Revista Belgranianos 5
Edición Especial para conmemorar el cierre del Año Homenaje al Gral. Manuel Belgrano. Participan: Instituto Nacional Belgraniano, Instituto Nacional Sanmartiano, Instituto Nacional Browniano, Instituto Nacional de Inv. Hist. Juan Manuel de Rosas, Regimiento de Patricios, Museo del Cabildo, Universidades de Salamanca, Buenos Aires y del Salvador, Junta Central de Est. Hist. de la Ciudad de Buenos Aires, Fundadores de la Patria, Embajada de Italia, Comites B.A., Circolo Italiano, Asociación Calabresa y otras entidades
Edición Especial para conmemorar el cierre del Año Homenaje al Gral. Manuel Belgrano.
Participan:
Instituto Nacional Belgraniano, Instituto Nacional Sanmartiano, Instituto Nacional Browniano, Instituto Nacional de Inv. Hist. Juan Manuel de Rosas, Regimiento de Patricios, Museo del Cabildo, Universidades de Salamanca, Buenos Aires y del Salvador, Junta Central de Est. Hist. de la Ciudad de Buenos Aires, Fundadores de la Patria, Embajada de Italia, Comites B.A., Circolo Italiano, Asociación Calabresa y otras entidades
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Si tuviera que apelar a fórmulas discursivas añejas, podría
decir que “quiso el destino que ambos se unieran en amistad”.
Pero prefiero una más cercana para compartirla entre
sanmartinianos y belgranianos: ellos quisieron ser amigos.
Tenían muchos motivos para serlo.
El primero, un objetivo común: luchar contra el absolutismo
de Fernando VII, el monarca español que no toleraba que
“sus dominios de ultramar” fueran naciones soberanas.
Un rey que pretendía súbditos obedientes y no ciudadanos
libres.
Un rey cuyo lema era “vivan las cadenas”; frente a dos
hombres que querían oír roto el ruido de las mismas.
Ese objetivo común de lucha contra el absolutismo tenía
dos fases visibles e indisolubles: la Independencia Argentina y
la Emancipación Sudamericana.
Belgrano comenzó luchando desde los inicios de esa primera
fase. Era abogado, economista, escritor y debió convertirse
en militar porque la Revolución así se lo exigía.
San Martín, en cambio, era militar profesional. Veterano de
guerra de dos continentes, pronto lo sería de un tercero: el
propio. Y retornó a su Patria porque la Revolución lo
necesitaba para no sucumbir.
A ambos los unía la pasión por la lectura.