¡Abril, que viene mayo…! La frase que escogí como título no es mía ni mucho menos. Cualquiera que juegue dominó, quizás la haya pronunciado o escuchado en más de una ocasión. Pero lo que sí puedo asegurar es que fue la que más se oyó desde el 17 al 19 de abril, en las arenas de Playa Larga y Playa Girón. Dice otro refrán que "cuando la candela es brava, no hay carapacho duro", y cuando los soldados, policías y milicianos, bajo las órdenes directas del Comandante en Jefe, allí, al pie del cañón, pusimos aquello al rojo vivo, corrió hasta el gato de la archifamosa Brigada 2<strong>50</strong>6, sí, la mismitica reclutada, organizada, financiada, entrenada, armada, transportada, y muy requetebién custodiada por sus amos yanquis. Esa crápula, que traía excelentes armamentos, y que se creyó el cuentecito de la CIA de llegar e ir paseando desde la Ciénaga de Zapata hasta La Habana, para volver a instalar la cojioca, la corrupción, el vicio y todos los otros males de la caricatura de república, estableció récords Guinness de velocidad y largas distancias, pues fue más rápida que los jamaicanos y más resistente que los etiopes en los Juegos Olímpicos. Claro, en honor a la verdad, ellos habían sido entrenados en otros menesteres: ninguno vino a disparar ni sabían nada de eso. Todos eran cocineros, curas, monaguillos, choferes, enfermeros y declararon bajo juramento que los yanquis, republicanos y demócratas, los habían embarcado. Lo cierto es que refrán tras refrán, duraron menos que un merengue en la puerta de un colegio, por no decir que se cogieron el... eso mismo con la puerta. Y ya ha pasado medio siglo de aquella heroicidad de un pueblo, que en defensa del socialismo proclamado horas antes por Fidel, propinó la primera gran derrota militar al imperialismo yanqui en Nuestra América. Desde abril de 1961 hasta hoy, ha llovido y escampado. Pero como los yanquis no se quisieron alfabetizar en aquel año, cuando también erradicamos ese flagelo bajo fuego y metralla, siguen en sus mismas fechorías, estupideces e imbecilidades. Y nosotros aquí: tranquilitos, y siempre con un ojo abierto y el dedo en el gatillo, para por si acaso. Ahora andamos en Congreso del Pueblo, que eso y no otra cosa es el VI Congreso del Partido. Y cada día, contra viento y marea, estamos dispuestos a recetarles nuevamente otra dosis gironiana si intentan alguna loca aventura, que terminaría como aquella, con los invasores corriendo en desbandada, embarrando de diarreas el trillo de su retirada, y gritando como en el dominó: "¡abril, que viene mayo…!" HÉCTOR ARTURO ¿Cómo se escribe el cero en números romanos?
Está científicamente comprobado que lo único que detiene la caída de pelo... es el piso.