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1 - cuando dios llama a un discípulo

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El programa de Reavivamiento y Reforma en la División<br />

Interamericana además de hacer énfasis en <strong>un</strong>a vida de oración y el<br />

estudio de la Palabra, incluye también el énfasis de compartir las<br />

Buenas Nuevas a aquellos que a<strong>un</strong> no conocen a Jesús.<br />

En nuestro Departamento de Ministerios Juveniles sabemos<br />

que la Generación Poderosa que lideramos también experimenta el<br />

gozo de testificar y de predicar el Evangelio.<br />

Nos <strong>un</strong>imos gozosamente al programa de nuestra Iglesia en<br />

Interamérica a través de la iniciativa Gana Con Jesús. De esta<br />

manera miles de evangelistas juveniles y líderes de grupos pequeños<br />

juveniles serán parte del millón de miembros de la Iglesia involucrados<br />

en el evangelismo Visión Un Millón.<br />

Los sermones contenidos en este folleto han sido compartidos<br />

por el Pastor Hiram Ruiz, pastor juvenil en la Universidad Adventista de<br />

Montemorelos, y sabemos que estos sermones serán <strong>un</strong>a herramienta<br />

valiosa en las manos de nuestros jóvenes evangelistas. Agradecemos<br />

al Pastor Ruiz por su contribución para nuestro programa Gana Con<br />

Jesús.<br />

Seguros que el Señor dotará de su Santo Espíritu a cada <strong>un</strong>o<br />

de los jóvenes dedicados en esta misión, Agradecemos su<br />

participación y pedimos al cielo corone de éxito el trabajo que ustedes<br />

harán.<br />

“El mensaje del advenimiento a todo el m<strong>un</strong>do<br />

en mi generación.”<br />

Benjamín Carballo, Director<br />

Louise Nocandy, Asociada<br />

Departamento de Ministerios Juveniles<br />

División Interamericana<br />

2


INTRODUCCIÓN<br />

En el corazón del ser humano está puesto el deseo ferviente de<br />

ganar, no estamos diseñados para perder, sin embargo hemos sido<br />

puestos en <strong>un</strong> campo de batalla donde el enemigo se ha propuesto<br />

hacer de nuestra vida <strong>un</strong>a experiencia de derrotas y frustraciones.<br />

La serie de sermones Gana con Jesús, es <strong>un</strong> recorrido<br />

maravilloso en jornadas de fe, esperanza e inspiración, de hombres y<br />

mujeres como tú y yo, con luchas, con sueños, con dudas, con<br />

incertidumbres, con necesidades y con respuestas maravillosas al<br />

encontrarse con Alguien poderoso que no conoce la derrota.<br />

Al compartir estos mensajes es necesario que tomes la<br />

experiencia de cada personaje y la traigas a tu propia vida. Lucha con<br />

él, vive sus alegrías y tristezas, sus frustraciones y aciertos, sufre con<br />

sus derrotas y goza sus tri<strong>un</strong>fos y <strong>cuando</strong> te encuentres con el Dios de<br />

los vencedores dale otra vez tu corazón.<br />

Una vez que lo antes mencionado suceda entonces estarás<br />

listo para compartir con los demás, <strong>un</strong> mensaje de Dios, por medio de<br />

<strong>un</strong> siervo de Dios para el pueblo de Dios.<br />

Existen personas que te escucharán cada día de re<strong>un</strong>ión,<br />

quizá sea este el último mensaje que escuche de parte de Dios,<br />

asegúrales que el Dios que les presentas es <strong>un</strong> ser que no patrocina<br />

fracasos y que quiere darles la experiencia de Ganar con Jesús.<br />

Solo somos instrumentos en las manos de <strong>un</strong> Dios grande,<br />

fuerte y poderoso que puede hacer que su Palabra no vuelva vacía.<br />

Permite ser <strong>un</strong> testigo fiel de esa promesa.<br />

Lutero dijo en <strong>un</strong>a ocasión, refiriéndose al predicador, “Párate<br />

derecho, habla con valentía y siéntate rápido”.<br />

Pastor Hiram Ruiz<br />

Director del Centro de Recursos Juveniles<br />

Montemorelos, México<br />

3


CONTENIDO<br />

1 – SÁBADO ..................................................................................................... 6<br />

Título: Cuando Dios <strong>llama</strong> a <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong><br />

Énfasis: Qué significa ser <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong>.<br />

Personaje: Pedro<br />

2 - DOMINGO.................................................................................................. 13<br />

Título: Cómo dar sentido a la vida<br />

Énfasis: Cómo administrar sabiamente nuestra vida.<br />

Ilustración: Parábola de los talentos<br />

3 – LUNES ...................................................................................................... 19<br />

Título: El milagro tiene <strong>un</strong> precio<br />

Énfasis: Conversión.<br />

Personaje: Naamán<br />

4 – MARTES .................................................................................................. 26<br />

Título: ¿Estás listo?<br />

Énfasis: Seg<strong>un</strong>da venida<br />

Ilustración: Parábola del vestido de bodas<br />

5 - MIÉRCOLES ............................................................................................. 30<br />

Título: ¿Qué quieres que haga?<br />

Énfasis: Conversión y entrega<br />

Personaje: Bartimeo<br />

6 – JUEVES ................................................................................................... 36<br />

Título: De la vergüenza a la honra<br />

Énfasis: Conversión y transformación<br />

Personaje: Zaqueo<br />

7 – VIERNES.................................................................................................. 43<br />

Título: Huyendo del amor de Dios<br />

Énfasis: Restauración y perdón<br />

Personaje: Oseas<br />

8 – SÁBADO .................................................................................................. 50<br />

Título: Sueños olvidados<br />

Énfasis: Dios tiene <strong>un</strong> sueño para tu vida<br />

Personaje: Sansón<br />

4


1 - CUANDO DIOS LLAMA A UN DISCÍPULO<br />

Orientaciones y herramientas para el predicador<br />

Enseñanza principal<br />

Dios <strong>llama</strong> a hombres y mujeres para que sean <strong>discípulo</strong>s de Cristo.<br />

Es necesario creer que, si él nos ha <strong>llama</strong>do, nos capacitará para serlo.<br />

Idea principal para predicar<br />

Por la gracia y dirección de Dios en nuestras vidas es que hacemos<br />

las cosas que él desea que hagamos. Cuando Dios realiza el <strong>llama</strong>do,<br />

capacita. Ha usado a los jóvenes para perpetuar su verdad y los usará hoy<br />

también.<br />

Invitación para tomar <strong>un</strong>a decisión<br />

Desafiar para llegar a ser <strong>un</strong> verdadero <strong>discípulo</strong> de Cristo.<br />

Reafirmar a los miembros bautizados y animar a los que no lo son;<br />

acercar a ambos grupos a la experiencia del discipulado.<br />

An<strong>un</strong>ciar la fecha del siguiente bautismo para iniciar a los nuevos<br />

<strong>discípulo</strong>s que el cielo está <strong>llama</strong>ndo.<br />

Animar a aquellos que en el pasado aceptaron el <strong>llama</strong>do, pero que<br />

en el camino perdieron su confianza en Jesús.<br />

Presentar el privilegio de participar en la Gran Comisión y explicar que<br />

son <strong>llama</strong>dos para hacer grandes cosas para el Señor.<br />

CAMINANDO BAJO EL POLVO DEL RABÍ<br />

Mateo 11:28-30<br />

Introducción<br />

Es muy común el olvidar: olvidamos citas, cumpleaños, pagos; sin<br />

embargo esos olvidos tienen sus consecuencias.<br />

Un desafío relevante en la vida del cristiano es el de no olvidar. La<br />

educación en el pueblo de Israel tenía claros recordatorios para no olvidarse<br />

de Dios, y lo leemos en Números 15:37-41 (donde hay indicaciones del uso<br />

de las borlas y <strong>un</strong>a cenefa o fleco en los vestidos para no olvidarse de la Ley<br />

de Dios).<br />

Educación judía<br />

Los hebreos orientaban la educación religiosa a la acción de enseñar<br />

y vivir, no a la de informar.<br />

¿A qué edad comenzaba la educación de los hijos?<br />

Los hijos menores de seis años eran atendidos en el hogar, para ser<br />

ingresados después en las sinagogas y ser educados por los maestros de la<br />

ley.<br />

5


Las escuelas constituían el centro de la vida de la com<strong>un</strong>idad. Los<br />

niños eran expuestos al conocimiento desde muy temprana edad, e inspirados<br />

para conocer y vivir según la vol<strong>un</strong>tad de Jehová.<br />

Se preocupaban por cada generación y no deseaban que se olvidaran<br />

del Señor. Las enseñanzas y tradiciones subsistían gracias a la educación<br />

temprana de los niños.<br />

Estaban orgullosos de sus enseñanzas. Tenían el Talmud. A los seis<br />

años aprendían el Pentateuco en la sinagoga local (casa del libro).<br />

El rabí les daba miel mientras aprendían, y les recordaba que era <strong>un</strong><br />

símbolo de las bendiciones de Dios: la disfrutaban como algo especial.<br />

“N<strong>un</strong>ca olvidéis que la Palabra de Dios, como la miel, se disfruta.<br />

Probad y ved que Dios es bueno”, les decían. El niño lo aprendía de manera<br />

visual, auditiva y por medio del gusto.<br />

De los 6 a los 10 años se memorizaba la Tora, (Génesis, Éxodo,<br />

Levítico, Números y Deuteronomio). Hoy día los niños aprenden y memorizan,<br />

pero otras cosas.<br />

De los 10 a los 14 años sólo continuaban los mejores: pasaban a otra<br />

etapa de la educación, en la que habían de aprender hasta Malaquías, el<br />

resto de las escrituras hebreas.<br />

Partiendo de los 13 y 14 años se les enseñaba a procesar la<br />

información de forma interactiva usando diferentes métodos. Uno de ellos era<br />

el de preg<strong>un</strong>tas como “¿Cuánto es 2+2?” A lo que al alumno respondía:<br />

“¿Qué es 16/4?” De esa manera, los alumnos estaban demostrando que<br />

entendían bien. Un día <strong>un</strong> experto de la ley le preg<strong>un</strong>tó a Jesús ¿qué tengo<br />

que hacer para heredar la vida eterna? Y Jesús respondió ¿qué está escrito<br />

en la ley? (Lucas 10:25, 26)<br />

Por esa razón Jesús respondía con preg<strong>un</strong>tas las preg<strong>un</strong>tas que se le<br />

hacían.<br />

Cuando Jesús visitó el templo por primera vez, se quedó ahí sin que<br />

José y María lo supieran; estaba en la etapa de los doce años. Las<br />

autoridades religiosas se admiraban de la forma como Jesús hacía las<br />

preg<strong>un</strong>tas.<br />

Otro hecho que confirma el conocimiento que los judíos tenían de las<br />

Escrituras se registra en las palabras que María expresa en su encuentro con<br />

Elizabeth, conocido como el “cántico de María” o el Magníficat, (Lucas 1:46-<br />

53) que está compuesto de porciones del Antiguo Testamento que ella había<br />

memorizado en su infancia y juventud.<br />

En la actualidad, los judíos todavía siguen aprendiendo de memoria.<br />

¿Cuándo fue la última vez que <strong>un</strong> muchacho de 12 años te pidió que<br />

se le permita leer las Escrituras? Eso era lo que más deseaban hacer los<br />

jóvenes en esa época.<br />

Jesús vivía en ese contexto educativo.<br />

Después de cumplidos los 14 años, los jovencitos tenían la posibilidad<br />

de seguir estudiando al ser invitados por <strong>un</strong> Rabí, quien le transmitiría sus<br />

enseñanzas. Pero los privilegiados solo eran los mejores estudiantes.<br />

6


Para los padres judíos era <strong>un</strong> sueño que sus hijos fueran educados y<br />

<strong>llama</strong>dos por <strong>un</strong> Rabí, quien reproduciría su doctrina para perpetuarla.<br />

Alg<strong>un</strong>os rabíes, por la autoridad que tenían, habían llegado a hacer su<br />

propia interpretación de la Escritura (el Yugo Mateo 11:30), por lo que alg<strong>un</strong>as<br />

veces llegaban a diferir con otros.<br />

El Rabí llegaba a adoptar <strong>un</strong> sistema de vida propio, demostrando,<br />

con su testimonio, cómo se debía vivir lo que enseñaba, y esperaba que los<br />

<strong>discípulo</strong>s reprodujeran su vida.<br />

Estas autoridades religiosas tenían la posibilidad de permitir o prohibir.<br />

Jesús les dijo “yo os doy autoridad para…” (Marcos 6:7)<br />

La filosofía de vida basada en su interpretación era conocida como su<br />

yugo. Era <strong>un</strong>a enseñanza particular de <strong>un</strong> Rabí. Éstos solían tener <strong>un</strong>a lista<br />

de exagerados requerimientos religiosos. En contraposición, Jesús dijo: “Mi<br />

yugo es fácil”, es de libertad, no de opresión. (Mateo 11:29)<br />

El <strong>llama</strong>do<br />

Cuando alguien quería seguir a <strong>un</strong> Rabí, el <strong>discípulo</strong> potencial se<br />

ofrecía diciéndole que su enseñanza le gustaba y que quería reproducirla en<br />

su vida. En otras situaciones el Rabí lo buscaba para invitarlo a ser su<br />

<strong>discípulo</strong>.<br />

Una vez elegido o aceptado el <strong>discípulo</strong>, el Rabí indagaba cuánto<br />

sabía de las Escrituras por medio de preg<strong>un</strong>tas. Se esperaba que las<br />

conociera y supiera a la perfección.<br />

El Rabí preg<strong>un</strong>taba sobre <strong>un</strong> texto, pero no se refería a ese versículo.<br />

Podría estar pensando en el anterior o el posterior, y se le debería responder<br />

usando el anterior o el posterior, comenzando así <strong>un</strong>a disertación de lo que<br />

trataban. El formato de preg<strong>un</strong>tas ayudaba en la argumentación del tema.<br />

En muchas ocasiones Jesús solo iniciaba <strong>un</strong> texto y lo dejaba<br />

inconcluso, pues se esperaba que los demás lo supieran. Además, respondía<br />

con otra preg<strong>un</strong>ta a las preg<strong>un</strong>tas que se le planteaban.<br />

¿Quién llegaba a ser <strong>discípulo</strong>?<br />

El Rabí deseaba perpetuar su yugo (enseñanza), así que buscaría<br />

<strong>discípulo</strong>s que tuvieran la capacidad de hacerlo.<br />

El maestro debía preg<strong>un</strong>tarse: ¿Este estudiante tiene potencial para<br />

ser lo que yo soy y reproducir mi enseñanza en su vida, perpetuándola así,<br />

para las nuevas generaciones? ¿Tiene lo necesario para hacer lo que yo<br />

hago? Si él puede ser como yo, entonces le diré: “Sígueme”.<br />

El candidato a <strong>discípulo</strong> debería estar dispuesto a decir: “Dejaré<br />

familia, oficio y amigos; dedicaré mi vida para ser como mi maestro”.<br />

Todo lo que el Rabí hacía, el <strong>discípulo</strong> lo debía hacer, no importando<br />

la edad que éste tuviera. Si el maestro cortaba el pasto, el <strong>discípulo</strong> lo haría.<br />

También debía tomar conciencia para agradecer a Dios, a<strong>un</strong> por las cosas<br />

más com<strong>un</strong>es y elementales de la vida. Debía mantener <strong>un</strong>a prof<strong>un</strong>da y<br />

permanente adoración a Dios.<br />

7


El <strong>discípulo</strong> estudiaba la enseñanza de su maestro, hablaba de ella;<br />

era su pasión seguirlo y aprendía mirando la manera como enseñaba.<br />

Cuando llegaba <strong>un</strong> Rabí a <strong>un</strong>a sinagoga, le daban el rollo, y él lo<br />

besaba lleno de alegría. Cuando Jesús fue a la sinagoga, fue él quien dirigió<br />

la adoración.<br />

Al pasar el tiempo, el Rabí evaluaba a su seguidor. Pero si éste no<br />

tenía las posibilidades de ser como él, entonces le decía: “Ora para que tu hijo<br />

pueda ser <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong> de <strong>un</strong> Rabí. En tanto regresa a tu casa y aprende el<br />

negocio de tu familia, aprende el oficio de tu padre y sé <strong>un</strong> buen hombre”.<br />

Jesús <strong>llama</strong> a sus <strong>discípulo</strong>s (Mateo 4:18-22)<br />

Cuando Jesús caminaba por Galilea encontró a <strong>un</strong>o de estos<br />

muchachos, cuyos padres habían soñado con la posibilidad de que su hijo<br />

fuera seguidor de <strong>un</strong> gran Rabí, pero no había podido llegar a ser <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong><br />

y había aprendido el oficio de su padre.<br />

Muchas veces nos vemos retratados en ese cuadro: intentando seguir<br />

a Jesús y no podemos. Entonces regresamos desanimados a nuestra vida<br />

cotidiana, para hacer lo que comúnmente habíamos estado haciendo.<br />

Lo sucedido esa mañana, sin embargo, nos recuerda que tenemos <strong>un</strong><br />

<strong>llama</strong>do y <strong>un</strong>a oport<strong>un</strong>idad. Una familia de pescadores realiza las tareas<br />

com<strong>un</strong>es y cotidianas; a la distancia logran ver a <strong>un</strong> rabí caminando cerca de<br />

donde ellos están trabajando con las redes.<br />

¿Cuántos suspiros saldrían de sus corazones, recordando cuánto<br />

habían anhelado llegar a ser <strong>discípulo</strong>s de <strong>un</strong> rabí?<br />

Sorprendentemente todo cambió <strong>cuando</strong> <strong>un</strong>a voz los sacó de sus<br />

absortos pensamientos. ¡Recibieron <strong>un</strong>a invitación! Era para Pedro y Andrés,<br />

así como habría <strong>un</strong>a para Juan y Jacobo, los hijos del Zebedeo.<br />

¿Por qué eran ellos pescadores? Porque el papá lo era. Ellos<br />

esperaban procrear esperando que alg<strong>un</strong>o de sus hijos fuera, con suerte,<br />

<strong>discípulo</strong> de <strong>un</strong> rabí, ya que ellos no habían sido elegidos.<br />

No entendían lo que sucedía y les era difícil dar crédito a lo que veían<br />

y, sobre todo, a lo que escuchaban: Jesús les estaba diciendo: “Síganme, que<br />

los voy a hacer pescadores de hombres”. ¡Los estaba invitando a ser sus<br />

<strong>discípulo</strong>s!<br />

Piensa <strong>un</strong> poco en este momento. ¿Cómo sería la respuesta de<br />

Pedro, Andrés, Jacobo y Juan? Tendemos a pensar e imaginarnos que los<br />

<strong>discípulo</strong>s salieron corriendo siguiendo a Jesús, como si estuvieran en <strong>un</strong><br />

trance hipnótico; pero, ¿qué era en realidad lo que pasaba?<br />

Ellos ya habían escuchado hablar de Jesús y <strong>cuando</strong> él los llamó<br />

sabían que sus vidas cambiarían. “Sabían qué clase de hombre era y estaban<br />

dispuestos a seguirlo”. ¿Por qué lo siguieron inmediatamente? Porque les<br />

hizo <strong>un</strong>a invitación, y ese hecho es garantía de que pueden llegar a ser como<br />

él es. Si no hubiera sido así, los habría dejado trabajando en la barca de su<br />

padre.<br />

8


Pensemos en cuántas veces hemos escuchado <strong>un</strong>a invitación a dejar<br />

las redes, para seguir a Jesús.<br />

“Ning<strong>un</strong>o de los cuatro habría sido considerado, por los sabios de la<br />

nación, poseedor de suficientes cualidades como para ser seguidor de <strong>un</strong><br />

maestro. Eran humildes y les faltaba conocimiento, pero esas características<br />

eran los requisitos previos para ser <strong>discípulo</strong>s de Jesús”.<br />

Ellos pensaban: “Él nos tiene confianza; cree que podemos ser como<br />

él”. Ellos no dudan en seguirlo, porque están seguros de que serán como el<br />

Rabí.<br />

¿Qué te ha hecho pensar que tú no puedes ser como él <strong>cuando</strong> es él<br />

quien te está <strong>llama</strong>ndo?<br />

Habían estado en <strong>un</strong>a barca con su padre; habían aprendido el oficio<br />

y reparaban las redes. Sin embargo, dejaron a su padre y a las redes, y lo<br />

siguieron con <strong>un</strong>a ilusión y <strong>un</strong>a garantía.<br />

Seremos <strong>discípulo</strong>s de Jesús porque él cree que lo podemos ser, por<br />

eso fuimos <strong>llama</strong>dos.<br />

No se registra <strong>un</strong> grito del padre, con el que empezara a reclamarles:<br />

“¡Oigan, muchachos! ¿Adónde van? ¡Tenemos mucho trabajo!”. Más bien,<br />

debieron haber aparecido lágrimas de alegría mezcladas con orgullo de padre<br />

al descubrir que su hijo es considerado digno de ser <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong>.<br />

Imaginemos lo que sucedió después con Zebedeo. Al regresar a casa<br />

le dice a la esposa: “¿Ya te diste cuenta que los muchachos no están<br />

conmigo? No sé si te imaginas, pero ya no vendrán”.<br />

– ¿Por qué? ¿Qué pasó? ¿Tuvieron algún accidente? – preg<strong>un</strong>ta<br />

preocupado el padre.<br />

–Ni te imaginas– dice con <strong>un</strong>a sonrisa que desconcierta a todos, pues<br />

llora, pero lágrimas de alegría–. Se han ido, <strong>un</strong> rabí los llamó. El rabí Jesús<br />

los llamó para ser sus <strong>discípulo</strong>s. Él dice que nuestros hijos tienen todo lo que<br />

se necesita para ser seguidores de él. ¿Te puedes imaginar cómo me siento?<br />

Se le hace <strong>un</strong>a noche interminable, desea salir de su casa y pasear<br />

por la aldea y decir: “Mis hijos no estarán más conmigo. ¿Ya se dieron<br />

cuenta? ¿Y saben porque no están conmigo ahora? Porque <strong>un</strong> Rabí, el gran<br />

Maestro, los ha <strong>llama</strong>do para que estén con él. Y ahora ellos aprenderán y<br />

llevarán <strong>un</strong> nuevo yugo. Él creyó en mis hijos y los ha <strong>llama</strong>do para que<br />

aprendan, pues quiere que ellos se encarguen de perpetuar su enseñanza.<br />

Un nuevo yugo<br />

No era común que se enseñara <strong>un</strong> nuevo yugo. Tenía que pasar<br />

realmente mucho tiempo; y regularmente se hablaba lo que otros rabíes<br />

habían dicho.<br />

Era común que el rabí enseñara lo que otro había enseñado antes; sin<br />

embargo, en pocas ocasiones se decía: “¿Oíste que os fue dicho…? Ahora yo<br />

os digo…” ya que esta era <strong>un</strong>a nueva enseñanza de alguien que interpretaba<br />

el texto de nuevas maneras.<br />

9


Lecciones para aprender<br />

Mateo 14:22-33.<br />

Un incidente marcaría la vida de Pedro alg<strong>un</strong>os años después de ser<br />

<strong>llama</strong>do para ser <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong>: Jesús apareció caminando sobre el agua,<br />

mientras que los <strong>discípulo</strong>s estaban en la barca en medio de <strong>un</strong>a tormenta<br />

implacable. Y resulta que los <strong>discípulo</strong>s se asustaron.<br />

Ellos veían el mar como <strong>un</strong> depósito de lo que no se quería: los<br />

puercos con demonios (Mar. 5:13), los que hacen caer a los pequeños, los<br />

pecados, para finalmente desaparecer (Apoc. 21:1). Temían ser tragados por<br />

esa tormenta.<br />

Cuando Jesús les dijo que no era <strong>un</strong> fantasma, como ellos pensaban,<br />

Pedro le pidió ir sobre el agua, pues deseaba hacer lo que su maestro hacía.<br />

Como buen <strong>discípulo</strong>, quería imitarlo en todo.<br />

Un descuido, sin embargo, le hizo perder de vista a Jesús y <strong>cuando</strong> se<br />

empezó a h<strong>un</strong>dir, Pedro le grita: “¡Sálvame!” A lo que Jesús respondió:<br />

“¡Hombre de poca fe!, ¿por qué desconfiaste?”<br />

–Pedro, ¿no tienes fe en mí? Si yo no me h<strong>un</strong>do, ¿por qué tienes<br />

miedo?<br />

Lo que sucedió es que Pedro estaba perdiendo la confianza de ser<br />

como su maestro.<br />

Jesús le dice: “Tú lo puedes hacer; no digas que no se puede ser<br />

como tu maestro, el Rabí. Te he <strong>llama</strong>do porque sé que j<strong>un</strong>tos lo podemos<br />

hacer. No te ofreciste; yo te llamé porque sabía que yo te podría ayudar y<br />

podrás.<br />

El Rabí sabe que Pedro ha perdido la confianza en que puede ser<br />

como su Maestro. Lo quiere ayudar. Pedro tiene que entender que sus logros<br />

no son para ser presumidos delante de los demás.<br />

Quizá Jesús está pensando lo mismo hoy de ti. Tú puedes ser como<br />

él, no para presumir, sino para resguardar su enseñanza. Su yugo es fácil y<br />

ligera es su carga.<br />

Quiero <strong>llama</strong>r tu atención a algo: “Él llamó a muchachos, a jóvenes”.<br />

Pedro era casado (recordemos que sanó a la suegra) mayor de 21<br />

años, ya que es el único que discute sobre los impuestos, (solo los mayores<br />

de edad pagaban impuesto). Es posible que Pedro haya sido el mayor del<br />

grupo y el líder, por ende.<br />

Pero los demás eran muchachos jóvenes de la preparatoria o<br />

iniciando la <strong>un</strong>iversidad, y Jesús pensó que ellos serían capaces de hacer<br />

todo lo que se les propusiera. No tendrían límites para sus sueños. Por eso<br />

los quería.<br />

Este Rabí llamó a <strong>un</strong> grupo de muchachos que tal vez no eran los<br />

mejores; otro Rabí no los habría considerado como posibles candidatos; sin<br />

embargo, Jesús sabía que tendrían el carácter y el valor de cambiar al m<strong>un</strong>do.<br />

Había confiado en muchachos jóvenes, había creído en ellos; y con<br />

ellos y su enseñanza, cambió al m<strong>un</strong>do.<br />

10


No sé qué estás pensando ahora mismo, pero Dios te <strong>llama</strong> para que<br />

seas <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong> que será usado por su amor para llevar a <strong>un</strong> m<strong>un</strong>do<br />

desesperado su mensaje de amor y esperanza: el yugo nuevo del Rabí de<br />

Galilea.<br />

Seguir a Cristo<br />

Juan 1:43 y 44<br />

Felipe, de Betsaida, <strong>un</strong>a aldea pequeña, había sido <strong>llama</strong>do desde<br />

joven. Ya casado y con familia había sido enviado a evangelizar a Hierápolis,<br />

que era <strong>un</strong>o de los centros más importantes en la cultura Romana; ahí,<br />

Domiciano había erigido <strong>un</strong> arco grande, y cuantos pasaban por debajo de él<br />

decían: “Domiciano es mi <strong>dios</strong>”.<br />

Felipe tenía muy en claro lo que había aprendido de muchacho.<br />

Cuando llegó a la ciudad no pasó por el arco, ya que sabía que había <strong>un</strong><br />

único Dios.<br />

Cuando se supo lo que había hecho, le fue quitada la vida a su<br />

familia, luego a él. Muchos de los <strong>discípulo</strong>s sufrieron persecución y muerte<br />

pero n<strong>un</strong>ca abandonaron las enseñanzas de su Maestro, porque no<br />

esperaban <strong>un</strong>a recompensa aquí, en la tierra, sino en el cielo: “Sé fiel hasta la<br />

muerte y yo te daré la corona de la vida” (Apoc. 2:10 u.p.).<br />

Hoy se repite el <strong>llama</strong>do para ser sus <strong>discípulo</strong>s. El mismo Jesús ha<br />

venido para invitarte a reproducir su enseñanza en tu vida. No te detengas<br />

ahora porque él sabe que puedes ser fiel a Dios.<br />

Dios <strong>llama</strong> a los que han sido maltratados, a los que han tenido<br />

problemas, a los que se sienten solos o creen que no pueden.<br />

“Yo los elegí a ustedes, porque creo que pueden ser mis <strong>discípulo</strong>s.<br />

Yo los voy a capacitar”.<br />

La invitación está hecha, sólo cree y decide ser <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong> de Jesús.<br />

Los que en el pasado han decidido seguirlo, ¿quisieran en esta hora<br />

reafirmar esa decisión?<br />

¿Te gustaría a ti ser su <strong>discípulo</strong>? Él te <strong>llama</strong>…ven. Si te está<br />

<strong>llama</strong>ndo es porque sabe que podrás serlo. “Mi yugo es fácil y ligera mi<br />

carga”. Ven y síguelo hoy y siempre…<br />

11


2 - CÓMO DAR SENTIDO A LA VIDA<br />

Orientaciones y herramientas para el predicador<br />

Enseñanza principal<br />

Tenemos la responsabilidad de administrar sabiamente la vida. Las<br />

oport<strong>un</strong>idades diarias y los pequeños actos marcarán nuestro futuro eterno.<br />

Idea principal para predicar<br />

Somos <strong>llama</strong>dos a administrar nuestras vidas y dar cuentas a Dios de<br />

los bienes confiados, lo que a su vez serán <strong>un</strong>a prueba de reconocimiento y<br />

fidelidad a Dios.<br />

Invitación para tomar <strong>un</strong>a decisión<br />

Darle todo lo que tenemos al Señor para que él nos ayude a<br />

administrar nuestros recursos en forma sabia: vida, tiempo, recursos, dones,<br />

oport<strong>un</strong>idades.<br />

CÓMO DAR SENTIDO A LA VIDA<br />

El relato de los talentos<br />

Mateo 25:14-28<br />

Hay <strong>un</strong>a realidad que no podemos pasar por alto: tu manera de ver la<br />

vida influirá poderosamente en cómo empleas tu tiempo, tu dinero, tus<br />

talentos y cómo valoras tus relaciones.<br />

Alg<strong>un</strong>os consideran que la vida es como <strong>un</strong> circo, <strong>un</strong> campo de minas,<br />

<strong>un</strong>a montaña rusa, <strong>un</strong> rompecabezas, <strong>un</strong>a sinfonía, <strong>un</strong> viaje, <strong>un</strong> baile, <strong>un</strong><br />

carrusel, <strong>un</strong>a bicicleta de diez velocidades que n<strong>un</strong>ca usamos.<br />

Sin duda, todos tenemos nuestra propia descripción de lo que es la<br />

vida y lo que esperamos de ella.<br />

Es interesante notar que a menudo expresamos nuestra perspectiva<br />

de la vida en la forma en que vestimos, en el automóvil que tenemos, los<br />

peinados que usamos, las cosas que les pegamos a los carros en la defensa,<br />

y hasta en los tatuajes que tanto se usan.<br />

Lo que pensamos determina nuestras expectativas, nuestros valores,<br />

las relaciones que tenemos, las metas y prioridades.<br />

Pensemos en alg<strong>un</strong>os ejemplos:<br />

• Si crees que la vida es <strong>un</strong>a parranda, entonces tu valor<br />

primordial en la vida será pasarla bien.<br />

• Si crees que la vida es <strong>un</strong>a carrera, le darás valor a la<br />

velocidad y es posible que siempre andes de prisa.<br />

• Si ves la vida como <strong>un</strong> maratón, la perseverancia será valiosa<br />

para ti.<br />

¿Cuál es tu visión de la vida?<br />

12


Parábola<br />

Jesús está con sus <strong>discípulo</strong>s en los últimos días antes de su<br />

crucifixión. Se ha enfrentado a los fariseos llamándoles la atención sobre la<br />

forma en la que llevan su vida y lo improductivo, vacío, falso y estéril que es el<br />

sistema que practican.<br />

Les cuenta la parábola de las diez vírgenes y destaca la preparación<br />

personal para el retorno prometido de Cristo. Entonces les cuenta otra<br />

parábola:<br />

Todo sucedió en el ambiente de <strong>un</strong>a hacienda. La decisión tomada<br />

marcó poderosamente la vida de los empleados, al encontrarle a la vida <strong>un</strong><br />

sentido que antes no le habían visto.<br />

El dueño de la hacienda, de manera sorpresiva, convoca a <strong>un</strong>a<br />

re<strong>un</strong>ión a todos sus empleados. Sin entrar en muchos detalles les hace saber<br />

que emprenderá <strong>un</strong> viaje largo, y sin más, de pronto se pone a repartir sus<br />

bienes.<br />

“Porque el reino de los cielos será semejante a <strong>un</strong> hombre que al<br />

emprender <strong>un</strong> viaje largo, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes”.<br />

(Mateo 25:14)<br />

¿Qué tiene en la mente este hacendado? Tiene dos propósitos:<br />

1. Incrementar sus bienes y<br />

2. Probar a sus siervos antes de confiarles mayores<br />

responsabilidades.<br />

“Del mismo modo, Cristo ha confiado la obra del Evangelio a los<br />

hombres a fin de hacer progresar su reino en la tierra y preparar a sus siervos<br />

para llevar mayores responsabilidades” (Comentario Bíblico Adventista, pág.<br />

498).<br />

Permítanme hacerles <strong>un</strong>a propuesta partiendo de esta enseñanza: si<br />

quieren darle sentido a su vida deben entender en primer lugar, que la vida es<br />

<strong>un</strong>a prueba:<br />

Mateo 25:15: “A <strong>un</strong>o dio cinco talentos, a otro dos, y a otro, <strong>un</strong>o. A<br />

cada <strong>un</strong>o dio conforme a su capacidad y se fue lejos”.<br />

El Comentario Bíblico Adventista menciona que “…la plata que había<br />

en <strong>un</strong>a talento pesaba aproximadamente 34 kg., correspondiente al salario<br />

mínimo para <strong>un</strong> trabajador por 20 años de trabajo”.<br />

Dios prueba el carácter, la fe, la obediencia, el amor, la integridad y la<br />

lealtad de las personas.<br />

Como ejemplos podríamos mencionar a Abraham, al pedirle a su hijo.<br />

A Jacob, en la lucha con el ángel.<br />

El carácter se desarrolla y manifiesta por medio de las pruebas. La<br />

vida en sí es <strong>un</strong>a prueba.<br />

Somos probados en cómo reaccionamos con la gente, los problemas,<br />

los éxitos, los conflictos, la enfermedad, el desaliento, incluso, el tiempo. En<br />

13


las cosas más sencillas somos probados. Pequeñas cortesías, como <strong>cuando</strong><br />

recoges <strong>un</strong>a basura.<br />

“El amo dividió el dinero entre sus siervos de acuerdo<br />

a sus capacidades: nadie recibió ni más ni menos dinero del que podía usar.<br />

En caso de que no pudiera cumplir con la tarea del amo no podría excusarse<br />

con que se sentía abrumado”. Como barro en sus manos, por Luis Gabriel<br />

César, pág. 94.<br />

Quizá Dios nos está probando con cambios drásticos, promesas<br />

retrasadas, pruebas difíciles, oraciones no contestadas, críticas no merecidas,<br />

e incluso, tragedias sin sentido.<br />

Cuando entendamos que la vida es <strong>un</strong>a prueba, nada será<br />

insignificante para nosotros.<br />

Finalmente, todo lo que nos sucede sirve para la edificación de<br />

nuestro carácter.<br />

Cada día es <strong>un</strong>a oport<strong>un</strong>idad para crecer y para forjar el carácter; para<br />

mostrar amor y depender de Dios.<br />

Por pequeña o grande que sea la prueba, todas tienen implicaciones<br />

eternas.<br />

Cuando Dios te llame a cuentas encontrarás que de cada oport<strong>un</strong>idad<br />

que te fue concedida se te pedirá cuentas y tendrás <strong>un</strong>a recompensa.<br />

Vale la pena mencionar que el dinero, como se emplea en la parábola,<br />

representa cualquier clase de recurso que se nos confía. Dios nos da tiempo,<br />

capacidades, dones y otros recursos, de acuerdo a nuestras habilidades y<br />

espera que los usemos con sabiduría hasta que regrese.<br />

Apenas el dueño de la hacienda les entregó sus bienes, ellos salieron<br />

cavilando en su corazón qué harían con lo que habían recibido.<br />

En Tezopaco (antiguo colegio de internado en el estado de Sonora en<br />

México) <strong>cuando</strong> llegaban giros telegráficos, el que recibía el sobre lo abría con<br />

ansias por ver cuánto dinero le habían mandado. Era curioso, pero lo que<br />

hacíamos la gran mayoría era comprar comida y luego… pues se acabó el<br />

dinero.<br />

Noten, sin embargo lo que sucede en la parábola.<br />

Vs. 16. “Inmediatamente, el que había recibido cinco talentos se fue,<br />

negoció con ellos y ganó otros cinco talentos.”<br />

Vs. 17. “De la misma manera, el que había recibido dos ganó también<br />

otros dos.”<br />

Para darle sentido a la vida debemos de entender que: La vida en la<br />

tierra es <strong>un</strong> fideicomiso (<strong>un</strong>a transferencia de bienes, para ser administrados).<br />

“Sin duda, el Señor no confió a sus siervos más de lo que pensaba<br />

que podían manejar sabiamente. Por otra parte les dio lo suficiente como para<br />

incentivar su ingenio y habilidad proporcionándoles así la oport<strong>un</strong>idad de<br />

adquirir experiencia”. (Comentario Bíblico Adventista, pág. 498)<br />

Dios nos ha dado tiempo, talentos, cuerpo, recursos; nos ha dado,<br />

además, inteligencia, oport<strong>un</strong>idades, relaciones. Todo ello con el propósito de<br />

que sea administrado.<br />

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Tenemos la obligación de usar bien lo que Dios nos ha dado. La<br />

cuestión no es cuánto tenemos, sino qué hacemos con lo que tenemos.<br />

Este principio de mayordomía comienza <strong>cuando</strong> reconocemos que<br />

Dios es el dueño de todos y de todo en la tierra. “Del Señor es la tierra y su<br />

plenitud, el m<strong>un</strong>do y los que en él habitan.” (Salmo 24:1)<br />

No tenemos nada en esta tierra. A razón de nuestra corta estadía,<br />

Dios nos presta los bienes de la tierra, que son de él y que los prestó antes a<br />

otro antes de que llegáramos y <strong>cuando</strong> muramos se la prestará a otros más.<br />

Desde el mismo principio Dios le dio a administrar a Adán y a Eva el<br />

Edén. “Los bendijo Dios y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y<br />

sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y<br />

todas las bestias que se mueven sobre la tierra". (Génesis 1:28)<br />

“Porque ¿quién te hace superior? ¿Y qué tienes que no hayas<br />

recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras<br />

recibido?” (1 Corintios 4:7)<br />

“Jesús volverá, sabemos que es así. ¿Significa esto que debemos<br />

abandonar nuestras ocupaciones a fin de servir a Dios? No; quiere decir que<br />

debemos usar con diligencia nuestro tiempo, talentos y pertenencias a fin de<br />

servir a Dios en todo lo que hagamos”. (Biblia del Diario Vivir, pág. 1272)<br />

“Ahora bien, lo que se requiere de los administradores es que cada<br />

<strong>un</strong>o sea hallado fiel”. (1 Corintios 4:2 versión Reina Valera)<br />

“A los que reciben <strong>un</strong> encargo se le exige que demuestren ser dignos<br />

de confianza” (paráfrasis).<br />

El Señor fue cuidadoso en decidir cuánto daría a cada <strong>un</strong>o y luego<br />

exigió fidelidad.<br />

“Los bienes que recibimos no son nuestros. El capital que se nos ha<br />

confiado debe usarse y las ganancias que se logren siempre son propiedad<br />

del Señor. No tenemos derecho de atesorar estos talentos. Cuando el Señor<br />

Jesús regrese, espera recibir lo que es suyo y además la ganancia”.<br />

(Diccionario Adventista del séptimo día 7-A pág. 219).<br />

Al final de tu vida en esta tierra serás evaluado y recompensado<br />

según cómo uses lo que Dios te confió. Eso significa todo lo que hagas.<br />

“El Señor no pedirá de los pobres lo que no tienen para dar. No exigirá<br />

de los enfermos las energías activas de las cuales carece la debilidad<br />

corporal. Nadie debe quejarse porque no puede glorificar a Dios con talentos<br />

que n<strong>un</strong>ca le fueron confiados. Pero si tenéis <strong>un</strong> talento nada más, usadlo<br />

bien y aumentará. Si los talentos no se entierran, ganarán otros talentos”<br />

(Diccionario Bíblico Adventista, tomo 7-A, pág. 219).<br />

Mucha gente no logra darse cuenta de que el dinero es, tanto prueba<br />

como fideicomiso.<br />

Dios usa las finanzas para enseñarnos a confiar en él.<br />

Uno de los empleados salió temeroso, muy pensativo y sutilmente se<br />

perdió de la hacienda. Nadie supo a ciencia cierta a dónde había ido;<br />

sencillamente desapareció y luego de <strong>un</strong> tiempo fue encontrado dando<br />

vueltas de <strong>un</strong> lado a otro, sin hacer nada significativo con su vida y sus<br />

15


ienes. Parecía que deseaba que el tiempo pasara, tal vez no. Sólo le<br />

quedaba esperar que regresara su amo.<br />

El texto bíblico nos descubre qué fue lo que pasó:<br />

Vs. 18. “Pero el que había recibido <strong>un</strong>o fue y cavó en la tierra, y<br />

escondió el dinero de su señor”.<br />

Para darle sentido a la vida necesitamos entender que:<br />

Es <strong>un</strong>a asignación temporal<br />

“Para hacer buen uso de la vida n<strong>un</strong>ca debemos olvidar dos verdades:<br />

primero, la vida comparada con la eternidad es extremadamente breve.<br />

Seg<strong>un</strong>do, la tierra es <strong>un</strong>a residencia temporal”. (Una vida con propósito, por<br />

Rick Warren, pág. 48)<br />

Dice el himno: “No puede el m<strong>un</strong>do ser mi hogar, no puede el m<strong>un</strong>do<br />

ser mi hogar. En gloria tengo mi mansión, no puede el m<strong>un</strong>do ser mi hogar”.<br />

(Himnario Adventista #494)<br />

“Tu identidad está en Dios que es eterno y tu patria es el cielo”.<br />

Recuerda: “Soy peregrino aquí, no hallo do morar, en áurea playa está mi muy<br />

lejano hogar”. (Himnario Adventista #357)<br />

Esto explica por qué hay anhelos que no serán satisfechos de este<br />

lado de la eternidad. No somos completamente felices aquí porque no se<br />

espera que lo seamos.<br />

La tierra no es nuestro hogar final.<br />

Hemos sido creados para algo mucho mejor.<br />

“Cuando entendemos esto podemos darle sentido a la vida. Esto<br />

debería cambiar radicalmente nuestros valores. Los valores eternos, no los<br />

temporales, deben ser los factores determinantes que influyan en nuestras<br />

decisiones. C.S. Lewis observó: ‘Todo lo que no sea eterno es enteramente<br />

inútil’”. (Una vida con propósito, por Rick Warren, pág. 25)<br />

Vs. 19. “Después de mucho tiempo, vino el señor de aquellos siervos<br />

y arregló cuentas con ellos. 20. Cuando se presentó el que había recibido<br />

cinco talentos, trajo otros cinco talentos y dijo: ‘Señor, me entregaste cinco<br />

talentos; he aquí he ganado otros cinco talentos.’ 21. Su señor le dijo: ‘Bien,<br />

siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en<br />

el gozo de tu señor.’ 22. Y <strong>cuando</strong> se presentó el que había recibido dos<br />

talentos, dijo: ‘Señor, me entregaste dos talentos; he aquí he ganado otros<br />

dos talentos.’ 23. Su señor le dijo: ‘Bien, siervo bueno y fiel. Sobre poco has<br />

sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu Señor.’ 24. Pero<br />

<strong>cuando</strong> se presentó el que había recibido <strong>un</strong> talento, dijo: ‘Señor, yo te<br />

conozco que eres <strong>un</strong> hombre duro, que cosechas donde no sembraste y<br />

recoges donde no esparciste. 25. Y como tuve miedo, fui y escondí tu talento<br />

en la tierra. Aquí tienes lo que es tuyo.’ 26. Su señor respondió y le dijo:<br />

‘¡Siervo malo y perezoso! ¿Sabías que cosecho donde no sembré y recojo<br />

donde no esparcí? 27. Por lo tanto, debías haber entregado mi dinero a los<br />

banqueros, y al venir yo, habría recibido lo que es mío con los intereses. 28.<br />

Por tanto, quitadle el talento y dadlo al que tiene diez talentos. 29. Porque a<br />

16


todo el que tiene le será dado, y tendrá en ab<strong>un</strong>dancia; pero al que no tiene,<br />

a<strong>un</strong> lo que tiene le será quitado. 30. Al siervo inútil echadlo en las tinieblas de<br />

afuera.’ Allí habrá llanto y crujir de dientes”.<br />

La aprobación del Señor no era proporcional a la ganancia de cada<br />

<strong>un</strong>o, sino a la fidelidad demostrada.<br />

“El galardón por el servicio fiel había de ser <strong>un</strong>a mayor oport<strong>un</strong>idad de<br />

servicio. Los que aprovecharon las pequeñas oport<strong>un</strong>idades se les dio<br />

oport<strong>un</strong>idades mayores. En parte, el galardón por el servicio fiel se recibe en<br />

esta vida. Pero Jesús se refiere aquí principalmente a la recompensa del<br />

m<strong>un</strong>do venidero” (Palabras de vida del Gran Maestro, pág. 295).<br />

Conclusión<br />

Relato<br />

Un misionero había pasado muchos años de su vida al otro lado del<br />

océano. Al jubilarse, volvió a casa en los EEUU en el mismo barco en el que<br />

viajaba el Presidente de la nación. Al ver la algarabía con la que recibían al<br />

Presidente sintió indignación contra Dios. Una voz tierna le dijo: “Pero, hijo<br />

mío, tu aún no has llegado a casa”.<br />

“A los ojos de Dios, los grandes héroes de la fe no son los que han<br />

logrado prosperidad, éxito y poder en esta vida, sino aquellos que la ven como<br />

<strong>un</strong>a asignación temporal y sirven fielmente, esperando su recompensa en la<br />

eternidad” (Una vida con propósito, pág. 25).<br />

Para darle sentido a la vida es necesario entender que la vida es <strong>un</strong>a<br />

prueba, <strong>un</strong>a oport<strong>un</strong>idad para administrar los bienes asignados y es temporal.<br />

“En lo poco has sido fiel, sobre mucho te pondré…entra en el gozo de<br />

tu Señor”. (Mateo 25:23)<br />

Dios te bendiga.<br />

17


3 - EL MILAGRO TIENE UN PRECIO<br />

Orientaciones para el predicador<br />

Enseñanza principal<br />

Dios puede hacer milagros en nuestra vida si tan sólo creemos en él y<br />

sus promesas. Es sólo la gracia de Dios la que nos puede sanar, no importa<br />

nuestra necesidad.<br />

Idea para predicar<br />

Esta narrativa requiere adentrarse en el personaje principal de la<br />

historia y darle vida propia al relato.<br />

Cuántas veces el Señor nos muestra su vol<strong>un</strong>tad de <strong>un</strong>a forma<br />

extraña donde menos esperamos y de quien menos nos imaginamos, pero<br />

está siempre presente para guiarnos a hacer su vol<strong>un</strong>tad.<br />

No es el ser humano quien promueve la sanidad de nuestras almas,<br />

sino Dios.<br />

Invitación para tomar <strong>un</strong>a decisión<br />

Hablar de los deseos que no se han cumplido, de los problemas que<br />

enfrentamos y no los sabemos cómo solucionar.<br />

Hablar acerca de las expectativas que generamos <strong>cuando</strong> buscamos<br />

a Dios y sentimos que no se alcanzan. Venimos a la iglesia y de pronto nos<br />

parece todo tan sencillo que ni siquiera lo queremos hacer, pues<br />

esperábamos algo grande y difícil de resolver.<br />

Creer en Dios y en que puede obrar <strong>un</strong> milagro en nuestra propia vida.<br />

No sé de qué tamaño sea el milagro que necesitas pero pídeselo a<br />

Dios.<br />

EL MILAGRO TIENE UN PRECIO<br />

Texto clave: 2 Reyes 5<br />

Marco histórico<br />

(Voz oculta) A toda alma sincera “que anda en tinieblas y carece de<br />

luz” se da la invitación: “Confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su<br />

Dios”, “porque n<strong>un</strong>ca jamás oyeron los hombres, ni con los oídos percibieron,<br />

ni ojo de nadie ha visto, fuera de ti, oh Dios, las cosas que hará el Señor por<br />

aquel que le espera. Sales al encuentro del que se regocija en obrar justicia,<br />

de los que en tus caminos se acuerdan de ti”. (Isa. 50:10; 64:4, 5) Deseado de<br />

todas las gentes, pág. 189.<br />

Todos, de alg<strong>un</strong>a manera, necesitamos <strong>un</strong> milagro en nuestra vida.<br />

18


Permíteme tomar el lugar de Naamán y decirte cómo nos relataría él<br />

su historia si tuviese que hacerlo en esta hora, para animarte a creer en <strong>un</strong><br />

milagro.<br />

“Nací en <strong>un</strong> hogar nacionalista; crecí orgulloso de mi nación y mi<br />

gente. Lo recibí de mis padres como parte de mi educación diaria. El ejército<br />

y sus soldados <strong>llama</strong>ban mi atención y, mientras crecía, aumentaba en mi<br />

corazón el anhelo de ser <strong>un</strong> soldado fiel de mi país.<br />

Las cosas se fueron dando: el ejército del reino cada día hacía<br />

incursiones más grandes y llenas de riesgos. Escuchar esas historias<br />

alimentaba mis anhelos y me invitaban a soñar despierto.<br />

Cuando la oport<strong>un</strong>idad llegó, me enlisté para formar parte de ese<br />

ejército. Como todo aspirante a soldado, comencé con las tareas más simples<br />

y aparentemente insignificantes. En cada <strong>un</strong>a de ellas fui fiel, pensando que<br />

sólo sería por poco tiempo, porque mi lugar estaba reservado entre los<br />

mejores. N<strong>un</strong>ca deje de pensar así.<br />

Mientras, los días transcurrían y las oport<strong>un</strong>idades se daban. Trabajé<br />

con ahínco hasta conseguir lo que quería. Fui reconocido por mi fidelidad y mi<br />

anhelo de superarme, y <strong>un</strong> buen día finalmente empecé a ascender. Se me<br />

concedieron, entonces, altos privilegios.<br />

Una mañana sucedió algo mejor al haber sido <strong>llama</strong>do para ser<br />

general del ejército del rey de Siria.<br />

Más honor no podía tener; la vida me sonreía. Me casé, entonces, con<br />

<strong>un</strong>a mujer no sólo bella, sino de carácter noble y refinado. Los mejores días<br />

estaban por venir.<br />

En <strong>un</strong>a de las incursiones a Israel logramos dar muerte a <strong>un</strong> temido<br />

rey <strong>llama</strong>do Acab y logramos tomar de los hijos de Israel siervos y siervas<br />

como trofeos para repartir como preseas después de la batalla.<br />

En esa ocasión llevé conmigo a casa <strong>un</strong>a niña de corta edad, pero<br />

suficiente para que sirviera a mi esposa. De alg<strong>un</strong>a manera su rostro sereno<br />

en medio de todo lo que estaba pasando me había despertado confianza,<br />

pues ella sabía que n<strong>un</strong>ca más volvería a su hogar ni vería a sus padres, de<br />

cuyos brazos había sido arrancada apenas <strong>un</strong>os días atrás.<br />

Ahora sé que ella había crecido en <strong>un</strong> hogar feliz y que sus padres<br />

eran temerosos de Dios y practicaban su religión con alegría, pues confiados<br />

en él, reclamaban sus promesas para sus vidas.<br />

La llegué a admirar porque a pesar de su juventud, supo<br />

sobreponerse a <strong>un</strong>a condición de vida muy triste. La vida no parecía ofrecerle<br />

gran cosa, y podría haberse amargado si se hubiera dedicado a pensar en sí<br />

misma y en su desgracia. (Comentario Bíblico Adventista, pág. 871)<br />

Quizá sea difícil entender por qué Dios permite circ<strong>un</strong>stancias que<br />

lastiman nuestro corazón y que llenan nuestra vida de incertidumbre de que él<br />

dirija nuestros pasos.<br />

Una temporada difícil, <strong>un</strong> problema familiar, <strong>un</strong>a enfermedad<br />

inesperada, la pérdida de <strong>un</strong> ser querido, el olvido de alguien que <strong>un</strong> día te<br />

prometió amor y hoy manifiesta entera indiferencia, pocos recursos<br />

19


económicos <strong>cuando</strong> hemos hecho nuestros máximos esfuerzos, <strong>un</strong> hogar que<br />

se desintegra sin poder hacer nada para remediarlo.<br />

¡Qué cosas! Yo lamentaba inconscientemente su condición, sin saber<br />

que muy pronto ella lamentaría la mía.<br />

Un día de esos <strong>cuando</strong> yo pensaba que todo estaba bien y que no<br />

podía desear algo más, <strong>un</strong>a pequeña llaga se detectó en mi cuerpo y<br />

desencadenó lo que sería <strong>un</strong>a tragedia en mi hogar y en mi vida profesional.<br />

A<strong>un</strong>que las muestras de aprecio y de solidaridad no se hicieron<br />

esperar, prefería no encontrarme con la gente ni con mi ejército. Sumido en mi<br />

desesperación y desánimo, empecé a llevar la tristeza a dónde iba. No sólo<br />

eso estaba mal; también en mi hogar las cosas empezaron a ser difíciles.<br />

La pequeña sirvienta lo notó y su corazón fue conmovido. Ahora me<br />

doy cuenta que el primer milagro sucedió en su corazón, porque teniendo<br />

motivos para odiarme no lo hizo.<br />

Incluso, razones sobradas tenía para desconfiar de su Dios y<br />

olvidarlo; para pensar que me merecía lo que me pasaba como <strong>un</strong> castigo de<br />

Dios por haberla arrancado de su hogar. Si lo pensó n<strong>un</strong>ca lo dijo.<br />

La lepra que yo tenía me estaba matando; los médicos no me podían<br />

curar. Habíamos probado de todo; además, temía contagiar a mi ejército.<br />

Mis músculos, <strong>un</strong>a vez fuertes, se estaban atrofiando; mis fosas<br />

nasales estaban muy dañadas: se podía percibir la inflamación; los nervios<br />

empezaron a perder sensibilidad, no había dolor, pero me aterraba que las<br />

extremidades se mutilaran al igual que mi cara, especialmente la nariz.<br />

Comía sólo por insistencia de mi esposa, pero había perdido el<br />

apetito. Hoy hablan de sulfona para curar, pero nosotros no la conocimos. La<br />

prueba de <strong>un</strong>a curación era la ausencia de llagas, a<strong>un</strong>que quedaran las<br />

cicatrices. Sin embargo, cada mañana las cosas eran peores.<br />

Mi esposa estaba en medio de los jardines, donde solía ir para no ser<br />

escuchada ni vista <strong>cuando</strong> lloraba. Pensaba en la situación por la que<br />

estábamos pasando y allí oraba a nuestros <strong>dios</strong>es. Cada día sufría más, pero<br />

delante de mí era fuerte y me animaba.<br />

Una mañana pasó algo que n<strong>un</strong>ca podremos olvidar: la criada, con el<br />

cariño de <strong>un</strong>a hija, se acercó a mi esposa y le dijo algo que revivió <strong>un</strong>a<br />

esperanza que empezaba a morir por no tener con que alimentarla.<br />

“En mi tierra”, dijo ella, “hay <strong>un</strong> profeta de Jehová que puede sanar a<br />

su esposo”.<br />

Sería este el comienzo para que muchos supiéramos del gran poder<br />

del Dios de Israel, que era sin duda superior al de nuestros <strong>dios</strong>es, que nada<br />

habían podido hacer por mí.<br />

Cuando miramos a nuestro alrededor pensamos: “Caras vemos, pero<br />

corazones no sabemos”. A<strong>un</strong>que nos parezca difícil aceptar, nos necesitamos<br />

<strong>un</strong>os a otros. Además, cuánto bien nos hace escuchar la forma como Dios ha<br />

guiado tu vida, así como también lo hizo conmigo. No dudes en expresarlo.<br />

Una palabra de aliento en <strong>un</strong> momento de necesidad es <strong>un</strong> bálsamo al<br />

corazón. No dejes pasar la oport<strong>un</strong>idad para hablar de las maravillas de Dios<br />

20


y alentar a otros. Cuando veas a alguien en necesidad, no dudes en hablarle<br />

de ese Dios maravilloso y de las promesas que te han sostenido.<br />

Comenzó <strong>un</strong>a serie de eventos, con tonos llenos de esperanzas. Mi<br />

esposa me contó lo que la criada le había dicho. Yo no podía dejar de<br />

intentarlo y rápidamente, con la ayuda de mis hombres de confianza, me dirigí<br />

al palacio del rey para pedir su venia e ir a la tierra del profeta.<br />

Era tanta mi emoción que le dije al rey de Samaria: “Tú que eres de<br />

gran influencia, mándale <strong>un</strong>a carta al rey de Israel para que me atiendan<br />

bien”. Entre ellos se com<strong>un</strong>icaban. El rey, sin entender por completo la<br />

petición que le hacía, pero envuelto por mi euforia, envió <strong>un</strong>a misiva dirigida al<br />

rey de Israel, Joram, quien, <strong>cuando</strong> leyó el pedido, se angustió por lo que ésta<br />

decía (2 Reyes 5:6): “Cuando te lleguen a ti estas cartas, entiende por ellas<br />

que te envío a mi siervo Naamán para que lo sanes de su lepra”.<br />

Vs. 7. El rey Joram rasgó sus ropas preocupado porque sabía que<br />

escapaba de sus manos esa petición. De pronto todo se desmoronaba<br />

delante de mis propios ojos, sin entender por qué se me negaba la<br />

oport<strong>un</strong>idad de encontrarme con el profeta de quien aquella niña me había<br />

hablado.<br />

Estaba muy cerca de recibir <strong>un</strong>a grande bendición, pero la estaba<br />

solicitando en el lugar equivocado. ¿No sé si te ha pasado a ti?<br />

Vs. 8. Fue entonces que algo volvió a revivir la esperanza: Eliseo se<br />

dio cuenta de que el rey Joram tenía <strong>un</strong>a situación complicada y necesitaba<br />

ayuda.<br />

“Mándamelo”, dijo Eliseo, “y sabrá que hay profeta en Israel”.<br />

Supe después que el mensaje no era sólo para mí, sino también para<br />

recordarle al Rey, hijo de Acab, que los pasos que seguía eran equivocados,<br />

como lo había hecho su padre.<br />

Ambos debíamos reconocer que hay <strong>un</strong> Dios poderoso en Israel que<br />

puede atender las necesidades de quien lo busque.<br />

En ese momento, lo único que yo quería era ver al profeta y,<br />

entonces, esperaba que él hiciera <strong>un</strong> milagro delante de mis propios ojos.<br />

Expectativas y desengaños<br />

Caminamos a casa del profeta con los músculos cansados, pero con<br />

la esperanza viva. Cada vuelta que las ruedas del carruaje daban, hacían que<br />

las expectativas crecieran. “Saldrá y me sanará, me estará esperando para<br />

atenderme”, pensaba ya.<br />

Vs. 9. Llegamos a casa del profeta con grandes ilusiones.<br />

Vs. 11. Las expectativas que tenía eran grandes, espectaculares; no<br />

quería que ning<strong>un</strong>o perdiera detalle.<br />

Después de haberme an<strong>un</strong>ciado cuál no sería mi sorpresa: la casa<br />

contrastaba con el palacio del rey, era sencilla y retirada de las construcciones<br />

hermosas y elegantes del Rey. Todo se veía demasiado sencillo; mi corazón<br />

empezó a dudar.<br />

21


La puerta de esa vivienda humilde debería ser <strong>un</strong>a puerta abierta a la<br />

vida y la esperanza; pero mi corazón se resistía. Las expectativas se<br />

derrumbaban delante de mí, sin poder hacer nada.<br />

Otro detalle que minó mis esperanzas fue que el profeta no salió a<br />

recibirme; ni siquiera me vio. El único recibimiento lo tuve por parte de <strong>un</strong><br />

hombre parado en la entrada de la puerta, quien traía <strong>un</strong> mensaje del Profeta<br />

en sus labios. Era su criado, Giezi.<br />

Qué irónico: <strong>un</strong>a criada me había mandado a buscar al profeta; ahora<br />

<strong>un</strong> criado salía a recibirme. ¿Acaso no merecía más atención mi persona?<br />

La situación era curiosa: eso no me debería importar, ya que mi salud<br />

era prioridad; sin embargo, de pronto le di importancia.<br />

Vs. 10. Sin poder salir aún de mi asombro por lo que estaba pasando,<br />

él sólo dijo firme y tajantemente: “Ve, lávate siete veces en el Jordán y tu<br />

carne se te restaurará y será limpia”. (2 Reyes 5:10)<br />

Allí estaba la respuesta para mi necesidad; no obstante, como ser<br />

humano, soy muy complejo y en lugar de aceptar la oferta que se me hacía<br />

me puse a pelear por no haberme recibido como yo creía merecer.<br />

En otras palabras: yo llevaba mi propia agenda, había formulado mi<br />

propio plan y esperaba que Dios lo aceptara. Y no siendo las cosas como lo<br />

había imaginado, cualquier pretexto serviría para quejarme, a<strong>un</strong> <strong>cuando</strong> el<br />

aceptar la orden red<strong>un</strong>daría en mi beneficio.<br />

No cabe duda que somos complejos. Sin embargo, hay algo que no<br />

olvidaré: “Hay sabiduría en obedecer las órdenes del Señor”. Quien desea ser<br />

salvo y quiere andar en los caminos del Señor, debe aprender que estos<br />

caminos son infinitamente más altos y mejores que los caminos de los<br />

hombres”. (Isa. 55:8,9.)<br />

No te rías, más bien ten cuidado, pues te puede pasar lo mismo.<br />

No sé cuantas veces Giezi, el criado del Profeta, se asomó por la<br />

puerta y me vio ahí, parado. Es que yo no salía de mi asombro: ¡No vino el<br />

profeta para decírmelo! ¡Envió a su criado!<br />

Giezi quizá pensó que yo no había entendido el mensaje y que por<br />

eso no me movía.<br />

Vs. 11 y 12. Me retiré enojado ya que no era como me lo había<br />

imaginado. Les preg<strong>un</strong>té a mis soldados que si los ríos que nacían en las<br />

montañas de Amana y Hermón y llegaban hasta Damasco el Abana y el<br />

Farfar no eran mejores que el Jordán adonde me había mandado: <strong>un</strong> río<br />

lodoso y lleno de fango en sus orillas.<br />

Como yo estaba tan cansado y muy desilusionado, emprendí el<br />

camino de vuelta a casa sin ser curado, razón por la cual había ido hasta esas<br />

tierras.<br />

Me da la impresión de que a veces también tú te quejas y de pronto,<br />

al comparar el lugar de donde vienes, llegas a la conclusión de que no vale la<br />

pena estar en este lugar, buscando a Dios.<br />

22


Yo no lo quería entender, pero el Dios de los cielos había guiado mis<br />

pasos hasta ese lugar porque tenía preparado para mí algo muy especial,<br />

como lo tiene para ti también.<br />

Ahora lo veo así: el Señor quiere nuestra felicidad y en otro lugar no la<br />

encontraremos. Gracias a Dios que aún hay quien ve con optimismo nuestras<br />

vidas y posibilidades y nos ayuda a seguir adelante.<br />

Y, ¿por qué no decirlo? Miserable el que desanima a alguien a no<br />

cumplir la vol<strong>un</strong>tad de Dios en su vida.<br />

Busca, lucha, pero no desistas<br />

Vs. 13. Otra vez mis “criados”, demostrando que eran más sabios que<br />

su propio amo, se acercaron diciéndome: “¿Te parece mucho hacer lo que te<br />

pide el profeta? Anda y prueba; no pierdes nada. Quizá ésta sea tu solución.<br />

No te vayas sin antes haber probado lo que se te propone”.<br />

Otra vez los criados, guiados sin duda por Dios, estaban diciéndome<br />

qué hacer. Mi orgulloso corazón debía de doblegarse y ganar la victoria sobre<br />

mi vol<strong>un</strong>tad terca y egoísta.<br />

Entonces acepté; probé la alternativa que se presentaba delante de<br />

mí y, sin pensarlo más, fui al Jordán y me sumergí en sus aguas.<br />

El fango de la orilla del río turbio del Jordán acabó con lo último que<br />

de mi orgullo quedaba. El lodo se pegaba en mis piernas y cubría mis llagas.<br />

Pensaba para mis adentros: “Si no sano moriré más rápido por la infección<br />

que agarraré con este lodo maloliente”.<br />

Ante la mirada incrédula de mis siervos y soldados, empecé <strong>un</strong> rito<br />

desconocido para todos: sumergirme en el agua y salir.<br />

No bastó <strong>un</strong>a ni dos veces, hubo que sumergirse las siete veces que<br />

el profeta había indicado porque, a<strong>un</strong> en la sexta ocasión, no había cambios.<br />

Si hay algo desesperante es desear algo, hacer todo lo posible para<br />

que suceda y que no se cumpla. Y peor aún: qué terrible y vergonzoso es<br />

<strong>cuando</strong> los demás esperan que se cumpla y no sucede.<br />

Esto me enseñó que si he comenzado <strong>un</strong> proyecto o plan no puedo<br />

desistir; si quiero gozar del beneficio que se me quiere dar, es necesario llegar<br />

hasta el final.<br />

Vs.14. Llegó la séptima vez, ésa es la que n<strong>un</strong>ca olvidaré. Tomando<br />

todo el aire posible me volví a sumergir. ¿Puedes imaginarte el cuadro; lo que<br />

estaba viviendo?<br />

Cuántas cosas dentro de mi mente: ¿Acaso esto era sólo <strong>un</strong>a farsa<br />

para reírse de mí? ¿Qué pensarían la servidumbre de mi casa, la del profeta y<br />

hasta mis propios hombres de confianza?<br />

Pensaba en lo que yo haría al salir del agua si descubriera que mi<br />

lepra estaba allí; qué historia debía contar de regreso a casa si esto no<br />

f<strong>un</strong>cionaba.<br />

No había más aire en mis pulmones así que salí para enfrentarme a la<br />

realidad, fuera cual fuese.<br />

23


Cuando salí y quité el agua de mi rostro y ojos para poder ver,<br />

descubrí el rostro asombrado de mis siervos por el milagro que contemplaban.<br />

Mi piel era como la de <strong>un</strong> niño. Cumplí las indicaciones y entonces hubo<br />

sanidad.<br />

Con cuanta gratitud miraba yo a los criados que me habían animado a<br />

seguir adelante.<br />

¡Finalmente tenía lo que había venido a buscar!<br />

Todos, en algún momento de nuestra existencia, hemos sido<br />

alcanzados por la lepra del pecado y el Señor desea curarnos. No<br />

menosprecies su ofrecimiento. Si hay nervios atrofiados, insensibles al<br />

pecado; si ha sido mutilado tu carácter; si has perdido el apetito por Cristo, la<br />

medicina, la sulfona, es Cristo. Toma la dosis de su amor.<br />

Recuerda: todos necesitamos <strong>un</strong> milagro. No sé de qué tamaño es el<br />

que tú necesites. Si escuchas su voz, no te resistas a su amor. Sigue sus<br />

indicaciones en tu vida y tendrás <strong>un</strong> final feliz. Podrás regresar a casa y contar<br />

cuántas cosas grandes ha hecho Jesús por ti.<br />

De regreso en casa, agradecí enormemente a esa niña que se atrevió<br />

a mostrarme <strong>un</strong> camino diferente para que <strong>un</strong> milagro sucediera en mi vida.<br />

Conclusión<br />

(Ilustración personal)<br />

Boleto Seaworld<br />

Había salido de vacaciones con mi familia y ellos querían entrar al<br />

parque acuático de Seaworld, pero yo no quería pagar los 45.00 dólares de la<br />

entrada porque ya no traíamos casi dinero. Mis hijos, la tía y la abuelita<br />

insistían que fuéramos. Cuando finalmente me convencieron, empecé a orar<br />

para que Dios hiciera <strong>un</strong> milagro y pudiera entrar sin pagar.<br />

Al mirar hacia abajo, noté que había en el suelo algo que parecía <strong>un</strong><br />

boleto. Como dudé, le dije a mi hija Dulce: “Levanta esa cosa”. Ella lo vio y<br />

descubrió que era <strong>un</strong> boleto vigente para entrar.<br />

Lo más significativo sucedió <strong>cuando</strong> me acerque a la entrada del<br />

parque con temor que me dijeran que no servía y mi suegra tomó el boleto<br />

que traía en la mano y entró diciéndome “si ya lo tienes en la mano úsalo sin<br />

dudar”.<br />

Así somos muchas veces. Le pedimos a Dios <strong>un</strong> milagro y <strong>cuando</strong> él<br />

lo realiza, nosotros no creemos.<br />

Agradece a Dios por haberte traído aquí y a quien te animó a venir.<br />

Disfruta tu estadía y permite que tu vida sea transformada por el amor<br />

renovador de Dios.<br />

No sé de qué tamaño es el milagro que necesitas, pero pídeselo a<br />

Dios, cree en él, obedece sus indicaciones y él los hará realidad.<br />

Que Dios te bendiga.<br />

24


4 - ¿ESTÁS LISTO?<br />

Orientaciones y herramientas para el predicador<br />

Enseñanza principal<br />

Jesús nos invita a vivir con él por la eternidad pero debemos aceptar<br />

su vestido de bodas, tejido en el telar del cielo.<br />

Idea principal para predicar<br />

Seremos juzgados por las decisiones que tomamos y por las<br />

oport<strong>un</strong>idades que tuvimos de aceptar a Dios como nuestro Salvador<br />

personal. La provisión de su justicia está hecha, pero debemos echar mano<br />

de ella para ser salvos.<br />

Invitación para tomar <strong>un</strong>a decisión<br />

Aceptar la invitación para participar en la boda que Jesús está<br />

preparando para nosotros.<br />

No desea que nadie falte, por eso te extiende la invitación a participar.<br />

Prepárate hoy para encontrarte con él.<br />

Materiales para reforzar el mensaje<br />

Una túnica blanca que ilustre el vestido de bodas que Cristo ha<br />

preparado para que los invitados la puedan portar.<br />

JESÚS PRONTO VOLVERÁ<br />

Mateo 22:1-14<br />

“Jesús pronto volverá al m<strong>un</strong>do con gran poder. Promesa nos dio y la<br />

cumplirá; su rostro podremos ver”, Himnario Adventista #170.<br />

Tengo <strong>un</strong>a convicción, <strong>un</strong>a esperanza y <strong>un</strong>a preocupación.<br />

Mi convicción está basada en las promesas de la Biblia: es la pronto<br />

venida de Cristo en gloria y majestad.<br />

Lo he creído por mucho tiempo y lo he esperado con gran entusiasmo,<br />

sabiendo que el Señor no tarda en cumplir su promesa. Sin embargo, no dudo<br />

que muchos de los presentes a veces dudamos y olvidamos esta promesa.<br />

No sé cómo te sientas en esta hora, pero quiero animarte a reavivar<br />

esta bendita esperanza en tu corazón.<br />

Vivimos en la época de la información. Y es increíble que la<br />

información que contiene el periódico de <strong>un</strong>a ciudad tenga más información<br />

que la que tus bisabuelos recibieron en toda su vida. No obstante el cúmulo<br />

de conocimientos, ¿qué es lo más importante que debes saber? No tengo la<br />

menor duda al respecto y quiero recordártelo esta mañana.<br />

25


Ilustración<br />

El rey de <strong>un</strong> gran imperio -mirando las muchas ocupaciones que tenía<br />

y frustrado por todas las tareas que tenía que realizar- hizo <strong>llama</strong>r <strong>un</strong> día a los<br />

50 sabios de su reino y les pidió que se dedicaran a la tarea de investigar y<br />

resumir lo más importante que consideraran que él debería saber.<br />

Después de casi 10 años, se presentaron ante él 25 de los 50 sabios<br />

a quienes se les había encomendado la tarea. Traían 10 tomos con el<br />

conocimiento condensado de lo que consideraban que el rey debía saber.<br />

Todavía era demasiado extenso para sus múltiples ocupaciones, así que el<br />

rey les pidió que continuaran con la labor de condensar aún más la<br />

información.<br />

Diez años después, volvieron sólo 5 sabios, trayendo con ellos <strong>un</strong> solo<br />

libro. Viéndolo el rey, pidió que lo resumieran todavía más, ya que era ya<br />

viejo, y no le podía dedicar tanto tiempo a la lectura.<br />

Al cabo de diez años, regresó <strong>un</strong> solo sabio ya muy anciano y con<br />

ropas desgastadas. Era el único sabio sobreviviente y traía <strong>un</strong> informe al rey,<br />

quien ya estaba muy enfermo y agotado. El informe final de lo que necesitaba<br />

saber estaba inscrito en <strong>un</strong> anillo: “El Rey del cielo establecerá <strong>un</strong> reino”.<br />

Esto es lo que debemos saber todos y no olvidar n<strong>un</strong>ca.<br />

Me temo que las muchas ocupaciones nos tienen atrapados con<br />

falsas esperanzas y muchas metas y sueños por alcanzar; sin embargo,<br />

hemos dejado de creer con entusiasmo, hemos dejado de hablar con<br />

preocupación.<br />

Consideramos más importantes otras cosas que están a nuestro<br />

alrededor, y a<strong>un</strong>que sean dignas, nos han hecho olvidar el pronto retorno de<br />

Cristo en gloria y majestad. Estamos en la búsqueda de muchas otras cosas<br />

que han ocupado el lugar de Cristo en nuestros corazones.<br />

Promesas de la seg<strong>un</strong>da venida<br />

Te presento <strong>un</strong> ramillete de promesas para reavivar la idea de su<br />

pronta venida:<br />

• En Juan 14:1-3 es an<strong>un</strong>ciada por Cristo mismo.<br />

• En Hechos 1:9-11 es an<strong>un</strong>ciada por los ángeles.<br />

• En Hebreos 9:28 es an<strong>un</strong>ciada por el gran predicador Pablo.<br />

• En 2 Pedro 3:11 y 12 n<strong>un</strong>ca es olvidada por Pedro, <strong>un</strong> hombre que<br />

conoció y vivió muy cerca de Jesús.<br />

Tengo <strong>un</strong>a esperanza<br />

Y deseo que pueda ser tuya también. Cuando Cristo venga seremos<br />

evaluados, examinados y habrá <strong>un</strong>a sentencia. Salir aprobado.<br />

Mateo 25: 32 y 33 nos recuerdan de <strong>un</strong>a manera muy gráfica lo que<br />

hará.<br />

Mi esperanza es poder vivir con Jesús por la eternidad; sin embargo,<br />

para alcanzarlo se requiere <strong>un</strong>a preparación, <strong>un</strong>a decisión, <strong>un</strong>a constante<br />

preocupación por estar a cuentas con él cada día de nuestra vida.<br />

26


No estoy seguro de cómo te fue esta semana. Yo te la describiría<br />

como <strong>un</strong>a semana de locura debido a las tantas actividades y cosas para<br />

hacer.<br />

En medio de todo el trajinar, ¿cuál ha sido la respuesta a la invitación<br />

y <strong>llama</strong>do para poder estar con él en esa fiesta por la eternidad?<br />

Un recordatorio más basado en la Biblia, la Palabra de Dios la única<br />

regla de fe y conducta para el cristiano:<br />

Mateo 22:1-14 registra la parábola del banquete de la boda.<br />

“Una lección del más alto significado” enfatiza Elena G. de White<br />

(Palabras de vida del Gran Maestro, pág. 249).<br />

¿Cuál es la razón de este comentario? Por el hecho de que simboliza<br />

la <strong>un</strong>ión de la humanidad con la divinidad.<br />

Nadie se casa si no quiere. No hay novio triste o desanimado, o que<br />

se haya olvidado de ese momento crucial en su vida.<br />

El vestido de boda representa el carácter que todos debemos poseer<br />

para ser tenidos por dignos convidados a las bodas.<br />

La invitación a la fiesta deja por sentado que quienes han de asistir<br />

deben hacer cierta preparación, de no ser así serán echados fuera.<br />

No sé si alg<strong>un</strong>a vez te han sacado de <strong>un</strong>a fiesta por no estar en<br />

condiciones adecuadas para permanecer allí. A mí n<strong>un</strong>ca me ha sucedido,<br />

pero me imagino que ha de ser vergonzoso.<br />

Imaginemos esta otra situación: Hay <strong>un</strong>a tensión muy grande en el<br />

ambiente. Ha llegado <strong>un</strong>a invitación, pero los invitados no tienen ganas de<br />

participar del festejo, así que hacen caso omiso a la invitación. Incluso hay<br />

quienes han ido más lejos y han maltratado a los portadores de la invitación.<br />

No olvides que hay evidencia clara de lo que sucederá a los que<br />

rechazan esta invitación. Así selló el pueblo judío su rechazo de la<br />

misericordia de Dios. El resultado fue predicho por Cristo en la parábola.<br />

El rey, enviando a sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas y puso<br />

fuego a su ciudad. El juicio pron<strong>un</strong>ciado vino sobre los judíos en la<br />

destrucción de Jerusalén y la dispersión de la nación.<br />

Delante de nosotros se presenta <strong>un</strong>a oport<strong>un</strong>idad. “Los que fueron<br />

primeramente invitados no podían consentir, pensaban ellos en sacrificar<br />

ning<strong>un</strong>a ventaja m<strong>un</strong>danal para asistir al banquete del rey. Y entre los que<br />

aceptaron la invitación había alg<strong>un</strong>os que sólo pensaban en su propio<br />

beneficio. Vinieron para disfrutar el banquete pero no por el deseo de honrar<br />

al rey” (Palabras de vida del Gran Maestro, pág. 251).<br />

Tengo <strong>un</strong>a preocupación<br />

El rey se acerca a los convidados y nota algo: “Se reveló el verdadero<br />

carácter de todos” (Ibíd.).<br />

El rey había provisto <strong>un</strong> regalo especial para todos los invitados: <strong>un</strong><br />

vestido de bodas; sin embargo había alguien que no lo traía puesto y el rey lo<br />

notó inmediatamente e indaga la razón por la cual no lo trae…después de <strong>un</strong><br />

silencio viene <strong>un</strong>a sentencia.<br />

27


Escuchen esto: “No todos los que profesan ser cristianos son<br />

verdaderos <strong>discípulo</strong>s. Antes que se dé la recompensa final debe decidirse<br />

quiénes son idóneos para compartir la herencia de los justos” (Ibíd.).<br />

Habrá <strong>un</strong> juicio…sin embargo lo que me preocupa ahora son nuestras<br />

obras: “Nuestros caracteres se revelan por lo que hacemos. Las obras<br />

muestran si la fe es genuina o no”.<br />

Podemos creer que el nombre de Jesús es el único nombre debajo del<br />

cielo por el cual el hombre puede ser salvo y sin embargo, no hacer de él<br />

nuestro Salvador personal…Cada jota y tilde de la Palabra de Dios debe ser<br />

puesta en práctica en la vida diaria.” (Ibíd. 254).<br />

La siguiente declaración es dura pero necesitamos escucharla,<br />

familia: “Él no tolerará nuestros pecados ni pasará por alto nuestros defectos<br />

de carácter. Espera que los venzamos en su nombre…puede ser considerado<br />

por el m<strong>un</strong>do como <strong>un</strong> hombre de gran integridad, pero la ley de Dios mira los<br />

secretos del corazón.” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 257)<br />

Triste será la visión retrospectiva en aquel día <strong>cuando</strong> los hombres se<br />

hallen cara a cara con la eternidad. Su vida entera se presentará tal cual haya<br />

sido. Los placeres m<strong>un</strong>danos, las riquezas y los honores no parecerán<br />

entonces tan importantes. Los hombres verán que únicamente la justicia que<br />

despreciaron es de valor.” (Palabras de vida del Gran Maestro, pág. 259)<br />

Conclusión<br />

Los días de gracia que tenemos se están terminando rápidamente. El<br />

fin está cerca. “Mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados<br />

de glotonería y embriaguez y de los cuidados de esta vida y venga de repente<br />

sobre vosotros aquel día.” (Lucas 21:34)<br />

“Porque el hijo del hombre ha de venir a la hora que no penséis.”<br />

(Mateo 24:44)<br />

“Bienaventurado el que vela, y guarda sus vestiduras, para que no<br />

ande desnudo y vean su vergüenza.” (Apoc. 16:15)<br />

Un joven enfermo de cáncer terminal buscó a <strong>un</strong>o de sus amigos y le<br />

pidió que lo ayudara a repasar lo que la Biblia dice sobre los eventos<br />

anteriores a que Cristo venga a esta tierra por seg<strong>un</strong>da vez. Cuando<br />

terminaron los estu<strong>dios</strong> el joven enfermo le dijo: “¿Sabes? Estoy listo para<br />

encontrarme con mi Dios. Mi cuerpo está cansado y muy deteriorado. Ora, por<br />

favor, y pídele a Dios que me deje descansar. Ya estoy listo para partir”.<br />

Después de orar por su amigo, el joven amigo salió del cuarto pensando: “Él<br />

estaba listo, pero yo…”<br />

Te preg<strong>un</strong>to a ti en esta oport<strong>un</strong>idad: ¿Estás listo para partir?<br />

¿Cómo estás para encontrarte con tu Dios? En el nombre del Señor<br />

que ha de venir te animo a prepárate para su gloriosa venida.<br />

Dios te bendiga.<br />

28


5 - ¿Qué quieres que haga?<br />

Orientaciones y herramientas para el predicador<br />

Enseñanza principal<br />

La seguridad tiene su f<strong>un</strong>damento en creer lo que Jesús puede hacer.<br />

Confiar significa creer en su Palabra y permitir que él haga lo demás.<br />

Idea principal para predicar<br />

Todos tenemos <strong>un</strong>a zona de comodidad de donde nos es difícil salir<br />

porque representa nuestra seguridad, estemos bien o estemos mal. Pero al<br />

presentarnos delante de Jesús es nuestra oport<strong>un</strong>idad que no debemos dejar<br />

pasar si queremos realmente cambiar.<br />

Hoy tendrás <strong>un</strong> encuentro personal con Dios. ¿Qué quieres que haga<br />

por ti? Para Dios no hay imposibles. Si crees y se lo pides, él te concederá los<br />

deseos de tu corazón. Sólo ven a él y cree.<br />

Invitación para tomar <strong>un</strong>a decisión<br />

Es ahora <strong>un</strong>a gran oport<strong>un</strong>idad para invitar a los que están luchando<br />

en el valle de la decisión por Jesús. Éste es el paso de la fe que debes dar; es<br />

el tiempo de tirar la capa que te ha dado seguridad; es tiempo de confiar,<br />

creer y actuar. Si se lo pides te lo dará.<br />

Materiales para reforzar el mensaje<br />

Use <strong>un</strong>a capa vieja para ilustrar la capa del ciego Bartimeo y, si fuera<br />

posible, que alguien se vista a la usanza de los tiempos bíblicos y haga <strong>un</strong><br />

cuadro plástico del personaje.<br />

MILAGRO AL COSTADO DEL CAMINO<br />

Lucas 18:35-43<br />

Cuenta la historia que <strong>un</strong>a mañana en el pasillo que daba a la oficina<br />

de Abraham Lincoln, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, se<br />

escucharon los pasos cortos de <strong>un</strong> niño que ante la mirada de los que<br />

esperaban su turno para tener <strong>un</strong>a entrevista con el mandatario, pasó delante<br />

de ellos y sin saludar a la guardia abrió la puerta y se presentó delante de<br />

Lincoln para hacerle <strong>un</strong>a petición, que le fue inmediatamente concedida…se<br />

trataba de Ted el hijo del presidente Lincoln. ¿Puedes imaginarte haciendo lo<br />

mismo?<br />

Salir de tu zona de comodidad quizá sea lo más difícil que tengas que<br />

enfrentar en tu vida; sin embargo, será lo más significativo <strong>cuando</strong> lo logres<br />

hacer para probar nuevos horizontes.<br />

Encontramos a Jesús a 25 Km de Jerusalén. El final de su camino no<br />

estaba lejos.<br />

29


Por el camino principal que llevaba a Jerusalén se habían congregado<br />

las multitudes, alg<strong>un</strong>os sólo llenos de curiosidad y otros más lo hacían para<br />

ver a los grandes y distinguidos maestros religiosos que se dirigían hacia la<br />

Ciudad Santa a celebrar alg<strong>un</strong>a de las festividades. En esta ocasión se<br />

celebraba la Pascua.<br />

Era normal ver a <strong>un</strong>a gran multitud compuesta por estudiantes y<br />

seguidores alrededor de Jesús; querían escuchar sus enseñanzas. Así<br />

sucedía con los rabíes. Mientras Jesús caminaba, enseñaba. Esta era <strong>un</strong>a de<br />

las maneras más com<strong>un</strong>es de transmitir los conocimientos.<br />

Otro factor que contribuía a lo que estaba pasando era la ley que<br />

establecía que todo varón mayor de doce años que viviera dentro de <strong>un</strong> radio<br />

de 25 Km de Jerusalén estaba obligado a asistir a la fiesta de la Pascua.<br />

Para muchos era imposible cumplir con esta ley porque no estaban en<br />

condiciones para viajar, así que se colocaban a la vera del camino para<br />

saludar a los peregrinos y desearles buen viaje.<br />

Teniendo en mente esto, es entendible que las calles de Jericó, por<br />

donde Jesús estaba pasando, estuvieran llenas de peregrinos y curiosos.<br />

Imaginemos la gran cantidad de personas que se apretujaban contra las<br />

paredes. Era inusual ver esta situación en otra época del año.<br />

Se había corrido la voz de que el joven y audaz galileo, quien se había<br />

atrevido a desafiar el poder combinado de todos los grupos ortodoxos, pasaría<br />

por allí. Esta era sobrada razón para que en las calles se congregara aún más<br />

gente.<br />

Notemos algo interesante: el templo tenía asignados casi 20,000<br />

sacerdotes y otros tantos levitas, que estaban divididos en 26 turnos para<br />

prestar sus servicios en forma rotativa en el templo.<br />

Muchos de estos sacerdotes y levitas vivían en Jericó <strong>cuando</strong> no<br />

estaban en servicio (Barclay, 1983). A<strong>un</strong>que a la Pascua iban todos, quizá no<br />

se habían ido aún a Jerusalén porque la festividad no había comenzado.<br />

Las miradas de la gente hacia este joven rebelde eran de todo tipo:<br />

alg<strong>un</strong>as llenas de curiosidad, otras llenas de frialdad, otras manifestaban <strong>un</strong>a<br />

actitud hostil. La razón era muy sencilla: si Jesús tenía razón, todo lo que se<br />

hacía en el templo no servía para nada.<br />

Vamos a la puerta norte de la ciudad de Jericó; allí está sentado <strong>un</strong><br />

mendigo de nombre Bartimeo.<br />

Reconstruyamos la escena<br />

Esa mañana, como pocas, había <strong>un</strong>a emoción natural en el corazón<br />

de Bartimeo por lo que significaba poder estar a la orilla del camino<br />

mendigando <strong>cuando</strong> tantas personas pasarían por allí.<br />

Sería <strong>un</strong> día bastante productivo; después de todo, esto no sucedía<br />

muy a menudo.<br />

Un buen amigo, de corazón noble y actitud paciente, lo ha ido a<br />

buscar muy temprano a su humilde hogar para llevarlo a la entrada norte de<br />

Jericó. Él se ha sobrepuesto a la crítica de ayudar a <strong>un</strong> rechazado ciego que<br />

30


carga el castigo de algún pecado cometido por sus padres. Según dice la<br />

tradición, ésa es la razón por lo que ha nacido ciego (Juan 9:2).<br />

“–Bartimeo–”, le dice su amigo –“no puedo hacer más por ti hoy.<br />

Espero que sea <strong>un</strong> día venturoso y puedas tener claras bendiciones–” y<br />

retirándose, dejó a su amigo sentado a la orilla del camino.<br />

Cuantos, sin saber, hoy han venido a la casa de Dios y deseamos<br />

pueda ser <strong>un</strong> día lleno de bendiciones en tu vida. Nosotros no podemos hacer<br />

nada por ti pero estás en el mejor lugar por donde Jesús va a pasar.<br />

Cuántas veces había llegado Bartimeo hasta aquel lugar para pedir<br />

limosna; muchos de los que pasaban lo reconocían y esperaban verlo muchos<br />

días más, hasta que muriera o se cansara de pedir.<br />

Lo que sería <strong>un</strong> día productivo de pronto se convirtió en <strong>un</strong> día<br />

misterioso. El ruido que llegaba hasta sus oídos era inusual. Debajo de sus<br />

piernas retumbaba el ruido que se provoca <strong>cuando</strong> <strong>un</strong>a enorme multitud se<br />

acerca.<br />

Sabiendo que esto no era normal, preg<strong>un</strong>tó a alguien qué era lo que<br />

pasaba y quién era el que venía.<br />

Le dijeron que era Jesús. Movido como por <strong>un</strong> resorte empezó a gritar<br />

para que pusieran atención en él: “¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de<br />

mí!”. Esto significaba que lo reconocía como el Rey prometido que<br />

establecería <strong>un</strong> reino en este m<strong>un</strong>do y que él podía ser favorecido por su<br />

autoridad.<br />

Vinieron las reacciones de todos lados. Para quienes escuchaban las<br />

enseñanzas de Jesús, todos esos gritos eran <strong>un</strong>a ofensa y trataron que<br />

Bartimeo se callara, pero nada le iba a quitar la oport<strong>un</strong>idad de conseguir <strong>un</strong><br />

favor de Jesús y siguió gritando.<br />

Los curiosos presentes estaban a la expectativa de cuál sería la<br />

respuesta que <strong>un</strong> pobre ciego recibiría como recompensa a sus gritos<br />

desesperados.<br />

Los fuertes gritos para <strong>llama</strong>r la atención cesaron por <strong>un</strong>os seg<strong>un</strong>dos,<br />

sólo los suficientes para alimentar la esperanza de que se hubiera callado.<br />

Pero volvió de nuevo y los gritos se convirtieron en <strong>un</strong>a emoción incontrolable.<br />

Podríamos <strong>llama</strong>rlo <strong>un</strong> alarido, <strong>un</strong> grito desesperado –y desesperante–<br />

mientras repetía vez tras vez: “¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí!”<br />

Ese grito no mostraba más que la desesperación total de ese ser.<br />

Esto nos dice que Bartimeo estaba determinado a enfrentar a Jesús, nada lo<br />

detendría; se resistió a hacer silenciar su voz y a contenerse.<br />

La magnitud de su necesidad lo llevó a Jesús. Podría decirles que si<br />

alguien quiere <strong>un</strong> milagro, éste es el espíritu que debe mostrar. El anhelo<br />

apasionado e intenso procedente del fondo mismo del corazón humano jamás<br />

será defraudado.<br />

Jesús escuchó <strong>un</strong> grito desesperado que debía atender. Los gritos<br />

eran tan fuertes y con tal desesperación, que el mismo Jesús se detuvo y<br />

j<strong>un</strong>to con él, la multitud. Sin embargo, Jesús no se acercó a él. ¿Por qué no lo<br />

hizo?<br />

31


Podemos descubrir en esta acción cómo Jesús quiere bendecir a<br />

muchos a través de nosotros. Acércate tú a ese hombre a esa mujer, a ese<br />

niño a esa niña, a ese joven a esa señorita que no esperan encontrarse con<br />

Jesús.<br />

Pregúntate: “¿Qué hago con alguien que grita desesperadamente<br />

para que lo volteen a ver?”<br />

¿Qué le hubieras dicho tú? “Oye, amigo, ya te escuchamos todos;<br />

calma, como sea no te va a dar <strong>un</strong>a audiencia; ahora cállate”.<br />

La multitud es sorprendida, sin embargo, <strong>cuando</strong> el discurso y la<br />

enseñanza de Jesús cambian de tema y atiende la necesidad específica del<br />

ciego. Descubrimos que Jesús ha dejado de hablar para actuar.<br />

Al detenerse el Maestro, la multitud se acerca más a él. Algo quiere<br />

decir, pero su voz se ahoga ante el griterío de aquel hombre, así que Jesús<br />

dice: “Díganle que venga”.<br />

Dice la Biblia que alguien lo llevó a su presencia. Quien caminó para<br />

traerlo, sospechaba que podía ser testigos de algo que n<strong>un</strong>ca olvidaría; sería<br />

el eslabón que <strong>un</strong>iría <strong>un</strong> grito de angustia con <strong>un</strong>a oport<strong>un</strong>idad, <strong>un</strong>a necesidad<br />

con <strong>un</strong>a provisión, <strong>un</strong> abismo de oscuridad con <strong>un</strong> rayo de luz.<br />

No hay tiempo para nada, sólo <strong>un</strong>as palabras breves deben poner la<br />

plataforma para que su fe se pueda sostener.<br />

Son los últimos seg<strong>un</strong>dos del juego de básquetbol. Has pedido tiempo<br />

fuera para decirle algo al jugador antes de que se presente delante de la<br />

canasta para hacer ese último tiro que puede significar la diferencia.<br />

Es la última frase que le puedes decir a alguien que, con la respiración<br />

entrecortada, trata de mantener su último aliento.<br />

Son las últimas palabras que puedes grabar antes de <strong>un</strong> examen y el<br />

maestro ha dicho guarden sus ap<strong>un</strong>tes.<br />

Es el abrazo de tus padres antes de verte partir.<br />

¿Cuántas cosas debía tener en su mente para decir lo que dijo…?<br />

¿Cuántas oraciones habrían sido contestadas en su propia vida para poder<br />

transmitir sólo en <strong>un</strong>os seg<strong>un</strong>dos <strong>un</strong>a inyección de ánimo, de fe, de valor y de<br />

esperanza?<br />

¿Con qué tono debió haber hablado para que creyera y, a<strong>un</strong>que no lo<br />

miraba, pudiera percibir <strong>un</strong> rostro lleno de confianza, ternura y de fina<br />

compasión hacia él, que sufría? Sólo su tono de voz debía edificar <strong>un</strong>a<br />

escalera de fe que lo presentaría ante el trono del Rey del <strong>un</strong>iverso.<br />

Bartimeo no lo conoce ni lo ha escuchado hablar antes; pero le da <strong>un</strong>a<br />

orden con tal convicción que no puede dudar. Es el sermón más corto que ha<br />

escuchado, pero es el más convincente; es <strong>un</strong>a orden, <strong>un</strong> <strong>llama</strong>do y <strong>un</strong>a<br />

misión: “Ten confianza, levántate, te <strong>llama</strong>”.<br />

¿Cómo puedes confiar en alguien a quien n<strong>un</strong>ca has visto? ¿Cómo<br />

puedes creer en algo que no has vivido? ¿Cómo hacer desaparecer la duda<br />

<strong>cuando</strong> sabes que es tu única oport<strong>un</strong>idad? ¿Cómo hacer crecer tu fe por el<br />

testimonio y la palabra de ánimo que alguien te da?<br />

32


Como quien quiere dejar <strong>un</strong>a muestra de confianza en sí mismo y se<br />

desabrocha el traje antes de hablar ante la multitud, Bartimeo da <strong>un</strong>a muestra<br />

de confianza, y arroja su capa.<br />

Aquella frazada amiga que estaba cubierta del polvo del camino; fiel<br />

compañera y refugio en su oscuridad; amiga inseparable que le había<br />

ayudado a pelear con el frío de la mañana y del atardecer; fiel testimonio de<br />

su pobreza y vicisitudes. Ahora, sin embargo, debe ir sólo delante de él.<br />

¿Quiere, acaso, hacerle sentir que él será su refugio? ¿Querrá que, al<br />

caminar cerca de él, el polvo que levanten sus pies cubra su rostro y su<br />

cuerpo? ¿Quiere, quizá, que el invierno de su soledad se escurra y n<strong>un</strong>ca<br />

más su corazón sienta frío? ¿Que al amanecer sea su Sol de justicia que le<br />

dé calor y al atardecer refugiarse en él?<br />

Salió de su zona de comodidad, salió de su refugio, perdió su manto<br />

en medio de la multitud. Sería recordado como <strong>un</strong> fracaso total o como <strong>un</strong><br />

éxito sin precedentes, pero debía ir a él.<br />

¿Qué te ha hecho dudar para venir a Jesús? ¿Qué te ha detenido<br />

para tirar tu capa de comodidad?<br />

Bartimeo sabe que ha perdido la capa para siempre, porque en medio<br />

de la multitud no la volverá a encontrar.<br />

A<strong>un</strong>que la distancia es corta, los pasos parecen ser los de <strong>un</strong> bebé<br />

aprendiendo a caminar; su respiración es rápida; sus manos sudan; su piel<br />

casi siente su presencia y la multitud ha enmudecido.<br />

Ese sentimiento de necesidad que lo hizo gritar lo hace ahora caminar<br />

y confiar. Y su fe es confrontada con <strong>un</strong>a preg<strong>un</strong>ta que no imaginaba que<br />

llegaría.<br />

Jesús lo cuestiona: “¿Qué quieres que haga?”<br />

Pudo haber pedido <strong>un</strong>a limosna sin precedentes para <strong>un</strong> pobre ciego<br />

que mendigaba pan. Pudo haber pedido ser llevado en medio de la multitud a<br />

Jerusalén para celebrar con él la pascua. Después de todo, Jesús iba a la<br />

celebración.<br />

Pudo haber pedido ser aceptado como <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong> para ser protegido<br />

por su amor y cuidado; pero fue al extremo. Tomó el mayor de los riesgos,<br />

saliendo de su zona de comodidad. Pidió como convenía a la ocasión, pues la<br />

oport<strong>un</strong>idad no se volvería a presentar.<br />

Qué mezquinos somos <strong>cuando</strong> doblamos nuestras rodillas. Qué visión<br />

tan corta tenemos aún <strong>cuando</strong> podemos ver. Qué lejos estamos de sus<br />

sueños y sus ambiciones para nuestras vidas.<br />

Conclusión<br />

Qué difícil nos es creer. Y, sobre todo, qué duro es dejar nuestra zona<br />

de comodidad para entonces entrar en la zona de la fe, de la esperanza, de<br />

los retos, de lo imposible. De aquello que no hemos soñado, de aquello que<br />

está por suceder, pero nuestro corazón no lo ha vivido y nuestros ojos no lo<br />

han visto.<br />

33


Ponte en su lugar… dime con honestidad, ¿Qué le hubieras pedido?<br />

Sólo piensa en tu necesidad, ojalá que no antepongas tu necedad y tú visión<br />

se nuble por <strong>un</strong> sueño equivocado.<br />

La multitud quiere atrapar el momento; han dejado de respirar para<br />

poder escuchar sin equívocos lo que él pedirá. Estoy seguro que si hubiera<br />

habido celulares todos hubieran querido grabar la escena y subirla a<br />

“YouTube”: la ocasión lo ameritaba.<br />

Todos tienen <strong>un</strong>a propuesta en mente, pero la de él va más allá de lo<br />

que siquiera había soñado que podía ser realidad.<br />

Su voz parece cortar el silencio y desgarrarlo. No hay luz en sus ojos,<br />

pero su corazón se ha iluminado con <strong>un</strong>a idea.<br />

–“Maestro”–, <strong>un</strong>a pausa y <strong>un</strong> suspiro, entonces la fe crece como <strong>un</strong>a<br />

montaña e ilumina el momento como el sol al amanecer – “que recobre la<br />

vista”.<br />

“No era para menos”, piensa quien lo llevó hasta Jesús. “Atrevido”,<br />

dice otro en silencio, pero en su expresión pareciera fulminarlo como si<br />

hubiera dicho <strong>un</strong>a herejía. Y <strong>un</strong>a mujer deja llenar sus ojos de lágrimas,<br />

esperando el momento para dejarlas correr por sus mejillas como <strong>un</strong>a<br />

cascada que se <strong>un</strong>e al son de <strong>un</strong> festejo de felicidad.<br />

De pronto Jesús lo mira. ¿Cuántas cosas no pasarían por su mente?<br />

Es <strong>un</strong> momento en que el silencio se puede tocar. Ha llegado la hora de pasar<br />

de las palabras a los hechos.<br />

Y Jesús le dijo: “Vete”. Casi se desmorona delante de él pensando:<br />

“¿Para esto me has <strong>llama</strong>do?”…Pero la frase que sigue, lo levanta para<br />

hacerlo <strong>un</strong> vencedor, <strong>un</strong> héroe de la fe, <strong>un</strong>a inspiración para el que duda. Será<br />

recompensado por haberse atrevido a salir de su zona de comodidad y<br />

atreverse a pedir casi lo imposible.<br />

“Tu fe te ha salvado”… ¿Lo harás?… Sólo <strong>un</strong>a fracción de seg<strong>un</strong>dos<br />

bastó para confirmar que el milagro era <strong>un</strong>a realidad; que sus palabras eran<br />

<strong>un</strong> hecho.<br />

Jesús había pasado de las palabras a los hechos, había dejado de<br />

hablar para actuar. Y lo había hecho con él. Y en seguida recobró la vista.<br />

Al ver a la multitud descubrió los ojos de aquella mujer que<br />

derramaban lágrimas de felicidad. Conoció el rostro de aquel que lo había<br />

animado a venir a Jesús. Confrontó el rostro del incrédulo que a<strong>un</strong> viendo, no<br />

creyó. Y el rostro de Jesús que ahora podía seguir de cerca y verlo cara a<br />

cara.<br />

Y la Biblia registra que “seguía a Jesús en el camino”.<br />

Llamado<br />

No sé a quién le grita tu corazón y cuál es tu necesidad, pero quiero<br />

animarte a salir de tu zona de comodidad.<br />

Ten confianza, levántate, él te <strong>llama</strong>. Ven a él y permite que ese<br />

sueño de tu corazón se haga realidad, para que lo sigas de hoy en adelante<br />

por el camino de la verdad y la vida. Ven a él.<br />

34


6 - De la vergüenza al honor<br />

Orientaciones y herramientas para el predicador<br />

Enseñanza principal<br />

La más leve señal por buscar a Dios es transformada en la gran<br />

oport<strong>un</strong>idad del cielo. Su gracia nos alcanza y transforma si tan sólo lo<br />

buscamos a él.<br />

Idea principal para predicar<br />

Al buscar a Dios y el perdón divino pueden surgir situaciones<br />

inesperadas y no gratas; pero Jesús, atento a nuestra necesidad, transforma<br />

la vergüenza en honor y gracia.<br />

Invitación para tomar <strong>un</strong>a decisión<br />

Hay cosas que no puedes cambiar, sin embargo, hoy Jesús quiere ir<br />

contigo a casa a poner las cosas en el lugar donde deben estar y que debido<br />

a tus limitaciones, no lo has podido hacer.<br />

DE LA VERGÜENZA AL HONOR<br />

Lucas 19:1-10<br />

La casa es el único lugar en donde manifestamos quién realmente<br />

somos: no hay fingimientos, no hay dobleces; sencillamente eres tú o soy yo,<br />

tal cual somos. En ella solemos enfrentar nuestra realidad y a diario<br />

decidimos qué hacer con la misma.<br />

Le sucedía a menudo que al llegar a casa afloraba en él la<br />

frustración, el cansancio y el agotamiento por buscar algo que pudiera llenar<br />

<strong>un</strong> vacío en su vida y corazón. Lo había intentado de muchas formas, pero<br />

nada ni nadie lo había podido llenar.<br />

Él “no era del todo el endurecido hombre de m<strong>un</strong>do que parecía ser.<br />

Bajo su apariencia de m<strong>un</strong>danalidad y orgullo, había <strong>un</strong> corazón susceptible<br />

a las influencias divinas.”<br />

Contexto histórico<br />

El pueblo romano había sobrecargado a los judíos –el pueblo<br />

conquistado– con <strong>un</strong>a serie de demandas e impuestos para tener los<br />

recursos necesarios y sostener el sistema de gobierno existente.<br />

Los cobradores de estos impuestos –publicanos- habían llegado a<br />

ser gente odiada por los judíos debido a su trabajo. Luchaban, además, por<br />

tener los más altos puestos y acumular riquezas extraordinarias, ya que les<br />

permitía vivir en las mejores ciudades con privilegios que de otra forma no<br />

podían tener.<br />

35


Quienes más sufrían estas circ<strong>un</strong>stancias eran los pobres y las<br />

viudas en especial, ya que el sustento se veía menguado por los<br />

innumerables pagos e impuestos exigidos por el gobierno.<br />

Lucas 19:1. “Entrando Jesús a Jericó. . .”<br />

Jericó<br />

Cuidad enclavada en el desierto, pero llena de belleza, creada para la<br />

comodidad de quienes podían pagar el precio de vivir allí. Estaba cercana a<br />

Jerusalén y era conocida también como la “Ciudad de las palmeras”.<br />

“Jericó era <strong>un</strong>a de las ciudades apartadas antiguamente para los<br />

sacerdotes, y a la sazón <strong>un</strong> gran número de ellos vivía allí, pero la cuidad<br />

tenía también <strong>un</strong>a población de <strong>un</strong> carácter muy distinto.<br />

Era allí <strong>un</strong> gran centro de tráfico, y había allí oficiales, soldados<br />

romanos y extranjeros de diferentes regiones. A la vez que la recaudación de<br />

los derechos de aduana la convertía en la residencia de muchos publicanos.”<br />

Hay que notar que Lucas menciona que Jesús iba sólo pasando por<br />

la cuidad; no tenía planes de permanecer en ella.<br />

Personaje<br />

Un judío que se ha integrado en el ambiente de los romanos y<br />

empieza a sobresalir por sus habilidades al p<strong>un</strong>to de formar parte, no sólo del<br />

grupo de los cobradores, sino que ha llegado a ser jefe de los publicanos<br />

(cobradores de impuestos). Un varón cuyo nombre era Zaqueo. Noten las<br />

características con las que es descrito.<br />

Jefe<br />

El mismo hecho de ser <strong>un</strong> jefe lo pone en <strong>un</strong>a posición deseada por<br />

muchos; está rodeado de grandes privilegios: el jefe, finalmente, tiene<br />

oport<strong>un</strong>idades que otros no pueden tener. Al ser jefe se le ha privilegiado del<br />

servicio que otros le pueden dar; está acostumbrado a mandar y que se le<br />

obedezca; acostumbrado a tener iniciativas para mejorar las formas de hacer<br />

su trabajo.<br />

Un día, sin embargo, se le encuentra sumido en sus pensamientos y<br />

su rostro denota <strong>un</strong>a preocupación que antes no se había manifestado en él.<br />

Es extraño, pero hay algo que lo ha venido afligiendo en los últimos días.<br />

Como resultado de sus días llenos de actividad y de sus noches de<br />

insomnio, pensando en lo que puede tener por delante, evalúa todo sus<br />

logros, revisa todos sus bienes, mira todo lo que ha llegado a hacer y ser,<br />

pero tiene <strong>un</strong> serio problema…Hay <strong>un</strong> vacío en su corazón y ni todo lo que ha<br />

intentado, ni todo lo que ha logrado lo ha podido llenar.<br />

En el fondo entiende que es necesario poner su corazón en paz<br />

consigo mismo y con los demás, y, aún más importante, poner en su corazón<br />

la paz de <strong>un</strong> encuentro con su Dios.<br />

Educado como judío que es, sabe de las promesas hechas para el<br />

pueblo de Israel y a<strong>un</strong>que ha ren<strong>un</strong>ciado a la bendición de ser <strong>un</strong> judío y<br />

36


desea los beneficios que los romanos le pueden dar, muy dentro de sus<br />

pensamientos aparece la posibilidad de encontrarse con el Mesías prometido,<br />

Liberador y Salvador de los que esperan en él.<br />

No sé dónde estás tú ni qué posición tienes en el ambiente en donde<br />

vives, pero es posible que te hayas rodeado de los beneficios que te puede<br />

ofrecer <strong>un</strong> puesto, <strong>un</strong> lugar, <strong>un</strong>a carrera, el dinero, y has corrido detrás de<br />

<strong>un</strong>a posición para poder sentirte bien; o lo que es más común, refugiado en<br />

los logros y cosas materiales te has olvidado de poner a Dios en tu vida, en<br />

tus planes del presente y del futuro.<br />

Piensa en lo que ha sucedido <strong>cuando</strong> has logrado el éxito que<br />

deseabas; <strong>cuando</strong> has conseguido lo que pensabas que valía la pena<br />

tener…Vale la pena pensar “¿qué es lo que sigue ahora?”<br />

Aparentemente él lo tenía todo: era jefe, y eso lo había llenado de los<br />

privilegios y bienes que muchas veces perseguimos; y somos capaces de<br />

pagar altos precios de salud y sacrificio de la propia familia para lograrlo; pero<br />

<strong>cuando</strong> no resulta como lo deseamos, entonces descubrimos nuestra<br />

verdadera necesidad.<br />

De los publicanos<br />

Cabe considerar que no era <strong>un</strong> jefe entre su propia gente, sino que<br />

había ganado influencia y respeto dentro de la sociedad romana, y eso le<br />

ganó el recelo y rechazo de su propio pueblo. No era extraño notar que era<br />

odiado por la gente que lo rodeaba debido al giro de su profesión y por los<br />

logros obtenidos a costillas de las penurias de su propio pueblo oprimido por<br />

la nación romana.<br />

Rico<br />

Quizá alg<strong>un</strong>os de nosotros somos jefes de <strong>un</strong> grupo, pero está lejos<br />

de decirse que somos ricos. Pero él lo tenía “todo” aparentemente, porque, al<br />

parecer, el dinero no le había podido comprar la paz que su corazón tanto<br />

necesitaba.<br />

Ambiente<br />

Piensa en todo lo que implica socialmente lo que está sucediendo. Si<br />

lo ves por las calles reconoces al hombre de corta estatura pero de alta<br />

arrogancia al caminar; y al ver su atuendo de alta calidad, es inevitable no<br />

pensar que lo que tiene es gracias a que tú has contribuido con tus<br />

impuestos; tiene la casa hermosa de donde lo has visto salir porque buena<br />

parte de ese dinero viene de <strong>un</strong>a fuente no muy clara ni deseable.<br />

Y, por si fuera poco, a<strong>un</strong>que en el fondo te gustaría estar en su lugar<br />

por todo lo que tiene y puede disfrutar, reconoces que no hay felicidad en su<br />

vida, pues es despreciado por su pueblo; es símbolo de traición a su nación,<br />

a su gente y a su Dios.<br />

37


Personaje (alterno) Mujer<br />

Veamos con los ojos de la imaginación, con el fin de entender mejor<br />

lo que sucedió: <strong>un</strong>a mujer que ha estado entre la multitud que ha seguido a<br />

Jesús. En esta situación hay lecciones espirituales para aprender.<br />

Trama<br />

Zaqueo es el prototipo de nuestras propias vidas. Estamos inmersos<br />

en <strong>un</strong>a carrera loca buscando posición, estatus, riqueza, y en cierta medida,<br />

aceptación de algún grupo al cual se quiere pertenecer. Pero en el fondo<br />

tenemos <strong>un</strong> vacío que nada ni nadie puede llenar, y entonces hemos llegado<br />

a tomar <strong>un</strong>a decisión: es necesario ver a Jesús.<br />

Qué bueno que estás aquí en esta hora.<br />

Aquella mañana, sabiendo que Jesús estaría en las cercanías de su<br />

com<strong>un</strong>idad y que habría de pasar por allí, hizo los arreglos necesarios para<br />

conseguir <strong>un</strong>a bendición de parte de él.<br />

Ella, la mujer que lo sigue entre la multitud, es <strong>un</strong>a pobre viuda y<br />

anhela que los dichos de la boca de Jesús se hagan realidad. Ha escuchado<br />

que en la sinagoga ha hecho <strong>un</strong>a declaración de liberación: “El Espíritu del<br />

Señor está sobre mí. Por cuanto me ha <strong>un</strong>gido para dar buenas nuevas a los<br />

pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar<br />

libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los<br />

oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.” (Lucas 4:18 y 19)<br />

Mientras lo sigue y lo escucha hablar, su fe crece y sus esperanzas<br />

son alimentadas…Pero de pronto, al entrar en Jericó, es impactada por la<br />

realidad del cobro de los impuestos por cruzar la ciudad, y de los impuestos a<br />

pagar por el uso de los puentes que los romanos continuamente ponían para<br />

poder cobrar cuotas por su uso.<br />

En tanto, Zaqueo procura ver quién es Jesús. (Lucas 19:3) “Zaqueo<br />

había oído hablar de Jesús. Se habían divulgado extensamente las noticias<br />

recientes de <strong>un</strong>o que se había comportado con bondad y cortesía con las<br />

clases proscritas.”<br />

En este jefe de los publicanos se había despertado el anhelo de vivir<br />

<strong>un</strong>a vida mejor.<br />

A su mente venían las palabras que Juan el Bautista había predicado<br />

a orillas del Jordán y habían oído su invitación al arrepentimiento. Lo que<br />

había oído respecto a Jesús encendía la esperanza en su corazón. De<br />

hecho, ya había empezado a tomar alg<strong>un</strong>as acciones para dar marcha atrás<br />

en cuanto a su actitud <strong>cuando</strong> corrió la voz de que Jesús estaba entrando por<br />

la ciudad. Zaqueo resolvió verlo.<br />

Las calles estaban atestadas, pero Zaqueo salió al encuentro de<br />

Jesús. Se enfrenta con dificultades: no alcanza a ver a Jesús.<br />

Mientras se acerca para intentar verle, descubre que la gente<br />

empieza a cerrar filas para no dejarlo entrar. La mujer percibe algo extraño en<br />

el ambiente: es el perfume caro de Zaqueo que se distingue de entre el olor<br />

de la multitud humilde, que huele a campo y mar; la mujer lo mira.<br />

38


Víctima de sus prejuicios, levantó la mano para señalar algo y calculó<br />

bajarla <strong>cuando</strong> Zaqueo estuviera cerca, quizá para sacar <strong>un</strong> poco su<br />

frustración por todo lo que él representaba en sus vidas. Se había propuesto,<br />

además, no dejarlo ver a Jesús, mucho menos que se pudiera acercar…<br />

después de todo, Jesús no atendería a alguien como él.<br />

Lo que la mujer hizo lo imitan varios más, pisando los pies de Zaqueo<br />

y provocándolo, pues él los había lastimado con sus acciones.<br />

Zaqueo “comenzaba a comprender cuán amargos eran los frutos del<br />

pecado, y cuán difícil el camino del que procura volver de <strong>un</strong>a conducta<br />

incorrecta. El ser mal entendido, el tropezar con la sospecha y desconfianza<br />

en el esfuerzo de corregir sus errores, era difícil de soportar.<br />

El jefe de los publicanos anhelaba ver el rostro de Aquel cuyas<br />

palabras habían hecho nacer la esperanza en su corazón”.<br />

Obstáculos<br />

¿Cuál era el problema que no le permitía a Zaqueo ver a Jesús? La<br />

Biblia registra en el versículo tres que no podía, en primer lugar, a causa de<br />

la multitud…Es interesante notar que la multitud sea el obstáculo número <strong>un</strong>o<br />

en su búsqueda de Jesús… ¿Quién no te deja ver a Jesús? ¿Tu familia, tus<br />

amigos, tus vecinos, los que no conoces? ¿Te avergonzarías si te vieran<br />

caminando a la iglesia buscando a Jesús?<br />

Se registra en la última parte del versículo, que su corta estatura era<br />

la seg<strong>un</strong>da razón.<br />

¿Qué hacemos <strong>cuando</strong> no podemos ver a Jesús? ¿Permaneces con<br />

tu frustración? ¿Te conformas con el hecho de que nada se puede cambiar?<br />

¿O retas las circ<strong>un</strong>stancias y piensas en la mejor alternativa para conseguir<br />

lo que has puesto en tu corazón?<br />

Zaqueo salió corriendo…pocas veces le diríamos a alguien que ante<br />

<strong>un</strong>a imposibilidad salga corriendo, pero él lo hizo. La multitud se había<br />

propuesto no dejarlo ver a Jesús, así que él salió corriendo, no para huir ni<br />

para esconderse ni para justificar que la multitud se lo había impedido; corrió<br />

porque más adelante estaba su mejor opción: <strong>un</strong> lugar donde podría ver a<br />

Jesús. ¿Qué hubieras hecho tú?<br />

Él hizo todo lo posible para poder ver a Jesús. Me viene a la mente<br />

algo que quizá todos algún día intentamos hacer…o hicimos: subir a <strong>un</strong> árbol.<br />

Intuyendo la ruta que Jesús tomaría, subió a <strong>un</strong> árbol, pues al pasar<br />

por allí Jesús, él podría ver su rostro.<br />

El jovencito había llegado a vivir a <strong>un</strong>a casa ubicada a las orillas de<br />

<strong>un</strong> río, y todos los que habían crecido allí sabían nadar y disfrutaban la<br />

actividad; <strong>cuando</strong> llegó nadie se imaginaba que él no sabía nadar. Después<br />

de la sorpresa le dieron las primeras lecciones y pronto lograron hacerlo flotar<br />

y poco tiempo después nadar. La siguiente lección sería subirse a los sauces<br />

para tirarse <strong>un</strong> clavado.<br />

Subir a <strong>un</strong> árbol no es complicado, todo se dificulta <strong>cuando</strong> <strong>un</strong>o no se<br />

puede bajar o no sabe cómo hacerlo. Estando en la rama del árbol que daba<br />

39


al río, los muchachos empezaron a presionar para hacer que el primer<br />

clavado se pudiera consumar, pero mirando la altura, aquel jovencito decidió<br />

no tirarse y ceder el lugar a los demás para después bajar por donde había<br />

subido.<br />

El grupo, sin embargo, decidió que la única forma de bajar era<br />

saltando al agua. Nadie bajaría de otra forma, así que todos a la vez<br />

columpiaban la rama, haciendo que bajara y subiera.<br />

Cuando bajaba, él observaba cuán cerca estaba del agua y decidió<br />

saltar sin percatarse de que la rama lo empujaba aún más alto de donde en<br />

<strong>un</strong> principio estaba. Su cuerpo fue impulsado al vacío, y luego cayó en el<br />

agua. El problema fue que no supo cómo entrar al agua, así que lo vieron<br />

caer como <strong>un</strong>a plancha.<br />

El evento vergonzoso presentaba <strong>un</strong> problema mayor, salir del agua<br />

y ser objeto de burla, no duelo lo físico sino lo emocional. Cualquiera sube a<br />

<strong>un</strong> árbol pero no cualquiera baja con dignidad.<br />

La mujer vio que Jesús detenía su paso bajo la sombra de <strong>un</strong><br />

sicomoro. Ella levantó la vista hacía <strong>un</strong>a rama, y al observar detenidamente,<br />

se sorprendió al ver arriba al mismo Zaqueo. Qué oport<strong>un</strong>idad para burlarse<br />

por su atrevimiento de subir y exhibirse en la rama de ese árbol; pero antes<br />

que de sus labios saliera algún comentario, se escuchó la voz de Jesús,<br />

quien, habiendo mirado hacia arriba, fijó sus ojos en los ojos de Zaqueo, y le<br />

dijo: “Zaqueo, date prisa, desciende; porque hoy es necesario que me quede<br />

en tu casa” (Lucas 19:5).<br />

La mujer, sin entender lo que estaba sucediendo, pensó que no era<br />

justo que a él lo reconociera hasta de nombre, y a ellos, que lo habían<br />

seguido todo este tiempo, no hubieran recibido ni reconocimiento ni el<br />

privilegio de ser visitados en su hogar. Si realmente fuera el Mesías, sabría<br />

quién era ese pecador.<br />

Lejos de lo que todos hubieran apostado que sería el momento más<br />

vergonzoso de su vida al verlo bajar, descubrieron que para Zaqueo era el<br />

evento más significativo y de gran honra en su vida que hubiera imaginado.<br />

Lucas 19:6 comenta el estado anímico de Zaqueo al escribir:<br />

“Entonces él descendió aprisa y le recibió gozoso”.<br />

No tenía vergüenza ni orgullo; quería verlo, pero no se imaginaba que<br />

sería en el mismo seno de su hogar. Había empezado a poner en práctica<br />

alg<strong>un</strong>as cosas, pero ahora tenía la oport<strong>un</strong>idad de hacer <strong>un</strong> cambio radical y<br />

darlo a conocer para que todos lo supieran. Había llegado el momento de dar<br />

su testimonio público a favor de Jesús; pero la multitud disgustada pensaba<br />

que no era justo que Jesús fuera a la casa de <strong>un</strong> hombre pecador.<br />

La mujer se <strong>un</strong>ió a muchos que esa noche se dieron cita, a la<br />

distancia, en la casa de Zaqueo; descubre que Jesús cumplió su palabra y<br />

llegó a la inesperada cita.<br />

“¿Hasta dónde puede llegar Jesús?”, pensó la mujer desesperada<br />

porque el actuar de Jesús ahora era contrario a la promesa que había<br />

alentado su corazón.<br />

40


Estando en casa con Jesús, repentinamente Zaqueo hizo callar a<br />

todos y “puesto en pie dijo al Señor: “He aquí, Señor, la mitad de mis bienes<br />

doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alg<strong>un</strong>o, se lo devuelvo<br />

cuadruplicado” (Lucas 19:8).<br />

La euforia se desató en el corazón de aquella mujer y sus labios<br />

pron<strong>un</strong>ciaron alabanzas por lo que sus oídos acababan de escuchar y sus<br />

ojos acababan de ver. Después de todo, Jesús había cumplido.<br />

“Zaqueo, yo soy pobre, necesito lo que darás” piensa la mujer;<br />

“¿Cómo no me cobró más impuestos? los regresará cuadruplicados…”<br />

Y Jesús le respondió a Zaqueo: “Hoy ha venido la salvación a esta<br />

casa por cuanto también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del hombre ha<br />

venido a buscar y a salvar lo que se había perdido”.<br />

Conclusión<br />

Un hombre tuvo <strong>un</strong> sueño en el que Jesús se presentó para decirle<br />

que lo visitaría en su casa ese mismo día a las seis de la tarde. Muy<br />

temprano al levantarse empezó a mover las cosas de la casa y organizar de<br />

modo que pudieran estar las cosas en el mejor lugar.<br />

El tiempo pasó muy rápido y fue sorprendido, pues la hora de la cita<br />

se había cumplido. Al escuchar el timbre de la puerta, y no teniendo<br />

alternativa, abrió la puerta y para su sorpresa, Jesús estaba allí, mirando<br />

hacia adentro de la casa sobre el hombro de este hombre y mostró <strong>un</strong> rostro<br />

que denotaba asombro y admiración.<br />

Al voltear para ver qué había causado esa reacción de Jesús, se<br />

llevó <strong>un</strong>a gran sorpresa al mirar la forma en que estaba acomodada la casa,<br />

sabiendo que él no lo había arreglado así; entonces escuchó decir a Jesús:<br />

“Te dije que vendría a tu casa hoy; te miré afanado poniendo los muebles y<br />

las cosas en el mejor lugar que tú pensabas, pero justamente yo venía para<br />

poner las cosas en el lugar donde deben estar y tú n<strong>un</strong>ca las podrías poner”.<br />

Es necesario que hoy Jesús vaya contigo a casa.<br />

¿Quieres expresar ese deseo personal de llevarlo contigo al hogar?<br />

Te ayudará a poner las cosas en el lugar donde deben de estar y debido a<br />

tus limitaciones no lo has podido lograr. Y seguramente se dirá de ti también:<br />

“Hoy ha venido la salvación a esta casa”.<br />

¿Te gustaría tener ese encuentro con Jesús y dar tu testimonio<br />

público a través del bautismo?<br />

Él transformará tu vergüenza en honor, sólo ven a Jesús.<br />

41


7 - Huyendo del amor de Dios<br />

Orientaciones y herramientas para el predicador<br />

Enseñanza principal<br />

Mostrar el gran amor de Dios y todo lo que está dispuesto a hacer por<br />

nosotros.<br />

Idea principal para predicar<br />

El amor de Dios es grande, significativo, paciente y dispuesto a<br />

transformar nuestras vidas. Él nos buscará hasta que volvamos a él.<br />

Invitación para tomar <strong>un</strong>a decisión<br />

Por su gran amor, Dios no se cansará de buscarnos para restablecer<br />

la relación que <strong>un</strong> día tuvimos con él y por alg<strong>un</strong>a razón se perdió. No huyas<br />

de ese amor; es tiempo de volver al hogar.<br />

Materiales para reforzar el mensaje<br />

Puede vestirse a la usanza de los tiempos de Oseas y poner <strong>un</strong><br />

cuadro plástico.<br />

Se debe escoger <strong>un</strong> himno especial para el <strong>llama</strong>do. (Felipe Garibo<br />

tiene <strong>un</strong> canto que dice “Ya no huyas, por favor, ya tu huida terminó” o<br />

“Decídete, querido amigo”, que podrían ayudar a poner <strong>un</strong> ambiente propicio<br />

para el <strong>llama</strong>do o algún otro himno acerca del mismo tema.)<br />

HUYENDO DEL AMOR DE DIOS<br />

Narrativa de Oseas<br />

Estoy en el lugar que más he odiado desde que lo conozco: es el<br />

mercado en donde se suelen hacer subastas para comprar y vender esclavos.<br />

Aquí son exhibidos desnudos esperando al mejor postor. Es denigrante,<br />

o<strong>dios</strong>o y vil para <strong>un</strong> ser humano ser tratado así, pero estoy en medio de la<br />

subasta y, a<strong>un</strong>que te parezca raro, estoy ofertando por comprar <strong>un</strong> esclavo.<br />

Déjame contarte qué es lo que me ha traído hasta aquí.<br />

Quiero que vayas conmigo a casa, ven, pasa y siéntate por <strong>un</strong><br />

momento aquí, bajo la sombra de este roble.<br />

Mi nombre es Oseas (Jehová ha salvado). Vivo aquí, en las afueras<br />

de Samaria. Soy <strong>un</strong> profeta que Dios envió a Israel, mi patria.<br />

No te conozco mucho, pero ya te estoy empezando a apreciar, por<br />

eso te he invitado a casa.<br />

Mira ese cuadro hermoso de mi familia. Ella es Gomer, mi esposa. La<br />

amo como a mi propia vida. Pronto entenderás por qué.<br />

42


Jezreel tiene 18 años de edad, es joven, simpático y fuerte. Él está<br />

dedicado a Dios.<br />

Quien está sentada a sus pies es Ruhama, nuestra hija. Luce<br />

hermosa con su cabello negro. Es la viva imagen de su madre. Hace solo<br />

seis meses cumplió 16 años de edad.<br />

Ammi, su hermano, tiene 15 años. Es cálido y lleno de energía.<br />

Pensarás que es <strong>un</strong>a bonita familia, pero ¿sabes...? No siempre fue<br />

así. Déjame contarte alg<strong>un</strong>as cosas.<br />

Contexto histórico<br />

Comencé mi ministerio hace casi 30 años, durante el reinado de<br />

Jeroboam II.<br />

Había mucha prosperidad; caravanas muy grandes viajaban entre<br />

Asiria y Egipto, y pagaban impuestos para el tesoro de Jeroboam, a la vez<br />

que vendían sus bienes para nosotros.<br />

Hubo algo que sucedió durante ese tiempo. No sólo dejaron su<br />

mercancía aquí, también dejaron a sus hijos, hijas y <strong>dios</strong>es.<br />

Estos <strong>dios</strong>es, los de los antiguos cananeos y los de Jezabel, han<br />

tratado de conquistar los corazones de mi pueblo.<br />

Los altares que originalmente se construyeron para las ofrendas por el<br />

pecado se han convertido en lugares para pecar.<br />

Hoy, en todas las arboledas, se ven altares e imágenes.<br />

Aquí hay muchas ovejas y ganado y alg<strong>un</strong>os piensan que Baal (<strong>dios</strong><br />

de la fertilidad) es el que les da los corderos, becerros y frutos del campo.<br />

No es raro ver que cada ciudad tenga <strong>un</strong> lugar alto donde Baal es<br />

adorado. Cerca de aquí hay <strong>un</strong>o. Muchas veces, por la noche, se escucha el<br />

ritmo de la música de los sacerdotes y las carcajadas de las prostitutas que<br />

sirven en sus cultos.<br />

La semana pasada sucedió algo tremendo: <strong>un</strong> hombre y <strong>un</strong>a mujer,<br />

que viven en la tercera casa, sacrificaron a su bebé en <strong>un</strong> culto a Baal.<br />

Quizá te preg<strong>un</strong>tes cómo fue que se h<strong>un</strong>dió el pueblo en ese camino<br />

tan impío. Se debe a que los sacerdotes se han apartado del camino de Dios.<br />

Pero de <strong>un</strong>a cosa estoy seguro: el Dios de los cielos hará juicio<br />

pronto. En breves años será destruida esta nación –Israel– bajo la rueda del<br />

poderoso ejército de Asiria.<br />

Desenlace<br />

¡Cuán rápido pasa el tiempo! Hace 30 años, Dios me escogió como<br />

profeta. Agradezco los esfuerzos que mi padre –Beeri– y mi honorable madre<br />

hicieron para enseñarme a temer a Jehová, el verdadero Dios de Israel.<br />

Me enseñaron a odiar al becerro de oro que hizo el primer Jeroboam,<br />

quien lo había convertido en deidad.<br />

Diariamente añorábamos el regreso al templo de Jerusalén.<br />

Cantábamos los cánticos de David y sentíamos <strong>un</strong> gran deseo de que viniera<br />

el Mesías.<br />

43


Mi ministerio ha sido siempre difícil. Los primeros 10 años fueron los<br />

días ardientes de mi tercera década de vida.<br />

Mis sermones eran de fuego. Sentía dolor en mi corazón por mi<br />

pueblo; se me ponía muy poca atención y se burlaban de mí.<br />

Cuando tenía 32 años de vida Dios me dio <strong>un</strong>a sacudida y pasé<br />

muchos días en meditación y oración. A partir de ahí me sentía sólo y<br />

necesitaba <strong>un</strong>a compañía.<br />

Las actividades de mi ministerio me habían mantenido tan ocupado<br />

que no había podido ver a mi familia por varios años.<br />

Las primeras heladas del otoño habían teñido las hojas <strong>cuando</strong> fui con<br />

mis padres a visitar a Diblaim, <strong>un</strong> viejo amigo de la familia.<br />

Ahí sucedió algo que trastornó mi corazón: mientras platicábamos<br />

alegremente, pasó por la puerta <strong>un</strong>a señorita, Gomer, hija de Diblaim.<br />

Yo la recordaba como <strong>un</strong>a niña linda y algo malcriada, pero ahora ella<br />

era <strong>un</strong>a joven de perturbadora belleza. Su cara de marfil estaba enmarcada<br />

por <strong>un</strong>a espesa y negra cabellera.<br />

Su sorprendente belleza me fascinó y tuve gran dificultad para apartar<br />

mis ojos de ella.<br />

A<strong>un</strong>que conversaba con mi padre de muchas cosas, no podía quitar<br />

de mi mente a la israelita de cabellera negra. Siendo que mi padre y Diblaim<br />

tenían muy bonita amistad, lo visitábamos frecuentemente.<br />

Ellos platicaban constantemente, hasta que <strong>un</strong> día mi padre me<br />

sorprendió con <strong>un</strong>a propuesta: "Oseas, deseo que te cases con Gomer".<br />

Yo amaba a Gomer, pero había algo en ella que me afligía.<br />

Como a la mayoría de las mujeres de su tiempo, a ella le encantaban<br />

los vestidos costosos y los cosméticos, pero acepté eso como parte de su<br />

femineidad. Pero, para su edad, ella parecía estar demasiado experimentada<br />

en las cosas del m<strong>un</strong>do.<br />

Yo la amaba y sabía que mi amor ardiente hacia Jehová la rescataría<br />

a ella de cualquier camino errante.<br />

La cortejé con la pasión de <strong>un</strong> profeta. Dios me había dado el don de<br />

la poesía y yo in<strong>un</strong>dé a Gomer con palabras de amor. Finalmente contrajimos<br />

matrimonio.<br />

Gomer parecía estar contenta con el amor de Dios y mío. Yo miraba<br />

el futuro con esperanza.<br />

Poco después de nuestro primer aniversario de bodas, Gomer me dio<br />

<strong>un</strong> hijo. Yo busqué el nombre con el Señor y supe que el niño se <strong>llama</strong>ría<br />

Jezreel, <strong>un</strong> nombre que constantemente le recordaría a Israel que ciertamente<br />

vendría el juicio de Dios. (Me hizo recordar la clase de tiempo en que<br />

vivíamos).<br />

Gomer empezó a cambiar, la sentía distante y distraída.<br />

Aquellos días estuve ocupado proclamando el mensaje de Dios por<br />

toda la tierra.<br />

44


Pronto Gomer estaba esperando otro hijo. Esta vez fue niña y Dios me<br />

dijo que la <strong>llama</strong>ra Lo-Ruhama, nombre extraño ya que significa "no<br />

compadecida".<br />

Jehová dijo: “No me compadeceré más de la casa de Israel, sino que<br />

los quitaré a todos."<br />

Después de esto, Gomer comenzó a retirarse de mí. A menudo,<br />

después de acostar a los niños, se iba y no volvía sino hasta el amanecer.<br />

Cada vez estaba más agotada, macilenta y rebelde. Busqué todas las<br />

maneras de conquistarla y que volviera a mí, pero de nada me servían.<br />

Dieciocho meses después nació otro varoncito. Dios me dijo que lo<br />

<strong>llama</strong>ra Lo-Ammi, que significa "no pueblo mío".<br />

Dios le dijo a Israel: “Vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro<br />

Dios”.<br />

De pronto, <strong>un</strong>a noticia quebrantó mi corazón: supe que él no era hijo<br />

mío y que su hermana no era fruto de mi amor.<br />

Fueron días de prof<strong>un</strong>da desesperación; ya no podía cantar los<br />

cánticos de David; tuve quebrantamiento de corazón.<br />

Poco tiempo después, <strong>cuando</strong> Lo-Ammi fue destetado, Gomer se<br />

alejó completamente de mí y no volvió.<br />

Siendo padre y madre a la vez, sentía que mi corazón se h<strong>un</strong>día en<br />

<strong>un</strong>a noche obscura. Mi ministerio parecía paralizarse por la desobediencia de<br />

mi esposa. Aún mis oraciones me parecía que se h<strong>un</strong>dían.<br />

Tiempo después el Señor me sacudió. Llegué a entender que él iba a<br />

usar mi experiencia como <strong>un</strong>a ilustración de su amor por Israel. Dios<br />

anhelaba impresionar a su pueblo con el gran amor que él sentía por ellos.<br />

Me propuse hablarle al corazón de Gomer. (Oseas 2:14) Aún <strong>cuando</strong><br />

las noches eran largas y angustiosas, mi amor por ella no conocía límite. No<br />

podía abandonarla. Estaba dispuesto hasta pedirle a mis hijos que le rogaran<br />

a su madre que abandonara su vida de pecado y que regresara al hogar.<br />

(Oseas 2:2)<br />

Le hablaré al corazón, haré todo lo posible por recuperarla (Oseas<br />

2:14) tendré misericordia de ella (Oseas 2:23).<br />

La busqué por toda Samaria. La encontré en la destartalada casa de<br />

<strong>un</strong> israelita carnal y disoluto que no tenía me<strong>dios</strong> para sostenerla. Le imploré<br />

a ella que regresara, pero ella despreció mi súplica.<br />

Con el corazón quebrantado, regresé a casa con los muchachos y<br />

gemí y oré. “Algún día responderá como en los tiempos de nuestra juventud”<br />

(ver.15) pensé.<br />

Dios puso en mi corazón amarla mucho. Tenía que ser así para<br />

seguir amándola a pesar de su descarrío. Tal vez era más fácil razonar: “La<br />

dejaré seguir sus caminos, no vale la pena salvarla; n<strong>un</strong>ca cambiará". Pero<br />

Dios no me dejaba pensar eso.<br />

La amaría por gracia (Oseas 2:14; 14:14). Reproducía el amor de<br />

Dios que no abandona a la persona amada, no importa el trato que reciba de<br />

ella.<br />

45


Se me ocurrió, entonces, <strong>un</strong> plan: Fui al mercado, compré alimento,<br />

los cosméticos y ropa que a ella le gustaban, luego busqué en privado a su<br />

amado. Él sospechaba que yo lo buscaba para hacerle mal. Pero <strong>cuando</strong> le<br />

platiqué el plan, <strong>un</strong>a sonrisa sarcástica se dibujó en su cara.<br />

Si yo no podía llevar a Gomer a casa, mi amor no me permitía verla<br />

en necesidad. Yo le proveería todo lo que ella necesitara, a<strong>un</strong>que pensara<br />

que tales provisiones venían del amante.<br />

Al despedirnos, nos estrechamos las manos. Con dificultad llevó las<br />

provisiones. Yo lo seguí en medio de las sombras.<br />

Ella salió a recibirlo y lo cubrió de amor. Le dijo que la esperara fuera<br />

de la casa, mientras ella se cambiaba la ropa sucia y desgarrada por la nueva.<br />

Después de <strong>un</strong> tiempo que parecieron horas, volvió a aparecer bien<br />

vestida con radiante esplendor, como la Gomer que vi el primer día en casa<br />

de su padre.<br />

Su amante se acercó para abrazarla, pero ella lo rechazó y la oí decir:<br />

“¡No! Ciertamente la comida, la ropa, los cosméticos no vienen de tu mano,<br />

sino de la mano de Baal que da todas las cosas. Estoy resuelta a expresar mi<br />

gratitud a él, sirviéndolo como sacerdotisa en el lugar alto”.<br />

Eso fue como si de repente me hubiesen encerrado entre piedras. No<br />

me podía mover. La vi <strong>cuando</strong> se retiró. Parecía la novilla rebelde que había<br />

visto en la juventud en el redil de mi padre.<br />

No podía evitar el andar extraviada. Tanto más trataba yo de<br />

restaurarla, más se alejaba de mí.<br />

Con la debilidad que me producía el dolor interno, me marche<br />

tambaleante a mi casa, para pasar noches de insomnio y días de confusión y<br />

dolor.<br />

Se entregó a su papel de sacerdotisa, prostituyó su cuerpo<br />

entregándolo a la perversa vol<strong>un</strong>tad de los adoradores de Baal.<br />

Mi ministerio se convirtió en <strong>un</strong> peregrinaje de dolor. Me convertí en<br />

<strong>un</strong> objeto de escarnio; me parecía que el castigo del pecado de Gomer y de<br />

todo mi pueblo había caído sobre mí.<br />

Ahora comprendí que “tener amor es saber soportar”.<br />

Volví a acudir a Jehová, mis padres me ayudaron con la educación y<br />

el cuidado de los niños, quienes respondían con obediencia y llegaron a ser<br />

bálsamo de Galaad para mi herido corazón.<br />

Pasaban los años y yo proclamaba el mensaje de Dios a través de la<br />

tierra. Diariamente oraba por Gomer y mientras oraba, el amor cantaba en mi<br />

alma.<br />

Ella era mi sueño, y a veces era tan real, que sentía como si me<br />

acabara de abandonar. Los años pasaban pero los sacerdotes de Baal la<br />

tenían en sus mortales garras.<br />

Hace cerca de <strong>un</strong> año ocurrió algo extraordinario: el color de la<br />

primavera estaba tocando nuestra tierra. En la mitad de la meditación de la<br />

mañana, me pareció que Dios me <strong>llama</strong>ba a estar en medio del pueblo de<br />

Samaria.<br />

46


Me conmoví con <strong>un</strong> sentido de prof<strong>un</strong>da esperanza. Vagué por las<br />

calles. Pronto me encontré de pie en el mercado de esclavos. Detestaba ese<br />

lugar; ahora entenderás por qué.<br />

Apareció <strong>un</strong> sacerdote de Baal que llevaba a <strong>un</strong>a mujer a la subasta<br />

de esclavos. El corazón se me paralizó: era Gomer. Completamente desnuda,<br />

se paró en la plataforma de subasta.<br />

Ella estaba quebrantada, macilenta y muy delgada. Las costillas<br />

sobresalían de su piel. El rostro, que <strong>un</strong>a vez había brillado de amor, estaba<br />

pálido y con arrugas. Su cabello, <strong>un</strong>a vez bien peinado, tenía muchas hebras<br />

grises y caía desordenado sobre sus mejillas manchadas por las lágrimas.<br />

Los ojos, que <strong>un</strong>a vez danzaron llenos de vida, clamaban por compasión. Y<br />

lloré.<br />

Luego el amor de Dios susurró a mi corazón.<br />

La subasta había comenzado: llegó a 13 siclos. Antes que yo<br />

comprendiera plenamente los propósitos de Dios, ofrecí 15 siclos de plata;<br />

alguien ofreció 15 siclos de plata y <strong>un</strong> homer de cebada. “15 siclos de plata y<br />

<strong>un</strong> homer y medio de cebada”, grité. La subasta había terminado.<br />

Cuando subí a la plataforma, <strong>un</strong> murmullo se despertó en la multitud:<br />

conocían a Gomer y me conocían a mí. Los curiosos se acercaron para ver<br />

qué haría con ella. Acaso la mataría ahí mismo por su desobediencia.<br />

Gomer necesitaba ayuda con desesperación, sentía soledad,<br />

vergüenza, esclavitud, afrontaba la muerte eterna (Rom. 6:23).<br />

El amor conquistó todo. El amor perdonó todo. El amor estuvo<br />

dispuesto a olvidar todo.<br />

Me paré frente a Gomer y clamé al pueblo: “Apartaos de vuestras<br />

fornicaciones, no sea que yo os despoje y desnude y los deje como tierra<br />

seca y los mate de sed”.<br />

La rodeé con mis brazos como para proteger su desnudez de los<br />

hombres que la miraban. Grité a <strong>un</strong> comerciante: “¡Tráeme el vestido blanco<br />

del fondo, el más costoso en exhibición!” Luego pagué el precio por el vestido<br />

y cubrí sus hombros temblorosos con ese manto impecable. Le dije: "Deja de<br />

huir de mi amor. Tú eres mía por el derecho natural del esposo; no olvides<br />

que <strong>un</strong> día me casé contigo y ahora también eres mía porque te compré por<br />

precio. Ya no andarás errante de mí. No temas, Gomer, eres mía, toda mía<br />

por fin. Te amo, no tienes nada que temer, vamos a casa. Tú serás mía<br />

durante muchos días; no fornicarás ni tomarás otro varón, lo mismo haré yo<br />

contigo (Oseas 3:3).<br />

Entonces, mirando al pueblo que quería saber lo que pasaría con ella<br />

en esa hora, les hablé diciendo:<br />

"Muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin<br />

sacrificio, sin estatua, sin efod y sin serafines, después volverán los hijos de<br />

Israel y buscarán a Jehová su Dios y a David su rey, y temerán a Jehová y a<br />

su bondad en el fin de los días y donde se dijo de Israel" (Oseas 3:4,5).<br />

47


Lo-Ruhama, “tú no eres amada” se dirá Ruhama, “eres amada”,<br />

porque el amor de Dios no te abandonará, te perseguirá todos los días de tu<br />

vida.<br />

Y donde Israel fue <strong>llama</strong>do Lo-Ammi, “tú no eres mi pueblo”, se dirá<br />

Ammi, “tú eres el pueblo del Dios viviente”, porque te perdonaré y te<br />

restauraré.<br />

Regresé a casa con mi frágil carga, pasamos por en medio de la<br />

multitud atónita que nos vio perdernos en el polvoriento camino.<br />

Le restauré su salud con tierno cuidado. A diario le leía los escritos de<br />

Dios, le enseñé a cantar el canto de arrepentimiento de David y luego j<strong>un</strong>tos<br />

cantamos los cantos de alabanza de David a Dios.<br />

En medio del canto la restauré para Dios, para nuestro hogar y para<br />

nuestros hijos.<br />

Ella es hermosa, yo la he amado siempre a<strong>un</strong> <strong>cuando</strong> se hallaba en la<br />

prof<strong>un</strong>didad de su desobediencia, porque mi Dios la amó. Gomer respondió<br />

al amor de Dios y al mío. El nombre de Baal n<strong>un</strong>ca ha vuelto a estar en sus<br />

labios.<br />

Conclusión<br />

Ahora, pueblo mío, oye mi mensaje y da <strong>un</strong>a respuesta.<br />

Pues soy <strong>un</strong> profeta que ha sido conmovido por <strong>un</strong>a gran verdad.<br />

He llegado a comprender en lo prof<strong>un</strong>do de mí ser cuán<br />

desesperadamente ama Dios a los pecadores. Cuán deliberadamente los<br />

busca. Cuán devotamente los atrae a sí. No sigas huyendo del amor de<br />

Dios.<br />

Recuerda: el amor de Dios te pide fidelidad. Habrá muchas razones<br />

para pensar en su amor.<br />

Llamado<br />

¡No huyas del amor de Dios!<br />

48


8 – Sueños Olvidados<br />

Orientaciones y herramientas para el predicador<br />

Enseñanza principal<br />

Dios tiene <strong>un</strong>a misión y <strong>un</strong> sueño para cada <strong>un</strong>o, sólo tienes que estar<br />

dispuesto(a) a reconocerlos y hacerlos realidad.<br />

Idea principal para predicar<br />

La gracia de Dios te perseguirá y con paciente amor te guiará hasta<br />

que, consciente del propósito de tu vida, lo busques para hacer realidad el<br />

sueño que tiene para ti.<br />

Invitación para tomar <strong>un</strong>a decisión<br />

No esperes a que las desgracias toquen a la puerta de tu vida para<br />

entonces reconocer los planes, sueños y propósitos que Dios tiene para ti. Él<br />

te necesita y quiere verte feliz.<br />

Materiales para reforzar el mensaje<br />

Una navaja de rasurar, <strong>un</strong>a máquina de cortar el cabello o <strong>un</strong>a señal<br />

de peluquería.<br />

SUEÑOS OLVIDADOS<br />

Salmo 32:8<br />

Una de las declaraciones más impactantes en la búsqueda de<br />

igualdad racial fue pron<strong>un</strong>ciada ante <strong>un</strong>a multitud en el año de 1963 en<br />

Washington, D.C. por Martín Lutero King: “Yo tengo <strong>un</strong> sueño”. Su sueño era<br />

ver a la raza de color tratada con dignidad. Dios también tiene <strong>un</strong> sueño; <strong>un</strong><br />

sueño para ti.<br />

Todos en algún momento de la vida hemos soñado con ser alguien o<br />

tener algo, con conquistar <strong>un</strong>a posición o hacer realidad <strong>un</strong> ideal.<br />

Finalmente son nuestras acciones las que construyen nuestros<br />

sueños. Quiera Dios que cada <strong>un</strong>a de ellas esté encaminada a hacer realidad<br />

el sueño que Dios tiene para nuestras vidas.<br />

“En el cimiento de la vida de <strong>un</strong>a persona están sus creencias. Lo que<br />

cree establece los valores y sus valores impulsan sus acciones” (Glenn<br />

Schultz).<br />

Ambiente<br />

(Jueces 13)<br />

El pueblo de Israel tenía dos opciones entre las cuales continuamente<br />

debían elegir: servir o no servir a Dios. Cada <strong>un</strong>a de ellas tenía<br />

49


consecuencias, y <strong>cuando</strong> hacían lo que ofendía a Dios, los entregaba en<br />

manos de otras naciones.<br />

En esta ocasión, y ya había sucedido muchas veces, fueron<br />

entregados en manos de los filisteos por <strong>un</strong> período de cuarenta años.<br />

Cuando Dios veía que el pueblo había recapacitado y lo buscaba,<br />

entonces levantaba <strong>un</strong> líder entre ellos para liberarlos.<br />

El medio que Dios utilizaría era <strong>un</strong>a familia que por alg<strong>un</strong>a razón no<br />

habían podido tener <strong>un</strong> hijo.<br />

El milagro se daría en el vientre estéril de <strong>un</strong>a mujer. Al igual que su<br />

concepción, este no sería <strong>un</strong> niño común del pueblo de Israel. Dios tenía <strong>un</strong><br />

sueño surgido de la necesidad del pueblo de Israel, y les mostraría cuánto los<br />

amaba y sufría al verlos maltratados a causa de su desobediencia.<br />

Las manifestaciones del ángel de Jehová para con Manoa y su<br />

esposa para hacerle saber que tendrían <strong>un</strong> hijo fueron asombrosas. Así<br />

comenzaron a cumplirse los sueños y la promesa de que ese hijo sería <strong>un</strong><br />

héroe nacional.<br />

Jueces 13:5 dice que sería nazareo (apartado), consagrado a Dios<br />

desde antes de nacer. Se prepararía para liberar a Israel del poder de los<br />

filisteos. Nacido para tri<strong>un</strong>far, con <strong>un</strong>a misión y con la presencia de Dios<br />

garantizada en su vida. ¿Se parecerá esta historia a tu vida y la mía?<br />

PERSONAJES<br />

Sansón: nacido para ser <strong>un</strong> héroe nacional. Resultado de la intervención<br />

directa de parte del cielo para hacer <strong>un</strong>a realidad su nacimiento; con<br />

indicaciones específicas en cuanto a cómo debía ser educado y las<br />

precauciones a tomarse durante el período de su gestación.<br />

A<strong>un</strong> antes de nacer el cielo tenía <strong>un</strong> plan, <strong>un</strong> motivo y <strong>un</strong> propósito<br />

para su vida.<br />

Dotado de <strong>un</strong>a fuerza extraordinaria y sobrenatural, que sería usada<br />

como <strong>un</strong>a herramienta en la misión que se le había de colocar sobre sus<br />

hombros.<br />

Convino el cielo permitirle tomar sus propias decisiones en cuanto a la<br />

forma de llevar adelante el plan de la liberación del pueblo de Israel, no<br />

estaba obligado a seguir <strong>un</strong> plan; él podía y debía reconocer la estrategia que<br />

le sería mostrada de parte de Dios.<br />

Mujer: Joven filistea, mujer hermosa que llamó la atención y logró hacer nacer<br />

sentimientos de <strong>un</strong> distinguido joven israelita, denominado el héroe de Israel.<br />

Pertenecía a <strong>un</strong>a familia que no midió los peligros de desafiar a <strong>un</strong><br />

israelita como lo es Sansón, por lo que recibieron <strong>un</strong> castigo muy fuerte por no<br />

respetar los acuerdos hechos.<br />

Dalila: mujer que representaba los intereses del pueblo filisteo, puede<br />

considerársele el instrumento que aprovechan los dirigentes filisteos para<br />

50


poder mantener en sujeción al héroe de Israel.<br />

Mujer ambiciosa, movida por sus propios intereses y motivada por el<br />

orgullo nacional de descubrir <strong>un</strong> secreto profesional de <strong>un</strong> soldado de los altos<br />

rangos del pueblo de Israel.<br />

Trama<br />

Todo está bien mientras nos sujetamos a los planes y sueños que<br />

Dios tiene para nuestra vida.<br />

Sansón debió haber crecido como <strong>un</strong> niño especial; los padres<br />

contaron al pueblo que mientras el niño crecía disminuían los días que vivirían<br />

bajo el azote de los filisteos.<br />

Más de <strong>un</strong>a familia debió haber suspirado por la posibilidad de que su<br />

hija pudiera tener <strong>un</strong>a relación sentimental con el joven que cada día daba<br />

más evidencias de poder llegar a ser <strong>un</strong> héroe nacional.<br />

Un buen día, sin embargo, las cosas tomaron <strong>un</strong> giro inesperado: los<br />

padres recibieron <strong>un</strong>a noticia de los propios labios del hijo, quien había<br />

incursionado en los pueblos de los filisteos y se había enamorado de <strong>un</strong>a<br />

bella mujer, con quien deseaba formalizar <strong>un</strong>a relación de matrimonio.<br />

Los sueños se empiezan a desquebrajar <strong>cuando</strong> anteponemos<br />

nuestros propios intereses ante los intereses de Dios para nuestras vidas.<br />

(Jueces 14:1-20)<br />

Sucedió que yendo a casa de la novia, al apartarse del camino, tuvo<br />

<strong>un</strong> encuentro con <strong>un</strong> joven león al que mató, pero no lo reveló a sus padres.<br />

(Jueces 14:5,6)<br />

Varios días después, ya de regreso a casa de la novia, para consumar<br />

el matrimonio, se recordó del leoncillo y al ir a verlo descubrió que había <strong>un</strong><br />

panal en el cadáver; tomó <strong>un</strong> trozo de aquel, lo comió y ofreció también a sus<br />

padres, sin decir de dónde lo había tomado.<br />

La ley de salud del pueblo prohibía que se tocara <strong>un</strong> animal muerto,<br />

pero él lo había tocado, tomado de la miel y llevado a sus padres, haciéndolos<br />

partícipes de su desobediencia. Jugaba con lo que Dios decía que no se<br />

hiciera y <strong>un</strong> mal paso preparaba el camino para otro. (Jueces 14:8,9)<br />

La decadencia moral carcome poco a poco el corazón hasta que<br />

finalmente se cede a la tentación y se cae.<br />

Pocas veces se le vio tan resuelto y puso en marcha <strong>un</strong> plan diferente<br />

al plan de Dios para su vida. Ahora pidió la mano, hizo los arreglos y regresó<br />

a la fiesta de bodas.<br />

Siendo la costumbre de poner a <strong>un</strong> acompañante al novio, fue<br />

sorprendido con el hecho de que le pusieron treinta compañeros para que<br />

estuvieran con él. Pudo haber servido esto como advertencia, pero sus ojos<br />

se enceguecían cada vez más. (Jueces 14:11)<br />

Los filisteos sabían que Sansón podía tomar venganza de los filisteos<br />

de <strong>un</strong> momento a otro, temían lo que pudiera hacer. Para su propia diversión,<br />

Sansón elaboró <strong>un</strong> enigma para sus acompañantes con la promesa de <strong>un</strong>a<br />

recompensa si lo resolvían. (Vs. 12-14)<br />

51


Viene <strong>un</strong>a nueva crisis mientras los días de la fiesta transcurrían y se<br />

acerca el plazo para resolverlo. Los acompañantes recurrieron a la esposa y<br />

amenazaron con quemarla si no obtenía la respuesta de Sansón, pues se<br />

sintieron burlados. Entonces, con Sansón, la mujer lloró, molestó y finalmente<br />

consiguió la respuesta de los labios de él. Sabiéndose engañado y<br />

traicionado, se llenó de ira y fue en busca de treinta filisteos, los mató y<br />

despojó para dar sus ropas a los acompañantes de la boda y pagarles, así, la<br />

apuesta.<br />

Molesto, no consumó la boda y se fue. Una vez tranquilo, regresó por<br />

su novia, y para su sorpresa encontró que se le habían dado como esposa a<br />

<strong>un</strong> amigo, pensando que él no tendría más interés de ella. Enfurecido cobró<br />

venganza prendiendo fuego por la cola a trescientas zorras, a las que soltó<br />

por los trigales secos, consumiendo toda la cosecha de grano de los filisteos.<br />

Cada vez que abandonamos los planes de Dios para nuestra vida lo<br />

único que conseguimos es complicar las cosas.<br />

Creyendo que había tomado venganza de los filisteos resultó que<br />

ellos tomaron venganza contra él, y en su ausencia quemaron a su esposa y<br />

su familia.<br />

Sin haber aprendido la lección, complicó aún más las cosas al<br />

enamorarse de Dalila, <strong>un</strong>a mujer hermosa y pública del valle de Sorec.<br />

Comenzó de nuevo <strong>un</strong> diálogo con el pecado, el que lo llevó<br />

finalmente a <strong>un</strong>a triste condición de vida.<br />

Dalila había aceptado la oferta de mil cien ciclos de plata ofrecidos por<br />

cada <strong>un</strong>o de los príncipes filisteos que la habían ido a entrevistar. Su ambición<br />

la llevó a luchar para descubrir cuál era la fuente de la fuerza física<br />

descom<strong>un</strong>al que poseía Sansón.<br />

“La verdadera grandeza de <strong>un</strong> hombre se mide por el poder de las<br />

emociones que él domina y no por las que lo dominan a él”. (Patriarcas y<br />

profetas, pág. 612)<br />

Jugó con el pecado pensando que en el momento que<br />

quisiera detenerse lo lograría. El tiempo invertido en su pasatiempo hizo que<br />

finalmente se olvidara del sueño que Dios tenía para su vida.<br />

Cuando Dalila preg<strong>un</strong>taba, él siempre tenía <strong>un</strong>a pista para ella, pero<br />

no decía la verdad total. No todo era mentira, pero no todo era verdad.<br />

Vale la pena notar que Dalila, al igual que el pecado, ya no vino<br />

disfrazada, sino que le habló directo: “¿En qué consiste tu gran fuerza y cómo<br />

podrás ser atado para ser dominado?” (Jueces 16:6)<br />

Su gran fuerza tenía que ver con el sueño que Dios tenía para él y<br />

podría ser dominado sólo si dejaba de lado los planes de Dios para su vida.<br />

Su cabellera era sólo <strong>un</strong> símbolo, “no había virtud alg<strong>un</strong>a en sus cabellos<br />

largos, sino que eran <strong>un</strong>a señal de su lealtad a Dios…”<br />

¿Cuál es el sueño que Dios tiene para ti? ¿Dónde te encuentras<br />

ahora? Y, lo más importante, ¿qué has hecho con el sueño que Dios tiene<br />

para tu vida?<br />

No olvides que Dios nos creó con la capacidad de hacer planes para<br />

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el futuro y sufrimos <strong>cuando</strong> vamos más allá de nuestros límites, o <strong>cuando</strong> no<br />

tenemos lo que queremos.<br />

Saber qué quieres o tener <strong>un</strong> propósito en la vida, le dará, en primer<br />

lugar, sentido a tu existencia; en seg<strong>un</strong>do lugar, simplificará tu vida. Sin<br />

embargo, no hagas más de lo que Dios quiere que hagas, debes enfocar tu<br />

vida. En tercer lugar, dará <strong>un</strong> estímulo a tu vida; después de todo, el trabajo<br />

sin propósito acaba tu vida.<br />

Tener bien claro <strong>un</strong> propósito en tu vida te prepara para la eternidad.<br />

Recuerda que lo más importante es saber qué hiciste con Jesucristo y con lo<br />

que te entregó.<br />

Dios quiere que seas completamente feliz y la fuente de la felicidad es<br />

Jesús. Quiere hacer de ti <strong>un</strong> héroe; te quiere ver tri<strong>un</strong>far; desea que salgas<br />

adelante; que te prepares para prosperar; que no sufras la derrota que<br />

quebranta el alma y el espíritu.<br />

Sólo <strong>un</strong>as cuantas palabras para recordarte lo que te quiere decir:<br />

“Mío eres tú” (Isaías 43:1-4) y “No temas” (Isaías 41:10).<br />

Vs. 7-10. Volviendo a la carga Dalila, Sansón le dijo: “Si me atares<br />

con siete mimbre verde que aún no estén secos”. Dalila lo ató, hizo traer a los<br />

filisteos para poder comprobar lo que se le había dicho, pero Sansón se<br />

levantó para comprobar que no sucedía nada y poder seguir avanzando en su<br />

juego, pues había <strong>un</strong>a fuerza sutil que lo ataba a ella.<br />

“Me has engañado” le reprochó Dalila y se engañaba a sí mismo<br />

olvidando el sueño que Dios tenía para su vida.<br />

Vs. 11-12. Ahora las instrucciones de Sansón fue de traer sogas<br />

nuevas, y Dalila repite el mismo procedimiento. Sansón se liberó de nuevo.<br />

Vs. 13-15. “Me has engañado” vuelve a lloriquear Dalila. Las<br />

instrucciones fueron, entonces, de utilizar siete trenzas aseguradas con <strong>un</strong>a<br />

estaca de telar en el cabello de Sansón, llevando a Dalila muy cerca del<br />

secreto.<br />

“Tres veces tuvo Sansón la más clara manifestación de que los<br />

filisteos se habían aliado con su hechicera para destruirle; pero <strong>cuando</strong> ella<br />

fracasaba es su propósito hacía de ello <strong>un</strong> as<strong>un</strong>to de broma, y él ciegamente<br />

desterraba todo temor.” (Patriarcas y profetas, pág. 610)<br />

Vs. 16-18. Desarmada su vol<strong>un</strong>tad, Sansón descubrió todo su<br />

corazón y confesó: “N<strong>un</strong>ca pasó navaja sobre mi cabeza, porque soy nazareo<br />

de Dios desde mi nacimiento, si soy rapado mi fuerza se apartará de mí.”<br />

Vs. 18-19. Sansón fue rapado y los filisteos se lanzaron sobre él.<br />

Vs. 20. “Esta vez saldré como las otras veces y me escaparé”, planeó<br />

Sansón, pero Jehová se había apartado de él.<br />

Quiero que pienses cuántas veces has jugado con el pecado y<br />

aparentemente has salido ileso; cuántas veces Dios te ha <strong>llama</strong>do para que le<br />

des tu corazón y no has podido ver su mano de amor anhelante que quiere<br />

hacer realidad el sueño que tiene para tu vida.<br />

De pronto, sin embargo, la tragedia visita nuestra vida, nos vemos<br />

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confrontados con crisis que no previmos que vendrían, con eventos que no<br />

pensábamos se darían en nuestra experiencia y de pronto todo cambia.<br />

Vs. 21. La tragedia tocó su vida, lo tomaron preso y estaba sin<br />

fuerza. Los filisteos le sacaron los ojos y llevándolo a Gaza, fue puesto en <strong>un</strong><br />

molino y, amarrado con cadenas, ocupa el lugar de <strong>un</strong>a bestia.<br />

N<strong>un</strong>ca el sueño de Dios ha sido que seas mutilado, física o<br />

emocionalmente; n<strong>un</strong>ca ha deseado verte sufrir, no quiere que sufras sin<br />

necesidad; por el contrario, quiere aclarar tu visión para que puedas ver el<br />

sueño que tiene para ti.<br />

Resolución<br />

Su cabello empezó a crecer. Fue <strong>llama</strong>do algún tiempo después para<br />

que sirviera de diversión en la fiesta que se celebraba al <strong>dios</strong> Dagón (<strong>dios</strong><br />

pez), pues era el que había entregado en sus manos a su enemigo, según sus<br />

creencias.<br />

Mutilado, lastimado, herido física y emocionalmente, se presentó<br />

delante del pueblo en la fiesta, y estando allí elevó <strong>un</strong>a oración a Dios,<br />

(Jueces 16:28) “Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te<br />

ruego, solamente esta vez, oh Dios…”<br />

No sé dónde estás y cómo te sientes ahora, pero ojalá esta oración<br />

fuera tuya también y pudieras sentir el poder de Dios en tu vida para dejar que<br />

él haga su sueño realidad en tu vida<br />

Vs. 29. Sansón tomó las dos columnas principales donde descansaba<br />

el edificio lleno de gente importante de los filisteos y dijo: “Muera yo con los<br />

filisteos”.<br />

Qué final trágico tuvo la vida de <strong>un</strong> hombre que había sido <strong>llama</strong>do<br />

para ser el héroe de Israel y que finalmente murió en <strong>un</strong>a condición muy triste.<br />

Vs. 31. Una delegación de israelitas, entre ellos sus familiares, llegó a<br />

buscar el cuerpo de quien debió haber sido vitoreado por el pueblo de Israel,<br />

pero de entre los escombros sacaron a <strong>un</strong> muchacho lastimado del rostro y el<br />

cuerpo y sin ojos. Ahora era llevado de regreso a casa; no había trompetas de<br />

júbilo ni algarabía del pueblo, sólo <strong>un</strong>a procesión que lamenta que la vida de<br />

<strong>un</strong> héroe nacional terminara de esa manera.<br />

Conclusión<br />

¿Qué harás con el sueño que Dios tiene para tu vida? Aún hay tiempo<br />

para darle sentido a tu vida. Quiera Dios que seas dirigido por su amor y<br />

hagas su vol<strong>un</strong>tad en todo. Sí, él tiene <strong>un</strong> sueño para ti, n<strong>un</strong>ca lo olvides.<br />

Recuerda que cada cuerda de la vida que rasgamos en esta tierra<br />

tiene consecuencias por la eternidad.<br />

Esta promesa es para ti: “No se deja solo al hombre para que venza el<br />

poder del mal mediante sus débiles esfuerzos. Hay ayuda puesta a su<br />

disposición, y ella le será dada a toda alma que realmente lo desee.”<br />

(Patriarcas y profetas, pág. 613)<br />

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Ilustración de niño de beisbol<br />

En <strong>un</strong>a cena de beneficencia para <strong>un</strong>a escuela de niños con<br />

capacidades especiales, el padre de <strong>un</strong> estudiante pron<strong>un</strong>ció <strong>un</strong> discurso que<br />

n<strong>un</strong>ca será olvidado por las personas que lo escucharon.<br />

Después de felicitar y exaltar a la escuela y a todos los que trabajan<br />

en ella, este padre hizo <strong>un</strong>a preg<strong>un</strong>ta: “Cuando no hay agentes externos que<br />

interfieran con la naturaleza, el orden natural de las cosas alcanza la<br />

perfección, pero mi hijo, Herbert, no puede aprender como otros niños lo<br />

hacen. No puede entender las cosas como otros niños. ¿Dónde está el orden<br />

natural de las cosas en mi hijo?”<br />

La audiencia quedó impactada por la preg<strong>un</strong>ta. El padre del niño<br />

continuó diciendo: “Yo creo que <strong>cuando</strong> <strong>un</strong> niño como Herbert, física y<br />

mentalmente discapacitado, viene al m<strong>un</strong>do, <strong>un</strong>a oport<strong>un</strong>idad de ver la<br />

naturaleza humana se presenta, y se manifiesta en la forma en la que otras<br />

personas tratan a ese niño”. Entonces contó que <strong>un</strong> día caminaba con su hijo<br />

Herbert cerca de <strong>un</strong> parque donde alg<strong>un</strong>os niños jugaban beisbol. Herbert le<br />

preg<strong>un</strong>tó a su padre: “¿Crees que me dejen jugar?” Su padre sabía que a la<br />

mayoría de los niños no les gustaría que alguien como Herbert jugara en su<br />

equipo, pero el padre también entendió que si le permitían jugar a su hijo, le<br />

daría sentido de pertenencia muy necesario y la confianza de ser aceptado<br />

por otro a pesar de sus habilidades especiales.<br />

El padre se acercó a <strong>un</strong>os de los niños que estaba jugando y le<br />

preg<strong>un</strong>tó, sin esperar mucho, si Herbert podría jugar. El niño miró alrededor<br />

como buscando a alguien que lo aconsejara, y luego le dijo: “Estamos<br />

perdiendo por seis carreras y el juego esté en la octava entrada. Supongo que<br />

puede <strong>un</strong>irse a nuestro equipo y trataremos de ponerlo al bate en la novena<br />

entrada”.<br />

Herbert se desplazó con dificultad hasta la banca y con <strong>un</strong>a amplia<br />

sonrisa se puso la camisa del equipo mientras su padre lo contemplaba con<br />

lágrimas en los ojos por la emoción. Los otros niños vieron la felicidad del<br />

padre <strong>cuando</strong> su hijo fue aceptado.<br />

Al final de la octava entrada, el equipo de Herbert logró anotar alg<strong>un</strong>as<br />

carreras pero aún estaban detrás en el marcador por tres carreras.<br />

Al inicio de la novena entrada, Herbert se puso <strong>un</strong> guante y jugó en el<br />

jardín derecho. A<strong>un</strong>que ning<strong>un</strong>a pelota llegó a Herbert, estaba obviamente<br />

extasiado sólo por estar en el juego y en el campo, sonriendo de oreja a oreja<br />

mientras su padre lo animaba desde las graderías.<br />

Al final de la novena entrada, el equipo de Herbert anotó de nuevo.<br />

Ahora con dos ‘outs’, las bases llenas y a <strong>un</strong>a carrera para obtener el tri<strong>un</strong>fo.<br />

Ganar era <strong>un</strong>a posibilidad y Herbert era el siguiente en batear.<br />

Con esta oport<strong>un</strong>idad, ¿dejarían a Herbert batear y ren<strong>un</strong>ciar a la<br />

posibilidad de ganar el juego? Sorprendentemente, Herbert estaba al bate.<br />

Todos sabían que <strong>un</strong> solo 'hit' era imposible porque Herbert no sabía ni como<br />

agarrar el bate correctamente, mucho menos pegarle a la bola. Sin embargo,<br />

mientras Herbert se paraba sobre la base, el 'pitcher', se dio cuenta que el<br />

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otro equipo estaba dispuesto a perder para permitirle a Herbert <strong>un</strong> gran<br />

momento en su vida. Así que se movió <strong>un</strong>os pasos al frente y tiró la bola muy<br />

suavemente para que Herbert pudiera al menos hacer contacto con ella. El<br />

primer tiro llegó y Herbert abanicó torpemente y falló. El lanzador de nuevo se<br />

adelantó <strong>un</strong>os pasos para tirar la bola suavemente hacia el bateador. Cuando<br />

el tiro se realizó, Herbert abanicó y golpeó la bola suavemente justo enfrente<br />

del 'pitcher'. El juego podría haber terminado. El 'pitcher' podría haber<br />

recogido la bola y haberla tirado a primera base. Herbert hubiera quedado<br />

fuera y habría sido el final del juego. Pero, el 'pitcher' tiró la bola fuera del<br />

alcance del niño en primera base y del resto de sus compañeros de equipo.<br />

Todos desde las graderías y los jugadores de ambos equipos<br />

empezaron a gritar “Herbert, corre a primera base, corre a primera”. N<strong>un</strong>ca en<br />

su vida Herbert había corrido esa distancia, pero logró llegar a primera base.<br />

Corrió justo sobre la línea, con los ojos muy abiertos y sobresaltados. Todos<br />

gritaban: “¡Corre a seg<strong>un</strong>da!” Recobrando el aliento, Herbert, con dificultad,<br />

corrió hacia la seg<strong>un</strong>da base.<br />

Para el momento en que Herbert llegó a seg<strong>un</strong>da base, el niño del<br />

jardín derecho tenía la bola...era el niño más pequeño en el equipo y sabía<br />

que tenía la oport<strong>un</strong>idad de ser el héroe del día. Él podía haber tirado la bola<br />

a seg<strong>un</strong>da base, pero entendió las intenciones del 'pitcher' y tiró la bola alta,<br />

sobre la cabeza del niño en tercera base. Herbert corrió a tercera base<br />

mientras que los corredores delante de él hicieron <strong>un</strong> círculo alrededor de la<br />

base.<br />

Cuando Herbert llegó a tercera, los niños de ambos equipos, y los<br />

espectadores, estaban de pie gritando “¡Corre a home! ¡Corre!”. Herbert corrió<br />

al 'home', se paró en la base y fue vitoreado como el héroe que bateó el<br />

'grand slam' y ganó el juego para su equipo. “Ese día”, dijo el padre con<br />

lágrimas bajando por su rostro, “los niños de ambos equipos ayudaron<br />

dándole a este m<strong>un</strong>do <strong>un</strong> trozo de verdadero amor y humanismo”. Herbert no<br />

sobrevivió otro verano. Murió ese invierno, sin olvidar n<strong>un</strong>ca haber sido el<br />

héroe y haber hecho a su padre muy feliz, haber llegado a casa y ver a su<br />

madre llorando de felicidad y abrazando a su héroe del día.<br />

El cielo ha hecho todo lo posible porque tú seas <strong>un</strong> héroe. No dejes<br />

pasar por alto esta oport<strong>un</strong>idad, dale toda tu vida a Dios y deja que Jesús y su<br />

Espíritu Santo te guíen hoy y siempre.<br />

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NOTAS<br />

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NOTAS<br />

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