El

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El proyecto “Laboratorio de tierras” gestado en la Facultad
de Arquitectura responde a una iniciativa de varios años de
componentes académicos y administrativos al interior de
la Universidad La Gran Colombia. Ante todo el laboratorio es un
espacio académico que funciona tanto en el aula de clase como
en la plataforma virtual, en el campus universitario La Santa
María, ubicado en La Sabana de Bogotá. Con la perspectiva del
Plan Estratégico Institucional de Desarrollo 2016 - 2020, para la
acreditación multicampus y gestión de la calidad en los procesos
educativos, se materializa el Laboratorio de Arquitectura en Tierra
y Madera y se realiza el Primer Seminario Taller Internacional de
Arquitectura en Tierra y Madera, posicionándose a la altura de
los laboratorios universitarios de culturas constructivas que hoy
existen.
Al referirse a la tierra, se toman en cuenta las técnicas y
tecnologías constructivas con el material suelo o barro como
se denomina en otros lugares como Argentina, esto incluye,
adobe, bahareque o quincha, tapia pisada, bloques de tierra
compactados o comprimidos etc. De otra parte, la arquitectura
en madera agrupa todos los materiales de fibras naturales
leñosas, como caña, palma, bambú, paja, fique, guadua, ratán,
latifoliadas, coníferas etc. Ambas tierra y madera, han convivido
unidas y han evolucionado conforme el hábitat humano también
lo ha hecho.
Técnicas de arquitectura en tierra y madera hacen parte
importante del patrimonio construido, así como el patrimonio
inmaterial, porque constituye un saber de dominio público. La
investigación y desarrollo tecnológico, se encuentra hoy día
en el País en el camino de normalización para construcción de
uno y dos pisos como es bahareque encementado realizado en
guadua y madera. Se anota la ausencia en el estado del arte
los temas de innovación en las uniones y ensambles de los
sistemas estructurales entorno a la economía, sismoresistencia
y eficiencia constructiva. Aspectos puntuales como
insonorización, aislamiento térmico, y resistencia al fuego no
se han medido de forma que permita unificar propiedades
cuantificables. Estas carencias, sumada a condiciones
de orden cultural, impiden la inserción en el mercado
de la construcción de éstas técnicas.
De otro lado el conjunto de técnicas de
arquitectura en tierra y madera, son
favorables en términos de impacto
ambiental por la baja o nula huella
de carbono, eficiencia energética y
beneficio social. La promoción de
las técnicas y su inserción en el
medio de la construcción, impactará
positivamente el ambiente, porque
la madera y la guadua, así como
la tierra comparados con materiales
industrializados, generan menos emisiones
de dióxido de carbono y consumen menos
energía. El hecho de que por décadas se utilicen
en las viviendas populares es prueba del impacto
social positivo ya que una planeación de este tipo
de viviendas puede reducir el costo del material sin
reducir el confort.