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2) La cruz - Equipos de Nuestra Señora

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2) <strong>La</strong> <strong>cruz</strong><br />

OSAR EL EVANGELIO DE LA CRUZ<br />

Introducción<br />

En el logotipo <strong>de</strong> Brasilia 2012, «la <strong>cruz</strong> en la proa <strong>de</strong>l barco es el símbolo <strong>de</strong> Cristo que guía el<br />

Movimiento <strong>de</strong> los <strong>Equipos</strong> <strong>de</strong> <strong>Nuestra</strong> <strong>Señora</strong>». Los antiguos veleros llevaban en sus proas<br />

imágenes <strong>de</strong> dioses o criaturas aterradoras para infundir temor y enfrentarse con valentía a los<br />

peligros <strong>de</strong>l mar; el barco <strong>de</strong> la iglesia avanza y sigue enseñando la <strong>cruz</strong> <strong>de</strong> Cristo, anunciando<br />

la palabra <strong>de</strong> la <strong>cruz</strong>. Frente a las insidias <strong>de</strong>l mundo, como respuesta a los numerosos<br />

mensajes impregnados <strong>de</strong> una humana sensatez que quieren persuadir a que se viva el amor<br />

como una romántica aventura, se nos llama, en calidad <strong>de</strong> pareja cristiana, a que osemos el<br />

evangelio <strong>de</strong> la <strong>cruz</strong>, que sigue creando escándalo y que muchos consi<strong>de</strong>ran ser una estupi<strong>de</strong>z.<br />

Es necesario testimoniar la lógica <strong>de</strong>l don total <strong>de</strong> uno mismo, para amar hasta el extremo<br />

como Jesús, hasta el sacrificio <strong>de</strong> sí mismos para que el prójimo viva; testimoniar con la vida y<br />

con la palabra <strong>de</strong> la <strong>cruz</strong> que la interpreta, a las parejas que corren el peligro <strong>de</strong> naufragar en<br />

las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida.<br />

<strong>La</strong> Palabra <strong>de</strong> Dios<br />

De la primera carta <strong>de</strong> San Pablo a los Corintos (1Cor 1,18-25)<br />

El mensaje <strong>de</strong> la <strong>cruz</strong> es una locura para los que se pier<strong>de</strong>n, pero para los que se salvan<br />

–para nosotros– es fuerza <strong>de</strong> Dios. Porque está escrito: "Destruiré la sabiduría <strong>de</strong> los sabios y<br />

rechazaré la ciencia <strong>de</strong> los inteligentes". ¿Dón<strong>de</strong> está el sabio? ¿Dón<strong>de</strong> el hombre culto?<br />

¿Dón<strong>de</strong> el razonador sutil <strong>de</strong> este mundo? ¿Acaso Dios no ha <strong>de</strong>mostrado que la sabiduría <strong>de</strong>l<br />

mundo es una necedad? En efecto, ya que el mundo, con su sabiduría, no reconoció a Dios en<br />

las obras que manifiestan su sabiduría, Dios quiso salvar a los que creen por la locura <strong>de</strong> la<br />

predicación. Mientras los judíos pi<strong>de</strong>n milagros y los griegos van en busca <strong>de</strong> sabiduría,<br />

nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura<br />

para los paganos, pero fuerza y sabiduría <strong>de</strong> Dios para los que han sido llamados, tanto judíos<br />

como griegos. Porque la locura <strong>de</strong> Dios es más sabia que la sabiduría <strong>de</strong> los hombres, y la<br />

<strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> Dios es más fuerte que la fortaleza <strong>de</strong> los hombres.<br />

Reflexión<br />

«Vuestra generación ha vuelto a encontrar unos valores esenciales. Y en la<br />

conversación y los textos <strong>de</strong> testimonio encontramos algunas palabras: humanismo, alegría,<br />

amor, equilibrio, encarnación, realización etc. Yo no pongo en duda que estos valores <strong>de</strong> los<br />

que estamos hablando sean auténticamente cristianos, pero el apego celoso a susceptible,<br />

exclusivo, que muchos contemporáneos nuestros manifiestan en relación a éstos me parece<br />

sospechoso. ¿Pue<strong>de</strong> que esconda el rechazo <strong>de</strong> otros valores cristianos no menos auténticos:<br />

el sacrificio, la mortificación, la penitencia, la <strong>cruz</strong>? De todas formas no tendríamos que olvidar<br />

las palabras <strong>de</strong> Cristo: “Después dijo a todos: «El que quiera venir <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> mí, que renuncie a<br />

sí mismo, que cargue con su <strong>cruz</strong> cada día y me siga” (Lc 9,23). Ni las <strong>de</strong> San Pablo: “Mientras<br />

los judíos pi<strong>de</strong>n milagros y los griegos van en busca <strong>de</strong> sabiduría, nosotros, en cambio,<br />

predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos” (1Cor<br />

1, 22-23).<br />

El binomio <strong>de</strong> San Pablo expresa el equilibrio cristiano: Muerte- Resurrección. En<br />

cuanto se elimine o se subestime uno <strong>de</strong> los términos, la espiritualidad cristiana se <strong>de</strong>forma.<br />

Tenéis toda la razón <strong>de</strong>l mundo si queréis presentar a los no creyentes la cara alegre y fuerte<br />

<strong>de</strong>l amor y <strong>de</strong> la fe. Pero entonces no os olvidéis que la Pasión prece<strong>de</strong> la Resurrección, que la


alegría es el fruto <strong>de</strong> la Cruz: “Él que no carga cada día con su <strong>cruz</strong>”, es <strong>de</strong>cir que no mortifica<br />

sin parar un egoísmo que siempre resurge, que no acoge sus sufrimientos, sean estos<br />

pequeños o gran<strong>de</strong>s, como pruebas <strong>de</strong> purificación, nunca ofrecerá a los <strong>de</strong>más el espectáculo<br />

<strong>de</strong> un amor que irradia, <strong>de</strong> una religión seductora» (H. Caffarel).<br />

Del Salmo 40<br />

¡Cuántas maravillas has realizado,<br />

Señor, Dios mío!<br />

Por tus <strong>de</strong>signios en favor nuestro,<br />

nadie se te pue<strong>de</strong> comparar.<br />

Quisiera anunciarlos y proclamarlos,<br />

pero son innumerables.<br />

Tú no quisiste víctima ni oblación;<br />

pero me diste un oído atento;<br />

no pediste holocaustos ni sacrificios,<br />

entonces dije: «Aquí estoy.<br />

En el libro <strong>de</strong> la Ley está escrito<br />

lo que tengo que hacer:<br />

yo amo. Dios mío, tu voluntad,<br />

y tu ley está en mi corazón».<br />

Líbrame, Señor, por favor;<br />

Señor, ven pronto a socorrerme.<br />

Que se avergüencen y sean humillados<br />

los que quieren acabar con mi vida.<br />

Que retrocedan confundidos<br />

los que <strong>de</strong>sean mi ruina;<br />

Que se alegren y se regocijen en ti<br />

todos los que te buscan<br />

y digan siempre los que <strong>de</strong>sean tu victoria;<br />

«¡Qué gran<strong>de</strong> es el Señor!»<br />

Oración<br />

<strong>La</strong> preciosa sangre <strong>de</strong> tu Hijo unigénito, o Dios, hizo que el emblema <strong>de</strong> la <strong>cruz</strong> fuera sagrado y<br />

lo ha vuelto en un símbolo <strong>de</strong> salvación; a los que siguen con orgullo esta santa insignia<br />

conce<strong>de</strong> siempre tu protección.<br />

En Cristo nuestro Señor.

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