Reyes Cruz / ¿Qué tal si simplemente cito a Graciela? 1 ¿Qué tal si

Reyes Cruz / ¿Qué tal si simplemente cito a Graciela? 1
¿Qué tal si simplemente cito a Graciela? Trabajando hacia la decolonización del conocimiento
por medio de una etnografía crítica. 1
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Mariolga Reyes Cruz
Universidad de Puerto Rico en Cayey
Publicado originalmente en inglés en la revista Qualitative Inquiry, volumen 14, número 4,
2008, p. 651-­‐658.
Desde hace ya un tiempo y por distintos flancos, se escuchan llamados a descolonizar el
conocimiento académico. Lo que está en juego es quiénes pueden reclamar conocimiento
legítimamente (quiénes son l@s que saben), cómo reclaman conocimiento y cómo lo obtienen.
Este ensayo cuestiona la práctica misma de decolonizar el conocimiento académico mirando las
implicaciones de tener que reclamar tradiciones intelectuales reconocidas para ser considerada
una “jugadora legítima”. La autora lucha con el hecho de que gente como Graciela, una mujer
que se convirtió en actora del trabajo etnográfico de la autora y que compartió sus reflexiones
sobre la vida social, está entre l@s much@s que no son académic@s y son típicamente sujetos
de investigación pero rara vez considerados parte de los cimientos intelectuales del/a
investigador/a. La autora presenta su propia experiencia haciendo etnografía crítica con
Graciela y otr@s mexican@s que no son académic@s, incluyendo los asuntos que ell@s
planteaban, como una forma de anclar sus cuestionamientos en la praxis.
Palabras clave: metodologías decolonizadoras; decolonización del conocimiento, etnografía
crítica; epistemologías indígenas, autoría
¿Ya está grabando?
Sí, está grabando. Perdona.
Ahora te aguantas la vergüenza [risas]
Graciela Ramírez es una mujer mexicana de tez clara, esposa y madre de tres,
trabajadora indocumentada en los Estados Unidos, con un sexto grado de primaria. Nos
conocimos cuando estábamos tratando de hacer algo para mejorar la educación peor que
1 Traducción de la autora.
2 Nota de la Autora: Este artículo está basado en un ensayo presentado en el Segundo Congreso
Internacional de Investigación Cualitativa, en Champaign, Illinois, EEUU, del 4-­‐6 de mayo del 2006.
Claudio Moreira, Christopher Sonn y Norman Denzin brindaron sus comentarios y apoyo en la
producción de esta versión. Este trabajo fue subvencionado en parte por la subvención número 5P20
MD001112–02 de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) del gobierno federal de los EEUU. La autora es
la única responsable del contenido del trabajo y éste no refleja necesariamente la posición oficial de los
NIH. La correspondencia debe dirigirse a la Dra. Mariolga Reyes Cruz, Instituto de Investigaciones
Interdisciplinarias, Universidad de Puerto Rico en Cayey, 205 Antonio R. Barceló, Cayey, PR 00736; e-­‐
mail: mreyes@cayey.upr.edu.
3 Al momento de esta traducción al español, la Dra. Mariolga Reyes Cruz es una académica-­‐activista
independiente. Cualquier correspondencia debe ser dirigida a la dirección electrónica
mreyescruz@gmail.com.

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mediocre que sus hij@s y otr@s niñ@s latinoamericanos experimentaban en un distrito escolar
supuestamente multicultural. De ella aprendí cosas que no aparecen en la revisión de literatura
que estaba obligada ha hacer. Y aun así no me sentí libre de simplemente citarla. Tenía que
hablar de ella, no hablar desde ella. Graciela era datos.
Este ensayo trata sobre una lucha: una lucha personal que es por definición colectiva.
Una lucha que nace, de tiempo en tiempo, cuando una persona se da cuenta de que otr@s
determinan lo que cuenta como conocimiento válido sobre aquello que tiene un impacto
considerable en la vida de una y, pues, honestamente, deja una de estar contenta con esos
arreglos. Aquí me refiero a L@s Otr@s con mayúscula, ese “Ell@s” compacto, interconectado y
dominante, que tiene una amplia esfera de influencia y control sobre aspectos importantes de
nuestras vidas. La pregunta es, ¿qué una hace, especialmente nosotras que nos llamamos
académicas-­‐activistas, cruza-­‐fronteras, empujadoras de límites… qué hacemos acerca del
conocimiento que reclamamos cuando nuestra intención es nadar en contra de la corriente?
Graciela y yo estábamos tratando de caminar fuera de las líneas que nos habían
dibujado. Nuestras esferas de acción eran diferentes pero intersecadas de formas concretas y
sutiles. Ella podía usar mi posición para apoyar sus reclamos. De mi sólo esperaban que la
trajera a mi vida como relación, y finalmente, como dato para mi tesis doctoral. Pero ¿y si yo
(esta académica negra en ciernes) la traigo al centro de mi trabajo académico? ¿Cómo se verá
mi trabajo si yo simplemente la citaba a ella y a otr@s pensadores/as como ella que compartían
su ubicación como parte de mis cimientos intelectuales?
Este ensayo es un trabajo-­‐en-­‐progreso consciente-­‐de-­‐sí hacia decolonizar mi propia
praxis, una oportunidad para reflexionar en voz alta acerca de un intento tímido de caminar
fuera de las líneas en espacios donde el Conocimiento (con mayúscula) es usado como
herramienta para silenciar las voces de la gente que está luchando contra su marginación. Uno
de esos espacios es un distrito escolar pequeño en el centro del estado de Illinois en Estados
Unidos donde mexican@s inmigrantes indocumentad@s luchan para que su voz cuente en los
que sucede en las escuelas de sus hij@s. Allí fue donde Graciela y yo nos conocimos, y Manuel,
Yoshi, María, Lucero, Laura, Patricia… y donde enfrenté la necesidad urgente de encontrar
alguna forma de moverles al centro de mi teorización, establecerles como parte de mi anclaje
teórico, no mi colección de datos. Documenté su lucha etnográficamente por más de 4 años a
la vez que me unía a sus esfuerzos como una de las actoras sociales involucradas en los sucesos
que allí se dieron. Aun cuando terminé la tesis doctoral, el trabajo aun está en progreso.
Todavía estoy tratando de descifrar cómo hacer esto.
Entonces, el lugar desde donde escribo es un espacio que aun no es, un espacio que
estoy tratando de construir para mí misma en la academia, un lugar frágil e intangible desde
donde desarrollar una práctica como psicóloga comunitaria, como investigadora social,
consistente con mi compromiso con la justicia social. Esta lucha particular se ha movido de la
metrópolis a la colonia (sí, colonia) que testarudamente resiste cualquier intento de
poscolonizarla. En Puerto Rico, ingiero, visto, manejo, deposito en mi cuenta bancaria bienes
externos que nos mantienen en nuestro sitio precariamente a pesar de la crisis presupuestaria
y la bancarrota del sistema económico. Estos dos contextos no están de ninguna forma
separados o aislados. Por el contrario, están entrelazados en mi memoria, mi piel, mis ojos y

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mis dos pies.
No debe sorprender a nadie. El Conocimiento (con mayúscula) es producido y validado
por personas con poder sobre otr@s y sus repetidores/as, gente que mantiene el capital
cultural y social para imponer y reproducir su autoridad (Bourdieu y Passeron, 1977/2000) a
pesar de los innumerables esfuerzos para deslegitimar su poder.
La asistente del superintendente [una mujer blanca] dijo que el distrito recopilaría los
datos de todos los estudiantes (raza, puntuaciones en exámenes estandarizados, nivel
socioeconómico) y usarían un programa de computadora para determinar la mejor
distribución de niños por escuela. Dado que solo una escuela tenía el programa ESL
[enseñanza del Español como Segundo Idioma], no recogerán la información de los
estudiantes en dicho programa… Una madre mexicana preguntó si entonces los
estudiantes serían obligados a estar en una escuela específica. La asistente del
superintendente respondió que sí… Un padre dijo que si todos los estudiantes
latinoamericanos eran ubicados en un sólo edificio podría afectar como se ven a sí
mismos, podrían pensar que eran menos que los demás estudiantes… Una empleada del
distrito, blanca, dijo en español: “Sabemos que lo mejor es tener todos los servicios de
ESL en un sólo edificio con todos los recursos en un sólo sitio donde a la gente le
importen los estudiantes y donde el idioma [español] no se vea como una deficiencia”.
Luego una mujer mexicana empleada del distrito repetía la frase “los estudios indican
que” (Reyes Cruz, en imprenta, p. 95-­‐96).
Desde hace ya tiempo escuchamos llamados de académic@s y otr@s pensadores de los
márgenes del planeta a decolonizar lo que se considera conocimiento válido y los procesos por
los cuales uno reclama dicho conocimiento. Permítanme aclarar, yo no soy una experta en esto.
Said, Freire, Fannon, Memmi, Harding, Tuhiwai Smith, Hill-­‐Collins, Martín-­‐Baró, Martín-­‐Barbero,
y much@s much@s más que aun no he leído han reflexionado, estudiado y articulado estos
asuntos. Estoy aquí porque soy otra persona que vive esta lucha por la decolonización. Soy
tanto una observadora-­‐pensadora de esta lucha como un lugar donde se manifiesta dicha
lucha. Es desde ese lugar desde donde les hablo.
Linda Tuhiwai Smith (1999/2005) ha dicho que
Decolonizar… no quiere decir ni ha querido decir un rechazo total a toda teoría o
investigación o conocimiento occidental. Por el contrario, se trata más bien de centrar
nuestras preocupaciones y cosmovisiones y luego conocer y entender la teoría y la
investigación desde nuestras propias perspectivas y para nuestros propios propósitos (p.
39).
Ella mueve al primer plano los esfuerzos realizados por investigadores/as Maori y otr@s
miembros de sus comunidades para elaborar metodologías que estén fundamentadas en y
respondan a los valores, experiencias y necesidades de l@s Maori.
Gloria Alicia Caudillo Félix (2006) nos muestra experiencias y reflexiones de mujeres
indígenas que son parte de los movimientos indígenas de Sur América. Son sus definiciones de
democracia, igualdad de género, soberanía y poder de las mujeres las que ocupan el centro del
escenario en la escritura de Caudillo Félix mostrando otras formas de definir y vivir “conceptos

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occidentales”. El conocimiento de las mujeres que Caudillo Félix recoge está inscrito en textos,
en documentos producidos por las mismas actoras sociales, algunos están disponibles en la
internet, que forman parte de sus estrategias organizativas y esfuerzos de movilización.
Leyendo a Tuhiwai Smith y a Caudillo Félix no puedo deshacerme de una pregunta
impertinente: ¿Qué pasa cuando l@s marginad@s no reclaman o no pueden reclamar
tradiciones indígenas o ancestrales? Como dice Tuhiwai Smith, “El lenguaje y citar textos son a
menudo las marcas más claras de la tradición teórica de un/a escritor/a” (p. 14), el lenguaje y
citar textos son ambos vehículos para la colonización y camino hacia la liberación. Sin embargo,
en un contexto donde no encuentras fácilmente desde dónde hacer reclamos esencialistas (en
un sentido imperialista o humanista), donde no hay una tradición claramente no-­‐occidental
donde cimentar el conocimiento, ¿cómo legitimamos lo que Graciela sabe en su corazón y l@s
demás insisten en negar? ¿Qué se supone que una haga con el conocimiento de l@s que no
están organizad@s, l@s que aun no están movilizad@s? ¿Habrá forma de escapar la
textualización del/la otr@ para convertirle en actor intelectual académic@ legítim@?
Graciela me dijo,
Y yo soy de las personas que me gusta que me contesten de acuerdo a como les estoy
preguntando. . . . Yo siento que les cuesta mucho contestarme porque, bueno me da la
impresión que no están preparados o no quieren darme esa información… ¿Por qué?
Porque en determinado momento pues yo puedo decirle a esa persona, “¿Por qué no lo
están haciendo?”… ¿Pero a quién le voy a reclamar? No tengo a nadie a quien
reclamarle sobre lo que yo veo que está pasando, y por eso es mi angustia más fuerte…
Y me presento a todas las juntas que hacen… y trato de entender, es que salgo con un
dolor de cabeza. Porque digo, ¿Por qué no me contestan lo que yo les pregunto? ¿Por
qué sólo me están diciendo cosas que no están haciendo?... Y tenemos la capacidad para
entender lo que está pasando y lo que no está pasando. Entonces por eso, sí me indigna
mucho.
Lucero Gonzáles, quien cruzó la frontera con sus hijas, a pie, tratando de maravillarse
con la belleza del desierto para acallar su estómago, sostiene que saber algo es vivirlo:
No nada más decir lo que oigo, sino que si yo lo estoy viendo y lo estoy viviendo es más
fácil que tu le expliques a una persona porque lo estas viviendo y los estas oyendo… Y
digo, “Bueno, las cosas son así porque yo las estoy viendo, yo las estoy viviendo y a mi
nadie me está platicando.” O sea, no hay nada tan más seguro que tú digas eso.
¿Cómo decolonizamos nuestra práctica si para hacerlo tenemos que insertarnos en
tradiciones coloniales, identificar, reclamar, ubicarse en la producción intelectual legitimada o,
al menos, hablar como si uno conociera Occidente y pues tiene derecho de retarle? ¿Qué pasa
con el conocimiento de aquell@s que no escriben para “el público”, l@s que simplemente no
escriben, aquell@s que hablan pero necesitan traducción… qué tipo de texto producen est@s
“otr@s”? ¿Cómo hacer que sus textos estén al mismo centro? Después de todo, “tradición” es
“un cuerpo de costumbres y creencias establecidas históricamente vistas como un conjunto de
precedentes” y además “la transferencia formal de propiedad movible” (Diccionario Encarta en
Línea) y la “propiedad” es por definición excluyente.

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Permítanme aclarar. No estoy hablando de recolectar las historias de “l@s otr@s”,
amplificar sus voces, analizar sus vaivenes, apoyar nuestras teorías con las observaciones que
hacemos de la vida de ell@s. De lo que hablo es de cimentar nuestras teorías, anclarlas, en las
reflexiones que hacen l@s que no son académic@s sobre la vida social tal y como la viven,
elaborar teoría con ell@s en vez de sobre ell@s. La lucha por la decolonización del
conocimiento necesita ir más allá del desarrollo de proyectos de investigación desde y con l@s
históricamente marginad@s hacia la elaboración teórica basada en las reflexiones que la gente
hace sobre la vida social. Hacerlo puede abrir más espacios para sujetos coloniales de todas
partes: desde adentro y fuera de los círculos académicos, para aquell@s que mantienen
conexiones evidentes con formas de conocimiento ancestrales y aquell@s que no pueden hacer
dichos reclamos o simplemente no lo hacen.
Y se me ocurre que parte del problema es que no confiamos en que l@s que no son
académic@s tengan suficiente agudeza, la reflexividad precisa, la profundidad adecuada, para
poder ver más allá de las trampas del discurso ideológico, y hablar más allá de su propia
experiencia inmediata. Nosotr@s podemos teorizar sobre sus vidas y circunstancias mejor que
ell@s porque fuimos formalmente adiestrad@s para hacerlo. No obstante, nuestro discurso no
está menos enredado en los mecanismos del poder: ese poder capaz de silenciar, de negar, lo
que Martín-­‐Barbero (2002) describe como “los gritos del otro, de los dominados”. Negar sus
gritos tiene consecuencias para tod@s. Como decía Graciela,
Entonces digo, ¿Por qué tenemos que llegar hasta ese extremo si es un derecho que les
tienen que dar? A mi se me hace, indignante que esperen a llegar al extremo de
enojarnos de molestarnos. . . . Entonces digo, si yo no me hubiera puesto en un plan,
pues sí digamos pesado, verdad, de exigirlo, no me lo hubieran dado. . . . Yo creo que eso
no se vale. . . . Y creo que pues yo creo que no se trata de estar viniendo constantemente.
Se trata de, pues de que hagan lo que tienen que hacer, ¿verdad? Y que no esperen a
que uno se los pida porque ellos tienen la capacidad de ver. . . . Y creo . . . que hay padres
que tenemos la capacidad de superarlo. Y hay padres que en lugar de superarlo nos
hundimos un poco más.
El acto de citar tradiciones textuales está íntimamente ligado a la (im)posibilidad de
mover al primer plano las reflexiones sobre la realidad social que hace l@s que no son
académic@s en el mismo discurso académico. ¿Citamos para mostrar dónde se ubica nuestro
pensamiento dentro de la estructura intelectual de nuestra disciplina? ¿Citamos para justificar
lo que queremos decir y hacer? ¿Citamos para ubicarnos en tradiciones intelectuales que
legitiman nuestra posición en la academia? ¿Citamos lo que nos ayuda a hacer sentido de lo
que pensamos, observamos, vivimos? ¿Citamos para sentirnos acompañad@s? Yo solo pude
citar a Graciela, Lucero, Manuel y otr@s para l@s administradores/as escolares y otr@s
profesionales locales, siempre en anonimato. Hacerlo para l@s académic@s y las fuentes de
fondos era y sigue siendo un reto.
Y pues continuo leyendo Decolonizing Methodologies de Tuhiwai Smith en uno de esos
restaurantes demasiado caros del aeropuerto internacional Luis Muñoz Marín en San Juan
cuando levanto los ojos, miro alrededor, y me doy cuenta de que l@s trabajadores/as del
restaurante y yo somos l@s únic@s visiblemente caribeños allí, visiblemente de tez marrón

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hablando puertorriqueño. Allí estaba en mi país, un país en el medio de una crisis económica e
ideológica, sintiéndome como una extraña. Mis ojos vuelven a la página y me doy cuenta de
que yo era una cliente allí, no una trabajadora, estaba leyendo un libro académico no un
periódico local, y mi trabajo en la universidad pagaba por la comida exageradamente cara.
Referencias
Bourdieu, P., & Passeron, J. C. (2000). Reproduction in education, society and culture (2nd ed.)
[Reproducción en la educación, la sociedad y la cultura]. London: Sage.
Caudillo Félix, G. A. (2006, March). El discurso de las mujeres en los movimientos indígenas.
Presentado en el XXVI Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, San
Juan, Puerto Rico.
Martín-­‐Barbero, J. (2002). Oficio de cartógrafo: Travesías latinoamericanas de la comunicación
en la cultura. México: Fondo de Cultura Económica.
Reyes Cruz, M. (2005). Everyday challenges of building community and empowerment: An
ethnographic study of immigrant Mexican parents advocating for school reform [Retos
cotidianos de construir comunidad y empoderamiento: Un estudio etnográfico sobre
padres/madres mexicanos/as inmigrantes abogando por reforma escolar]. Tesis
doctoral, University of Illinois, Urbana-­‐Champaign.
Reyes Cruz, M. (in press). Beyond cultural barriers: Mexican immigrant parents advocating for
school reform [Más allá de las barreras culturales: Padres/Madres mexicanos
inmigrantes abogando por la reforma escolar]. New York: LFB.
Tuhiwai Smith, L. (2005). Decolonizing methodologies: Research and indigenous peoples
[Metodologías decolonizadoras: Investigación e indígenas]. London: Zed Books.