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Siete prejuicios sobre la adolescencia. Portillo, José - INAU

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LA ADOLESCENCIA<br />

Compi<strong>la</strong>dores:<br />

<strong>José</strong> <strong>Portillo</strong><br />

Jorge Martínez<br />

María Luisa Banfi<br />

FACULTAD DE MEDICINA FNUAP/ OPS - OMS<br />

EDICIONES DE LA BANDA ORIENTAL<br />

<strong>Siete</strong> <strong>prejuicios</strong> <strong>sobre</strong> <strong>la</strong> <strong>adolescencia</strong><br />

JOSE PORTILLO<br />

El hambre/2<br />

Un sistema del desvínculo: El buey solo bien se <strong>la</strong>me.<br />

El prójimo no es tu hermano, ni tu amante.<br />

El prójimo es un competidor, un enemigo, un obstáculo<br />

a saltar o una cosa para usar. El sistema,<br />

que no da de comer, tampoco da de amar:<br />

a muchos condena al hambre de pan<br />

y a muchos más condena al hambre de abrazos<br />

Eduardo Galeano<br />

Es muy frecuente en el conocimiento popu<strong>la</strong>r, pero muchas veces también en el conocimiento "científico",<br />

realizar generalizaciones a partir de observaciones individuales, en una forma incorrecta o por lo menos<br />

exagerada. También es frecuente aseverar con total certeza, con carácter de verdades absolutas algunos<br />

fenómenos que pueden ser discutibles y tener diferentes enfoques, según <strong>la</strong> disciplina o <strong>la</strong> ideología con que se<br />

les aborde. Puede decirse que estos constituyen los elementos que caracterizan entre otros, lo que aquí<br />

denominaremos' 'prejuicio". Un juicio hecho a priori, sin un análisis lógico y racional de lo que se afirma. Estas<br />

proposiciones que constituyen los <strong>prejuicios</strong> no necesariamente son falsas y pueden ser verdaderas. Sin<br />

embargo muchas veces son totalmente falsas o parcialmente verdaderas o parcialmente falsas.<br />

Su repetición en diferentes ámbitos revestidos de cierto prestigio social, los medios de comunicación,<br />

integrantes del sistema educativo, el personal de <strong>la</strong> salud, entre otros, termina transformando estas proposiciones<br />

en verdades absolutas e indiscutibles.<br />

Si bien esto vale en cualquier disciplina científica o en cualquier área del conocimiento, es mucho más<br />

frecuente en aquellos objetos de estudio de <strong>la</strong>s ciencias sociales. Las dificultades que aún presentan estas<br />

ciencias en <strong>la</strong> verificabilidad y en <strong>la</strong> capacidad de predicción (lo cual no les quita en absoluto su carácter de<br />

ciencias), permite que existan diversos enfoques <strong>sobre</strong> el mismo fenómeno. Existen diversas disciplinas que se<br />

ocupan del mismo fenómeno; dentro de una disciplina existen distintas teorías científicas y filosóficas y dentro<br />

de cada teoría existen diversos matices aportados por <strong>la</strong> ideología del investigador.<br />

“La <strong>adolescencia</strong>”, como una etapa de <strong>la</strong> vida del ser humano que vive en sociedad, en un determinado<br />

medio natural y en un determinado momento histórico, es uno de los ejemplos más c<strong>la</strong>ros, de los objetos de<br />

estudio, que permite encararlo desde los más diversos enfoques. Al mismo tiempo, por ser un tema de "moda",<br />

es encarado con gran "facilidad" en cualquier ámbito.<br />

A partir de este abordaje rápido y fácil del tema, y de <strong>la</strong> diversidad de enfoques, se han popu<strong>la</strong>rizado una<br />

serie de "medias verdades" o de "mentiras totales".<br />

En este primer capítulo se enuncian siete proposiciones, a nuestro juicio, parcial o totalmente falsas, pero


que se repiten a diario en <strong>la</strong>s casas, en <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s y liceos y <strong>sobre</strong> todo en gran parte de los medios de<br />

comunicación. Y lo que es peor, que cuando no se seña<strong>la</strong>n en forma explícita, están implícitas (telenove<strong>la</strong>s,<br />

pelícu<strong>la</strong>s, publicidad, nove<strong>la</strong>s). Es así que finalmente <strong>la</strong> sociedad entera, incluidos varios “científicos”,<br />

terminan convenciéndose que son "verdades absolutas". Es este entre otros mecanismos, una de <strong>la</strong>s formas en<br />

que los grupos dominantes en <strong>la</strong> sociedad extienden su ideología, que se transforma en hegemónica.<br />

Estos siete <strong>prejuicios</strong> no son ni los únicos ni los más importantes, pero son de los que más frecuentemente<br />

aparecen mencionados en diferentes ámbitos.<br />

Además de lo que se pueda seña<strong>la</strong>r en este capítulo, será el resto de los capítulos de este libro, que<br />

permitirá al lector formarse su propio criterio y entender, cuan verdaderos o cuan falsos son estos enunciados.<br />

Se entiende que se contribuye así, modestamente, aportando elementos que contribuyan a formar una<br />

contracultura, con un poco más de base científica en el encare de los problemas.<br />

Primer prejuicio - "Los adolescentes son..."<br />

Este encabezamiento de <strong>la</strong> frase que inicia los otros seis <strong>prejuicios</strong> y una infinidad de conceptos que se leen<br />

y oyen a diario, ya es falso en sí mismo. Si no es totalmente falso es, por lo menos, muy parcialmente<br />

verdadero.<br />

Es fácil entender que se hable mucho menos de "los adultos". Por que es fácil comprender que es tan<br />

grande <strong>la</strong> variedad de individuos, de familias, de c<strong>la</strong>ses y grupos sociales, de civilizaciones, de culturas, que<br />

una aseveración de tal tipo, seguramente sería falsa. No se podría agrupar una serie de características que<br />

permitieran conformar un "perfil adulto" más o menos típico. Sin embargo muchos autores, definen características<br />

comunes a los adolescentes: ABERASTURY y KN0BEL hab<strong>la</strong>n del "síndrome de <strong>la</strong> <strong>adolescencia</strong><br />

normal" (1), ERIKSON hab<strong>la</strong> de <strong>la</strong> "crisis de identidad" (2), como un elemento más o menos universal. Si bien<br />

los estudios de estos autores han realizado muy importantes avances en el conocimiento del desarrollo psíquico<br />

del hombre en esta etapa de su vida, <strong>la</strong> generalización de estos conceptos a todas <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses sociales y a todas<br />

<strong>la</strong>s culturas, los transforma en parcialmente falsos. Las conclusiones a <strong>la</strong>s que arriban estos autores, así como<br />

un conjunto grande de autores europeos y norteamericanos surgen del estudio realizado en adolescentes<br />

provenientes, en general, de los estratos medios de <strong>la</strong> sociedad y de <strong>la</strong>s áreas urbanas (adolescente estudiante,<br />

inseguro, risueño, irresponsable, con tendencia al ocio, entre otros atributos). Según un psicoanalista alemán, el<br />

defecto de Freud (que también cometerían Aberastury, Knobel, Erikson) fue confundir el hombre con el<br />

burgués.<br />

Por algo es que toda <strong>la</strong> teoría sociológica se ha ocupado de <strong>la</strong> estratificación social. Ello se debe a su<br />

importancia'" en <strong>la</strong> determinación de <strong>la</strong> conducta de todos los miembros de <strong>la</strong> sociedad y en todas <strong>la</strong>s edades<br />

(en todos los períodos o franjas etarias que atraviesan el 'hombre en su vida).<br />

"Las experiencias que cada persona tiene de lo social contribuyen indudablemente a determinar cuales son<br />

sus actitudes, valores y creencias en re<strong>la</strong>ción con su entorno. Esas experiencias se producen principalmente, en<br />

esferas de sociabilidad diferentes, según el tipo de actividad <strong>la</strong>boral que cada uno desempeña y el tipo de<br />

consumo al que cada quién pueda acceder. Ciertas experiencias en cierta organización del trabajo y en cierta<br />

participación en el consumo contribuyen a delinear actitudes y cosmovisiones típicas". (3)<br />

BOURDIEU (4) defme el "habitus" de c<strong>la</strong>se de <strong>la</strong> siguiente forma: "Un sistema de disposiciones durables<br />

y transferibles que, integrando todas <strong>la</strong>s experiencias pasadas, funciona a cada momento como una matriz de<br />

percepciones, apreciaciones y acciones y torna posible <strong>la</strong> realización de tareas infinitamente diferenciadas,<br />

gracias a <strong>la</strong> transferencia analógica de esquemas que permiten resolver los" problemas de <strong>la</strong> misma forma y<br />

gracias a <strong>la</strong>s correcciones incesantes de los resultados obtenidos, didácticamente producidos por estos<br />

resultados.<br />

Parece más fácil ahora entender, cuánto se aproximarán o se alejarán del "síndrome de <strong>adolescencia</strong><br />

normal U un adolescente hijo de un trabajador rural en Artigas, un hijo de un comerciante del barrio de <strong>la</strong><br />

Unión en Montevideo, un hijo de un filósofo o un hijo de un financista, y por lo tanto qué equivocado será<br />

generalizar conceptos <strong>sobre</strong> actitudes y prácticas, de adolescentes producto de situaciones tan diferentes. La<br />

tarea de encontrar <strong>la</strong>s similitudes y <strong>la</strong>s diferencias está aún pendiente.<br />

Dice Francoise Dolto (5): "antes de 1939, <strong>la</strong> <strong>adolescencia</strong> era considerada como una crisis subjetiva.<br />

Después de 1950, <strong>la</strong> <strong>adolescencia</strong> es considerada como un estado. Un estado necesario de <strong>la</strong> conciencia moderna<br />

para descubrir 16 trágico de <strong>la</strong> condición humana".<br />

Sin duda, si se comparan diferentes civilizaciones y culturas, los patrones de comportamiento van a ser


aún mucho más diferentes. Por lo tanto, cualquier generalización a todos los adolescentes va a ser muy<br />

parcialmente verdadera o dicho de otra manera, casi totalmente falsa.<br />

Incluso el concepto de <strong>adolescencia</strong> Y el tratamiento que <strong>la</strong> sociedad le dispensa a los adolescentes cambia<br />

a lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong> historia, (6) y a pesar de estas consideraciones y salvedades, se puede decir que <strong>la</strong> <strong>adolescencia</strong><br />

es un grupo o conjunto social con una cierta autonomía re<strong>la</strong>tiva.<br />

Segundo prejuicio - "Los adolescentes son sexualmente precoces, libertinos y promiscuos".<br />

Si bien es cierto que hay mucha investigación en general y en particu<strong>la</strong>r en América Latina, que concluye<br />

que se ha producido un ade<strong>la</strong>ntamiento en <strong>la</strong> edad de inicio de <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones sexuales (7-8), esta afirmación<br />

hay que analizar<strong>la</strong> con mucho cuidado. Por una parte existen otras culturas en esta misma región, así como han<br />

existido otros períodos de <strong>la</strong> historia, en que el inicio sexual se produce a edades muy tempranas (12-13 años<br />

para ambos sexos). Por otra parte existen algunas otras investigaciones (9) contemporáneas que no confirman<br />

los datos seña<strong>la</strong>dos en el párrafo anterior.<br />

Que sean más libertinos y promiscuos no está demostrado. Sí que tengan más energía y capacidad de<br />

disfrute, propio de una mayor resistencia. En todo caso esta afirmación de libertinaje y promiscuidad es más<br />

que una comprobación científica, una manifestación ideológica propia del sistema de valores hegemónicos<br />

producto de los grupos dominantes de <strong>la</strong> sociedad. Propia de un conjunto de adultos que profesan un doble o<br />

triple discurso, que tienen una ética en el discurso y otra en su praxis. Ética que reconoce una mujer para el<br />

p<strong>la</strong>cer y otra para el hogar; ética que disocia <strong>la</strong> sensualidad y <strong>la</strong> sexualidad de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción conyugal. Etica que<br />

tiene su origen en <strong>la</strong> cultura griega (10) y que <strong>la</strong> Iglesia Católica y <strong>la</strong> sociedad industrial consolidan y<br />

legitiman. Y “los adolescentes son conscientes de que se les critica por conformarse a varios patrones de<br />

conducta”. (11)<br />

. Por lo tanto, este prejuicio, como se ha visto, se sustenta en una valoración ética muy cuestionable y<br />

adultocéntrica, sin base científica. Contribuye junto con los <strong>prejuicios</strong> que siguen, casi todos con una<br />

connotación denostativa a <strong>la</strong> “estigmatización” de <strong>la</strong> <strong>adolescencia</strong>. (12)<br />

Tercer prejuicio - "Los adolescentes tienen tendencia al consumo de drogas".<br />

Tampoco esta afirmación es cierta. No existe ninguna investigación que lo confirme.<br />

Por una parte, esta proposición se refiere a <strong>la</strong>s drogas ilícitas, desconociendo <strong>la</strong>s legales, como el alcohol o<br />

los fármacos, en especial psicofármacos.<br />

Si tenemos en cuenta todas <strong>la</strong>s sustancias que pueden producir hábito o adicción, sin duda y sin necesidad<br />

de recurrir a estadísticas, se reconoce que hay más adultos que adolescentes, que consumen en forma regu<strong>la</strong>r,<br />

sistemática y excesiva, alcohol y psicofármacos. (13)<br />

Si tenemos en cuenta <strong>la</strong>s drogas ilegítimas, sí es probable que haya más adolescentes (aunque no seguro)<br />

que sean consumidores, aunque es menos probable que haya más adolescentes que sean adictos. Lo que sí es<br />

seguro es que hay más adolescentes que ni <strong>la</strong>s conocen, que adolescentes consumidores y adictos, aún<br />

sumando ambas categorías.<br />

Gran parte de este prejuicio se importa de Europa Occidental y Estados Unidos, donde se cuestiona y<br />

critica <strong>la</strong> adicción juvenil, aunque se tolera e incluso se estimu<strong>la</strong> que altos ejecutivos (YUPIES) fumen marihuana<br />

o consuman alcohol o ambas cosas antes de concretar un negocio importante. También aquí, una doble<br />

moral atraviesa los p<strong>la</strong>nteamientos que contribuyen a difundir los medios de comunicación.<br />

Cuarto prejuicio - "Los adolescentes son potencialmente delincuentes".<br />

Al igual que al anterior, contribuye fuertemente a <strong>la</strong> estigmatización de <strong>la</strong> <strong>adolescencia</strong>.<br />

Según datos publicados en <strong>la</strong> prensa en reiteradas oportunidades, que en parte seña<strong>la</strong> Bayce en <strong>la</strong><br />

publicación ya referida así como Mercant en otro capítulo de este libro, esta afirmación es c<strong>la</strong>ramente<br />

incorrecta.<br />

Por un <strong>la</strong>do <strong>la</strong> enorme mayoría, de los detenidos, de los procesados y de los sentenciados son mayores de<br />

18 años. A su vez <strong>la</strong> enorme mayoría de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción carce<strong>la</strong>ria es también mayor de 18 años.<br />

Por otro <strong>la</strong>do, frente a <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción total de adolescentes del país, los adolescentes infractores y


delincuentes son una ínfima minoría. Así como también se puede decir que <strong>la</strong> gravedad de los delitos es en<br />

general mucho menor.<br />

Sin embargo es muy característico, que <strong>la</strong> prensa destaque con grandes titu<strong>la</strong>res <strong>la</strong> condición de "menor"<br />

cuando se trata de un posible delincuente, como si se tratara de un "agravante".<br />

Muchos de los menores que delinquen, lo hacen instigados y dirigidos, por adultos que los usan como<br />

herramientas para el logro de sus fines.<br />

Quinto Prejuicio - "Los adolescentes no son capaces de dialogar".<br />

Lo que parece más c<strong>la</strong>ro en <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción intrafamiliar es <strong>la</strong> dificultad de diálogo entre padres e hijos<br />

adolescentes. La marcada brecha generacional, que se hace más notoria <strong>sobre</strong> todo en el adolescente urbano y<br />

de los estratos sociales medios. Ahora, esta incapacidad ¿es exclusiva responsabilidad de los adolescentes?<br />

¿No es también y quizás en mayor medida, un desconocimiento por parte de los padres de los caminos más<br />

adecuados para el encuentro? ¿Del hal<strong>la</strong>zgo de los puentes que separan ambas generaciones?<br />

Es c<strong>la</strong>ro que estas dificultades, son diferentes en <strong>la</strong>s diferentes familias. Cuanto mayor es el grado de<br />

interacción familiar y mayor el tiempo y <strong>la</strong> disponibilidad al diálogo por parte de los adultos, menor <strong>la</strong> cantidad<br />

de adolescentes "sin diálogo".<br />

"El incremento en <strong>la</strong> diferenciación psicológica durante <strong>la</strong> <strong>adolescencia</strong> es necesariamente acompañado<br />

por un incremento en <strong>la</strong> habilidad psíquica; esto se refleja por los disturbios emocionales del adolescente de<br />

variada gravedad y efectos". (14) Estas explicaciones del desarrollo psicológico permiten comprender una<br />

parte de responsabilidad. Sin embargo pese a esta característica, propia de <strong>la</strong> <strong>adolescencia</strong> “normal”, es<br />

probable que sea <strong>la</strong> incapacidad de los padres para establecer un diálogo con sus hijos (y muchas veces y en<br />

especial de los "educadores"), el principal motivo de desencuentro.<br />

"La persona joven está aprendiendo quién es, qué siente, qué puede hacer y qué desea llegar a ser y debe<br />

diferenciarse de <strong>la</strong> cultura en que se ha criado y de <strong>la</strong>s personas pertenecientes a esa cultura, de los cuales ha<br />

dependido". (15) A partir de este concepto puede comprenderse gran parte de <strong>la</strong> conflictiva adolescente que se<br />

vive en <strong>la</strong> cotidianidad. Sin embargo y a pesar estas consideraciones, es probable que los grandes objetivos de<br />

vida, sean coincidentes para el adolescente, su familia y su c<strong>la</strong>se social. Y que por lo tanto, <strong>la</strong>s desavenencias<br />

cuando existen, no pasan de ser un ejercicio dialéctico y parte de su formación y preparación para asumir el rol<br />

de adulto.<br />

Sexto prejuicio - "Los adolescentes son un grupo social que tiende a luchar por <strong>la</strong> modificación de <strong>la</strong>s<br />

estructuras sociales dominantes (lucha por <strong>la</strong> justicia social)".<br />

Esta es una característica positiva, desde nuestro punto de vista, pero que está lejos de estar presente en<br />

forma universal.<br />

Por supuesto que variará mucho entre adolescente urbano y rural o trabajador y estudiante. Pero <strong>sobre</strong> todo<br />

dependerá del momento histórico y del país y región geopolítica en <strong>la</strong> cual está inserto.<br />

Son conocidas <strong>la</strong>s luchas estudiantiles de <strong>la</strong> Postguerra en 1918 de <strong>la</strong>s cuales surgió <strong>la</strong> Reforma de<br />

Córdoba en <strong>la</strong> Universidad Latinoamericana. También <strong>la</strong>s luchas estudiantiles universitarias e incluso de <strong>la</strong><br />

educación media de los 60, que alcanzaron esca<strong>la</strong> mundial. Los motivos son muy variados y mientras en<br />

Europa pueden verse grandes movilizaciones en defensa de los animales domésticos; en Japón se pueden<br />

movilizar para evitar <strong>la</strong> construcción de un aeropuerto; en China para lograr modificaciones políticas o en<br />

Salvador, donde integran fuerzas revolucionarias, por transformaciones profundas en una sociedad<br />

profundamente injusta.<br />

No son sin embargo todos los adolescentes que se movilizan por <strong>la</strong>s "grandes" causas. Gouldner (16) hab<strong>la</strong><br />

del surgimiento de una cultura psicodélica. Esta reúne a aquellos' 'desviados" o responsables de conductas<br />

anómicas. Esto sería un síntoma de protesta contra todos los valores utilitarios (tanto individuales como<br />

colectivos). El lema sería que cada uno debe "hacer lo suyo".<br />

Según Batista Neto (9) t los adolescentes podrían c<strong>la</strong>sificarse en tres grupos, de acuerdo con su actitud y<br />

comportamiento hacia el resto de <strong>la</strong> Sociedad:<br />

Un primer grupo (quizás el más numeroso en nuestros países de América 14tina) que siguen <strong>la</strong>s normas<br />

que les imponen, que viven en armonía con los adultos y <strong>la</strong> sociedad en general que en el futuro repetirán los<br />

actuales modelos y paradigmas sociales con los cuales conviven. Son los escogidos para el mantenimiento del


status-quo (reproductores sociales).<br />

Un segundo grupo que se presenta como contestatario del sistema, aunque mantiene diversos grados de<br />

complicidad con el mismo. Podrían ser los representantes de <strong>la</strong>s culturas psicodélicas. No participan en ningún<br />

proyecto de transformación social.<br />

Un tercer grupo es de aquellos adolescentes que sí, enfrentan <strong>la</strong>s normas sociales a través de movimientos<br />

políticos, gremiales, estudiantiles, religiosos. No tienen conductas autodestructivas. Intentan canalizar <strong>la</strong> gran<br />

energía vital, de esta etapa de <strong>la</strong> vida, hacia procesos transformadores, hacia una justicia social, hacia formas<br />

nuevas de organización social que permiten alcanzar un mayor bienestar colectivo.<br />

La proporción de adolescentes que integra cada uno de los grupos de esta esquemática c<strong>la</strong>sificación,<br />

variará de acuerdo con <strong>la</strong>s condiciones materiales de vida de una determinada sociedad en un determinado momento<br />

histórico.<br />

Cada uno de estos grupos podría denominarse de igual manera con <strong>la</strong> que Durkheim c<strong>la</strong>sifica los suicidios:<br />

grupo egoísta, grupo anómico y grupo altruista, respectivamente.<br />

Séptimo prejuicio - "Los adolescentes son enteramente dependientes de los medios de comunicación".<br />

Si bien es muy cierto que <strong>la</strong> familia y <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>, pierden progresivamente importancia, como agentes o<br />

instituciones de socialización, mientras esta importancia aumenta para los medios de comunicación, los grupos<br />

de pares y algunos otros actores, es también cierto que <strong>la</strong> familia no pierde totalmente <strong>la</strong> importancia.<br />

Por ejemplo, Rama (17) seña<strong>la</strong> en <strong>la</strong> investigación recientemente publicada en nuestro país, con una<br />

c<strong>la</strong>ridad meridiana, que <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> actúa como un reproductor de <strong>la</strong> estructura social más que como un<br />

transformador. Dice “ningún sistema educativo, en cualquier tipo de sociedad diferenciada, es capaz de crear<br />

una igualdad de conocimientos; <strong>la</strong>s sociedades están estratificadas también en <strong>la</strong> cultura y en el conocimiento”.<br />

Este razonamiento es plenamente válido también para analizar el mensaje de los medios de comunicación.<br />

La capacidad para decodificar dicho mensaje estaría en función del sistema de valores y capital cultural que<br />

posea el receptor adolescente. Este capital dependerá a su vez del grupo social al cual este adolescente<br />

pertenece, así como a <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se social de origen. "Las leyes de transmisión del capital lingüistico son un caso<br />

particu<strong>la</strong>r de <strong>la</strong>s leyes de transmisión legítima del capital cultural entre <strong>la</strong>s generaciones" seña<strong>la</strong> Bourdieu. (18)<br />

Parece c<strong>la</strong>ro que no todos los adolescentes van a tener los mismos <strong>prejuicios</strong> dentro de los programas de<br />

los medios de comunicación (telenove<strong>la</strong>s, musicales, deportivos)t por más similitud que exista. Sin duda dentro<br />

de los diversos medios, será <strong>la</strong> televisión el de mayor impacto. Pero a su vez, <strong>la</strong> forma de decodificar el<br />

mensaje que recibe cada adolescente será diferente de acuerdo al capital cultural que este adolescente posee.<br />

Quiere decir que más que influir en <strong>la</strong> elección del programa, es probable que <strong>la</strong> gran diferencia esté en <strong>la</strong><br />

forma de internalizar los mensajes, tanto explícitos como implícitos. Por lo tanto <strong>la</strong> influencia futura de los<br />

medios va a ser diferente, aunque <strong>la</strong> exposición presente a dichos medios sea simi<strong>la</strong>r.<br />

Consideraciones finales.<br />

Es probable que estas consideraciones sean discutibles. La intención de <strong>la</strong>s mismas no es justamente decir<br />

verdades absolutas, sino introducir algunos elementos para <strong>la</strong> discusión, <strong>sobre</strong> todo resaltando <strong>la</strong> complejidad<br />

de esta problemática (como es toda <strong>la</strong> realidad, compleja y multifactorial).<br />

Seguramente los restantes capítulos de este libro, profundizan en varios aspectos de los aquí <strong>sobre</strong>vo<strong>la</strong>dos.<br />

Se podrá así, por parte del lector, e<strong>la</strong>borar un concepto más profundo y científico <strong>sobre</strong> el adolescente. Se<br />

tendrán más herramientas, para destruir varios de los <strong>prejuicios</strong> que circu<strong>la</strong>n en el conocimiento popu<strong>la</strong>r y<br />

muchas veces en el conocimiento "científico". Es importante seña<strong>la</strong>r que uno de los errores frecuentes es<br />

valerse de una so<strong>la</strong> disciplina científica para el abordaje del tema. Por otra parte, no puede dejarse de<br />

reconocer, <strong>prejuicios</strong> tendenciosos y mal intencionados, que grupos de poder económico estimu<strong>la</strong>n, para lograr<br />

más ventas de ciertos productos, en una lógica de <strong>la</strong> ganancia, como último fin.


BIBLIOGRAFIA<br />

(1) ABERASTURY, A. y KNOBEL, M.: La <strong>adolescencia</strong> normal. Un enfoque psicoanalítico, Ed.<br />

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Cuadernos del Centro de Investigación para <strong>la</strong> Juventud Puertorriqueña. Puerto Rico, 1989.<br />

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jóvenes. Ed. Seix Barral. Barcelona, 1990.<br />

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Reimpresión. Montevideo, 1991.<br />

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Reimpresión. México, 1981.<br />

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(15) MUSS, Rolf E.: Teorías de <strong>la</strong> <strong>adolescencia</strong>, Ed. Paidós mexicana, 6a. Reimpresión. México,<br />

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(16) GOULDNER, Alvin: La crisis de <strong>la</strong> sociología occidental, Ed. Amorrortu, <strong>la</strong>. Reimpresión.<br />

Buenos Aires, 1970.<br />

(17) RAMA, Germán: Qué aprenden y quiénes aprenden en <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s del Uruguay. Los<br />

contextos sociales e institucionales de éxitos y fracasos. Informes al Consejo Directivo Central de <strong>la</strong><br />

Administración Nacional de Educación Pública. Montevideo, 1991.<br />

(18) BOURDIEU, Pierre: Ce que parter veut dire. Veconomie des échanges linguistiques, Ed. Fayard.<br />

París, 1982.

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