ESCAPULARIO Enero 2021

cadenas que aíslan y separan, tiende puentes y sabe de
compasión y dignidad 8 . El texto evangélico es el icono
que señala la opción que hay que tomar para construir
la fraternidad universal y cuales rechazar si queremos
construir el bien común.
El Papa Francisco analiza el trasfondo bíblico de la
parábola; presenta a los personajes, invitando al lector a
identificarse con ellos; exhorta a ser “buenos samaritanos”
que carguen sobre sí el dolor ajeno, siendo parte activa
y corresponsable en la rehabilitación y auxilio de una
sociedad herida, por encima de odios y resentimientos;
que se pongan al servicio del bien 9 ; que cuiden, solidaria
y atentamente, la fragilidad de todo ser humano y que
descubran el rostro de Cristo en cada hermano necesitado.
Pensar y gestar un mundo abierto a todos.
Los capítulos tercero y cuarto insisten en la necesidad
de concebir la vida desde el amor y la entrega de sí
mismo a los demás y desde la convicción de que todos
los seres humanos somos hermanos: la amistad social y la
fraternidad universal.
Efectivamente, la vida se hace más fuerte donde hay
vínculo, comunión y fraternidad. La amistad social se
cultiva al considerar al otro como alguien valioso, digno,
grato y bello, más allá de su apariencia física o moral 10 ; su
dignidad no se fundamenta en las circunstancias que lo
rodean, sino en el valor de su ser. Se trata de promover
los valores que ensalzan a la persona y que defienden los
derechos inalienables de los pueblos.
El hecho de considerarnos hermanos de todos nos
obliga a asumir compromisos concretos contenidos en
verbos como “acoger”, “proteger”, “promover” e “integrar”.
8 Cfr. n. 62
9 Cfr. n. 77
10 Cfr. n. 91 ss
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