INYESTIGACII}|{ PREIIIST0RICll - Museo Prehistoria

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Íuerza persuasiva cabría aportarse tarnbién en pro
de la unidad cronológica el hecho de que una y
otra clase de maneras decorativas se vean en vasijas
de la misma forma, propias de San L4iguel ;
pues sería poco explicable que perdurasen piezas
de perfiles idénticos en dos épocas, necesariamente
muy lejanas entre sí, supuesto preciso en que
ha de estribar la tesis opuesta. Aparte todo ello
estimamos irrebatible, de r¡lomento, el hecho de
que en los departamentos 12 y 13 aparecieran jun-
tos el vaso del combate entre barcas, y los de los
$uerreros y la danza ya conocida, de tan opuestos
estilos.
Estos dos rnismos estilos cerámicos sincrónicos,
de San Miguel, o algo semejante, es de esperar
que se dé también en otras estaciones del levante
ibérico, cuando se excaven a fondo algunas de las
rnás iniportantes, Elche por ejemplo, tan promete-
dora, fecunda y fác\|, que aun espera la exploración
total que su interés exige. Aquí y allá, en tiestos
levantinos de diversas procedencias, parece
vislumbrarse esa tendencia característica del primer
grupo a Ia decoraci6n con figuras en silueta,
desarrollada en zonas libres de ornarnentación de
relleno, conviviendo alguna vez can muestras de
ceráwúca
rica. A.sí se ve en el interesante vaso del
Cabecico del Tesoro, de Verdolay, ornado con un
realista grupo de cabras siluetadas, en friso totalmente
exento de decoración secundaria y en un