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Ganadería y paramilitarismo
Publicado en Desde Abajo En Septiembre de 2009
www.desdeabajo.info
La ganadería ha jugado un papel importantísimo en la economía colombiana. Más aún, al
igual que otros productos del sector agropecuario, la ganadería es un agente fundamental
en la construcción de nación y representa uno de los pilares fundamentales del desarrollo
capitalista en nuestro país. Con la ganadería, los sectores más opulentos de la oligarquía
se aventuran brutalmente a la conquista de la tierra, de las culturas y territorios, y de un
pueblo entero que sueña y lucha por la soberanía nacional, así como también refuerzan la
esclavitud de los animales* no humanos, idea generalizada de toda civilización.
Según la FAO, la actividad ganadera es una de las que más afectan el medio ambiente. En
pastoreo son utilizadas 3.443 millones de hectáreas, lo que significa el 26 por ciento de la
superficie terrestre. Un 70 de esta área se está degradando sin dejar posibilidades de
cultivo para las futuras generaciones. La ganadería es causante del 18 por ciento de las
emisiones de gases de efecto invernadero y del 9 por ciento de las emisiones de dióxido
de carbono. Más del 8 por ciento del agua total del planeta es utilizada para las
actividades agropecuarias de la ganadería.
Es significativo resaltar, además, el fenómeno de aculturación. Uno de los mitos o, mejor,
una de las mentiras más generalizadas de nuestra cultura, es pensar “que siempre hemos
sido ganaderos”. Así lo afirmó hace poco un trabajador de Fedegan en una conferencia
sobre la carne en Colombia, quien se sintió profundamente agredido cuando uno de los
ponentes aseguró que el “ser ganaderos” fue una cuestión impuesta que involucró sangre,
olvido y sumisión. Desde la Colonia, teniendo en cuenta el significado de la palabra, se
empieza a sugerir que la ganadería es una actividad colonizadora e imperialista que sólo
beneficia a la oligarquía.
Lejos de ser una actividad natural, la ganadería implicó, e implica hoy día, el uso
generalizado de la violencia. Nuestras tierras, inmensamente ricas, morada de los pueblos
y culturas aborígenes, se convirtieron en un recurso más para ser explotado. Pero las
tierras no son solamente tierra sino también memoria; son ser, cultura, identidad de los
indígenas y, para los campesinos de hoy, fuente de alimentación, socialización,
creatividad… en pocas palabras, la vida misma, el desarrollo de sus capacidades, la
apropiación consciente de sus relaciones sociales.
En ese sentido, la ganadería implica la pérdida de identidad por parte de nuestros
aborígenes, forzados a trabajar como ganado. La palabra “ganado” significa aquello que
había sido ganado, apropiado. Tanto los animales como los humanos aborígenes habían
sido ganados por los colonizadores españoles. Este es el panorama cultural que configura