Instrumentos para la navegación clásica - Zona Jove
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© Museo Marítim de Barcelona<br />
<strong>Instrumentos</strong> <strong>para</strong><br />
<strong>la</strong> <strong>navegación</strong><br />
<strong>clásica</strong><br />
40<br />
<strong>Instrumentos</strong> de<br />
<strong>navegación</strong><br />
En <strong>la</strong>s grandes navegaciones oceánicas, no es suficiente<br />
saber el rumbo que se lleva y conocer <strong>la</strong> velocidad sino<br />
que, además, es necesario saber dónde se está. En <strong>la</strong><br />
antigüedad, este problema no era fácil de resolver y se<br />
producían grandes errores, especialmente al determinar<br />
<strong>la</strong> longitud.
40 <strong>Instrumentos</strong><br />
<strong>para</strong><br />
<strong>la</strong> <strong>navegación</strong> <strong>clásica</strong><br />
Nuestras tripu<strong>la</strong>ciones tienen sofisticados sistemas de posicionamiento<br />
gracias a los satélites, pero en épocas pasadas<br />
tenían que realizar los cálculos con distintos instrumentos. Éstos<br />
servían <strong>para</strong> calcu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> longitud y <strong>la</strong> <strong>la</strong>titud en referencia a los<br />
astros, <strong>la</strong> medida del tiempo, <strong>la</strong> profundidad del fondo marino,<br />
etc. Algunos de esos instrumentos de <strong>navegación</strong> clásicos<br />
todavía se utilizan hoy día.<br />
<strong>Instrumentos</strong> <strong>para</strong> posicionarse<br />
Para podernos posicionar, deben conocerse <strong>la</strong>s coordenadas de<br />
posicionamiento: <strong>la</strong> <strong>la</strong>titud y <strong>la</strong> longitud. Para conocer <strong>la</strong> <strong>la</strong>titud,<br />
se puede calcu<strong>la</strong>r mediante <strong>la</strong> altura del sol al mediodía y, por<br />
ello, debe reconocerse muy bien ese momento, o bien <strong>la</strong> altura<br />
de <strong>la</strong> estrel<strong>la</strong> po<strong>la</strong>r en cualquier momento de <strong>la</strong> noche. Para realizar<br />
esos cálculos, <strong>la</strong> gente que navegaba utilizaba instrumentos<br />
<strong>para</strong> medir los ángulos: el astro<strong>la</strong>bio, el cuadrante y <strong>la</strong> ballesta.<br />
El astro<strong>la</strong>bio es un a<strong>para</strong>to que sirve no sólo <strong>para</strong> conocer <strong>la</strong><br />
posición del astro, sino también <strong>para</strong> calcu<strong>la</strong>r el tiempo. Sin<br />
embargo, el astro<strong>la</strong>bio náutico es mucho más sencillo que el<br />
astronómico y sólo sirve <strong>para</strong> calcu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> altura de los astros.<br />
Consiste en un círculo metálico dividido por cuatro radios formando<br />
ángulos de 90º. El diámetro vertical representa <strong>la</strong> línea<br />
zenit-nadir, y el diámetro horizontal, <strong>la</strong> línea del horizonte.<br />
El cuadrante tiene <strong>la</strong> misma función que el astro<strong>la</strong>bio náutico,<br />
es decir, determinar <strong>la</strong> altura meridiana del Sol o cualquier astro,<br />
<strong>para</strong> saber <strong>la</strong> <strong>la</strong>titud de un lugar.<br />
La ballesta también mide <strong>la</strong> altura de un astro pero no lo hace<br />
mediante el ángulo directo como el astro<strong>la</strong>bio o el cuadrante,<br />
sino por su tangente. Consiste en una cruz donde <strong>la</strong> pieza<br />
menor se desliza sobre <strong>la</strong> mayor, y <strong>la</strong> va moviendo hasta que<br />
sus extremos ocultan los dos puntos que forman el ángulo que<br />
queremos conocer –normalmente el horizonte y el astro.<br />
Si determinar <strong>la</strong> altura –<strong>la</strong>titud- era complicado, determinar <strong>la</strong><br />
longitud todavía lo era más. Al mediodía era fácil, a través de <strong>la</strong><br />
altura del Sol –cuando <strong>la</strong>s sombras son más cortas- y, a partir<br />
Corredora<br />
<strong>Instrumentos</strong> antiguos de <strong>navegación</strong><br />
de ahí, del orto o salida del sol y del ocaso, se podría calcu<strong>la</strong>r el<br />
paso del tiempo gracias a botellitas o relojes de arena. Las botellitas<br />
eran imprescindibles <strong>para</strong> medir tiempos cortos como, por<br />
ejemplo, los intervalos entre guardias, pero no <strong>para</strong> tiempos más<br />
<strong>la</strong>rgos. No se consiguieron medidas de longitud más exactas<br />
hasta que no se extendió el cronómetro en el siglo XVIII.<br />
Los instrumentos de reflexión<br />
También es importante mencionar <strong>la</strong> aparición de los instrumentos<br />
de reflexión: instrumentos pequeños y manejables de<br />
<strong>navegación</strong> astronómica desarrol<strong>la</strong>dos especialmente <strong>para</strong> usos<br />
náuticos.<br />
El octante de Hadley fue el primero de los instrumentos de<br />
reflexión desarrol<strong>la</strong>dos en el siglo XVIII. Es un instrumento compuesto<br />
por un sector circu<strong>la</strong>r graduado de 45º, ideal <strong>para</strong> medir<br />
ángulos agudos. Pero <strong>la</strong> necesidad de medir mayores distancias<br />
angu<strong>la</strong>res dio lugar a <strong>la</strong> creación de nuevos a<strong>para</strong>tos: el quintante<br />
y el sextante. El sextante todavía se utiliza en <strong>la</strong> actualidad.<br />
Es un a<strong>para</strong>to que se usa <strong>para</strong> marcar <strong>la</strong> <strong>la</strong>titud midiendo <strong>la</strong><br />
altura del Sol o de <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s, ya que permite medir ángulos<br />
entre dos objetos –como dos puntos de <strong>la</strong> costa o un astro y el<br />
horizonte –.<br />
Algunos instrumentos imprescindibles<br />
<strong>para</strong> <strong>la</strong> <strong>navegación</strong><br />
El compás es una aguja de hierro imantada que seña<strong>la</strong> una<br />
dirección fija apuntando al norte. Las agujas imantadas primigenias<br />
se usaban únicamente cuando no se veía <strong>la</strong> costa durante<br />
<strong>la</strong> <strong>navegación</strong>, el cielo estaba nub<strong>la</strong>do y no se veía el Sol.<br />
Se cree que es de origen chino y que se utilizó, por primera vez,<br />
en <strong>la</strong> <strong>navegación</strong> durante el siglo XII. Para los primeros navegantes<br />
occidentales que <strong>la</strong> utilizaron, ésta era de verdad una<br />
aguja imantada que atravesaba un listón de madera suspendido<br />
en un recipiente con agua. Para los primeros capitanes que <strong>la</strong><br />
usaron, el compás constituía un misterio, e incluso a veces, lo<br />
escondían como si fuera un tesoro. Las primeras agujas eran<br />
muy rudimentarias y sólo servían <strong>para</strong> localizar el norte y el sur.<br />
Eso ya era suficiente cuando no se veía el sol ni <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s.<br />
Aunque hay que tener en cuenta que el norte magnético no<br />
coincide con el norte geográfico.<br />
Una brúju<strong>la</strong> o compás se orienta siguiendo el campo magnético<br />
de <strong>la</strong> Tierra: dirección norte-sur al tratarse de una aguja imantada<br />
inmersa en el campo magnético terrestre. De hecho, <strong>la</strong> Tierra<br />
se comporta como un imán gigante y tiene polos magnéticos.<br />
Éstos no coinciden con los polos geográficos, que son por donde<br />
pasa el eje imaginario de nuestro p<strong>la</strong>neta y, a <strong>la</strong> vez, los puntos<br />
de referencia de nuestro sistema de coordenadas geográficas.<br />
Esa diferencia entre el norte magnético y el geográfico hace que<br />
lo que seña<strong>la</strong> <strong>la</strong> brúju<strong>la</strong> no sea el norte geográfico, que es el que<br />
se necesita <strong>para</strong> poder navegar y seguir el rumbo. La diferencia<br />
angu<strong>la</strong>r existente entre el norte verdadero o geográfico y<br />
el magnético, recibe el nombre de declinación magnética, que<br />
varía según el sitio de observación. Además, no hay que olvidar<br />
que esta declinación va cambiando con el tiempo, es lo que<br />
l<strong>la</strong>mamos variación magnética.<br />
Por último, otro de los instrumentos que ayudó mucho a <strong>la</strong><br />
<strong>navegación</strong> fue el anteojo de <strong>la</strong>rga vista. Éste permitía que se<br />
pudiera observar mejor los objetos lejanos, y era de gran ayuda<br />
<strong>para</strong> orientarse, sobre todo cuando tenían tierra a <strong>la</strong> vista. Este<br />
invento lo perfeccionó Galileo en el siglo XVII, a partir de un<br />
a<strong>para</strong>to que usaban los ho<strong>la</strong>ndeses que constaba de un tubo<br />
con dos lentes, una cóncava en un extremo y <strong>la</strong> otra convexa, en<br />
el extremo del ocu<strong>la</strong>r.