BEZARES, Jimena – “Un lago de misterio”
BEZARES, Jimena – “Un lago de misterio”
BEZARES, Jimena – “Un lago de misterio”
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Un algo <strong>de</strong> Misterio<br />
Lleva cosas que cuelgan como estrellas <strong>de</strong> su cuello. Pero no son estrellas. Y una<br />
realidad <strong>de</strong>smantelada <strong>de</strong>spués, un poco <strong>de</strong>spués y más allá <strong>de</strong> tantos anteojos<br />
que flotan. El Creador <strong>de</strong>l Creador adolece <strong>de</strong> creatura. Nada tan simple como<br />
imitar lo que no es.<br />
Gente <strong>de</strong>l extremo <strong>de</strong> la nada, manchas <strong>de</strong> lo que realmente importa dicen sobre<br />
la naturaleza <strong>de</strong> quienes, que no son cosas, porque han elegido <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> serlo y<br />
no saben cómo proseguir.<br />
En ese acto ver y no ver al mismo tiempo, eso es lo que el Metafísico arbitrario y<br />
<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> todas las cosas, al infinito y <strong>de</strong> forma corriente, preten<strong>de</strong>. Ser<br />
persona es ser personaje y fingir es todo lo que queda <strong>de</strong> Destino.<br />
Está equivocado ,vea, es usted una paradoja.<br />
La imposibilidad <strong>de</strong> traducir la realidad hace <strong>de</strong> la dificultad un logos. Es entonces<br />
cuando la cesura no es simple caída, ni un asomo <strong>de</strong> silencio, sino una pausa que<br />
señala lo que no ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse, apertura <strong>de</strong> lo algo-posible que vuelve porque<br />
nunca se ha ido, ni ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser posible.<br />
La Naturaleza, alta y con mayúscula, <strong>de</strong> Caeiro es un evento. Se hace presente en<br />
su total y parcial <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l universo, <strong>de</strong>l que también sabe prescindir a la<br />
hora <strong>de</strong>l tiempo y <strong>de</strong>l espacio. Son las potencias que habitan todo lo que existe y<br />
nunca están <strong>de</strong> acuerdo consigo mismas. La confusión, entonces, resulta ser el<br />
estado anímico privilegiado porque permite la mezcla, la fusión con este lugar prelógico<br />
e intocado, como aquella Ninfa <strong>de</strong> aguas oraculares, un ser-lugar que sabe<br />
mostrarse diferente incluso cuando se oculta, <strong>de</strong>ber ser por eso que ama<br />
escon<strong>de</strong>rse. Señora <strong>de</strong> un saber, otra forma <strong>de</strong> conocimiento, que por inadvertido<br />
ha <strong>de</strong>venido Misterio, es por eso que el secreto <strong>de</strong> las cosas resulta ser su<br />
transparencia y nada más. La Natural(eza)-realidad, es para Caeiro, lo exterior y lo<br />
<strong>de</strong>más mero adorno, narcisismo y lentejuelas. Es el entre, ese pasaje a lo todo
posible, ese lugar abierto e incierto don<strong>de</strong> la reversibilidad permite la<br />
metamorfosis, alimenta la metáfora y reclama la contradicción.<br />
El guardador, que mira y <strong>de</strong>ja pasar, guarda pero no retiene, postula <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
amar como eterna inocencia, que la única metafísica <strong>de</strong> las cosas es la <strong>de</strong>l nosaber,<br />
don<strong>de</strong> la actividad más profunda e intensa <strong>de</strong>l pensar radica justamente en<br />
el no pensar, porque “Quien ama nunca sabe lo que ama, ni sabe por qué ama, ni<br />
lo que es amar”<br />
Pasar y olvidar en eso consiste el <strong>de</strong>sapren<strong>de</strong>r, solo así podremos reencontrarnos<br />
con las cosas. Dice El Guardador que “recordar es no ver” y que pensar le quita<br />
frescura al mundo, que no es mundo sino en su darse en/a pedazos. Todo está<br />
pasando, y en ese “ando” se juega todo. Es por eso que El Poeta “pasa y<br />
permanece, como el universo” y no piensa porque el instante no da lugar ni tiempo<br />
sino que cuida, siempre mirando ya que cuidar no es otra cosa, sus pensamientos<br />
que no son sino colores, olores y sonidos.<br />
El misterio es la forma <strong>de</strong> ser <strong>de</strong> las cosas, no se da sino encarnado en todo lo<br />
que es. No hay misterio y es eso mismo lo que el misterio es. El Guardador<br />
<strong>de</strong>scubre la Naturaleza, porque sabe que lo único que existe es lo que no pue<strong>de</strong><br />
ser nombrado. Nombrar es traicionar la realidad <strong>de</strong> las cosas. Descubrir es limpiar<br />
las telas <strong>de</strong> la memoria que unifican las experiencias y le quitan su real abertura,<br />
su natural “errancia”,<strong>de</strong>soyendo esos golpes naranjas <strong>de</strong>l caos don<strong>de</strong> esperan los<br />
furiosos para reclamar la tierra.<br />
Buscar y encontrar son dos maneras <strong>de</strong> ser en el mundo. Es el paciente, que no<br />
pue<strong>de</strong> más que sufrir y vagabun<strong>de</strong>ar porque siempre se dirige a otra parte y sólo<br />
sabe estar perdido, confundido, contaminado quien sabe sentir la inpermanencia,<br />
que es siempre otra cosa. Vagar y divagar, apartarse sin más <strong>de</strong>l asunto, <strong>de</strong>jarse<br />
caer en lo in<strong>de</strong>terminado, un “lugar <strong>de</strong> no contenerse”. Eso, el Misterio…<br />
<strong>Jimena</strong> Bezares