ciudad futura n° 5
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CASA DINARDO:<br />
11<br />
ENTREVISTA CON HÉCTOR RUBÉN DINARDO<br />
UN COMERCIO CON<br />
TRADICIÓN FAMILIAR<br />
Siempre tuvo claro que su futuro laboral<br />
era seguir con la tradición de su padre,<br />
Florencio Dinardo, que en el año 1940<br />
instaló en Pergamino un negocio de ropa<br />
para caballeros.<br />
Así fue como Héctor Rubén Dinardo comenzó<br />
de chico a conocer el oficio de comerciante<br />
y a capitalizar las enseñanzas<br />
de Florencio, presente en varias fotos y<br />
retratos expuestos en su oficina. Hoy, al<br />
frente de Casa Dinardo, ubicada en la<br />
peatonal San Nicolás, entre Avenida Roca<br />
y Pueyrredón, manifiesta con orgullo que<br />
sigue manteniendo el estilo y el prestigio<br />
de siempre, y expresa su aspiración de<br />
que el negocio continúe con las nuevas<br />
generaciones.<br />
¿Cómo recuerda los comienzos de su<br />
padre?<br />
Cuando mi padre tuvo la oportunidad de<br />
abrir su primer negocio, ubicado en lo<br />
que hoy es San Nicolás Norte, alquiló un<br />
pequeño lugar y comenzó a elaborar una<br />
clientela más que nada con empleados<br />
ferroviarios. La situación en aquel momento<br />
no era de las mejores, había que<br />
hacer muchos sacrificios para mantener<br />
un negocio recién instalado y, de alguna<br />
manera, imponerlo.<br />
A partir de 1946 con el General Perón se<br />
produce en el país un movimiento extraordinario<br />
en base a la distribución de<br />
beneficios mucho más grandes para los<br />
empleados públicos, y esto acarrea un<br />
movimiento inusual que hasta el momento<br />
no se había visto. A partir de ese momento<br />
empieza a crecer y, a los dos o tres<br />
años, se desocupa un local -donde estamos<br />
ubicados actualmente- que era la<br />
mitad de lo que es hoy, y nos mudamos.<br />
¿Cómo llega usted a trabajar en el negocio?<br />
Mi papa quería que yo estudiase, pero mi<br />
interés estaba puesto en el negocio y es<br />
así que me hizo una pregunta: “¿si no<br />
querés estudiar, entonces qué querés<br />
hacer?” Y yo le dije que quería trabajar en<br />
el negocio. Es así que me puse el overol y<br />
empecé a barrer, a baldear, porque él<br />
creía que de esta manera me iba a acobardar.<br />
En ese momento, haber empezado<br />
bien de abajo fue una enseñanza muy<br />
especial para mí y para transmitir a mis sucesores.<br />
El interés por el negocio en mí iba creciendo,<br />
pero comenzaron los tropiezos<br />
entre las dos generaciones; mi padre,<br />
con una mentalidad más conservadora, y<br />
yo con una más avanzada. Pero eso me<br />
sirvió porque era mi contención, porque<br />
mi entusiasmo me podría haber llevado a<br />
incurrir en grandes errores económicos.<br />
Nos complementábamos muy bien,<br />
aunque nos peleábamos todo el día. Nos<br />
amábamos pero nos peleábamos terriblemente.<br />
Con el tiempo me dio la libertad<br />
suficiente de ser yo quien administrara<br />
el negocio, menos la parte contable<br />
que la realizaba él.<br />
Y llegó el momento de que llevado por la<br />
necesidad de querer progresar, pero más<br />
que nada para darle la satisfacción de tener<br />
un negocio coqueto, lindo en su <strong>ciudad</strong>, nos<br />
abocamos a la tarea de reforma, inclusive<br />
compramos el terreno de al lado. En ese<br />
momento –era el año 1967- causó un revuelo<br />
bárbaro ya que se destacaba en nuestro<br />
negocio la vidriera y la iluminación que<br />
tenía, muy novedosa para la época.<br />
¿Cómo se hace para mantenerse comercialmente<br />
durante tanto tiempo?<br />
Yo pienso que en muchos momentos me<br />
he mantenido por amor propio. Cada vez<br />
que tenía la intención de tomar una determinación<br />
drástica pensaba en mi padre,<br />
era como una deslealtad hacia él. Así que<br />
decidí seguir ateniéndome a las consecuencias<br />
en un país como éste, con sus<br />
vaivenes, como pasa ahora que estamos<br />
ante una perspectiva de recesión. Hoy los<br />
fabricantes, pese a la flojedad en las<br />
ventas, se vuelven cada vez más exigentes<br />
y esto trae como consecuencia que a<br />
veces uno no tenga la solvencia necesaria<br />
para enfrentar los compromisos. Pero no<br />
obstante eso seguimos adelante, sabemos<br />
que somos una casa que tiene un<br />
prestigio ganado.