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ENTREVISTA

“El pronóstico

del tiempo a más

de una semana

vista sigue siendo

ciencia ficción”

Andrés Gómez, meteorólogo de TVE

Texto: Jaime Sánchez

Andrés Gómez (licenciado en Geografía y máster en Climatología

Aplicada – Valencia, 1985) es el hombre del tiempo

de TVE los fines de semana. Aquí le conocimos antes, en su

etapa en Castilla y León Televisión. Es consciente de que una gran

parte de sus espectadores se encuentra en el medio rural y se dedica

a la agricultura. Con ellos se sincera: “El pronóstico de mañana

lo tenemos a un 95% de fiabilidad, pero ahora es cuando el

agricultor dice ‘sí, pero no’. Nos equivocamos, sobre todo en algo

muy importante para ellos: los fenómenos extremos”.

¿A partir de qué datos elaboráis vuestras predicciones?

Partimos de los modelos numéricos. La meteorología moderna se

basa en unas ecuaciones matemáticas muy complicadas, de difícil

resolución, pero gracias a la computación podemos acelerar

los cálculos para tener una simulación de cómo evolucionará la

atmósfera a futuro. Hablamos de muchas variables que dificultan

que el pronóstico sea certero porque unas dependen de otras. La

imagen del satélite Meteosat es solo un punto de partida.

¿Cuántos modelos hay y cuál es vuestra referencia?

Hay dos grandes tipos de modelos. Los globales, que simulan el

estado de la atmósfera de todo el planeta. Y los mesoescalares,

que se utilizan para fenómenos locales. Parte de ellos son de libre

acceso y nuestro trabajo consiste en interpretar y plasmar esa información

en mapas que la gente pueda entender mejor. Dentro

de los globales, tenemos el modelo centro europeo (ECMWF), que

hoy en día es el mejor del mundo, y el americano (GFS).

¿Cómo funcionan los modelos?

Lo primero que hacen es la ingesta de datos. Cogen todo tipo de

datos, temperatura, precipitación, humedad, nubosidad… de diferentes

estaciones meteorológicas, satélites, aviones que toman

datos a diferentes altitudes... Todo ese conjunto de datos brutal es

el punto de partida, una foto para saber cómo estamos hoy.

“No somos perfectos, pero en TVE nos

tomamos la información meteorológica

con mucha responsabilidad, sin buscar

el sensacionalismo y para todos los

públicos, no solo para urbanitas”

¿Los modelos de mesoescala también los utilizáis para hacer

vuestras predicciones?

Para la predicción a medio plazo, a partir de 2-3 días, es más interesante

el modelo global. En el caso de los agricultores, el modelo

mesoescalar puede ser interesante para determinar, por ejemplo,

la temperatura y tomar decisiones de protección de cultivos. O saber

si habrá heladas negras: cuando hay una helada y muy poca

humedad y, por tanto, la planta tendrá mayor estrés. De hecho,

los agricultores lo que hacen en estos casos es regar para que la

energía del frío recaiga sobre el agua y no machaque a la planta.

¿Cuál es la variable más determinante para que un pronóstico

falle?

El tiempo cronológico. La simulación de la atmosfera está sujeta

a la Teoría del Caos, de Edward Lorenz. Aquello de que el aleteo

de una mariposa a un lado del mundo puede provocar un tifón en

el otro extremo. Las previsiones, conforme se van alejando en el

tiempo, menos fiabilidad tendrán. ¿Por qué? Partimos de una foto

bastante real, pero pequeñas modificaciones, pequeños aleteos

de mariposa, hacen que esos errores se magnifiquen.

¿A partir de qué día el pronóstico deja de ser poco fiable?

Hace 3 ó 4 años, la respuesta sería que no más de 3 días. Ahora, en

general, en el intervalo de 6 días la cosa va siendo

bastante certera. A más de una semana vista sigue

siendo ciencia ficción, sobre todo en determinadas

circunstancias. En una situación anticiclónica,

el modelo te dice 15 días de sol y es probable que

lo clave. Pero en primavera o otoño, la Semana

Santa con tiempo muy variable, hablar a dos semanas

es muy complicado.

Pero las aplicaciones de los móviles sí nos da un

pronóstico a 15 días.

Hay que dejar claro que lo que se ve en las aplicaciones

móviles es una salida directa del modelo,

sin análisis alguno. El modelo coge los datos de

entrada y hace una simulación del pronóstico. Los

modelos globales lo hacen cuatro veces al día.

Cada seis horas se corre el modelo y eso nos permite

tener la información más actualizada. ¿Son

buenos estos pronósticos? No es bueno ni malo,

es una posibilidad más.

¿Todas las aplicaciones beben de la misma fuente,

de estos modelos?

Sí. Mucha gente me pregunta, Andrés, ¿cuál es la

mejor aplicación, de cuál me fío? Para mí, el modelo

europeo es el mejor que tenemos, por tanto, todas las aplicaciones

que se basan en ese modelo van a ser algo más fiables.

¿A medio plazo, en dos o tres años, cómo va a cambiar la predicción

del tiempo?

El techo lo tenemos en la computación. Los ordenadores más

potentes del mundo se están utilizando en meteorología. La atmósfera,

que es este conjunto de gases que nos envuelve, al final

se comporta como un fluido. Con varias ecuaciones físicas podemos

simular cómo se va a comportar. Pero en muchos casos no

tienen solución. A eso le sumamos que partimos de unos datos

que pueden tener error. La tecnología avanza, pero no con un salto

tan grande como el que hemos tenido desde los años 80. Ahora

pronosticamos a tres días vista igual o mejor que a un día vista

en los años 80. ¿Vamos a poder subir la fiabilidad a corto plazo?

Creo que no.

¿Qué es lo más difícil de pronosticar?

Una nevada, por ejemplo. La nieve depende de la variable precipitación

que entraña dificultad, pero además necesitamos unas

condiciones muy específicas de humedad y temperatura. Si fallamos

en uno de esos elementos el pronóstico se nos va al garete.

Otro de los problemas lo tenemos en abril con las granizadas, o

con heladas importantes, nevadas copiosas… fenómenos locales

y extremos siguen siendo hoy en día el talón de Aquiles de los

meteorólogos.

¿En estos fenómenos quizás el agricultor sí comprende y acepta

que os equivoquéis?

El agricultor sabe de tiempo, muchas veces mejor que nosotros,

aunque sea a otra escala, por así decirlo. Una de las cosas que

hemos perdido en la sociedad actual es el sentido común que todavía

perdura en las gentes del campo. Nos hemos hecho muy

urbanitas. Cuando hay episodios extremos, desde los medios de

comunicación avisamos dos o tres días antes. A la gente del campo,

como sabe lo que hay, toma precauciones y no se le ocurre

irse en manga corta a subirse a Riaño.

“No tengo una aplicación del

tiempo en el móvil”

¿Desde cuándo te fascina este mundo?

La culpa la tiene un tío mío que me regaló un termómetro de

máximas y mínimas cuando cumplí 10 años y empecé a tomar

notas. A partir de ahí fue una especie de enfermedad. En vez de

la Play Station, por mi cumpleaños pedía una estación meteorología.

¿Presentar el tiempo en TVE es un sueño de aquel niño de

10 años?

Pues sí, ni en el modelo más optimista me podía salir también

la jugada (risas). Me considero muy currante. Es un sueño porque

tanto en Castilla y León Televisión como en TVE apuestan

por gente con conocimientos científicos. Damos un enfoque distinto

al que se da en otras cadenas, más centrados en un usuario

urbanita -sin menospreciar para nada el trabajo de otros-.

¿Debatís en el equipo de meteorólogos de TVE para decidir

la predicción?

Sí y no. No hay debates en cuanto al pronóstico, pero sí lo hay

en cuanto a la representación, y es muy sano. Debatimos si ponemos

el mapa más cubierto o con menos lluvia, por ejemplo.

Cuando decís que hará buen tiempo, ¿en quién pensáis, en

los agricultores o en el que se va de fin de semana?

La respuesta es fácil porque nosotros no lo decimos. Es una de

las cosas que me gusta de TVE. Nosotros nos equivocamos, no

somos perfectos, pero nos tomamos la información meteorológica

con mucha responsabilidad, sin buscar el sensacionalismo.

Para nosotros no hay buen tiempo. Buen tiempo es el que

tiene que hacer y depende de cada uno.

Tus vecinos estarán tan contentos de encontrarse contigo

en el ascensor.

La verdad es que no me conoce nadie (risas). Sí me ha pasado

que algún vecino, sin saber quién soy, ha sacado el tema del

tiempo en el ascensor.

¿Por qué aciertan las cabañuelas?

Bueno, aquí me voy a llevar muchos palos. Son muy chulas y

parten de la cultura y de la tradición, pero no tienen ninguna

base científica. Son pronósticos muy generales. Sin ofender a

nadie, es un poco como el horóscopo que muchas veces acierta

porque son cosas muy vagas.

¿Cuántas aplicaciones del tiempo tienes en tu móvil?

Ninguna. No por nada. Las aplicaciones son una salida directa

del modelo. Es un pronóstico bíblico, o sí o no. Eso es solo una

posibilidad. En meteorología se va a un sistema de probabilidades.

Si hay 80 salidas que me indican que mañana llueve puedo

decir que hay un 80% de probabilidad de que eso ocurra.

¿Qué aconsejarías a un agricultor?

En esa tecnificación del mundo agrario debería plantearse invertir

en una consultoría profesional de meteorología. No es lo

mismo mirar el móvil a lo que nos puede decir una empresa

especializada que puede tener un modelo adaptado a nuestra

zona y así tomar mejores decisiones.

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