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|Reflexiones| Self

|Reflexiones| Self Portrait (1986) de Andy Warhol, expuesta en la subasta de la colección Macklowe en Sotheby’s en mayo de 2022; coleccionando grandes cantidades». Hoy en día, «muchos se aventuran por su cuenta, pero cada vez es menos habitual. Ahora hay mucho más arte y el mercado cambia muy deprisa. La gran mayoría de los jóvenes que empiezan a coleccionar acuden a un asesor en busca de orientación. Es una cuestión generacional». Los baby boomers, como ha dejado constancia la investigación de McAndrew, parecen más seguros de sí mismos a la hora de tomar decisiones sin ayuda. Por otra parte, se trata de un mundo extremadamente discreto, por lo que encontrar asesores de arte puede ser una tarea complicada (Trent Fine Art Advisory, de Nilani Trent, no tiene una página web para evitar una exposición notoria). En Estados Unidos, existe una asociación de asesores profesionales de arte que cuenta con más de 170 miembros (hay que ser invitado para unirse); todos ellos se han comprometido a cumplir un código ético y a no aceptar nunca una comisión de los vendedores ni mantener su propio inventario de obras para la venta. En otros lugares, encontrar este tipo de figura es cuestión de preguntar y fiarse de tu instinto. En opinión de Paulson, el papel de un asesor no solo reside en saber discernir «qué tiene el poder de perdurar y qué define a aquellos artistas» que se mantienen «actuales e interesantes a lo largo de los años». Asimismo, es una cuestión de transmitir a los clientes la seguridad necesaria para confiar en su intuición. «Hay mucha gente que de verdad quiere coleccionar, pero tiene miedo a equivocarse. Para eso estamos nosotros, para desmitificarlo todo». A la vista de la importancia del tema, la consideración más obvia cuando se busca un asesor es encontrar uno cuya experiencia encaje con aquello que tengamos pensado coleccionar. Clore Wyndham Fine Art fue fundada en Londres en 2016 por dos exdirectivos de Sotheby’s Europa, Melanie Clore (especialista en Imps y Mods , tal y como denominan las casas de subastas a los impresionistas y modernos) y Henry Wyndham (experto en grandes maestros), mientras que Art Intelligence Global, con oficinas en Nueva York y Hong Kong, fue cofundada por otras dos figuras clave de Sotheby’s, Amy Cappellazzo (especialista en arte contemporáneo y de posguerra, así como antigua responsable del departamento de bellas artes de la casa de subastas) y Yuki Terase (exresponsable de arte contemporáneo en Asia). La empresa se creó con el fin de aprovechar lo que Terase denomina «el comienzo de una nueva era en un mercado del arte asiático marcado por los extraordinarios avances de los últimos años. Nuestro objetivo es llevar el arte occidental de primer nivel a Asia y viceversa». Por supuesto, una asesoría de este calibre tiene un precio. Ninguno de los asesores preguntados quiso develar unos honorarios estándar, pero la mayoría exigen un compromiso con un nivel de gasto específico y ganan dinero con una comisión que oscila entre el 5 y el 10 % de lo que adquieren en su nombre. Hay también quienes cobran un anticipo anual en torno a los 40,000 o 50,000 dólares más la comisión. Para convertirse en cliente de The Fine Art Group —con sedes en Nueva York y Londres, así como asociaciones en Hong Kong (dirigida por Patti Wong, otra expresidenta de Sotheby’s), Bélgica, Dubái y Australia— hay que comprometerse a desembolsar FOTOGRAFÍA TRISTAN FEWINGS / GETTY IMAGES FOR SOTHEBY’S 36 CENTURION-MAGAZINE.COM

un millón de dólares en arte como mínimo, explica su fundador Philip Hoffman (antiguo CFO y director general adjunto de Christie’s en Europa) y añade: «No tiene por qué ser a lo largo de un año, aunque lo normal es que así sea. Incluso algunos de nuestros clientes gastan sumas astronómicas». No obstante, a largo plazo, Hoffman está convencido de que sus consejos suponen un ahorro para sus clientes y les generan importantes beneficios, dado que muchos nuevos coleccionistas «no tienen ni idea de lo que hacen y malgastan enormes cifras antes de acudir a nosotros. Evitamos que adquieran el 90 % de las obras que encuentran, ya sea porque están sobrevaloradas, en mal estado, dañadas o son falsificaciones y réplicas». Al «comprar en privado y vender en subasta», reducen al mínimo los honorarios que pagan los clientes. «Negociamos entre 500 millones y un par de miles de millones de dólares en obras de arte al año, lo que nos da acceso a un gran número de transacciones. Pero la mayoría no tiene la oportunidad de comprar por privado. Sin un conocimiento sólido del mercado del arte, las comisiones (desde la comisión de las galerías hasta las primas de las casas de subastas) pueden arruinar la rentabilidad». El Fine Art Group de Hoffman considera el arte como un activo, por eso, además de asesorar, gestiona fondos en los que pueden invertir sus clientes. «En general, hemos obtenido ganancias con el 84 % de las obras de arte que hemos adquirido para un fondo. Es muy probable que seamos la única empresa del mundo con un historial auditado. KPMG son nuestros auditores. Compramos obras de arte de entre 250,000 y 5 millones de dólares, sobre todo contemporáneas y modernas, de los 1,000 mejores artistas del mundo». En ocasiones eran piezas de grandes maestros, aunque «ya no nos dedicamos a ello, ni siquiera lo recomendaría». No es el único experto del sector que considera el arte como un activo negociable. John Russo, CEO de Maddox Gallery, asegura que «el arte es un argumento de peso para formar parte del portafolio de inversiones de cualquier persona». Entre los artistas con los que trabaja la Maddox Gallery se incluyen figuras que reportan beneficios, como Warhol, Basquiat o Haring, pero también artistas vivos como George Condo, Kaws, Jeff Koons, Yayoi Kusama, Takashi Murakami, Harland Miller, Yoshitomo Nara, Ed Ruscha, Jonas Wood y Christopher Wool, todos ellos nombres respetados que son un valor financiero seguro. El eje principal del negocio de Russo es una galería con un «servicio de asesoría [que] empieza con obras cuyo precio ronda las 10,000 libras», donde también se venden muchos grabados e incluso «obras por encima de los dos millones de libras». Russo sostiene que, en los últimos El arte es un argumento de peso para formar parte del catálogo de inversiones de todo el mundo – John Russo, CEO de Maddox Gallery seis años, sus clientes han obtenido, «una rentabilidad media anual del 26.4 %». «El arte ha generado sistemáticamente mejores rendimientos que el índice bursátil FTSE 100», asegura Russo, teniendo en cuenta que no son equiparables. «Es una inversión mucho más sensata que dejar el dinero en tu cuenta bancaria sin producir intereses». En cualquier caso, no es la forma de obtener un beneficio meteórico: «Desaconsejamos enérgicamente la reventa rápida. Recomendamos conservar la obra de dos a tres años como mínimo y animamos insistentemente a mantenerla de tres a cinco años para obtener más rentabilidad y más probabilidades de éxito». Posteriormente, si se desea «cambiar por otra pieza más cara, la venta de una más antigua te lo facilitará». No se cobra nada por la asesoría, aunque sus asesores «se llevan una pequeña comisión». Y si con el tiempo usted decide consignar una obra que les ha comprado, se limitan a llevarse «una comisión del 20 % basada en el beneficio obtenido para el cliente». Este acuerdo, comparado con las primas de las casas de subastas, no es un mal trato. Las tendencias que se vuelven especulativas no siempre salen bien, subraya Paulson. «Echando la vista atrás, se puede experimentar una sensación de nostalgia, casi de tristeza, porque hubo algunos artistas muy buenos que, por la razón que fuera, nunca fueron capaces de mantener ese ímpetu que [una vez] tuvieron». De ahí que Paulson defina a un buen asesor como una persona que aconseja con conocimiento de causa en lugar de «limitarse a seguir una moda». Así pues, tal vez haya sabiduría en el cliché de que, en última instancia, el mejor consejo es adquirir lo que te gusta y aquello que sabes que en todo momento disfrutarás contemplándolo; por supuesto, siempre que exista la certeza de que se trata de una obra significativa de la producción del artista, esté en excelentes condiciones y el precio no supere su valor real. Para estar completamente seguro, quizá sea aconsejable buscar la opinión de un experto. CENTURION-MAGAZINE.COM 37

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