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Cuenta la leyenda que el misionero irlandés,
San Columbano, evangelizador de
Escocia, vio un monstruo en el año 565
de nuestra era. Supuestamente la bestia
había atacado a un vecino en el río Ness,
el cual desembocaba en el lago. En ese
entonces, el santo hombre exhortó al
monstruo a no seguir atacando a los humanos,
y parece ser que tuvo efecto
pues, aunque hubieron más avistamientos,
no se reportaron más ataques. Es como
si las costumbres de esta bestia se
volvieran pacíficas o adaptables a la vida
humana. Hasta que, en 1933, George
Spicer y su esposa viajaban por la carretera
que bordea al lago y vieron una
enorme y oscura criatura con un cuello
largo. Meses después, un trabajador de
la compañía British Aluminium confirmó
la presencia de este ser con grandes dimensiones.
Aunque nunca se comprobó
la veracidad de estas anécdotas, el misterio
de la criatura aún encandila a cualquiera
que recorre el lago Ness. Hasta
ahora…
Pese a que el fósil del Monstruo de Lago
Ness se encontró en 1966 en la isla escocesa
de Skye, apenas un equipo de paleontólogos
de la Universidad de Edimburgo
comenzó a descubrir los secretos
que guarda este ictiosaurio del periodo
Jurásico Medio. Se trata de un monstruo
marino de Loch Storr, de 4m de largo y
170 millones de años, que por fin salió
del anonimato en el Museo Nacional de
Escocia.
Por el momento es el esqueleto más
completo de un reptil marino de la era
de los dinosaurios que se haya encontrado
en las tierras escocesas; y pese a que
se encuentra en perfectas condiciones
de análisis, decidieron analizar y descubrir
sus misterios.