EL PRINCIPE COBARDE
AUDIOLIBRO disponible en https://www.youtube.com/playlist?list=PLTD4jyf0mZJ2Kh-bE4LOjdvlH4r9PODQI ALCE AUSTRALIA
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ALCE AUSTRALIA
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EL PRÍNCIPE COBARDE
Héctor Rivas Turner
Con ilustraciones de los estudiantes de
ALCE AUSTRALIA
PARA ESCUCHAR LA LECTURA DRAMATIZADA DE
LOS CAPÍTULOS: https://www.youtube.com/playlist?
list=PLTD4jyf0mZJ2Kh-bE4LOjdvlH4r9PODQI
Queremos agradecer a nuestros alumnos y
a sus familias la colaboración para poder
elaborar este libro…
un agradecimiento especial a Héctor y su
familia.
P
CAPÍTULO 1
or desgracia, el príncipe Cobarde hacía honor a su nombre.
Nadie sabía cantar mejor que él, pero era un miedica, muy
miedica.
El rey, para quien la valentía era la cosa más importante,
despreciaba a su hijo. Un día, el rey iba a dar tres pruebas para
que se pudiera ver si su hijo tenía valentía o no. El príncipe Cobarde
estaba muy muy contento hasta que escuchó que la primera
prueba era buscar un tesoro en un cementerio:
Hector Rivas
- Pero odio los cementerios- dijo Cobarde.
- Pues si tú no tienes valentía, ¿para qué te necesito?- añadió
el rey.
- Vale, lo haré- respondió.
- Pues ¡empecemos! - gritó el rey.
Un sirviente vino al oír los gritos del rey.
- Su majestad, ¿necesita ayuda?- preguntó un sirviente.
- Oh no, nada, perdón- respondió el rey.
Y el Cobarde fue al cementerio. Por el camino, iba pensando:
- ¿Qué cualidades tengo?,
¿porqué todos me ven
malo y con muchos defectos?.
Quiero tener valentía,
pero soy así: defectuoso
y cobarde. Creo
en los zombies, aunque
sé que no existen. En
esta prueba los zombies
me van a asustar muchísimo.
Xian Maccristal
Unos minutos después, encontró el camino al cementerio, pero oyó
un caballo y un gigante.
- ¡Aaaaaaaaahhh! - gritó el Cobarde- Es un hombre-toro gigante
¡Aaaaaaaaahhh!
Joaquim Franco
Alejandro Muñoz
Corrió, corrió muchísimo, pero no era suficientemente rápido.
Oía al gigante más y más cerca.
Daniela Santos
De repente, apareció una persona montada en un caballo marrón.
Tenía un hacha muy grande y estaba enfadada. No era un caballo
de su reino, era un intruso.
Zarah Lescun
Violeta Crouch
- ¡ Ven!- gritó la persona del caballo y Cobarde saltó encima del
caballo.
Mónica di Paolo
-¡Uf!- dijo Cobarde- Me has salvado del hombre toro. ¿ Y tú
quién eres?
- ¿ Yo?, ¿ no me reconoces?
- Pues no- dijo Cobarde.
- Pues entonces, tú no eres de mi reino, ¡intruso!- dijo la persona
y casi empujó a Cobarde.
- Espera, no me empujes: soy un príncipe, el Príncipe Cobarde.
- ¡ Ah! Eres tú, el miedica del otro reino. ¿ Porque estás aquí?-
preguntó la persona.
- Voy camino del cementerio y tú, ¿quién eres?- respondió y
preguntó Cobarde.
- Soy Elizabeth, princesa de mi reino y muy muy valiente- respondió
Elizabeth- Y voy al cementerio para buscar el tesoro.
- Pero yo también -dijo Cobarde.
- ¿ Tú?, tú no vas a sobrevivir ahí ni dos segundos- rió Elizabeth.
En ese momento, las puertas del cementerio se cerraron y el
caballo dió un golpetazo. Cobarde salió volando con varias volteretas
por el aire. Estaba dentro del cementerio y las puertas estaban
cerradas. Cobarde miró a la princesa. Estaba fuera, mirando
fijamente al hombre toro.
Lucas Jeffries
- ¡Ayuda!- gritó a la princesa.
- Pero, ¿ por qué?- dijo
Cobarde- Tu caballo casi
me ha matado y yo quiero
el tesoro.
- Yo te he ayudado- dijo la
princesa.
- De todas formas, no tengo
las llaves- dijo Cobarde.
Ya el hombre toro gigante
estaba a un metro
de la princesa.
- ¡¡¡ Aaaaaaahhhhhhhh!!!-
gritó Cobarde.
De repente, sorprendido
y confundido por los
gritos, el hombre toro gritó
también y cayó aplastando
la puerta del cementerio.
Marcos Muñoz
- Gracias, ahora ya puedo encontrar el tesoro. Decídselo a la
Reina, mi madre- dijo Elizabeth.
CAPÍTULO 2
- ¡Qué!- gritó Cobarde.
- ¡Qué estúpido querrás decir!- río Elizabeth- ¿y tú no quieres
el tesoro?
- ¡Lo encontraré!- gritó Cobarde.
- Deja de gritar ya- dijo Elizabeth.
- ¡AAAAAAHHHHHHH!. ¡Estoy furioso!- Replicó Cobarde.
- ¡ DEJA DE GRITAR!- repitió Elizabeth.
No podía más y dió una patada a una tumba cuya lápida salió
volando. Estaba casi oscuro y de repente un zombie salió de la
tumba rota.
Oscar Harrison
- Cerebro, cerebrooooo…- Repetía el Zombie.
- ¿ Lo ves? Es por tu culpa- le dijo Cobarde a Elisabeth.
- Pero si eras tú el que estaba gritando- discutió Elizabeth.
Lucía García
Y entonces el Zombie agarró a Elizabeth.
- ¡AAAAAhhhhh!- gritó Elizabeth.
- Esta vez no- respondió Cobarde.
- Por favor. No quiero morir- suplicó Elisabeth
Zarah Lescun
- Cerebroooooo- interrumpió el zombie.
- Ese no es mi problema. Mi papá me desprecia y esto es lo que
necesito para que mi papá no me desprecie más- respondió Cobarde.
Daniela Santos
- Porfi, ayuda, te lo juro: es todo tuyo- volvió a suplicar Elizabeth.
- Pero… ¿ qué es eso en su cabeza?. Espera, pero si es el tesoro-
dijo Cobarde- ¿ El tesoro en la cabeza de un zombie?
Joaquim Franco
Acto seguido, Cobarde
se lanzó sobre el zombie
y le quitó el tesoro de
la cabeza. El zombie lo
miró y luego fue a por él.
Cobarde corrió hasta llegar
a Elizabeth y cuando
el zombie les alcanzó, le
cerraron la puerta y la
cabeza del zombie cayó
del cuerpo.
Mónica di Paolo
Luego cobarde corrió a su castillo.
- ¡Su majestad,
papá! Tengo el
oro - dijo Cobarde.
- ¿Cómo lo has
conseguido?-
preguntó curioso
el rey.
- Pues de la cabeza
de un
zombie- respondió
Cobarde.
- ¡Bien!, pues
ahora la segunda prueba.- el rey pausó y miró su papel- Tendrás
que pelear y matar al dragón del otro reino -dijo el rey.
- ¿Tienen un dragón?- preguntó Cobarde con escalofríos.
- Sí, uno y muy fuerte. ¡Vete ya!- ordenó el rey .
Sofía Fernández
CAPÍTULO 3
- ¡Jo!, si tienen un dragón- dijo Cobarde yendo al otro reino.
- Y yo sólo tengo una espada y un escudo, ¿cómo puedo derrotar
a ese bichito?
Cobarde estaba tan furioso con el Rey que quería matarlo porque
le gustaba llamar a su hijo el Príncipe Cobarde. Ya que no hacía él
las pruebas, entonces él era el Rey Cobarde. Minutos después llegó
al reino del enemigo.
Lorenzo Haynes
- ¿Quién anda ahí?-
preguntó un guardián.
- Uno de los vuestros-
mintió Cobarde.
- Entra- respondió
el guardián.
- ¿Puedo echar un
vistazo al dragón?-
preguntó Cobarde.
- ¿Para qué?- preguntó
el guardián.
- Para poder ver sus
partes débiles para
mejorarlas- respondió
Cobarde.
- Como quieras- dijo
el guardián -está
por ahí.
- Gracias- respondió
Cobarde- es que
soy nuevo.
- Ya lo veo- respondió
el guardián.
Theo Schulstad
Cobarde corrió
a la cueva del
dragón. Cuando
llegó vio a una
chica, una chica
que conocía:
Elizabeth.
Alex Harrison
Pascal Franco
- Cobarde,
¿cómo entraste?- preguntó furiosa Elizabeth.
- Fácil- respondió- mintiendo.
- Vale. La segunda prueba es…- esperaba que Cobarde terminara
su frase.
- ¿Y por qué sabes que tengo pruebas y para qué lo quieres saber?-
pregunto
Cobarde.
-Querías el
oro y te lo
llevaste a tu
reino. Quiero
saberlo porque
me fastidiaste
y yo
ahora quiero
fastidiarte a
ti- respondió.
Hector Rivas
- Una pista: quiero matarlo- respondió Cobarde.
- !Dragón¡- respondió a la pista Elizabeth.
- No quería decir eso- dijo Cobarde.
- Dragón, !mátalo¡- ordenó Elizabeth al dragón.
Daniela Santos
Entonces, Cobarde con su espada cortó el ala del dragón. El
dragón aulló de dolor y luego sopló un montonazo de fuego en la
cueva. Cobarde corrió hasta la el final y espero.
Luego Elizabeth vino.
Óscar Harrison
- Cuando mi mamá oiga lo que ha pasado, matará a todos los del
otro reino- gritó Elizabeth.
Luego el dragón salió de la cueva y miró a Cobarde fijamente.
CAPÍTULO 4
- ¿Qué quieres estúpido dragón?- insultó Cobarde.
- Te voy a decir algo- dijo Elizabeth.
- No me importa lo que me quieras decir- respondió Cobarde-
¿ Porqué debería importarme?.
- Nunca insultes a un dragón, no es buena idea- le aconsejó Elizabeth.
Héctor Rivas
Entonces el dragón sopló toneladas de fuego. Cobarde corrió porque
era cobarde, pero estúpidamente Elizabeth se quedó parada
y resultó súper quemada.
- ¡Estúpido dragón!- gritó Elizabeth.
Sofía Fernández
Curiosamente, su lección de no insultar a un dragón resultó verdadera
y el dragón la cogió con una garra y la levanto. No tocaba
el suelo y gritó. Entonces llegó su madre la Reina con muchas pistolas.
- ¡No vais a tocar a mi hija!- gruñó la Reina.
Héctor Rivas
En ese momento, Cobarde cogió una pistola y una espada. Quería
matar al dragón con la pistola, pero el dragón fue a por él. Soltó
a Elizabeth y corrió hasta Cobarde. Con su espada tembló y luego
corrió por su preciosa vida. Corrió y corrió y tiró la espada. Por
suerte, se clavó en el cerebro del dragón. Con agonía el dragón
se murió.
Daniela Santos
- Gracias, pero espera ¿quién eres?- preguntó la Reina.
- Un intruso- gritó Elizabeth.
- Tengo que irme, hasta luego- respondidió Cobarde.
- Ahora no te voy a perseguir, pero ese hasta luego significa hasta
la guerra de los dos reinos- informó la Reina.
- Y nosotros, nosotros vamos a ganar- sonrío Elizabeth.
- En tus sueños- dijo Cobarde en un susurro.
- ¿Qué era eso?- preguntó la Reina curiosamente creyendo que
oyó algo de Cobarde.
Cobarde corrió hasta su reino. Cuando llegó:
- ¡Rey, Rey! He acabado la misión, pero…
- Oh, guay. Te voy a dar la siguiente- interrumpió el Rey.
- Su majestad, tengo algo que decir- dijo Cobarde.
- Suéltalo- dijo el Rey.
- ¡ GUERRA!- respondió Cobarde.
Sofía Fernández
CAPÍTULO 5
- ¿Guerra?, ¿qué?- dijo el Rey curioso.
- ¿No entiendes lo que digo?- preguntó Cobarde.
- Claro que lo entiendo, pero ¿por qué?- preguntó el Rey.
- Porque he matado al dragón- respondió Cobarde.
Pascal Franco
Justo en ese momento una bomba voló a la ventana y ¡¡BOOOM!!.
El Rey y Cobarde aparecieron tirados contra una pared.
- ¡ Aaahh!- se lamentaba el Rey.
- ¿Estás bien papá?- le preguntó Cobarde.
- La tercera prueba será ganar la guerra- respondió el Rey.
- ¿Y tú?- le preguntó Cobarde. Todos estaban en silencio.- Papá,
no papá, por favor- dijo Cobarde.
- ¿Que pasó?- preguntó un guardián- ¿Está muerto?
- Sí- Cobarde miró al guardián llorando-Y vamos a ganar- continuó
furioso el príncipe.
- ¿El qué?- preguntó el guardián.
- La guerra- respondió Cobarde
Héctor Rivas
Cobarde cogió el altavoz y dijo:
- Todos y todas los guardianes venid a la sala de reuniones ahora
mismo.
Unos minutos después, todos estaban en la sala de reuniones.
Joaquim Franco
- Vale, ahora mismo el otro reino quiere guerra- explicó Cobardey
nosotros queremos ganar, ¿no? Todos vamos a luchar y usar
todas las armas que hay: pistolas, bombas, arcos, fuego, espadas,
cuchillos, dragones y muchas más, ¿de acuerdo?
- Sí, dijeron todos.
- Espera. Esas son órdenes que debería dar el rey y claramente
tú no eres el rey- dijo una persona. Se levantó un murmullo entre
los asistentes.
- ¡Silencio! El rey está… está… está…
- ¿Está qué?- dijo la misma persona.
- Está muerto. Los enemigos lo han asesinado- respondió con
tristeza Cobarde, por eso tenemos que ganar.
- Y ahora el príncipe Cobarde quiere ser valiente- dijo Elizabeth
que espiaba escondida detrás de una roca.
CAPÍTULO 6
- ¡Manos arriba!- gritó un guardia.
- ¿Crees que te voy a escuchar?- preguntó Elizabeth. Un montón
de guerreros aparecieron al lado de Elizabeth- Como tú has dicho,
la guerra va a empezar.
Era una locura, los guerreros luchaban con mucha fuerza,
muchos estaban muertos y algunos caídos con sangre. Tenían cuchillos,
espadas, escudos, arcos, pistolas. No se podía sobrevivir
mucho tiempo. Pero ellos si podían, tenían armas que les protegían.
Cobarde los miró fijamente, no sabía si su reino o el reino de
Elizabeth estaba ganando y en ese momento la Reina apareció.
- Buena hija, la guerra empezó y creo que ese estúpido equipo
está perdiendo, son perdedores- dijo la Reina.
- Creo que vamos a ganar porque tenemos un plan, tenemos bombas-
dijo Cobarde.
- Porque eres un copión: maté a tu papá con bombas… oops- dijo
Elizabeth.
- ¿¡¿¿ Tú lo mataste !?!?- exclamó Cobarde con rabia.
- Eso ya no importa, tengo dos espadas con las que te puedo matar-
respondió la Reina.
Cobarde tenía un montonazo de rabia y cogió un arco y muchas
flechas y lo disparó a Elizabeth.
- Ou Ou Ou Ou, ¡para ya!, ou ou ou- gritó Elizabeth con dolor.
Luego la Reina con sus espadas saltó sobre Cobarde, pero
Cobarde se echó a un lado rápidamente y le dió un empujón hacia
arriba y quedó atascada contra la pared con las espadas pegadas
a la pared y sus manos sujetando las espadas.
- ¡ AAAAGHHH!- gritó la Reina.
Sofía Fernández
Todos sus guerreros la miraron, pero los de Cobarde no. Tenían
mucha ventaja y, de repente, una bomba explotó cerca de
donde la Reina estaba atascada.
- Te voy a matar- gritó Elizabeth con toda su fuerza y tiró una
espada muy cerca del corazón de Cobarde. Cobarde se cayó al
suelo inmóvil.
- ¡Igual que tu padre!- le dijo Elizabeth a Cobarde.
CAPÍTULO FINAL
Pasaron muchas horas sin saber nada del Príncipe, hasta
que…
- ¿ Dónde estoy?- preguntó Cobarde.
- Estás bien y a salvo, Rey Valiente- respondió un doctor.
- ¿Soy rey?- preguntó.
- Sí- respondió el doctor- y ya no eres Cobarde, eres Valiente.
- ¿ Quién ganó?- preguntó el nuevo rey.
- Nadie. Elizabeth está en nuestra cárcel. Su reino está totalmente
derrotado, pero ella sobrevive- informó el doctor.
Leo Rivas
El rey valiente se levantó y se dirigió a la cárcel:
- ¿Qué quieres?- exclamó Elizabeth con la voz temblorosa.
- Nada- contestó el Rey.
- Ya ganaste, ¿para qué me necesitas? Voy a morir por tu culpaexplicó
Elisabeth.
- No, si mueres es tu culpa. Yo nunca te quise matar, te he salvado
del hombre toro y del zombie. Tú declaraste la guerra. Yo
solo tenía que matar al dragón y tu madre iba acabar conmigo
y me salvé. Pero tú le has ayudado. Nada es culpa mía, eres tú
la que has tomado las decisiones que te han llevado hasta el
error. No he sido yo- explicó el Rey Valiente.
Y se fue para proteger a su reino, era el Rey Valiente. Pero
el Príncipe Cobarde era su pasado y quién sabe… igual hay otro.
FIN
PARA ESCUCHAR LA LECTURA DRAMATIZADA DE
LOS CAPÍTULOS: https://www.youtube.com/playlist?
list=PLTD4jyf0mZJ2Kh-bE4LOjdvlH4r9PODQI
AUTOR: HECTOR RIVAS TURNER
ILUSTRACIONES DE : Héctor Rivas, Xian Mccristal, Alejandro
Muñoz, Joaquim Franco, Daniela Santos, Zarah Lescun, Violeta
Crouch, Mónica di Paolo, Lucas Jeffries, Marcos Muñoz, Óscar
Harrison, Lucía García, Sofía Fernández, Lorenzo Haynes, Theo
Schulstad, Pascal Franco, Alex Harrison, Leo Rivas.
AUDIOS DE : la familia Rivas Turner, Guillem Campos,
Maia Campos, Alejandro Abad, Miguel y Alvaro Seara,
Theo Schulstad, Daniela Santos.