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OHMYDOG#71

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ARTISTAS

Antes de Chini tuvieron perros?

Antes de ella yo tuve perros, en mi casa materna. EL

primero fue Gipsy, un salchicha muy poderoso y fiel.

Después vino Apo, un Dálmata y después vinieron varios

otros que estaban ahí pero no los sentía míos. El que

soy consciente que quise muchísimo, aunque duró poco

en casa, se llamaba Felipe. A Felipe lo había encontrado

mamá en la calle cuando fuimos de vacaciones a Uruguay.

Un día llegue del colegio y Felipe no estaba. Me dijeron

que se había escapado. Ese perro dejo un espacio vacío

que me entristeció durante largo tiempo.

En mi casa actual, con mi marido Hernán y mis tres hijas,

jamás tuvimos perros hasta Chinita.

Vivimos en un departamento, todos tomábamos este

dato como una limitación para tener un perro. A Hernán

le gustan los animales, pero hasta ahora nunca se había

encariñado con ninguno. De hecho ante los pedidos

de nuestras hijas el respondía ¨si un perro entra en casa

yo me voy¨. Lo decía sonriendo, era un chiste, pero no

tanto...

Cómo es la historia de su llegada a tu casa?

En pandemia nos pudimos ir a vivir a zona norte. Los tres

perros de mi vecino se instalaron en casa. Y también vino

Pablito, que es un perro que no tiene dueño pero que

todos en el barrio cuidamos, porque es realmente noble.

Los perros de mi vecino históricamente venían los fines

de semana a casa, pero en este periodo en el que nos

instalamos a vivir ahí, decidieron quedarse con nosotros.

Son perros de campo, duermen afuera, cazan, son

educados y se funden en la naturaleza de una manera muy

diferente al perro de ciudad. Estábamos muy cuidados

por todos estos perros. Mi hija menor venía pidiendo

tener un perro propio hacia mucho tiempo. En pandemia

la situación se convirtió en una discusión agotadora y

después en una batalla. Ella utilizo todos sus recursos.

Nikki nos dejaba notas por toda la casa pidiendo un perro

que de verdad fuera nuestro. Su intensidad fue avasallante

pero no cedimos.

Un día de tormenta al mediodía estaba en la cocina y

escuche ladridos muy cerca de la puerta de entrada.

Me pareció raro ya que en general cuando estos perros

ladran salen corriendo a ver algo o persiguen a algún

animal. Salí de casa y me encontré con un perro viejito

muy flaco y asustado en el rincón de la entrada. Los demás

perros lo rodeaban pero no lo atacaban ni nada. Llame

a mis hijas. Hay ciertas cosas que escapan al orden de

lo que podemos o elegimos, simplemente suceden, y la

aparición de Chini fue un suceso de esa índole. Estaba

solita, retorcida de miedo, quería incrustarse en la pared

para desaparecer. La imagen sigue dándome mucha

tristeza. La metimos en una caja y la llevamos a la galería

que tenia techo y le empezamos a dar comida de a poco,

pero no comía. Paso un día así y después de a poco algo

deglutió. Tomaba muy poca agua. Yo seguía creyendo que

era muy viejita La llevamos a la veterinaria en Zarate. Ahí

conocimos a Noe, una eficiente y adorable veterinaria

enamorada de los perros abandonados. Ella la reviso y nos

dijo que tenia unos siete meses, estaba desnutrida, tenia

fiebre, estaba deshidratada y por su aspecto creía que

tenia erliquia. Nos sugirió que intentemos no encariñarnos

mucho porque estaba en muy mal estado. Nos advirtió

también que para que viviera tendríamos que ocuparnos

de verdad. Noe nos llamó después de unos días para

decirnos que había dado erliquia positivo y que teníamos

que darle antibiótico, y una pastilla para que se le abriera el

estómago durante un mes. Para que ella viviera, había que

tenerla muy cerca nuestro y para eso tenia que vivir con

nosotros ya sea en el departamento o adonde fuéramos.

En ese momento tuvimos que tomar una decisión familiar, y

hacernos cargo de lo que decidiéramos. Y para realmente

alcanzar este objetivo que nos propusimos debíamos

estar todos de acuerdo. Felizmente decidimos compartir

la responsabilidad de cuidarla.

En qué sentís que modifica la dinámica familiar?

La energía de mi casa es hoy más rica, mas flexible y

amplia porque aprendimos a convivir con un animal.

Todos tuvimos que aprender y dar. Mis tres hijas llegan del

colegio y saludan a Chinita con alegría. Las mas grandes

asumieron muchas tareas que son a contrapelo con lo que

desean hacer y cumplen. Se organizan y lo hacen. Destaco

su responsabilidad y sensatez. Por otro lado Hernán le

sonríe con amor.

Cuándo haces fotos de animales que buscas capturar o

transmitir?

A través de mis fotos busco capturar el espíritu del animal

que retrato. Su nobleza y su personalidad. Estuve gran

parte de mi infancia rodeada de animales. Siento que

fui afortunada. Viví colmada de ejemplos reales, algunos

crudos y dolorosos y otros nobles y emotivos, pero todos

responden a un orden de la naturaleza que me inspira

y conmueve. En 2017 hice un safari fotográfico con los

Masái en Africa y estoy analizando diferentes especies

y su impronta y nuestros prejuicios. En realidad cuando

retrato a un animal o cuando retrato a una persona intento

mostrar la esencia del sujeto en cuestión. El año pasado

conté la historia de la señora que me crió, ¨madre Zoe¨ la

quise homenajear a través de un documental de su vida y

su generosidad sin limites. Estas mujeres que nos cuidan

y cambian todo en nuestras vidas. Gracias a Mecenazgo

de CABA que me permitió realizar la muestra en 2022

pude contar su historia, y ahora estoy pensando el libro.

Cuando miro a los animales el ejercicio que hago es muy

similar. Intento verlos de verdad, sacarme prejuicios y

redescubrirlos. Hace ya dos años que empecé a trabajar

activamente con fotos y collages que tienen como centro

al animal y al hombre. Como casi todo lo que hago en el

arte voy de a poco, y lentamente.

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