1990 - Homenaje al Profesor Gustavo Bueno. Universidad de Oviedo

Homenaie
al Profesór
Gustavo Bueno
@

INDICE
Gustavo Bueno, profesor universitario
Juan J. López Arranz
(Rector de la Universidad de Oviedo)
Griáficas Baraza, S.L.
Avda. Pumarín, 10
Teléfs . : 28 57 37 - 28 84 78
33001-Oviedo
D. Irgal: A5-226-90
Gustavo Bueno, colega complementario
Emilio Alarcos
(Académico)
Un Sócrates de nuestro tiempo
José María Laso Prieto
(Presidente de la Fundación Isidoro Acevedo)
Gustavo Bueno filósofo académico
Julián Velarde Lombraña
(Decano Facultad de Filosofía)
La segunda nayegación de Gustavo Bueno
Alberto Hidalgo Tuñón
(Presidente de la S.A.F.)
Gustavo Buenoo
Juan Benito Argüelles
(Presidente de Tribuna Ciudadana)
Gustavo Bueno, en Niembro
Germán Ojeda
(Presidente de la Fundación José Barreiro)
t3
21
JJ
45
55
61

GUSTAVOBUENO
PROFES O R UI{IVERSITARIO
Juan J. L6pez Arranz
Rector de la Universidad de Oviedo
I perpetuo agradecimiento que debe tener la Universidad
a quien la ha servido durante años hace que el Rector
de lalnstitucion encabece el homenaje que tanmerecidamente
se ofrece a una figura insigne de su Claustro como
es la de Gustavo Bueno.
Si el espíritu universiario, en palabras de Marañón, consiste en
(

I
Gustavo Bueno es un pensador esencialmente crítico , rebelde,
inquieto y de la más rigurosa contemporaneidad. Es un hombre
de clasificación difícil, un hombre complejo y aristado del
que sobresale la valentía de su radicalismo y su dignidad.
Conserva esa mirada aguda, fatigada de antiguo, emérita, una
mirada con una mezclade ironía y desamparo a la que a veces
asoma un tic de esquivez. En ocasiones parece Pompeyo Guimarán,
el ateo titular de Vetusta que retratara Clarín en La
Regenta, otras veces, en cambio, parece un místico con la dignidad
del castellano viejo.
fo con el motor de la dialéctica girando a mil revoluciones por
minuto en su cabeza.
En fin, la Universidad de Oviedo se siente orgullosa de tan insigne
maestro al que es aplicable lo que Unamuno refiere como
señas de identidad de un espíritu liberal, «para estar seguros de
que un espíritu liberal lo ha sido en verdad, -dice
el que fue
rector de la Universidad de Salamanca-y no por mero rótulo,
hay una señal infalible: que de los dos lados de nuestra camino
nos hayan llamado traidores y que cuando muramos, nuestros
hijos tengan que trabajar para vivirr.
Gustavo Bueno es un hombre duro, austero, ptJgÍtaz,sacrificado
y honesto, capazde articular impecablemente lo que su poderoso
magín le dicta. Es un hombre cuyo apetito de verdad es
equiparable con su poder de irritación, de provocación sana,
pero capazal mismo tiempo de respetar las ideas ajenas con la
misma energía que defiende las propias.
Gustavo bueno conserva la falta de afectación, la naturalidad y
la ironía que le son proverbiales. Estas cualidades, en ocasiones,
pueden alcanzar un grado tal que roza con la impertinencia.
Uno tiene la impresión de que, sin inmutarse, Gustavo
Bueno se colocaría delante de un tren expreso y le haría parar.
Uno tiene la impresión de que Gustavo Bueno es un león astuto,
honrado, de una tosca dulzura no exenta de coraje, un león
de ojos al acecho, voz profunda y encrespado pelo.
Su lenguaje es técnico y preciso, demoledor, pero tras el tecnicismo
y la precisión semántica transparece la pasión del filóso-
10
11

GUSTAVOBIJENO
COLEGA COMPLEMENTARIO
Emilio Alarcos Llorach
Académico
or la primayera avanzada.de 196ü cayé por Oviedo Gustavo
Bueno a orupar su eátedra de Filosofla. Estábamos
todayía todos en el húmedo easerón de San Francisco, y
regidos arin, ya por poco tiempo, por un rector tan atareado
que pasaba solo fugar y de soslayo por su despacho, a no ser
que de «la acera de enfrente» recibiera conminatorios ucases,
como cuando los jerarcas del SEU invitaron a Blas de Otero a
dar un recital en el aula magna, y él (elMagnífico), precavido y
con terapéutica sareética, pretendla cortar el fluÍdo eléctrico.
El acto se celebró, sin embargo, yfueun éxito. Pero esto ocurrié
antes de Gustavo Bueno, que, do estar presente, se hubi+
ra reído mucho y habría tenido material debatible oR una mqsa
de trabajo.
Gustavo venÍa de Salamanca, con sucarade Unamuno junivel,
pero más de ardilla inquieta que de lechuza hierática, ya en la
cúspide dsl «camin di nostra vita» académica, cargado. de entu-

siasmos y de propósitos, incansable y decidido, atalayando certero
y agudo «lo que nos rodea>>, y traía inmejorables cartas
credenciales.
Creo que antes nos habíamos saludado en Anaya, pero solo
aquí nos conocimos y congeniamos. Yo tenía informes fidedignos
y elogiosos de su valer. Las fuentes eran más bien paradógicas,
pero en suma concordaban. Una monja franciscana de
Haro, sor Consolación, que, por no sé qué enigmáticas preferencias
administrativo-examinadoras, traíaa Oviedo a sus discípulas
para cumplimentar el examen de estado o el preuniversitario,
y a quien yo conocía de Arnedillo por haber sido colega
balnearia de mi madre, me comentó los méritos y las capacidades
de Gustavo en su monjil discencia primaria. Lástima, añadía,
que un chico tan bueno (no solo de apellido) y tan inteligente
se hubiese apartado del redil por la funesta influencia de
malas compañías enZaragoza. El otro informe provenía no sé
si de Fernan doLázarc o de Félix Monge o de ambos en mancomún
(al fin, todos condiscípulos). Lo que sí recuerdo textualmente
es el diagnóstico proferido: «Gustavo Bueno es la cabeza
filosófica mejor organizada de España» (alguno hubiera
añadido sin hipérbole: «y aun de Europa occidental»).
Pronto se pudo comprobar. Primero, porque la Filosofía, que,
hasta entonces desempeñada por auxiliares o encargados adventicios,
había sido una

No pudimos conferir, pues, hasta el curso siguiente, y desde
ese año de 1961 hemos compartido sin solución de continuidad
la vida universitaria ovetense y hemos asistido a su progresiva
complicación en número de alumnos, profesores, administrativos,
facultades, departamentos, comisiones, servicios, vicerrectorados,
y a la uniformemente acelerada proliferación de
disposiciones, rectificaciones, órdenes, contraórdenes, decretos,
enmiendas, leyes, estatutos, reglamentos y demás consignas
de mayor o menor enjundia, emanadas de la casa, o de la
casa del padre supremo de Alcalá número 14, con objeto de no
mantener ocioso el ejército aguerrido de la burocracia, hoy ya
blindada, motorizada y artillada con el poderoso arsenal ofensivo
y defensivo de telex, fax, ordenadores y programaciones
electrónicas. ¡Cuán otra era nuestra Facultad en el decenio de
los sesenta l.
Aunque ya estaba implantada la estabulación oficinesca del
profesorado, 1a benéfica falta de espacio impedía 1a obligatoria
estancia en terreno universitario fuera de las horas de clase,
cuya compaginación a gusto de todos ya era un problema por la
mengua de aulas. El éxodo de los científicos al edificio del
Campo de Maniobras permitió el alivio de dos nuevas aulas
que, sin necesidad de bautismo oficial, se llamaron «Pérez de
Ayala» y «Clarín». Sobre todo en esta, la más amplia, se desarrollaron
no solo las lecciones de Bueno, sino también las más
importantes tenidas nocturnas de los estudiantes adoctrinados
e irredentos, mientras algunas autoridades universitarias se
debatían tercamente para impedir la entrada disuasoria de la
policía. Y hasta recuerdo que una noche, empeñada la policía,
apostada en el exterior de la verja, en que quedaban enceffados
unos pocos, di salida subrepticia a los ocultos por la puerta
del Colegio de Recoletas, y después me brindé a acompañar al
capitán o teniente a que comprobase de visu la mustia soledad
del edificio.
En este ambiente, entre tranquilo y revuelto, convivimos Bueno
y yo hasta el traslado de la Facultad a San Vicente (donde
poco variaron las cosas) y la secesión de las Letras respecto de
las Historias y las Filosofías, y allí se reforzó nuestra amistad.
Algunos se extrañan, pues me ven escéptico y renuente, poco
aficionado al ejercicio de la palabra oral, reacio al proselitismo,
indiferente a la circunstancia y se creen, en suma, como se
dice en los últimos tiempos, que paso de todo. Y en manifiesto
contraste, estiman que Bueno es apasionado, rebelde, de palabra
viva, pronta y contundente, celoso y persuasivo difusor de
sus ideas, sensible y firme opositor a la circunstancia turbia, y
que, en fin, como filósofo que es, no solo no pasa de nade, sino
que se mete en todo. Estos juicios, en realidad, no afectan más
que a la superficie de las apariencias, pero sí dicen de la razón
titular de este comento: «colega complementario». Día y noche
son opuestos (o los oponemos nosotros), pero constituyen
la unidad perfecta de la rotación terráquea. De igual suerte,
Bueno y yo, con tantos contrastes de sobrehaz, nos arraigamos
en un mismo estrato profundo, resistente a cualquier nimia discrepancia
en la vida cotidiana. Al contrario de la experiencia
de Bueno con el perro de aspecto terrible, nosotros nos encontramos
en un camino no tan perdido, y lejos de acecharnos de
reojo, nos miramos a los ojos. ¿Fue esto también una religación?
No sé;pero sí un entendimiento cumplido. Desde entonces,
una simple mirada furtiva nos basta para subrayar el
16
17

acuerdo que nos une ante el entorno: sabemos, como se diría
en estilo coloquial, que estamos al cabo de la calle, que estamos
en el ajo.
Para aquilatar hasta su última esencia en qué consiste este familiar
ajo,haríafalta desarrollar con oportuno detalle todo un
cuodlibeto. Carezco de la capacidad analítica y exhaustiva del
raciocinio de Bueno, y mi pereza discursiva agota muy pronto
mi paciencia para llegar a conclusiones estables y plausibles.
En resolución, atajo por la vereda fácil del salto intuitivo y afirmo
que el aio es todo y es nada, pues, según un sofista amigo
mío, todo y *Ou son anverso y reverso de la misma moneda, o
recíprocamente; luego, él se enredaba en desentrañar, para
enseguida borrarlas, las diferencias, las intersecciones y las
oposiciones o ecuaciones entre uno quiero nada» y «no quiero
todo», «quiero todo» y «nada quiero» y cosas por el estilo. No
seguiré su ejemplo temerario. Me limito a señalar que la totalización
del ajo o su vaciedad absoluta carecen de importancia
en cuanto consideramos que es como si fuese. Este ente als ob
(como si) permite su explotación para vivir cada uno (esto es,
para dar sentido a nuestros pasos por la vida) en un juego muy
serio (pues todos los juegos son serios mientras no se rompa la
baraja, mientras se sigan reglas estrictas y no se hagan trampas).
Bueno y yo jugamos. El con perfecta seriedad poniendo
la carne en el asador;yo, más pigre y cómodo, con escasa emoción.
Pero ambos sabemos (o nos creemos que sabemos) que
estamos jugando. He aquí, brevemente, 1o que, sin ningún
dogmatismo, imagino que es el aio enque estamos y por donde
nos entendemos sin dificultad.
l'e rtl, descartando la intención humorística del supuesto prer'r-'tldnte,
quiero insistir en algo consabido y que solo desde prejrricios
dogmáticos se puede discutir: la bondad fervorosa del
c jcrrr¡rlar magisterio de Bueno. Su verbo vivazy contagioso ha
srrlritlo insuflar animación a las cuestiones forzosamente monólonirs
y tediosas de la «horita de clase», sin que el riguroso pensrrrrricnto
pierda en ingún tramo de su discurrir la geométrica y
;rustcrA perfección requerida. Yo solo le he oído algunas conl('r
urci¿ls. Recuerdo ahora una sobre la obra de Zubiri: lento y
¡rrr'ciso desmontaje de sus piezas, construcción sin fisuras y de
unrr dcnsidad tan transparente, tan luminosa que atrapaba sin
tle jrrr huelgo a la atención, hasta la síntesis rotunda y conclusivrr
rlc clue todo aquello era simple «música celestial». No es ex-
Irulo, pues, que esa combinación rara de precisión, humor,
t'r'íl ica casi sarcástica, ironía, claridad, penetración analítica,
t';r¡r;rciclad sintética y entusiasmo (no entusiasmo, mejor ardor
lri¡rntitico, porque lejos de Bueno cualquier endiosamiento)
r;r¡rluse para la esfera de la filosofía o no pocas mentes de las
rnris lúcidas entre el alumnado. Confieso mi decepción cuando
tlos cabezas poderosas, y que despuntaban en los lingüístico,
corno Vidal Peña y el malogrado Alfredo Deaño, se enrolaron
('or) cllerpo y alma en las disciplinas filosóficas, arrebatados
¡ror cl encanto seductor de Bueno. Paciencia y barajar, me dije
rrr¡uiotado. Y es que la vocación de maestro militante, como 1o
es llueno, se da pocas veces.
Y¿r las señas externas eran inequívocas. Había que ver a Guslrrvo
Bueno salir de clase, todavía hablando, discutiendo, am-
¡rlilnclo, aclarando infatigable las cuestiones tratadas y las
rr¡xrstillas tímidas de los discípulos ansiosos de más ciencia, y
18
t9

con el traje y hasta las gafas y la espesa cabellera untados de espesatiza
(antes clarión) y sacudiendo con el nervio dialéctico
del brazo lacenizadel cigarrillo (entonces todavía fumaba) sobre
las solapas y las hombreras de la chaqueta. Y en pareja situación,
el bueno de Alfredo Deaño sentenció como arúspice
en trance: «Gustavo Bueno morirá en olor de docencia».
UN SOCRATES DE
NUESTRO TIEMPO
José Mu Laso Prieto
Presidente de la Fundación Tsidoro Acevedo
Que aún dure muchos años esta apasionada docencia es el voto
que hago ahora desde la admiración y la amistad concorde y
consuetudinaria,y que dirijo a quien bueno y yo sabemos'
esde que en1970 tuve ocasión de conocer al profesor
Bueno quedé impresionado por el perfecto equilibrio
que con su obra y actuación pública logra haciendo
lcalidad enla praxis su doble condición de filósofo académico
y f ilósofo mundano. Con anterioridad misma a su acceso, en
1960, a la cátedra de Fundamentos de Filosofía e Historia de
krs sistemas filosóficos de la Universidad de Oviedo, el profesor
Bueno había adquirido ya renombre, entre los especialistas
tk: la gnoseología, por su brillante trabajo acerca de las estructuras
metafinitas. Empero, es apartir de1970 en que publica
srr obra El papel de la filosofía en el conjunto del sabercuando
su producción filosófica adquiere un ritmo que ha sido calificatlo
de impresionante.(1) De ahí que la significación de su pensarniento,
en el marco de la filosofía española actual, hay que siluarla
precisamente a partir de sus publicaciones, de los últirros
años, aunque en ella reap arezcantemas y orientaciones ya
ll) Diccionario de Filosofía contemporánea. Edit. SIGUEME. Salamanca, 1976.
t

I
presentes en sus primeros trabajos teóricos de la década del
cincuenta.
La aparición del primer gran libro del profesor Gustavo Bueno,
es producto de su discrepancia con el profesor Manuel Sacristán
acerca del significado de la filosofía. Ya en un prefacio
al «Anti-Dhüring», Sacristán sostenía una concepción de lo filosófico
no como un sistema superior a la ciencia, sino como un
nivel del pensamiento científico: el de la inspiración del propio
investigar y el de la reflexión sobre su marcha y sus resultados.
En 1968, con su célebre opúsculo Sobre el lugar de la filosofía
en los estudios superiores, el profesor Sacristán radicalizó su
posición. Después de una criftcaa la función ideológica
-y a la
deficiencia pedagógica- de la enseñanza de la filosofía en España,
Sacristán propuso la supresión de la licencia universitaria
en filosofía y la eliminación de la asignatura de filosofía de
la enseñanza media. El fundamento filosófico, para tan radical
cirugía, lo encontró Sacristán en su tesis de que no hay un saber
filosófico sustantivo superior a los saberes positivos; que los
sistemas filosóficos son pseudoteorías, construcciones al servicio
de motivaciones no teóricas e insusceptibles de contrastación
científica. El profesor Bueno reaccionó polémicamente
frente a 1o que calificó de harakirifilosófico de Sacristán. Para
ello partía del dato cultural de la existencia de una dualidad
«estructural» en el significado del término «filosofía». De una
parte, «filosofía» en cuanto conserva su significado de «sabiduría>>,
una sabiduría que consiste precisamente en no aceptarse
en posesión de ningún saber definitivo, de acuerdo con su propia
etimología. Es decir, lo que, en expresión kantiana, se denomina
«filosofar». O sea. una sabiduría «mundana» difícilnrt'rrtc
recluible en el límite de un oficio o de una especialidad,
\rir (lLrc se ejercita en todos ellos. De otra, la filosofía designa la
trrr c¿r «de los filósofos», considerados como especialistas en un
rrs¡rccto del conjunto del problema de la cultura, con su propia
trrrrlición gremial (Descarts, Spinoza, Kant, Hegel...). Como
olii:io, la filosofía es una actividad académica, pero difícilmentr'
cl lilósofo podría llamarse ahora «sabio». El filósofo, como
i's¡rccialista, no es ni más ni menos sabio de lo que pueda serlo
crr;rlquier profesional en su propio oficio: simplemente tiene
unos conocimientos característicos? en los cuales alcanza di-
\,('r'sos grados, según su naturaleza, genio o pericia.
l';u ticndo de tales postulados, el profesor Gustavo Bueno tralo
rlc precisar el lugar que ocupa la filosofía en la «república de
I;rs cicncias». A su juicio, la filosofía es fundamentalmente razrin
crítica: es, pues? la misma razóncientífica. Pero es la razón
nrovióndose por terrenos diferentes a los de las ciencias positivrrs.
l,a razón filosófica no se mueve por terrenos «acotados»
csl'cras abstractas de la racionalidad-, sino por terrenos salrirrir:s,
o por terrenos en que se borran los lindes: el enfrentanricr.rto
de esferas heterogéneas. Por ello, para el profesor
llr¡cno, larazón filosófica conoce alarazón matemática o a la
r;rzrin física, no como extraños, sino más bien como ella misma
¡risurrdo otros terrenos. En algunos trechos de su recorrido, int'luso
se aproximan tanto que casi se confunden, a veces, la filosolírr
se ve obligada a plenear «experiencias», en el sentido de
,'r¡rcriencias científicas, que pueden ser luego «positivadas»,
t's tlccir, incorporadas a la esfera de alguna ciencia particular;
r rlr.irs vees, laruzónfilosófica utiliza procedimientos ya contro-
22 /.3

lados por una ciencia positiva, para salir a su propio campo con
perspectivas diferentes.
Fue precisamente en la presentación del libro El papel de la filosofía
en el conjunto del sabelL) -.realizada
en el Club Cultural
de Oviedo en 1970- cuando tuve , por primera vez, ocasión
de conocer la faceta de filósofo mundano de Gustavo Bueno.
Ante un público muy heterogéneo, compuesto de universitarios,
empleados y obreros, el profesor Bueno logró hacer asequible
para todos su compleja concepción del papel de la filosofía
en el campo del conocimiento. Así daba continuidad a
sus anteriores actuaciones de filósofo mundano, como cuando
en Mieres hizo accesible a un amplio auditorio de mineros los
elementos esenciales del pensamiento de Marx. Es difícil hoy
concebir la expectación que la presentación en Oviedo de la
obra Elpapel de la filosofía en el conjunto del saberhabía suscitado.
Era un momento en que el profesor Sacristán gozaba
de un alto prestigio, en los círculos universitarios progresistas,
y se trataba de conocer si la presunta discrepancia de Gustavo
Bueno con sus posiciones filosóficas era de matiz o de fondo,
considerando que a ambos se les adscribía a un mismo campo
teórico e ideológico. Pronto se despejó la incógnita, ya que
desde el primer momento el profesor Bueno dejó clara constancia
de que su amistad con Sacristán no iba a ser un obstáculo
para su defensa enérgica de la función substantiva de la filosofía
en el campo del saber y de la necesidad de su mantenimiento
en la enseñanza media y universitaria. No obstante, en el co-
(2) Gustavo Bueno, El papel de la filosofía en el conjunto del saber. Edit. Ciencia
Nueva. Madrid. 1970.
Iot¡uio derivado de la presentación del libro, interviene persorr:rlnrcnte
matizando algunas de sus apreciaciones sobre el po-
.ftivismo de Sacristán. El profesor Gustavo Bueno no sólo las
;reottió amablemente sino que las valoró como una aportación
;rl e rrriquecimiento del debate. Con ello pude comprobar dirt'r't¿rrnente
lo infundado de las versiones que le atribuían rigirle
z cn sus posiciones teóricas. A ese momento se remonta el
r'()nt¿rcto intelectual y la colaboración en muchas actividades
,¡rre rlcsde entonces hemos mantenido. A su magisterio debo
lrrrcnu parte de mi formación teórica actual y un fuerte impulso
lrrrt'irr Ia interdisciplinariedad en los diversos campos del conor'inricnto.
Ese contacto y colaboración tuvo una fase inicial en
nri rrsistencia regular a las sesiones de su Departamento
-
(.uiur(lo éste estaba ubicado en la plaza de Feijoo- en tras que
r('lul¿rrmente Gustavo Bueno exponía a sus colaboradores sus
rrris rccientes elaboraciones. Fueron sesiones siempre muy vir,rrs,
y abiertas intelectualmente a las más variadas posiciones
It'tiricas, donde nunca se imponía el principio de la autoridad
rre;rilómica sino la racionalidad de la argumentación. Estas sesioncs
-como
las que posteriormente se desarrollaron en el
( 'rrnsejo de Redacción de la revista El Basilisco constituyeron
lrr lxrse sobre la cual se desarrolló la hoy denominada Escuela
tlc Filosofía de Oviedo.
l)ur¿rnte los diversos viajes que he realizado con el profesor
( irrstavo Bueno Madrid, Salamanca, Sevilla, Santiago de
('ornpostela, Barcelona,
-a etc.- tuve oportunidad de observar
t'orr qué eficacia ejercíaen su doble faceta de filósofo académico
y de filósofo mundano. Así en un viaje a Sevilla
-poco
des-
¡rrrús cle haber publicado en la revista Sistemasu artículo sobre
24 25

los «Grundrisse» de Marx, el profesor Bueno mantuvo en la
Universidad de esa ciudad, ante un auditorio de centenares de
universitarios, una memorable polémica con el profesor Javier
Pérez Royo sobre la influencia de Hegel en el pensamiento de
Marx. El ambiente de expectación suscitado por la polémica,
recordaba -hasta
cierto punto- el que se había creado en París
cuando en el Velódromo de Invierno se desarrolló el célebre
debate sobre la existencia, o no, de una dialéctica de la Nalnualeza,
entre Sartre, Garaudy, etc. Todo ello tuvo su ampliación
en una sesión nocturna, celebrada en el domicilio del profesor
Julio Valdeón, y a la que asistieron numerosos universitarios.
Tanto por la forma en que se desarrolló la sesión
-en la
forma del clásico diálogo platónico- como por el magisterio
que Gustavo Bueno ajercíasobre los jóvenes allí reunidos surgía
la impresión de que nos encontrábamos ante un Sócrates de
nuestro tiempo. La misma impresión producía cuando, después
de haber abordado en el campo académico con todo un
aparato conceptual innovador, la critica de la teoría de Althusser
sobre el corte epistemológico la que oponía como alternativa
su teoría del cierre categorial- Gustavo Bueno
-a
conseguía
hacer asequibles a públicos populares muy amplios tan
complejas cuestiones gnoseológicas.
También a comienzos de la década del70, el profesor Gustavo
Bueno se vio obligado a batirse en el ámbito académico en defensa
de la enseñanza de la filosofía. El riesgo no provenía ya
había sido en el caso del profesor Manuel Sacristánde
una concepción dialéctica de la filosofía, que pretendía
-como
superarla
mediante su realización, sino de los círculos conservadores,
del régimen político imperante, temerosos de que el
clcrncnto crítico inherente a la filosofía contribuyese al incren
rc n tr) de la lucha que por el restablecimiento de las libertades
llcruocráticas sostenían los estudiantes. Y, más concretamen-
Ir', tlt: Ias directrices que Luis Suárez -entonces
director gener;rl
tlc Universidades-impartía desde el Ministerio de Educalrorr.
Casi en solitario, el profesor Gustavo Bueno asumió la
t;r r crr de luchar contra este nuevo Justiniano. Así lo calificó en
ur1;r nrcmorable conferencia, a la que le acompañé, en la sede
rrr;rrlrilcña de la Sociedad Española de Filosofía. Necesario es
¡,rccisur que no se trataba de la faceta de Justiniano, que es
rrrrry valorada por los juristas, como compilador y codificador
,lrl I)trrecho Romano, sino del Justiniano que cerró las Escuel;rs
tlc llilosofía que tanto habían contribuido al desarrollo del
, ,,rrocinriento en la Antigüedad clásica greco-romana. En esa
r;r cúltrbre sesión de la Sociedad Española de Filosofía, Gustar
r r llucno realizó una elocuente apología de la función de la fi-
[,sof íl cn el conjunto del saber y de la relevancia que la forma-
, rorr f ilosófica tenía para los futuros docentes. Como solución
:rltt'r'nativa finalmente se imponía la media traumática que
-si
¡,r L'r'onizaba el nuevo Justiniano- el profesor Bueno propuso,
,urlr' un auditorio constituido por una nutrida representación
, lr' lrr I ilosofía académica, que la enseñanza de la filosofía fuese
'rstituicla por la de lalógica de las ciencias humanas, En ese
',i nlirlo, la decidida voluntad académica del profesor Gustavo
Ilrrt'no no resultó baldía, ya que larazónacabó porimponerse.
\ t'sc irrpulso en defensa de la enseñanza de la filosofía
-o de
',u :rllcrnativa de la enseñanza de una lógica de las ciencias hurrrrrnirs-
se debe en gran parte, a través del esfuerzo de Gustaw
llt¡r:no y de su equipo de colaboradores, que finalmente se
I,i ,1,,¡ '¡tg la incorporación a la Universidad de Oviedo de una Fa-
26 2l

cultad de Filosofía, Psicología y Ciencias de la Educación.
Aunque para lograrlo tuviese que pasar por la ubicación de
una División de filosofía en Gijón y de la inevitable guerra de
localismos que acabaron neutralizados por la prevalencia de la
razón.
Se ha caracterizado, generalmente, la filosofía del profesor
Gustavo Bueno resaltando su defensa de la filosofía académica,
su enérgica estimación del pensamiento de Marx-simultáneamente
críticay valorativa- y su pretensión complementaria
sistemática y polémica. Desde tales presupuestos, su pensamiento
afronta lacríticafilosófica de las ciencias humanas. Tal
críticase complementa con una rigurosa elaboración de modelos
gnoseológicos de la función de las ciencias -como
es el del
cierre categorial- así como con la construcción de un marco
ontológico materialista que algunos autores han considerado
como un profundo replanteamiento de la temática del materialismo
dialéctico en su versión DIAMAT. Además, para poner
a prueba su propia ontología, el profesor Bueno dedica también
sus energías a la reintegración crítica de la filosofía desde
una perspectiva materialista. Excelente ejemplo en esa dirección
es su gran obra La metafísica presocrática. Asimismo
Gustavo Bueno ha trabajado, junto con su equipo de colaboradores
de la Universidad de Oviedo, en la elaboración de una
gnoseología centrada en las ciencias humanas y a la que el profesor
Bueno ha denominado «Lógica de las ciencias humanas».
Si, en diversos medios filosóficos, se ha considerado a Gustavo
Bueno como el más original y profundo de los filósofos españoles
actuales, no por ello deja de ser uno de los más discutidos y
controvertidos. La propia obra del profesor Bueno ofrece ciert;r
rlif icultad para su adecuado conocimiento. Dificultad que se
rlcliv¿r no sólo del rigor y enjundia de su pensamiento, sino
lrrnrbión de la originalidad de su terminología. Como todo pensrrrkrr
potente, Gustavo Bueno ha ido creando gradualmente
rro srilo un pensamiento filosófico sino asimismo una terminokrgia
propia dotada de numerosos neologismos y de conceptos
r¡rrr, irúrn procediendo de una tradición filosófica secular, han
sirlo tlotados de nuevos contenidos. Generalmente, es esa pro-
Irrrrrliclad de pensamiento y dificultad terminológica la que ex-
¡rlicir ol relativo desconocimiento de la obra del profesor Gust¡rvo
Ilueno que existe en nuestro país. Desconocimiento tanto
rrurs do lamentar, en este momento en que el pensamiento del
¡rrol'r:sor Bueno ha trascendido nuestros límites estatales y enr'rrcrrlr¿r
amplio eco en diversos círculos científicos y filosóficos
u rlc rnacionales.
l',1 prof'csor Gustavo Bueno ha proporcionado prestigio cultur;rl
ir Oviedo no sólo con el considerable peso de su obra acadérnir,ir,
sino asimismo con toda una serie de realizaciones conlrcllrs
cn la proyección de la filosofía hacía el exterior de los
('iunl)us universitarios. A é1, y al equipo de trabajo que ha nur'lcrrilo
con su labor docente, se deben aportaciones tan relevrrrllcs
como son la publicación de la revista El Basiliscoy la
rt'rrlización en Oviedo y Gijón de los Congresos de Teoría y
Nlctoclología de las Ciencias. En su primera etapa, que abarcó
r'rrsi una veintena de números, El Basilisco, porporcionó a
( )vicclo el prestigio de ser la ciudad donde se publicaba la revist
;r l ikrs(rfico-científica de más calidad de las editadas en lengua
t'rrslcrll¿lna. Todo induce a suponer que la nueva etapa que la re-

vista ha iniciado, con el apoyo de la Caja de Ahorros de Asturias,
va a superar incluso su aportación a los campos de la filosofía
y de la ciencia. Los Congresos de Teoría y Metodología
de la Ciencia-ya se está preparando el quinto de la serietambién
surgieron de la inspiración del profesor Gustavo Bueno,
aunque su organización concreta haya estado a cargo de la
Sociedad Asturiana de Filosofía que preside el profesor Alberto
Hidalgo y cuya presidencia honoraria ostenta Gustavo Bueno.
Tales congresos, que han alternado su sede entre Oviedo y
Gijón, han abordado los temas fundamentales de la ciencia
contemporánea con la participación de las más relevantes figuras
de la filosofía y de la ciencia nacionales y extranjeras. A titulo
de ejemplo basta con citar la de Mario Bunge, René
Thom, Abrahm Moles, Marvin Harris, Carlos Paris, Emilio
Lledó, Antonio Fernández Rañada, LeónGaruón, Francisco
J. Ayala, Janos Kelemen, Karl Otto Apel, Kenneth L. Pike,
Ludovico Geymonat, etc. En otro plano, la relevancia del profesor
Gustavo Bueno en el campo de la filosofía española dio
lugar a que en 1975 se eligiese Oviedo como sede del XII Congreso
de Filósofos Jóvenes. A sus debates proporcionó Gustavo
Bueno una excelente aportación con su trabajo «Veinte
cuestiones sobre Teoría y Praxis». Por la misma tazón será
Oviedo sede del Congreso a celebrar en 1990, sobre el temaFilosofía
de las religionesque sin duda será abordado por Gustavo
Bueno desde su habitual perspectiva crítica.
\ ;r ('on nuestro título. Y es que, efectivamente, cual un Sócralr',,
tlt' nucstra época, Gustavo Bueno toma frecuentemente
¡r,rrtitlo. con claridad y contundencia, sobre temas que suporrr
n cvirlontes riesgos como son: los de degradación de la ensen;ur/ir,
I¿r burocratización de las Universidades, el origen anirrr;rl
tle las religiones, el impuesto religioso, el ingreso de Espan,r
( n lir Clomunidad Económica Europea y en la OTAN, la inr
r r [' r rr.'ia cle posiciones políticas en el campo de lingüística y los
r r,':,1',os c¡uc de ello se derivan para la lengua castellana, la incir
lt rrcirr ncgativa de algunos medios de comunicación en la forru:rt
rtin clc la opinión pública, etc. Como nada de ellos le es ajerrr,
;r ( iustavo Bueno, su rigurosa conciencia críticale obliga a
¡,r,,rrrrrrciarse públicamente. Y para ello no le basta el ágora
, l;r..it ir sino que ejerce su función crílicaen los más diversos for,,:;
tlcsde el vestuario del pozo de una mina a los focos de la
I t'lt'visión, pasando por todas las clases de tribunas y auditorros
tlisponibles. En todos ellos, el profesor Gustavo Bueno
,lr'linc conceptos y categorías, profundiza en el origen de los
I lrr(;lncnos, establece analogías esclarecedoras, desmitifica y
r;rr'ioruLlizá, oscurece lo que parecía obvio y desentraña lo
, rt rrlto. Es decir que? como el alegórico basilisco «tritura» la
rcrrlirl¿rcl para conocerla mejor y que el hombre pueda asimilarl;r.
('trrlple así con su misión de Sócrates de nuestro tiempo.
Se ha dicho que la mejor caracterización del profesor Bueno es
la que se deriva del perfecto equilibrio que logra entre su perspectiva
de filósofo académico y su permanente actuación como
filósofo mundano. Es esta última facetala que quisimos subra-
30
31

GUSTAVOBUENO,
FILOSOFO ACADEMICO
Julián Yetarde Lombraña
l)ecano de la Facultad de Filosofla, Psicología y Ciencias de la Educaeidfr
on Gustavo Bueno Martlnez, catedrático de Filosoffa
de la Universidad de Oviedo, En realidad, Bueno.
La imagen más extendida de Bueno, en casi todo: en
cl vestir, en el comer, en polítiea...r etr televisión, e§ Ia de un
hcterodoxo. Mi pretensión aquí es mostrar que Bueno guarda
l¡t mas estricta ortodoxia en ese casi que falta,y que es su «oficio»
de profesor universitario de Filosofía. Comenzando con
cjcmplos: la imagen de Bueno, cuando en verano de 1985 llega
trl hospital sqn Iapiernarota, por andar jugando con su perra
Muca en Niembro, con su cazadora (la misma que puso parala
lirto que Vds, pueden ver en Ia contraportada de LaMetafrsiea
Itrsocrática, ¡de 19741) salteada depinlura, por barnizar la.galcrfa,
y de tierra, por palear el dosprendimiento del terreno
lr¿ts su «tendejón»,

fr*¡
nos trasladamos a la realidad de su «oficio» de enseñante (o
maestro) de Filosofía, rige ahí la más estricta ortodoxia: puede
que Bueno aparezcaen clase con la chaqueta de 11 años antes,
pero nunca con las fichas, apuntes o bibliografía de cursos anteriores.
Y, si el método escolástico es académico allí donde
los haya, jamás se queda Bueno -como
por desgracia sucede
con frecuencia en nuestros días- en las sententiae, enlaexposición
de opiniones; siempre plantea el status quaestionis, y,
por encima de todo -muy
difícil resulta impedírselo-, llega
al probatur thesis: en clase, en conferencias, en congresos o
donde sea Bueno se las arregla siempre para dar sus razones,
para argumentar sus tesis; y tener, tiénelas. En su taller filosófico
ha troceado, labrado y torneado materiales nobles, para
obtener piezasde valor filosófico indudable: ideas como «identidad
sintética», «cultura», , ,
. . . Y las técnicas de su construcción son totalmente
ortodoxas. Si de la idea de causalidadse trata, no aducirá
Bueno una sarta de «sentencias» sobre el asunto, antes bien
echará mano de carpetas llenas de análisis sobre el funcionamiento
de esquemas causales en múltiples campos categoriales,
para ffatar de llegar a la construcción de la idea de causa' Si
de la explicación en una clase o sobre la orientación en una tesis
se le ocurre a alguien entrar en el despacho de Bueno a pedirle
fundamentación o ampliación, saldrá de allí, ¡cuando salga!,
con tal abundancia de materiales y sugerencias certeras,
t¡trr' lc scrir suficiente para hacer prácticas de oficial de tercera
,'n cl t¿rller de Filosofía de Bueno por lo menos durante dos
ItIls()li.
[ ) r r r t r, cie rtamente, es el apren dizaje en el taller filosófico acarlt'rnii:«r
clue Bueno implantó en Oviedo en 1960, a donde llegó
r'orno c¿ltedrático de «Fundamentos de Filosofía e Historia de
hr:r Sistcmas Filosóficos». Inmediatamente, la Filosofía, en la
I lrrive rsidad de Oviedo, cobra una nueva y radicalmente distinlrr
orientación. La «filosofía» del cura D. Cesáreo es susti-
Irrrtlrr ¡.lor la «filosofía dialéctica» y por la «lógica matemática»
, ¡
r rt' r'r r rn ien za a explicar Bueno desde su cátedra. Desde enton-
( ('s, y ¿rún sigue siendo así, las ideas expuestas, de palabra o
¡ror cscrito, por Bueno han constituido, cuando menos, un revrrlsivo,
y siempre han provocado reacciones fuertes, nunca in-
,lilr'l'irllcia.
r\lcnióndonos a un orden cronológico, las materias y activida-
, k's tlc naturaleza filosófica que Bueno ha tratado e impulsado
r,( ¡ll:
l) l,a lógica rnatemática. El fue uno de los primeros en explir
rrr cst¿t materia en la Universidad española. Ya en Salamanca,
,',rrrro profesor adjunto de aquella Universidad (1952-54),im-
¡rrrrtiti cursos de Lógica Matemática. El P. Vicente Muñoz re-
('u('r'(l¿r cómo se inició en esta materia acudiendo a los seminar
r( )s rlc B ueno , fuertemente influido , por entonces , por Russell
1' ( 'ru'nap, pero atraído, a su vez, (

-.--
camente sustentado por el Diamat, así como a los intentos sut'ri.
c¡r la lLcvista de Filosofía clel C.S. I.(, . ,, I lnrr rrr¡r,r,r t.r¡rosi_
citi, clc la silogística» (1951); «[-.s cst'trt.rrr;rs rrrt,r;rrirrir:rs,
( I 9-55); «La idea de principio en Lciblliz,, ( I ()rrr ¡. \. r,rr srs I I,ccuentes
desplazamientos de Sal¿rnr¿rrcr¡ rr Mrrrlr rtl, ;rl lrsrilrl,
«Luis Vives», contribuyó, junt. ctlrr Mi¡irrr,l S;rrrt.lrt.z I\lrrzrrs,
carlos París, Drudis Baldrich y otr.s, ;r rrr t.lr,;rt.i,, t r,. r;r r t.r,isrrr
Theoria (1952-1955), de gran ip.r'l ir rrcirr r; r ¡
r ; r r r, r r r,r r rt.r.ir i,
en España de los desarrollos c, [-rigic;r y'ri.,rr;r rr. r;r ( 'ir.rrt.irr.
En Oviedo, la Lógica Matem¿itic¿r cl.rr r,l lt,r ror ¡r;¡¡;r rr¡r lrur,n
número de alumnos en los «Ct)lntulcs,," l)(.ro l;unlrrr.n r.l ;rli
ciente para algunos otros que lucgo scl.t¿rr slr.. rlrrt r¡rrrlos l.rr
sólida y extensa formación lógiur rlc llrrr,no, t¡rrr. ;rlr;u t ;r rlr.:,r lt.
la Teoría de los Predicables hasl¿r llr tlr, lrrs I un( rrn(.!, ri.r.ursi
vas, se trasluce en el rigor y sistcnrirt izirr.'i, t'r )r ( r
r(. r r ; r r ; r . r r ;rs
materias, y da una orientación a llr l,rigit.;r lr:rsl;urtr.rlrlr.rt.lrli.
de la «oficial» imperante en la aclu¿rlitlrrtl. Vr.rrrr. l)rr {.lr.rrf )lo.
su trabajo
-a mi entender uno clc los lrrc j«rrr.s ,, ( )¡it r ,rr.ror(,(
autoformantes y heteroformantcs» (t:n I :l I J,t¡tlt¡,r r, I
rr 7r¡ ¡
2) El Marxismo y la Dialéctica. B,c lr, r it.rrt, | )r('r , rr r t.t rr r, r.r
calificativo que, desde tiempo h¿r, sc lc vir,rrt.;r¡)lr(,rn(f,, , ,,¡ ¡¡
lósofo marxista». Sobre el marxisnro y l;rtli;rlt., lrr,r lr,r t,,,r rto
ha dado conferencias, ha inte rvcni,k, cr r.on),r'r,r),, lr,r t,rl
partido actividades con marxist¿rs, clr'.. t.rt. r , rrr rrt.¡¡¡¡,,, ,.,,,,
otro marxista y gran amigo, Man ucrl S;rcrisl il t, (,,,( t tl,, I I 1,. t
¡ t¡, I
de la Filosofía en el conjunto dcl S¿t bc t. ( I tl 71 ¡ ), \r ¡
r r r l,r I r l.:.r r
fía es entendida como fruto de un rlcs¿r l.¡ ollo I r r,. I ur rt o t r r I f t r r ;r l.
de una dialéctica entre categorías c itlclrs. I :r lri,,,,,,lr.r ,r,.rtlr,
mica supone técnicas y actividaclcs lu.tcs;r¡ l;r lr.,, (, r r,,{. r ¡ r lr. l.r \
ciencias); el desarrollo y evolución de las categorías (en campos
categoriales más o menos cerrados (=criterio de cientificidad
de una disciplina) influye en el desarrollo y evolución de
las ideas (plano filosófico). A su vez, las ideas penetran y desbordan
las categorías de modo «trascendental», influyendo en
su desarrollo. La Filosofía académica es, pues, un producto
histórico-cultural, una institución «implantada políticamente>>,
por su relación crítica con la práctica científica, social y política
del momento. Y esas ideas «objetivas», dadas en el material
mismo configurador de la realidad, constituyen la posibilidad
misma de la Filosofía académica, en cuanto disciplina dotada
de rigor sui generrs, forjado en una tradición milenaria.
Los cursos dictados en1970-71y 7971-7Lestán dedicados especialmente
al marxismo (sobre las ideologías) y a la dialéctica y
su formalización, interpretando la oposición identidad (lógica
formal) I contradicción (dialéctica) como una oposición de
ideas conjugadas (confert «Conceptos conjugados>>, en El Basilisco,1978).
La identidades múltiple; viene realizada según
esquemas diferentes (igualdad, paralelismo, congruencia, isonomía,
sinonimia, etc.); y la contradicción brota de la confluencia
de múltiples esquemas de identidad, cuando unos contradicen
a los otros. La conexión entre identidad / contradicción
se presenta, pues, como una conexión diamérica.. la contradición
no excluye, por tanto, la identidad, sino que precisamente
la incluye, por cuanto que tiene lugar en el seno mismo
de las identidades, en el «conflicto entre ellas». Bueno se opone,
de esta manera, a la separación (esquema de conexión metamérica)
entre lógica (formal) y dialéctica, esquema dogmáti-
36
JI

¡rcrf icirrlcs tlt: «fix'malización de la dialéctica» (Gorren, Sesic,
l(rsoli, I)utrarle, etc.), entendiendo la no-contradicción formal-analítica
como la forma particular de una contradicción
material-dialéctica. La tarca en este asunto consistirá, según
esto, no en «formalizarladialéctica», sino en «dialectizarlalógica»
(Proyecto de una Lógica de ras ciencias Humanas.Lecciones
del curso rglz-13 en la Facultad de Filosofía de oviedo).
3) La ontología Materialista. Aspira a constituir una doctrina
filosófica académica, críticay dialéctica. Esta doctrina quecla
estructurada mediante la distinción de dos planos esencialmente
diferentes, en los cuales se configuran «por encima clc
nuestra voluntad» las ideas de «materiarismo»: (1) El plano drr
la ontología General, que tiene como refere nciala Matcriit c,
general (M), correspondiente al ser en la ontología cliisir:rr, y
que se predica trascendentalmente de los tres géneros clc nrrlcrialidad:
M, : materialidad corpórea, M, = Fenómcnos tlt, lrr
«vida interior» y M., : depósito de ras esencias; cor.(.sr)ordientes
a los tres tipos de Ser de la ontorogía clásic¿r: MrrtLr.
Alma y Dios, y que constituyen (Z) El plano delit Otttt¡ltt,t:t;t
Especial. La sistematización del materialismo fil.srilir., rk,
Bueno aparece en Ensayos Materiaristas (1972). y rxrj. s, irrfluencia
caen: la tesis de doctorado de Vidal L peñ1. L.t ( )ntología
Materialista de spinoza,1972 (publicada en lt)],1.. ttt A r,t
terialismo de spinoza), obra en la que se aplica mu_y trt. t'r.rt';r t,l
modelo ontológico de Bueno en el análisis de Ia Orrtoh rt,n tk,
spinoza. También aparece profusamente utiliz¿rrl, t,, r;.-; rr,sis
de doctorado de Juan Ramón Alvarez Bautista. r ,t rtr,',t t rt, r;t
causalidad Estructural (1973) y de Mu Isabel L,lrr.rrt. ( ir;rr
tes, La Causalidad en el Pensamiento de Jean Piaget (1973).
Tesis, éstas, dirigidas por Bueno.
La Ontología Materialista es, propiamente, la filosofía que
profesan Bueno y sus discípulos en Oviedo. Exponente de ello
es el curso de Doctorado organizado por el Dpto. de Filosofía
para el bienio 1988-90 que lleva por título Filosofía Materialista.
4) LaTeoría de las Ciencias. Uno de los presupuestos de esta
filosofía materialista es la defensa de la íntima conexión, aunque
quedan bien diferenciadas, entre la Filosofía y las Ciencias.
La Ontología acarrea como complemento necesario la
Gnoseología; por eso se produce la inclinación de Bueno hacia
la Teoría de las ciencias, teoría ligada alaLógicay a la Dialéctica.
Los trabajos, cursos, programas, proyectos de investigación,
etc. sobre esta materia llevan por título «Lógica de las
Ciencias Humanas>r, por cuanto que la Teoría de la Ciencia es
entendida por Bueno como «Lógica material»; y también es
denominada, frecuentemente, nGnoseología», término utilizado
con el propósito de señalar la perspectiva filosófica de la
ciencia (la Gnoseología entendida como disciplina filosófica)
como alternativa al de «Epistemología», utilizado por los epistemólogos
franceses (Bachelard, Piaget) con cariz más epistemológico-genético
o psicológico que filosófico. Y también utiliza
el término «cierre categorial» en oposición al de «corte
epistemológicor, para explicar el origen y constitución de las
ciencias. Esta teoría de la ciencia adopta la perspectiva de un
constructivismo materialista: constructivismo, por cuanto que
entiende los contenidos de una ciencia como algo que, esen-
38
39
--

cialmente, está vinculado a las estructuras operatorias, sintácticas,
etc.; y materialismo (materialismo lógico), por cuanto
que sostiene la tesis de la intern a organización lógica de los
campos científicos en círculos diferentes y reales, en categorías.
El campo de una disciplina no constituye un conjunto o
clase homogénea, sino un conjunto de clases, de partes forma_
les, cuya unidad debe ser determinada desde su interior a partir
de los propios nexos que enlazan sus partes. cuando operando
entre estas pluralidades de términos y configuraciones existen
entre ellos relaciones y operaciones tales que nos permiten
pasar de unos a otros y se cierran categorialmente, se constituye
la ciencia en cuestión. Mas otro supuesto de esta Gnoseología
es que las ciencias no agotan el saber ni las categorías sobre
las que trabajan: el plano de las categorías o conceptos (campo
de la ciencia) no excluye el plano de las Ideas, que son tan obje_
tivas como los conceptos, con los que intersectan, y que consti_
tuyen el campo de la Filosofía.
En el campo de la Gnoseología está la mayor producción filosófica
de Bueno. Este publica, fruto de seminarios, cursos,
conferencias, congresos, etc. sobre la filosofía de varias ciencias
humanas: Etnología y tltopía (1971), Ensayos sobre las
categorías de la Economía Política (1912), La Me tafísica presocrática
(1974), El individuo en la Historia (19g1), El animal
divino (1986).. . Un proyecto dirigido por Bueno sobrela Lógi_
ca de las ciencias Humanas obtuvo una beca de la Fundación
March para los años 1973-17. El trabajo consistía en la aplicación
de la Teoría del cierre categorial a varias disciplinas por
investigadores familiarizados con ellas. Frutos de este trabajo
fueron: elaboración por Bueno dela Gnoseotogía (o Lógica)
de las ciencias Humanas (unas 3.000 páginas, que aún siguen
mecanografiadas; sólo un resumen aparece en La ldea de
Ciencia desde la Teoría del Cierre Categorial,l9T6),y las tesis
de doctorado (y parte también del Trabajo) de: Pilar Palop,
Epistemología Genética y Filosofía. Análisis Gnoseológico de
la Epistemología Píagetiana (1975); Julián Velarde, Gnoseología
de la Gramática Generativa (1976); Tomas R. Fernández,
Gnoseología de las Ciencias de la Conducta (7981).
La preocupación constante de Bueno y la conditio sine qua non
que pone para sacar adelante su Teoría del Cierre Categorial
es ejercitar ésta en diversos campos categoriales. La acumulación
de profusos análisis gnoseológicos en varias disciplinas,
aunque necesaria, es el motivo de que Bueno guarde aún en
carpetas cientos de folios manuscritos, que sólo él es capaz de
leer, siguiendo todas las direcciones correspondientes a las posibles
transformaciones del (folio) rectángulo. Sobre cuestiones
particulares de su teoría ha publicado Bueno en El Basilisco:
«Reliquias y relatos» (1978); «En torno al concepto de
ciencias humanas: la distinción entre metodologías CI,x-operatorias
y B-operatorias» (1978); «Determinismo cultural y materialismo
histórico» (1978), «Sobre el concepto de'espacio antropológico'»
(1978), etc.
5) La Sociedad Asturiana de Filosofia (S.A.f.) Surge en79J6,
por impulso de un grupo de filósofos e intelectuales asturianos,
en torno al pensamiento de Bueno. El objetivo de la S.A.F. es
«potenciar la cultura filosófica en la región asturiana». Con sus
más de 200 socios ha organizado, desde su instauración, gran
número de actos académicos (conferencias, cursillos, homena-
41
--4_qtr4"

jes, publicaciones,. ..) fundamentarmente dirigidos a los profesionales
de la filosofía en Asturias. La actividad centraide la
s.A.F. ha sido laorganización de congresos de Teoría y Metodología
de las ciencias. Estos han tenido lugar en rgli,7gg3,
1985 y 1988, con la intervención de reconocidos especialistas
nacionales y extranjeros en las disciplinas titulares de cada congreso.
El objetivo de estos congresos ha sido el propiciar en_
cuentros interdisciplinares sobre cuestiones de Teoría y Metodología
de las ciencias. ya en el primero de elos tuvo ocasión
Bueno de contrastar su teoría der cierre categoriarcon la de
Mario Bunge (asistente al congreso), de corte, en lo funda_
mental, neopositivista, y con ra der racionalismo crítico de
Popper y los postpopperianos, de corte historicista. pero más
que criticar teorías o metodologías ajenas, lo que ha hecho
Bueno en esos congresos ha sido ejercitar y desarroilar las suyas
en varios campos categoriales: «El cierre categorial aplicado
a las ciencias físico-químicas» (19g2); ncnoseálogía áe las
ciencias humanas» (1982); «La idea de verdad en Biorogía»
(1983), «Lenguaje geométrico y FÍsica en Newton» (19g5); y
«Dialéctica de la idea de cultura» (19gg). Sólo las Actas delr
congreso han sido publicadas, por lo que vuelve a manifestarse
la necesidad de que salga alaluz, impresa, la teoría de la
ciencia que Bueno ha venido elaborando todos estos años.
6) El Basilisco. En 1978, bajo la dirección de Bueno, nace la
revista El Basilisco, como revista de Filosofía, ciencias Humanas,
Teoría de la ciencia y de la cultura, con intención de ser
un órgano de expresión del quehacer filosófico de quienes en
Asturias, principalmente, pero también de quienes en lengua
española tengan algo propio que exponer en el terreno de la Fi_
losofía, entendida ésta, no como anterior a las ciencias, sino
posterior o simultánea a ellas, no en sentido analítico, filológico,
sino en sentido crítico, materialista e interesada «por las
cosas mismas>>, que se nos dan, ante todo, analizadas por las
ciencias. La temática de El Basilisco «es el conjunto de todas
las categorías (políticas, económicas, físicas, biológicas,...), y
su objetivo «es analizar las ideas que en aquéllas se realizan».
Su estructura (artículos de fondo -Teatro Crítico-Historia del
pensamiento-Léxico- Crítica de libros) se reveló, tras la publicación
de varios números, como muy acertada, constituyendo
la posición crítica de El Basilisco ante nuevas teorías o publicaciones
circulantes por España un punto de referencia para muchos
profesionales, no sólo filósofos, sino también médicos, juristas,
historiadores , lingüistas , físicos, políticos, . . , La sección
de crítica de libros (en sus dos modalidades: reseña y comentario)
fue llevada, en su mayor parte, por Bueno, y ha desempeñado
una función catártica, aunque no muy vistosa, sí fundamental
para la filosofía en España. Y el peso de las colaboraciones
de Bueno en las demás secciones se mide por el agotamiento
de los números en los que aparecen sus trabajos: «Conceptos
conjugados» (no 1), «En torno al concepto de ciencias
humanas» (n" 2); «Cultura» (n" 4), «Sobre el concepto de "espacio
antropológico"» (r" 5), .,
Como aneja a la revista comenzó la publicación de «Clásicos El
Basilisco», colección de ediciones cuidadosamente preparadas
de obras clásicas, con amplios estudios introductorios. Allí salieron,
entre otras, el Protágoras de Platón (1980) y la Monadología
de Leibniz (1981), como parte de un ambicioso proyecto
en la programación de Filosofía de C.O.U., de la que
Á1
+L
43

.-
Bueno ha sido siempre Coordinador. Las introducciones que
Bueno hace para estas obras constituyen dos piezas maestras,
que vuelven, si es (ue han dejado de serlo, a resultar suma_
mente útiles para juzgar la política educativa actual.
7) En 1989 le llega a Bueno, «por imperativo legal», la jubila_
LA SEGTII\TDA NAVEGACION DE
GUSTAVO BIJENO
Alberto Hidalgo Tuñon
Presidente de la Sociedad Asturiana de Filosofía
ción. Pero la ley no se coresponde con la realidaá. para prove_
cho de nuestra Facultad, de nuestra universidad y de la Filosofía,
ahí sigue Bueno dando sus crases de «Filosofía de ra Religión»,
impartiendo er curso de doctorado sobre «Filosofía materialista»,
publicando st¡s Cuestiones Cuodribetares sobre
Dios y la Religión. iniciando una nueva etapa como director de
El Basilisco y como colaborador principal: «La teoría de ra esfera
y el descubrimiento de America, y varias críticas de libros.
Alumnos y profesores de la Facurtad de Filosofía de la universidad
Complutense de Madrid han organizado este año un
oCongreso sobre la Filosofía de GustavJBueno». Su interven_
ción, dentro de la más estricta ortodoxia académica,fue una
auténtica lección de Filosofía sobre «La idea de causaridad».
Por ser en su oficio un maestro de primera, en nombre de laFa_
cultad de Filosofía, psicología y CC. de la Educación, a cuya
creación él contribuyó de manera decisiva, presento a D. Gus_
tavo Bueno Martíneztoda nuestra consideración, toda nuestra
gratitud y todo nuestro afecto.
n el Diccionario internacional de filósofos, publicado
en París por Denis Huisman, la figura intelectual de
Gustavo Bueno quedó troquelada emblemáticamente
en una imagen académica que el curso posterior de su pensamiento
parece haber venido a desbordar. Aparecía allí nuestro
filósofo como un «marxista heterodoxo español, autor de una
vigorosa ontología materialista y creador de una lúcida teoría
de la ciencia post-bachelardiana>>, la teoría del cierre categorial,
capaz de rendir cuenta del factum de las ciencias humanas.
Pero, si reparamos ahora en la producción mayor de Gustavo
Bueno a partir de esa fecha (1984), advertimos enseguida una
especie de «giro» en su pensamiento, una reorientación fundamental
hacia la filosofía de la religión y, más en general, hacia
lo que tradicionalmente suele denominarse las «cuestiones últimas»
de la filosofía. En 1985 aparece, en efecto , El animal divino,
ensayo de una filosofía materialista de la religión; en
1987 , elpolémico Symploké, en el que los cuatro últimos temas
44
45

sobre la dimensión transcendental del hombre corren íntegramente
a cargo de Gustavo Bueno; en 19g9, por fin, aparecen
las Cuestiones couodlibetales sobre Dios y la Religión, donde
se abordan una serie de temas conexos con el sentido de la vida
humana y el problema religioso en este fin de milenio que se
avecina.
Esta inflexión transcendental en el último tramo de la carrera
académica no es única ni exclusiva de Gustavo Bueno. Ha sido
una característica demasiado frecuente en los grandes pensadores
sistemáticos de la edad contemporánea desde que Kant,
después de escribir las tres críticas, redactara en1793su opúsculo
sobre la religión dentro de los límites de la pura razón.
mencionadas, ilustradas, románticas, utópicas, cientifistas, sociológicas,
analíticas o evolucionistas. Precisamente por eso
cabría preguntar si el retorno al problema de la religión no
constituye un destino fatal de toda filosofía sistemática. Porque
para la mayoría de los autores mencionados la preocupación
por la religión como fenómeno humano de la mayor relevancia
teórica no obedece a una preocupación subjetiva, como
una cierta apologética cristiana se mostraría proclive a interpretar.
Ninguno de ellos, ni siquiera Bergson, cede a la tentación
de una fácil conversión personal a la religión oficial estandarizada
en su entorno. Diríase que la secreta ambición de todos
ellos consiste en reducir el ambiguo, polimorfo y desconcertante
fenómeno religioso a pautas inteligentes de racionalidad.
Tal es el reto que parece guiar también a Gustavo Bueno,
después de haber diseñado su propio sistema filosófico materialista.
Tambéin schelling manifestó un creciente interés por los fenómenos
religiosos, a los que situó en lugar destacado en su última
spátphilosophie. Destutt de Tracy, Saint_Simon y Comte
cedieron a la tentación religiosa en elúltimo tramo de sus carreras
y los dos últimos, convencidos de que «no se destruye,
sino lo que se reemplaza» llegaron, incluso, a fundar sendas religiones
de la Humanidad. Bernard Bolzano, el mate mático y
lógico, después de inaugurar una de las orientaciones básicas
de la filosofía de la ciencia con su wissenschaftsleh,rc, acabó de
redactar su ciencia de la religión Emilio Durkheim. cl sociólogo,
comenzó a preocuparse al final de su carrera por las formas
elementales de la vida religiosa; y Henri Bergson, que llegó a
ser galardonado con el Nobel de literatura, culminó su carrera
académica con las dos fuentes de la moral y de la religión.
Es cierto que esta extraordinaria coincidencia revista muy diferentes
significaciones en cada una de las grandes filosofías
Sólo que, contra 1o que pudiera parecer a un observador superficial,
la preocupación de Gustavo Bueno por la religión no es
nueva. Más que un comienzo o un giro radical de su pensamiento,
El Animal Divino y Cuestiones Cuodlibetales sobre
Dios y la religión constituyen un retorno a su primer trabajo de
investigación. No descubro nada nuevo, supongo, si cito el título
de su tesis doctoral de 1948: Fundamento material y formal
de la moderna filosofía de la religión Desde esta perspectiva,
las dos obras mencionadas aparecen objetivamente (y al
47
margen de la Vorstellungen subjetivas del propio Gustavo
Bueno) como un retorno a sus preocupaciones filosóficas iniciales,
como una refluencia inevitable, como un déuteros plul

os o «segunda navegación» por mares que otrora fueron ex_
plorados.
Pero ¿por qué volver u n-uu.rur los mismos mares? Un pensador
tan evidentemente dotado para la reflexión metacientífica,
tan puntualmente informado del desarrollo categorial de la
ciencias formales y empírico-positivas ¿por qué retorna a los
orígenes nada menos que con dos libros-maestros antes de haber
acometido la tarea de exponer de forma sistemática y completa
su doctrina sobre las ciencias, cuyos ladrillos aparecen
dispersos en intervenciones sólo publicadas fragmentariamente?
¿Qué antigua deuda ha quedado sin saldar en su obra anterior
o qué urgencias histórico culturales le imponen esta segunda
navegación?
Me gustaría poder responder a estas cuestiones, pero en el
contexto de este homenaje sólo me es dado ofrecer una conjetura.
Si reparamos en la estructura de la abigarrada y profunda
construcción que nos ofrece en El animal divino, es fácil advertir
que su composición se articula simétricamente en dos fases,
que se bautizan modestamente como «proyectos». EI proyecto
de una filosofía de la religión en su fase gnoseológica, difícil,
inquietante, eruditísimo, superesp ecializado, antecede en el
ordo doctrinae a|

evolucionistamente la tesis platónica dela anámnes¡s..saber no
es sóIo recordar lo que ha llegado a ser; la memoria d,el logos
incluye también las sendas estériles, los callejones sin salida,
los enemigos vencidos, cuyos descendientes preparan siempre
el asalto alarazón.
Si alguien aceptaacríticamente sus argumentos, Gustavo Bueno
no lo lleva de buen grado, porque una «verdadera filosofía»,
aunque no sea una «filosofía verdadera» nunca se realiza,
ni siquiera «mundanamente», sin el trámite crítico de la confontración
dialéctica con las alternativas constructivas que la
flanquean. La verdadera filosofía no produce creyentes, sino
críticos, no adocena, sino individualiza. De ahí su negativa a
exponer los resultados antes de desplegar el proceso que los
posibilita, porque «el interés de este Ensayo -advierte
en E7
Animal Diuino-yadirigido, antes que a ofrecer una doctrina
materialista de la religión, a explorar las condiciones en las
cuales fuera posible hablar de una filosofía de la religión (lo
que nos obligará a considerar también la posibilidacl de una
verdadera filosofía no materialista)» (p. 24).
La inflexión mundana del pensamiento de Gustavo Bueno sobre
las cuestiones últimas, así pues, no supone renunciar a la filosofía
gnoseológica en el sentido más estricto clel término.
Quien pretenda ofrecernos una doctrina sobre la esencia de la
religión, tiene que saber previamente de qué esta hablando
para lo que no basta apelar a místicas «experiencias» personales
e incomunicables. A la altura del siglo XX y en los umbrales
del XXI, nadie puede tener la desfachatez de apelar a Ia noción
de esencia sin estar previamente empapado de platón, Aristóteles,
Espinosa e incluso Husserl. De ahí que Gustavo Bueno
se vea obligado, para no incurrir en las imposturas que continuamente
denuncia, a formular :ura teoría de la esencia en su
fase gnoseológica, antes de comprometerse a desarrollar su tesis
sobre el núcleo esencial de la religión. Se equivocan, por
tanto, quienes pretenden refutar la tesis ontológicam rectosobre
la base de argumentos puramente sociológicos, psicológicos,
zoológicos o antropológicos, obviando el trámite de la reflexión
metacientífica. De forma similar, quien pretenda enseñarnos
algo sobre el sentido de la vida humana, tiene que haber
averiguado previamente, a través de los estoicos, de los
cartesianos de Port-Royal, de'Frege o de Rusell, qué es el
«sentido» lógica y gnoseológicamente hablando. Del mismo
modo que) como gusta repetir,

:
zado los ejes fundamentales del espacio antroporógico, estaba
en condiciones de afrontar seriamente y sin la,,.oo, impostura
el problema filosófico que abordó bisoñamente en su tesis
doctoral. Sólo después de casi cuarenta años de esforzado trabajo
formula Gustavo Bueno una filosofía materiarista de ra
religión. ¿Cómo no habría de irritarse contra quienes, imbui_
dos del nuevo carisma sagrado de los medios de comunicación,
despachan frívolamente tan arduo problema con cuatro fórmulas
de compromiso archisabidas y archisocorridas?
Tanta necesidad es de suyoencomiable, pero desde el punto de
vista de la Sociedad Asturiana de Filosofía no puedo puru, po,
alto una circunstancia, no por anecdótica menos relevante.
Gustavo Bueno, riojano de nacimiento, ha desarrollado esta
inmensa tarea intelectual desde su «retiro ovetense>>, una suerte
de autoexilio interior conscientemente elegido y tan orgullosamente
subrayado que su filosofía lleva ya, tanto para sus crí_
ticos como para sus admiradores, una indeleble *ur.u de «as_
turianía». Esta circunstancia geográfica, tan denostada por
quienes no se han percatado todavía de la estrecha «interdependencia»
orgánica y telemática de una Tierra cada vez más
, no puede menos que llenarnos de satisfacción a
quienes hemos visto elevarse el nivel filosófico de nuestra región
gracias al magisterio inconfundible del filósofo español
más original y sistemático de ra úrtimas décadas. Aquí se atrincheró
Gustavo Bueno a principios de la década de los sesenta
frente a los centros de poder y decisión der estabrishmentfranquista;
aquí se distanció der «oficio» filosófico oficialista; desde
aquí practicó una crítica implacable, llevó a cabo encedidas
polémicas «mundanas» y resonantes enfrentamientos testimoniales
que le granjearon fama de iconoclasta y enemigos sin
cuento, pero también popularidad e influencia en amplios sectores
de la población; aquí permaneció con rara fidelidad, durante
las movidas de la transición democñtica; pero, sobre
todo, aquí gestó y produjo su portentosa obra filosófica.
Gustavo Bueno, desde la plenitud de un sistema ya constituido
en sus trazos fundamentales, ha emprendido ya su segunda navegación.
Somos muchos los asturianos de nacimiento que deseamos
que este progressus fastuoso se siga fraguando y ejecutando
en Asturias. Quedan todavía muchas cuestiones mundanas
que abordar. Si repasamos sus artículos de los años cincuenta,
todavía no asturianos, observamos títulos como «la
esencia del teatro», , una crítica a la Familia de pascual
Duarte de nuestro flamante Premio Nobel, etc, El arriesgado
mar de las ideas estéticas y muchos recovecos del océano
ético no han recibido todavía la visita del barco de Gustavo
Bueno en

GIJSTAVO BUENO
«CIUDADANO»
Juan Benito Argüelles
Presidente de Tribuna Ciudadana
ecuerdo muy bien, aunque hace mucho tiempo, cuándo
y cómo conocí al Profesor Gustavo Bueno. Fue en
el primitivo local de

naban una serie de huelgas, que desbordaban, con mucho, el
mero marco reivindicativo. Por otra parte «La Ley de Prensa»
de Fraga hacía concebir esperanzas a los más ingenuos. Sobre
estos temas se trataba en las reuniones, más o menos fortuitas,
que celebraba un grupo de progresistas ovetenses, entre los
que destacaba Bueno, de la misma manera que en Gijón había
otro grupo alentado obstinadamente por el Profesor García-
Rua.
Por aquél entonces, la actuación del Profesor Bueno en al Universidad
fue como un revulsivo que la sacudió y sacó del anquilosamiento
oscurantista de los últimos años. Por primera vez el
marxismo y otras doctrinas sociales se explicaban y eran discutidas
allí ampliamente.
La fundación del Clubs Culturales, tanto en Oviedo como en
Gijón y en las cuencas mineras, hizo que profesores y profesionales
acudieran a ellos a dar conferencias. Entre estas voces la
más destacada era la de Gustavo Bueno. Fue una época brillante
la de los clubs culturales, no sólo por los temas que allí se
trataban, sino por las relacione que propiciaban y las distintas
tendencias políticas que allí concurrían. Fuera de Oviedo eran
como un eco de la Extensión Universitaria. Gustavo Bueno
fue un gran animador de este movimiento ciudadano y cultural.
Tanto desde la Universidad como desde fuera de ella, en
los clubs culturales, el objetivo principal de la enseñanza del
Profesor Bueno era la formación del ciudadano, para hacer posible
su participación crítica en la vida social.
Durante los pocos años que estuvo en la Universidad como docente,
conocí mejor a Gustavo Bueno y lo frecuenté cuanto
pude. Eran los años en torno al 68 con su revolución estudiantil.
Se leía mucho a Marcuse y a otros autores de la Escuela de
Frankfurt. El Departamento de Filosofía de la Universidad
era el más dinámico. Su interés por las cosas públicas y por
todo cuanto de importancia sucedía en el país, contrastaba con
la indiferencia de gran parte de los otros Departamentos de la
Facultad de Letras. Los estudiantes interesados por los temas
que se debatían en el momento -no
sólo filosóficos, sino también
políticos y ciudadanos- se orientaban hacia la Cátedra
del Profesor Bueno donde encontraban respuesta a sus inquietudes.
Gustavo Bueno era en aquella época, y lo sigue siendo ahora,
un hombre que no soslayaba los problemas y con un entusiasmo
por la ciencia, como sólo se ve en los verdaderos universitarios.
Yo admiraba también en él su desprecio por los santones
y charlatanes? aunque al final trataba de disculparlos, mostrando
una comprensón humana poco común.
Tanto cuando el profesor Bueno ejercía de filósofo académico,
como cuando ejercía de filósofo mundano, la entrega a su cometido
era total, figurando los problemas del ciudadanos y de
la «polis» entre sus preocupaciones más urgentes. Las sesiones
que se celebraban en el Departamento de Filosofía, presididas
por el magisterio de Gustavo Bueno, y más tarde las reuniones
en la redacción de El Basilisco (revista filosófica fundada por
é1, de alta calidad científica) eran sesiones abiertas y dinámicas,
regidas por la racionalidad argumental y de un alto nivel
intelectual.
56
51

El compromiso de Gustavo Bueno con la transformación del
hombre para su liberación, le ha llevado a ser ciudadano participativo
de los problemas de la ciudad, que afronta con gran
decisión y entusiasmo, interviniendo en todos los frentes donde
la libertad y el derecho están amenazados. De esta forma la
cátedra, el libro, el artículo, la conferencia, la charla y hasta la
reunión informal son vehículos de su verbo infatigable y de su
saber riguroso. Es mi deber decir también que cuentas veces
hemos solicitado su presencia en Tribuna Ciudadana ha acudido
presuroso a nuestro requerimiento, contribuyendo de manera
destacada y generosa a nuestra labor de divulgación cultural.
Sus intervenciones fueron acogidas siempre con enorme
interés por una asistencia multitudinaria.
Su independencia de criterio, dentro de sus convicciones democráticas
y de hombre de la izquierda, le concitaron en determinados
momentos agresiones por parte de grupos sectarios
de ideologías opuestas. Recuerdo cuando le destruyeron su
Land Rover? que tenía aparcado cerca de su casa. Y en la Facultad
de Letras fi¡e alcanzado por varios botes de pintura,
cuando explicaba en su cátedra. Recuerdo bien, y muy bien
porque en esa ocasión estábamos juntos, un encierro que realizamos
en la antigua Universidad, hoy Facultad de Derecho, un
grupo de profesores y alumnos que reivindicaba la puesta en libertad
de unos estudiantes.
Gustavo Bueno se puede considerar como un maítre á penser
que parece haber refexionado mucho sobre lo que dice Benito
de Spinoza en st Tractatus políticus.' «Por lo demás es muy
cierto que la República es más peligro está a causa de sus ciudadanos
que de sus enemigos, pues son contados los verdaderos
buenos>>.
Recuerdo, también, las llamadas cenas del Fontán que coincidieron
más o menos con el nacimiento de la Junta Democrática,
de Convergencia Democrática y de la Platajunta, e incluso
con la primera parte de la transición. En estas cenas Gustavo
Bueno jugó un papel muy importante animando las ponencias
que allí se debatían. Es muy difícil enumerar los que allí asistían.
Recuerdo al profesor González Campos, al Dr. Emilio
Vigil, a Herrero Merediz, a Laso Prieto, a Daniel Palacios, a
Juan Vigil, a José Manuel Nebot y otros muchos.
Con motivo de la campaña a favor del NO en el referéndum de
la OTAN la labor del profesor Bueno fue muy valiosa y decidida;
integrado en la plataforma para el no, acudió a las minas
explicando esta postura a los mineros.
Naturalmente, no me ha correspondido a mí aquí analizar la
aportación del profesor Bueno a la Filosofía, sólo he querido
mostrar a través de unos hechos extraidos de mi memoria, un
poco al azar, su perfil como hombre de ágora y como ciudadano.
59

GUSTAVO BUENO
ENNIEMBRO
Germán Ojeda
Director de la Fundación José Barreiro
iembro es el paraíso natural de Asturias: mirando
siempre al sol, entre dos playas salvajes y una tía, al
pie de un bosque sagrado de encinares y junto a un
templo a Diana cazadorahoy capilla de ánimas e Iglesiaparroquial,
el Nemorismilenario de los romanos es el Niembro presente
del filósofo: un lugar para la divinidad y para el pensamiento:
el paraíso de Gustavo Bueno.
Porque en Niembro Bueno tuvo tiempo de descubrir, a la vuelta
de la Salamanca escolástica, la religión natural frente a lo
que él llama en su reciente libro Cuestiones cuodlibetales sobre
Dios y la religión «la religión civilr> imperante en la sociedad
española del nacional-catolicismo, tuvo tiempo de pensar
su obra filosófica y después escribirla, tuvo familia y plantó árboles,
levantó casa, sentó solar: Gustavo Bueno es cámbaro.
Cierto que para tomar carta de naturaleza en Nemoris no se lo

pusieron fácil, porque fue el primer turista solitario verdaderamente
ilustre qloe aterizó por allí en la postguerra, pero ahora
allí no se cabe; fue el primer veraneante que descubrió Torimbia,
pero ahora allí solo pueden ir los nudistas; fue, en fin, el
primer promotor urbanístico de Niembro que para hacer de su
solar una casa tuvo que pleitear: Gustavo Bueno ha afirmado
su fidelidad a Niembro contra viento y marea, contra nudistas
y urbanistas, hasta el extremo que su jubilación administrativa
la disfrutará junto al bosque sagrado de Niembro: Gustavo
Bueno es un llanisco de pro, el más notable, el más pertinaz
amante forastero de mi tierra: lo haremos hijo adoptivo si nos
deja.
Teoría de la sidra
Como es sabido Buenoviene de laRioja, de latierra delvino, a
las Asturias , alatielrade la sidra, a profesar de filósofo. Antes
de la Rioja, que se sepa, sólo habían venido por el norte los riojanos
vendiendo sus caldos, pero como la distancia hasta Asturias
era mucha y los recursos de esta región escasos, se volvían
todos sin dejar asentamiento.
A propósito tengo pensada una especie de teoría de la sidra
frente al vino, que ahora me permito exponer como reconocimiento
al filósofo riojano, aunque se escandalicen los asturianistas.
Según esta teoría -entiéndase
que aquí teoría vale por
sentido común refinado, como decía Schumpeter- el hecho
de que la identidad de Asturias sea la sidra no es más que el reflejo
de nuestro atraso histórico, porque en todas las regiones
cantábricas y especialmente en las más ricas, el vino fue desplanzando
a la sidra a medida que los ingresos de las gentes
permitían la sustitución de un caldo inferior sidra- por
-la
otro mejor --el vino-.
El País Vasco y Cantabria, próximos a las comarcas vinícolas
de La Rioja y Valladolid, mejor comunicadas con la meseta y
con recursos más altos, fueron sustituyendo las pomaradas según
integraban sus economías con el interior. En cambio Asturias,
aislada físicamente de la meseta y con una población en
régimen de subsistencia, no estaba en condiciones de importar
vinos, que por la dificultad del transporte costaban caros y por
la escasa renta de la población se vendían poco: así llegamos
con la sidra hasta aquí, hasta hacerla después una identidad asturiana
de lo que fue la bebida del norte.
Gustavo Bueno no podía, por tanto, llegar de vinatero riojano
al Principado. Su presencia aquí tiene que ver con otras afinidades,
en realidad afinidades al paisaje familiar de Llanes descubierto
con su abuelo y al paisaje político de los mineros descubierto
con sus huelgas: fue precisamente su abuelo quien le
habló de pequeño de las tierras de Llanes y fueron los mineros
quienes le reclamaron para hacer antifranquismo: Bueno juntó
en Asturias elcorazónylacabeza,lo que explica su arraigo definitivo
a la región.
En efecto, fue el abuelo Gustavo Bueno Arnedillo quien de
pequeño inventó Llanes para el destino de Gustavo Bueno
Martínez. El doctor Bueno Arnedillo se marchó a México para
ejercer la medicina y allí curó de muchos males al asturiano
oriental más rico de entresiglos, a don Iñigo Noriega, humilde
62 63

campesino de colombres, rico plutócrata de México, financiero
de reyes, banquero fundador del Hispano-Americano,
constructor de ese edificio que ahora alberga el Archivo de Indianos.
Bueno Arnedillo enseñó al nieto a teclear en el piano
siguiendo partituras de sidra «El Gaitero» y le contó historias
mexicanas de Colombres: cuando más tarde Gustavo Bueno
conoció en salamanca una compañera que veraneaba en Barro
no lo dudó: Llanes era su matrimonio'
El empujón que faltaba para afincarse aquí lo puso el movimiento
obrero asturiano con su lucha. Bueno decidió venir a
echar una mano cuando comprendió que la «religión civil>> que
le forzaba en la Salamanca clerical a tener una conducta «adaptativo
precautoria» pafa seguir conservando el pellejo mientras
hacía filosofía, le iba a permitir en Asturias mantener una
actitud de «ilustración militante», siguiendo las palabras que é1
mismo úilizaen el libro citado Cuestiones cuodlibetales'
Militante ilustrado en las causas de las ideas y de la libertad,
Gustavo Bueno rompió en el Oviedo de los años 60 y 70 «el
proteccionismo inquisitorial» ejemplar la expresión de
-pof
unamuno-que cercabalavida culturaly política de la región.
Haciendo una simplificación para entendernos, me atrevo a
decir que más allá de los partidos políticos y la memoria histórica,
dé algún cura progre y de los grises, la izquierda asturiana
actual tiene dos orígenes ciertos: las luchas mineras y Gustavo
Bueno.
La fuerza neta del intelectual
Pues, ciertamente, cuando esas dos fuerzas confluyeron, cuando
la fuerza bruta del minero y lafuerzaneta del intelectual se
juntaron, no solo modelizaron aquella fórmula liberadora del
eurocomunismo que unía el trabajo y la cultura para traer la
democracia a España, sino que convirtieron a Asturias en paradigma:
lo mejor que sabemos lo aprendimos entonces con
ambos magisterios, el valor de las ideas y la necesidad de la acción,
para que no nos ocurriera lo que Marx lamentó sobre la
gran mudanza histórica de18L2, a saber, en España acción sin
ideas, enCádizideas sin acción: Bueno y los mineros se aliaron
para alumbrar desde Asturias nuestro tiempo.
Este compromiso intelectual y humano, esta tarea académicay
mundana, la ha desarrollado Gustavo Bueno durante cerca de
treinta años en las aulas de Oviedo y en las tierras de Niembro,
porque Bueno enseñaba y discutía en Oviedo lo que estudiaba
y escribía en Niembro: su obra está inspirada trabajando junto
al bosque sagrado de stt Nemoris, como él llamó en una conversación
con Marvin Harris a Niembro.
En realidad, Gustavo Bueno es sobre todo Niembro: allí lleva
a los mejores filósofos como el citado Harris o Bunge para que
conozcan el paisaje de la prehistoria en las cuevas del Pindal o
de Tito Bustillo, allí tuvo las mejores ocurrencias, allí, camino
de Torimbia, sigue discutiendo con el animal divino que le inspira.
Y mientras se restaura el bosque sagrado de encinares
desde El Cuera alamar, propone wa Btoncelandiattustica
para que Llanes convierta la prehistoria en cultura y le enseña
a sus hijos filosofía escolástica de la zona, como esa que tesinó
Gustavo Bueno Sánchez estudiando a otro llanisco de mérito,
el cardenal lnguanzo: los nietos de este abuelo también empe-
65

L
'ryT,
ff',
zarll aimaginar el mundo'desde Niembro., el bosque sagrado
de los Bueno.
66