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cas. En el fracaso del pacto de “Punto Fijo”, paradójicamente instaurado para frenar<br />

el autoritarismo, está el origen del chavismo.<br />

“Punto Fijo” fue, a pesar de todo, un intento de unidad nacional, un paso decidido<br />

hacia la corporativización del poder estatal. Se trató, esencialmente, de la<br />

unificación de los partidos con el fin de establecer ciertos parámetros de gobernabilidad<br />

y alternancia política. Sin embargo, al centrarse en el procedimentalismo<br />

partidista (cuotas de poder y buen gobierno constitucional) antes que en los<br />

problemas sociales, el divorcio entre la ingeniería democrática y las necesidades<br />

del pueblo venezolano provocó el colapso del modelo. Asegurar la supervivencia<br />

de un sistema de partidos con alternancia en el poder no equivale a garantizar la<br />

calidad de la democracia o el desarrollo integral de un país. La poliarquía es más<br />

que un sistema electoral saneado. Por eso, el formalismo de “Punto Fijo”, del<br />

que se beneficiaron sobre todo Acción Democrática y COPEI, palió el estallido social<br />

pero fue incapaz de reducir sustancialmente la inequitativa distribución del ingreso,<br />

generando insatisfacción, desgaste cívico y, con el tiempo, desborde<br />

popular. Una vez más, el país real terminó invadiendo al país formal.<br />

Al perder el control del poder y el petróleo, la oposición inició un proceso de<br />

desgaste inversamente proporcional al de la unidad chavista. A pesar del discurso<br />

presidencial maniqueo (propio del populismo) experto en denunciar los<br />

usos y canales de la política tradicional, el chavismo ha buscado materializarse<br />

en un vehículo partidista: el Partido Socialista Unido de Venezuela<br />

(PSUV) 12 . Así, mientras la oposición ha tardado años en unirse en torno a un liderazgo<br />

común deponiendo momentáneamente banderas ideológicas y proyec-<br />

12 Diversos presidentes populistas en Latinoamérica como Juan Domingo Perón, Lázaro Cárdenas y Getúlio<br />

Vargas, introdujeron un discurso y una praxis antiimperialista en los años 1930 y 1940 y se apoyaron en<br />

partidos políticos para ello. Chávez, tras su discurso antipartidista, ha hecho lo mismo al crear el PSUV. Vid.,<br />

por todos, Steve Ellner, “The Hugo Chávez Phenomenon. Anti-imperialism from Above or Radical Democracy<br />

from Below?” en Fred Rosen (ed.) Empire and Dissent. The United States and Latin America (Duke University<br />

Press, Durham and London, 2008), p. 211.<br />

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