|Objetos| Aprincipios de este año, la prensa especializada en moda acuñaba el término «lujo silencioso» para definir una tendencia inspirada en gran medida en la exitosa serie de HBO Succession y su vestuario repleto de trajes de Zegna, suéteres de Loro Piana y chalecos de Brunello Cucinelli. Un fenómeno que, con sus pieles de napa y detalles en piel de borrego, se proclamaba como la antítesis al ruido generado por la generación Z dentro del mundo de la moda. Su momento más delicado llegó con la difusión de un artículo de prensa titulado Cómo conseguir el look de lujo silencioso, pero con precios de moda rápida. Esta publicación pasaba completamente por alto la esencia de la ropa artesanal hecha a mano mientras se sumergía en un esnobismo inverso, subrayando a su vez lo ridículo que es escribir sobre «tendencias». De hecho, el lujo silencioso es simplemente la manera en la que muchos hombres italianos llevan vistiéndose desde hace décadas; una forma de vida cuyo innegable atractivo es su seriedad y sensualidad. Independientemente del cambio de atuendo de verano a invierno, un hombre juicioso no altera su forma de vestir de manera apresurada, sino que invierte en una buena prenda con la intención de que dure años. «Para mí, el lujo siempre ha sido silencioso —afirma Norbert Stumpfl, director creativo de Brioni—. Puede ser un lujo personal e íntimo que tal vez no se ve a primera vista, pero se percibe en el tejido. Además, deben ser prendas que sigan luciendo bien incluso cinco años después. El lujo apuesta por las técnicas tradicionales, pero las técnicas de futuro también tienen cabida por el bien del planeta». En la moda masculina italiana, el corte del patrón tiene tanta importancia como los talleres y el tratamiento que cada casa de moda aplica a sus telas. Muchas de estas marcas cuentan con sus propios talleres (Brunello Cucinelli posee todo un pueblo, Solomeo, donde se encuentran sus instalaciones de producción). Otras, por su parte, se asocian con uno o dos para garantizar la exclusividad. Aun así, no es tan fácil como hacer un pedido a partir de un muestrario. Brioni emplea habitualmente la técnica del «doble hendido», un sistema con cinco hilos que une dos tejidos antes de que el sastre los abra con un bisturí. El resultado es único y el acabado es más suave y minimalista. «También empleamos alpaca texturizada y mucho casimir —añade Stumpfl—. Cuando tocas algo, tiene que provocar emoción». La sobriedad es la clave del estilo sotto voce de la ropa de hombre italiana. Antonio De Matteis, CEO de Kiton y nuevo presidente de la influyente feria de moda Pitti Immagine, señala que esta marca «se caracteriza por principios rígidos y minimalistas. Se utilizan materiales de la mejor calidad. En 2008, la compañía adquirió la fábrica Carlo Barbera con el objetivo de acelerar en cuestiones como la experimentación y la innovación. Uno de los tejidos distintivos de las colecciones de la marca es la vicuña, el hilo más preciado y cotizado del mundo». Kiton, al igual que Loro Piana (cuyas ventas anuales se han incrementado en un 17 por ciento), está prosperando. El año pasado creció un 25 por ciento, batiendo así un nuevo récord. Resulta interesante ver cómo estas cifras reflejan la aceptación del lujo silencioso a nivel global. El mayor crecimiento se registra en Europa mientras que Asia, más amantes de los logos, se mantiene en cifras de un solo dígito. En una reciente entrevista con The Business of the Fashion, Basile Khadiry, redactor jefe de L’Étiquette, apuntaba que en América del Norte el mercado al menudeo adquiere un 43 por ciento menos de prendas con logotipo frente al aumento en Asia del 8 por ciento. Tanto en Europa como en Estados Unidos, los logos de las marcas se están convirtiendo en objeto de burla. «Este tipo de cosas son simples baratijas, ¿no? Es la idea ingenua del glamour», escribía Janan Ganesh en tono condenatorio en el Financial Times el pasado mes de junio. Olvídese de las playeras de marca que anuncian su precio junto con su nombre. Sería inconcebible documentar la historia del lujo silencioso sin mencionar a Giorgio Armani, el diseñador que lanzó su marca homónima en 1975 y reinventó la sastrería para una nueva generación. Su estilo en tonos grises y siluetas menos estructuradas cautivó a la industria como también lo hicieron los diseñadores radicales que surgieron en Tokio por esa misma época. Sus creaciones se exhibían junto a las de Yohji Yamamoto, Thierry Mugler y Jean Paul Gaultier en la tienda neoyorquina de Charivari en un momento en el que la prensa de moda los consideraba sumamente vanguardistas y el desaparecido establecimiento, frecuentado por estrellas del rock y artistas, era una especie 26 CENTURION-MAGAZINE.COM
Brunello Cucinelli Abrigo de casimir con doble botonadura; chaleco de casimir de canalé inglés con cuello en V; pantalones de lana y franela de corte casual; cinturón de piel con hebilla metálica; zapatos Derby de ante CENTURION-MAGAZINE.COM 27
