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Consumo y crecimiento, no. Capitalismo, tampoco. - Renta Básica ...

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mismas que para construir una sociedad del de<strong>crecimiento</strong>. O las mismas, en mi caso, cuando propongo el<br />

municipalismo como salida del capitalismo hacia una sociedad de carácter comunal. 103 Estos procesos<br />

son cualquier cosa me<strong>no</strong>s sencillos. Pero esto es la utopía, la utopía como un plan de acción para pensar<br />

más allá del sistema, del capitalismo.<br />

Sin embargo, quiero incluir y adelantar aquí algu<strong>no</strong>s aspectos que <strong>no</strong> mencionaré en el epígrafe 12.<br />

De<strong>crecimiento</strong>: el capitalismo y su lógica de acumulación.<br />

El primer aspecto consiste en destacar como el capital es una relación social que toma diferentes<br />

expresiones muy relacionadas con el espacio y el tiempo: “si la integración espacial se logra por medio<br />

de la circulación del capital a través del espacio, entonces nuestra atención debe enfocarse en la forma en<br />

que se mueven el capital y la fuerza de trabajo. No podemos apelar aquí a las ideas comunes entre la<br />

burguesía sobre la movilidad de “factores de producción” separados, a “cosas” que se pueden desviar de<br />

un punto del espacio a otro. El concepto marxista es necesariamente algo más complicado. El capital se<br />

mueve como mercancías, como dinero, o como un proceso de trabajo que emplea capital constante y<br />

variable con diferentes tiempos de rotación. Además, la relación entre la movilidad del capital variable y<br />

la de los propios trabajadores introduce otra dimensión en la lucha de clases, mientras que los problemas<br />

ligados a la circulación de capital en el ambiente construido también requieren atención especial”.<br />

El segundo a destacar, derivado del anterior, es que el trabajo es siempre un medio de producción y,<br />

por tanto, <strong>no</strong>s muestra como los trabajadores dependen estructuralmente del capital: el poder de los<br />

capitalistas sobre las poblaciones nace de estas relaciones sistémicas que, en la jerga latuchiana, queda<br />

escondido, enterrado, o inexistente: “bajo estas condiciones, la libertad del trabajador se ve reducida en la<br />

práctica a la libertad del capital (El capital, I, p.610). Cuanto más movilidad tenga el trabajador, más<br />

fácilmente podrá adoptar el capital nuevos procesos de trabajo y aprovechar las situaciones superiores. La<br />

libre movilidad geográfica de la fuerza de trabajo parece ser una condición necesaria para la acumulación<br />

de capital”.<br />

Y el tercero está relacionado con saber porque el capitalismo sufre crisis recurrentes y, últimamente,<br />

muy profundas. Una de los factores que llevan al sistema a la crisis es la tendencia en la caída de la tasa<br />

de ganancia. Esto es lo que David Harvey llama el “primer corte”, en el cual “el sistema de crédito llega al<br />

rescate” de la misma. Pero, “las grandes concentraciones de poder financiero, acompañadas de las<br />

maquinaciones del capital financiero, pueden desestabilizar o estabilizar el capitalismo con igual<br />

facilidad. Además, surge una oposición fundamental entre el sistema financiero (creación de dinero como<br />

dinero a crédito) y su base monetaria (el uso del dinero como una medida de valor). Esto prepara el<br />

escenario para la formación de la crisis, incluyendo los pánicos financieros y la inflación: esto forma el<br />

“segundo corte” de la teoría de la crisis”. Finalmente, la dinámica de los factores distributivos conducen<br />

directamente al “tercer corte”. “Las movilidades geográficas del capital y del trabajo muestran como las<br />

contradicciones del capitalismo son, en principio por lo me<strong>no</strong>s, susceptibles a una “fijación espacial”; la<br />

expansión y el desarrollo geográfico poco uniforme impiden la posibilidad de que un capitalismo<br />

propenso a la contradicción se corrija a sí mismo”.<br />

Por tanto, el hecho de <strong>no</strong> asumir la existencia del capitalismo, toda la riqueza de analizar y entender los<br />

movimientos y sus contradicciones sistémicas, de adentrar<strong>no</strong>s en las sutilezas de su funcionamiento,<br />

quedan ocultas al enterrar SL el sistema en la fosa de las sociedades con <strong>crecimiento</strong>. Y enterrado el<br />

sistema, ya <strong>no</strong> es posible entender la realidad de como funciona ni de como hay que transformarlo. Una<br />

propuesta, como la del de<strong>crecimiento</strong>, “que <strong>no</strong> puede arrojar luz sobre la historia o la practica [del<br />

capitalismo] sin duda es redundante. Peor aún, las teorías [o propuestas] erróneas, que <strong>no</strong> son de ninguna<br />

manera una prerrogativa exclusiva de la burguesía, pueden desorientar y confundir. Además, ningún<br />

teórico puede alegar que lo sabe todo. En u<strong>no</strong> u otro punto se deben hacer conexiones tangibles entre la<br />

trama de la teoría y la trama de la geografía histórica [ocupada por el capitalismo]. El poder persuasivo<br />

del primer volumen de El capital se deriva precisamente de la forma en que el aparato conceptual para<br />

hacer teorías apoya las pruebas históricas y estas lo apoyan a él. Ésta es la clase de unidad que debemos<br />

esforzar<strong>no</strong>s continuamente por mantener y mejorar”. 104 Esta clase de unidad <strong>no</strong> la encontramos, por más<br />

que <strong>no</strong>s esforcemos, en la propuesta del de<strong>crecimiento</strong>. Pero quiero reforzar mucho más mis aserciones<br />

103<br />

Véanse los libros mencionados ¿Hay alternativas al capitalismo? y Modelos de sociedad y formas de gobier<strong>no</strong>:<br />

el municipalismo.<br />

104<br />

David Harvey. Los límites del capital. Fondo de Cultura Económica. 1990. Todos los párrafos entrecomillados<br />

son extraídos de este texto.<br />

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