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Dramas musicales de Wagner

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rior de los castillos, cuando el vino fermentaba en las copas,

allá en los báquicos festines dados en honor de la dama idolatrada

ó del cruzado que regresaba del remoto Oriente; bebiendo

su espíritu en las fuentes de la caballería, inspirando

sus cantos en la majestad de Dios Omnipotente, en la belleza

empírica, en el amor tierno y sincero, y en la consideración

debida á la dignidad de la mujer honesta, fiel y piadosa. De

ahí su nombre: Éinnesinger, cantor de los recuerdos; de

Singer ó Sanger, cantor, y Minnen, pensamientos, recuerdos,

en el lenguaje de aquella época. Cantábanse tales canciones

con acompañamiento de violín, arpa ó cítara, con la particularidad,

digna de ser mencionada, de que con frecuencia las

estrofas dedicadas por el caballero á su Dulcinea, eran aprendidas

y recitadas por un paje de aquél en presencia de esta.

No solían escribirse al principio tales canciones, sino que

corrían de boca en boca, conservándose como tradición de

los antepasados. Ya en la Edad Moderna, comenzaron á escribirse,

saliendo á luz poco después gran número de colecciones

escogidas de las propias composiciones.

La métrica de las mismas es esencialmente variable. El

poeta solía inventar para su canción una nueva forma artística,

con la única limitación de constar forzosamente de estrofas

iguales, divididas en dos partes.

No tardaron en aparecer allá por el siglo xiv, al lado de los

Minnesingers ó trovadores, los Meistersingers (maestros

cantores, de Meister maestro, y Singer cantor.) Los Minnesingers

producen la poesía erudita de la época, los Meistersingers

la poesía popular; los primeros pertenecían á la clase

noble, ó cuando menos á la elevada; los segundos eran ciudadanos

individuos del pueblo ; representando los unos los

géneros más elevados de la literatura, los otros los más vulgares

(no los callejeros). Á estos últimos sólo en cierto sentido

puede llamárseles poetas, ya que sus canciones emanaban

con toda espontaneidad de la imaginación exaltada y de los

sentimientos íntimos, profundos, tiernos y sensibles de las

clases populares, apareciendo simultáneamente los pensamientos

y el verso que les daba forma propia y particular.

Hemos dicho que el carácter distintivo de los cantos populares

es la naturalidad y espontaneidad: así se explica que

tales composiciones no sigan la marcha regular de las canciones

artísticas, contenidas en las obras de los Minnesingers;

ajustándose en un todo á las miras y á los sentimientos de un

pueblo entero, van directamente á su fin, sin detenerse jamás

en perífrasis, ni otras formas retóricas inútiles, atendiendo

más bien al objeto que preside en la composición, que á los

detalles que la completan y embellecen. Los sentimientos

que entrañan son, no solamente profundos y naturales, ya

demostrando un pueblo viril, ya por desgracia poniendo á

veces de manifiesto marcadas tendencias á los innobles placeres

de la sensualidad, sino también composiciones eminentemente

nacionales.

En cuanto á su forma, la poesía popular alemana no conoce

ligamen alguno artificial. Sólo presenta un movimiento ordenado

de rimas, constando sus obras de estrofas en dos, tres

ó cuatro versos, yendo constantemente unida la música al

ritmo.

Los Meistersingers eran ciudadanos agremiados á las diferentes

corporaciones de obreros, existentes en cada una

de las ciudades: así los unos pertenecían al gremio de los

sastres ó al de los zapateros, otros al de los hojalateros, ó

bien al de los cereros, etc., etc., y ejercían por tanto industrias

diferentes, bien que unidas todas ellas por el carácter

común de la asociación coral; y así como cualquiera de los

gremios ó corporaciones obreras de la Edad Media tenía sus

instituciones y leyes ó reglamentos particulares, que juraban

guardar y hacer guardar los que en aquella ingresaban, así

también la sociedad de los Meistersingers equivalente, en

cierto modo, á los Jochs floráis de Provenza y Cataluña, tenían

sus correspondientes ordenamientos, contenidos en lo

que se llamaba Tabladura, con la rareza de haber para cada

melodía un nombre figurado muy extraño, que cada maestro

le daba ante dos testigos al inventarla, cual si se verificara

un verdadero bautismo: v. g.: «la melodía azul,» «la negra,»

«ladel firmamento,» «la de la rosa,» etc.

A la manera también como los gremios ó maestrías de los

obreros constaban de tres clases de personas, á saber: aprendices,

oficiales y maestros, asimismo tres jerarquías distinguíanse

en las sociedades de los Meistersingers: escolares,

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