Hazlo tan bien que no puedan ignorarte-Cal Newport
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Más allá de la pasión
Antes de continuar me gustaría hacer hincapié en algo obvio: a algunas
personas les funciona perseguir sus sueños. Entre las grabaciones de Una
nación sobre ruedas, se incluye una del crítico de cine de Rolling Stone, Peter
Travers, que afirma que ya de niño iba al cine con una libreta para apuntar
sus ideas [6] . El poder de la pasión es aún más frecuente si se piensa en la
trayectoria de alguien con gran talento, como los deportistas profesionales.
Sería difícil encontrar, por ejemplo, a un jugador de béisbol que no asegure
que le apasiona ese deporte desde el primer momento que pueda recordar.
Algunos de los interlocutores a los que he expuesto mis ideas han acudido
a ejemplos de este tipo para descartar mis conclusiones acerca de la pasión.
«Existen casos de personas que persiguieron sus sueños y triunfaron», dicen,
«por lo que “persigue tus sueños” tiene que ser un buen consejo», pero es un
error de razonamiento. Que se den unos pocos casos en los que una estrategia
funciona no significa que sea efectiva universalmente. Hace falta estudiar un
número amplio de ejemplos y descubrir qué es lo que salió bien en una
amplia mayoría. Y, cuando se analiza un gran grupo de gente apasionada por
lo que hace, se descubre que muchos de ellos –no todos– exponen una
historia más compleja que la simple identificación de una pasión preexistente,
y su posterior persecución. Ejemplos como el de Peter Travers y los
deportistas profesionales, por lo tanto, son la excepción. En todo caso, esa
excepcionalidad reforzaría mi argumento de que, para la mayoría de la gente,
«perseguir sus sueños» es un consejo errado.
Esta conclusión hace surgir una pregunta importante: sin la hipótesis de la
pasión para guiarnos, ¿qué deberíamos hacer? A eso trato de responder con
las tres siguientes reglas, que dan testimonio de mi búsqueda para tratar de
dilucidar cómo acaba la gente amando lo que hace en realidad. Supone un
cambio hacia algo más personal del tono argumentativo que he empleado
hasta ahora, dando testimonio de mis intentos de asir la complejidad y la
ambigüedad al encontrarme con la realidad de la felicidad laboral. Una vez
despejada la maleza de la hipótesis de la pasión, ya nos podemos aproximar