viviendo en
Palacio Nacional.
El regalazo de una
mansión en la Ciudad de
México del secretario de
Hacienda al presidente
Miguel Alemán Valdés
según cuenta el escritor
Rafael Loret de Mola en
uno de sus libros.
El regalazo millonario
en el sexenio de Enrique
Peña Nieto a los diputados
federales y senadores
de la república para aprobar
fast track la reforma
energética según asegura
Emilio Lozoya, ex director
de Pemex.
El regalo de Carlos
Hank González, uno de
los líderes del Grupo
Atlacomulco del Estado
de México, ex de todo,
menos de presidente
de la república, a José
López Portillo, de la mansión
conocida como “La
colina del perro”, y que
hacia el final de su vida
se le quedara a su segunda
esposa, la bellísima
y sensual actriz, Sasha
Montenegro.
Los regalazazazos que
durante tantos años de
gobiernos priistas fueron
otorgados a los dueños y
reporteros de los medios
afines y que iban desde
edificios para las oficinas,
rotativas, mansiones,
departamentos, casas,
cargos públicos, viajes al
extranjero hasta jugosos
convenios mensuales a
cambio de tirar incienso
a cada tribu política en
turno.
Los regalazazazazos
a las barbies sexenales
desde cargos públicos
meteóricos, de confianza,
elegidas por dedazo
y en la contienda electoral
para manejar con
libertad y a su antojo el
presupuesto oficial hasta
montón de tarjetas de
crédito que extendían en
su cartera como si fueran
estampitas de la Virgen
de Guadalupe.
Por eso, y entre otras
cositas, cuando Emilio
Lozoya dice que Javier
Duarte obsequió el Ferrari
de Adolfo López Mateos,
y en caso de ser así, únicamente
expresa la práctica
más común y habitual en
el priismo, aquellos sexenios
de lujo, esplendor y
resplandor, buena vibra y
mejor karma.
SÚPER REGALAZOS
Vaya, para terminar
pronto, el primer
regalo del emperador
Moctezuma II a Hernán
Cortés apenas desembarcando
en las playas de
Chalchihuecan, fueron
un montón de burritos
cargados con oro y veinte
doncellas, todas vírgenes,
para su uso sexual
personal y de los jefes
militares.
Y en cada pueblo que
Cortés iba conquistando
desde Chalchihuecan
hasta la gran Tenochtitlán
los jefes indígenas también
le regalaban doncellas
y oro y ponían a sus
órdenes los mejores aposentos
de sus palacios.
Caray, vaya regalazo del
hijo de José María Morelos,
Juan Nepumoceno
Belmonte, a Maximiliano
de Hasburgo, de ungirlo
Su Alteza Serenísima
luego de un cabildeo con
los grupos políticos, económicos
y religiosos, lanzando
a Benito Juárez del
Palacio Nacional.
Y el súper regalazo de
Plutarco Elías Calles a sus
amigos generales, jefes
militares en el país, y a
los caciques regionales
de las gubernaturas de
sus estados a cambio de
evitar golpes de Estado
y pasioncillas políticas
matándose entre sí.
Además, claro, del
regalo de Elías Calles a
uno de sus hijos de la
gubernatura de Nuevo
León y a otro, la diputación
federal por dedazo y
una secretaría de Estado
y con lo que fue inaugurado
el tiempo del nepotismo
institucional, al grado
de que muchos años después,
José López Portillo
alardeaba del “orgullo
de mi nepotismo” con su
hijo José Ramón.
Por eso, nada raro y
extraño ni del otro mundo
que Javier Duarte obsequiara
el Ferrari de López
Mateos a Peña Nieto.
En todo caso, si Fidel
Herrera Beltrán le regaló
la gubernatura de
Veracruz, Peña Nieto lo
encumbró al más alto
decibel dejándolo hacer
y deshacer, por lo que su
esposa, Karime Macías,
escribió cincuenta veces
en su libreta escolar
frase memorable, citable,
imborrable y recordable:
“Merezco abundancia.
Merezco abundancia”.
Duarte, sin embargo,
cumpliendo sentencia
en el Reclusorio Norte
de la Ciudad de México,
y Karime, exiliada en
Londres, la ciudad más
cara del mundo
Las ideas y opiniones aqui
expresadas son responsabilidad
exclusiva del autor y no
necesariamente reflejan el
punto de vista de
Diario Los Tuxtlas