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Abril: Shock

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Si buscamos en la wikipedia «La doctrina del<br />

shock» podremos leer: «...impactos en la<br />

psicología social a partir de desastres o contingencias,<br />

provocando que, ante la conmoción<br />

y confusión, se puedan hacer reformas<br />

impopulares.»<br />

A menor escala, podíamos decir que es lo que<br />

se ha producido en Telefónica, lo que desde CGT no<br />

dudamos en calificar de engaño. Un engaño de unos<br />

–la empresa, en su papel– y de otros –el sindicalismo<br />

responsable–, haciendo creíble un paquete de medidas<br />

desorbitado: la paga extra, los tres días por de Incapacidad<br />

Temporal, dos días «moscosos», los dos días<br />

de compensación de la extra, la antigüedad, el plan de<br />

pensiones y la supervivencia, los fondos sociales... para<br />

que al final la merma –media– de 4.000€ por persona<br />

nos pareciese un precio razonable a pagar por una prórroga<br />

de convenio que, a pesar de las garantías pactadas,<br />

no nos protegerá si a la empresa le vuelve apetecer<br />

recortarnos los salarios o los derechos.<br />

ABRIL 2013 - Nº 3<br />

REVISTA MENSUAL CGT TELEFÓNICA<br />

En CGT hemos vivido con intensidad las dos semanas<br />

durante las que se ha «negociado» este nuevo convenio,<br />

porque la prórroga que se firmó el pasado 26 de marzo,<br />

en vísperas de la semana santa, no deja de ser un nuevo<br />

convenio. Y hemos apostado por la unidad frente a tal<br />

agresión. La respuesta, la de siempre: prisas y cesiones.<br />

No tenemos ninguna duda de que casi todo lo<br />

firmado ya venía negociado de meses atrás. Las conversaciones<br />

de las «personas responsables» de estos<br />

dos sindicatos con las de recursos humanos son casi<br />

diarias, y era vox populi –entre sus manuales sindicales<br />

se encuentra la máxima de hacer correr bulos– que<br />

la empresa les había puesto encima de la mesa un<br />

gran recorte de salarios. Porque por mucho que se denominen<br />

diferidos, el plan de pensiones y la póliza de<br />

supervivencia son dinero de nuestros salarios, dinero<br />

que nos pertenece.<br />

El acuerdo se produce tras una gran «puesta en<br />

escena», rápida y precisa... eso sí, nos duele reconocerlo:<br />

¡Con un público entregado!


Para aplicarnos<br />

la «quita» de la<br />

prórroga, al Sr.<br />

Figueroa le tocó el<br />

papel de visionario<br />

apocalíptico que, con<br />

el panfletillo redactado<br />

a encargo de la<br />

Price WhaterHouse<br />

Coopers, amenazó<br />

con el despido si no<br />

se aplicaba la única<br />

solución posible a este<br />

futuro empresarial tan<br />

crítico: el recorte de<br />

los derechos de los de<br />

siempre<br />

Movilización<br />

Frente a la reforma permanente, movilización<br />

permanente. ¡Os toca a vosotras!<br />

2<br />

No son especulaciones, ni pretendemos generar<br />

alarma social. Nuestra única intención es la<br />

de informar y, a través de los razonamientos,<br />

conseguir que os pongáis en marcha.<br />

Imaginamos que, como CGT, os preguntáis:<br />

¿Quién gana más firmando deprisa y corriendo un<br />

convenio que modifica y modificará sustancialmente<br />

nuestras condiciones laborales? ¿Cuales son las consecuencias<br />

de un sindicalismo tan conformista y tan<br />

poco reivindicativo? ¿Seremos capaces de invertir esta<br />

tendencia?<br />

Desde el verano para acá, nos han traspuesto,<br />

nos han cambiado la carrera de comercial, la gestión<br />

de la formación y el trabajo a turnos, o incluso la<br />

gratificación de encargado. En la mesa de operaciones<br />

han conseguido implantar las disponibilidades forzosas<br />

en 35 provincias, modificando nuestro sistema de<br />

turnos y guardias. Y se acaban de comprometer, con<br />

la firma del nuevo convenio, a empeorarlo aún más, si<br />

cabe.<br />

Además, tras la sentencia del Constitucional,<br />

que declaraba vulnerado el derecho de las personas<br />

beneficiarias desvinculadas a ser representadas en el<br />

plan de pensiones Fonditel, asistimos a un proceso<br />

electoral encaminado a mantener el control absoluto<br />

de nuestro plan de pensiones, el que, curiosamente,<br />

quedará congelado para quince meses. La baja participación<br />

nos dio la razón: solo votó la quinta parte<br />

de los electores y, como no podía ser de otra manera,<br />

volvieron a salir elegidos los de siempre. Estas elecciones<br />

tan solo fueron un anuncio de lo que vendría<br />

después: la prórroga del convenio.<br />

Con un guión maquiavélico, la empresa y<br />

CCOO-UGT jugaron con las prisas y la conmoción<br />

de la plantilla para firmar un acuerdo, este nuevo<br />

convenio llamado prórroga, con el que siguen recortándonos<br />

derechos salariales –la pérdida continua de<br />

poder adquisitivo y los recortes de la previsión social–<br />

y laborales en general.<br />

Para ello, en el reparto de este «sainete» al Sr.<br />

Figueroa le tocó el papel de visionario apocalíptico<br />

que, con el panfletillo redactado a encargo de la Price<br />

WhaterHouse Coopers, amenazó con el despido si no


se aplicaba la única solución posible a este futuro empresarial<br />

tan crítico: el recorte de los derechos de los<br />

de siempre; la desregulación de las disponibilidades,<br />

la supresión de una paga extraordinaria, la reducción<br />

de los días de asuntos propios o de los descansos, el<br />

prorrateo de las horas extraordinarias, la eliminación<br />

del complemento por Incapacidad Temporal, la reducción<br />

de la aportación a FFSS, la paralización de la<br />

aportación al plan de pensiones.<br />

Enseguida saltaron al escenario<br />

de la negociadora nuestros incansables<br />

salvadores para, sin mucha fe,<br />

desmentir la necesidad de los recortes.<br />

Ya para entonces, CGT tenía claro<br />

que no tocaba hablar de eso sino de<br />

subidas salariales. Porque ni era el<br />

momento: el convenio establecía el<br />

segundo semestre; ni existían causas<br />

económicas: el repunte de la actividad<br />

gracias al «Plan «Fusión» lo impedía.<br />

Pero el cambio de paso de los<br />

firmantes, que aceptaba parte de los<br />

recortes a cambio de una prórroga de<br />

convenio, facilitó el desenlace express<br />

–tras cuatro reuniones y en apenas<br />

dos semanas– que conocemos.<br />

A pesar de que CGT apeló a la<br />

unidad sindical frente al ataque de<br />

la empresa, los firmantes prefirieron<br />

aceptar los mensajes apocalípticos y<br />

decidieron dar por buena una «quita»<br />

diferida heterogénea a cambio de una<br />

salvadora prórroga de un año.<br />

Haciendo alarde de su capacidad negociadora,<br />

han sido capaces de conseguir en un tiempo record<br />

usurpar a la plantilla la módica cifra de 90 millones<br />

de euros, de cambiar nada menos que siete cláusulas<br />

del convenio y añadir dos más, de comprometerse<br />

a cambiar las condiciones de jornadas y tiempo de<br />

trabajo –disponibilidades y turnos partidos–, de comprometer<br />

el futuro de la plantilla en Telefónica –posibles<br />

segregaciones con personal en el grupo Telefónica–<br />

de reducir las garantías del convenio al modificar<br />

Pero CGT, presente en<br />

multitud de empresas<br />

del sector, no se calla<br />

y ya está en la calle.<br />

Buscando la mayor<br />

unidad sindical<br />

posible, nuestro<br />

objetivo es muy<br />

claro: combatir las<br />

voraces políticas de<br />

destrucción de empleo<br />

y modificación de las<br />

condiciones laborales<br />

cambiando el actual<br />

conformismo sindical<br />

por la lucha. Todavía<br />

estamos a tiempo, de<br />

vosotras depende.<br />

3<br />

la cláusula 2. En una sola jugada la empresa «gana la<br />

partida» y la plantilla se queda sin un solo comodín<br />

de cara a un futuro incierto y hostil.<br />

Con la modificación de la cláusula 2 del convenio,<br />

pasado un año desde la finalización del convenio,<br />

pierde la ultractividad y, automáticamente, desaparecen<br />

todas las garantías negociadas.<br />

Lamentablemente, la lucha obrera en Telefónica<br />

se ha descartado como la manera más<br />

efectiva de hacer frente al capitalismo<br />

neoliberal que persigue un único fin:<br />

hacer desaparecer todos los logros<br />

históricos de tantos años de lucha<br />

social.<br />

Telefónica representa y lidera el<br />

pelotón más agresivo del empresariado.<br />

Ajeno a las necesidades de la sociedad,<br />

en pocos años ha conseguido<br />

aniquilar cientos de miles de puestos<br />

de trabajo en contratas a fuerza de<br />

dar más vueltas de tuerca con contratos<br />

de bucle imposibles de aceptar y<br />

forzándoles a imponer condiciones<br />

míseras de trabajo.<br />

O como en el telemárketing<br />

donde, hace poco, se ha «deshecho»<br />

de miles de puestos de trabajo con la<br />

venta de ATENTO. Con el cese de las<br />

campañas de Movistar para la propia<br />

ATENTO –a pesar de que en la venta<br />

de la empresa existía un compromiso<br />

de proporcionarle actividad–,<br />

UNITONO y DIGITEX, está provocando cientos de<br />

despidos y modificaciones sustancial de las condiciones<br />

laborales.<br />

Pero CGT, presente en multitud de empresas<br />

del sector, no se calla y ya está en la calle. Buscando<br />

la mayor unidad sindical posible, nuestro objetivo es<br />

muy claro: combatir las voraces políticas de destrucción<br />

de empleo y modificación de las condiciones<br />

laborales cambiando el actual conformismo sindical<br />

por la lucha. Todavía estamos a tiempo, de vosotras<br />

depende.


En los años 1980,<br />

las empresas<br />

norteamericanas<br />

descubrieron<br />

la «creación de<br />

valor en bolsa»,<br />

mediante las<br />

reducciones<br />

de plantillas<br />

y pusieron de<br />

moda global esa<br />

forma de gestión<br />

bastarda y fácil<br />

Los ERES<br />

4<br />

Los mal llamados expedientes de regulación de<br />

empleo, que deberían ser llamados expedientes<br />

empresariales de regulación económica, se suelen<br />

ceñir a la reducción de costes mediante la eliminación<br />

de empleo. Nunca un ajuste de costes se plantea<br />

retocando a la par, o priorizando, otros factores<br />

financieros: deuda-amortización, inversión, patentes,<br />

dividendos, administración, tasas-impuestos...<br />

El elemento inicial y recurrente en las crisis<br />

de empresa es casi siempre el empleo; pero no en<br />

su forma creadora, sino en la destructora. Está por<br />

presentarse el primer ERE que suponga un incremento<br />

del diez o del veinte por ciento de empleo sobre el<br />

existente.<br />

En los años 1980, las empresas norteamericanas<br />

descubrieron la «creación de valor en bolsa»,<br />

mediante las reducciones de plantillas y pusieron de<br />

moda global esa forma de gestión bastarda y fácil. Las<br />

multinacionales informáticas, bancarias y financieras,<br />

energéticas, de telecomunicaciones, de alimentación,<br />

sanitarias, pusieron en marcha procesos de «lifting» y<br />

aprobaron sucesivos y amplios recortes de empleo. Y<br />

no lo hicieron por demandas ínfimas, ni caída de ingresos,<br />

sino simplemente por «maquillar» la utilidad y<br />

la imagen de la empresa: la falsa creación de valor.<br />

Desde entonces, cualquier CEO o directivo,<br />

ante los avatares del comercio nacional o internacional,<br />

mantiene la reducción de empleados como<br />

fórmula inmediata de ajustar costes. Y da igual que el<br />

evento sea coyuntural o sistémico, da igual que afecte<br />

a un sector productivo u otro, da igual que sea breve<br />

o prolongado, da igual que sea por malversación o<br />

incapacidad de los administradores, da igual que haya<br />

bonanza o convulsión… el resultado ante cualquier<br />

indicio de fluctuación es: el ERE.<br />

En Europa también ha llegado esta acción<br />

empresarial de ajuste, bien es cierto que casi siempre<br />

se ha comenzado por las sucursales y divisiones de las<br />

matrices norteamericanas pero, en definitiva, los europeos<br />

hemos aprendido que la medida más cómoda<br />

y sencilla es la reducción de plantillas.<br />

En España hemos visto cómo: Chrysler, luego<br />

Talbot, redujeron empleo; IBM redujo plantilla,<br />

Delphi cerró su factoría, Gillette trasladó su factoría,<br />

Standard cerró varias factorías, Ford redujo plantilla,<br />

ATT redujo su personal, General Motors Corporation<br />

hizo ajustes de plantilla, Hoover trasladó la factoría…


Y no hacemos referencias muy lejanas geográficamente.<br />

En meses pasados hemos visto ERES en<br />

Sintel, en Visteón, en Teletech, en Santana, Atento,<br />

Bolidén, Tabacalera, Telefónica, Vitelcom, RENFE,<br />

RTVE, en Jerez de la Frontera, en la Junta de Andalucía,<br />

en la Generalitat Valenciana y, nuevamente,<br />

por enésima vez, en Astilleros, en la Minería, en la<br />

Banca y Seguros, en constructoras e inmobiliarias, y<br />

en comunicaciones, en la prensa, las radios, grandes<br />

almacenes, en publicidad, vestido y calzado… No hay<br />

sector, que no haya tenido una regulación de empleo<br />

mediana o grande; todas de destrucción de empleo.<br />

Pero a pesar de estos ERES, la situación en<br />

España es especialmente grave, dado que las reformas<br />

–para la modernización del sistema productivo<br />

español– se iniciaron hace ya treinta y cinco años<br />

–Pactos de la Moncloa de 1977– y se han ido sucediendo<br />

numerosos planes de revisión y adecuación<br />

–siempre incrementando la flexibilidad del empleo–,<br />

sin que esos planes, acuerdos, pactos y convenios<br />

supusieran la estabilidad o calidad del empleo, sino<br />

más bien todo lo contrario: rotación, eventualidad,<br />

temporalidad, «descausalización» del trabajo. En unos<br />

casos por acuerdo de ambas representaciones –capital<br />

y trabajadores–, en otras propiciado por la Administración<br />

–para «acceder» a la Comunidad Europea–;<br />

en otros casos por unilateralidad del empresariado, y<br />

en otros, finalmente, por «consenso» de todos.<br />

Las regulaciones legislativas sucedidas en el<br />

marco laboral son los siguientes: 27 de octubre de<br />

1977 Pactos de la Moncloa, 20 de diciembre 1979<br />

aprobación en el Congreso del Estatuto de los Trabajadores,<br />

5 de enero de 1980 Acuerdo Marco Interconfederal,<br />

9 de junio 1981 Acuerdo Nacional sobre<br />

Empleo, 15 de febrero 1983 Acuerdo Interconfederal,<br />

9 de octubre de 1984 Acuerdo Económico y Social,<br />

3 de abril 1992 Fomento de Empleo y Protección del<br />

Desempleo, 1993 Acuerdo Social sobre Políticas de<br />

Renta y Nuevo Acuerdo Interconfederal, 13 de junio<br />

1994 Reforma del despido, movilidad funcional y geográfica,<br />

9 de octubre de 1996 Pacto sobre Pensiones, 4<br />

de noviembre de 1996 Acuerdo de Empleo y Protección<br />

Social Agrario, 28 de abril de 1997 Acuerdo para<br />

la Estabilidad del Empleo y la Negociación Colectiva,<br />

2 de marzo 2001 Medidas Urgentes de Reforma del<br />

Mercado Laboral, 20 de diciembre de 2001 Acuerdo<br />

Interconfederal de la Negociación Colectiva, 24 de<br />

mayo 2002 Reforma de la Protección del Desempleo,<br />

5<br />

9 de mayo 2006 Reforma de la Temporalidad en el<br />

Empleo, 2007 Acuerdo Interconfederal para la Negociación<br />

Colectiva, 2008 Acuerdo Interconfederal<br />

para la Negociación Colectiva, 2009 Reforma del<br />

Mercado Laboral, 2010 Nuevas Reformas laborales,<br />

2011 Ley 27/2011 sobre reforma del mercado laboral,<br />

2012 Nueva Reforma Laboral...<br />

Y son reformas con gobiernos «liberales» y<br />

«progresistas», pero al final sucesivas facilidades para<br />

precarizar el empleo, y reducir garantías y derechos<br />

anteriores. Siempre el mismo objetivo: estabilizar y<br />

mejorar el acceso al empleo; y siempre el mismo resultado:<br />

eliminación de empresas, según ellos, «ineficientes»<br />

–para el futuro-y con condiciones laborales<br />

«privilegiadas ante la globalización».<br />

La conclusión ha sido siempre el reparto de la<br />

actividad existente entre las mismas, e incluso más<br />

personas; no ha habido desde hace muchos años una<br />

verdadera creación de puestos de trabajo fabriles «exnovo».<br />

La última ocasión fue la de GM en Zaragoza.<br />

El asunto se vuelve aún más gravoso y trascendente<br />

cuando esos ERES se efectúan en regiones o<br />

sectores con un punto de partida más débil y con unas<br />

medidas alternativas más difusas e inconsistentes.<br />

En éstas se desmontan las empresas, o se reducen a<br />

meros almacenes, para disminuir el valor del trabajo.<br />

De técnicos y operarios especializados se pasa a auxiliares,<br />

peones o braceros. El ERE no es, en estos casos,<br />

de despido, sino de degradación de sus condiciones<br />

–consentida, cuando no sugerida, por la Administración<br />

Pública–. Se abarata el empleo dando explicación<br />

de su simplicidad y sencillez. Se mantiene la marca<br />

mercantil, pero no su importancia. Son ERES «blandos»<br />

en los que la matriz deja una nave como «gesto<br />

de buena voluntad».<br />

Y si esta es la tónica de «regular el empleo»,<br />

sus remedios como: la formación, la subvención, la<br />

diversificación, la arbitrariedad, el upgrading y el<br />

empowerment no han servido de nada para atraer la<br />

inversión, la creación de nuevas empresas y paliar el<br />

empobrecimiento y la inseguridad. La solución a este<br />

problema de gestión mercantil no es «cuanto peor,<br />

mejor», sino armonizar, mediante las condiciones de<br />

los Estados más desarrollados, las deficientes condiciones<br />

de los países en desarrollo; no es ir forzando la<br />

mendicidad y carencia de los empleos «dignos», sino<br />

elevando en pasos y fechas sucesivas, las de los trabajadores<br />

menos protegidos.


Lo que hace<br />

este señor en<br />

Telefónica lo<br />

hacen otros<br />

muchos en sus<br />

empresas, y<br />

el gobierno o<br />

los medios de<br />

comunicación<br />

no les obligan<br />

a identificarse;<br />

tampoco les<br />

acusan de ser<br />

filoterrorista por<br />

utilizar el miedo<br />

para conseguir<br />

sus lucrantes<br />

objetivos<br />

Escraches<br />

En Telefónica, con un ERE pactado han despedido<br />

a 6800 personas. A la vez que el convenio<br />

2011-2013, se firmó el ¡ja, ja, ja...plan social!<br />

Según la empresa, era para solucionar los posibles problemas<br />

que pudiera tener ante una futura merma de ingresos –ni<br />

siquiera hablamos de pérdidas–. Quienes se acogían a él en el<br />

2012 y 2013 tenían hasta marzo de cada uno de estos años<br />

para hacerlo pero, curiosamente, en el 2012 cambiaron el<br />

plan social y los últimos tuvieron que acogerse antes de julio<br />

del 2012. Ahora, en marzo de 2013, casualidad, es cuando<br />

se hace la reforma de las pensiones que les va a afectar, sobre<br />

todo a los últimos.<br />

No contentos con esto, la Telefónica se ha permitido el<br />

lujo de amenazar y aterrorizar a su plantilla con una carta sin<br />

desperdicio que nos envía a través de «lotus» directamente<br />

el Sr. Figueroa, director de RRHH. En ella nos dice que, si<br />

no tragamos con lo que la empresa quiere, nos va a despedir.<br />

Recordemos que ya nos está despidiendo. Lo que hace este<br />

señor en Telefónica lo hacen otros muchos en sus empresas,<br />

y el gobierno o los medios de comunicación no les obligan<br />

a identificarse; tampoco les acusan de ser filoterroristas por<br />

utilizar el miedo para conseguir sus lucrantes objetivos. No<br />

están desesperados, y no les tiembla la voz para seguir amenazando,<br />

incluso en las reuniones con la parte social. Ya se<br />

sabe, son unos antisistema.<br />

Pero no solo es la empresa quien participa en esta<br />

campaña del miedo. Para propagarla utiliza, sin tapujos, a sus<br />

sindicatos yo-yo-firmoUGT, yotesigoCCOO, y sibuanaSTC-<br />

UTS, quienes explican a sus afiliados cómo nos quedaríamos<br />

con la reforma laboral en lugar de plantar cara y luchar<br />

contra ella, como hace gran parte de la ciudadanía a la que,<br />

sin éxito –menos mal–, intentan controlar y poner bajo su<br />

orbita.<br />

Gracias a esta continua amenaza, el cuarteto ha firmado<br />

una prórroga-renovación de convenio que nos despojan<br />

de la poca seguridad que teníamos contra el fin de la ultractividad,<br />

algo con lo que, rápidamente, la Sra Belén de la Hoz –<br />

representante de RRHH en las mesas de negociación–, vuelve<br />

a amenazarnos y nos avisa de que quedaremos «en cueros» o,<br />

lo que es lo mismo, con el Estatuto de los Trabajadores.<br />

Nos han quitan parte de nuestro salario –dependiendo<br />

de si tienes o no plan de pensiones, seguro de supervivencia,<br />

si te vas o te quedas...– y dejan abiertas las dichosas mesas<br />

de trabajo donde cuecen todos estos recortes para luego<br />

llevarlos a firmar y quedar bien con la magistratura. Eso por<br />

culpa de la mesa de negociación permanente. ¡Maldita sea!<br />

Lo único que se negocia es quitarnos derechos. Mucho nos<br />

tememos que así seguirán, metiéndonos el miedo en el cuerpo,<br />

amenazándonos con el terrorismo empresarial al que no<br />

persigue el gobierno sino que alienta. Así hasta que empecemos<br />

a despertar y plantarles cara.<br />

6


A golpe de pedal<br />

Recojo la bici del trastero y la subo por las escaleras<br />

–¡Maldita sea, ojalá la pudiera dejar en la<br />

calle! Si me la mangaron del trastero cualquiera<br />

se atreve.<br />

Me pongo el buzo, el casco, la mascarilla y los<br />

guantes, en ese orden. La calle Embajadores es muy<br />

cuesta arriba; siento el aliento del motor de un conductor<br />

que se impacienta. Plaza mayor y sol. Tengo<br />

suerte, la bici cabe en el ascensor. El horario de trenes<br />

anuncia que en dos minutos uno pasará hacia Alcobendas.<br />

No me pongo nervioso, sé que tengo que sacar<br />

el billete, pasar los tornos, bajar las escaleras –tres<br />

tramos de mecánicas– y llegar al andén –¡Imposible!<br />

El tren con destino Canto Blanco aparece por el<br />

lado izquierdo. Espero a que se pare y busco las puertas<br />

con acceso a nivel. El vagón está casi lleno y busco<br />

el pasillo de los servicios, donde menos moleste. Me<br />

miran mal. Hay otro compañero que amablemente me<br />

indica que la coloque paralela a la suya.<br />

Miro correos, me meto en el twitter –¡Hostias,<br />

Fuencarral!–. Me bajo corriendo, casi atropellando al<br />

personal. Ya estoy fuera. Hace un buen día. Cojo el ascensor<br />

de bajada y el de subida para cruzar los andenes.<br />

La bici no cabe, la empino y me meto, y mientras<br />

la sujeto con una mano con la otra doy a los botones.<br />

Salgo de la estación, ya no me pongo la mascarilla,<br />

pienso que el aire será más respirable. Pedaleo,<br />

giro a la derecha, bajo por el camino que pasa por el<br />

túnel de debajo de las vías. Oigo el eco del trotar de<br />

un corredor, las trabajadoras con sus tarteras; salgo<br />

del túnel. Ya estoy en el carril bici que lleva a la<br />

rotonda que da acceso al Distrito, tan solo tengo que<br />

tener cuidado en las intersecciones con las carreteras:<br />

alguno se piensa que cruzar un paso de peatones en<br />

bici no da preferencia.<br />

Se atisba a lo lejos la gran mole reticular de acero<br />

y cristal, cuatro grandes torres en los cuatro puntos<br />

cardinales. El sol tiñe de naranja las colas de las nubes<br />

que cruzan el horizonte. El granate carril bici cruza el<br />

nuevo barrio de las Tablas: urbanizaciones de ladri-<br />

7<br />

llo que se miran el ombligo, un enorme colegio gris<br />

con pistas de tartán azul, grandes avenidas de asfalto<br />

donde los coches van muy deprisa... y botones en los<br />

semáforos para que los peatones pidan permiso para<br />

cruzar. A riesgo de ser atropellado por un autobús<br />

que quiere salir en la primera, me meto en una gran<br />

rotonda y consigo, sin un rasguño, rodearla para salir<br />

por el túnel que pasa por debajo de la M-40. Frente<br />

a mí se alza esa gran ciudad empresarial del Distrito<br />

Telefónica; en primer plano el edificio presidencial.<br />

Gotas de sudor por la frente. Miro el reloj –apenas 50<br />

minutos desde que salí de Madrid, ¡En el ágil metro<br />

tardo una hora!<br />

La reunión es a las once y son las diez y media.<br />

Ato la bici al lado del bar de plaza sur y cruzo el<br />

complejo. Ya se huele la primavera, los pájaros están<br />

inquietos. En una sala cuadrada bastante pequeña,<br />

nos apelotonamos empresa y sindicatos para que la<br />

directora de relaciones laborales nos informe de que<br />

este año tampoco habrá revisión salarial por que<br />

un índice que «se audita pero no se publica» no ha<br />

llegado al acordado, y que la subida del 1% se quedará<br />

en 0,6% en tablas. Me quejo de la pérdida de poder<br />

adquisitivo que se produce desde que abandonamos<br />

las referencias a los IPC previstos y reales, a cambio<br />

de «este acto de fe» que es el OIBDA. También de la<br />

premura con la que se convoca la reunión y del orden<br />

del día cerrado, y pido explicaciones de cómo se va<br />

a aplicar la heterogénea «quita» que nos produjo la<br />

prórroga. No hay respuestas.<br />

De vuelta a Madrid, tras cada golpe de pedal<br />

repaso mentalmente las dos últimas semanas, desde<br />

que nos llegó la amenazante carta de recursos humanos<br />

al tono pausado y sereno de la señora directora en<br />

esta última reunión; de fondo las felicitaciones de los<br />

firmantes, todo sin la mínima conflictividad.<br />

Consecuencias: pérdidas salariales y laborales<br />

sin una sola batalla. La plantilla en estado de shock,<br />

y algunos, demasiados, incluso con el síndrome de<br />

Estocolmo. ¡Y el Linares se va con 40 millones!


Renta básica<br />

Instrumento de autonomía para los de abajo<br />

Un proceso<br />

crítico no puede<br />

considerar la<br />

limosna, pública o<br />

privada, como un<br />

instrumento para<br />

la transición hacia<br />

cualquier utopía<br />

que pretenda ser<br />

una alternativa<br />

al modelo<br />

de sociedad<br />

capitalista<br />

La Renta Básica de las Iguales (RBis), plantea como un<br />

derecho la renta mínima de subsistencia para todas<br />

las personas (un derecho individual y universal),<br />

sin condiciones (incondicional) y con una cuantía<br />

equivalente a la del umbral de la pobreza (suficiente). Esta<br />

herramienta de transformación social nace de las gentes<br />

de Baladre y del Seminario de Economía Crítica Taifa, de<br />

su experiencia, sus reflexiones y debates. La CGT abordó<br />

la RBis en su XVI Congreso Confederal , sin duda fruto de<br />

que, desde hace años, esta propuesta es conocida, apoyada<br />

y/o reivindicada por militantes, sindicatos y personas<br />

afiliadas a la organización anarcosindicalista. Durante el<br />

debate congresual se hizo patente la necesidad de difundir<br />

y conocer mejor esta herramienta, de utilizar esta labor<br />

para estrechar lazos con otros colectivos seriamente<br />

comprometidos contra la exclusión social y la pobreza,<br />

como Baladre con quienes venimos enredando en el<br />

campo de la acción social.<br />

La crisis está acentuando la explotación de<br />

trabajadores y trabajadoras, la necesidad de capital del<br />

sistema hace que todas las medidas, leyes y reformas estén<br />

encaminadas a traspasar rentas del trabajo hacia el sistema<br />

financiero que devora recursos incansablemente, no se<br />

salvan ni los servicios y empresas públicas, ni las políticas<br />

sociales, un auténtico desastre que nos retrotrae a las<br />

condiciones que imperaban en los años de la transición.<br />

Ante esta situación se hacen mas necesarias que<br />

nunca herramientas para que las personas construyan sus<br />

propios espacios de seguridad desde las que defender sus<br />

derechos, lugares de participación y debate desde los que<br />

crear un futuro centrado en la vida y no en la economía,<br />

procesos de apoyo y colaboración... Del mismo modo que<br />

CGT y su forma de practicar el sindicalismo, se constituyen<br />

en herramienta en manos de trabajadoras y trabajadores<br />

para defender sus derechos, la RBis (Renta Básica de las<br />

Iguales) que plantea como un derecho la renta mínima de<br />

subsistencia para todas las personas sin condiciones, puede<br />

ser baluarte de las que menos tienen, un punto de partida<br />

desde el que construir una alternativa al capitalismo,<br />

verdadero causante de la desigualdad y la injusticia.<br />

8


Las personas debemos lograr la autonomía<br />

del capital. Las que vivimos de nuestra capacidad<br />

de ofrecer fuerza de trabajo tenemos que dejar de<br />

depender de aquéllos que viven de la fuerza de<br />

trabajo de los demás. Mientras una minoría sea a<br />

quien se le otorgue la capacidad de crear empleo y,<br />

de este modo, controlar la renta que llega a la gente,<br />

no habrá posibilidad de lograr la mejora de vida<br />

de la inmensa mayoría de personas. En el actual<br />

capitalismo seguir pidiendo trabajo (asalariado) o<br />

empleo es continuar dependiendo de la minoría de<br />

privilegiados que viven a costa del sufrimiento de<br />

las demás. Si queremos avanzar en la justicia social<br />

y la libertad de las personas debemos pensar en<br />

mecanismos de distribución de la riqueza que no<br />

9<br />

dependan del mercado de trabajo, que no dependan<br />

de ningún mercado, porque si no nos estaremos<br />

poniendo en manos de los que no quieren redistribuir<br />

los mecanismos de distribución.<br />

Por eso es preciso hablar de las cooperativas<br />

autogestionadas y con objetivos anticapitalistas;<br />

por eso hay que volver a pedir que los medios de<br />

producción sean públicos o colectivos y una reforma<br />

fiscal que haga que los impuestos sean progresivos<br />

(como dice la Constitución); por eso la renta básica es<br />

un instrumento a considerar por los que buscamos la<br />

justicia social y la autonomía de las personas frente a<br />

los explotadores, la libertad de las de abajo frente a los<br />

de arriba.<br />

La huelga de hambre de Míriam Pérez Mendoza, una lucha<br />

ejemplar<br />

Míriam ha necesitado 29 días de huelga de hambre para poder ‹iniciar una ronda<br />

de diálogo› con la ejecutiva del sindicato UGT para el que trabajó durante 15 años<br />

hasta que fue despedida con un ERE. Tras reclamar en los juzgados y a punto de<br />

engrosar las filas de las personas excluidas, tomó la decisión de utilizar su cuerpo como herramienta<br />

de lucha frente a la injusticia que supone el despido y el camino inevitable hacia la<br />

pobreza para ella y su hija.<br />

Desde un primer momento, arropada por unos pocos colectivos y personas entre los<br />

que se encontraba CGT, pedía que le restituyeran su empleo, convencida de que el ERE no<br />

tenía fundamento y que había recibido un trato discriminatorio. Nunca pudimos imaginar<br />

hasta que punto es duro negociar con UGT cuando se sienta al otro lado de la mesa, el del<br />

patrono. Transcurrían los días en la acampada frente a la Casa Sindical de Tenerife y la indiferencia,<br />

las burlas y el insulto fue el único mensaje que recibió de su antiguo sindicato.<br />

Pasadas las primeras semanas nadie daba crédito a la nula voluntad de negociación, las<br />

protestas se recrudecían, los contactos con los partidos políticos se intensificaban, los ecos de<br />

la protesta llegaban hasta la misma ejecutiva estatal del sindicato, todo sin ningún resultado.<br />

Para quienes estábamos con Míriam se trataba ante todo de una cuestión humanitaria, del<br />

más elemental apoyo mutuo entre colectivos y personas que luchan juntas desde abajo, pero<br />

también de denuncia hacia un sindicato que aplica ERE›s y despidos a sus plantillas en aplicación<br />

de legislaciones que ellos mismos han denunciado públicamente y que en ocasiones,<br />

como en las últimas huelgas generales, les ha llevado a pedir desde sus cúpulas la movilización<br />

unitaria de la clase trabajadora en contra de estas políticas antisociales que nos llevan al<br />

paro y la exclusión.<br />

Veintinueve días pasando hambre por el derecho a una vida digna a cambio de una<br />

raquítica esperanza, esto nos indigna y lo que es más grave para CGT, cuestiona desde la<br />

base misma los procesos de unidad sindical y de los movimientos sociales ahora en marcha.<br />

Lo cierto es que la lucha de Míriam ha resultado fuente de conflicto para colectivos y organizaciones,<br />

pues se han mezclado cuestiones personales, intereses contrarios, estrategias<br />

sindicales... cuestiones secundarias según pensamos cuando se trata de alguien que opta por<br />

la huelga de hambre para resistir. Un tema que no dudaríamos en apoyar si fuese Telefónica<br />

quien despidiese injustamente pero que parece un problema insalvable cuando es UGT quien<br />

lo hace.<br />

En esta situación de emergencia social –en este análisis todas parecemos coincidir–<br />

nuevas coordinadoras, movimientos ciudadanos, plataformas y asambleas populares vienen<br />

abriéndose camino, en CGT también creemos que los procesos unitarios son imprescindibles,<br />

siempre que estos partan de las de abajo, desde la horizontalidad y el apoyo mutuo.


... me voy a despedir<br />

dejándoos la imagen de Rajoy<br />

en su comparecencia del 2 de<br />

abril, de nuevo en un televisor<br />

de plasma –por cierto, es<br />

curioso que el propio Mariano,<br />

en diciembre de 2012, le<br />

echara la culpa de la crisis a la<br />

compra de teles de plasma, con<br />

el gustillo que les ha cogido.<br />

Este tipo de comparecencias<br />

me recuerdan mucho a las que<br />

hacían los mandamases de<br />

1984, de Orwell<br />

El funcionario<br />

Mariano<br />

10<br />

Hoy he llegado con ojeras al trabajo. Me ha<br />

costado dormirme porque no podía dejar de<br />

pensar en la imagen de la infanta Cristina<br />

sentada en el banquillo de los acusados. No me quiero<br />

ni imaginar si encima la condenan. Tendré que tomar<br />

pastillas contra el insomnio. ¿En qué estarían pensando<br />

estos muchachos para comprometer así a una institución<br />

como la Corinna, perdón la Corona? Viendo<br />

lo que se les venía encima no me extraña que Cristina<br />

e Iñaki, junto a sus hijos claro, hayan estado esquiando<br />

en Baqueira esta Semana Santa. Supongo que Iñaki<br />

iría a gastos pagados, ya que tras la fianza impuesta en<br />

febrero (8 millones de euros) es harto conocido que<br />

se vio abocado a un ‘empobrecimiento injusto’. O a<br />

lo mejor se dejó invitar por Bárcenas, que también ha<br />

pasado estos días por allí, y que seguro que le quedan<br />

algunos ahorrillos en alguna cuenta oculta.<br />

Claro que a lo mejor es que esquiar, hoy en día,<br />

está al alcance de cualquiera. O dar clases de golf, sobre<br />

todo si son gratis. Y si no que se lo pregunten a los<br />

Aznar-Botella, que por ‘cortesía’ de la empresa Club<br />

de Campo (con capital del Ayuntamiento de Madrid)<br />

fue obsequiada con algunas clases ‘esporádicas’. Aunque<br />

no sé si al final les habrá salido más caro, ya que<br />

ahora han decidido pagar esas clases incluso aunque<br />

sean supuestas, ya que no están seguros de que hayan<br />

dado tantas horas.<br />

¡Qué honradez la de esta familia! Podría aprender<br />

un poco el exconsejero de Sanidad de la Comunidad<br />

de Madrid Manuel Lamela, que ahora trabaja<br />

para la empresa a la que adjudicó un hospital cuando<br />

todavía era Consejero. Aunque escuchando a su amigo<br />

Francisco Granados ayer en la radio, Lamela era<br />

el hombre más honrado y ético de este planeta y no<br />

entendía la polémica.<br />

Está claro que los Aznar, Urdangarín, Lamela y<br />

compañía viven en un mundo distinto al mío. Válcarcel,<br />

el presidente murciano, me es mucho más cercano,<br />

con sus 122 euritos en su cuenta bancaria y sus<br />

deudas hipotecarias por valor de 645.314 euros. Una<br />

víctima más de los bancos que conceden hipotecas sin


evaluar los riesgos que comporta dar un crédito por<br />

valor de 750.000 euros a una persona que apenas gana<br />

algo más de 80.000 euros al año. Así tiene la cuenta el<br />

pobrecico –esto es murciano–, tiritando.<br />

Y ni siquiera va a poder unirse a Urdangarín<br />

para hacer escrache –es un vocablo argentino, muy<br />

de moda últimamente; viene a ser algo así como<br />

denuncias populares efectuadas con actos no violentos;<br />

en nuestro país se aplica, por ejemplo, al acto de<br />

poner pegatinas en las fachadas de casas de políticos<br />

para denunciar los desahucios– ya que es una cosa<br />

muy mal vista por sus compañeros de filas. De hecho<br />

Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid,<br />

ha llegado a comparar estas acciones con las de la<br />

Kale Borroka. Aunque la propia Cristina Cifuentes,<br />

en octubre de 2009, defendía en su blog los abucheos<br />

a Zapatero durante el desfile de las Fuerzas Armadas,<br />

con frases como ‘En un país democrático, cualquier<br />

expresión de protesta ciudadana es siempre legítima’.<br />

No me gustaría hacer bromas con este tema. Para eso<br />

ya tenemos a gente cualificada en el humor como el<br />

diputado socialista Nacho Sánchez Amor que publicó<br />

el siguiente tuit –aconsejo antes de leerlo que se<br />

instale en nuestra cabeza la musiquilla del club de la<br />

comedia; si no queda muy soso–: «He quedado para<br />

hacer un escrache de esos en casa de Mónica Belucci.<br />

A ver si la convencemos de que, aunque no se quiera,<br />

sí se puede.»<br />

El pobre consuelo de tontos que nos queda es<br />

que no sólo en nuestro país los políticos viven alejados<br />

de la realidad. En Gran Bretaña, el Ministro de<br />

Trabajo, Ian Duncan Smith, respondió a una pregunta<br />

que él sí podría vivir con el nuevo subsidio mínimo<br />

11<br />

–53 libras, unos 63 euros semanales– aprobado tras<br />

unos nuevos y durísimos recortes. Tendría que haber<br />

echado mano de nuestro humorista Sánchez Amor<br />

–“Aunque no se quiera, sí se puede”– tan cercano al<br />

famoso humor británico. Y lo peor para él es que ni<br />

siquiera es un pionero: el exministro colombiano de<br />

Hacienda, Guillermo Perry, ya pregonaba en octubre<br />

de 2012, que había que bajar el salario mínimo<br />

porque «esa remuneración es tan elevada que está<br />

generando desempleo e informalidad laboral entre los<br />

pobres». En la manera de expresarse se nota que es de<br />

la tierra de García Márquez. En España, nuestra diputada<br />

Fabra utilizó una expresión mucho más sencilla<br />

para defender la bajada en las prestaciones por desempleo,<br />

en julio de 2012. Su ya famoso: ¡Que se jo…!<br />

Y ahora, como me estoy volviendo una mala<br />

persona –¿será por la influencia de rojos como mi<br />

amada Lola o mi compañero Jesús?–, me voy a despedir<br />

dejándoos la imagen de Rajoy en su comparecencia<br />

del 2 de abril, de nuevo en un televisor de<br />

plasma –por cierto, es curioso que el propio Mariano,<br />

en diciembre de 2012, le echara la culpa de la crisis<br />

a la compra de teles de plasma, con el gustillo que les<br />

ha cogido. Este tipo de comparecencias me recuerdan<br />

mucho a las que hacían los mandamases de 1984, de<br />

Orwell. Pero con los avances que hay hoy, creo que<br />

tiene que afinar más para salir más favorecido. No sé<br />

si la imagen estaría mal ajustada, o le falta brillo, o es<br />

que Rajoy viene del más allá o del lado oculto de la<br />

luna. El hecho es que su visión me produce escalofríos.<br />

Espero no tener más pesadillas esta noche. Ya<br />

tuve bastantes ayer con la pobre infanta.


Ding, Dong<br />

la bruja<br />

ha muerto<br />

La BBC no emitió en su programa dominical sobre<br />

los éxitos musicales de la semana una canción<br />

del musical infantil «El mago de Oz» convertida<br />

en un «hit» crítico con la ex primera<br />

ministra Margaret Thatcher, pese a que el tema<br />

escaló hasta los primeros puestos de ventas.<br />

El éxito de «Ding Dong! The Witch is Dead»<br />

–Ding Dong, la bruja ha muerto– se disparó tras el<br />

fallecimiento de la dirigente conservadora, y el tema llegó al<br />

tercer puesto de los más vendidos en el recuento, según la Compañía<br />

Oficial de Charts británicos.<br />

Interpretada por Judy Garland en el filme de 1939 «El mago de<br />

Oz», la canción ha sido adoptada por los críticos de la Dama de Hierro,<br />

una de las figuras británicas más controvertidas, para celebrar su muerte.<br />

El presidente de BBC Radio 1, Ben Cooper, dijo que «no incluirán<br />

el tema pero que se mostrará un clip de 51 segundos de la canción como<br />

parte de las noticias de la emisora.»<br />

Según Cooper ha sido difícil llegar a un acuerdo. «Hay argumentos<br />

muy difíciles y emocionales de ambas partes. No podemos olvidar<br />

que hay una familia que está en duelo por una persona amada que va a<br />

ser sepultada».<br />

La ex primer ministra, y ahora difunta, se convirtió, junto al también<br />

difunto y ex presidente de EEUU, Ronald Reagan, en principales<br />

ejecutores durante los 1980, de las políticas más ultraconservadoras,<br />

basadas en el neoliberalismo económico que permitió dejar a la suerte<br />

de los mercados económicos la autoregulación de la economía mundial.<br />

Origen de las políticas «adelgazadoras» de los estados y privatizadoras<br />

de los servicios públicos que ahora, aprovechando la enésima<br />

crisis económica, se están intensificando en los países, como el nuestro,<br />

que se endeudaron para combatir la crisis financiera provocada por<br />

el enfriamiento de los mercados del dinero tras la aparición de las<br />

famosas «suprime» –hipotecas basura– en el 2007.<br />

Políticas económicas que han convertido a la clase trabajadora<br />

en objetivo de los ajustes económicos generando la falsa<br />

afirmación de que estábamos viviendo por encima de nuestras<br />

posibilidades, cuando la realidad es que muchas y muchos de nosotros<br />

teníamos salarios por debajo de nuestras necesidades.<br />

Curiosamente, la Sra. exministra, y ahora difunta murió en<br />

el lujoso hotel Ritz de Londres.

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