Manual para la restauración de canteras de roca caliza en clima ...

Para producir este tipo de planta se pueden utilizar protocolos muy diversos. Algunas recomendaciones generales
para requerir a los viveristas sobre este aspecto:
Descripción técnica Finalidad
Garantizar el origen de las semillas o propágulos utilizados en la obtención
de planta.
Cultivar la planta en un ambiente similar al que va a estar destinada, y en
ningún caso cultivar en zonas litorales brinzales destinados a ser plantados
en zonas sometidas a heladas.
Utilizar contenedores forestales de un volumen preferiblemente superior a 200
cm3, y nunca inferior a 175 cm3, con costillas en paredes laterales, y sistemas
para forzar el repicado. Su profundidad debe superar los 15 cm, siendo recomendables
los contenedores profundos (>20 cm), especialmente para plantas
con raíz pivotante como las encinas (ver Fig. 4.4.2, 4.4.3, 4.4.6, 4.4.7, 4.4.8).
Utilizar un substrato con un buen equilibrio entre macroporos, que aportan
aireación, y microporos, capaces de retener agua, estable y que favorezca el
enraizamiento en todo su volumen. La turba se utiliza como base en muchas
mezclas de substratos, junto con fibra de coco, vermiculita, corteza compostada,
etc. (por ejemplo, turba rubia encalada y fertilizada + fibra de coco, en una
proporción 50:50 en volumen). Los substratos elaborados a base de compost
se han mostrado eficaces en muchos casos, contribuyendo a la reutilización
de materia orgánica.
Exponer los brinzales al sol directo tan pronto como sea posible durante la fase
de cultivo en vivero (a las pocas semanas de que germinen las semillas).
Aplicar riego adecuado (su frecuencia y volumen dependerá del substrato, las
condiciones climáticas y la transpiración de la planta), hasta algunas semanas
antes de llevar la planta al campo. En ese momento, reducir la frecuencia o
volumen de riego de manera que los brinzales se preparen morfológica y fisiológicamente
para el estrés post-transplante.
Las labores de manejo de la planta requieren especial cuidado, particularmente
cuando ésta es transportada al campo. Evitar la desecación de la planta,
o la pérdida de substrato durante el trasiego. Saturar el substrato de agua inmediatamente
antes de la plantación, por ejemplo, por inmersión prolongada
de todo el cepellón.
Plantar tras una preparación profunda del terreno (por ejemplo, casillas de 40
x 40 x 40 cm de profundidad), creando un alcorque de no menos de 50 cm
de diámetro interior y paredes de 20 cm de alto. Introducir la planta recta, de
manera que todo el cepellón y la base del tallo queden enterrados, comprobando
que el suelo alrededor de la planta está firme (que no cede ante un
leve estiramiento), y que no quedan bolsas de aire que pudieran desecar las
raíces. Colocar 3 piedras alrededor de la planta formando un castillete. Evitar
cualquier daño a la planta durante este proceso.
Garantía de material de calidad y
evitar introducción de especies o variedades
no deseadas.
Obtener plantas aclimatadas al lugar
de destino.
Evitar espiralamiento (enroscamiento)
de la raíz, el revirado, y el enraizamiento
fuera del contenedor. Permitir
una conformación del sistema
radical que no comprometa su desarrollo
posterior. Crear una reserva
adecuada de agua y nutrientes.
Crear un microambiente favorable
para el crecimiento de las raíces, y
que permita aportar agua y nutrientes
durante la fase de vivero, y el
período posterior a la plantación en
el campo.
Aclimatar los brinzales a estas condiciones.
Permitir el desarrollo de una planta
sana, con abundantes reservas, y
promover mecanismos morfo-fisiológicos
de aclimatación a la sequía.
Evitar situaciones de estrés que puedan
reducir las reservas de la planta
y su capacidad para establecerse,
en este período crítico.
Asegurar un contacto íntimo raícessuelo,
que el sistema radical queda
bien enterrado y, por tanto, menos
sensible a la desecación de la superficie
del suelo, creando un microclima
favorable.
Control de calidad
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