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El género realista:<br />

¿amplía los sentidos<br />

o refuerza estereotipos?<br />

UN ZIGZAGUEO HISTÓRICO POR EL REALISMO EN LA LITERATURA JUVENIL.MAITÉ DAUTANT<br />

KATHERINE PATERSON, UN PUENTE DESDE ORFELINATOS HASTA REINOS CELESTIALES .KIKI GARCÍA LARRALDE<br />

AL OTRO LADO. HRIPSIME BEDROSIAN<br />

Editorial La realidad resulta en<br />

ocasiones tan compleja<br />

y difícil de explicar que<br />

muchas personas consideran<br />

innecesario, e incluso<br />

impropio, tratarla en los<br />

libros para niños y jóvenes.<br />

Pero lo cierto es que<br />

desde hace décadas, y<br />

gracias al reconocimiento<br />

de la adolescencia como<br />

un período de la vida con<br />

necesidades específicas,<br />

la literatura para jóvenes<br />

ha ofrecido un espacio<br />

para el autodescubrimiento<br />

y para la resolución de<br />

conflictos a través de la<br />

experiencia vicaria que<br />

ofrece la lectura.<br />

En cada novela la estructura<br />

<strong>del</strong> viaje <strong>del</strong> héroe<br />

–separación, iniciación<br />

y retorno– se actualiza de<br />

diversas maneras y ofrece<br />

al lector la oportunidad<br />

de observar cómo sus<br />

propios conflictos, dudas<br />

y tragedias son vividos y<br />

resueltos por personajes<br />

con características similares<br />

a las suyas. Los contextos<br />

varían, y mientras<br />

en unos casos constituyen<br />

la música de fondo, en<br />

otros, forman parte de la<br />

esencia <strong>del</strong> conflicto. Pero<br />

sea cual sea la elección<br />

que tome el autor para<br />

ubicar a sus personajes,<br />

las novelas realistas para<br />

jóvenes mantienen un hilo<br />

en común que puede ser<br />

presentado con mayor<br />

o menor intensidad: la<br />

lucha de un adolescente<br />

por sobreponerse a las<br />

dificultades de un contexto<br />

adverso y de su propio<br />

infierno interior.<br />

Enlac es<br />

con la<br />

rítica<br />

número<br />

c 9<br />

Con el fin de abrir un espacio<br />

para el intercambio<br />

sobre la literatura juvenil,<br />

este número pretende<br />

ofrecer un breve acercamiento<br />

al realismo en las<br />

novelas para jóvenes.<br />

Para ello, el primer artículo,<br />

propone un vuelo<br />

rasante por las variaciones<br />

que ha sufrido el<br />

género en momentos clave<br />

de su evolución. A continuación,<br />

en Katherine<br />

Paterson, un puente<br />

desde los orfelinatos<br />

hasta los reinos celestiales,<br />

se demuestra la<br />

maestría con que esta<br />

autora recrea, a partir<br />

de pequeños elementos de<br />

la cotidianidad, el intenso<br />

mundo interior de adolescentes<br />

de diversas épocas<br />

y culturas. Finalmente<br />

haremos un recorrido<br />

a través de los oscuros<br />

pasadizos de un conflicto<br />

étnico que conducen al<br />

escalofriante mundo que<br />

está Al otro lado.<br />

enero-mayo, 2004<br />

Maité Dautant<br />

JEFA DE LA UNIDAD DE<br />

INVESTIGACIÓN DE LA<br />

GERENCIA DE INFORMACIÓN,<br />

DOCUMENTACIÓN Y ESTUDIO


Un zigzagueo<br />

por el realismo en<br />

la literatura juvenil<br />

acia la segunda mitad <strong>del</strong> siglo XIX, el realismo<br />

hace su aparición en los libros para niños y jóvenes; la<br />

observación directa de la realidad se convierte en una<br />

fuente importante de sus temas y de su tono discursivo<br />

(Rodrigo, 1982). Según el elemento de la realidad que<br />

se tocaba, el realismo tomó diversos nombres:<br />

• Realismo social sentimental: busca sus argumentos<br />

entre los que sufren.<br />

• Realismo político social: describe y denuncia<br />

situaciones injustas, intentando cambiar estructuras<br />

sociales.<br />

• Realismo costumbrista: se fija en lo popular y típico<br />

de cada pueblo.<br />

2<br />

H<br />

Por M AITÉ D AUTANT<br />

Para esta época, ya se había empezado a destacar la<br />

adolescencia como un período particular de la vida que<br />

requería una literatura con características específicas,<br />

capaz de satisfacer a un público que se perfilaba<br />

exigente. En un primer momento, se procuró reflejar<br />

la realidad <strong>del</strong> contexto de los adolescentes, pero<br />

posteriormente se empezaron a ofrecer mo<strong>del</strong>os de<br />

conducta. Estas dos tendencias se han intercalado<br />

e incluso han convivido a lo largo de la historia.<br />

Las publicaciones periódicas tuvieron un papel fundamental<br />

en la divulgación de obras realistas para<br />

jóvenes lectores. En algunos casos las historias por<br />

entregas que se publicaban en diarios, revistas y<br />

suplementos llegaron a convertirse en libros muy populares,<br />

tal como en el caso de la serie de Celia, de la<br />

española Elena Fortún. En esta serie se retrataba la<br />

vida de la clase media española durante las primeras<br />

décadas <strong>del</strong> siglo XX.


El club de los siete secretos<br />

Grid Blyton<br />

Celia en el colegio<br />

Elena Fortun<br />

Entre los años 40 y 50 de este mismo siglo, las obras<br />

para jóvenes dejaban entrever la voz de un adulto que<br />

rememoraba su propia adolescencia. Para lograr la<br />

identificación con la audiencia se indicaba expresamente<br />

la edad <strong>del</strong> protagonista o se tocaban temas<br />

considerados como propios de esa etapa de la vida.<br />

Este realismo tenía un intenso sentido educativo y<br />

moralizante. Destacaba la importancia de la amistad<br />

y <strong>del</strong> trabajo en equipo. De allí, que múltiples obras<br />

estuvieran protagonizadas por pandillas dispuestas<br />

a resolver los problemas de la comunidad o de la<br />

escuela, tal como el caso de El club de los siete<br />

secretos de Enid Blyton.<br />

A mediados de los años 50 fue abriéndose un potencial<br />

mercado de lectores inteligentes y exigentes que necesitaban<br />

libros en los que pudieran reconocer los acontecimientos<br />

y las complejas emociones que envolvieran<br />

su proceso de crecimiento. Era necesario, entonces,<br />

que los escritores comprendieran los dilemas planteados<br />

por una generación que empezaba a contar con<br />

mayores espacios de libertad y propusieran discusiones<br />

inteligentes sin demasiada orientación moralista. El<br />

primer grupo de libros para el nuevo mercado de lectores<br />

estuvo conformado por novelas que representaban<br />

las costumbres contemporáneas y ciertas verdades<br />

universales. En este período, se empieza a tocar de<br />

manera sutil el tema <strong>del</strong> amor entre adolescentes.<br />

Durante los años 60 se empezó a desarrollar un<br />

movimiento literario caracterizado por la presencia de<br />

protagonistas adolescentes. La voz <strong>del</strong> narrador toma<br />

entonces el punto de vista de este tipo de personaje.<br />

Las acciones transcurren en lugares contemporáneos<br />

y se tratan temas considerados tabúes como el sexo,<br />

la drogadicción, el aborto y el divorcio, entre otros. En<br />

este tipo de obras, los autores representan la forma de<br />

hablar y de comportarse de los adolescentes. En contraste<br />

con las obras de los años 40 y 50, las generadas<br />

a partir de la década de los 60 incluyen una transición<br />

de la infancia a la adultez más amenazante y con mayores<br />

riesgos para el protagonista.<br />

3


En los años 70 los temas fueron tratados con particular<br />

crudeza en novelas que, en muchas oportunidades,<br />

no presentaban una solución posible a los conflictos,<br />

que no ofrecía al lector adolescente la posibilidad de<br />

saber que alguien con problemas o dudas similares<br />

a las suyas podía encontrar respuestas. Muchas veces<br />

los finales son abiertos y dejan al lector en una suerte<br />

de suspenso.<br />

A esta corriente, cuyas raíces se prefiguran en los<br />

años 60, se le ha denominado realismo crítico, pues<br />

plantea cuestionamientos a las estructuras sociales<br />

que generan atmósferas asfixiantes para los jóvenes<br />

y que aún así pretende de ellos una manera estandarizada<br />

de actuar.<br />

Se cuestionan actitudes, formas de convivencia, valores<br />

éticos y morales y se señalan las grandes problemáticas<br />

que han aquejado a la cultura occidental. Se tocan<br />

temas como el fracaso escolar, el abandono <strong>del</strong> hogar,<br />

las enfermedades mentales, la marginación en sus<br />

diversas variantes, los temores, las guerras, etc. Una<br />

excelente representante de esta tendencia es Gudrun<br />

Pausewang, cuyas inquietantes novelas son capaces<br />

de generar verdadera desazón en el lector.<br />

Esta corriente ha dado origen a un sinnúmero de<br />

discusiones no sólo por el tipo de contenido que trata<br />

sino, además, por la concepción según la cual el realismo<br />

de un libro se mide por su capacidad de reflejar<br />

al mundo exterior, sin tomar en cuenta que en realidad<br />

lo que se refleja es la percepción que el autor tiene<br />

sobre esa realidad. Esto ha dado pie para que algunas<br />

aproximaciones críticas descuidaran la calidad literaria<br />

de las obras y se centraran en lo inapropiado de los<br />

contenidos o en la manera, acertada o no, de representar<br />

los temas.<br />

4<br />

En líneas generales puede afirmarse que el patrón<br />

básico <strong>del</strong> realismo para jóvenes es el rito de paso<br />

de la infancia a la adultez. Este tránsito está envuelto<br />

en una fórmula que, desde los años 80, ha desarrollado<br />

un grupo característico de personajes, situaciones y<br />

temas (Ross, 1991). El personaje más común es el<br />

adolescente, con quien el lector puede identificarse<br />

rápidamente, un protagonista que puede ser visto por<br />

el lector como un igual, como alguien que comparte<br />

conflictos sociales y personales. La empatía que<br />

esto genera puede jugar un papel fundamental en los<br />

procesos de identificación, interiorización y desarrollo<br />

de los sentimientos, intereses y experiencias de los<br />

lectores. Otros personajes comunes son los amigos,<br />

los padres y el adulto mentor. Uno de los temas fundamentales<br />

es la búsqueda de la identidad.<br />

El abuelo en el carromato<br />

Gudrun Pausewang


El narrador suele presentarse como una voz confiable<br />

cuyas percepciones son similares a las que podría<br />

tener el lector. Esto es un elemento de suma importancia,<br />

pues genera estructuras que mantienen las crisis<br />

de identidad dentro de unos límites aceptables y<br />

manejables para el lector. En este sentido, el narrador<br />

se convierte en un mediador entre el adolescente y<br />

el mundo.<br />

Según Gassol y Lissón (1989) la producción de novelas<br />

realistas para jóvenes pueden dividirse en dos grupos:<br />

a) una realidad obsesiva en la que no se avizora<br />

salida. El final puede incluir introspección y una<br />

posible salida o puede suponer una total degradación<br />

física y moral o con un final abierto en el que no se<br />

prevé salida.<br />

b) una realidad diversa en la que los conflictos se<br />

resuelven con ayuda de la comprensión y el afecto.<br />

Las narraciones realistas, entonces, pueden reflejar<br />

las relaciones humanas vistas a través de un tamiz de<br />

comprensión y estima por la humanidad, o presentarlas<br />

con todo el sufrimiento y violencia con que puede vivirlas<br />

un joven que no sabe cómo salir de un conflicto.<br />

Lo importante es que se ofrezca verdadera literatura,<br />

aunque lleve al lector a una situación de angustia<br />

pasajera, de introspección o de observación acuciosa<br />

de la realidad. También es importante considerar el<br />

aspecto psicológico, además <strong>del</strong> literario, pues se trata<br />

de un momento en que los jóvenes buscan referencias<br />

de comportamiento y la literatura puede tener una<br />

influencia vital.<br />

Podría afirmarse que las novelas realistas contemporáneas<br />

incluyen experiencias comunes a cualquier ser<br />

humano o a cualquier grupo social. Se han incorporado<br />

las más diversas realidades y situaciones al punto que,<br />

como afirma Fanuel Díaz, resulta ya casi imposible<br />

hablar de temas tabú en la literatura para jóvenes.<br />

Los conflictos éticos, las inquietudes filosóficas,<br />

la guerra, el crimen organizado, los conflictos políticos,<br />

la discriminación –en cualquiera de sus variantes–,<br />

los trastornos de alimentación, el abuso sexual,<br />

la supervivencia en contextos urbanos inhóspitos,<br />

el abandono, entre otros, son temas que dan marco<br />

El abismo<br />

Gudrun Pausewang<br />

La traidora<br />

Gudrun Pausewang<br />

al proceso de iniciación de un personaje adolescente<br />

que emprende el camino hacia el autodescubrimiento y<br />

la definición de un lugar propio en un contexto social<br />

que rara vez resulta favorable.<br />

La figura <strong>del</strong> protagonista, en la mayoría de los casos,<br />

permite mostrar al lector que es posible sobrevivir en<br />

un entorno difícil e incluso adverso.<br />

Maité Dautant<br />

Licenciada en Letras por la Universidad Católica<br />

Andrés Bello. Es la actual coordinadora de la Unidad<br />

de Investigación de la Gerencia de Información,<br />

Documentación y Estudio <strong>del</strong> <strong>Banco</strong> <strong>del</strong> <strong>Libro</strong>.<br />

REFERENCIAS<br />

- Company, Mercé. (1995). “El realisme critic, aqui i ara: un tema<br />

a debat”. En: Faristol, 1, 15-19.<br />

- Gasol, A. y Lisson, A. (1989). “Realismo... ¿con apellido?” En:<br />

CLIJ. Cuadernos de literatura infantil y juvenil, Año 2, Nº 4.<br />

20-27.<br />

- Rodrigo, Isabel (1982). “La literatura infantil en el siglo XIX”.<br />

En: Curso de literatura infantil por correspondencia. Madrid:<br />

Acción Católica, No. 3.<br />

- Ross, Catherine Sheldrick (1991). “Realismo para jóvenes:<br />

convenciones, narradores y lectores”. En: Parapara, 15, 43-49.<br />

- Soria Galvarro, A. (1999). “Los niños y niñas de ficción al<br />

encuentro de los niños y niñas reales”. En: Revista Latinoamericana<br />

de Literatura Infantil y Juvenil, 9, 2-7.<br />

- Sutton, Roger (1982). “The Critical Myth: Realistic YA Novels”.<br />

En: School Library Journal, 29, 3, 33-35.<br />

5


Katherine Paterson,<br />

un puente desde los orfelinatos<br />

hasta los reinos celestiales<br />

6<br />

E<br />

Por K IKI G ARCÍA L ARRALDE<br />

n el año 2000, conocí a Katherine Paterson<br />

en el <strong>Banco</strong> <strong>del</strong> <strong>Libro</strong>, cuando vino de paso hacia<br />

el Congreso de IBBY que se celebraría en Cartagena<br />

de Indias en septiembre de ese mismo año. Nos visitó<br />

para ver con sus propios ojos lo que se estaba haciendo<br />

en el proyecto “Leer para vivir” que llevaba a cabo<br />

el <strong>Banco</strong> <strong>del</strong> <strong>Libro</strong> en el estado Vargas. A lo mejor<br />

ustedes se preguntarán: ¿qué interés podría tener<br />

una ciudadana estadounidense por lo que se estaba<br />

haciendo en Venezuela y en un lugar tan específico<br />

como lo es nuestro litoral central? Pues bien, al enterarse<br />

<strong>del</strong> deslave que había ocurrido allí, –producto<br />

de las intensas lluvias que nos azotaron en diciembre<br />

de 1999– y al saber que miles de personas habían<br />

desaparecido y centenares de hogares se habían perdido,<br />

se interesó de manera muy especial por el proyecto<br />

“Leer para vivir”. Iniciativa que consistió en leerle<br />

cuentos y novelas a niños y padres de la comunidad<br />

afectada, a modo de biblioterapia. Fue entonces cuando<br />

decidió donar al proyecto, el dinero que había<br />

recibido como premio de USBBY.<br />

Uno de los motores de acción de “Leer para vivir”<br />

era la narración de cuentos, seguida de actividades<br />

especialmente diseñadas para motivar a los niños a<br />

expresarse; otro recurso fundamental fue la lectura en<br />

voz alta de la novela Un puente hacia Terabithia,<br />

escrita por la propia Paterson y leída a diario por<br />

Carmen Diana Dearden a un grupo de padres. Cuando<br />

la autora visitó la zona y compartió experiencias con<br />

niños y padres, a pesar de la barrera <strong>del</strong> idioma, se<br />

logró una empatía emotiva por ambas partes. Ya esto<br />

da una idea de la calidez y sensibilidad que mueven<br />

a esta particular mujer. Nos contó que había escrito<br />

Un puente hacia Terabithia porque a la mejor<br />

amiga de su hijo David, una niña de ocho años llamada<br />

Lisa Hill, la había golpeado un rayo ocasionándole<br />

la muerte mientras estaba en la playa un día de vacaciones.<br />

“¿Cómo se puede dar sentido a una muerte tan<br />

súbita e incomprensible? Escribí el libro para tratar<br />

de encontrarle sentido a una tragedia que parecía no<br />

tenerlo, para tratar de entender la tragedia que significó<br />

la muerte de Lisa y, aunque no estaba plenamente<br />

consciente de ello en ese momento, para tratar<br />

de entender mi propia muerte” (en esos momentos,<br />

Katherine Paterson estaba luchando contra un cáncer<br />

que le habían acababan de diagnosticar). Fue un relato<br />

tan conmovedor, no sólo por los hechos en sí, sino por<br />

la manera en que lo contó, sin melodrama, sin cursilería,<br />

sin sensiblería, que muchos de los que ahí nos<br />

encontrábamos terminamos con lágrimas en los ojos.


Y así son sus libros. Tratan temas tan serios como la<br />

muerte, el abandono, la exclusión social entre otros,<br />

con una mirada honesta, desde el punto de vista <strong>del</strong><br />

niño (perspectiva que logra muy bien), sin caer en<br />

estereotipos ni exageraciones. A diferencia de la<br />

mayoría de los libros para jóvenes que han salido<br />

al mercado durante los últimos años, que se acercan<br />

a los temas polémicos como las drogas, el sexo, la<br />

anorexia, el divorcio, etc., con una intención moralizante<br />

y didactista, los libros de Katherine Paterson<br />

tratan temas fuertes de la vida real sin emitir juicios,<br />

los presentan tal como son, y lo hacen a través de un<br />

lenguaje claro y sin tapujos.<br />

Katherine Paterson<br />

Katherine Paterson nació en China en 1932, hija de<br />

padres misioneros, y allí vivió hasta los cinco años,<br />

momento en que la familia se vio obligada a buscar<br />

refugio en Estados Unidos. Regresaron a China al año<br />

siguiente y de ahí en a<strong>del</strong>ante, vivieron en muchos<br />

sitios diferentes. La autora recuerda que desde los<br />

cinco hasta los dieciocho años, se había mudado más<br />

de quince veces.<br />

Más tarde, de 1957 a 1961, siguiendo los pasos de<br />

sus padres, Paterson fue misionera en Japón. Quizás,<br />

ésta sea en parte la razón por la cual la mayoría de<br />

sus personajes principales sean personas desadaptadas<br />

al medio social o diferentes a los demás. La mayor<br />

parte de su obra está compuesta por narraciones realistas<br />

protagonizadas por niños o jóvenes que logran<br />

superar situaciones difíciles y dolorosas a través de<br />

una fortaleza interior que los lleva a confrontar más<br />

que a evadir el dolor. La pluma de Paterson es particularmente<br />

exitosa para describir personalidades fuertes<br />

que han sido apartadas o rechazadas por la sociedad.<br />

Son fuertes a pesar de ese rechazo y casi siempre<br />

emprenden una búsqueda de su propia identidad. Esto,<br />

a veces, implica dejar a un lado metas que antes creían<br />

importantes por considerarlas inalcanzables, o ya no<br />

tan deseables, para construir otras más cercanas a sus<br />

posibilidades reales, tal como veremos a continuación.<br />

7


En Rebels of the Heavenly Kingdom (1983),<br />

en la China <strong>del</strong> siglo XIX, Wang Lee, un muchacho<br />

campesino es rescatado de sus secuestradores por un<br />

grupo dedicado a la lucha para derrocar al odiado<br />

emperador Manchu. Wang Lee se encuentra en medio<br />

de una controversia de la que entiende poco, y de la<br />

cual cuestiona muchas cosas. A través de sus experiencias<br />

y conversaciones con otros, especialmente con<br />

Mei Lin, una joven luchadora por los derechos de los<br />

oprimidos, Wang Lee logra crecer, formar sus propias<br />

ideas y luchar por ellas. Es un relato épico acerca de<br />

la Rebelión de Taiping ocurrida durante el siglo XIX,<br />

que trata temas de aventura, amor, guerra y esperanza.<br />

En Lyddie (1991), otra de sus novelas, una joven<br />

campesina de Vermont en el siglo XIX, luego de ser<br />

abandonada por su padre, es obligada por su madre<br />

a trabajar como sirvienta en la taberna de los Cutler<br />

para poder pagar unas deudas paternas. Allí, se siente<br />

cruelmente explotada por lo que se esfuerza en conseguir<br />

otro empleo. Logra el puesto de obrera en una<br />

fábrica textil de Massachusetts con la esperanza de<br />

que allí le irá mejor. Pero la realidad de la vida obrera<br />

se parece aún más a la esclavitud. Poco a poco,<br />

comienza a atravesar dilemas y contradicciones: por<br />

ejemplo, ella cree al principio que si trabaja duro y<br />

hace lo que los patronos quieren podrá salir a<strong>del</strong>ante,<br />

sin darse cuenta de que las condiciones imperantes<br />

jamás lo permitirían. Lyddie va madurando y formándose<br />

sus propios criterios acerca de lo que es justo,<br />

salva a una compañera de ser violada por el capataz,<br />

participa en protestas por mejores condiciones de<br />

trabajo, y comienza una búsqueda de sí misma que<br />

la acerca a la lectura, una búsqueda espiritual dentro<br />

de sí misma que, más tarde, le permitirá lograr su<br />

independencia.<br />

8<br />

En The Great Gilly Hopkins (1978), Gilly, una niña<br />

huérfana que ha pasado su vida de orfelinato en orfelinato<br />

ganándose fama de ser irreverente, brillante e<br />

imposible de controlar, sueña con que algún día vendrá<br />

su ‘hermosa’ madre a rescatarla de su triste orfandad.<br />

Al enterarse de que será adoptada y trasladada a un<br />

nuevo “hogar”, su meta principal es hacerle la vida<br />

imposible a su nueva familia. Sin embargo, su nueva<br />

“mamá”, la Sra. Trotter resulta ser una viuda excéntrica,<br />

casi analfabeta y enormemente bondadosa, y Gilly,<br />

sin proponérselo, se siente atraída por ella.<br />

Cuando por fin Gilly alcanza su sueño y se encuentra<br />

con su mamá, la imagen que se había formado de<br />

ella queda destrozada para siempre, y entonces desea<br />

regresar a casa de la Sra. Trotter. Así, Gilly reconoce<br />

que las cosas que deseas durante toda tu vida no<br />

siempre terminan siendo lo que esperabas.<br />

Bridge to Terabithia (1977), cuenta la historia de la<br />

amistad entre Jess, un niño de 10 años, y Leslie, una<br />

niña poco convencional que llega nueva al colegio. El<br />

primer día de clase, ella hace lo imperdonable: llega<br />

de primera en la tradicional carrera, ganándole a todos,<br />

incluyendo a los varones. Al principio Jess la rechaza<br />

como todos los demás, pero poco a poco se va formando<br />

entre ellos una gran amistad, especialmente, por<br />

que a Leslie le encanta leer, y le cuenta fantásticas<br />

aventuras a Jess quien termina por agarrarle el gusto<br />

a la lectura. Ella le sugiere que encuentren un lugar<br />

escondido que sólo ellos conozcan para construir<br />

ahí, su “reino”. Al encontrar tal lugar lo bautizan<br />

“Terabithia” y se sienten como Rey y Reina, inventando<br />

aventuras y compartiendo secretos, creando<br />

una existencia feliz que los eleva por encima de la<br />

cotidianidad de su estructurada vida rural. Pero un lluvioso<br />

día de asueto en que Jess viaja a Washington a<br />

ver una exposición de arte, Leslie muere al romperse


la cuerda que usaban para cruzar la quebrada y llegar<br />

a Terabithia. Después de pasar por un período de<br />

intenso dolor y negación, Jess aprende que la vida<br />

sigue a pesar de su inmensa e incomprensible pérdida.<br />

A pesar de que estos cuatro relatos tienen lugar en<br />

sitios y épocas distintas y sus protagonistas tienen<br />

personalidades muy diferentes, existe un elemento<br />

en común: la posibilidad de crecer y abrirse camino en<br />

un mundo hostil a través de las capacidades inherentes<br />

a cada quien, siempre y cuando no se pierda la esperanza<br />

y exista el amor. Los personajes de todos los<br />

libros de Paterson están vivos, sus fuerzas, debilidades,<br />

convicciones e interrelaciones fluyen a través<br />

de la narración logrando descripciones totalmente<br />

verosímiles, tanto de sus protagonistas como de los<br />

lugares y hechos que los rodean. De esta manera, sus<br />

libros sirven de puente para que los jóvenes lectores<br />

puedan experimentar la vida a una distancia segura<br />

mientras se preparan para vivir sus propias experiencias<br />

reales.<br />

Entre los premios que Katherine Paterson ha recibido<br />

se encuentran:<br />

• Newbery Medal, 1981.<br />

• Newbery Honor Book, 1979<br />

• National Book Award for Children’s Literature, 1977<br />

y 1979<br />

• Premio Hans Christian Andersen, 1998.<br />

Kiki García Larralde<br />

Educadora. Miembro de la Gerencia de Información,<br />

Documentación y Estudio <strong>del</strong> <strong>Banco</strong> <strong>del</strong> <strong>Libro</strong>.<br />

Coordina el Comité de <strong>Libro</strong>s para niños y jóvenes y es<br />

miembro <strong>del</strong> Comité de Formatos Digitales.<br />

REFERENCIAS<br />

Something About the Author, Volume 53. Detroit: Gale Research<br />

Inc. 1988.<br />

- Children’s Literature Review, Volume 7. Detroit: Gale Research<br />

Company, 1984.<br />

- Paterson, Katherine. Rebels of the Heavenly Kingdom.<br />

New York: Dutton, 1983.<br />

- Paterson, Katherine. Lyddie. New York: Dutton,1991<br />

- Paterson, Katherine. The Great Gilly Hopkins. New York:<br />

HarperCollins, 1978.<br />

- Paterson, Katherine. Bridge to Terabithia. New York:<br />

HarperCollins, 1977.<br />

- http//:www.terabithia.com<br />

9


10<br />

C<br />

Al<br />

otro<br />

lado<br />

Por H RIPSIME B EDROSIAN<br />

uando la realidad se entreteje con la ficción<br />

es capaz de generar narraciones que no sólo <strong>del</strong>eitan a<br />

los lectores, sino que además, llegan a enfrentarlos con<br />

experiencias sobrecogedoras e incluso con sensaciones<br />

contradictorias. Este atributo resalta tremendamente<br />

en El hombre <strong>del</strong> otro lado de Uri Orlev. El experimentado<br />

escritor judío de origen polaco, recogió las<br />

vivencias infantiles de un periodista –también polaco–<br />

en el gueto de Varsovia, para luego convertirlas en<br />

una estremecedora novela realista. En ella, Orlev logra<br />

recrear con maestría un episodio oscuro de Polonia<br />

durante la ocupación alemana. Nos ofrece, con esto,<br />

una obra en la que la crueldad y la desesperanza de<br />

la guerra hacen madurar apresuradamente a un joven<br />

de catorce años.<br />

A pesar de que toca temas bastante trabajados en<br />

la literatura para jóvenes como el antisemitismo,<br />

la muerte y la guerra, El hombre <strong>del</strong> otro lado<br />

sobresale por la construcción de una perspectiva tan<br />

auténtica como la de Marek, el protagonista. Su voz<br />

asoma los temores y la voluntad de un joven que<br />

atraviesa momentos trascendentes no sólo para sí<br />

mismo, sino también para el contexto en el que le toca<br />

vivir. A través de su mirada, Orlev recrea un fragmento<br />

de la historia europea que sacudió la vida de miles<br />

de personas: la rebelión de los judíos en Varsovia.<br />

Una narración sin prejuicios que va más allá de la<br />

experiencia personal <strong>del</strong> autor.<br />

Nuestros hermanos en dificultad...<br />

En 1942, Marek de catorce años, comienza a trabajar<br />

con su padrastro llevando mercancía de contrabando<br />

hasta el gueto judío a través <strong>del</strong> sistema de alcantarillado<br />

de Varsovia. Era la primera vez que se relacionaba<br />

con esas personas a quienes sólo conocía por lo que<br />

se decía de su salud y sus costumbres. Así comienza<br />

su acercamiento a lo que más a<strong>del</strong>ante descubriría<br />

como sus verdaderas raíces.<br />

Marek se confesaba por lo menos una vez a la semana<br />

pues, siempre había encontrado en este acto un consuelo<br />

y un refugio ante los problemas de la casa y la<br />

escuela; no le importaba cumplir con las penitencias<br />

que le asignaba el cura, le parecían justas ante sus<br />

pecados. Sin embargo, su fervor cristiano no lo detuvo<br />

cuando se unió a dos compañeros de la escuela para<br />

asaltar al señor Yusek, un pobre judío que huía <strong>del</strong><br />

gueto y a quien él después ayudaría. Precisamente,<br />

gracias a este personaje, Marek tendrá oportunidad<br />

de reflexionar sobre la cuestión judía.<br />

El manejo que hace Orlev <strong>del</strong> tema religioso evidencia<br />

un cuidado y una minuciosidad respetables. Por encima<br />

de todo, no pretende ser moralista. En su narración,<br />

prevalece un equilibrio de valores, a diferencia de<br />

otras historias donde se trata este mismo tema con una<br />

tendencia hacia la polarización temática, corriente que<br />

asumieron muchos autores de la década de los 70 y<br />

los 80, con el ánimo de “orientar” o “proteger” a los<br />

Al<br />

o t r o<br />

lado


lectores. Este carácter equilibrado se evidencia en la<br />

conversación sobre los judíos que tiene el señor Yusek<br />

con la abuela de Marek:<br />

—Ése es su castigo por haber crucificado a Jesús.<br />

—No fueron los judíos quienes crucificaron a Jesús,<br />

sino los romanos –declaró el señor Yusek.<br />

—¿De verdad? –pregunté.<br />

—Bueno, para los notables de la época era un<br />

rebelde, algo así como un comunista, y por lo visto<br />

le entregaron a los romanos para que lo mataran.<br />

La crucifixión era el modo de ajusticiar por aquel<br />

entonces, como hoy es la horca.<br />

La abuela se encogió de hombros.<br />

—Entonces ¿cómo es que todavía continúan siendo<br />

perseguidos en todo el mundo? –siguió insistiendo<br />

la abuela.<br />

—Es la suerte que corren las minorías –dijo el<br />

señor Yusek.<br />

Esta conversación en la que se confrontan las dos religiones,<br />

no llega a mayores consecuencias. Queda sin<br />

concluir, como también ha quedado sin concluir en la<br />

vida real. Cada personaje tiene un punto de vista con<br />

respecto a los judíos, su religión y su rol en la sociedad<br />

polaca de la Segunda Guerra Mundial. Esa polifonía<br />

sugiere un respeto a las distintas voces <strong>del</strong> relato, a la<br />

vez que alberga un trasfondo de tolerancia resaltando<br />

las semejanzas entre cristianismo y judaísmo:<br />

—Jesús era judío –dijo de repente–. Y la Virgen<br />

María también era judía. San José también. Y San<br />

Juan Bautista. Todos ellos eran judíos. Así consta en<br />

las sagradas escrituras.<br />

Estaba perplejo. Nunca había pensado en eso desde<br />

ese punto de vista.<br />

Así sucede a lo largo de la historia, probablemente a<br />

causa de la nueva condición de Marek, quien al descubrirse<br />

hijo de judío comenzaría a ver las cosas desde<br />

una nueva perspectiva. Ya el Otro –los judíos– no eran<br />

más esas personas extrañas y desagradables. Él ahora,<br />

también tenía algo de ellas. Luego de conocer al señor<br />

Yusek se empieza a caer esa barrera que lo diferencia<br />

<strong>del</strong> Otro, esa idea de que los judíos eran inferiores a<br />

los cristianos. Marek entendería pronto que ante Dios<br />

somos todos iguales, que todos los hombres son iguales<br />

no importa en lo que crean.<br />

Una semana antes de Pascua<br />

Bajar por el alcantarillado no era algo que a Marek le<br />

gustara mucho hacer. Por un lado, requería de resistencia<br />

física llevar los pesados sacos de mercancía,<br />

también tenía que aguantar la pestilencia de las aguas<br />

residuales; y por otra parte, no era muy afecto a su<br />

padrastro. Sin embargo, en este recorrido que termina<br />

por convertirse en un viaje iniciático, el joven llega<br />

a reconocer una nueva forma de interactuar con el<br />

mundo que lo rodea. Ya no sería más un niño y los problemas<br />

no serían tan fáciles de resolver. Este trayecto,<br />

o vía crucis como lo llamaba Anthony, significaba entre<br />

otras cosas, un cambio de actitud <strong>del</strong> protagonista con<br />

relación a su padrastro, a quien llega a respetar y comprender.<br />

La inocencia queda atrás, ahora Marek está<br />

en capacidad de tomar riesgos individuales.<br />

Ayudar al señor Yusek permitiría a Marek reivindicarse<br />

consigo mismo, ya no estaba dispuesto a actuar<br />

en función de los demás sino que se guiaría por sus<br />

propios principios. La amistad y la confianza entre los<br />

dos, crece al punto de establecer una sólida relación<br />

basada en el respeto. Por esto, Marek no se opone<br />

a regresar al señor Yusek al gueto para que participe<br />

en el Levantamiento. Retornar al gueto por el sistema<br />

de alcantarillado no representaba esta vez, tan un<br />

sólo riesgo sino también una necesidad para restituir<br />

el honor de aquéllos que estaban tras los muros de<br />

la represión. La participación de Marek en la lucha,<br />

constituye uno de los acontecimientos más crudos de<br />

la narración.<br />

El Levantamiento o Rebelión de los Judíos duró<br />

aproximadamente una semana; murieron miles de<br />

personas y muchos de los que sobrevivieron fueron<br />

llevados “voluntariamente” a campos de exterminio.<br />

Este acontecimiento –las “pascuas judías” de 1942–<br />

siempre será recordado por todos como el momento<br />

en que los judíos ganaron el respeto <strong>del</strong> pueblo polaco.<br />

Así lo aseguraría el tabernero, el señor Korek:<br />

—Bueno, es la primera vez que se iza la bandera<br />

polaca en cuatro años. Volveremos a verla habitualmente<br />

el día en que echemos a los alemanes. Pero,<br />

mientras tanto, ¡bravo por los judíos! –después de<br />

mirar cuidadosamente a los presentes, agregó:<br />

—Todos los judíos morirán, pero lo harán con honor.<br />

¡Por los judíos que han izado las banderas en la<br />

plaza Muranowski! Esta ronda la paga la casa.<br />

11


Narrar tan desgarradoras escenas con esta naturalidad,<br />

pone en evidencia el desinterés que tiene Orlev en<br />

establecer un sesgo ideológico. Gracias a su extraordinario<br />

don de la palabra enmarcado en el género realista,<br />

logra conmover y entretener sin llegar en momento<br />

alguno, a formar una imagen estereotipada, lo cual<br />

promueve la creación de nuevos puntos de vista en<br />

el lector apartándolo así, de los prejuicios.<br />

En esta novela, Orlev supera lo que algunos críticos<br />

señalan como una debilidad <strong>del</strong> género: ocuparse<br />

<strong>del</strong> contenido sin prestar mucho cuidado a la forma.<br />

Aquí, el autor lleva el criterio estético hasta una<br />

sutileza y vivacidad para presentar episodios contundentes<br />

y crudos, sin llegar al sensacionalismo.<br />

Leer una historia sobre el holocausto podría ser una<br />

experiencia dolorosa, pero el relato de Marek deja una<br />

sensación ambigua: algo de orgullo, rabia y a la vez,<br />

un tanto de desamparo y euforia. Este potencial que<br />

genera múltples respuestas, se logra gracias a que<br />

no es un relato que presenta soluciones gratuitas<br />

ni mensajes predeterminados.<br />

No es hecho <strong>del</strong> azar que Uri Orlev haya sido merecedor<br />

de premios como el “Premio <strong>del</strong> Primer Ministro”<br />

(Israel) en 1972 y 1989; el “Mildred L. Batchelder<br />

Award” (USA), en 1992, por El hombre <strong>del</strong> otro;<br />

el “Hans Christian Andersen Award” (Dinamarca),<br />

en 1996, por The Island on Bird Street.<br />

Hripsime Bedrosian<br />

Licenciada en Letras por la Universidad Católica<br />

Andrés Bello. Durante muchos años formó parte <strong>del</strong><br />

equipo <strong>del</strong> <strong>Banco</strong> <strong>del</strong> <strong>Libro</strong> y actualmente se desempeña<br />

como profesora de la cátedra de Literatura<br />

Infantil en la Escuela de Educación de la Universidad<br />

José María Vargas.<br />

R EFERENCIAS<br />

- Colomer, Teresa (1998). La formación <strong>del</strong> lector literario.<br />

Narrativa infantil y juvenil. Madrid: Fundación Germán Sánchez<br />

Ruipérez.<br />

- Kaminski, Winfred (1987). “War and Peace in Recent German<br />

Children’s Literature”. En: Children’s Literature. New Haven:<br />

Yale University Press. (pp.55 - 66)<br />

- Something about the author, Detroit: Gale Researche Inc.,<br />

1993, vol 19, p 211.<br />

- Children’s Literature Review, Detroit: Gale Researche Inc.,<br />

vol 30, 1993, p.163.<br />

Uri Orlev en su estudio.<br />

GERENCIA DE INFORMACIÓN,<br />

DOCUMENTACIÓN Y ESTUDIO<br />

GERENTE<br />

María Beatriz Medina<br />

JEFA DE LA UNIDAD<br />

DE INVESTIGACIÓN<br />

Maité Dautant<br />

EDICIÓN<br />

Clementina Pifano<br />

DISEÑO<br />

Ana C. Palmero<br />

IMPRESIÓN<br />

Arte-Tip<br />

DEPÓSITO LEGAL<br />

pp 200003CS203<br />

ISSN<br />

1317-3146<br />

<strong>Banco</strong> <strong>del</strong> <strong>Libro</strong> © 2004<br />

Avenida Luis Roche<br />

Altamira Sur<br />

Caracas<br />

Venezuela<br />

Teléfonos:<br />

265 3990 / 267 3785<br />

Fax:<br />

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www.banco<strong>del</strong>libro.org.ve<br />

centrodeestudios@banco<strong>del</strong>libro.org.ve

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