mar_de_leva

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V
Kenneth llegó temprano a la Universidad ese lunes. Todavía
el cielo estaba plomizo y el frío calaba en los huesos. Se
sentó en un banco cercano al jardín central y encendió un cigarrillo
como habitualmente hacía antes de entrar a clases. A
lo lejos, distinguió a la hermana de Enrico a quien no había
visto en mucho tiempo. Caminaba apresurada y con los libros
abrazados contra su pecho. Le divertía la visión cuando notó
que un pequeño cuaderno se deslizó cayendo al piso sin que
se diera cuenta. Lanzó el cigarrillo y una carrera ágil le permitió
recogerlo y alcanzarla antes de que cruzara el pasillo.
−Luba…
Ella volteó y Kenneth le mostró el cuaderno sin decir palabra.
Luba lo tomó percatándose que ya se conocían:
−Gracias... –dijo deslizando un aire de menta reciente de
sus labios.
−Kenneth, mi nombre es Kenneth…
Pudo descubrir que Luba se había quedado dormida y que
tuvo el tiempo justo de ponerse los mismos jeans del día anterior,
de cepillarse los dientes y de tomar sus cosas a toda
prisa. Al darle la espalda, sus pantalones desteñidos y ajustados
le revelaron que la hermana de Enrico ya no era una niña.
Se había transformado en una mujer hermosa que conservaba
algunos rasgos infantiles que todavía podía recordar.
El mediodía marcó el final de la clase. La plaza estaba atestada
de estudiantes y Kenneth advirtió que Luba discutía airadamente
con un profesor, con una rebeldía que le atraía y le
recordaba a sí mismo. Se recostó de una columna y trató de