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Es poca la distancia geográfica entre las dos masas poblacionales,<br />

pero es inmenso el abismo que las divide en lo político, lo económico<br />

y lo social. “Así ha sido toda la vida. La realidad no ha cambiado<br />

nunca”. Uno de los conglomerados es la ciudad de Matagalpa, centro<br />

de gestión político-administrativa departamental y municipal,<br />

donde los operadores del “Poder” toman las decisiones...<br />

Un panorama impresionante de los campos, que enloquecería<br />

al mejor de los muralistas, se aprecia desde<br />

su parte más alta. Ese bonito espectáculo de la naturaleza<br />

se combina con la persistente actitud positiva que<br />

poseen las 140 familias que habitan la comunidad,<br />

para enfrentar las limitaciones...<br />

Si de algo están claros es que solos no llegarían a<br />

ningún lado... No se conseguiría educación, salud,<br />

créditos, apoyo a la agricultura, comercialización,<br />

carreteras... Y sin estos logros materiales tampoco se<br />

alcanzaría la satisfacción espiritual de los habitantes<br />

de las comunidades. Sin una organización sólida...<br />

No le siguió “gustando la idea de sembrar largo de la<br />

casa”. En 2007 tuvo una experiencia negativa con la<br />

siembra de papa en el ciclo de apante. Sacó un préstamo<br />

de diez mil córdobas para comprar diez quintales<br />

de semilla y sembrar media manzana.


Lo que hoy es la Cooperativa de<br />

Servicios Múltiples “Tres Pinos”<br />

R.L. fue un pequeño proyecto de<br />

tres años que inició en 1998 con<br />

financiamiento de la Fundación<br />

Kellogg de Estados Unidos. Fue<br />

un proyecto que mostró desde<br />

el inicio mucha eficiencia y disciplina<br />

organizativa; Piedra de<br />

Agua, El Carrizo y Llano Grande<br />

son comunidades ancestrales que<br />

mantienen sus naturales formas<br />

de comunicación y de liderazgo.<br />

Esas virtudes motivaron a AD-<br />

DAC a no abandonar ese proceso<br />

y por eso siguió apoyando a estas<br />

familias que se entusiasmaron<br />

con la posibilidad de resolver sus<br />

problemáticas de Agricultores y<br />

Campesinos Pobres.<br />

A partir de 2000, <strong>ADDAC</strong> estableció<br />

contacto con ASLN y<br />

FDH, dos organizaciones solidarias<br />

de Luxemburgo, que juntas<br />

proporcionaron los recursos para<br />

hacer posible el fortalecimiento<br />

organizativo y económico-productivo<br />

de las 123 familias que<br />

hoy forman esta distinguida<br />

cooperativa. La “Tres Pinos” ha<br />

aportado al trabajo institucional<br />

con sus formas particulares de<br />

autogobernar su organización.<br />

Es la cooperativa con mejor récord<br />

crediticio porque, desde<br />

que eran organizaciones comunitarias,<br />

con el proyecto manejaron<br />

bajísimos niveles de moro-<br />

Julio César Gómez Martínez<br />

Director Ejecutivo <strong>ADDAC</strong><br />

sidad con los fondos revolventes<br />

y el crédito institucional. Hoy se<br />

convirtieron en la cooperativa<br />

líder y pionera en el manejo de<br />

su crédito, es decir, intermedian<br />

fondos para prestar individualmente<br />

a sus socios. Esta revista<br />

pretende dar una ilustración de<br />

esta experiencia…<br />

Un recorrido histórico sustentado<br />

con testimonios, las luchas,<br />

beneficios e impactos que alcanzaron<br />

estas personas, sus familiares<br />

y su organización. El éxito<br />

constituye una referencia de que<br />

se puede cambiar las tendencias<br />

negativas en este mundo, si nos<br />

basamos en la ejecución de procesos<br />

participativos, respetuosos,<br />

democráticos y equitativos.<br />

La experiencia expuesta es producto<br />

del esfuerzo protagónico<br />

de todas y todos los socios de<br />

esta cooperativa, del apoyo solidario<br />

de FDH y ASLN, organizaciones<br />

que pusieron recursos<br />

económicos, confianza, aportes<br />

y sugerencias para construir esta<br />

alternativa productiva, organizativa<br />

y emocional que está montada<br />

sobre los rieles del éxito.<br />

Además, agradecemos a otros organismos<br />

de cooperación como<br />

NOVIB y Brucke-Le-Pont que<br />

con sus aportes hicieron posible<br />

la conclusión de procesos fundamentales<br />

para el desarrollo y fortalecimiento<br />

de esta cooperativa.<br />

La Tres Pinos Mi Cooperativa es una producción de la Asociación para la Diversificación y el Desarrollo Agrícola Comunal (<strong>ADDAC</strong>).<br />

Dirección: Hotel Bermúdez, 2 C. Este, 1 ½ C. Norte / Teléfonos: 27725245 - 27727375 - 27727108 / www.addac.org.ni / central@addac.org.ni / Matagalpa - Nicaragua<br />

Redacción, edición, arte y diseño: Frank García, miembro de CESOS / larutaagropecuaria@yahoo.es / 86547918


Es poca la distancia geográfica entre las<br />

dos masas poblacionales, pero es inmenso<br />

el abismo que las divide en lo político,<br />

económico y social. “Así ha sido toda la<br />

vida, la realidad no ha cambiado nunca”.<br />

Uno de los conglomerados es la ciudad de<br />

Matagalpa, centro de gestión político-administrativa<br />

departamental y municipal, donde<br />

los operadores del “Poder” toman las decisiones,<br />

muchas veces sin consultar a sus<br />

interlocutores. Las comunidades de Llano<br />

Grande, Piedra de Agua y el Carrizo es el<br />

otro escenario. Se halla a escasos cinco, siete<br />

y unos diez kilómetros respectivamente<br />

al noroeste de la ciudad de Matagalpa. El<br />

pasado se escribió con mucha crueldad. Sin<br />

justificación se construyó férreamente un<br />

“muro” entre el campo y la ciudad, donde<br />

la materia de desarrollo fue privilegio para<br />

los habitantes de las ciudades. Esa dinámica<br />

funciona desde siempre y es conocida<br />

por todos. Sin embargo, existen entidades<br />

como la Asociación para la Diversificación<br />

y el Desarrollo Agrícola Comunal (AD-<br />

DAC) que construyen puentes y facilitan<br />

el acercamiento e intercambio en todos<br />

los aspectos de la vida entre estos actores.<br />

Otros organismos no preparan a la gente de<br />

las comunidades con una orientación sostenible<br />

para desempeñarse eficazmente en<br />

cualquier entorno. <strong>ADDAC</strong> incursiona en el<br />

territorio con planteamientos que hacen énfasis<br />

en el desarrollo integral que involucra<br />

al núcleo familiar. Esta propuesta va más<br />

allá de un simple contacto; escucha las voces<br />

y sentimiento de la gente. <strong>ADDAC</strong> ofrece<br />

a sus socios acompañamiento financiero,<br />

asistencia técnica y las posibilidades de incursionar<br />

en un futuro mejor. Otro aspecto<br />

muy importante de <strong>ADDAC</strong> en su estadía<br />

por las comunidades es el aporte al desarrollo<br />

humano y sostenible de sus socios. Esta<br />

temática contribuyó a superar muchas barreras<br />

culturales que ayudan a transformar<br />

las viejas relaciones paternalistas del campo<br />

por conductas que liberan a los seres humanos<br />

y los transforman en mejores individuos<br />

para la familia y la sociedad. Individuos que<br />

perciben la vida con perspectiva humana,<br />

con un sentido positivo que maximiza los<br />

esfuerzo de superación… Individuos que se<br />

sienten seres plenamente vivos. El presente<br />

trabajo contempla muchos aspectos políticos,<br />

socioeconómicos y culturales de las<br />

tres comunidades mencionadas. Nos acerca<br />

un poco a la realidad y la experiencia de sus<br />

protagonistas; buscando resultados positivos<br />

y negativos que sirvan de insumos para<br />

otras experiencias que <strong>ADDAC</strong> pueda poner<br />

en funcionamiento. A continuación se aborda<br />

el impacto del proyecto en la agricultura<br />

orgánica, diversificación de cultivos, crédito,<br />

fondo revolvente, iniciativas empresariales,<br />

igualdad de derechos de la mujer, la cooperativa,<br />

incidencia ciudadana, migraciones y<br />

comercialización, entre otros tópicos.<br />

“Al inicio tuve mucho miedo porque<br />

no sabía cómo comenzar y cómo se<br />

desarrollaría el negocio… Siempre<br />

hay dificultades para comenzar, pero<br />

cuando damos el primer paso, vemos<br />

que todo se va facilitando. Pero al fin<br />

comencé con el negocio de las cajetas,<br />

encurtidos, horneados, achiote<br />

procesado… Antes en algunos productos<br />

se ganaba el cien por ciento;<br />

pero ahora con la carestía y el aumento<br />

de los precios de los insumos.<br />

las ganancias han mermado”.<br />

“La idea mía era construir la casa…<br />

Ese objetivo lo logré con mucho trabajo<br />

y con el apoyo de <strong>ADDAC</strong>. Lo<br />

que gana mi marido lo invierte en la<br />

manutención de los niños y otras necesidades<br />

como ir al médico y la escuela<br />

de los chavalos… Lo que yo he<br />

ganado lo invertí en la construcción<br />

de la casa y ahora en hacer otras mejoras.<br />

La idea mía era hacer la casa<br />

de concreto; trabajar duro para hacer<br />

la casa y evitar otro contagio de<br />

mis hijos con el mal de Chagas…”<br />

“Las iniciativas empresariales tienen<br />

muchos obstáculos, pero la gente<br />

siempre sale adelante. Siempre hay<br />

problemas para iniciar una empresa,<br />

para tener éxito hay que priorizar el<br />

tipo de trabajo; no se puede estar en<br />

todo tipo de negocio, hay que escoger<br />

un tipo de empresa específica y que<br />

no todos hagan el mismo negocio.<br />

Hay que insertarse en el negocio que<br />

a uno le guste”.<br />

“No tenía experiencia… Pero el 15<br />

de septiembre de 2008 me regalaron<br />

unas 100 lombrices. Hoy cuento con<br />

más de seis kilos de ellas. He sacado<br />

más de cuatro sacos de abono y 25<br />

litros de abono foliar que se llama<br />

purina (orín de las lombrices)”.


“Si <strong>ADDAC</strong> no hubiera estado, a lo<br />

mejor la vida hubiera sido más difícil.<br />

Creo que solo en créditos he recibido<br />

más de 150 mil córdobas para trabajar<br />

en la agricultura. Mejoré la casa:<br />

le cambié el techo; se puso el piso de<br />

la sala; los cuartos se embaldosaron;<br />

se hizo nueva la cocina. Con <strong>ADDAC</strong><br />

hemos tenido prosperidad”.<br />

“Gracias a <strong>ADDAC</strong> y a las gestiones<br />

de la comunidad hay agua; nos<br />

ayudaron a restablecer la tubería del<br />

proyecto de agua, que quedó parcialmente<br />

destruida por las lluvias del<br />

huracán Mitch en octubre de 1998”.<br />

“Yo miraba que la mayoría de la gente<br />

de Piedra de Agua se integraba, me<br />

dio curiosidad y me integré a la cooperativa.<br />

En este tiempo he solicitado<br />

créditos, no me los han negado y yo<br />

no he quedado mal con esos compromisos”.<br />

“Hacer tarjetas. Eso escogí cuando<br />

<strong>ADDAC</strong> promovía el proyecto para<br />

insertar a las mujeres en las microempresas”.<br />

Un panorama impresionante de los campos,<br />

que enloquecería al mejor de los muralistas,<br />

se aprecia desde su parte más alta. Ese bonito<br />

espectáculo de la naturaleza se combina<br />

con la persistente aptitud positiva que posee<br />

la gente de las comunidades para enfrentar<br />

las limitaciones de un sistema que no genera<br />

muchas oportunidades de desarrollo. En<br />

las comunidades de Piedra de Agua, Llano<br />

Grande y El Carrizo viven unas 276 familias<br />

(un mil 200 personas), la mayoría se dedican<br />

a la agricultura (maíz, frijoles, cebolla,<br />

papa, zanahoria, tomate...) y la crianza de<br />

ganado.<br />

Limitaciones de tierras<br />

Las comunidades se ubican en la zona seca<br />

del municipio de Matagalpa, que en los últimos<br />

años se ha caracterizado por alternar<br />

entre prolongadas sequías e inviernos muy<br />

lluviosos. A estos problemas agroecológicos<br />

se les suma la disponibilidad de tierras que<br />

poseen las familias. Por ejemplo, la mayoría<br />

de los socios de la cooperativa “Tres Pinos”<br />

que acompaña <strong>ADDAC</strong> sólo suman el lote<br />

de la vivienda, y el poco terreno que tienen<br />

es considerado como marginal, donde no se<br />

puede cultivar; obligando a la gente a alquilar<br />

o emigrar hacia la montaña para trabajar<br />

en la siembra. A pesar de las adversidades,<br />

anualmente se siembran unas 265 manzanas<br />

de maíz y 310 manzanas de frijol... Además,<br />

existen unas 700 cabezas de ganado vacuno,<br />

100 cerdos, 2500 gallinas, 48 yuntas de<br />

bueyes, 150 bestias y 400 perros...<br />

Infraestructura deplorable...<br />

El sistema de agua potable que abastece a<br />

170 viviendas de las tres comunidades, que<br />

fue inaugurado en 1992 y reconstruido después<br />

del Huracán Mitch, es la obra comunal<br />

más importante de que se tiene referencia.<br />

Le sigue la carretera de tierra que fue abierta<br />

en 1995 y la construcción de tres centros<br />

escolares de primaria. A excepción de las<br />

escuelas, el camino está regular y la mitad<br />

del miniacueducto está en mal estado; el<br />

agua potable llega durante tres horas cada<br />

ocho días, porque se comparte con tres barrios<br />

matagalpinos. Por el momento no se<br />

observan posibilidades de mejorar las dos<br />

obras, a pesar de las gestiones que se realizan<br />

con las autoridades municipales...<br />

La protección ambiental<br />

y de la naturaleza<br />

La llegada de <strong>ADDAC</strong> en 1996 marcó un<br />

cambio en la cultura productiva; se conoció<br />

el concepto de agricultura orgánica desde<br />

todos los puntos de vista... Hoy son muchos<br />

los productores que manejan sus cultivos<br />

con ese enfoque: no queman los rastrojos,<br />

hacen obras de conservación de suelos y<br />

agua, diversifican la finca, preparan sus<br />

abonos orgánicos y hacen planes de negocio<br />

para insertarse en el mercado.


Es difícil ausentarse de sus hogares<br />

por varios meses. No es por placer la<br />

separación, pero lamentablemente no<br />

tienen otra alternativa que la de dejar<br />

a sus familiares “para buscar la vida<br />

en otros lugares”. Emigrar hacia “la<br />

montaña” ya es parte de la vida de la<br />

mayoría de los socios de la cooperativa.<br />

En 2009 unos 60 socios se trasladaron<br />

y otros 30 sembraron a medias<br />

en aquellos sitios aprovechando la<br />

época de apante. Las erráticas condiciones<br />

agroecológicas, la falta de<br />

tierras y la necesidad económica propician<br />

la forzosa emigración. Desde<br />

octubre se comienzan a trazar los planes<br />

para viajar; dependiendo de los<br />

resultados de la siembra de primera<br />

y postrera, que “cada vez dejan más<br />

pérdidas que ganancias”. Estos socios<br />

aventureros prefieren las zonas<br />

montañosas de Rancho Grande y El<br />

Tuma-La Dalia, lugares donde todavía<br />

la época lluviosa de apante (diciembre-marzo)<br />

se mantiene estable.<br />

Algunos viajan solos, otros llevan a<br />

los “chavalos grandes” y a su esposa<br />

para que cuiden de los mozos. Los<br />

colonos en aquellos lugares alquilan<br />

entre dos mil y tres mil 500 córdobas<br />

cada manzana de tierra; “hacen sus<br />

ranchitos” y siembran papa<br />

o frijol, dos rubros favoritos<br />

para la época. Cuatro<br />

meses dura la estadía. Los<br />

que tienen suerte visitan a<br />

sus famillas cada 15 días<br />

o mensualmente, “porque<br />

no queremos dejar sola la<br />

siembra”. Los involucrados<br />

en las migraciones están<br />

convencidos de hacer lo<br />

correcto “para llevar sustento<br />

a su familiares”. Con<br />

esa ilusión viajan todos los<br />

años, con la ilusión de salir<br />

un poco más de la pobreza.<br />

Poco a poco los acontecimientos revelaron<br />

auténticos cambios en la cotidianidad de las<br />

comunidades de Piedra de Agua, El Carrizo<br />

y Llano Grande. Cosas positivas ocurrieron<br />

en el tiempo y espacio... Hay cambios en el<br />

hábito tradicional de producir los alimentos<br />

y sucedieron transformaciones en la convivencia<br />

de las personas. Muchos decidieron<br />

cambiar la forma de percibir la realidad:<br />

adoptan relativamente la agricultura orgánica,<br />

se organizaron en una colectividad llamada<br />

cooperativa y comparten posiciones<br />

reflexivas para establecer y consolidar la<br />

equidad entre hombres y mujeres.<br />

Punto de partida del cambio<br />

El antes y después lo marca la tímida llegada<br />

de <strong>ADDAC</strong> en 1996. Aproximadamente<br />

un 40 por ciento de los habitantes de las tres<br />

comunidades dan la bienvenida a <strong>ADDAC</strong>,<br />

organismo que llevaba muchas propuestas<br />

innovadoras. Para la gente que se<br />

involucró, <strong>ADDAC</strong> es sinónimo<br />

de créditos, capacitación, asistencia<br />

técnica, apoyo al medio<br />

ambiente y la naturaleza; ayuda a<br />

los mujeres y los jóvenes; entrega<br />

de materiales de construcción<br />

para mejorar la infraestructura<br />

de las fincas y apoyo a la producción con<br />

materiales genéticos... Para esa gente olvidada,<br />

<strong>ADDAC</strong> es igual a decir estabilidad<br />

económica y social de la familia y las comunidades.<br />

Ver la vida con otros ojos<br />

El seguimiento en desarrollo humano, que<br />

apuntaba sus esfuerzos a fortalecer la organización<br />

comunal y el cambio de aptitud, alcanzó<br />

su máximo punto el 20 de septiembre<br />

de 2006, cuando los socios de <strong>ADDAC</strong> fundan<br />

la Cooperativa de Servicios Múltiples<br />

“Tres Pinos” R.L. El trabajo tesonero de todos<br />

los involucrados en el proceso de desarrollo<br />

hace posible ver la realidad desde una<br />

posición reflexiva, práctica y tolerante. Hoy<br />

las comunidades cuentan con muchas herramientas<br />

que hace 20 o siete años ni siquiera<br />

soñaban con tenerla. Tienen mejor capacidad<br />

cualitativa y cuantitativa para gestionar<br />

proyectos de desarrollo; tienen otras posibilidades<br />

para insertar a sus microempresas<br />

en el mercado; tienen mejor capacidad para<br />

producir alimento de calidad... Están mejor<br />

organizados... Pero lo más importante es<br />

que ahora tienen voluntad de adaptarse a los<br />

cambios cotidianos.


Con el apoyo de <strong>ADDAC</strong> y la participación<br />

de la cooperativa, cada comunidad formuló<br />

su “Plan Estratégico Comunal 2009-2012”,<br />

donde se tomaron en cuenta todos los recursos<br />

de los que se dispone y los posibles<br />

operadores externos que pueden aportar a la<br />

solución de la problemática local. El ejercicio<br />

identificó muchos problemas que padecen<br />

las comunidades en la parte socioambiental,<br />

organizativa, comunitaria, familiar<br />

y productiva... El plan estratégico coloca a<br />

las comunidades varios años en el futuro; se<br />

planificaron las acciones y se encontraron a<br />

los socios de la cooperativa que impulsarán<br />

las gestiones ante las entidades correspondientes<br />

para lograr los objetivos esperados.<br />

Las prioridades<br />

Mejorar el sistema de agua potable, repara-<br />

ción de caminos,<br />

construcción de un<br />

instituto y un centro<br />

de salud; construcción de un<br />

centro recreativo; fomentar el ecoturismo<br />

comunitario; reforzar la seguridad<br />

ciudadana, la asistencia técnica en huertos<br />

familiares, reforestación, capacitación en<br />

salud sexual y reproductiva... son parte de<br />

una cadena interminable de necesidades que<br />

las comunidades quieren resolver paulatinamente.<br />

¿Pero todo eso será posible?<br />

La solución dependerá de la relación que<br />

se maneje y la confianza que se establezca<br />

entre los actores locales y los agentes de<br />

afuera que aportan al desarrollo. La lucha<br />

está orientada hacia la justicia para obtener<br />

el bienestar de la comunidad. Es posible que<br />

algún día, parte de las demandas sean realidad,<br />

suponiendo que no serán ignoradas por<br />

las autoridades. Esa visión es el denominador<br />

común que los habitantes de las tres comunidades<br />

tienen sobre el desarrollo y que<br />

implicaría un salto cualitativo en sus vidas.<br />

Todas las propuestas son realidades concretas<br />

que surgen para resolver las necesidades<br />

fundamentales de subsistencia de la gente.<br />

Es sagrado el compromiso asumido<br />

por los miembros de la “Tres Pinos”,<br />

para que el “Plan Estratégico Comunal<br />

2009-2010” se ejecute cabalmente.<br />

Aproximadamente 60 socios se<br />

integraron a las comisiones socioambiental,<br />

la comisión productiva económica<br />

y la comisión organizativa<br />

comunal. Las comisiones tienen gran<br />

relevancia porque son ellos los encargados<br />

de gestionar proyectos ante<br />

las autoridades de la Alcaldía y las<br />

delegaciones de gobierno. Ahora ya<br />

quedó planteada toda una estrategia<br />

de desarrollo que se supone disminuirá<br />

las adversas condiciones en que<br />

viven los habitantes de Llano Grande,<br />

Piedra de Agua y el Carrizo.


Si de algo<br />

están claros es que solos<br />

no llegarían a ningún lado... No se conseguiría<br />

educación, salud, créditos, apoyo a la<br />

agricultura, comercialización y carreteras...<br />

Y sin estos logros materiales tampoco se<br />

alcanzaría la satisfacción espiritual de los<br />

habitantes de las comunidades. Sin una organización<br />

sólida “estamos fregados, estaríamos<br />

peor que al inicio”, reflexiona Santiago<br />

Milán Gutiérrez Zeledón, presidente<br />

de la Cooperativa de Servicios Múltiples<br />

“Tres Pinos” R.L. La Tres Pinos, fundada<br />

con 124 socios (51 mujeres y 73 varones) el<br />

20 de septiembre de 2006, tiene sus raíces<br />

en la organización comunal y en la iniciativa<br />

de <strong>ADDAC</strong> para que la población tuviera<br />

un instrumento legal de gestión, enfocado a<br />

resolver las necesidades de la comunidad. A<br />

partir de su creación, la cooperativa imprimió<br />

cohesión y dinamismo a las actividades<br />

organizativas en las comunidades de Piedra<br />

de Agua, Llano Grande y El Carrizo.<br />

El valor de estar en la cooperativa<br />

Para Santiago Milán, la razón de pertenecer<br />

a la cooperativa no tiene que limitarse a la<br />

motivación económica... Va más allá de recibir<br />

y cancelar un préstamo para resolver<br />

la siembra u otras necesidades. En la cooperativa<br />

se fragua la colectividad y la ayuda<br />

con igualdad de derechos. “Pertenecer a la<br />

cooperativa es<br />

fomentar el uso de valores<br />

positivos, porque en la cooperativa hay solidaridad”.<br />

“Los socios dicen que la cooperativa<br />

nos ha ayudado con los créditos, pero<br />

la cooperativa tiene su respaldo porque nos<br />

ayudamos unos con otros”, advierte Santiago<br />

Milán, quien no esconde su satisfacción<br />

por todos los logros alcanzados.<br />

La estructura organizativa<br />

La cooperativa funciona articulando esfuerzos<br />

y escuchado propuestas de todos sus<br />

socios. Pero existe una estructura organizativa<br />

que destaca en primer lugar la Asamblea<br />

General de Delegados, compuesta por<br />

40 miembros (20 socios de El Carrizo, diez<br />

de Piedra de Agua y diez de Llano Grande).<br />

Cada mes se reúnen para abordar la problemática<br />

y necesidades de los socios y la<br />

comunidad. Posteriormente los delegados informan<br />

a los socios en su comunidad sobre algunas<br />

temáticas abordadas en la asamblea de<br />

delegados. En segundo lugar está el Consejo<br />

de Administración, integrado por el presidente,<br />

el vicepresidente, el secretario, el tesorero,<br />

un fiscal y dos vocales. En tercer lugar actúan<br />

siete comités (Crédito y ahorro, Educación,<br />

Bienestar social, Medio ambiente, Producción<br />

y comercialización, Género, y abastecimiento.<br />

Y finalmente la Gerencia, que se encarga<br />

de todo el movimiento administrativo.<br />

Los socios recibieron apoyo para<br />

desarrollar muchas iniciativas de negocio.<br />

Se dirigieron fondos para microempresas<br />

de mujeres, como pulperías,<br />

panaderías, reciclaje de papel;<br />

costura, venta de ropa, procesamiento<br />

de especies y cereales. Se financió la<br />

siembra de maíz, papa, frijol, cebolla,<br />

chiltoma, tomate y la compra de vacas<br />

paridas... En 2008 se desembolsó una<br />

cartera de casi 400 mil córdobas, y en<br />

2009 una similar cantidad. Desde dos<br />

mil hasta diez mil córdobas son los<br />

montos financiados; en la cooperativa<br />

no se conocen quejas de socios que<br />

hayan quedado mal con sus obligaciones.<br />

“Aquí la gente es pagadora...<br />

Hay socios a los que les fue mal en la<br />

siembra y piden prórroga en sus plazos,<br />

pero al final cancelan su deuda”,<br />

aclara Santiago Milán, que al mismo<br />

tiempo reitera: “los socios comprenden<br />

que la cooperativa es un proyecto<br />

que dará satisfacción a largo plazo”.<br />

El comisariato<br />

Dos años tiene de funcionar la tienda<br />

que abastece con artículos de consumo<br />

humano y de uso agropecuario.<br />

Más de 100 mil córdobas se hallan<br />

en inventario y cada día se realizan<br />

aproximadamente un mil córdobas en<br />

ventas. Con el comisariato lo que se<br />

pretendía era llevar los productos a la<br />

comunidad a igual o más bajo precio<br />

que en la ciudad de Matagalpa, objetivo<br />

que ya se está cumpliendo.


La cosecha es la época favorita para realizar<br />

las agresiones. Ya hubo un muerto, lesionados<br />

y varios delincuentes detenidos por las<br />

incursiones que hacen los delincuentes con<br />

el afán de robar y destruir los bienes de los<br />

habitantes de las comunidades de Piedra<br />

de Agua, Llano Grande y El Carrizo. Son<br />

delincuentes que se trasladan desde los barrios<br />

La Chispa, La Curva, Apoyo al Combatiente<br />

y Nuevo Amanecer, de la ciudad de<br />

Matagalpa. Para los afectados ya se “perdió<br />

la paz de las comunidades” y la inseguridad<br />

ciudadana se convirtió en la epidemia que<br />

se propaga sin control.<br />

Destruyen todo a su paso<br />

Hay una combinación destructiva entre los<br />

delincuentes y la gente pobre de los barrios;<br />

unos llegan a robar a las viviendas, a robar<br />

en los cultivos y a las personas que transitan<br />

a pie o en vehículo en el camino. Los otros<br />

llegan a buscar leña y a arrasar con los pocos<br />

árboles que quedan en el campo. Todas<br />

las comunidades están expuestas al pillaje.<br />

La gente no tiene explicación para definir<br />

el problema. “Nosotros no le hacemos daño<br />

a nadie, no tienen porqué venir a agredirnos<br />

hasta nuestras casas”, dijo un afectado,<br />

miembro de la cooperativa Tres Pinos.<br />

No hay presencia de la policía<br />

“Vamos a investigar sobre el caso”. Es la<br />

típica respuesta que reciben los lugareños<br />

cuando llegan a interponer las denuncias<br />

a la Policía Nacional sobre la inseguridad<br />

ciudadana que padecen en las comunidades.<br />

No se tiene recuerdo de la presencia<br />

policial en los territorios. La última vez fue<br />

hace más de cinco años con la muerte de<br />

un delincuente, al sorprenderlo robando en<br />

la parcela de un productor. Los afectados<br />

están hartos de los antisociales y de las autoridades<br />

que no hacen nada para erradicar<br />

el grave problema de la delincuencia; pero,<br />

como dicen los perjudicados, “lo único que<br />

nos queda es defendernos como podamos”.<br />

Esa supuesta verdad de que los hombres<br />

son superiores, ya queda como<br />

recuerdo en la mente de los lugareños.<br />

Esa imagen nefasta de dominación<br />

cambia rápidamente... Hasta que<br />

<strong>ADDAC</strong> llegó a las comunidades, la<br />

igualdad de derechos, la reducción de<br />

la carga laboral o el género eran conceptos<br />

desconocidos para todos. Ahora<br />

se percibe diferente la convivencia<br />

entre mujeres y hombres. El cambio<br />

fue tan radical que hoy las mujeres administran<br />

sus recursos; son sujetos de<br />

créditos; tienen su negocio y adquieren<br />

responsabilidades en las estructuras<br />

organizativas comunales y de la cooperativa.<br />

La estrategia de <strong>ADDAC</strong> fue<br />

fundamental; pero la clave del cambio<br />

surgió de las mujeres y los hombres<br />

que asimilaron este proceso. Las mujeres<br />

superaron muchos miedos... Ahora<br />

hablan en público; dirigen su organización;<br />

hablan sobre diversas temáticas<br />

y hacen gestiones para el desarrollo de<br />

sus comunidades; pero lo más importante<br />

es que ya no son consideradas<br />

como simples objetos.


“Un catarrito o una simple diarreíta es difícil<br />

de resolver; ya no se diga un caso de emergencia.<br />

Aquí uno se puede hasta morir por<br />

una enfermedad que bien se puede curar...”<br />

En estas comunidades la falta de salud es<br />

cosa seria. No hay centro de salud, y en ningún<br />

plan de desarrollo del Gobierno se propone<br />

su construcción. Los enfermos viajan<br />

hasta el centro de salud, al hospital regional<br />

y si la gente dispone de dinero, a una clínica<br />

privada en la ciudad de Matagalpa. Siempre<br />

que hay oportunidades los habitantes de El<br />

Carrizo, Llano Grande y Piedra de Agua sugieren<br />

a las autoridades la construcción del<br />

centro de salud, pero estos últimos aseguran<br />

que no es posible por la falta de presupuesto<br />

y por razones del conglomerado poblacional,<br />

que no es numeroso.<br />

En bus, en bestias, a pie o al raid<br />

Sacar de emergencia a una persona no se resuelve<br />

fácilmente. Después de las 7:30 a.m.<br />

que pasa el último bus hacia Matagalpa, se<br />

complica el traslado. Los necesitados tienen<br />

que buscar otras opciones: decidirse a llevarlo<br />

a pie, buscar una bestia o esperar que pase<br />

un vehículo para que lo lleve. Y al regreso<br />

es igual: el último bus sale de Matagalpa<br />

hacia las comunidades a la 1:00 p.m. Si no<br />

lo aborda es posible que regrese caminando.<br />

Esto es una parte de todas las actividades y<br />

los gastos en que incurren los familias de<br />

los enfermos por no tener un centro de salud<br />

que los atienda en las comunidades.<br />

¿Y el agua potable?<br />

Es un problema de no terminar. Siendo dueños<br />

del proyecto de agua, las comunidades<br />

padecen serios problemas de abastecimiento<br />

del vital líquido desde que tomaron la decisión<br />

de solidarizarse con 763 familias de<br />

tres barrios de la periferia oeste de la ciudad<br />

de Matagalpa. En las comunidades reciben<br />

agua potable tres horas al día una sola vez<br />

por semana. En 2005 los líderes de la comunidad<br />

suscribieron un acuerdo con la Alcaldía<br />

de Matagalpa para compartir el agua<br />

potable con los barrios Apoyo al Combatiente<br />

y El Tule, mientras se les conseguía<br />

un proyecto que resolviera su problemática<br />

de agua. Posteriormente estos barrios se favorecieron<br />

con un proyecto de agua potable,<br />

pero sus habitantes no quieren firmar el contrato<br />

por el servicio con la Enacal y quieren<br />

seguir conectados con el agua del proyecto<br />

de las comunidades. Al respecto, los líderes<br />

de las comunidades ya hicieron muchísimas<br />

gestiones para solucionar ese conflicto; se<br />

visitaron todas las instituciones de gobierno<br />

relacionadas con el tema. La última gestión<br />

fue el envío de una carta al alcalde de Matagalpa<br />

para que tomara cartas en el asunto.<br />

Pero hasta marzo de 2010 no se observaron<br />

indicios de solución.<br />

Un presidente honesto, abierto y que<br />

practique el intercambio de información<br />

sobre las gestiones que realiza la<br />

cooperativa. Es parte de los mensajes<br />

de la obra teatral “Funeral en El Porvenir”,<br />

expuesta a los socios de la cooperativa<br />

Tres Pinos por la compañía<br />

de teatro Tecun-Uman. La obra cuestiona<br />

ese liderazgo tradicional que<br />

influye en la conducta de los socios<br />

para no pedir cuentas e información<br />

sobre los negocios de la cooperativa.<br />

Seguramente después de la reflexión,<br />

los socios de una cooperativa ya no<br />

percibirán a su presidente como el<br />

señor de esa organización que se<br />

supone es una fortaleza económica.<br />

“Funeral en El Porvenir” es una obra<br />

que hace pensar en el funcionamiento<br />

de una colectividad. Hace pensar<br />

que una cooperativa se fundamenta<br />

en el bienestar de sus miembros, en<br />

la transparencia de su gestión y en<br />

el acceso a la información sobre los<br />

movimientos económicos que tienen<br />

sus socios.


Sólo dos buses de transporte colectivo<br />

pasan por las comunidades. Bajan<br />

hacia Matagalpa a las 7:30 a.m. y regresan<br />

a las 2:00 p.m. La ruta viene<br />

desde Las Latas, Palcila, El Carrizo,<br />

Llano Grande y finalmente a la ciudad<br />

de Matagalpa. Piedra de Agua<br />

es la más afectada porque los buses<br />

sólo entran a la comunidad una vez<br />

por semana. Otros días los usuarios<br />

salen hasta un empalme a pie y pagan<br />

a diez córdobas el traslado en bestia<br />

de cada carga (dos quintales). Si no<br />

alcanzan el bus, la cosecha se traslada<br />

en viajes expresos: contratan un vehículo<br />

o bestias. El viaje en bestia, que<br />

dura una hora y media, se cotiza entre<br />

30 y 40 córdobas. Cada saco en el bus<br />

tiene un costo de 13 córdobas.<br />

Siempre sucede lo mismo... “Por el lugar<br />

que busquemos, siempre morimos con el<br />

capricho de los intermediarios”. La historia<br />

de todos los años es como un maleficio difícil<br />

de romper. Así es “cuando salen nuestras<br />

cosechas o cualquier producto que vamos<br />

a vender al pueblo, siempre nos pagan lo<br />

que ellos quieren; muchas veces ni sacamos<br />

para el gasto...”. Con esa realidad tienen que<br />

lidiar las familias productoras de la cooperativa<br />

Tres Pinos. Cada día ellos producen<br />

más caro, pero venden más barato por las<br />

relaciones injustas que se establecen en el<br />

mercado.<br />

Romper con el monopolio<br />

La mayoría de los socios de la Tres Pinos<br />

son pequeños productores: algunos sólo<br />

poseen el lote donde tienen su vivienda,<br />

y para poder cultivar un rubro tienen que<br />

alquilar terrenos cuyo valor varía entre un<br />

mil 500 y tres mil córdobas por manzana.<br />

Otra parte de socios más arriesgados emi-<br />

gran hacia la montaña en época de apante<br />

para sembrar papas o frijol. Para estos pequeños<br />

productores la tierra y la lluvia son<br />

problemas difíciles de superar e impiden<br />

una producción escalonada de cosechas.<br />

En la actualidad la cooperativa no maneja<br />

los canales de comercialización para romper<br />

con el monopolio de los comerciantes<br />

que afectan enormemente las utilidades de<br />

sus socios. A pesar de las adversidades se<br />

hacen pequeños ejercicios de acopio, sobre<br />

todo de granos básicos que por decisiones<br />

acertadas muchas veces hubo pérdidas. En<br />

2008 se compraron 190 quintales de frijol a<br />

un mil 50 córdobas cada uno; una parte se<br />

vendió entre 650 y 700 córdobas el quintal,<br />

y la otra parte se dio al crédito al uno por<br />

uno. Con esto se pudo compensar un poco<br />

la pérdida.<br />

Precios al nivel del suelo<br />

Los bajos precios afectan las cosechas de<br />

zanahoria, remolacha, cebolla, chiltoma y<br />

tomate... También perjudican la microempresa<br />

de costura, la producción de cereales,<br />

el procesamiento de especies, panaderías<br />

y manualidades... Por ejemplo, los comerciantes<br />

compran a los productores de cebolla<br />

cada moño con cuatro unidades a un<br />

córdoba con 50 centavos o a dos córdobas.<br />

El comerciante vende a los consumidores a<br />

cuatro o cinco córdobas... Las mujeres microempresarias<br />

pasan iguales dificultades.<br />

Estos compran las piezas de pan a ochenta<br />

centavos y los venden a más de un córdoba.<br />

La pasta de achiote en bolsa de cuatro onzas,<br />

los comerciantes la compran a siete u ocho<br />

córdobas, cuando verdaderamente vale diez<br />

córdobas. Por el momento la competencia por<br />

mejores precios la ganan los comerciantes,<br />

pero los socios de la cooperativa buscan alternativas<br />

para no seguir dependiendo de ellos.


Esta gente, de plano que son natos en su<br />

conocimiento... Saben de todo. Y eso que<br />

no pertenecen a la élite de sabios que investigan<br />

en los centros experimentales del<br />

país. Pero en sus pequeñas fincas (muchas<br />

de ellas con menos de dos manzanas) se<br />

fragua la inteligencia basada en la creatividad<br />

empírica de la gente del campo.<br />

Aquí se combinan muchas creencias, y<br />

hoy se aprovechan todos los insumos de<br />

la finca, comentan José Gil Montenegro<br />

Obregón, de 54 años y René Sáenz Zeledón,<br />

de 37 años, quienes mantienen<br />

una sociedad con Luis Amado Sáenz<br />

Montenegro (papá de René), de 62 años,<br />

en la administración de un invernadero<br />

de 25 x 30 varas (750 varas cuadradas).<br />

Ellos crearon una sociedad estratégica<br />

que funciona perfectamente. El invernadero,<br />

financiado por <strong>ADDAC</strong> a través del<br />

fondo revolvente, es propiedad de José<br />

Gil. La fuente de agua para el riego es<br />

de Luis Amado y René es el dueño de la<br />

propiedad donde siembran.<br />

La experiencia colectiva<br />

La microempresa funciona hace un poco<br />

más de cuatro años. “Aquí se comparte<br />

todo. Hemos tenido muchas ganancias,<br />

pero también algunas pérdidas, y todo se<br />

asume por igual”, comenta José Gil, que<br />

también se desempeña como coordinador<br />

de la Junta Directiva Comunal de Piedra<br />

de Agua. Potentes ráfagas de vientos que<br />

azotaron la comunidad en 2006 destruyeron<br />

un primer invernadero, valorado<br />

en diez mil córdobas. En éste se sembró<br />

una sola vez. Su primera cosecha fue de<br />

140 cajillas de tomate. Diez cajillas se<br />

vendieron a 100 córdobas; 130 cajillas<br />

se vendieron a un promedio de 155 córdobas.<br />

La primera experiencia fue considerada<br />

por los socios como “excelente<br />

porque hubo buenas ganancias”. “Aquel<br />

invernadero fue mal diseñado por eso no<br />

duró mucho; la madera era de pino y se la<br />

comió el gorgojo. El plástico se rompió;<br />

sólo se salvó la tela”, manifiesta René.


<strong>ADDAC</strong> compensa daños<br />

Un nuevo invernadero se terminó de construir<br />

en diciembre de 2008. Este se diseñó<br />

con todas las normas. “Usamos roble en las<br />

alfajillas, en la armazón de arriba, y usamos<br />

madera de palo de arco y miligüiste o desrencachanchos<br />

en los pilares”. José Gil asegura:<br />

“le pedimos ayuda a <strong>ADDAC</strong> y ellos respondieron<br />

positivamente”: reconstruir el invernadero<br />

bajo las mismas condiciones de<br />

créditos. La primera estructura<br />

fue financiada a través del<br />

fondo revolvente cuyo<br />

valor asciende a diez mil<br />

córdobas a cinco años<br />

de plazo. Pero René, el<br />

socio de José Gil, sostiene<br />

que el nuevo invernadero<br />

tiene un valor real de 40<br />

mil córdobas, inversión que<br />

<strong>ADDAC</strong> asume con “buena<br />

voluntad....”.<br />

Comienzan de nuevo<br />

Ya con su nueva estructura la sociedad<br />

comienza a funcionar el 11 de marzo de 2009,<br />

cuando se establece un semillero de tomate. Se<br />

trasplantaron 950 plantas a una distancia de<br />

12 pulgadas entre planta y 32 pulgadas en-<br />

tre surcos. Con buen manejo cada planta puede<br />

producir un promedio de ocho libras de tomate.<br />

José Gil, René y Luis Amado están “clarísimos”<br />

de que deben orientar su microempresa hacia<br />

el éxito, “por eso ahora no descuidaremos ningún<br />

detalle en la cadena productiva que pueda<br />

perjudicar el buen rumbo de los proyectos”,<br />

afirman. Ellos insisten en trabajar “muy duro”<br />

para honrar sus compromisos. “Queremos que<br />

nos vaya bien con la cosecha que saldrá en junio<br />

para cancelar nuestra deuda”.<br />

“Cosecha libre de contaminantes”<br />

es el compromiso que tienen con<br />

los consumidores, la naturaleza y el<br />

medio ambiente. René, Luis Amado<br />

y José Gil tienen “mucho rato” de<br />

trabajar con la agricultura orgánica,<br />

cuya experiencia abarca cultivos como<br />

chiltoma, tomate, rábano, repollo y<br />

zanahoria... “.<br />

La experiencia del tomate<br />

Su manejo es con fertilizantes edáficos<br />

y foliares, insecticidas y fungicidas<br />

producidos en la finca. Los benéficos<br />

insumos son preparados con estiércol,<br />

ceniza, hojas y ramas de árboles, melaza<br />

y lombrices... Todo el proceso es<br />

sencillo, explica tímidamente y con<br />

voz suave René, reiterando que lo<br />

único que “necesitamos es trabajar<br />

con paciencia y esperar buenos resultados”.<br />

Preparación de insecticidas<br />

Cinco litros de agua limpia se mezclan<br />

bien con una libra de chile, una libra de<br />

cebolla, una libra de ajo, media libra<br />

de levadura, 50 cc de jugo de limón<br />

y 50 cc de alcohol. Se mezclan bien<br />

hasta “dejarlos como atol”, se echan en<br />

un recipiente limpio, se tapa y se deja<br />

macerar por cinco días bajo sombra y<br />

en lugar fresco. Con este insecticida<br />

natural se controla casi toda plaga;<br />

a cada bomba de 20 litros se le echa<br />

50 cc del producto. También se usan<br />

insecticidas a base de hojas de madero<br />

negro y fertilizantes de suelo como<br />

Biogrín. Estos productos ya se usaron<br />

en el establecimiento del semillero y se<br />

aplicarán en todo el ciclo del cultivo.


Sencillos detalles dan vida... Todos los elementos<br />

se enlazan armónicamente hasta formar<br />

una espiritualidad que da vida a la porción<br />

de papel inerte. Motivos espontáneos de<br />

todos los gustos nacen a partir de pequeñas<br />

ideas que se le ocurren a Nelia Maritza Díaz<br />

Sáenz, ama de casa, residente en la comunidad<br />

Piedra de Agua. Cada creación tiene especial<br />

particularidad... Por diversas razones,<br />

Nelia Maritza, de, 37 años, llegó a quinto<br />

grado de primaria, en ese tiempo le “gustaba<br />

dibujar y pintar con lápices de colores”; por<br />

eso creyó que “hacer tarjetas” sería un trabajo<br />

oportuno para llevar a su hogar ingresos<br />

adicionales. “Eso escogí cuando <strong>ADDAC</strong><br />

promovía el proyecto para insertar a las mujeres<br />

en las microempresas”.<br />

Llegan los pedidos<br />

Comenzó a trabajar en el<br />

arte de elaborar tarjetas<br />

e n<br />

2006,<br />

después de<br />

pasar una pequeña<br />

orientación con una<br />

señora en Matagalpa. En<br />

2007, de Luxemburgo llegó un<br />

pedido de 500 tarjetas navideñas;<br />

120 en 2008 y otro tanto en 2009. Ese<br />

pedido de 2007 “fue como una bendición”,<br />

fue mi primer trabajo grande y con<br />

mayor responsabilidad porque irían para<br />

fuera”, confiesa Nelia. A pesar de que cada<br />

tarjeta se vendió a 25 córdobas, la ganancia<br />

le alcanzó para pagar un crédito de cinco<br />

mil córdobas invertidos en la compra de<br />

materiales y la celebración de los 15 años de<br />

Eliette Sarahí, su hija mayor.<br />

“La empresita familiar”<br />

Nelia Maritza no está sola en la decoración<br />

de tarjetas, tiene el apoyo de Eliette<br />

Sarahí; Damaris Lilieth y Nelia Almairis<br />

le ayudan en la tarea. “Cuando no tengo las<br />

suficientes ideas mis hijas ayudan a terminar<br />

las ideas y se ponen a realizar las obras”.<br />

Ella piensa con fortalecer esa microempresa,<br />

mejorar sus diseños y buscar mercado en<br />

la ciudad de Matagalpa.<br />

Es impresionante cómo Nelia Maritza<br />

maximiza el tiempo y armoniza<br />

sus quehaceres. Todos los años, para<br />

la siembra de apante, Nelia Maritza<br />

emigra con su marido Santiago Castro<br />

Montenegro, de 43 años, “hacia<br />

la montaña a sembrar papa” u otro<br />

cultivo que se dé en la época. Pasan<br />

hasta cuatro meses fuera de la casa.<br />

“Nos ubicamos en cualquier lugar y<br />

mi tarea es cuidar a los mozos”. Pero<br />

cada mes “vengo a la casa y a las reuniones<br />

de la cooperativa”. Allá busca<br />

insumos que no se encuentran en<br />

Piedra de Agua para decorar sus arreglos.<br />

La mayoría de los materiales<br />

que usa Nelia Maritza en sus tarjetas<br />

son naturales: sobre el papel reciclado<br />

coloca trocitos de hojas de guineo,<br />

ramitas de espárragos, hojas de limonario,<br />

flor de margarita, ciprés, flor de<br />

trinitaria, tallos de guineos, flor de ciguapate,<br />

musgo, semillas de Guanacaste<br />

y pelos de maíz... A todos esos<br />

materiales se les dan forma con tijeras<br />

de picos, saca bocados, reglas, tijeras<br />

normales y caladores... Con muchas<br />

creatividad esta mujer campesina<br />

cambia su vida con trabajo digno.


Luis Demetrio es nacido y criado en la<br />

comunidad. Junto a Clara Luz García<br />

Rodríguez, de 61 años, procreó nueve<br />

hijos. Con dos de éstos viven en la<br />

finca “Correvientos” de 12 manzanas.<br />

En 2008, con el cultivo de papa, en<br />

media manzana hizo una prueba con<br />

manejo orgánico y convencional. A<br />

un cuarto de manzana le aplicó 12 sacos<br />

de abono orgánico, hecho a base<br />

de estiércol de ganado. “No le eché<br />

nada más. La dejé al sol y al viento y<br />

la limpié a mano”. Este productor ingenioso<br />

cosechó 24 quintales de papa;<br />

“estos son buenos rendimientos porque<br />

no llevó mucha inversión”. Mucho<br />

contraste en la parcela manejada<br />

con químicos apenas produjo cuatro<br />

quintales: “solo saqué la semilla que<br />

sembré”. En esta parcela sólo en fertilizante<br />

se invirtieron cinco mil córdobas;<br />

y “eso que no hemos metido el<br />

resto de insumos”. En finca hay indicios<br />

de que la tierra se recupera. Luis<br />

Demetrio comprendió sencillamente<br />

que el enfoque orgánico es un sistema<br />

que genera vida... La última área de<br />

manzana y un cuarto ahora la trabajará<br />

de forma orgánica. “La otra manzana<br />

orgánica la voy a dejar descansar y<br />

le voy a echar la vaca parida para que<br />

coma los retoños del millón”.<br />

Fueron cien lombrices “las que pedí”... Esa<br />

cantidad se las regaló un amigo. “Recuerdo<br />

que fue un 15 de septiembre de 2008 exactamente”.<br />

Un año después esos “animalitos”<br />

se reprodujeron en un poco más de ocho<br />

kilos de lombrices. “Les he sacado más de<br />

cinco sacos de abono y 25 litros de abono<br />

foliar llamado purina”, recuerda claramente<br />

Luis Demetrio Montenegro Obregón, de 61<br />

años. Este pequeño productor de la comunidad<br />

Piedra de Agua comenta que “no tenía<br />

experiencia con el manejo de las lombrices...”<br />

Las cien lombrices primero las colocó<br />

en un “cajón pequeño”, después<br />

ideó una especie de cantera (pila<br />

alargada) con cuatro piedras<br />

canteras a lo largo y una en las<br />

cabeceras, tapando la estructura<br />

con cuatro yardas de plástico negro<br />

y rastrojos.<br />

Regresa con lo orgánico<br />

Hace 20 años, Luis Demetrio comenzó a experimentar<br />

con algunas prácticas de la agricultura<br />

orgánica. Producía un insecticida<br />

a base de hojas de madero negro y cal.<br />

“En un balde de 20 litros echaba diez libras<br />

de hojas tiernas de madero negro y<br />

aplicaba 10 litros de agua caliente; lo dejaba<br />

fermentar durante ocho días y ya estaba listo<br />

el insecticida”. Con arrepentimiento comenta<br />

que dejó esas prácticas conservacionistas<br />

“porque es más fácil comprar y aplicar el<br />

químico”. Pero ahora ya se puso al día con<br />

la onda orgánica: “ya di otro paso en esto<br />

y no me puedo quedar parado”. Observó el<br />

cambio en su huerta cuando la compró. Hace<br />

tres años la “tierra era miserable”; hoy recuperó<br />

su capacidad de nutrientes. En esa área<br />

no se quema, “le he metido mucho abono<br />

orgánico” y en otras áreas ya<br />

se observan “grandes<br />

lombrices”.


En menos de dos horas el telón de<br />

Macén, el zipper y los ribetes se<br />

transforman en una bonita mochila<br />

que es muy cotizada en el extranjero.<br />

De las manos delicadas de Celsa María<br />

también brotan bolsos, billeteras,<br />

fajas, portalapiceros, cosmetiqueras,<br />

carpetas, tapetes... “Son seis años<br />

los que tengo en el negocio”, medita<br />

Celsa María, y sin presumir asegura<br />

que esta experiencia le ha valido para<br />

confeccionar cualquier modelo que<br />

le pida la clientela. En 2008 hubo un<br />

pedido de un mil 500 cosmetiqueras.<br />

El trabajo se dividió entre otras dos<br />

compañeras que trabajan en el ramo.<br />

“Cada pieza la pagaron a 30 córdobas,<br />

sólo por ese trabajo mi ganancia<br />

fue de once mil 250 córdobas”. Con<br />

pesar se lamenta que la demanda de<br />

“nuestro trabajo” viene de Europa,<br />

“aquí en el mercado local es difícil<br />

colocar nuestro producto; porque a<br />

la gente de aquí sólo se gusta lo que<br />

viene de fuera”.<br />

Tiene espíritu de superación inalterable, que<br />

increíblemente le ayuda a lidiar con las adversidades<br />

de la vida. Al máximo aprovecha<br />

hasta el último centavo obtenido con su trabajo<br />

tesonero. Una vivienda digna y mucha<br />

felicidad en su hogar son parte de la cosecha<br />

alcanzada hasta hoy. Celsa María Montenegro<br />

Lúquez es mujer virtuosa, todas cuyas<br />

cualidades no podemos enumerar. Combina<br />

admirablemente las labores agrícolas, domésticas<br />

y la fabricación de manualidades.<br />

Celsa María, de 32 años, vive con su esposo<br />

Gerald Enrique Zeledón Chavarría, de 37<br />

años, y sus hijos Gerald José, de 13 años;<br />

Isidro Roberto, de 8 años, y Jason Moisés,<br />

de dos años, en la finca “Los Ranchos”, ubicada<br />

en la comunidad Piedra de Agua. Su<br />

vínculo con <strong>ADDAC</strong> se remonta a 1999,<br />

cuando recibió las primeras capacitaciones<br />

y créditos a través del fondo revolvente; y<br />

asistió a las giras de intercambio de conocimientos<br />

a otros municipios.<br />

La tarea difícil<br />

Como fuera se propuso hacerlo y<br />

cumplió ese anhelo... “La idea<br />

mía era hacer la casa de concreto,<br />

trabajar duro para<br />

hacer la vivienda”. Esa<br />

urgencia de Celsa María<br />

se debió a que “al niño<br />

grande” le diagnosticaron<br />

a los siete años<br />

el mal de Chagas, y<br />

“yo quería evitar esa muerte”. La perseverancia<br />

y el trabajo duro hicieron posible el<br />

sueño de tener la casa de concreto. “La casa<br />

la hicimos entre los dos”, reflexiona Celsa<br />

María, refiriéndose a Gerald, su marido. El<br />

matrimonio tiene sus responsabilidades definidas:<br />

“lo que gana él lo invierte en la manutención<br />

de los niños y la comida; a mí me<br />

toca la casa, lo que realizo es para eso”.<br />

Agricultura: “labor de riesgos”<br />

Celsa María recuerda con alegría las “buenas<br />

ganancias” obtenidas con la siembra de<br />

un cuarto de manzana de papa en 2007; cinco<br />

quintales de semilla bastaron para “llenar<br />

ese pedazo”. Compró cada quintal de semilla<br />

en 300 córdobas. “Era revuelta, grande<br />

y menuda. Esa semilla se la compré a mi<br />

marido”. “Hubo una cosecha de 38 quintales;<br />

vendí el quintal a 280 córdobas la papa<br />

gruesa para consumo. La fui a entregar al<br />

mercado. Siempre vamos a morir donde<br />

los intermediarios”. Sin embargo, “realicé<br />

ocho mil 500 córdobas”. Igual suerte pasó<br />

en 2008. En esa misma área sembró a medias<br />

diez quintales de papa: “hubo una producción<br />

de 70 quintales. Yo me quedé con<br />

35 de ellos. Ese año vendimos bien a 500<br />

córdobas el quintal”. La venta fue de 17 mil<br />

500 y las inversiones de siete mil 500 córdobas.<br />

Pero Celsa María no sólo ganancias<br />

ha cosechado: “he tenido pérdidas con los<br />

frijoles y el maíz” por exceso de lluvias o<br />

sequía. En 2008 sembró en dos manzanas<br />

“cien libras de frijol Estelí 150; “ese año<br />

hubo mucha lluvia, y el agua hizo pantano<br />

en el suelo. Invertí cuatro mil 600<br />

córdobas y apenas saqué dos quintales<br />

de frijol”, rememora con pesar Celsa<br />

María. No hay dudas, Celsa María<br />

es mujer tesonera... Su conducta demuestra<br />

que no hay límites para alcanzar<br />

las aspiraciones.


Todavía tiene algunas gallinas de esa primera<br />

generación de aves que le entregó<br />

<strong>ADDAC</strong> hace más de seis años. Milagrosamente,<br />

esas diez gallinas y un gallo se multiplicaron<br />

en más de cien animales. “La idea<br />

de las gallinas era para que la gente tuviera<br />

la comida y reales por la venta de los huevos<br />

para la compra de medicinas y otras cosas”,<br />

relata Álvaro José López Herrera. Este pequeño<br />

productor de 41 años es dueño de un<br />

lote de tres cuartos de manzana ubicada en<br />

la comunidad de Llano Grande. Aquí vive<br />

con su esposa, Cristina Campos Rodríguez,<br />

de 43 años, y su hija Joseline María, de 17<br />

años. Antes de 2006 en esa propiedad “sólo<br />

había zacate, no le había puesto mente hacerle<br />

mejoras”, seguramente porque “alquilaba<br />

a dos mil pesos la manzana”, para sembrar<br />

papa, frijoles maíz o cebolla en época<br />

de primera.<br />

La ansiada prosperidad<br />

Se siente satisfecho con esta presencia...<br />

“Sin <strong>ADDAC</strong> no hubiera estado. A lo mejor<br />

la vida hubiera sido más difícil”, manifiesta<br />

Álvaro José, quien no esconde su agradecimiento<br />

por la asistencia del organismo.<br />

“Creo que sólo en créditos he recibido más<br />

de 150 mil córdobas para trabajar en la agricultura”.<br />

De esos créditos y su perseverante<br />

trabajo mejoró la casa: “le cambié el techo;<br />

se puso el piso de la sala; los cuartos se em-<br />

baldosaron; se<br />

hizo nueva la cocina.<br />

Con <strong>ADDAC</strong> hemos<br />

tenido prosperidad”.<br />

Las inversiones en el patio<br />

En su pequeña parcela ya se encuentran en<br />

producción tres árboles de mango rosa; seis<br />

de aguacate; tres de naranja; nueve de limón<br />

Tahití; dos de mandarina; diez de naranja;<br />

cinco de limón dulce, y cinco palmeras de<br />

coco. Los árboles reciben manejo orgánico.<br />

En 2008 Álvaro José preparó, a base de<br />

hojas secas, tierra negra y cenizas, 15 sacos<br />

de abono. “Se lo eché a todas las plantas y<br />

a un vivero de 400 plantas de café que estoy<br />

haciendo”. Para 2009 se hacen planes<br />

para ampliar los rubros hortícolas: se piensa<br />

asociar y rotar maíz, frijoles, ayote, pipían,<br />

tomate, chiltoma para consumo y la venta.<br />

Desde hace mucho tiempo el matrimonio<br />

pertenece a <strong>ADDAC</strong>: primero<br />

se integró Cristina y luego Álvaro<br />

José. En 2003 <strong>ADDAC</strong> regaló a la<br />

pareja una pila con capacidad de 20<br />

barriles de agua y un sistema de riego<br />

por goteo para una tarea (12x24 metros).<br />

“Hay buena combinación de los<br />

créditos, la voluntad de trabajar bien y<br />

la responsabilidad de pagar esos créditos”,<br />

reitera Álvaro José. Al mismo<br />

tiempo revela: “no he caído en mora<br />

porque hasta la fecha no he tenido<br />

problemas con mi negocio”. Una parte<br />

de la producción de los frutales se<br />

destinó a la comercialización: se vendieron<br />

50 frutas de aguacate, un mil<br />

naranjas; dos mil limones dulces; 500<br />

mandarinas y dos mil limones reales.<br />

Otra parte “la comimos, la regalamos<br />

o se perdió” por el encarecimiento de<br />

venderla en Matagalpa.


Gabino del Rosario, de 53 años, es<br />

casado con Petronila López López, de<br />

54 años. Viven en su finca “La Mesa”,<br />

de una manzana, en la comunidad<br />

Llano Grande. En la propiedad se<br />

construyó un invernadero con financiamiento<br />

de <strong>ADDAC</strong> para sembrar<br />

hortalizas. Posee un pozo “que no se<br />

seca”, para el riego en el invernadero<br />

y al “aire libre”. Dice tener experiencia<br />

“desde chavalo” con las hortalizas,<br />

pero también “alquilo dos manzanas<br />

para sembrar maíz y frijoles”. En la<br />

zona el alquiler varía entre un mil<br />

500 y tres mil córdobas la manzana.<br />

“Tengo la ventaja de no pagar alquiler<br />

porque siembro en la propiedad de mi<br />

suegra”, explica. Antes manejaba los<br />

cultivos de forma tradicional... Gabino<br />

del Rosario vio la necesidad de<br />

evitar la contaminación y se cambió<br />

a la agricultura orgánica. Lleva varios<br />

años sin usar químicos; en cambio<br />

los productos que usa los prepara en<br />

la finca. Ahora se incorporan los rastrojos<br />

y aplica abono orgánico. Las<br />

plagas se controlan con insecticidas<br />

naturales. Prepara el biofertilizante<br />

con 20 libras de estiércol fresco de<br />

ganado, 20 libras de hojas de madero<br />

negro, 2 litros de suero de leche y<br />

un litro de melaza. Todo se mezcla<br />

bien en un barril con 100 litros<br />

de agua y se deja fermentar<br />

durante ocho días.<br />

Una escuela de primaria, la carretera de<br />

Piedras Gordas hacia Palcila y el proyecto<br />

de agua potable son parte de los logros con<br />

los que se benefició la comunidad de Llano<br />

Grande, a través de la gestión comunitaria<br />

en los últimos 15 años. Es cierto que esas<br />

infraestructuras son importantes para el desarrollo<br />

de la comunidad, pero un acontecimiento<br />

relevante fue la llegada de <strong>ADDAC</strong><br />

en 1996, comenta Gabino del Rosario López<br />

Montenegro, uno de los socios más antiguos<br />

del organismo en la zona. “La prioridad más<br />

importante que tenía la comunidad era la<br />

construcción del centro de salud pero quedó<br />

pendiente hasta hoy”.<br />

<strong>ADDAC</strong> llega a la comunidad<br />

Fue en 1996 que llegó <strong>ADDAC</strong>. Primero se<br />

organizaron 25 socios, luego fueron 38 y actualmente<br />

se registran 30 miembros. Inmediatamente<br />

el organismo entregó un fondo<br />

revolvente para financiar a los productores:<br />

“comenzamos con cinco mil. Hoy anda por<br />

57 mil y se perdieron unos 20 mil córdobas<br />

porque algunos socios se retiraron y no<br />

pagaron”, recuerda Gabino del Rosario, ex<br />

presidente y actual tesorero de la Junta Comunal<br />

y de la cooperativa Tres Pinos, que<br />

aglutina a los socios de <strong>ADDAC</strong>. Los primeros<br />

paquetes consistían en bolsones avícolas<br />

de seis gallinas y un gallo, plantas forestales<br />

y frutales, semillas de maíz<br />

y frijoles y materiales para<br />

construir pilas...<br />

Luego del Mitch<br />

Fueron casi 300 tubos de dos pulgadas y accesorios<br />

de PVC los que donó <strong>ADDAC</strong>. Éstos<br />

cubrieron aproximadamente un mil 800<br />

de los casi cinco mil metros que cubre la<br />

tubería desde la fuente de agua hasta el tanque<br />

de almacenamiento ubicado en la comunidad<br />

El Carrizo. “Gracias a <strong>ADDAC</strong> y<br />

a las gestiones de la comunidad hay agua”,<br />

advierte Gabino del Rosario, para quien no<br />

hay forma de agradecer el gesto humanitario<br />

del organismo, porque<br />

fueron los únicos<br />

que “nos ayudaron<br />

a restablecer<br />

la tubería del proyecto<br />

de agua”,<br />

que quedó parcialmente<br />

destruida por<br />

las lluvias del Huracán<br />

Mitch en<br />

octubre de<br />

1998.


No tiene una sofisticada estrategia de mercadeo<br />

y sistemáticos anuncios en los medios<br />

de comunicación, pero la Ceriavena, la Polisoya<br />

y el Cerijícaro, tres marcas de cereales<br />

producidos en la comunidad El Carrizo,<br />

poco a poco conquista el mercado de la ciudad<br />

de Matagalpa. “Nutre” es una microempresa<br />

creada en febrero del 2008 por Karla<br />

Danelia Orozco López, de 29 años. Ella heredó<br />

de su mamá María Teresa el gusto por<br />

preparar cereales. “Mi mamá hacía cereales<br />

para los niños desnutridos y un poco para<br />

vender en la comunidad, pero los preparaba<br />

sin ninguna fórmula”, recuerda Karla Danelia.<br />

Esos momentos definieron su deseo por<br />

insertarse en ese negocio, pero fue durante<br />

una visita a la empresa “Jícara de la Paz”,<br />

en Tecuaname<br />

(León), promovida<br />

por la cooperativa<br />

Tres Pinos<br />

y <strong>ADDAC</strong>,<br />

que se despejaron<br />

las dudas de<br />

Karla Danelia<br />

para crear su pequeña<br />

fábrica.<br />

“Allá vi<br />

que los<br />

cereales eran iguales a los que preparaba mi<br />

mamá. Se preparaban con los mismos ingredientes<br />

pero con una fórmula determinada”.<br />

En esa gira de intercambio de conocimiento,<br />

Karla Danelia aprendió. Apuntó muy bien<br />

las fórmulas, y “me decidí por meterme en<br />

el negocio”.<br />

Las inversiones para trabajar<br />

La microempresa “Nutre” comenzó con pocas<br />

herramientas de trabajo y con esfuerzo<br />

propio. Primero se tostaban los ingredientes<br />

del cereal en “comal de barro”, y en un lugar<br />

improvisado se empacaba el producto. Pero<br />

con un crédito de 21 mil córdobas otorgado<br />

por su cooperativa, acondicionó el taller;<br />

mandó a fabricar un tostador especial con<br />

capacidad de 100 libras; mandó a imprimir<br />

etiquetas; compró una selladora térmica y<br />

una pesa. Esa inversión realizada a mediados<br />

de 2009 basta para que la microempresa<br />

aumente los índices de productividad. Ahora<br />

lo que le hace falta a Karla Danelia para<br />

comercializar intensamente su producto<br />

es la obtención del registro<br />

sanitario cuyo proceso de<br />

entrega se halla en su parte<br />

final.<br />

Después de reflexionar sobre su idea<br />

del negocio, Karla Danelia comenzó<br />

“poquito por poquito”, procesando<br />

diez libras de cereal todos los meses.<br />

En aquellos momentos el cereal era<br />

tostado en comal y empacado en una<br />

bolsa plástica ordinaria, que era sellada<br />

rústicamente con la llama de una<br />

candela y una hoja de metal. Pasó dos<br />

años con esa tecnología. Pero las cosas<br />

cambiaron en la forma de procesar<br />

y comercializar el cereal. Ceriavena,<br />

Polisoya y Cerijícaro son marcas que<br />

se están conociendo en el mercado, y<br />

por la dinámica de éste “hay temporadas<br />

buenas y malas para el negocio”.<br />

Karla Danelia cree que las ventas se<br />

estabilizaran en cualquier momento<br />

y ampliará el número de clientes. La<br />

microempresa “Nutre” evoluciona<br />

constantemente. Inició con diez libras<br />

de cereal en precarias condiciones.<br />

Actualmente tiene las condiciones de<br />

procesar más de 500 libras cada mes.


Uno siempre se pregunta de dónde saca la<br />

gente ese ingenio para convertir cosas pequeñas<br />

en grandes ideas de negocio, que<br />

dan estabilidad al núcleo familiar. Lesbia<br />

Carolina Montenegro García, de 37 años,<br />

es ejemplo claro de esa laboriosa actitud.<br />

Con apenas cinco mil córdobas logró instalar<br />

su panadería: producir “buen pan” y<br />

encontrar “clientela en el pueblo”. Desde<br />

El Carrizo, comunidad donde habita con su<br />

marido Nicolás Alonso Montenegro Montenegro,<br />

de 43 años y sus hijos (dos varones<br />

y dos mujeres), Lesbia Carolina viaja dos<br />

veces por semana a entregar su “rico pan”<br />

en seis pulperías en la ciudad de Matagalpa.<br />

Con su valioso producto almacenado en<br />

cajas de cartón, durante 30 minutos viaja a<br />

pie en camino de “bestias” hasta Los Lipes,<br />

lugar donde aborda “el rapibús” para llegar<br />

a Matagalpa. Esta mujer trabajadora hace su<br />

primera entrega en Los Lipes; luego en La<br />

Curva; después en El Totolate, y finalmente<br />

en el barrio Guanuca. “El pan ya está contratado,<br />

esa es mi clientela. Muchas veces<br />

una pulpería agarra más pan de lo encargado<br />

y un poco las demás. A veces el pan se<br />

me acaba en cuatro pulperías y tengo que<br />

volver a hacer para cumplir con el pedido”,<br />

manifiesta muy contenta Lesbia Carolina.<br />

Con el crédito entregado por <strong>ADDAC</strong> el 22<br />

de junio de 2006, compró zinc para un horno<br />

que ya tenía, sartenes y materiales para hacer<br />

pan. Lesbia Carolina distribuye su tiempo<br />

en labores domésticas y en la panadería,<br />

que es la actividad que le genera ingresos.<br />

Cuando su marido no le ayuda porque<br />

tiene trabajo de albañilería, a ella<br />

le toca hacer todo: preparar la masa y<br />

hacer el pan, cargar, encender y barrer<br />

el horno; y al día siguiente “ir a<br />

vender el pan al pueblo”.<br />

Lesbia Carolina transforma la mezcla<br />

de harina, huevo, azúcar, leche,<br />

manteca y la miel de piña en ricas<br />

empanadas de piña, rosca, corbatas<br />

de piña, enrollados y semitas... Ella<br />

trabaja lunes y jueves para entregar<br />

el martes y viernes. Prepara una<br />

arroba y media, pero ocasionalmente<br />

“cuando está bien y me agarran<br />

más”, alista dos arrobas de harina. En<br />

cada horneada invierte 500 córdobas<br />

en insumos, pero vende en total 700<br />

córdobas. Cada pieza de pan se vende<br />

a las pulperías en 80 centavos para<br />

que ellos vendan al consumidor a un<br />

córdoba. Según ella son 200 córdobas<br />

los que gana en cada horneada para<br />

totalizar un mil 200 córdobas en el<br />

mes. Lesbia Carolina considera que<br />

esas ganancias son pocas. “Hasta el<br />

momento no me va muy bien”, en un<br />

negocio que se enfrenta a una agresiva<br />

competencia por parte de grandes<br />

panaderías en la ciudad de Matagalpa.<br />

Esta realidad no es motivo para<br />

que el ánimo disminuya en esta microempresaria.<br />

A pesar de las adversidades<br />

que enfrentan los pequeños<br />

negocios como el de Lesbia Carolina,<br />

siempre habrá consumidores que valoren<br />

el esfuerzo de estos artesanos y<br />

la calidad de sus productos.


Un pozo de diez metros de profundidad<br />

por dos metros de diámetro y varios<br />

metros de mangueras garantizan<br />

el riego de la parcela en época seca.<br />

“Este se mantiene en verano... Es raro<br />

el verano que no produzca suficiente<br />

agua”, explica Juan Carlos, quien actualmente<br />

(abril 2009) tiene en plantío<br />

un poco más de media manzana<br />

de cebolla, una tarea de remolacha<br />

y prepara un semillero para sembrar<br />

un cuarto de manzana de cebolla en<br />

el siguiente ciclo. La cebolla tiene un<br />

mes y medio, y la remolacha dos meses<br />

y medio. En esta etapa del desarrollo<br />

de los cultivos, Juan Carlos ya<br />

invirtió más de tres mil córdobas sólo<br />

en mano de obra. Los otros componentes<br />

de la inversión los cuantificará<br />

“más adelante”, dice.<br />

La oportunidad que asumió<br />

Juan Carlos no quiso quedarse fuera<br />

de la organización... “Yo miraba que<br />

la mayoría de la gente de Piedra de<br />

Agua se integraba, me dio curiosidad<br />

y me integré a la cooperativa”. Ya<br />

lleva cuatro años trabajando con AD-<br />

DAC a través de la cooperativa. Con<br />

este paso obtuvo muchos beneficios<br />

que los demás productores no tienen.<br />

“En este tiempo he solicitado<br />

créditos, no me lo han negado<br />

y yo no he quedado mal con<br />

esos compromisos”.<br />

No le siguió “gustando la idea de sembrar<br />

largo de la casa”. En 2007 tuvo una experiencia<br />

negativa con la siembra de papa en<br />

el ciclo de apante. Sacó un préstamo de diez<br />

mil córdobas para comprar diez quintales<br />

de semilla y sembrar media manzana. “La<br />

sembré al lado de Peñas Blancas (macizo<br />

entre Matagalpa y Jinotega) y no me fue tan<br />

bien”, relata Juan Carlos Sáenz Zeledón, de<br />

26 años, habitante de la comunidad Piedra<br />

de Agua. “Entonces decidí sembrar aquí en<br />

la casa”, en la finca “La Pita”, de 60 manzanas,<br />

propiedad de su papá. Juan Carlos vive<br />

con Verónica del Carmen Montenegro García,<br />

de 22 años y sus hijas María Magdalena,<br />

de 6 años, y Karla Mareli, de 3 años.<br />

El cambio a lo orgánico<br />

Aquí comenzó con mil 200 plantas de tomate<br />

que se sembraron en una tarea (12x24<br />

metros). “La semilla la saqué de beneficiar<br />

una cajilla de tomate descartado que mi hermano<br />

me regaló”.<br />

Esta siembra se manejó<br />

con enfoque orgánico<br />

y por riego:<br />

“quise probar con algo nuevo; quería desengañarme.<br />

Quería saber si lo orgánico era<br />

bueno o malo”, confiesa con sinceridad Juan<br />

Carlos, quien asegura que experimentó otra<br />

realidad. “Me di cuenta que lo orgánico da<br />

buenos resultados porque me fue bien”. El<br />

área sembrada produjo 80 cajillas de tomate<br />

y éstas se vendieron a 180, 150 y 80 córdobas<br />

cada una. Todo el ciclo lo trabajó bien,<br />

desde “el almácigo hasta que las plantas se<br />

desarrollaron”. El suelo lo fertilizó con Biogrín<br />

y estiércol de bovino. No hubo mucha<br />

incidencia de mosca blanca; el gusano del<br />

fruto no los afectó y algunas plagas “se controlaron<br />

con jabón y cenizas”. Juan Carlos<br />

tiene siempre presente que sin la asistencia<br />

de <strong>ADDAC</strong>, estos proyectos no hubiesen<br />

dado “buenos resultados”. También sembró<br />

chiltoma en una área cercana de tarea y media.<br />

Logró cosechar diez mallas (saco mediano):<br />

tres mallas y media se vendieron<br />

a mil 500 córdobas; dos mallas y<br />

media a mil córdobas y el<br />

resto a 800 córdobas<br />

cada una.


Martha sueña con tener una linda<br />

etiqueta que identifique su microempresa<br />

y un envase adecuado para sus<br />

productos. Ella cree que resolviendo<br />

estas dos limitaciones sus productos<br />

tendrán acogida en el mercado de la<br />

ciudad de Matagalpa. Al parecer, un<br />

amigo se comprometió con ayudarle<br />

a diseñar la etiqueta y a encontrar los<br />

ansiados envases.<br />

Cada semana Martha prepara pasta de<br />

achiote empacado en bolsa plástica,<br />

en presentaciones de cuatro onzas, y<br />

horneado de maíz (hojaldras, rosquillas...)<br />

con diez unidades en cada<br />

bolsa plática. En todos los puestos de<br />

ventas “donde fui a ofrecer el achiote”,<br />

su principal mercancía de oferta,<br />

“me pedían el registro sanitario para<br />

comprarme el producto”.<br />

A partir de ese momento obtener el<br />

registro sanitario se convirtió en prioridad<br />

para aumentar el volumen de<br />

venta y reducir el tiempo de entrega.<br />

Esta exigencia del mercado está por<br />

solucionarse; se presume que en dos<br />

meses el Ministerio de Salud lo extenderá.<br />

Productos de calidad<br />

La pasta de achiote es su principal<br />

producto generador de mayores ingresos.<br />

La fórmula inventada por Martha<br />

da un producto de mucha calidad. De<br />

esa correcta combinación de achiote<br />

en granos, comino, pimienta negra,<br />

ajo y ácido acético se forma una mezcla<br />

que adobará exquisitamente cualquier<br />

alimento de los consumidores<br />

más exigentes. Martha comenzó<br />

otra etapa de su microempresa,<br />

una etapa más seria<br />

porque invirtió capital<br />

monetario y existe todo un<br />

proceso. No hay duda de que<br />

nuevamente saldrá exitosa.<br />

Suaves movimientos de manos imprimen<br />

delicados trazos en el lienzo... Con la habilidad<br />

de una adiestrada muralista da las últimas<br />

pinceladas de lo que será un floreciente<br />

negocio. Son pocos los detalles que faltan<br />

para finalizar una idea que Martha Montenegro<br />

Lúquez considera como un promisorio<br />

negocio que le dará estabilidad en el<br />

futuro. Hace cuatro años, cuando se insertó<br />

en el procesamiento de especies, la preparación<br />

de encurtidos y cajetas y el horneado<br />

de maíz, las condiciones de trabajo no eran<br />

recomendadas. “Poquito por poquito” esta<br />

mujer perseverante dio las condiciones higiénicas<br />

a su taller para entregar un producto<br />

inocuo (limpio, sano...) en el mercado.<br />

Los pasos definitivos<br />

Un crédito de 22 mil córdobas solicitado a<br />

la cooperativa Tres Pinos, y el apoyo técnico<br />

de <strong>ADDAC</strong> fueron necesarios para hacer las<br />

inversiones requeridas. El taller está listo; el<br />

registro sanitario se halla en trámite. Lo que<br />

falta es definir los empaques para el producto<br />

y ampliar el mercado. Martha es una mu-<br />

jer emprendedora de 34 años, habitante de<br />

la comunidad Piedra de Agua, que pertenece<br />

a una familia que lleva muchos años trabajando<br />

con <strong>ADDAC</strong>. Su marido, René Sáenz<br />

Zeledón, de 37 años, es socio de <strong>ADDAC</strong>,<br />

y su hija Karen, de 17 años, pertenece al<br />

proyecto Jóvenes Emprendedores, promovido<br />

por el organismo. Martha tiene plena<br />

seguridad de que su microempresa tendrá<br />

éxitos y ese éxito se logra colocando en el<br />

mercado productos de calidad: “a la gente<br />

le gusta mi achiote y las rosquillas”. Pasaba<br />

igual cuando “hacía encurtidos, todos se<br />

vendían rápido”, expresa Martha, quien nos<br />

permitió conocer su indiscutible confianza<br />

con un simple contacto con ella. Mucho trabajo<br />

espera a Martha para sacar adelante su<br />

florida microempresa, cosa que no es ajena<br />

para ella, porque sabe lo que es lidiar y salir<br />

a flote de las adversidades. Observando la<br />

perseverancia y la convicción de Martha,<br />

seguramente encontraremos dentro de cinco<br />

años una próspera empresa.


A lomo de caballo arribó su primera máquina<br />

de coser. Esa máquina vieja de pedal venía<br />

de Sitio Viejo, una comunidad adelante<br />

de Palcila. La máquina era de tercera mano<br />

y se la compró a su comadre en 800 córdobas.<br />

Esa historia se produjo hace diez años<br />

y la máquina que le regaló su marido todavía<br />

existe. En ese tiempo Ivania del Rosario<br />

Chavarría Cruz trabajaba<br />

en la agricultura<br />

y la costura. En 2007<br />

se dedica por completo<br />

a la confección<br />

de ropa- En<br />

este momento<br />

<strong>ADDAC</strong> le facilita un crédito de ocho mil<br />

córdobas para comprar una máquina eléctrica.<br />

Ivania del Rosario, madre de Ángel Ariel,<br />

de 15 años; Miurel Julissa, de 10 años, y Eslin<br />

Edward, de un año, insiste que fue hasta<br />

que recibió clases que pudo trabajar bien<br />

el arte de la costura. “Antes del curso hacía<br />

las cosas más o menos; no sabía hacer nada,<br />

sólo rumbitos como pasar una costura...”.<br />

Es cierto, Ivania del Rosario, quien aprobó<br />

únicamente los estudios de primaria, trabaja<br />

bien; eso se puede comprobar cuando se miran<br />

sus obras. Ella piensa seguir perfeccionando<br />

su trabajado y muy pronto comprará<br />

una máquina industrial para mejorar el acabado<br />

de sus prendas. La costura ya se convirtió<br />

en un sustento. Para Ivania del Rosario<br />

fue una elección acertada. “Me siento feliz<br />

con mi trabajo”. Dice sentirse mejor que<br />

cuando era agricultora. Hoy su trabajo le<br />

proporciona ingresos mensuales arriba<br />

de un mil 500 córdobas.<br />

Algunas muchachas de la comunidad<br />

ya le solicitaron “que les diera clase<br />

para que ellas también se metan en el<br />

negocio”. Ivania del Rosario cree que<br />

ese gesto es un reconocimiento a su laborioso<br />

trabajo. Ella no es egoísta y ya<br />

piensa en las posibilidades de entrenar<br />

a ese grupo de muchachas. Para llegar<br />

hasta este punto, Ivania del Rosario,<br />

de 32 años, tuvo que pasar dos años y<br />

medio de estudios en corte y confección,<br />

y alta costura en el INTAE de<br />

Matagalpa. “A mí me encanta la costura,<br />

por eso dejé la agricultura; en esos<br />

dos años y medio aproveché el tiempo<br />

y aprendí mucho”, relata con orgullo<br />

esta joven habitante de la comunidad<br />

El Carrizo.<br />

La buscan por buen trabajo<br />

En la comunidad hay otras dos mujeres<br />

que trabajan en costura “pero aquí<br />

hay buena demanda”. A Ivania del Rosario<br />

la buscan para hacer vestidos de<br />

niñas; trajes de señora; pantalones de<br />

vestir para mujeres; trajes de bodas;<br />

vestidos de quinceañeras y uniformes<br />

escolares, entre otros... El precio de los<br />

trajes varía dependiendo de la tela y la<br />

confección. Si “me entregan la tela” el<br />

traje puede costar 180 córdobas; pero<br />

todo incluido puede costar 300 córdobas.<br />

A pesar de que la venta de ropa<br />

usada afecta los pedidos de ropa confeccionada,<br />

sólo de la comunidad en un<br />

año hubo pedidos de 50 trajes de señoras<br />

(como los que usan las cajeras del<br />

banco); 50 trajes para jardineras (niñas<br />

que acompañan cortejos de matrimonios<br />

y quinceañeras); 20 blusas para<br />

embarazadas; 50 blusas normales; cinco<br />

shorts pescadores y 100 pantalones<br />

de mujeres. Ivania del Rosario sonríe<br />

porque “los que compran esa ropa aquí<br />

vienen a remendarla”.

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