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GATTI, MARIA ISABEL; BLANCO DE DI LASCIO, CECILIA. Cultura Y ...

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Discriminación/Racismo/Etnocentrismo<br />

Las relaciones entre culturas suponen intercambios de las diferentes<br />

prácticas en busca del poder sobre las significaciones prevalentes. Este<br />

proceso se actúa en forma imperceptible para la mayor parte de las<br />

personas. Sin embargo, estas tramas de sentido se van tejiendo en<br />

decisiones macro que se actualizan en nuestra vida cotidiana. Una de estas<br />

formas es la discriminación.<br />

Esta actitud comporta la exclusión de una persona o grupo humano por<br />

algunas de sus características particulares (de tipo social, político, cultural o<br />

físico). El punto de partida es la construcción de un estereotipo. El<br />

estereotipo es una generalización sobre ciertas actitudes o<br />

comportamientos de un grupo humano y contiene en sí un juicio de valor<br />

sobre dicho grupo humano. Los estereotipos tienen un grado mínimo, que<br />

serían las convicciones y un grado máximo que serían los prejuicios.<br />

La xenofobia (odio al extranjero); el racismo (desprecio del otro por<br />

pertenecer a una etnia diversa) etnocentrismo (valorar la propia cultura<br />

como superior a las otras) son comportamientos que llevan a diferentes<br />

formas de discriminación.<br />

El Prejuicio y los prejuicios<br />

Algunos antropólogos han definido al prejuicio como una actitud hostil o<br />

prevenida hacia una persona que pertenece a determinado grupo,<br />

simplemente por el hecho de pertenecer a ese grupo, en la presunción de<br />

que posee las cualidades negativas atribuidas al mismo. La opinión negativa<br />

se produce respecto del grupo despreciado y después incorpora al<br />

individuo.<br />

El prejuicio es una evaluación negativa de las personas, una idea<br />

preconcebida que se tiene sobre los otros.<br />

En la mayoría de los casos, se parte de la suposición de que existe una<br />

inferioridad natural o genética en el grupo, segregado, o bien una<br />

circunstancia cualquiera que establece la inferioridad de sus integrantes.<br />

También es común que se ponga un acento en las diferencias culturales, lo<br />

que explicaría la inferioridad de los otros.<br />

El hecho concreto es que, por medio de unas u otras excusas, siempre hay<br />

una evaluación negativa del discriminado.<br />

El prejuicio de que el pueblo español es bruto e ignorante tiene una clara<br />

raíz inglesa. La gran influencia cultural británica en las clases dominantes<br />

de nuestro país instaló aquí el mismo prejuicio. Tan fuerte fue y es esa<br />

prédica negativa, que los propios españoles terminaron creyéndola.<br />

La sociedad argentina acuñó gran número de prejuicios parecidos a lo largo<br />

de su historia. Cuando el prejuicio es remarcado públicamente por ilustres y


espetados hombres de la cultura nacional, el arraigo de este flagelo se<br />

hace carne en la sociedad. El daño que se hace es casi irreparable.<br />

No podemos dejar de soslayar la contribución a los prejuicios que han<br />

realizado muchos de los grandes hombres de nuestro pasado histórico.<br />

Ellos también como nosotros, fueron víctimas de los prejuicios y<br />

estereotipos nacionales.<br />

Veremos como curiosidad, que en la ideología dominante de nuestro país,<br />

el prejuicio no sólo es contra el extranjero, sino también contra el criollo.<br />

Entre ellos, los de Juan José Hernández Arregui, quien alguna vez escribió:<br />

“El país pierde personalidad. La invasión inmigrante y el retroceso de las<br />

antiguas tradiciones colectivas bajo el empuje de contingentes humanos sin<br />

arraigo, el vacío asentamiento mundano de la clase dirigente, crean un<br />

clima de hostilidad a la inteligencia. Los núcleos inmigrantes conservan sus<br />

antiguas costumbres, resisten a la asimilación o la aceptan lentamente<br />

luego de profanarla idiomáticamente. Al rechazar la cultura en la que<br />

penetran, se mantienen dentro de ella en un lento proceso de<br />

transculturización, como elementos independientes o insensibles, cerrados<br />

a toda interpretación de las conciencias con los grupos locales” (...)<br />

Leemos a Domingo Sarmiento:<br />

“Cuando decimos pueblo, entendemos los notables, activos, inteligentes:<br />

clase gobernante. Somos gentes decentes. Patricios a cuya clase<br />

pertenecemos nosotros, pues, no ha de verse en nuestra Cámara<br />

(Diputados y Senadores) ni gauchos, ni negros, nii pobres. Somos la gente<br />

decente, es decir, patriota.<br />

Y también: “Una Constitución pública no es una regla de conducta para<br />

todos los hombres. La Constitución de las masas populares son las leyes<br />

ordinarias, los jueces que las aplican y la policía de seguridad. No queremos<br />

exigir a la democracia más igualdad que la que consiente la diferencia de<br />

raza y posiciones sociales. Nuestra simpatía es para la raza de ojos azules”<br />

La irrupción de las masas en la vida nacional actuó en 1945, de la mano del<br />

peronismo, y desata en una parte importante de la intelectualidad local<br />

(cuyo imaginario cultural se nutría en Europa, particularmente en París y<br />

Londres) una reacción prejuiciosa inédita.<br />

Siempre sorprendiéndonos sobre los prejuicios de los grandes de nuestro<br />

país, leemos en el artículo Nuestro Credo en la cuestión de extranjeros, de<br />

Juan Bautista Alberdi, los siguientes pasajes<br />

“A la Europa debemos todo lo bueno que poseemos, incluso nuestra raza,<br />

mucho mejor y más noble que las indígenas, aunque lo contrario digan los<br />

poetas, que siempre se alimentan de fábulas:<br />

El gran Moctezuma, al fin, era un gran salvaje, monarca de salvajes como<br />

él, sin religión verdadera, sin ciencias, sin leyes, sin instituciones cultas. El<br />

mejor de sus monumentos arquitectónicos, no vale una cornisa o un arco


griego, o un arabesco de los que debemos a España”<br />

La escritora Silvina Bullrich habla no sólo de sí misma sino de muchos<br />

porteños cuando dice:<br />

“En general, los argentinos se consideran desterrados, me refiero a los<br />

porteños y especialmente a las porteñas de las capas elevadas de la<br />

sociedad; quizá haya en nosotras nostalgia por la tierra de nuestros<br />

abuelos; quizá nuestro ser puje por recobrar las raíces europeas, hace<br />

apenas un siglo arrancadas de cuajo. La angustia del destierro asoma en<br />

cada frase. Se envidia al que pudo regresar al terruño, a la lejana patria<br />

espiritual. Esta es la oficina. Europa es el hogar y se sueña con regresara a<br />

él” (.,.) “Mi familia fue de estilo europeo. En casa no se supo de esa forma<br />

de molicie criolla tan complaciente”<br />

Un rasgo común de todo prejuicio es que conduce a la elaboración de<br />

estereotipos sustentados en creencias respecto de los rasgos de<br />

personalidad, conductas, apariencia física y comportamiento moral,<br />

asociados a un determinado grupo étnico, sexual o de clase. Se trata de<br />

una simplificación en el análisis, producto de las limitaciones que<br />

encuentran los hombres y las mujeres para procesar un entorno social muy<br />

convulsivo y en incesante cambio.<br />

Thomas Merton definía como “alquimia moral” la valoración de conductas a<br />

partir del sujeto o del (..) social que las produjera. Para dar un ejemplo, se<br />

trata del sujeto para quien el valor “tenacidad” se conjuga así:<br />

“Yo soy tenaz, tú eres obcecado, él es cabeza dura” O, en el mismo sentido,<br />

piensa „“ yo soy ahorrativo, tú eres avaro, él es miserable „ La lista sería<br />

interminable.<br />

Estas creencias se expresan, por lo general, mediante exageraciones<br />

acerca de ciertas conductas censurables. Aparecen entonces expresiones<br />

tales como:<br />

„Los árabes son mafiosos”, “los negros son ladinos” “los cabecitas negras<br />

son vagos “los judíos son tacaños” “los gitanos son ladrones” “los<br />

tucumanos también” “los italianos fanfarrones” “los jujeños son cogotudos”<br />

“los chaqueños son peleadores”; “los gallegos brutos” “los salteños son<br />

opas” “los malvinenses son kelpers” “los santiagueños perezosos” “los<br />

cordobeses son mentirosos” ; “los gordos pachorriento” “las mujeres son<br />

histéricas” “los correntinos son cuchilleros” “los chilenos son carteristas” ; -<br />

“los alemanes son nazis” “los peruanos usurpan casas “los coreanos son<br />

explotadores” “los chinos comen rata” “los porteños son chantas” “los<br />

rosarinos son prepotentes” “los indios son borrachos “los mendocinos son<br />

pedantes”<br />

Y con desprecio se les llama “bolita” al boliviano, “paragua al paraguayo y<br />

“chiloté” al chileno, En España la ola de chistes contra argentinos es similar<br />

a la que hay en Argentina contra los “gallegos‟ El estereotipo del argentino<br />

queda a la vista en este “chisté!


“Si te roban la cartera es un chileno, si te asaltan con un puñal, es un<br />

colombiano y si te estafan, es … un argentino”<br />

En México para denostar a los venezolanos, a los que visualizan como<br />

soberbios, dicen que:<br />

“Los venezolanos, son panameños, que se creen argentinos‟<br />

En una entrevista periodística, Monseñor Justo Laguna recordaba la<br />

definición de un terrateniente que le dijo:<br />

“Yo no contrato criollos, no pierdo el tiempo”<br />

En un comercio de Santa Ema. La Pampa, un letrero rezaba:<br />

“La casa se reserva el derecho de admisión al local comercial, GITANOS,<br />

prohibida la entrada” aunque es justo señalar que el repudio fue general y<br />

se lo retiró en un conflicto suscitado en septiembre de 1994.<br />

Cabe distinguir además, a los estereotipos de los prejuicios étnicos, es<br />

decir, aquellos que utilizan la raza y sus idiomas, religión y costumbres,<br />

como base del rechazo.<br />

A su vez, el sexismo es el prejuicio hacia las mujeres, el antisemitismo el<br />

prejuicio hacia los Judíos, la homofobia prejuicio hacia la homosexualidad..,<br />

y la lista sigue indefinidamente.<br />

Distintos autores coinciden al determinar la función que cumplen estos<br />

estereotipos.<br />

En primer lugar, contribuye a proteger la propia personalidad, al mantener el<br />

auto- estima del Sujeto.<br />

Por otra parte, se trata de una grosera simplificación del análisis, de una<br />

forma económica de resolver la incógnita que plantea el contacto con el<br />

Otro. Es, simplemente, la resolución de un problema complejo mediante un<br />

mínimo esfuerzo del pensamiento. Además la aceptación de estereotipos y<br />

prejuicios permite inconscientemente a quien los asume fantasear con<br />

pertenecer al grupo dominante, con ser aceptado por ese grupo y, por lo<br />

tanto su identidad.<br />

Un ejemplo cotidiano ilustra este mecanismo: poco tiempo atrás una señora<br />

española llegada al país con la gran ola inmigratoria de los años 40 se hacía<br />

eco de una serie de prejuicios vinculados a los coreanos y justificaba una<br />

eventual expulsión de esa comunidad.<br />

Al recodárseles su propio origen inmigrante, y las muchas barreras de<br />

prejuicios que sufrió en su momento, su reacción fue espontánea: “Pero,<br />

nosotros ya estamos acá”<br />

En suma podemos afirmar que el prejuicio es la evaluación, sin datos que la<br />

corroboren, que se hace de un grupo distinto y de sus integrantes. El<br />

estereotipo será el componente más claro del problema, las creencias que<br />

se tienen acerca de cómo es y cómo se comportará una determinada


persona. Y la discriminación será la resultante en el plano del<br />

comportamiento, de la relación con los otros, los<br />

evaluados.<br />

Tal vez sean el prejuicio y la intolerancia lo que nos hace tan parecidos y<br />

contrapuestos.<br />

Sugerencias para abordar el texto.-<br />

1) Leer en forma comprensiva el siguiente texto.<br />

2) Subrayar de distinta manera las ideas principales y secundarias.<br />

3) Realizar un esquema que resuma los conceptos trabajados.<br />

4) Buscar ejemplos en nuestra vida cotidiana donde encontremos casos de<br />

discriminación.<br />

5) Seleccionar uno de los casos. Pensar juntos una propuesta<br />

para poder mejorar la situación de las personas que consideramos<br />

marginadas.

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