Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Hugo Chávez Frías<br />
no lanzaran el ataque; ese movimi<strong>en</strong>to fue <strong>del</strong>atado. Arias Cárd<strong>en</strong>as<br />
y yo, que no dormimos, estábamos muy preocupados porque ya<br />
sabíamos que los estaban esperando. Oímos los ruidos, estaban<br />
ubicando una ametralladora <strong>en</strong> el techo. Int<strong>en</strong>tamos llamar por un<br />
radio toda la madrugada. Me quedé ronco: “Águila no sé que,<br />
llamando…”. Nada, no nos comunicamos con nadie. Como a las<br />
siete de la mañana sonó el primer mortero <strong>en</strong> el patio de la cárcel,<br />
dijimos: “¡Llegaron!”, y se armó el tiroteo ahí.<br />
Lástima que no nos llegaron las armas. Yo preso y tirado <strong>en</strong><br />
el suelo por la plomazón. Después agarraron una máquina que<br />
estaba por ahí. Me asomé y la vi, pero la volaron. Por cierto, un<br />
t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te lar<strong>en</strong>se, que estaba retirado y se incorporó a ese grupo<br />
de combati<strong>en</strong>tes, perdió un ojo. Iba manejando la máquina como<br />
fuerza de choque, pero le tiraron con un cañón antitanque. Hubo<br />
algunas bajas nuestras, algunos heridos. Los muchachos se replegaron<br />
cerro ad<strong>en</strong>tro, porque si no, los hubieran masacrado. Los<br />
estaban esperando con ametralladoras y cañones antitanque.<br />
DE AHÍ VENIMOS<br />
Recuerdo cuando nos reuníamos medio clandestinam<strong>en</strong>te. No estoy<br />
hablando antes <strong>del</strong> 4 de febrero. Estoy hablando <strong>del</strong> año 1996<br />
y 1997. Reunirse con Hugo Chávez era como estar a las puertas<br />
<strong>del</strong> infierno, o algo así. Para ser más claritos <strong>en</strong> la cosa, algui<strong>en</strong><br />
que se reúna con Hugo Chávez <strong>en</strong> un apartam<strong>en</strong>to <strong>en</strong> Caracas, y<br />
cuando sale ti<strong>en</strong>e tres tipos ahí mal<strong>en</strong>carados, con una chaqueta<br />
negra y un pistoletón asomándose; o te han “espichado” los cuatro<br />
cauchos, o te robaron el carro. A lo mejor, si el carro les gustó, se<br />
lo llevaron. O no te dic<strong>en</strong> nada, sino que te miran así refunfuña’o.<br />
Y cuando tú pr<strong>en</strong>des el carro y sales a las diez, once de la noche, te<br />
sigu<strong>en</strong> tres motorizados hasta tu casa y te pasan muy cerca. Cuando<br />
117