TEMA 18 Entomología Forense TEMA 18 Entomología ... - sisman
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<strong>TEMA</strong> <strong>18</strong><br />
<strong>Entomología</strong> <strong>Forense</strong>
<strong>TEMA</strong> <strong>18</strong>. ÍNDICE<br />
LICENCIATURA EN CIENCIAS AMBIENTALES. UNED<br />
ASIGNATURA: ENTOMOLOGÍA APLICADA<br />
<strong>TEMA</strong> <strong>18</strong>: ENTOMOLOGÍA FORENSE<br />
1. Definición y fundamentos de la entomología forense<br />
2. Importancia de los insectos en estudios forenses<br />
2.1. Determinación del intervalo post mortem.<br />
2.2. Determinación del lugar de la muerte<br />
2.3. Utilidad de los insectos<br />
2.4. Modo de actuación ante un cadáver<br />
2.5. Protocolo de recogida de muestras<br />
2.6. Principales grupos de insectos<br />
3. Colonización de cadáveres<br />
3.1. Procesos en la descomposición de un cadáver<br />
3.2. Hábitos de los insectos colonizadores de cadáveres<br />
3.3. Etapas en la colonización de un cadáver<br />
4. Otras aplicaciones de la entomología forense<br />
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1. DEFINICIÓN Y FUNDAMENTOS DE LA ENTOMOLOGÍA FORENSE.<br />
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ASIGNATURA: ENTOMOLOGÍA APLICADA<br />
<strong>TEMA</strong> <strong>18</strong>: ENTOMOLOGÍA FORENSE<br />
Cuando un ser vivo muere, sufre diversos cambios y transformaciones físico-químicas,<br />
convirtiéndose en un medio favorable para una serie de artrópodos que se van instalando en él<br />
y utilizan los restos en descomposición como alimento y como hábitat. Esta sucesión de<br />
artrópodos, casi todos insectos, es predecible, puesto que cada etapa de la putrefacción de un<br />
cadáver atrae selectivamente a una especie determinada; sin embargo, el papel de las diferentes<br />
especies es variable y no todas participan activamente en la reducción de los restos. El<br />
conocimiento de esta fauna asociada a los cadáveres, constituida por artrópodos corresponde a<br />
la entomología forense o médico‐legal.<br />
La entomología forense constituye una aplicación de la ciencia entomológica a todos los<br />
aspectos que pueden tener relación con el ámbito legal, tanto judicial como policial. Uno de los<br />
aspectos más relevantes es el relacionado con el establecimiento de la fecha de la muerte en<br />
casos de fallecimiento con interés forense, y con la posibilidad de deducir el lugar y las<br />
circunstancias que lo rodearon. Podemos entonces definir la entomología forense como el<br />
estudio de los insectos asociados a un cuerpo muerto para determinar el tiempo transcurrido<br />
desde su muerte. Por lo tanto, esta disciplina hace uso de las características ecológicas de los<br />
insectos necrófagos aplicándolos como bioindicadores.<br />
Los principales objetivos de la entomología forense son:<br />
• Datar la muerte mediante el estudio de la fauna cadavérica presente en el cuerpo en<br />
ese momento (identificación de especies y etapa de su desarrollo).<br />
• Determinar la época del año en que se produjo la muerte, debido a que algunas<br />
especies aparecen en épocas concretas del año.<br />
• Verificar si la persona murió en el lugar en el que se encontró su cadáver o fue<br />
trasladada hasta allí, comparando la fauna del cadáver con la de su entorno.<br />
• Dar fiabilidad y apoyo a otros medios de datación forense.<br />
El primer documento escrito de un caso resuelto por la entomología forense es un manual<br />
de Medicina Legal chino del siglo XIII. En este documento se recoge un caso de homicidio en el<br />
que apareció un labrador degollado por una hoz. Para resolverlo, los labradores que podían<br />
haber tenido relación con la víctima, tuvieron que dejar sus hoces en el suelo al aire libre. Las<br />
moscas sólo se posaron en la hoja de una de las hoces, pues fueron atraías por los restos de<br />
sangre que había en ella, y de esta forma se pudo saber quien mató al labrador.<br />
Durante mucho tiempo se consideró que las larvas que devoraban un cuerpo surgían en él<br />
por generación espontánea. Pero en la segunda mitad del siglo XVII, el biólogo y médico<br />
italiano Francisco Redi demostró científicamente que las larvas de la materia orgánica en<br />
descomposición no aparecen si se evita que las moscas pongan sus huevos en ella; a partir de<br />
entonces se empezó a desechar la idea de la generación espontánea. Sin embargo, hasta<br />
mediados del siglo XIX no se empezó a utilizar la entomología en el ámbito legal y aparecieron<br />
los primeros artículos referidos a la aplicación de la entomología en la medicina legal y forense.<br />
Podemos citar el caso del médico francés Dr. Bergeret quien, en <strong>18</strong>50, trató de determinar el<br />
tiempo transcurrido desde la muerte en un neonato emparedado en una chimenea, basándose<br />
en las larvas encontradas en los restos; sus conclusiones no fueron del todo acertadas debido a<br />
las carencias en sus conocimientos de entomología, pero sentó un predecente.<br />
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Puede decirse que el verdadero precursor de esta disciplina es el Doctor Pierre Mégnin,<br />
experto entomólogo y parasitólogo del Museo Nacional de Historia Natural de París, quien<br />
entre los años <strong>18</strong>83 y <strong>18</strong>98, estudió y detalló cuidadosamente la sucesión predecible de<br />
artrópodos asociada a la descomposición de un cuerpo. Publicó una serie de artículos referidos<br />
a la <strong>Entomología</strong> médico-criminal, siendo el más famoso “La faune des cadavres: Application de<br />
L´Entomologie à la Médicine Légale (<strong>18</strong>94), obra de enorme importancia que aún en la actualidad<br />
sigue siendo citada como bibliografía básica.<br />
Los diferentes grupos de artrópodos fueron definidos por Mégnin como “escuadras de la<br />
muerte”. Según este autor, estas escuadras u oleadas son atraídas de una forma selectiva y con<br />
un orden tan preciso, que una determinada población de insectos sobre el cadáver indica el<br />
tiempo transcurrido desde el fallecimiento. Investigaciones posteriores han demostrado que<br />
esto dista mucho de ser tan exacto como él y otros estudiosos del tema pensaban, pues existen<br />
con frecuencia muchos factores desconocidos que hacen difícil llegar a unas conclusiones<br />
definitivas. De cualquier forma, sus aportaciones dieron lugar a las numerosas investigaciones y<br />
sirvieron en gran parte para crear una profesión médica y legal, consciente de la enorme<br />
utilidad de los datos entomológicos en las investigaciones forenses.<br />
En las últimas décadas se ha puesto de manifiesto la utilidad de la entomología forense en<br />
la investigación médico-legal de la muerte. Las técnicas utilizadas por esta rama de la<br />
entomología permiten obtener una información muy útil, no sólo en la investigación de la<br />
muerte (incluyendo data de la muerte, estación del año, localización geográfica, traslado o<br />
almacenamiento de los restos cadavéricos, data de la decapitación y/o mutilaciones, localización<br />
específica del traumatismo, etc) sino también de la escena del crimen, uso de tóxicos, relación de<br />
un sospechoso con la escena de la muerte, maltrato infantil, agresión sexual e identificación de<br />
sospechosos. Además, actualmente se están llevando a cabo investigaciones basadas en el<br />
estudio del DNA, que están ayudando a resolver los problemas que pueden surgir acerca de la<br />
identificación de las larvas mediante su morfología.<br />
2. IMPORTANCIA DE LOS INSECTOS EN ESTUDIOS FORENSES.<br />
Los insectos contribuyen fundamentalmente a conocer el intervalo post mortem o data de<br />
la muerte y a determinar el posible traslado del cadáver.<br />
2.1. Determinación del intervalo post mortem.<br />
Es posible determinar el tiempo que el cuerpo muerto ha estado expuesto a la actividad<br />
de los insectos (intervalo post mortem o PMI “Post mortem interval”) basándose en el estudio de<br />
éstos, ya que presentan un desarrollo complejo, lo que permite estimar su edad con bastante<br />
exactitud y, por lo tanto, el tiempo que llevan en el cuerpo.<br />
Existen numerosas variables que pueden alterar el establecimiento del PMI, y que deben<br />
considerarse en el desarrollo de la investigación. Los más importantes son:<br />
• Condiciones meteorológicas, sobre todo de temperatura y humedad, que inciden en la<br />
tasa de evolución y en el desarrollo de los insectos.<br />
• Latitud geográfica.<br />
• Tipo de sustrato.<br />
• Lugar y condiciones en las que se halla el cuerpo.<br />
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• Relaciones intra e interespecíficas de la fauna cadavérica.<br />
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• Grado de conocimiento de la taxonomía de las especies y su biología, es decir,<br />
identificación y desarrollo de sus ciclos vitales, en lo que se refiere a duración y<br />
características de las distintas etapas.<br />
Otras fuentes de variación son la incapacidad de la víctima de ahuyentar los insectos<br />
durante el periodo agónico, el efecto de sustancias tóxicas, fármacos y drogas en el desarrollo<br />
larvario y pupal de los insectos, así como el nivel de exposición del cuerpo a los insectos.<br />
Puede ocurrir en ciertos casos que la data dada por el entomólogo no coincida con la del<br />
médico forense que ha practicado la autopsia; esto es así porque los insectos no han colonizado<br />
el cadáver en los primeros días tras la muerte (lugares de difícil acceso para los insectos, casas<br />
perfectamente cerradas, etc.). También puede suceder, por ejemplo, en casos de abandono o<br />
malos tratos, que las posibles heridas o lesiones sean colonizadas por los insectos antes de<br />
producirse la muerte de la persona, como consecuencia de su falta de higiene.<br />
Existen dos métodos para determinar el PMI mediante los insectos:<br />
• Análisis de la edad de las larvas de determinadas especies del cadáver y de su tasa<br />
de desarrollo, correlacionándolo con tablas de desarrollo existentes.<br />
• Estudio de la sucesión de insectos en la descomposición del cuerpo, comparándola<br />
con patrones conocidos de sucesión de la fauna que ocupa ese hábitat.<br />
Ambos métodos se pueden aplicar por separado o conjuntamente, dependiendo del tipo<br />
de restos que se estén analizando. Por lo general, en las primeras fases de la descomposición, las<br />
estimaciones se basan en el estudio del crecimiento de una o dos especies de insectos,<br />
particularmente dípteros, mientras que en las fases más avanzadas se utiliza la composición y el<br />
grado de crecimiento del conjunto de artrópodos encontrado en el cuerpo.<br />
En la determinación del PMI podemos hacer la siguiente distinción:<br />
• Cadáveres recientes. Son hallados aproximadamente un mes después del<br />
fallecimiento de la persona. Las especies que los ocupan son principalmente dípteros<br />
califóridos, sarcofágidos y/o múscidos, que se encuentran en estado de larva, pupa o la<br />
pupa está ya vacía. La determinación del PMI en este caso se hace estudiando el estado de<br />
desarrollo de las especies presentes. Debe conocerse a qué temperatura y humedad ha<br />
permanecido el cuerpo y permitir que estos inmaduros continúen su crecimiento en el<br />
laboratorio, en esas mismas condiciones.<br />
• Cadáveres de larga duración. Aparecen después de un mes del fallecimiento.<br />
Aumenta el número de especies. En el cuerpo se observan pupas vacías de las familias<br />
anteriormente citadas y familias nuevas, sobre todo, cléridos, derméstidos y sílfidos. En<br />
estos cadáveres podemos conocer el tiempo que lleva muerta la persona por el número de<br />
especies distintas que han ido llegando al cuerpo y también el tiempo que han<br />
permanecido en él, por la cantidad de mudas y pupas encontradas.<br />
2.2. Determinación del lugar de la muerte.<br />
Los insectos también pueden proporcionar información acerca del posible traslado del<br />
cadáver de un lugar a otro, ya que la diversidad de insectos suele estar relativamente definida<br />
en determinadas zonas geográficas, pudiendo incluso existir endemismos. Así, especies que se<br />
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encuentren sobre un cuerpo putrefacto, pero que no se correspondan con las especies del lugar,<br />
pueden ser un buen indicador de que el cuerpo fue transportado de una zona a otra. Por<br />
ejemplo, especies de moscas típicamente rurales pueden ser halladas en una zona urbana, o al<br />
contrario. Este hecho indica que el cuerpo permaneció en un lugar el tiempo suficiente como<br />
para ser colonizado por las especies de dicho lugar y que después se realizó su traslado. Por<br />
otro lado, algunas especies son de exterior y otras típicamente de interior. De todo lo dicho se<br />
deduce la necesidad de realizar un muestreo completo de la entomofauna del lugar en el que<br />
fue hallado el cuerpo.<br />
2.3. Utilidad de los insectos.<br />
Determinados insectos, principalmente dípteros (moscas adultas y larvas), coleópteros<br />
(escarabajos adultos y larvas) y lepidópteros (algunas polillas), son útiles en entomología<br />
forense:<br />
• Por el alto desarrollo de sus estructuras sensoriales; son capaces de discriminar olores<br />
y son los primeros en acudir al cadáver en sucesiones predecibles.<br />
• Porque los adultos gozan de una gran movilidad y tienen accesibilidad prácticamente<br />
a cualquier lugar, por lo que en cualquier hábitat hay insectos.<br />
• Porque presentan ciclos de desarrollo corto; sufren una metamorfosis completa,<br />
pasando por distintos estadios a lo largo de su desarrollo, desde huevo a adulto. Estos<br />
ciclos de desarrollo permiten calcular el tiempo que tardan estos insectos en colonizar el<br />
cadáver.<br />
2.4. Modo de actuación ante un cadáver.<br />
Cuando se trata de estimar el PMI mediante la entomología, hay que tener en cuenta que<br />
cada caso es único y distinto de los demás. De cualquier forma, Catts y Haskell, en su<br />
monografía “Entomology and Death: a Procedural Manual” establecen un modo general de<br />
actuación, que debe seguir los siguientes pasos:<br />
• Determinar la fase o estado físico de descomposición en que se encuentra el cuerpo.<br />
• Realizar un estudio exhaustivo de los insectos que se encuentran sobre el cadáver, así<br />
como de los recogidos debajo de él para descartar la posibilidad de que el cadáver haya<br />
sido trasladado de lugar. Si se tiene alguna sospecha, sería necesario un examen adicional,<br />
tanto de los restos como de las áreas cercanas.<br />
• Clasificar los especimenes recogidos, tanto de los restos como de la escena del crimen<br />
lo más exactamente posible. Criar los estados inmaduros hasta el estadio adulto para su<br />
correcta identificación. La conservación de estos estadios inmaduros debe ser correcta<br />
para no afectar el tamaño que poseen en el momento de la recogida. La distribución<br />
estacional, geográfica y ecológica de cada grupo debe ser determinada, bien por la<br />
literatura o por alguna persona cualificada para ello.<br />
• En los cadáveres encontrados al aire libre, es imprescindible recolectar datos como la<br />
temperatura, pluviosidad, nubosidad, etc, además de factores como vegetación, arbolado,<br />
desniveles del terreno, etc. Para las escenas en el interior, es igualmente necesario anotar<br />
temperatura, existencia de calefactores automáticos, posición del cadáver con respecto a<br />
las puertas y ventanas, así como cualquier otra información de cómo y cuándo han<br />
llegado los insectos al cadáver.<br />
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• Durante la autopsia es importante tomar nota de la localización exacta de los<br />
artrópodos en el cuerpo, así como de la causa y manera de la muerte. También es<br />
importante anotar si existe evidencia de la administración de algún tipo de drogas o<br />
productos tóxicos antes de la muerte, dado que la presencia de este tipo de sustancias<br />
puede alterar la tasa de desarrollo y los patrones de insectos que se hayan alimentado de<br />
los restos.<br />
2.5. Protocolo de recogida de muestras.<br />
La recogida de muestras de insectos para la datación de la muerte, debe seguir el<br />
siguiente protocolo:<br />
• Recolectar una muestra de todos los insectos y ácaros que se encuentren tanto encima<br />
como debajo del cadáver.<br />
• Recolectar ejemplares, tanto vivos como muertos, en estado adulto o larvario, así<br />
como sus mudas.<br />
• En cadáveres recientes, deberán buscarse los huevos y las larvas pequeñas en orificios<br />
naturales, así como en las posibles heridas.<br />
• Las muestras deberán guardarse por separado y convenientemente rotuladas y, si es<br />
posible, indicando la zona de donde se obtuvieron.<br />
• Parte de las larvas, deberán sumergirse en agua hirviendo para después conservarlas<br />
en alcohol; las restantes deberán mantenerse vivas, para su posterior desarrollo en el<br />
laboratorio.<br />
• Si hay ácaros, deberán conservarse en alcohol de 70º C.<br />
• Se realizará una estimación de abundancia de cada muestra.<br />
• Deberán tomarse datos de fecha y lugar, y metodológicos del entorno del cuerpo.<br />
• Las muestras se enviarán al entomólogo a la mayor brevedad posible.<br />
2.6. Principales grupos de insectos.<br />
2.6.1. Dípteros<br />
Los insectos verdaderamente descomponedores de cadáveres son los dípteros. Los<br />
adultos pueden alimentarse de los fluidos del cadáver, pero en realidad son las larvas las que<br />
llevan a cabo la descomposición gracias a las secreciones enzimáticas que se producen por la<br />
rotura de los tejidos sobre los que actúan los microorganismos. El ciclo de vida es similar para la<br />
mayoría de las especies de dípteros. Éstos tienen una mayor importancia en los meses de<br />
verano y otoño como consecuencia de su fenología (relación entre los factores climáticos y el<br />
ciclo de vida), mientras que los coleópteros pueden ser más relevantes durante parte de la<br />
primavera.<br />
En nuestro país, las especies que normalmente se encuentran en un cadáver pertenecen a<br />
dípteros (especialmente califóridos, sarcofágidos, múscidos, fánidos, piofílidos y fóridos) y<br />
coleópteros (sobre todo derméstidos, cléridos, histéridos, sílfidos y estafilínidos), y después a<br />
lepidópteros (principalmente pirálidos). Además pueden aparecer otras familias, dependiendo<br />
de la zona en la que se encuentre el cuerpo y el tiempo que éste lleve a la intemperie.<br />
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Califóridos. Estas moscas ciclorrafas constituyen una gran familia, con más de 1.000 especies en<br />
el mundo, cuyos miembros suelen ser muy comunes y bien conocidos. Son los moscardones,<br />
que incluyen, entre otras, las moscardas azules y las moscardas verdes; también se les llama<br />
“moscas bicheras” porque ocasionan miasis en el ganado, animales domésticos y seres<br />
humanos. Son moscas ovíparas. El huevo tiene unos 2 mm. de longitud. La larva es blanca y<br />
ápoda, el cuerpo tiene 12 segmentos y es algo cónico; el extremo posterior es cóncavo y aparece<br />
rodeado de papilas cónicas y placas visibles, con hendiduras oblicuas. Se alimenta de materiales<br />
en descomposición, aunque algunas especies son parásitas o chupadoras de sangre. La pupa<br />
presenta el cuarto segmento estrangulado, con un par de cuernos espiculares muy cortos. El<br />
adulto presenta un abdomen característico de color metálico brillante; también se distingue por<br />
las cerdas hiponeurales y el escutelo inexistente o poco desarrollado. Su biología es muy<br />
variada, pero generalmente es necrófago y se alimenta absorbiendo jugos de las superficies.<br />
La más común de las moscardas azules es Calliphora vomitoria. La puesta es de cerca de<br />
200 huevos. La larva alcanza de 15 a <strong>18</strong> mm. de longitud en su máximo desarrollo. El adulto<br />
tiene entre 10 y 12 mm., su cabeza es negra en el centro y rojiza en los costados, y el abdomen es<br />
azul con reflejos blanquecinos y con gran cantidad de pelillos negros. Posee un sentido del<br />
olfato muy desarrollado. El macho se alimenta de las flores pero la hembra entra en las casas en<br />
verano y otoño para alimentarse y realizar la puesta; es menos peligrosa que la mosca<br />
doméstica aunque su zumbido es bastante molesto.<br />
Las verdaderas moscardas verdes son del género Lucilia, que prefieren hacer la puesta (60<br />
ó 70 huevos) en los cadáveres putrefactos. L. caesar es una de las especies más representativas.<br />
Las larvas son más pequeñas que las de C. vomitoria, y presentan dos potentes ganchos a la<br />
altura de la cabeza. El adulto mide entre 7 y 9 mm. de longitud. Es verde brillante con manchas<br />
blancas y reflejos negruzcos, y el extrema cefálico es blanco. Se le observa en exteriores,<br />
raramente en interiores. Lucilia representa un grave problema para el ganado ovino, pues la<br />
hembra pone los huevos en las mataduras y erosiones de la piel del animal y las larvas se<br />
desarrollan allí, comiéndose la carne con una enorme rapidez.<br />
Sarcofágidos. Esta familia de moscas ciclorrafas no se conoce bien a pesar de que se han<br />
descrito unas 2.600 especies en el mundo. Los sarcofágidos no presentan características externas<br />
distintivas. Son moscas generalmente larvíparas, es decir, no ponen huevos debido a que<br />
internamente las hembras presentan un útero de dos sacos, en los cuales los huevos son<br />
incubados hasta que las larvas se han desarrollado. Los adultos precisan azúcares como<br />
combustible para el vuelo, y si no los consiguen no viven lo suficiente para reproducirse.<br />
Algunas hembras son incapaces de producir huevos sin alimento protéico, y generalmente<br />
obtienen éste de animales muertos o de excrementos de mamíferos.<br />
La especie más importante desde el punto de vista forense es Sarcophaga carnaria, (mosca<br />
de la carne), que se distingue porque la hembra deposita las larvas sobre el cadáver putrefacto,<br />
pues los huevos eclosionan antes. El número de huevos y el tamaño depende del estado<br />
nutricional de la hembra y de su tamaño corporal, existiendo una relación inversa entre el<br />
tamaño del huevo y el número de huevos. Las larvas miden aproximadamente un milímetro y<br />
medio de largo, presentan las mismas características que las de Calliphora y pueden encontrarse<br />
ya en el cadáver entre 24 y 48 horas después de ocurrir la muerte. La longitud del adulto es de<br />
unos 15 mm. y su color es negro. El tórax presenta rayas de color gris amarillento y el abdomen<br />
es gris ceniza con pequeños puntos más oscuros. Las extremidades posteriores son velludas y<br />
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las alas son grisáceas a nivel de la base. Si la temperatura es alta pueden desarrollarse tres<br />
generaciones sobre el cadáver.<br />
Múscidos. Son similares a los califóridos, pero suelen ser menores y no presentan cerdas<br />
hiponeurales. Los huevos son alargados, dispersos sobre el sustrato, sin formar paquetes. Las<br />
larvas son subcilíndricas, con el extremo posterior truncado y levemente convexo, sin papilas,<br />
con placas espiraculares elevadas sobre la superficie, fuertemente esclerotizadas. La especie más<br />
común es Musca domestica, mosca que pone los huevos en la materia en descomposición. El<br />
cuerpo de la larva es alargado y puntiagudo hacia delante, y la extremidad posterior tiene dos<br />
poros respiratorios dispuestos en espiral. El adulto mide 6 ó 7 mm. Su color es ceniza, la cara<br />
negra y la región frontal es amarilla con franjas negras. Las antenas son negras y el tórax gris,<br />
con líneas amarillas. Ophyra también incluye especies de interés forense.<br />
Fánidos. Son una familia próxima a múscidos que con frecuencia se incluye dentro de éstos<br />
como subfamilia. Los adultos tiene tamaño mediano y robustez media. El tegumento es negro<br />
con partes plateadas. Las especies de mayor interés forense pertenecen al género Fannia.<br />
Piofílidos. Son moscas ciclorrafas. Las larvas son vermiformes, largas y delgadas; son<br />
detritívoras y se sienten particularmente atraídas por alimentos ricos en proteínas como la<br />
carroña. Las moscas adultas son pequeñas, negras y brillantes; la cabeza es grande y redonda, y<br />
tiene vibrisas (pelos sensoriales) muy prominentes, y las alas tienen la celda distal abierta. La<br />
especie de mayor interés es Piophila casei, conocida vulgarmente como gusanillo del queso. La<br />
hembra deposita los huevos sobre tejidos en los que la sustancia proteica ha entrado en<br />
fermentación caseica. El ciclo se completa aproximadamente entre 25 y 30 días. Las larvas se<br />
caracterizan por progresar a saltos, sujetando con sus piezas bucales las papilas posteriores y<br />
soltándolas rápidamente; también por infestar el queso, el tocino y otros productos grasos<br />
almacenados.<br />
Fóridos. Son pequeñas moscas ciclorrafas de color negro o parduzco, que presentan el dorso<br />
jorobado. Las alas son características, ya que el borde anterior suele ser muy espinoso cerca de<br />
la base; la venación es sencilla, sin celdas cerradas en la parte membranosa. Las larvas se<br />
alimentan generalmente de materiales en descomposición. Estas moscas viven habitualmente en<br />
nidos de pájaros, madrigueras de pequeños mamíferos, habitáculos de insectos sociales, etc,<br />
consumiendo los restos alimenticios, excrementos o residuos orgánicos de sus hospedadores.<br />
Algunas especies tienen interés forense, como las del género Triphleba.<br />
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Calliphoria vomitoria Lucilia sericata<br />
Lucilia caesar<br />
2.6.2. Coleópteros.<br />
PRINCIPALES ESPECIES ENTOMÓFAGAS DE DÍPTEROS<br />
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Musca doméstica<br />
Sarcophaga carnaria Ophyra sp.<br />
Fam. Phoridae<br />
Derméstidos. Son coleópteros cantaroideos. El cuerpo de las larvas es marrón rojizo, alargado y<br />
con la parte posterior afilada, con pelos cortos y largos y seis patas torácicas móviles y bien<br />
desarrolladas. Los adultos tienen el cuerpo con forma elíptica y color bastante oscuro; la<br />
longitud oscila entre 1,5 y 10 mm. Están cubiertos por pelusilla o por escamas. Muchas especies<br />
presentan un solo ocelo grande en la parte superior de la cabeza, que falta en las especies de<br />
Dermestes. Las antenas son claviformes y, junto con las patas, pueden recogerse en la parte<br />
inferior del cuerpo, de modo que en esta posición fingen estar muertos. Son básicamente<br />
carroñeros pero muchas especies tienen importancia económica. Dermestes maculatus y D.<br />
lardarius dañan las pieles y son más comunes en las despensas que en el exterior, pero también<br />
se pueden encontrar en cadáveres secos. Estos animales son útiles pues se pueden emplear en la<br />
limpieza de esqueletos para su conservación.<br />
La hembra deposita los cadáveres putrefactos, ricos en tejidos grasos y en fermentación<br />
butírica. Las larvas se localizan en tejidos semidesecados o momificados, con un tiempo de<br />
muerte de por lo menos seis meses, y se mantienen en estos tejidos durante unos tres meses; si<br />
les falta el alimento, pueden devorarse entre ellas. Presentan una forma algo cónica, anillada y<br />
están provistas de largos filamentos rojizos.<br />
Cléridos. Esta familia incluye unas 40 especies en nuestra península. Las larvas son alargadas,<br />
anilladas, con pelos cortos laterales y dos ganchos posteriores. Muchas se alimentan de<br />
escarabajos de las cortezas (escolítidos) u otros barrenadores de madera; otras consumen tejidos<br />
cadavéricos pero también atacan y se alimentan de Dermestes; Necrobia rufipes y otras especies<br />
atacan al tocino y al jamón y tienen interés forense. Los adultos, de 4 ó 5 mm. de longitud, son<br />
bastante peludos y a menudo coloreados brillantemente. Las antenas son, o bien fuertemente<br />
dentadas o acaban en mazas diferenciadas.<br />
Histéridos. Los adultos tienen un cuerpo con forma compacta y convexa, habitualmente muy<br />
esclerotizado, brillante, con marcas negras o negras y rojas. Los élitros son cortos y dejan dos<br />
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terguitos abdominales expuestos. Las antenas son geniculadas, terminadas en maza. Tienen<br />
mandíbulas prominentes. Las tibias son dentadas y muy anchas, especialmente las anteriores.<br />
Cuando se les perturba, retraen sus apéndices al interior de surcos de la parte inferior del<br />
cuerpo y aparentan estar muertos. Son detritívoros y carroñeros, y se encuentran entre los<br />
excrementos, carroña, vegetación en descomposición, etc, pero parece que se alimentan tanto de<br />
otros insectos detrívoros como de los propios detritus. Las larvas son casi todas depredadoras.<br />
Los géneros Hister y Saprinus incluyen varias especies necrófagas.<br />
Sílfidos. Los adultos son fundamentalmente de color oscuro, pero algunos tienen marcas de<br />
color anaranjado. Están provistos de antenas fuertemente claviformes. Se les llama vulgarmente<br />
escarabajos enterradores o escarabajos sepultureros, debido a la costumbre de algunas especies<br />
de enterrar pequeños cadáveres. Tienen un buen sentido del olfato y se sienten atraídos por la<br />
carroña. Parece ser que el primer individuo de cada sexo en llegar al cadáver se enfrenta con los<br />
que llegan después y los expulsa; por esta razón, muy a menudo se les encuentra en un cadáver<br />
solos o en pareja. Después del apareamiento, entierran el cadáver (pájaro, ratón, topillo, etc.)<br />
removiendo la tierra debajo de él y empleando en esta acción las mandíbulas y las tibias<br />
espinosas. Una vez enterrado, la hembra practica un pequeño pasadizo que lleva hacia fuera<br />
desde la cámara de sepultura y pone allí los huevos. Después vuelve al cadáver a comer, y se<br />
queda y alimenta a su descendencia con alimentos regurgitados durante la primera parte de su<br />
vida hasta que empiezan a alimentarse por sí mismos del cadáver. Las larvas experimentan<br />
hipermetamorfosis, existiendo tres formas larvarias distintas. Pupan en celdas individuales<br />
excavadas cerca de la cámara de alimentación. Algunos sílfilos son necrófilos y prefieren<br />
alimentarse de larvas de dípteros. Algunas de las especies tienen interés forense, como<br />
Necrophorus sp.<br />
Estafilínidos. Se conocen en Europa más de mil especies de tamaño variable (entre 1 y 25 mm.<br />
de longitud). Las antenas no son claviformes y los élitros son casi siempre pequeños, pero las<br />
alas posteriores son grandes, por lo que suelen tener buena capacidad para el vuelo. Muchos de<br />
ellos pueden ser observados en las deyecciones animales o en los alrededores, pero se considera<br />
que la mayoría son depredadores, alimentándose de las larvas de moscas detritívoras y de otros<br />
insectos.<br />
Por último, como colonizadores en la última estapa de descomposición de un cadáver,<br />
caben destacar también las familias de ptínidos, trógidos y tenebriónidos.<br />
PRINCIPALES ESPECIES ENTOMÓFAGAS DE COLEÓPTEROS<br />
Coleóptero sílfido Coleóptero estafilínido Coleóptero derméstido Coleóptero histérido Coleóptero clérido<br />
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2.6.3. Lepidópteros.<br />
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Pirálidos. Son pequeños lepidópteros.<br />
Las larvas son oscuras y verdosas, con tres pares de patas<br />
anteriores y cinco posteriores. Los adultos tienen entre 25 y 35 mm. de envergadura y su<br />
aspecto es de polilla. La especie más representativa a nivel forense es Aglossa pinguinalis. Las<br />
larvas son alargadas y gruesas, y sus anillos tienen círculos más oscuros. Poseen tres pares de<br />
patas anteriores y cinco posteriores. El adulto tiene las alas superiores de color ceniza brillante,<br />
con dos líneas antero posteriores amarillentas en su parte central y negruzcas en los bordes; las<br />
alas inferiores son más claras y también brillantes. También Aglossa caprealis puede encontrarse<br />
en los cadáveres debido a que las larvas consumen restos queratinizados.<br />
Tineidos. La mayor parte de las polillas domésticas de la ropa pertenecen a esta familia. Tienen<br />
un cuerpo pequeño, a menudo con brillo dorado o argénteo. La cabeza es velluda y la<br />
probóscide está completamente reducida o ausente, por lo que únicamente se alimentan las<br />
larvas, que son las causantes de daños. Consumen principalmente materia animal y vegetal<br />
seca, siendo capaces de digerir la queratina del pelo y de las plumas. Los adultos tienen alas<br />
angostas, las posteriores con fleco de pelos. Sus refugios naturales incluyen los nidos de aves y<br />
mamíferos pequeños, de donde pasan a las viviendas. La especie más importante por los daños<br />
que produce es Tineola bisselliella. Sus larvas se alimentan de todos los materiales que contienen<br />
queratina (pelo, uñas, plumas, lana, seda, etc.), por lo que se las ve con cierta frecuencia en los<br />
cadáveres; también pueden consumir material vegetal como algodón y productos cereales<br />
almacenados.<br />
3. COLONIZACIÓN DE CADÁVERES.<br />
PRINCIPALES ESPECIES ENTOMÓFAGAS DE LEPIDÓPTEROS<br />
Lepidóptero pirálido<br />
(Aglossa pinguinalis)<br />
Lepidóptero tineido<br />
(Tineola bisselliella)<br />
Cuando un<br />
cadáver permanece a la intemperie, es colonizado por numerosos insectos<br />
necrófagos que se suceden a medida que la descomposición de la materia orgánica corresponde<br />
a la fase<br />
adecuada en que dichos insectos pueden asimilarla. Los necrófagos de cada oleada o<br />
“escuadra” son atraídos por las distintas sustancias putrefactas que excitan los órganos olfativos<br />
situados en las antenas; estas sustancias son, principalmente, alcoholes, ácidos acético, láctico y<br />
alifático, así como productos amoniacales.<br />
Es importante señalar que el número de oleadas de insectos, así como los géneros y las<br />
especies, pueden variar dependiendo del lugar<br />
de nuestro planeta, pero no varían las familias.<br />
La fauna cadavérica puede definirse como “el conjunto de insectos que se suceden con<br />
regularidad cronológica en un cadáver humano, desde el momento en que se ha producido la muerte hasta<br />
la destrucción<br />
completa de las partes blandas”. Aunque la acción de los insectos sobre el cadáver<br />
acelera en gran medida el proceso de descomposición del mismo, su grado de actuación varía<br />
con la ubicación espacial del cuerpo y la profundidad a la que esté enterrado (si es que lo está),<br />
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observándose una relación inversa entre número de insectos y profundidad a que se halla el<br />
cuerpo.<br />
ESQUEMA BÁSICO DE COLONIZACIÓN DE UN CADÁVER<br />
ÁCAROS<br />
PRIMEROS DÍPTEROS<br />
PRIMEROS COLEÓPTEROS<br />
ÚLTIMOS COLEÓPTEROS<br />
ÚLTIMOS DÍPTEROS<br />
Son muchas las especies que pueden instalarse en un cuerpo sin vida. Por ello es<br />
conveniente<br />
distinguir dos tipos de fauna cadavérica:<br />
• Constante. Formada por:<br />
o<br />
las especies que utilizan el cuerpo como extensión de su hábitat, para alimentarse<br />
de los insectos que llegan a él (son generalmente coleópteros, dípteros e<br />
himenópteros).<br />
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o aquéllas cuyo alimento habitual está constituido por las sustancias orgánicas en<br />
putrefacción que, en condiciones similares, son halladas en un orden regular casi<br />
inmutable; se trata casi siempre de dípteros, coleópteros y lepidópteros.<br />
• Accidental.<br />
Incluye insectos que se encuentran ocasionalmente en el cadáver y que no<br />
revisten la importancia medicolegal del grupo anterior, por presentar múltiples variantes;<br />
la constituyen himenópteros y ortópteros que por su régimen alimenticio no son<br />
forzosamente necrófagos, pero por circunstancias especiales pueden ser hallados sobre los<br />
cadáveres y ocasionar en ellos modificaciones que pueden dar lugar a peritajes<br />
medicolegales erróneos e incluso a errores judiciales.<br />
3.1. Procesos<br />
en la descomposición de un cadáver.<br />
Todo cuerpo sin vida sufre un proceso de degradación en el que se distinguen unas<br />
determinadas etapas de duración variable, dependiendo de las condiciones climatológicas y<br />
edáficas en las que se halle dicho cuerpo. Estas etapas<br />
son:<br />
• De descomposición inicial (entre 1ª y 8ª semana). El cadáver es reciente. Actúa la<br />
primera oleada de insectos (dípteros moscardas). Estos insectos pueden aparecer ya en el<br />
periodo de agonía.<br />
• De putrefacción gaseosa (entre 8ª y 10ª semana). Actúa la segunda oleada (dípteros<br />
moscardas y moscas).<br />
• De fermentación butírica (entre 10ª y 12ª semana). Actúa la tercera oleada<br />
(coleópteros dermestes y lepidópteros polillas).<br />
• De fermentación caseica (entre 12ª y 20ª semana). Actúa la cuarta oleada (dípteros y<br />
coleópteros).<br />
• De fermentación amoniacal (entre 20ª y 32ª semana). Actúa la quinta oleada (dípteros<br />
y coleópteros).<br />
• De desecación de los tejidos y momificación cadavérica (entre 6º y 12º mes). Actúa la<br />
sexta oleada de artrópodos no insectos (ácaros).<br />
• De destrucción de los tejidos (1 er año). Actúa la séptima oleada (coleópteros y<br />
microlepidópteros polillas).<br />
• De limpieza del esqueleto (hasta 3 er año). Actúa la octava oleada (coleópteros). Se<br />
destruyen los residuos tanto humanos como de las oleadas precedentes.<br />
En la práctica, las etapas correspondientes<br />
a estos procesos de descomposición no siempre<br />
están marcadas de manera definida; por ejemplo, las extremidades pueden descomponerse<br />
mucho más rápidamente que el tronco en cadáveres que se encuentran encerrados<br />
o, bien, la<br />
acción de una infestación masiva de moscas, junto con el calor, puede acortar notablemente la<br />
reducción del esqueleto.<br />
3.2. Hábitos de los insectos colonizadores de cadáveres.<br />
Por sus hábitos, los insectos que colonizan cadáveres pueden ser clasificados en:<br />
• Necrófagos: se alimentan del cuerpo. Los primeros en instalarse son los dípteros, que<br />
cumplen en el cadáver una parte importante de su ciclo vital y pertenecen a la familia<br />
califóridos y, muy frecuentemente, sarcofágidos y múscidos. Después llegan<br />
los<br />
coleópteros, principalmente, derméstidos, sílfidos y cléridos, que también llevan a cabo su<br />
ciclo vital en el cuerpo en descomposición.<br />
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• Necrófilos: son los depredadores y parásitos de necrófagos, que incluyen coleópteros<br />
(sobre todo, sílfidos, estafilínidos e histéridos), dípteros (califóridos y estratiómidos) e<br />
himenópteros parásitos de las larvas y pupas de dípteros.<br />
• Omnívoros: se alimentan del cuerpo y de los insectos asociados; son principalmente<br />
especies de himenópteros (avispas y hormigas) y coleópteros.<br />
• Accidentales: utilizan el cuerpo como una extensión de<br />
su hábitat normal; suelen ser<br />
otros artrópodos.<br />
3.3. Etapas<br />
en la colonización de un cadáver.<br />
Cuando muere una persona su temperatura corporal desciende hasta equilibrarse con la<br />
temperatura ambiental; esto se consigue en 24 horas siempre que la temperatura exterior no sea<br />
demasiado baja. En apenas unas horas, el cuerpo<br />
empieza a ser invadido por distintas especies<br />
(principalmente<br />
dípteros) que lo van modificando con el paso del tiempo, de modo que cuando<br />
una de las especies ya no puede alimentarse del cuerpo debido a las condiciones en que éste se<br />
encuentra, acude una nueva especie que, a su vez, modifica el cuerpo para la siguiente. Estas<br />
especies de insectos van llegando en un orden que es predecible en la mayoría de los casos,<br />
aunque, como hemos dicho anteriormente, determinados factores, como son las condiciones<br />
climáticas y las circunstancias en las que se encuentra el cuerpo, pueden alterar el orden<br />
esperado.<br />
La primera oleada de insectos está integrada principalmente por dípteros califóridos y<br />
múscidos, que acuden al cadáver a depositar los huevos cuando se produce la descomposición<br />
inicial; lo hacen<br />
apenas unas horas después del fallecimiento, atraídos por el olor de los gases<br />
desprendidos<br />
en la degradación de los principios inmediatos (hidratos de carbono, lípidos y<br />
proteínas); estos gases son amoniaco, ácido sulfúrico, nitrógeno libre, dióxido de carbono, etc, y<br />
son detectados por ellos mucho antes de que el olfato humano pueda percibirlos. Las hembras<br />
lamen la sangre u otras secreciones de heridas, o los orificios naturales y en seguida hacen la<br />
puesta. Se han llegado a encontrar puestas en personas que aún se encontraban agonizando; en<br />
este caso, si los huevos eclosionan, las larvas se alimentan primero de los tejidos necróticos y<br />
después de los vivos, causando miasis.<br />
En la segunda oleada, algo más tarde, llegan los sarcofágidos, coincidiendo con la<br />
putrefacción gaseosa, y hacen la puesta junto con especies de los dos grupos anteriores. Por<br />
esta razón se tratan a continuación en un mismo bloque.<br />
Entre los califóridos destacan Calliphora vomitoria y C. vicinia, y entre los sarcofágidos,<br />
Sarcophaga carnaria; estas especies desarrollan en el cadáver gran parte de su ciclo vital.<br />
Las hembras ponen los huevos en los orificios naturales<br />
del cadáver, como son ojos, nariz<br />
y boca,<br />
y también en heridas, si el cuerpo las tiene. Calliphora deposita sus huevos sobre<br />
cadáveres recientes y sólo excepcionalmente lo hace sobre carne putrefacta. Sarcophaga deposita<br />
larvas vivas. Los huevos se desarrollan pronto (entre 24 y 72 horas, según la especie) y<br />
normalmente eclosionan a la vez.<br />
Estas primeras puestas ya pueden aportar información acerca del tiempo transcurrido<br />
desde la muerte, puesto que la disección de los huevos y el análisis de su estado de desarrollo<br />
embrionario indican con bastante aproximación<br />
cuándo se produjo la ovoposición.<br />
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Se ha comprobado que un cuerpo con heridas o traumas se descompone mucho más<br />
rápidamente que otro sin ellos, debido a que las heridas atraen a la mayoría de las moscas y en<br />
ellas se realizan las puestas más tempranas. Hay que tener en cuenta que también se realizan<br />
puestas<br />
en la zona de contacto del cuerpo con el sustrato, probablemente porque ahí se<br />
acumulan los fluidos corporales, que proporcionan una humedad adecuada y una temperatura<br />
más estable.<br />
Las larvas pueden encontrarse ya en el cadáver entre 24 y 48 horas después de ocurrir la<br />
muerte. Éstas se introducen inmediatamente en el tejido subcutáneo, lo licuan gracias a<br />
bacterias y enzimas,<br />
y se alimentan por succión. Cuando alcanzan el máximo desarrollo dejan<br />
de alimentarse.<br />
El crecimiento de la larva y su transformación en pupa varían según la especie,<br />
las condiciones exteriores, la causa de la muerte y el tipo de alimentación, pero viene a ser de<br />
unos 10 ó 12 días. La pupa tarda aproximadamente una semana en desarrollarse y después,<br />
según el género, permanece o no en el cadáver.<br />
Sarcophaga carnaria es la especie más común en nuestras latitudes; sobre todo es muy<br />
frecuente en los meses de julio y agosto, pudiendo darse el caso de ser la primera especie en<br />
colonizar cuerpos en descomposición. Las larvas de Sarcophaga depredan a las de Calliphora, lo<br />
que puede<br />
explicar que no suelan encontrarse ocupando un mismo espacio dentro del cadáver.<br />
Es importante señalar que mientras los sarcofágicos pupan entre la ropa o en los pliegues<br />
del cuerpo, los califóridos se entierran fuera para pupar y prefieren hacer sus propios orificios.<br />
También es fácil encontrar en los cadáveres las verdaderas moscas verdes, Lucilia caesar y<br />
L. sericata;<br />
estos califóridos prefieren poner huevos (60 ó 70) en cadáveres putrefactos. Otros<br />
califóridos (también moscas verdes) son Phaenicia sericata y Chrysomya albiceps. Todas estas<br />
especies<br />
son activas a partir de los 13º C y realizan sus puestas sobre todo en los pliegues del<br />
cuerpo. Su ciclo es variable pues los huevos eclosionan entre 10 y 52 horas después de la puesta,<br />
las larvas tardan en desarrollarse entre 7 y 11 días, y el periodo de pupación oscila entre <strong>18</strong> y 24<br />
días a unos 13º C, y entre 6 y 7 días si la temperatura es de 31º C.<br />
Se ha observado que en nuestro país, Chrysomya albiceps aparece en septiembre y octubre,<br />
Sarcophaga carnaria de marzo a noviembre y Lucilia sericata de abril a septiembre.<br />
Como hemos dicho, dentro de esta primera oleada también<br />
suelen aparecer múscidos,<br />
especialmente<br />
de Musca domestica y algún otro díptero, como el fánido Fannia canicularis. En<br />
Musca domestica, desde la puesta hasta alcanzar la etapa adulta transcurren entre<br />
20 y 21 días,<br />
pero en condiciones cálidas el ciclo biológico puede completarse en dos semanas. Los huevos<br />
eclosionan a las 12 horas, con una temperatura de 27º C, y a los 2 ó 3 días si la temperatura es<br />
sólo de 10º C.<br />
La tercera oleada está formada por coleópteros derméstidos que sustituyen a los dípteros<br />
adultos que ya han abandonado el cuerpo, y que acuden cuando se produce la fermentación<br />
butírica de las<br />
grasas. Al comienzo de la primavera, los derméstidos adultos dejan su<br />
habitáculo<br />
de ninfa para aparearse y vuelan en busca de cadáveres o de restos de animales en<br />
descomposición en los que hay ácido butírico. Las hembras realizan puestas durante varias<br />
semanas de entre 150 y 200 huevos, en grupos de 2 a 10 en las grietas del cuerpo. Éstos<br />
eclosionan entre 3 y 12 días después de la puesta, dependiendo de la temperatura y las larvas<br />
penetran en la carne de la que se alimentan. Éstas pasan por 5, 6 ó 7 fases y sus mudas quedan<br />
en el cuerpo; las de la última fase suelen buscar un lugar resguardado para transformarse en<br />
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adultos. El ciclo completo dura entre 4 y 7 semanas, según el alimento disponible y las<br />
condiciones físicas de los individuos. Presentan un sola generación anual, o dos si las<br />
condiciones son favorables (<strong>18</strong>º C a 20ª C y 70% de humedad). Suelen alimentarse de la grasa en<br />
descomposición y de mudas y desechos de las oleadas anteriores.<br />
En cadáveres de aproximadamente un mes son bastante frecuentes las especies Dermestes<br />
maculatus y D. undulatus, pero sobre todo D. frischii.<br />
Otro grupo asiduo de cadáveres de más de un mes es el de los coleópteros cléridos,<br />
principalmente Necrobia violácea y N. rufipes. Su ciclo vital viene a durar entre 25 y 35 días. La<br />
hembra deposita los huevos sobre cadáveres al aire libre, semidesecados, con un tiempo de<br />
muerte<br />
de unos dos meses. Las larvas son alargadas, anilladas, con pelos cortos laterales y dos<br />
ganchos posteriores; consumen tejidos cadavéricos pero también atacan y se alimentan de<br />
Dermestes, y conviven con las larvas de Piophila casei. El adulto tiene entre 4 y 5 mm. de longitud<br />
y es negro azulado.<br />
Junto a estos coleópteros, con frecuencia se encuentran orugas del pequeño lepidóptero<br />
pirálido Aglossa pinguinalis. Las hembras ponen los huevos en varias veces, en los restos de<br />
origen animal, en sustancias<br />
grasas en fermentación butírica, donde luego pululan las larvas,<br />
que tienen<br />
predilección por los tejidos grasos rancios. Éstas se adentran en el cuerpo, del que se<br />
alimentan durante un mes largo, pudiendo vivir en sustancias grasas licuadas, debido a que su<br />
aparato respiratorio está adaptado a ello. Después salen y al cabo de 20 días en un capullo se<br />
transforman en crisálidas. Si la temperatura es suave, eclosionan, pero en caso contrario se<br />
retarda la eclosión hasta la primavera siguiente.<br />
Una cuarta oleada está formada sobre todo por dípteros piofílidos, pero además puede<br />
haber otros dípteros, como fóridos, fánidos o drosofílidos. Acuden cuando tiene lugar la<br />
fermentación caseica de los restos proteicos, en la que los cadáveres de más de mes y medio,<br />
suelen estar bastante momificados y con las partes blandas reducidas a pequeñas masas que<br />
aún conservan algo de humedad. La hembra deposita los huevos sobre estos tejidos algo<br />
húmedos, donde se instalan y acumulan las larvas de piofílidos, principalmente de la especie<br />
Piophila casei, que conviven con las de Necrobia sp. ya que tienen las mismas preferencias<br />
nutritivas. El ciclo se completa aproximadamente en 20 ó 30 días.<br />
Piophila casei es muy resistente a las altas temperaturas, pues soporta hasta 24 horas<br />
temperaturas de 45º C; por esta razón se la encuentra en cuerpos que están en pleno verano a la<br />
intemperie. Junto a ella suele aparecer el fórido Megaselia scalaris, mosca muy frecuente también<br />
en cadáveres<br />
enterrados. Además pueden encontrarse otros dípteros fánidos, como Fannia<br />
scalaris, F. canicularis y F. incisurata.<br />
La quinta oleada está compuesta principalmente por dípteros múscidos y fóridos, y por<br />
coleópteros sílfidos, estafilínidos e histéridos. La fermentación amoniacal del cuerpo atrae a<br />
los últimos grupos de moscas, múscidos<br />
del género Ophira (O. leucostoma, O. cadaverina y O.<br />
ántrax)<br />
y distintas especies de fóridos (Triphleba trinervis, T. hyalinata, T. opaca, Diploneura<br />
abdominalis, Prora aterrina, etc).<br />
Los verdaderos coleópteros necrófagos aparecen en esta etapa aunque también son<br />
predadores de las larvas de los dípteros del cadáver. Los sílfidos de las especies Necrophorus<br />
humator, N. vespilloides y N. vestigator,<br />
Necrodes littoralis y Silpha obscura, son comunes en los<br />
cadáveres que se encuentran en avanzado estado de descomposición.<br />
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Entre los estafilínidos destacan Coprophilus striatulus, Omaliun rivulare y Creophilus<br />
maxillosus; un hecho interesante a resaltar es que Omaliun rivulare aparece en invierno.<br />
Los histéridos más frecuentes pertenecen al género Hister (H. bimaculatus, H. unicilor y H.<br />
ignobilis) y Saprinus (S. semipunctatus, S. depresus, S. semistriatus).<br />
La sexta oleada no corresponde a insectos, sino a ácaros. Transcurridos seis meses se ha<br />
producido la desecación de los tejidos. En el cadáver se observan miles de ácaros<br />
microscópicos<br />
que probablemente conviven con muchas de las especies que han llegado al<br />
cadáver. Su aparición no tiene un tiempo determinado, pero suelen<br />
encontrarse en cuerpos<br />
bastante<br />
secos en estado de descomposición muy avanzado y con pocas partes blandas.<br />
La séptima oleada incluye coleópteros y lepidópteros. Cuando desaparecen los ácaros, el<br />
cadáver está completamente seco y se produce la destrucción de los tejidos. Entonces aparecen<br />
diversos coleópteros cuyas larvas y adultos se alimentan de las partes queratinizadas (restos de<br />
pelo, piel, uñas, etc.), así como de las larvas de lepidópteros; se trata de otra vez de derméstidos<br />
(como Dermestes maculatus o Attagenus verbasci) y cléridos, siendo frecuente además el<br />
rizofágido Rhizophagus sp. Los lepidópteros que suelen aparecer son el pirálido Aglossa caprealis<br />
y el tineido Tineola bisselliella, que en estado larvario también comen los restos queratinizados.<br />
La octava oleada está formada por coleópteros que llevan a cabo la limpieza del<br />
esqueleto. Cuando ha pasado un año o año y medio desde que se produjo la muerte, sólo<br />
quedan en el cadáver algunos restos orgánicos, huesos y restos de los artrópodos (mudas, etc).<br />
Entonces aparecen tres especies de coleópteros muy característicos que se nutren de esos<br />
residuos;<br />
son el ptínido Ptinus brummeus, el trógido Trox hispanus y el tenebriónido Tenebrio<br />
obscurus.<br />
Este esquema, referido a cómo colonizan los artrópodos un cadáver que se encuentra en<br />
un medio terrestre, parece sencillo; sin embargo, a menudo es complejo y puede llevar a<br />
confusión debido a una serie de factores, entre los que destacan:<br />
• La geografía, sobre todo si se considera a escala continental, pues en regiones distintas<br />
pueden encontrarse especies diferentes pero emparentadas.<br />
• La dificultad de identificar etapas tempranas de las especies, especialmente de las<br />
larvas de la mosca verde (califóridos).<br />
• Las variaciones en la temperatura ambiente, de modo que la luz directa del sol y las<br />
altas temperaturas aceleran la sucesión de insectos (incluso<br />
conducen a una rápida<br />
momificación), mientras que los lugares resguardados y el ambiente frío retardan el<br />
proceso.<br />
La fauna cadavérica hídrica no se conoce tan bien como la terrestre, debido a la dificultad<br />
que supone<br />
su estudio. De todas formas, los insectos tienen menos protagonismo en la<br />
descomposición<br />
de un cuerpo que ha permanecido sumergido en un medio acuático, dulce o<br />
salado; en cambio intervienen de forma más activa otros artrópodos, e incluso otros<br />
invertebrados<br />
y vertebrados.<br />
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ETAPAS DE LA DESCOMPOSICIÓN DE UN CADÁVER<br />
FRESCO<br />
Descomposición inicial<br />
(1ª OLEADA)<br />
HINCHADO<br />
Fermentaciçón gzaseosa<br />
(2ª OLEADA)<br />
ACTIVO<br />
Fermentaciçón butírica y cseica<br />
(3ª y 4ª OLEADA)<br />
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AVANZADO<br />
Fermentaciçón amoniacal y desecación de los tejidos<br />
(5ª y 6ª OLEADA)<br />
ESQUELÉTICO<br />
Destrucción de tejidos y limpieza del esqueleto<br />
(7ª y 8ª OLEADA)<br />
<strong>18</strong>
4. OTRAS APLICACIONES DE LA ENTOMOLOGÍA FORENSE.<br />
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<strong>TEMA</strong> <strong>18</strong>: ENTOMOLOGÍA FORENSE<br />
La entomología forense tiene también otras aplicaciones. Puede ser de gran ayuda en la<br />
persecución de determinadas actividades delictivas como puede ser el tráfico de<br />
estupefacientes, o aportar datos sobre la forma en que ocurrió una muerte, ya que la presencia<br />
en los tejidos de determinadas sustancias puede influir sobre el desarrollo o la actuación de los<br />
insectos. Por otro lado, los insectos como grupo tienen la capacidad de guardar las sustancias<br />
tóxicas de su entorno en la cutícula. Concretamente, las larvas, cuando consumen un cuerpo,<br />
incorporan a sus tejidos ciertas sustancias presentes en el individuo fallecido, como pueden ser<br />
metabolitos de barbitúricos, cocaína, anfetaminas e incluso venenos. Estos tejidos de los insectos<br />
pueden ser después analizados para detectar esas sustancias; esto es importante en los casos en<br />
que el cuerpo se encuentra en avanzado estado de descomposición o cuando carece de sangre y<br />
no es posible realizar un análisis toxicológico del mismo. Los puparios son particularmente<br />
útiles ya que pueden ser encontrados y analizados después de muchos años.<br />
La entomotoxicología es una disciplina reciente dentro de la entomología forense, cuya<br />
principal característica es utilizar la fauna cadavérica para determinar la presencia de tóxicos y<br />
drogas en cadáveres en los que ya no es posible aplicar los métodos convencionales. Por lo<br />
tanto, se encarga de estudiar la aplicación de los análisis toxicológicos a los insectos que se<br />
alimentan de cadáveres con el objetivo de identificar drogas y tóxicos presentes en los tejidos<br />
intoxicados; también se ocupa de los efectos causados por dichas sustancias en el desarrollo de<br />
los insectos y artrópodos para ayudar al médico forense a estimar la fecha de la muerte. El<br />
aumento de las muertes relacionadas con el consumo de drogas (fundamentalmente heroína y<br />
cocaína), así como de las muertes relacionadas de alguna forma con el consumo accidental o<br />
intencionado de tóxicos, justifica el enorme interés despertado en los últimos años por esta<br />
rama de la ciencia forense. En los cadáveres que se encuentran en avanzado estado de<br />
putrefacción en los que los tradicionales fluidos orgánicos (sangre, orina, bilis, humor vítreo) no<br />
están disponibles, la fauna cadavérica puede suponer una alternativa razonable para análisis<br />
toxicológicos; los insectos pueden ser analizados con relativa facilidad, utilizando las técnicas<br />
toxicológicas habituales (radioinmunoanálisis (RIA), cromatografía de gases, cromatografía<br />
líquida de alta resolución, análisis con espectrómetro de masas, etc).<br />
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