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El programa de Reavivamiento y Reforma en la División<br />
Interamericana además de hacer énfasis en <strong>un</strong>a vida de oración y el<br />
estudio de la Palabra, incluye también el énfasis de compartir las<br />
Buenas Nuevas a aquellos que a<strong>un</strong> no conocen a Jesús.<br />
En nuestro Departamento de Ministerios Juveniles sabemos<br />
que la Generación Poderosa que lideramos también experimenta el<br />
gozo de testificar y de predicar el Evangelio.<br />
Nos <strong>un</strong>imos gozosamente al programa de nuestra Iglesia en<br />
Interamérica a través de la iniciativa Gana Con Jesús. De esta<br />
manera miles de evangelistas juveniles y líderes de grupos pequeños<br />
juveniles serán parte del millón de miembros de la Iglesia involucrados<br />
en el evangelismo Visión Un Millón.<br />
Los sermones contenidos en este folleto han sido compartidos<br />
por el Pastor Hiram Ruiz, pastor juvenil en la Universidad Adventista de<br />
Montemorelos, y sabemos que estos sermones serán <strong>un</strong>a herramienta<br />
valiosa en las manos de nuestros jóvenes evangelistas. Agradecemos<br />
al Pastor Ruiz por su contribución para nuestro programa Gana Con<br />
Jesús.<br />
Seguros que el Señor dotará de su Santo Espíritu a cada <strong>un</strong>o<br />
de los jóvenes dedicados en esta misión, Agradecemos su<br />
participación y pedimos al cielo corone de éxito el trabajo que ustedes<br />
harán.<br />
“El mensaje del advenimiento a todo el m<strong>un</strong>do<br />
en mi generación.”<br />
Benjamín Carballo, Director<br />
Louise Nocandy, Asociada<br />
Departamento de Ministerios Juveniles<br />
División Interamericana<br />
2
INTRODUCCIÓN<br />
En el corazón del ser humano está puesto el deseo ferviente de<br />
ganar, no estamos diseñados para perder, sin embargo hemos sido<br />
puestos en <strong>un</strong> campo de batalla donde el enemigo se ha propuesto<br />
hacer de nuestra vida <strong>un</strong>a experiencia de derrotas y frustraciones.<br />
La serie de sermones Gana con Jesús, es <strong>un</strong> recorrido<br />
maravilloso en jornadas de fe, esperanza e inspiración, de hombres y<br />
mujeres como tú y yo, con luchas, con sueños, con dudas, con<br />
incertidumbres, con necesidades y con respuestas maravillosas al<br />
encontrarse con Alguien poderoso que no conoce la derrota.<br />
Al compartir estos mensajes es necesario que tomes la<br />
experiencia de cada personaje y la traigas a tu propia vida. Lucha con<br />
él, vive sus alegrías y tristezas, sus frustraciones y aciertos, sufre con<br />
sus derrotas y goza sus tri<strong>un</strong>fos y <strong>cuando</strong> te encuentres con el Dios de<br />
los vencedores dale otra vez tu corazón.<br />
Una vez que lo antes mencionado suceda entonces estarás<br />
listo para compartir con los demás, <strong>un</strong> mensaje de Dios, por medio de<br />
<strong>un</strong> siervo de Dios para el pueblo de Dios.<br />
Existen personas que te escucharán cada día de re<strong>un</strong>ión,<br />
quizá sea este el último mensaje que escuche de parte de Dios,<br />
asegúrales que el Dios que les presentas es <strong>un</strong> ser que no patrocina<br />
fracasos y que quiere darles la experiencia de Ganar con Jesús.<br />
Solo somos instrumentos en las manos de <strong>un</strong> Dios grande,<br />
fuerte y poderoso que puede hacer que su Palabra no vuelva vacía.<br />
Permite ser <strong>un</strong> testigo fiel de esa promesa.<br />
Lutero dijo en <strong>un</strong>a ocasión, refiriéndose al predicador, “Párate<br />
derecho, habla con valentía y siéntate rápido”.<br />
Pastor Hiram Ruiz<br />
Director del Centro de Recursos Juveniles<br />
Montemorelos, México<br />
3
CONTENIDO<br />
1 – SÁBADO ..................................................................................................... 6<br />
Título: Cuando Dios <strong>llama</strong> a <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong><br />
Énfasis: Qué significa ser <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong>.<br />
Personaje: Pedro<br />
2 - DOMINGO.................................................................................................. 13<br />
Título: Cómo dar sentido a la vida<br />
Énfasis: Cómo administrar sabiamente nuestra vida.<br />
Ilustración: Parábola de los talentos<br />
3 – LUNES ...................................................................................................... 19<br />
Título: El milagro tiene <strong>un</strong> precio<br />
Énfasis: Conversión.<br />
Personaje: Naamán<br />
4 – MARTES .................................................................................................. 26<br />
Título: ¿Estás listo?<br />
Énfasis: Seg<strong>un</strong>da venida<br />
Ilustración: Parábola del vestido de bodas<br />
5 - MIÉRCOLES ............................................................................................. 30<br />
Título: ¿Qué quieres que haga?<br />
Énfasis: Conversión y entrega<br />
Personaje: Bartimeo<br />
6 – JUEVES ................................................................................................... 36<br />
Título: De la vergüenza a la honra<br />
Énfasis: Conversión y transformación<br />
Personaje: Zaqueo<br />
7 – VIERNES.................................................................................................. 43<br />
Título: Huyendo del amor de Dios<br />
Énfasis: Restauración y perdón<br />
Personaje: Oseas<br />
8 – SÁBADO .................................................................................................. 50<br />
Título: Sueños olvidados<br />
Énfasis: Dios tiene <strong>un</strong> sueño para tu vida<br />
Personaje: Sansón<br />
4
1 - CUANDO DIOS LLAMA A UN DISCÍPULO<br />
Orientaciones y herramientas para el predicador<br />
Enseñanza principal<br />
Dios <strong>llama</strong> a hombres y mujeres para que sean <strong>discípulo</strong>s de Cristo.<br />
Es necesario creer que, si él nos ha <strong>llama</strong>do, nos capacitará para serlo.<br />
Idea principal para predicar<br />
Por la gracia y dirección de Dios en nuestras vidas es que hacemos<br />
las cosas que él desea que hagamos. Cuando Dios realiza el <strong>llama</strong>do,<br />
capacita. Ha usado a los jóvenes para perpetuar su verdad y los usará hoy<br />
también.<br />
Invitación para tomar <strong>un</strong>a decisión<br />
Desafiar para llegar a ser <strong>un</strong> verdadero <strong>discípulo</strong> de Cristo.<br />
Reafirmar a los miembros bautizados y animar a los que no lo son;<br />
acercar a ambos grupos a la experiencia del discipulado.<br />
An<strong>un</strong>ciar la fecha del siguiente bautismo para iniciar a los nuevos<br />
<strong>discípulo</strong>s que el cielo está <strong>llama</strong>ndo.<br />
Animar a aquellos que en el pasado aceptaron el <strong>llama</strong>do, pero que<br />
en el camino perdieron su confianza en Jesús.<br />
Presentar el privilegio de participar en la Gran Comisión y explicar que<br />
son <strong>llama</strong>dos para hacer grandes cosas para el Señor.<br />
CAMINANDO BAJO EL POLVO DEL RABÍ<br />
Mateo 11:28-30<br />
Introducción<br />
Es muy común el olvidar: olvidamos citas, cumpleaños, pagos; sin<br />
embargo esos olvidos tienen sus consecuencias.<br />
Un desafío relevante en la vida del cristiano es el de no olvidar. La<br />
educación en el pueblo de Israel tenía claros recordatorios para no olvidarse<br />
de Dios, y lo leemos en Números 15:37-41 (donde hay indicaciones del uso<br />
de las borlas y <strong>un</strong>a cenefa o fleco en los vestidos para no olvidarse de la Ley<br />
de Dios).<br />
Educación judía<br />
Los hebreos orientaban la educación religiosa a la acción de enseñar<br />
y vivir, no a la de informar.<br />
¿A qué edad comenzaba la educación de los hijos?<br />
Los hijos menores de seis años eran atendidos en el hogar, para ser<br />
ingresados después en las sinagogas y ser educados por los maestros de la<br />
ley.<br />
5
Las escuelas constituían el centro de la vida de la com<strong>un</strong>idad. Los<br />
niños eran expuestos al conocimiento desde muy temprana edad, e inspirados<br />
para conocer y vivir según la vol<strong>un</strong>tad de Jehová.<br />
Se preocupaban por cada generación y no deseaban que se olvidaran<br />
del Señor. Las enseñanzas y tradiciones subsistían gracias a la educación<br />
temprana de los niños.<br />
Estaban orgullosos de sus enseñanzas. Tenían el Talmud. A los seis<br />
años aprendían el Pentateuco en la sinagoga local (casa del libro).<br />
El rabí les daba miel mientras aprendían, y les recordaba que era <strong>un</strong><br />
símbolo de las bendiciones de Dios: la disfrutaban como algo especial.<br />
“N<strong>un</strong>ca olvidéis que la Palabra de Dios, como la miel, se disfruta.<br />
Probad y ved que Dios es bueno”, les decían. El niño lo aprendía de manera<br />
visual, auditiva y por medio del gusto.<br />
De los 6 a los 10 años se memorizaba la Tora, (Génesis, Éxodo,<br />
Levítico, Números y Deuteronomio). Hoy día los niños aprenden y memorizan,<br />
pero otras cosas.<br />
De los 10 a los 14 años sólo continuaban los mejores: pasaban a otra<br />
etapa de la educación, en la que habían de aprender hasta Malaquías, el<br />
resto de las escrituras hebreas.<br />
Partiendo de los 13 y 14 años se les enseñaba a procesar la<br />
información de forma interactiva usando diferentes métodos. Uno de ellos era<br />
el de preg<strong>un</strong>tas como “¿Cuánto es 2+2?” A lo que al alumno respondía:<br />
“¿Qué es 16/4?” De esa manera, los alumnos estaban demostrando que<br />
entendían bien. Un día <strong>un</strong> experto de la ley le preg<strong>un</strong>tó a Jesús ¿qué tengo<br />
que hacer para heredar la vida eterna? Y Jesús respondió ¿qué está escrito<br />
en la ley? (Lucas 10:25, 26)<br />
Por esa razón Jesús respondía con preg<strong>un</strong>tas las preg<strong>un</strong>tas que se le<br />
hacían.<br />
Cuando Jesús visitó el templo por primera vez, se quedó ahí sin que<br />
José y María lo supieran; estaba en la etapa de los doce años. Las<br />
autoridades religiosas se admiraban de la forma como Jesús hacía las<br />
preg<strong>un</strong>tas.<br />
Otro hecho que confirma el conocimiento que los judíos tenían de las<br />
Escrituras se registra en las palabras que María expresa en su encuentro con<br />
Elizabeth, conocido como el “cántico de María” o el Magníficat, (Lucas 1:46-<br />
53) que está compuesto de porciones del Antiguo Testamento que ella había<br />
memorizado en su infancia y juventud.<br />
En la actualidad, los judíos todavía siguen aprendiendo de memoria.<br />
¿Cuándo fue la última vez que <strong>un</strong> muchacho de 12 años te pidió que<br />
se le permita leer las Escrituras? Eso era lo que más deseaban hacer los<br />
jóvenes en esa época.<br />
Jesús vivía en ese contexto educativo.<br />
Después de cumplidos los 14 años, los jovencitos tenían la posibilidad<br />
de seguir estudiando al ser invitados por <strong>un</strong> Rabí, quien le transmitiría sus<br />
enseñanzas. Pero los privilegiados solo eran los mejores estudiantes.<br />
6
Para los padres judíos era <strong>un</strong> sueño que sus hijos fueran educados y<br />
<strong>llama</strong>dos por <strong>un</strong> Rabí, quien reproduciría su doctrina para perpetuarla.<br />
Alg<strong>un</strong>os rabíes, por la autoridad que tenían, habían llegado a hacer su<br />
propia interpretación de la Escritura (el Yugo Mateo 11:30), por lo que alg<strong>un</strong>as<br />
veces llegaban a diferir con otros.<br />
El Rabí llegaba a adoptar <strong>un</strong> sistema de vida propio, demostrando,<br />
con su testimonio, cómo se debía vivir lo que enseñaba, y esperaba que los<br />
<strong>discípulo</strong>s reprodujeran su vida.<br />
Estas autoridades religiosas tenían la posibilidad de permitir o prohibir.<br />
Jesús les dijo “yo os doy autoridad para…” (Marcos 6:7)<br />
La filosofía de vida basada en su interpretación era conocida como su<br />
yugo. Era <strong>un</strong>a enseñanza particular de <strong>un</strong> Rabí. Éstos solían tener <strong>un</strong>a lista<br />
de exagerados requerimientos religiosos. En contraposición, Jesús dijo: “Mi<br />
yugo es fácil”, es de libertad, no de opresión. (Mateo 11:29)<br />
El <strong>llama</strong>do<br />
Cuando alguien quería seguir a <strong>un</strong> Rabí, el <strong>discípulo</strong> potencial se<br />
ofrecía diciéndole que su enseñanza le gustaba y que quería reproducirla en<br />
su vida. En otras situaciones el Rabí lo buscaba para invitarlo a ser su<br />
<strong>discípulo</strong>.<br />
Una vez elegido o aceptado el <strong>discípulo</strong>, el Rabí indagaba cuánto<br />
sabía de las Escrituras por medio de preg<strong>un</strong>tas. Se esperaba que las<br />
conociera y supiera a la perfección.<br />
El Rabí preg<strong>un</strong>taba sobre <strong>un</strong> texto, pero no se refería a ese versículo.<br />
Podría estar pensando en el anterior o el posterior, y se le debería responder<br />
usando el anterior o el posterior, comenzando así <strong>un</strong>a disertación de lo que<br />
trataban. El formato de preg<strong>un</strong>tas ayudaba en la argumentación del tema.<br />
En muchas ocasiones Jesús solo iniciaba <strong>un</strong> texto y lo dejaba<br />
inconcluso, pues se esperaba que los demás lo supieran. Además, respondía<br />
con otra preg<strong>un</strong>ta a las preg<strong>un</strong>tas que se le planteaban.<br />
¿Quién llegaba a ser <strong>discípulo</strong>?<br />
El Rabí deseaba perpetuar su yugo (enseñanza), así que buscaría<br />
<strong>discípulo</strong>s que tuvieran la capacidad de hacerlo.<br />
El maestro debía preg<strong>un</strong>tarse: ¿Este estudiante tiene potencial para<br />
ser lo que yo soy y reproducir mi enseñanza en su vida, perpetuándola así,<br />
para las nuevas generaciones? ¿Tiene lo necesario para hacer lo que yo<br />
hago? Si él puede ser como yo, entonces le diré: “Sígueme”.<br />
El candidato a <strong>discípulo</strong> debería estar dispuesto a decir: “Dejaré<br />
familia, oficio y amigos; dedicaré mi vida para ser como mi maestro”.<br />
Todo lo que el Rabí hacía, el <strong>discípulo</strong> lo debía hacer, no importando<br />
la edad que éste tuviera. Si el maestro cortaba el pasto, el <strong>discípulo</strong> lo haría.<br />
También debía tomar conciencia para agradecer a Dios, a<strong>un</strong> por las cosas<br />
más com<strong>un</strong>es y elementales de la vida. Debía mantener <strong>un</strong>a prof<strong>un</strong>da y<br />
permanente adoración a Dios.<br />
7
El <strong>discípulo</strong> estudiaba la enseñanza de su maestro, hablaba de ella;<br />
era su pasión seguirlo y aprendía mirando la manera como enseñaba.<br />
Cuando llegaba <strong>un</strong> Rabí a <strong>un</strong>a sinagoga, le daban el rollo, y él lo<br />
besaba lleno de alegría. Cuando Jesús fue a la sinagoga, fue él quien dirigió<br />
la adoración.<br />
Al pasar el tiempo, el Rabí evaluaba a su seguidor. Pero si éste no<br />
tenía las posibilidades de ser como él, entonces le decía: “Ora para que tu hijo<br />
pueda ser <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong> de <strong>un</strong> Rabí. En tanto regresa a tu casa y aprende el<br />
negocio de tu familia, aprende el oficio de tu padre y sé <strong>un</strong> buen hombre”.<br />
Jesús <strong>llama</strong> a sus <strong>discípulo</strong>s (Mateo 4:18-22)<br />
Cuando Jesús caminaba por Galilea encontró a <strong>un</strong>o de estos<br />
muchachos, cuyos padres habían soñado con la posibilidad de que su hijo<br />
fuera seguidor de <strong>un</strong> gran Rabí, pero no había podido llegar a ser <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong><br />
y había aprendido el oficio de su padre.<br />
Muchas veces nos vemos retratados en ese cuadro: intentando seguir<br />
a Jesús y no podemos. Entonces regresamos desanimados a nuestra vida<br />
cotidiana, para hacer lo que comúnmente habíamos estado haciendo.<br />
Lo sucedido esa mañana, sin embargo, nos recuerda que tenemos <strong>un</strong><br />
<strong>llama</strong>do y <strong>un</strong>a oport<strong>un</strong>idad. Una familia de pescadores realiza las tareas<br />
com<strong>un</strong>es y cotidianas; a la distancia logran ver a <strong>un</strong> rabí caminando cerca de<br />
donde ellos están trabajando con las redes.<br />
¿Cuántos suspiros saldrían de sus corazones, recordando cuánto<br />
habían anhelado llegar a ser <strong>discípulo</strong>s de <strong>un</strong> rabí?<br />
Sorprendentemente todo cambió <strong>cuando</strong> <strong>un</strong>a voz los sacó de sus<br />
absortos pensamientos. ¡Recibieron <strong>un</strong>a invitación! Era para Pedro y Andrés,<br />
así como habría <strong>un</strong>a para Juan y Jacobo, los hijos del Zebedeo.<br />
¿Por qué eran ellos pescadores? Porque el papá lo era. Ellos<br />
esperaban procrear esperando que alg<strong>un</strong>o de sus hijos fuera, con suerte,<br />
<strong>discípulo</strong> de <strong>un</strong> rabí, ya que ellos no habían sido elegidos.<br />
No entendían lo que sucedía y les era difícil dar crédito a lo que veían<br />
y, sobre todo, a lo que escuchaban: Jesús les estaba diciendo: “Síganme, que<br />
los voy a hacer pescadores de hombres”. ¡Los estaba invitando a ser sus<br />
<strong>discípulo</strong>s!<br />
Piensa <strong>un</strong> poco en este momento. ¿Cómo sería la respuesta de<br />
Pedro, Andrés, Jacobo y Juan? Tendemos a pensar e imaginarnos que los<br />
<strong>discípulo</strong>s salieron corriendo siguiendo a Jesús, como si estuvieran en <strong>un</strong><br />
trance hipnótico; pero, ¿qué era en realidad lo que pasaba?<br />
Ellos ya habían escuchado hablar de Jesús y <strong>cuando</strong> él los llamó<br />
sabían que sus vidas cambiarían. “Sabían qué clase de hombre era y estaban<br />
dispuestos a seguirlo”. ¿Por qué lo siguieron inmediatamente? Porque les<br />
hizo <strong>un</strong>a invitación, y ese hecho es garantía de que pueden llegar a ser como<br />
él es. Si no hubiera sido así, los habría dejado trabajando en la barca de su<br />
padre.<br />
8
Pensemos en cuántas veces hemos escuchado <strong>un</strong>a invitación a dejar<br />
las redes, para seguir a Jesús.<br />
“Ning<strong>un</strong>o de los cuatro habría sido considerado, por los sabios de la<br />
nación, poseedor de suficientes cualidades como para ser seguidor de <strong>un</strong><br />
maestro. Eran humildes y les faltaba conocimiento, pero esas características<br />
eran los requisitos previos para ser <strong>discípulo</strong>s de Jesús”.<br />
Ellos pensaban: “Él nos tiene confianza; cree que podemos ser como<br />
él”. Ellos no dudan en seguirlo, porque están seguros de que serán como el<br />
Rabí.<br />
¿Qué te ha hecho pensar que tú no puedes ser como él <strong>cuando</strong> es él<br />
quien te está <strong>llama</strong>ndo?<br />
Habían estado en <strong>un</strong>a barca con su padre; habían aprendido el oficio<br />
y reparaban las redes. Sin embargo, dejaron a su padre y a las redes, y lo<br />
siguieron con <strong>un</strong>a ilusión y <strong>un</strong>a garantía.<br />
Seremos <strong>discípulo</strong>s de Jesús porque él cree que lo podemos ser, por<br />
eso fuimos <strong>llama</strong>dos.<br />
No se registra <strong>un</strong> grito del padre, con el que empezara a reclamarles:<br />
“¡Oigan, muchachos! ¿Adónde van? ¡Tenemos mucho trabajo!”. Más bien,<br />
debieron haber aparecido lágrimas de alegría mezcladas con orgullo de padre<br />
al descubrir que su hijo es considerado digno de ser <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong>.<br />
Imaginemos lo que sucedió después con Zebedeo. Al regresar a casa<br />
le dice a la esposa: “¿Ya te diste cuenta que los muchachos no están<br />
conmigo? No sé si te imaginas, pero ya no vendrán”.<br />
– ¿Por qué? ¿Qué pasó? ¿Tuvieron algún accidente? – preg<strong>un</strong>ta<br />
preocupado el padre.<br />
–Ni te imaginas– dice con <strong>un</strong>a sonrisa que desconcierta a todos, pues<br />
llora, pero lágrimas de alegría–. Se han ido, <strong>un</strong> rabí los llamó. El rabí Jesús<br />
los llamó para ser sus <strong>discípulo</strong>s. Él dice que nuestros hijos tienen todo lo que<br />
se necesita para ser seguidores de él. ¿Te puedes imaginar cómo me siento?<br />
Se le hace <strong>un</strong>a noche interminable, desea salir de su casa y pasear<br />
por la aldea y decir: “Mis hijos no estarán más conmigo. ¿Ya se dieron<br />
cuenta? ¿Y saben porque no están conmigo ahora? Porque <strong>un</strong> Rabí, el gran<br />
Maestro, los ha <strong>llama</strong>do para que estén con él. Y ahora ellos aprenderán y<br />
llevarán <strong>un</strong> nuevo yugo. Él creyó en mis hijos y los ha <strong>llama</strong>do para que<br />
aprendan, pues quiere que ellos se encarguen de perpetuar su enseñanza.<br />
Un nuevo yugo<br />
No era común que se enseñara <strong>un</strong> nuevo yugo. Tenía que pasar<br />
realmente mucho tiempo; y regularmente se hablaba lo que otros rabíes<br />
habían dicho.<br />
Era común que el rabí enseñara lo que otro había enseñado antes; sin<br />
embargo, en pocas ocasiones se decía: “¿Oíste que os fue dicho…? Ahora yo<br />
os digo…” ya que esta era <strong>un</strong>a nueva enseñanza de alguien que interpretaba<br />
el texto de nuevas maneras.<br />
9
Lecciones para aprender<br />
Mateo 14:22-33.<br />
Un incidente marcaría la vida de Pedro alg<strong>un</strong>os años después de ser<br />
<strong>llama</strong>do para ser <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong>: Jesús apareció caminando sobre el agua,<br />
mientras que los <strong>discípulo</strong>s estaban en la barca en medio de <strong>un</strong>a tormenta<br />
implacable. Y resulta que los <strong>discípulo</strong>s se asustaron.<br />
Ellos veían el mar como <strong>un</strong> depósito de lo que no se quería: los<br />
puercos con demonios (Mar. 5:13), los que hacen caer a los pequeños, los<br />
pecados, para finalmente desaparecer (Apoc. 21:1). Temían ser tragados por<br />
esa tormenta.<br />
Cuando Jesús les dijo que no era <strong>un</strong> fantasma, como ellos pensaban,<br />
Pedro le pidió ir sobre el agua, pues deseaba hacer lo que su maestro hacía.<br />
Como buen <strong>discípulo</strong>, quería imitarlo en todo.<br />
Un descuido, sin embargo, le hizo perder de vista a Jesús y <strong>cuando</strong> se<br />
empezó a h<strong>un</strong>dir, Pedro le grita: “¡Sálvame!” A lo que Jesús respondió:<br />
“¡Hombre de poca fe!, ¿por qué desconfiaste?”<br />
–Pedro, ¿no tienes fe en mí? Si yo no me h<strong>un</strong>do, ¿por qué tienes<br />
miedo?<br />
Lo que sucedió es que Pedro estaba perdiendo la confianza de ser<br />
como su maestro.<br />
Jesús le dice: “Tú lo puedes hacer; no digas que no se puede ser<br />
como tu maestro, el Rabí. Te he <strong>llama</strong>do porque sé que j<strong>un</strong>tos lo podemos<br />
hacer. No te ofreciste; yo te llamé porque sabía que yo te podría ayudar y<br />
podrás.<br />
El Rabí sabe que Pedro ha perdido la confianza en que puede ser<br />
como su Maestro. Lo quiere ayudar. Pedro tiene que entender que sus logros<br />
no son para ser presumidos delante de los demás.<br />
Quizá Jesús está pensando lo mismo hoy de ti. Tú puedes ser como<br />
él, no para presumir, sino para resguardar su enseñanza. Su yugo es fácil y<br />
ligera es su carga.<br />
Quiero <strong>llama</strong>r tu atención a algo: “Él llamó a muchachos, a jóvenes”.<br />
Pedro era casado (recordemos que sanó a la suegra) mayor de 21<br />
años, ya que es el único que discute sobre los impuestos, (solo los mayores<br />
de edad pagaban impuesto). Es posible que Pedro haya sido el mayor del<br />
grupo y el líder, por ende.<br />
Pero los demás eran muchachos jóvenes de la preparatoria o<br />
iniciando la <strong>un</strong>iversidad, y Jesús pensó que ellos serían capaces de hacer<br />
todo lo que se les propusiera. No tendrían límites para sus sueños. Por eso<br />
los quería.<br />
Este Rabí llamó a <strong>un</strong> grupo de muchachos que tal vez no eran los<br />
mejores; otro Rabí no los habría considerado como posibles candidatos; sin<br />
embargo, Jesús sabía que tendrían el carácter y el valor de cambiar al m<strong>un</strong>do.<br />
Había confiado en muchachos jóvenes, había creído en ellos; y con<br />
ellos y su enseñanza, cambió al m<strong>un</strong>do.<br />
10
No sé qué estás pensando ahora mismo, pero Dios te <strong>llama</strong> para que<br />
seas <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong> que será usado por su amor para llevar a <strong>un</strong> m<strong>un</strong>do<br />
desesperado su mensaje de amor y esperanza: el yugo nuevo del Rabí de<br />
Galilea.<br />
Seguir a Cristo<br />
Juan 1:43 y 44<br />
Felipe, de Betsaida, <strong>un</strong>a aldea pequeña, había sido <strong>llama</strong>do desde<br />
joven. Ya casado y con familia había sido enviado a evangelizar a Hierápolis,<br />
que era <strong>un</strong>o de los centros más importantes en la cultura Romana; ahí,<br />
Domiciano había erigido <strong>un</strong> arco grande, y cuantos pasaban por debajo de él<br />
decían: “Domiciano es mi <strong>dios</strong>”.<br />
Felipe tenía muy en claro lo que había aprendido de muchacho.<br />
Cuando llegó a la ciudad no pasó por el arco, ya que sabía que había <strong>un</strong><br />
único Dios.<br />
Cuando se supo lo que había hecho, le fue quitada la vida a su<br />
familia, luego a él. Muchos de los <strong>discípulo</strong>s sufrieron persecución y muerte<br />
pero n<strong>un</strong>ca abandonaron las enseñanzas de su Maestro, porque no<br />
esperaban <strong>un</strong>a recompensa aquí, en la tierra, sino en el cielo: “Sé fiel hasta la<br />
muerte y yo te daré la corona de la vida” (Apoc. 2:10 u.p.).<br />
Hoy se repite el <strong>llama</strong>do para ser sus <strong>discípulo</strong>s. El mismo Jesús ha<br />
venido para invitarte a reproducir su enseñanza en tu vida. No te detengas<br />
ahora porque él sabe que puedes ser fiel a Dios.<br />
Dios <strong>llama</strong> a los que han sido maltratados, a los que han tenido<br />
problemas, a los que se sienten solos o creen que no pueden.<br />
“Yo los elegí a ustedes, porque creo que pueden ser mis <strong>discípulo</strong>s.<br />
Yo los voy a capacitar”.<br />
La invitación está hecha, sólo cree y decide ser <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong> de Jesús.<br />
Los que en el pasado han decidido seguirlo, ¿quisieran en esta hora<br />
reafirmar esa decisión?<br />
¿Te gustaría a ti ser su <strong>discípulo</strong>? Él te <strong>llama</strong>…ven. Si te está<br />
<strong>llama</strong>ndo es porque sabe que podrás serlo. “Mi yugo es fácil y ligera mi<br />
carga”. Ven y síguelo hoy y siempre…<br />
11
2 - CÓMO DAR SENTIDO A LA VIDA<br />
Orientaciones y herramientas para el predicador<br />
Enseñanza principal<br />
Tenemos la responsabilidad de administrar sabiamente la vida. Las<br />
oport<strong>un</strong>idades diarias y los pequeños actos marcarán nuestro futuro eterno.<br />
Idea principal para predicar<br />
Somos <strong>llama</strong>dos a administrar nuestras vidas y dar cuentas a Dios de<br />
los bienes confiados, lo que a su vez serán <strong>un</strong>a prueba de reconocimiento y<br />
fidelidad a Dios.<br />
Invitación para tomar <strong>un</strong>a decisión<br />
Darle todo lo que tenemos al Señor para que él nos ayude a<br />
administrar nuestros recursos en forma sabia: vida, tiempo, recursos, dones,<br />
oport<strong>un</strong>idades.<br />
CÓMO DAR SENTIDO A LA VIDA<br />
El relato de los talentos<br />
Mateo 25:14-28<br />
Hay <strong>un</strong>a realidad que no podemos pasar por alto: tu manera de ver la<br />
vida influirá poderosamente en cómo empleas tu tiempo, tu dinero, tus<br />
talentos y cómo valoras tus relaciones.<br />
Alg<strong>un</strong>os consideran que la vida es como <strong>un</strong> circo, <strong>un</strong> campo de minas,<br />
<strong>un</strong>a montaña rusa, <strong>un</strong> rompecabezas, <strong>un</strong>a sinfonía, <strong>un</strong> viaje, <strong>un</strong> baile, <strong>un</strong><br />
carrusel, <strong>un</strong>a bicicleta de diez velocidades que n<strong>un</strong>ca usamos.<br />
Sin duda, todos tenemos nuestra propia descripción de lo que es la<br />
vida y lo que esperamos de ella.<br />
Es interesante notar que a menudo expresamos nuestra perspectiva<br />
de la vida en la forma en que vestimos, en el automóvil que tenemos, los<br />
peinados que usamos, las cosas que les pegamos a los carros en la defensa,<br />
y hasta en los tatuajes que tanto se usan.<br />
Lo que pensamos determina nuestras expectativas, nuestros valores,<br />
las relaciones que tenemos, las metas y prioridades.<br />
Pensemos en alg<strong>un</strong>os ejemplos:<br />
• Si crees que la vida es <strong>un</strong>a parranda, entonces tu valor<br />
primordial en la vida será pasarla bien.<br />
• Si crees que la vida es <strong>un</strong>a carrera, le darás valor a la<br />
velocidad y es posible que siempre andes de prisa.<br />
• Si ves la vida como <strong>un</strong> maratón, la perseverancia será valiosa<br />
para ti.<br />
¿Cuál es tu visión de la vida?<br />
12
Parábola<br />
Jesús está con sus <strong>discípulo</strong>s en los últimos días antes de su<br />
crucifixión. Se ha enfrentado a los fariseos llamándoles la atención sobre la<br />
forma en la que llevan su vida y lo improductivo, vacío, falso y estéril que es el<br />
sistema que practican.<br />
Les cuenta la parábola de las diez vírgenes y destaca la preparación<br />
personal para el retorno prometido de Cristo. Entonces les cuenta otra<br />
parábola:<br />
Todo sucedió en el ambiente de <strong>un</strong>a hacienda. La decisión tomada<br />
marcó poderosamente la vida de los empleados, al encontrarle a la vida <strong>un</strong><br />
sentido que antes no le habían visto.<br />
El dueño de la hacienda, de manera sorpresiva, convoca a <strong>un</strong>a<br />
re<strong>un</strong>ión a todos sus empleados. Sin entrar en muchos detalles les hace saber<br />
que emprenderá <strong>un</strong> viaje largo, y sin más, de pronto se pone a repartir sus<br />
bienes.<br />
“Porque el reino de los cielos será semejante a <strong>un</strong> hombre que al<br />
emprender <strong>un</strong> viaje largo, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes”.<br />
(Mateo 25:14)<br />
¿Qué tiene en la mente este hacendado? Tiene dos propósitos:<br />
1. Incrementar sus bienes y<br />
2. Probar a sus siervos antes de confiarles mayores<br />
responsabilidades.<br />
“Del mismo modo, Cristo ha confiado la obra del Evangelio a los<br />
hombres a fin de hacer progresar su reino en la tierra y preparar a sus siervos<br />
para llevar mayores responsabilidades” (Comentario Bíblico Adventista, pág.<br />
498).<br />
Permítanme hacerles <strong>un</strong>a propuesta partiendo de esta enseñanza: si<br />
quieren darle sentido a su vida deben entender en primer lugar, que la vida es<br />
<strong>un</strong>a prueba:<br />
Mateo 25:15: “A <strong>un</strong>o dio cinco talentos, a otro dos, y a otro, <strong>un</strong>o. A<br />
cada <strong>un</strong>o dio conforme a su capacidad y se fue lejos”.<br />
El Comentario Bíblico Adventista menciona que “…la plata que había<br />
en <strong>un</strong>a talento pesaba aproximadamente 34 kg., correspondiente al salario<br />
mínimo para <strong>un</strong> trabajador por 20 años de trabajo”.<br />
Dios prueba el carácter, la fe, la obediencia, el amor, la integridad y la<br />
lealtad de las personas.<br />
Como ejemplos podríamos mencionar a Abraham, al pedirle a su hijo.<br />
A Jacob, en la lucha con el ángel.<br />
El carácter se desarrolla y manifiesta por medio de las pruebas. La<br />
vida en sí es <strong>un</strong>a prueba.<br />
Somos probados en cómo reaccionamos con la gente, los problemas,<br />
los éxitos, los conflictos, la enfermedad, el desaliento, incluso, el tiempo. En<br />
13
las cosas más sencillas somos probados. Pequeñas cortesías, como <strong>cuando</strong><br />
recoges <strong>un</strong>a basura.<br />
“El amo dividió el dinero entre sus siervos de acuerdo<br />
a sus capacidades: nadie recibió ni más ni menos dinero del que podía usar.<br />
En caso de que no pudiera cumplir con la tarea del amo no podría excusarse<br />
con que se sentía abrumado”. Como barro en sus manos, por Luis Gabriel<br />
César, pág. 94.<br />
Quizá Dios nos está probando con cambios drásticos, promesas<br />
retrasadas, pruebas difíciles, oraciones no contestadas, críticas no merecidas,<br />
e incluso, tragedias sin sentido.<br />
Cuando entendamos que la vida es <strong>un</strong>a prueba, nada será<br />
insignificante para nosotros.<br />
Finalmente, todo lo que nos sucede sirve para la edificación de<br />
nuestro carácter.<br />
Cada día es <strong>un</strong>a oport<strong>un</strong>idad para crecer y para forjar el carácter; para<br />
mostrar amor y depender de Dios.<br />
Por pequeña o grande que sea la prueba, todas tienen implicaciones<br />
eternas.<br />
Cuando Dios te llame a cuentas encontrarás que de cada oport<strong>un</strong>idad<br />
que te fue concedida se te pedirá cuentas y tendrás <strong>un</strong>a recompensa.<br />
Vale la pena mencionar que el dinero, como se emplea en la parábola,<br />
representa cualquier clase de recurso que se nos confía. Dios nos da tiempo,<br />
capacidades, dones y otros recursos, de acuerdo a nuestras habilidades y<br />
espera que los usemos con sabiduría hasta que regrese.<br />
Apenas el dueño de la hacienda les entregó sus bienes, ellos salieron<br />
cavilando en su corazón qué harían con lo que habían recibido.<br />
En Tezopaco (antiguo colegio de internado en el estado de Sonora en<br />
México) <strong>cuando</strong> llegaban giros telegráficos, el que recibía el sobre lo abría con<br />
ansias por ver cuánto dinero le habían mandado. Era curioso, pero lo que<br />
hacíamos la gran mayoría era comprar comida y luego… pues se acabó el<br />
dinero.<br />
Noten, sin embargo lo que sucede en la parábola.<br />
Vs. 16. “Inmediatamente, el que había recibido cinco talentos se fue,<br />
negoció con ellos y ganó otros cinco talentos.”<br />
Vs. 17. “De la misma manera, el que había recibido dos ganó también<br />
otros dos.”<br />
Para darle sentido a la vida debemos de entender que: La vida en la<br />
tierra es <strong>un</strong> fideicomiso (<strong>un</strong>a transferencia de bienes, para ser administrados).<br />
“Sin duda, el Señor no confió a sus siervos más de lo que pensaba<br />
que podían manejar sabiamente. Por otra parte les dio lo suficiente como para<br />
incentivar su ingenio y habilidad proporcionándoles así la oport<strong>un</strong>idad de<br />
adquirir experiencia”. (Comentario Bíblico Adventista, pág. 498)<br />
Dios nos ha dado tiempo, talentos, cuerpo, recursos; nos ha dado,<br />
además, inteligencia, oport<strong>un</strong>idades, relaciones. Todo ello con el propósito de<br />
que sea administrado.<br />
14
Tenemos la obligación de usar bien lo que Dios nos ha dado. La<br />
cuestión no es cuánto tenemos, sino qué hacemos con lo que tenemos.<br />
Este principio de mayordomía comienza <strong>cuando</strong> reconocemos que<br />
Dios es el dueño de todos y de todo en la tierra. “Del Señor es la tierra y su<br />
plenitud, el m<strong>un</strong>do y los que en él habitan.” (Salmo 24:1)<br />
No tenemos nada en esta tierra. A razón de nuestra corta estadía,<br />
Dios nos presta los bienes de la tierra, que son de él y que los prestó antes a<br />
otro antes de que llegáramos y <strong>cuando</strong> muramos se la prestará a otros más.<br />
Desde el mismo principio Dios le dio a administrar a Adán y a Eva el<br />
Edén. “Los bendijo Dios y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y<br />
sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y<br />
todas las bestias que se mueven sobre la tierra". (Génesis 1:28)<br />
“Porque ¿quién te hace superior? ¿Y qué tienes que no hayas<br />
recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras<br />
recibido?” (1 Corintios 4:7)<br />
“Jesús volverá, sabemos que es así. ¿Significa esto que debemos<br />
abandonar nuestras ocupaciones a fin de servir a Dios? No; quiere decir que<br />
debemos usar con diligencia nuestro tiempo, talentos y pertenencias a fin de<br />
servir a Dios en todo lo que hagamos”. (Biblia del Diario Vivir, pág. 1272)<br />
“Ahora bien, lo que se requiere de los administradores es que cada<br />
<strong>un</strong>o sea hallado fiel”. (1 Corintios 4:2 versión Reina Valera)<br />
“A los que reciben <strong>un</strong> encargo se le exige que demuestren ser dignos<br />
de confianza” (paráfrasis).<br />
El Señor fue cuidadoso en decidir cuánto daría a cada <strong>un</strong>o y luego<br />
exigió fidelidad.<br />
“Los bienes que recibimos no son nuestros. El capital que se nos ha<br />
confiado debe usarse y las ganancias que se logren siempre son propiedad<br />
del Señor. No tenemos derecho de atesorar estos talentos. Cuando el Señor<br />
Jesús regrese, espera recibir lo que es suyo y además la ganancia”.<br />
(Diccionario Adventista del séptimo día 7-A pág. 219).<br />
Al final de tu vida en esta tierra serás evaluado y recompensado<br />
según cómo uses lo que Dios te confió. Eso significa todo lo que hagas.<br />
“El Señor no pedirá de los pobres lo que no tienen para dar. No exigirá<br />
de los enfermos las energías activas de las cuales carece la debilidad<br />
corporal. Nadie debe quejarse porque no puede glorificar a Dios con talentos<br />
que n<strong>un</strong>ca le fueron confiados. Pero si tenéis <strong>un</strong> talento nada más, usadlo<br />
bien y aumentará. Si los talentos no se entierran, ganarán otros talentos”<br />
(Diccionario Bíblico Adventista, tomo 7-A, pág. 219).<br />
Mucha gente no logra darse cuenta de que el dinero es, tanto prueba<br />
como fideicomiso.<br />
Dios usa las finanzas para enseñarnos a confiar en él.<br />
Uno de los empleados salió temeroso, muy pensativo y sutilmente se<br />
perdió de la hacienda. Nadie supo a ciencia cierta a dónde había ido;<br />
sencillamente desapareció y luego de <strong>un</strong> tiempo fue encontrado dando<br />
vueltas de <strong>un</strong> lado a otro, sin hacer nada significativo con su vida y sus<br />
15
ienes. Parecía que deseaba que el tiempo pasara, tal vez no. Sólo le<br />
quedaba esperar que regresara su amo.<br />
El texto bíblico nos descubre qué fue lo que pasó:<br />
Vs. 18. “Pero el que había recibido <strong>un</strong>o fue y cavó en la tierra, y<br />
escondió el dinero de su señor”.<br />
Para darle sentido a la vida necesitamos entender que:<br />
Es <strong>un</strong>a asignación temporal<br />
“Para hacer buen uso de la vida n<strong>un</strong>ca debemos olvidar dos verdades:<br />
primero, la vida comparada con la eternidad es extremadamente breve.<br />
Seg<strong>un</strong>do, la tierra es <strong>un</strong>a residencia temporal”. (Una vida con propósito, por<br />
Rick Warren, pág. 48)<br />
Dice el himno: “No puede el m<strong>un</strong>do ser mi hogar, no puede el m<strong>un</strong>do<br />
ser mi hogar. En gloria tengo mi mansión, no puede el m<strong>un</strong>do ser mi hogar”.<br />
(Himnario Adventista #494)<br />
“Tu identidad está en Dios que es eterno y tu patria es el cielo”.<br />
Recuerda: “Soy peregrino aquí, no hallo do morar, en áurea playa está mi muy<br />
lejano hogar”. (Himnario Adventista #357)<br />
Esto explica por qué hay anhelos que no serán satisfechos de este<br />
lado de la eternidad. No somos completamente felices aquí porque no se<br />
espera que lo seamos.<br />
La tierra no es nuestro hogar final.<br />
Hemos sido creados para algo mucho mejor.<br />
“Cuando entendemos esto podemos darle sentido a la vida. Esto<br />
debería cambiar radicalmente nuestros valores. Los valores eternos, no los<br />
temporales, deben ser los factores determinantes que influyan en nuestras<br />
decisiones. C.S. Lewis observó: ‘Todo lo que no sea eterno es enteramente<br />
inútil’”. (Una vida con propósito, por Rick Warren, pág. 25)<br />
Vs. 19. “Después de mucho tiempo, vino el señor de aquellos siervos<br />
y arregló cuentas con ellos. 20. Cuando se presentó el que había recibido<br />
cinco talentos, trajo otros cinco talentos y dijo: ‘Señor, me entregaste cinco<br />
talentos; he aquí he ganado otros cinco talentos.’ 21. Su señor le dijo: ‘Bien,<br />
siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en<br />
el gozo de tu señor.’ 22. Y <strong>cuando</strong> se presentó el que había recibido dos<br />
talentos, dijo: ‘Señor, me entregaste dos talentos; he aquí he ganado otros<br />
dos talentos.’ 23. Su señor le dijo: ‘Bien, siervo bueno y fiel. Sobre poco has<br />
sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu Señor.’ 24. Pero<br />
<strong>cuando</strong> se presentó el que había recibido <strong>un</strong> talento, dijo: ‘Señor, yo te<br />
conozco que eres <strong>un</strong> hombre duro, que cosechas donde no sembraste y<br />
recoges donde no esparciste. 25. Y como tuve miedo, fui y escondí tu talento<br />
en la tierra. Aquí tienes lo que es tuyo.’ 26. Su señor respondió y le dijo:<br />
‘¡Siervo malo y perezoso! ¿Sabías que cosecho donde no sembré y recojo<br />
donde no esparcí? 27. Por lo tanto, debías haber entregado mi dinero a los<br />
banqueros, y al venir yo, habría recibido lo que es mío con los intereses. 28.<br />
Por tanto, quitadle el talento y dadlo al que tiene diez talentos. 29. Porque a<br />
16
todo el que tiene le será dado, y tendrá en ab<strong>un</strong>dancia; pero al que no tiene,<br />
a<strong>un</strong> lo que tiene le será quitado. 30. Al siervo inútil echadlo en las tinieblas de<br />
afuera.’ Allí habrá llanto y crujir de dientes”.<br />
La aprobación del Señor no era proporcional a la ganancia de cada<br />
<strong>un</strong>o, sino a la fidelidad demostrada.<br />
“El galardón por el servicio fiel había de ser <strong>un</strong>a mayor oport<strong>un</strong>idad de<br />
servicio. Los que aprovecharon las pequeñas oport<strong>un</strong>idades se les dio<br />
oport<strong>un</strong>idades mayores. En parte, el galardón por el servicio fiel se recibe en<br />
esta vida. Pero Jesús se refiere aquí principalmente a la recompensa del<br />
m<strong>un</strong>do venidero” (Palabras de vida del Gran Maestro, pág. 295).<br />
Conclusión<br />
Relato<br />
Un misionero había pasado muchos años de su vida al otro lado del<br />
océano. Al jubilarse, volvió a casa en los EEUU en el mismo barco en el que<br />
viajaba el Presidente de la nación. Al ver la algarabía con la que recibían al<br />
Presidente sintió indignación contra Dios. Una voz tierna le dijo: “Pero, hijo<br />
mío, tu aún no has llegado a casa”.<br />
“A los ojos de Dios, los grandes héroes de la fe no son los que han<br />
logrado prosperidad, éxito y poder en esta vida, sino aquellos que la ven como<br />
<strong>un</strong>a asignación temporal y sirven fielmente, esperando su recompensa en la<br />
eternidad” (Una vida con propósito, pág. 25).<br />
Para darle sentido a la vida es necesario entender que la vida es <strong>un</strong>a<br />
prueba, <strong>un</strong>a oport<strong>un</strong>idad para administrar los bienes asignados y es temporal.<br />
“En lo poco has sido fiel, sobre mucho te pondré…entra en el gozo de<br />
tu Señor”. (Mateo 25:23)<br />
Dios te bendiga.<br />
17
3 - EL MILAGRO TIENE UN PRECIO<br />
Orientaciones para el predicador<br />
Enseñanza principal<br />
Dios puede hacer milagros en nuestra vida si tan sólo creemos en él y<br />
sus promesas. Es sólo la gracia de Dios la que nos puede sanar, no importa<br />
nuestra necesidad.<br />
Idea para predicar<br />
Esta narrativa requiere adentrarse en el personaje principal de la<br />
historia y darle vida propia al relato.<br />
Cuántas veces el Señor nos muestra su vol<strong>un</strong>tad de <strong>un</strong>a forma<br />
extraña donde menos esperamos y de quien menos nos imaginamos, pero<br />
está siempre presente para guiarnos a hacer su vol<strong>un</strong>tad.<br />
No es el ser humano quien promueve la sanidad de nuestras almas,<br />
sino Dios.<br />
Invitación para tomar <strong>un</strong>a decisión<br />
Hablar de los deseos que no se han cumplido, de los problemas que<br />
enfrentamos y no los sabemos cómo solucionar.<br />
Hablar acerca de las expectativas que generamos <strong>cuando</strong> buscamos<br />
a Dios y sentimos que no se alcanzan. Venimos a la iglesia y de pronto nos<br />
parece todo tan sencillo que ni siquiera lo queremos hacer, pues<br />
esperábamos algo grande y difícil de resolver.<br />
Creer en Dios y en que puede obrar <strong>un</strong> milagro en nuestra propia vida.<br />
No sé de qué tamaño sea el milagro que necesitas pero pídeselo a<br />
Dios.<br />
EL MILAGRO TIENE UN PRECIO<br />
Texto clave: 2 Reyes 5<br />
Marco histórico<br />
(Voz oculta) A toda alma sincera “que anda en tinieblas y carece de<br />
luz” se da la invitación: “Confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su<br />
Dios”, “porque n<strong>un</strong>ca jamás oyeron los hombres, ni con los oídos percibieron,<br />
ni ojo de nadie ha visto, fuera de ti, oh Dios, las cosas que hará el Señor por<br />
aquel que le espera. Sales al encuentro del que se regocija en obrar justicia,<br />
de los que en tus caminos se acuerdan de ti”. (Isa. 50:10; 64:4, 5) Deseado de<br />
todas las gentes, pág. 189.<br />
Todos, de alg<strong>un</strong>a manera, necesitamos <strong>un</strong> milagro en nuestra vida.<br />
18
Permíteme tomar el lugar de Naamán y decirte cómo nos relataría él<br />
su historia si tuviese que hacerlo en esta hora, para animarte a creer en <strong>un</strong><br />
milagro.<br />
“Nací en <strong>un</strong> hogar nacionalista; crecí orgulloso de mi nación y mi<br />
gente. Lo recibí de mis padres como parte de mi educación diaria. El ejército<br />
y sus soldados <strong>llama</strong>ban mi atención y, mientras crecía, aumentaba en mi<br />
corazón el anhelo de ser <strong>un</strong> soldado fiel de mi país.<br />
Las cosas se fueron dando: el ejército del reino cada día hacía<br />
incursiones más grandes y llenas de riesgos. Escuchar esas historias<br />
alimentaba mis anhelos y me invitaban a soñar despierto.<br />
Cuando la oport<strong>un</strong>idad llegó, me enlisté para formar parte de ese<br />
ejército. Como todo aspirante a soldado, comencé con las tareas más simples<br />
y aparentemente insignificantes. En cada <strong>un</strong>a de ellas fui fiel, pensando que<br />
sólo sería por poco tiempo, porque mi lugar estaba reservado entre los<br />
mejores. N<strong>un</strong>ca deje de pensar así.<br />
Mientras, los días transcurrían y las oport<strong>un</strong>idades se daban. Trabajé<br />
con ahínco hasta conseguir lo que quería. Fui reconocido por mi fidelidad y mi<br />
anhelo de superarme, y <strong>un</strong> buen día finalmente empecé a ascender. Se me<br />
concedieron, entonces, altos privilegios.<br />
Una mañana sucedió algo mejor al haber sido <strong>llama</strong>do para ser<br />
general del ejército del rey de Siria.<br />
Más honor no podía tener; la vida me sonreía. Me casé, entonces, con<br />
<strong>un</strong>a mujer no sólo bella, sino de carácter noble y refinado. Los mejores días<br />
estaban por venir.<br />
En <strong>un</strong>a de las incursiones a Israel logramos dar muerte a <strong>un</strong> temido<br />
rey <strong>llama</strong>do Acab y logramos tomar de los hijos de Israel siervos y siervas<br />
como trofeos para repartir como preseas después de la batalla.<br />
En esa ocasión llevé conmigo a casa <strong>un</strong>a niña de corta edad, pero<br />
suficiente para que sirviera a mi esposa. De alg<strong>un</strong>a manera su rostro sereno<br />
en medio de todo lo que estaba pasando me había despertado confianza,<br />
pues ella sabía que n<strong>un</strong>ca más volvería a su hogar ni vería a sus padres, de<br />
cuyos brazos había sido arrancada apenas <strong>un</strong>os días atrás.<br />
Ahora sé que ella había crecido en <strong>un</strong> hogar feliz y que sus padres<br />
eran temerosos de Dios y practicaban su religión con alegría, pues confiados<br />
en él, reclamaban sus promesas para sus vidas.<br />
La llegué a admirar porque a pesar de su juventud, supo<br />
sobreponerse a <strong>un</strong>a condición de vida muy triste. La vida no parecía ofrecerle<br />
gran cosa, y podría haberse amargado si se hubiera dedicado a pensar en sí<br />
misma y en su desgracia. (Comentario Bíblico Adventista, pág. 871)<br />
Quizá sea difícil entender por qué Dios permite circ<strong>un</strong>stancias que<br />
lastiman nuestro corazón y que llenan nuestra vida de incertidumbre de que él<br />
dirija nuestros pasos.<br />
Una temporada difícil, <strong>un</strong> problema familiar, <strong>un</strong>a enfermedad<br />
inesperada, la pérdida de <strong>un</strong> ser querido, el olvido de alguien que <strong>un</strong> día te<br />
prometió amor y hoy manifiesta entera indiferencia, pocos recursos<br />
19
económicos <strong>cuando</strong> hemos hecho nuestros máximos esfuerzos, <strong>un</strong> hogar que<br />
se desintegra sin poder hacer nada para remediarlo.<br />
¡Qué cosas! Yo lamentaba inconscientemente su condición, sin saber<br />
que muy pronto ella lamentaría la mía.<br />
Un día de esos <strong>cuando</strong> yo pensaba que todo estaba bien y que no<br />
podía desear algo más, <strong>un</strong>a pequeña llaga se detectó en mi cuerpo y<br />
desencadenó lo que sería <strong>un</strong>a tragedia en mi hogar y en mi vida profesional.<br />
A<strong>un</strong>que las muestras de aprecio y de solidaridad no se hicieron<br />
esperar, prefería no encontrarme con la gente ni con mi ejército. Sumido en mi<br />
desesperación y desánimo, empecé a llevar la tristeza a dónde iba. No sólo<br />
eso estaba mal; también en mi hogar las cosas empezaron a ser difíciles.<br />
La pequeña sirvienta lo notó y su corazón fue conmovido. Ahora me<br />
doy cuenta que el primer milagro sucedió en su corazón, porque teniendo<br />
motivos para odiarme no lo hizo.<br />
Incluso, razones sobradas tenía para desconfiar de su Dios y<br />
olvidarlo; para pensar que me merecía lo que me pasaba como <strong>un</strong> castigo de<br />
Dios por haberla arrancado de su hogar. Si lo pensó n<strong>un</strong>ca lo dijo.<br />
La lepra que yo tenía me estaba matando; los médicos no me podían<br />
curar. Habíamos probado de todo; además, temía contagiar a mi ejército.<br />
Mis músculos, <strong>un</strong>a vez fuertes, se estaban atrofiando; mis fosas<br />
nasales estaban muy dañadas: se podía percibir la inflamación; los nervios<br />
empezaron a perder sensibilidad, no había dolor, pero me aterraba que las<br />
extremidades se mutilaran al igual que mi cara, especialmente la nariz.<br />
Comía sólo por insistencia de mi esposa, pero había perdido el<br />
apetito. Hoy hablan de sulfona para curar, pero nosotros no la conocimos. La<br />
prueba de <strong>un</strong>a curación era la ausencia de llagas, a<strong>un</strong>que quedaran las<br />
cicatrices. Sin embargo, cada mañana las cosas eran peores.<br />
Mi esposa estaba en medio de los jardines, donde solía ir para no ser<br />
escuchada ni vista <strong>cuando</strong> lloraba. Pensaba en la situación por la que<br />
estábamos pasando y allí oraba a nuestros <strong>dios</strong>es. Cada día sufría más, pero<br />
delante de mí era fuerte y me animaba.<br />
Una mañana pasó algo que n<strong>un</strong>ca podremos olvidar: la criada, con el<br />
cariño de <strong>un</strong>a hija, se acercó a mi esposa y le dijo algo que revivió <strong>un</strong>a<br />
esperanza que empezaba a morir por no tener con que alimentarla.<br />
“En mi tierra”, dijo ella, “hay <strong>un</strong> profeta de Jehová que puede sanar a<br />
su esposo”.<br />
Sería este el comienzo para que muchos supiéramos del gran poder<br />
del Dios de Israel, que era sin duda superior al de nuestros <strong>dios</strong>es, que nada<br />
habían podido hacer por mí.<br />
Cuando miramos a nuestro alrededor pensamos: “Caras vemos, pero<br />
corazones no sabemos”. A<strong>un</strong>que nos parezca difícil aceptar, nos necesitamos<br />
<strong>un</strong>os a otros. Además, cuánto bien nos hace escuchar la forma como Dios ha<br />
guiado tu vida, así como también lo hizo conmigo. No dudes en expresarlo.<br />
Una palabra de aliento en <strong>un</strong> momento de necesidad es <strong>un</strong> bálsamo al<br />
corazón. No dejes pasar la oport<strong>un</strong>idad para hablar de las maravillas de Dios<br />
20
y alentar a otros. Cuando veas a alguien en necesidad, no dudes en hablarle<br />
de ese Dios maravilloso y de las promesas que te han sostenido.<br />
Comenzó <strong>un</strong>a serie de eventos, con tonos llenos de esperanzas. Mi<br />
esposa me contó lo que la criada le había dicho. Yo no podía dejar de<br />
intentarlo y rápidamente, con la ayuda de mis hombres de confianza, me dirigí<br />
al palacio del rey para pedir su venia e ir a la tierra del profeta.<br />
Era tanta mi emoción que le dije al rey de Samaria: “Tú que eres de<br />
gran influencia, mándale <strong>un</strong>a carta al rey de Israel para que me atiendan<br />
bien”. Entre ellos se com<strong>un</strong>icaban. El rey, sin entender por completo la<br />
petición que le hacía, pero envuelto por mi euforia, envió <strong>un</strong>a misiva dirigida al<br />
rey de Israel, Joram, quien, <strong>cuando</strong> leyó el pedido, se angustió por lo que ésta<br />
decía (2 Reyes 5:6): “Cuando te lleguen a ti estas cartas, entiende por ellas<br />
que te envío a mi siervo Naamán para que lo sanes de su lepra”.<br />
Vs. 7. El rey Joram rasgó sus ropas preocupado porque sabía que<br />
escapaba de sus manos esa petición. De pronto todo se desmoronaba<br />
delante de mis propios ojos, sin entender por qué se me negaba la<br />
oport<strong>un</strong>idad de encontrarme con el profeta de quien aquella niña me había<br />
hablado.<br />
Estaba muy cerca de recibir <strong>un</strong>a grande bendición, pero la estaba<br />
solicitando en el lugar equivocado. ¿No sé si te ha pasado a ti?<br />
Vs. 8. Fue entonces que algo volvió a revivir la esperanza: Eliseo se<br />
dio cuenta de que el rey Joram tenía <strong>un</strong>a situación complicada y necesitaba<br />
ayuda.<br />
“Mándamelo”, dijo Eliseo, “y sabrá que hay profeta en Israel”.<br />
Supe después que el mensaje no era sólo para mí, sino también para<br />
recordarle al Rey, hijo de Acab, que los pasos que seguía eran equivocados,<br />
como lo había hecho su padre.<br />
Ambos debíamos reconocer que hay <strong>un</strong> Dios poderoso en Israel que<br />
puede atender las necesidades de quien lo busque.<br />
En ese momento, lo único que yo quería era ver al profeta y,<br />
entonces, esperaba que él hiciera <strong>un</strong> milagro delante de mis propios ojos.<br />
Expectativas y desengaños<br />
Caminamos a casa del profeta con los músculos cansados, pero con<br />
la esperanza viva. Cada vuelta que las ruedas del carruaje daban, hacían que<br />
las expectativas crecieran. “Saldrá y me sanará, me estará esperando para<br />
atenderme”, pensaba ya.<br />
Vs. 9. Llegamos a casa del profeta con grandes ilusiones.<br />
Vs. 11. Las expectativas que tenía eran grandes, espectaculares; no<br />
quería que ning<strong>un</strong>o perdiera detalle.<br />
Después de haberme an<strong>un</strong>ciado cuál no sería mi sorpresa: la casa<br />
contrastaba con el palacio del rey, era sencilla y retirada de las construcciones<br />
hermosas y elegantes del Rey. Todo se veía demasiado sencillo; mi corazón<br />
empezó a dudar.<br />
21
La puerta de esa vivienda humilde debería ser <strong>un</strong>a puerta abierta a la<br />
vida y la esperanza; pero mi corazón se resistía. Las expectativas se<br />
derrumbaban delante de mí, sin poder hacer nada.<br />
Otro detalle que minó mis esperanzas fue que el profeta no salió a<br />
recibirme; ni siquiera me vio. El único recibimiento lo tuve por parte de <strong>un</strong><br />
hombre parado en la entrada de la puerta, quien traía <strong>un</strong> mensaje del Profeta<br />
en sus labios. Era su criado, Giezi.<br />
Qué irónico: <strong>un</strong>a criada me había mandado a buscar al profeta; ahora<br />
<strong>un</strong> criado salía a recibirme. ¿Acaso no merecía más atención mi persona?<br />
La situación era curiosa: eso no me debería importar, ya que mi salud<br />
era prioridad; sin embargo, de pronto le di importancia.<br />
Vs. 10. Sin poder salir aún de mi asombro por lo que estaba pasando,<br />
él sólo dijo firme y tajantemente: “Ve, lávate siete veces en el Jordán y tu<br />
carne se te restaurará y será limpia”. (2 Reyes 5:10)<br />
Allí estaba la respuesta para mi necesidad; no obstante, como ser<br />
humano, soy muy complejo y en lugar de aceptar la oferta que se me hacía<br />
me puse a pelear por no haberme recibido como yo creía merecer.<br />
En otras palabras: yo llevaba mi propia agenda, había formulado mi<br />
propio plan y esperaba que Dios lo aceptara. Y no siendo las cosas como lo<br />
había imaginado, cualquier pretexto serviría para quejarme, a<strong>un</strong> <strong>cuando</strong> el<br />
aceptar la orden red<strong>un</strong>daría en mi beneficio.<br />
No cabe duda que somos complejos. Sin embargo, hay algo que no<br />
olvidaré: “Hay sabiduría en obedecer las órdenes del Señor”. Quien desea ser<br />
salvo y quiere andar en los caminos del Señor, debe aprender que estos<br />
caminos son infinitamente más altos y mejores que los caminos de los<br />
hombres”. (Isa. 55:8,9.)<br />
No te rías, más bien ten cuidado, pues te puede pasar lo mismo.<br />
No sé cuantas veces Giezi, el criado del Profeta, se asomó por la<br />
puerta y me vio ahí, parado. Es que yo no salía de mi asombro: ¡No vino el<br />
profeta para decírmelo! ¡Envió a su criado!<br />
Giezi quizá pensó que yo no había entendido el mensaje y que por<br />
eso no me movía.<br />
Vs. 11 y 12. Me retiré enojado ya que no era como me lo había<br />
imaginado. Les preg<strong>un</strong>té a mis soldados que si los ríos que nacían en las<br />
montañas de Amana y Hermón y llegaban hasta Damasco el Abana y el<br />
Farfar no eran mejores que el Jordán adonde me había mandado: <strong>un</strong> río<br />
lodoso y lleno de fango en sus orillas.<br />
Como yo estaba tan cansado y muy desilusionado, emprendí el<br />
camino de vuelta a casa sin ser curado, razón por la cual había ido hasta esas<br />
tierras.<br />
Me da la impresión de que a veces también tú te quejas y de pronto,<br />
al comparar el lugar de donde vienes, llegas a la conclusión de que no vale la<br />
pena estar en este lugar, buscando a Dios.<br />
22
Yo no lo quería entender, pero el Dios de los cielos había guiado mis<br />
pasos hasta ese lugar porque tenía preparado para mí algo muy especial,<br />
como lo tiene para ti también.<br />
Ahora lo veo así: el Señor quiere nuestra felicidad y en otro lugar no la<br />
encontraremos. Gracias a Dios que aún hay quien ve con optimismo nuestras<br />
vidas y posibilidades y nos ayuda a seguir adelante.<br />
Y, ¿por qué no decirlo? Miserable el que desanima a alguien a no<br />
cumplir la vol<strong>un</strong>tad de Dios en su vida.<br />
Busca, lucha, pero no desistas<br />
Vs. 13. Otra vez mis “criados”, demostrando que eran más sabios que<br />
su propio amo, se acercaron diciéndome: “¿Te parece mucho hacer lo que te<br />
pide el profeta? Anda y prueba; no pierdes nada. Quizá ésta sea tu solución.<br />
No te vayas sin antes haber probado lo que se te propone”.<br />
Otra vez los criados, guiados sin duda por Dios, estaban diciéndome<br />
qué hacer. Mi orgulloso corazón debía de doblegarse y ganar la victoria sobre<br />
mi vol<strong>un</strong>tad terca y egoísta.<br />
Entonces acepté; probé la alternativa que se presentaba delante de<br />
mí y, sin pensarlo más, fui al Jordán y me sumergí en sus aguas.<br />
El fango de la orilla del río turbio del Jordán acabó con lo último que<br />
de mi orgullo quedaba. El lodo se pegaba en mis piernas y cubría mis llagas.<br />
Pensaba para mis adentros: “Si no sano moriré más rápido por la infección<br />
que agarraré con este lodo maloliente”.<br />
Ante la mirada incrédula de mis siervos y soldados, empecé <strong>un</strong> rito<br />
desconocido para todos: sumergirme en el agua y salir.<br />
No bastó <strong>un</strong>a ni dos veces, hubo que sumergirse las siete veces que<br />
el profeta había indicado porque, a<strong>un</strong> en la sexta ocasión, no había cambios.<br />
Si hay algo desesperante es desear algo, hacer todo lo posible para<br />
que suceda y que no se cumpla. Y peor aún: qué terrible y vergonzoso es<br />
<strong>cuando</strong> los demás esperan que se cumpla y no sucede.<br />
Esto me enseñó que si he comenzado <strong>un</strong> proyecto o plan no puedo<br />
desistir; si quiero gozar del beneficio que se me quiere dar, es necesario llegar<br />
hasta el final.<br />
Vs.14. Llegó la séptima vez, ésa es la que n<strong>un</strong>ca olvidaré. Tomando<br />
todo el aire posible me volví a sumergir. ¿Puedes imaginarte el cuadro; lo que<br />
estaba viviendo?<br />
Cuántas cosas dentro de mi mente: ¿Acaso esto era sólo <strong>un</strong>a farsa<br />
para reírse de mí? ¿Qué pensarían la servidumbre de mi casa, la del profeta y<br />
hasta mis propios hombres de confianza?<br />
Pensaba en lo que yo haría al salir del agua si descubriera que mi<br />
lepra estaba allí; qué historia debía contar de regreso a casa si esto no<br />
f<strong>un</strong>cionaba.<br />
No había más aire en mis pulmones así que salí para enfrentarme a la<br />
realidad, fuera cual fuese.<br />
23
Cuando salí y quité el agua de mi rostro y ojos para poder ver,<br />
descubrí el rostro asombrado de mis siervos por el milagro que contemplaban.<br />
Mi piel era como la de <strong>un</strong> niño. Cumplí las indicaciones y entonces hubo<br />
sanidad.<br />
Con cuanta gratitud miraba yo a los criados que me habían animado a<br />
seguir adelante.<br />
¡Finalmente tenía lo que había venido a buscar!<br />
Todos, en algún momento de nuestra existencia, hemos sido<br />
alcanzados por la lepra del pecado y el Señor desea curarnos. No<br />
menosprecies su ofrecimiento. Si hay nervios atrofiados, insensibles al<br />
pecado; si ha sido mutilado tu carácter; si has perdido el apetito por Cristo, la<br />
medicina, la sulfona, es Cristo. Toma la dosis de su amor.<br />
Recuerda: todos necesitamos <strong>un</strong> milagro. No sé de qué tamaño es el<br />
que tú necesites. Si escuchas su voz, no te resistas a su amor. Sigue sus<br />
indicaciones en tu vida y tendrás <strong>un</strong> final feliz. Podrás regresar a casa y contar<br />
cuántas cosas grandes ha hecho Jesús por ti.<br />
De regreso en casa, agradecí enormemente a esa niña que se atrevió<br />
a mostrarme <strong>un</strong> camino diferente para que <strong>un</strong> milagro sucediera en mi vida.<br />
Conclusión<br />
(Ilustración personal)<br />
Boleto Seaworld<br />
Había salido de vacaciones con mi familia y ellos querían entrar al<br />
parque acuático de Seaworld, pero yo no quería pagar los 45.00 dólares de la<br />
entrada porque ya no traíamos casi dinero. Mis hijos, la tía y la abuelita<br />
insistían que fuéramos. Cuando finalmente me convencieron, empecé a orar<br />
para que Dios hiciera <strong>un</strong> milagro y pudiera entrar sin pagar.<br />
Al mirar hacia abajo, noté que había en el suelo algo que parecía <strong>un</strong><br />
boleto. Como dudé, le dije a mi hija Dulce: “Levanta esa cosa”. Ella lo vio y<br />
descubrió que era <strong>un</strong> boleto vigente para entrar.<br />
Lo más significativo sucedió <strong>cuando</strong> me acerque a la entrada del<br />
parque con temor que me dijeran que no servía y mi suegra tomó el boleto<br />
que traía en la mano y entró diciéndome “si ya lo tienes en la mano úsalo sin<br />
dudar”.<br />
Así somos muchas veces. Le pedimos a Dios <strong>un</strong> milagro y <strong>cuando</strong> él<br />
lo realiza, nosotros no creemos.<br />
Agradece a Dios por haberte traído aquí y a quien te animó a venir.<br />
Disfruta tu estadía y permite que tu vida sea transformada por el amor<br />
renovador de Dios.<br />
No sé de qué tamaño es el milagro que necesitas, pero pídeselo a<br />
Dios, cree en él, obedece sus indicaciones y él los hará realidad.<br />
Que Dios te bendiga.<br />
24
4 - ¿ESTÁS LISTO?<br />
Orientaciones y herramientas para el predicador<br />
Enseñanza principal<br />
Jesús nos invita a vivir con él por la eternidad pero debemos aceptar<br />
su vestido de bodas, tejido en el telar del cielo.<br />
Idea principal para predicar<br />
Seremos juzgados por las decisiones que tomamos y por las<br />
oport<strong>un</strong>idades que tuvimos de aceptar a Dios como nuestro Salvador<br />
personal. La provisión de su justicia está hecha, pero debemos echar mano<br />
de ella para ser salvos.<br />
Invitación para tomar <strong>un</strong>a decisión<br />
Aceptar la invitación para participar en la boda que Jesús está<br />
preparando para nosotros.<br />
No desea que nadie falte, por eso te extiende la invitación a participar.<br />
Prepárate hoy para encontrarte con él.<br />
Materiales para reforzar el mensaje<br />
Una túnica blanca que ilustre el vestido de bodas que Cristo ha<br />
preparado para que los invitados la puedan portar.<br />
JESÚS PRONTO VOLVERÁ<br />
Mateo 22:1-14<br />
“Jesús pronto volverá al m<strong>un</strong>do con gran poder. Promesa nos dio y la<br />
cumplirá; su rostro podremos ver”, Himnario Adventista #170.<br />
Tengo <strong>un</strong>a convicción, <strong>un</strong>a esperanza y <strong>un</strong>a preocupación.<br />
Mi convicción está basada en las promesas de la Biblia: es la pronto<br />
venida de Cristo en gloria y majestad.<br />
Lo he creído por mucho tiempo y lo he esperado con gran entusiasmo,<br />
sabiendo que el Señor no tarda en cumplir su promesa. Sin embargo, no dudo<br />
que muchos de los presentes a veces dudamos y olvidamos esta promesa.<br />
No sé cómo te sientas en esta hora, pero quiero animarte a reavivar<br />
esta bendita esperanza en tu corazón.<br />
Vivimos en la época de la información. Y es increíble que la<br />
información que contiene el periódico de <strong>un</strong>a ciudad tenga más información<br />
que la que tus bisabuelos recibieron en toda su vida. No obstante el cúmulo<br />
de conocimientos, ¿qué es lo más importante que debes saber? No tengo la<br />
menor duda al respecto y quiero recordártelo esta mañana.<br />
25
Ilustración<br />
El rey de <strong>un</strong> gran imperio -mirando las muchas ocupaciones que tenía<br />
y frustrado por todas las tareas que tenía que realizar- hizo <strong>llama</strong>r <strong>un</strong> día a los<br />
50 sabios de su reino y les pidió que se dedicaran a la tarea de investigar y<br />
resumir lo más importante que consideraran que él debería saber.<br />
Después de casi 10 años, se presentaron ante él 25 de los 50 sabios<br />
a quienes se les había encomendado la tarea. Traían 10 tomos con el<br />
conocimiento condensado de lo que consideraban que el rey debía saber.<br />
Todavía era demasiado extenso para sus múltiples ocupaciones, así que el<br />
rey les pidió que continuaran con la labor de condensar aún más la<br />
información.<br />
Diez años después, volvieron sólo 5 sabios, trayendo con ellos <strong>un</strong> solo<br />
libro. Viéndolo el rey, pidió que lo resumieran todavía más, ya que era ya<br />
viejo, y no le podía dedicar tanto tiempo a la lectura.<br />
Al cabo de diez años, regresó <strong>un</strong> solo sabio ya muy anciano y con<br />
ropas desgastadas. Era el único sabio sobreviviente y traía <strong>un</strong> informe al rey,<br />
quien ya estaba muy enfermo y agotado. El informe final de lo que necesitaba<br />
saber estaba inscrito en <strong>un</strong> anillo: “El Rey del cielo establecerá <strong>un</strong> reino”.<br />
Esto es lo que debemos saber todos y no olvidar n<strong>un</strong>ca.<br />
Me temo que las muchas ocupaciones nos tienen atrapados con<br />
falsas esperanzas y muchas metas y sueños por alcanzar; sin embargo,<br />
hemos dejado de creer con entusiasmo, hemos dejado de hablar con<br />
preocupación.<br />
Consideramos más importantes otras cosas que están a nuestro<br />
alrededor, y a<strong>un</strong>que sean dignas, nos han hecho olvidar el pronto retorno de<br />
Cristo en gloria y majestad. Estamos en la búsqueda de muchas otras cosas<br />
que han ocupado el lugar de Cristo en nuestros corazones.<br />
Promesas de la seg<strong>un</strong>da venida<br />
Te presento <strong>un</strong> ramillete de promesas para reavivar la idea de su<br />
pronta venida:<br />
• En Juan 14:1-3 es an<strong>un</strong>ciada por Cristo mismo.<br />
• En Hechos 1:9-11 es an<strong>un</strong>ciada por los ángeles.<br />
• En Hebreos 9:28 es an<strong>un</strong>ciada por el gran predicador Pablo.<br />
• En 2 Pedro 3:11 y 12 n<strong>un</strong>ca es olvidada por Pedro, <strong>un</strong> hombre que<br />
conoció y vivió muy cerca de Jesús.<br />
Tengo <strong>un</strong>a esperanza<br />
Y deseo que pueda ser tuya también. Cuando Cristo venga seremos<br />
evaluados, examinados y habrá <strong>un</strong>a sentencia. Salir aprobado.<br />
Mateo 25: 32 y 33 nos recuerdan de <strong>un</strong>a manera muy gráfica lo que<br />
hará.<br />
Mi esperanza es poder vivir con Jesús por la eternidad; sin embargo,<br />
para alcanzarlo se requiere <strong>un</strong>a preparación, <strong>un</strong>a decisión, <strong>un</strong>a constante<br />
preocupación por estar a cuentas con él cada día de nuestra vida.<br />
26
No estoy seguro de cómo te fue esta semana. Yo te la describiría<br />
como <strong>un</strong>a semana de locura debido a las tantas actividades y cosas para<br />
hacer.<br />
En medio de todo el trajinar, ¿cuál ha sido la respuesta a la invitación<br />
y <strong>llama</strong>do para poder estar con él en esa fiesta por la eternidad?<br />
Un recordatorio más basado en la Biblia, la Palabra de Dios la única<br />
regla de fe y conducta para el cristiano:<br />
Mateo 22:1-14 registra la parábola del banquete de la boda.<br />
“Una lección del más alto significado” enfatiza Elena G. de White<br />
(Palabras de vida del Gran Maestro, pág. 249).<br />
¿Cuál es la razón de este comentario? Por el hecho de que simboliza<br />
la <strong>un</strong>ión de la humanidad con la divinidad.<br />
Nadie se casa si no quiere. No hay novio triste o desanimado, o que<br />
se haya olvidado de ese momento crucial en su vida.<br />
El vestido de boda representa el carácter que todos debemos poseer<br />
para ser tenidos por dignos convidados a las bodas.<br />
La invitación a la fiesta deja por sentado que quienes han de asistir<br />
deben hacer cierta preparación, de no ser así serán echados fuera.<br />
No sé si alg<strong>un</strong>a vez te han sacado de <strong>un</strong>a fiesta por no estar en<br />
condiciones adecuadas para permanecer allí. A mí n<strong>un</strong>ca me ha sucedido,<br />
pero me imagino que ha de ser vergonzoso.<br />
Imaginemos esta otra situación: Hay <strong>un</strong>a tensión muy grande en el<br />
ambiente. Ha llegado <strong>un</strong>a invitación, pero los invitados no tienen ganas de<br />
participar del festejo, así que hacen caso omiso a la invitación. Incluso hay<br />
quienes han ido más lejos y han maltratado a los portadores de la invitación.<br />
No olvides que hay evidencia clara de lo que sucederá a los que<br />
rechazan esta invitación. Así selló el pueblo judío su rechazo de la<br />
misericordia de Dios. El resultado fue predicho por Cristo en la parábola.<br />
El rey, enviando a sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas y puso<br />
fuego a su ciudad. El juicio pron<strong>un</strong>ciado vino sobre los judíos en la<br />
destrucción de Jerusalén y la dispersión de la nación.<br />
Delante de nosotros se presenta <strong>un</strong>a oport<strong>un</strong>idad. “Los que fueron<br />
primeramente invitados no podían consentir, pensaban ellos en sacrificar<br />
ning<strong>un</strong>a ventaja m<strong>un</strong>danal para asistir al banquete del rey. Y entre los que<br />
aceptaron la invitación había alg<strong>un</strong>os que sólo pensaban en su propio<br />
beneficio. Vinieron para disfrutar el banquete pero no por el deseo de honrar<br />
al rey” (Palabras de vida del Gran Maestro, pág. 251).<br />
Tengo <strong>un</strong>a preocupación<br />
El rey se acerca a los convidados y nota algo: “Se reveló el verdadero<br />
carácter de todos” (Ibíd.).<br />
El rey había provisto <strong>un</strong> regalo especial para todos los invitados: <strong>un</strong><br />
vestido de bodas; sin embargo había alguien que no lo traía puesto y el rey lo<br />
notó inmediatamente e indaga la razón por la cual no lo trae…después de <strong>un</strong><br />
silencio viene <strong>un</strong>a sentencia.<br />
27
Escuchen esto: “No todos los que profesan ser cristianos son<br />
verdaderos <strong>discípulo</strong>s. Antes que se dé la recompensa final debe decidirse<br />
quiénes son idóneos para compartir la herencia de los justos” (Ibíd.).<br />
Habrá <strong>un</strong> juicio…sin embargo lo que me preocupa ahora son nuestras<br />
obras: “Nuestros caracteres se revelan por lo que hacemos. Las obras<br />
muestran si la fe es genuina o no”.<br />
Podemos creer que el nombre de Jesús es el único nombre debajo del<br />
cielo por el cual el hombre puede ser salvo y sin embargo, no hacer de él<br />
nuestro Salvador personal…Cada jota y tilde de la Palabra de Dios debe ser<br />
puesta en práctica en la vida diaria.” (Ibíd. 254).<br />
La siguiente declaración es dura pero necesitamos escucharla,<br />
familia: “Él no tolerará nuestros pecados ni pasará por alto nuestros defectos<br />
de carácter. Espera que los venzamos en su nombre…puede ser considerado<br />
por el m<strong>un</strong>do como <strong>un</strong> hombre de gran integridad, pero la ley de Dios mira los<br />
secretos del corazón.” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 257)<br />
Triste será la visión retrospectiva en aquel día <strong>cuando</strong> los hombres se<br />
hallen cara a cara con la eternidad. Su vida entera se presentará tal cual haya<br />
sido. Los placeres m<strong>un</strong>danos, las riquezas y los honores no parecerán<br />
entonces tan importantes. Los hombres verán que únicamente la justicia que<br />
despreciaron es de valor.” (Palabras de vida del Gran Maestro, pág. 259)<br />
Conclusión<br />
Los días de gracia que tenemos se están terminando rápidamente. El<br />
fin está cerca. “Mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados<br />
de glotonería y embriaguez y de los cuidados de esta vida y venga de repente<br />
sobre vosotros aquel día.” (Lucas 21:34)<br />
“Porque el hijo del hombre ha de venir a la hora que no penséis.”<br />
(Mateo 24:44)<br />
“Bienaventurado el que vela, y guarda sus vestiduras, para que no<br />
ande desnudo y vean su vergüenza.” (Apoc. 16:15)<br />
Un joven enfermo de cáncer terminal buscó a <strong>un</strong>o de sus amigos y le<br />
pidió que lo ayudara a repasar lo que la Biblia dice sobre los eventos<br />
anteriores a que Cristo venga a esta tierra por seg<strong>un</strong>da vez. Cuando<br />
terminaron los estu<strong>dios</strong> el joven enfermo le dijo: “¿Sabes? Estoy listo para<br />
encontrarme con mi Dios. Mi cuerpo está cansado y muy deteriorado. Ora, por<br />
favor, y pídele a Dios que me deje descansar. Ya estoy listo para partir”.<br />
Después de orar por su amigo, el joven amigo salió del cuarto pensando: “Él<br />
estaba listo, pero yo…”<br />
Te preg<strong>un</strong>to a ti en esta oport<strong>un</strong>idad: ¿Estás listo para partir?<br />
¿Cómo estás para encontrarte con tu Dios? En el nombre del Señor<br />
que ha de venir te animo a prepárate para su gloriosa venida.<br />
Dios te bendiga.<br />
28
5 - ¿Qué quieres que haga?<br />
Orientaciones y herramientas para el predicador<br />
Enseñanza principal<br />
La seguridad tiene su f<strong>un</strong>damento en creer lo que Jesús puede hacer.<br />
Confiar significa creer en su Palabra y permitir que él haga lo demás.<br />
Idea principal para predicar<br />
Todos tenemos <strong>un</strong>a zona de comodidad de donde nos es difícil salir<br />
porque representa nuestra seguridad, estemos bien o estemos mal. Pero al<br />
presentarnos delante de Jesús es nuestra oport<strong>un</strong>idad que no debemos dejar<br />
pasar si queremos realmente cambiar.<br />
Hoy tendrás <strong>un</strong> encuentro personal con Dios. ¿Qué quieres que haga<br />
por ti? Para Dios no hay imposibles. Si crees y se lo pides, él te concederá los<br />
deseos de tu corazón. Sólo ven a él y cree.<br />
Invitación para tomar <strong>un</strong>a decisión<br />
Es ahora <strong>un</strong>a gran oport<strong>un</strong>idad para invitar a los que están luchando<br />
en el valle de la decisión por Jesús. Éste es el paso de la fe que debes dar; es<br />
el tiempo de tirar la capa que te ha dado seguridad; es tiempo de confiar,<br />
creer y actuar. Si se lo pides te lo dará.<br />
Materiales para reforzar el mensaje<br />
Use <strong>un</strong>a capa vieja para ilustrar la capa del ciego Bartimeo y, si fuera<br />
posible, que alguien se vista a la usanza de los tiempos bíblicos y haga <strong>un</strong><br />
cuadro plástico del personaje.<br />
MILAGRO AL COSTADO DEL CAMINO<br />
Lucas 18:35-43<br />
Cuenta la historia que <strong>un</strong>a mañana en el pasillo que daba a la oficina<br />
de Abraham Lincoln, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, se<br />
escucharon los pasos cortos de <strong>un</strong> niño que ante la mirada de los que<br />
esperaban su turno para tener <strong>un</strong>a entrevista con el mandatario, pasó delante<br />
de ellos y sin saludar a la guardia abrió la puerta y se presentó delante de<br />
Lincoln para hacerle <strong>un</strong>a petición, que le fue inmediatamente concedida…se<br />
trataba de Ted el hijo del presidente Lincoln. ¿Puedes imaginarte haciendo lo<br />
mismo?<br />
Salir de tu zona de comodidad quizá sea lo más difícil que tengas que<br />
enfrentar en tu vida; sin embargo, será lo más significativo <strong>cuando</strong> lo logres<br />
hacer para probar nuevos horizontes.<br />
Encontramos a Jesús a 25 Km de Jerusalén. El final de su camino no<br />
estaba lejos.<br />
29
Por el camino principal que llevaba a Jerusalén se habían congregado<br />
las multitudes, alg<strong>un</strong>os sólo llenos de curiosidad y otros más lo hacían para<br />
ver a los grandes y distinguidos maestros religiosos que se dirigían hacia la<br />
Ciudad Santa a celebrar alg<strong>un</strong>a de las festividades. En esta ocasión se<br />
celebraba la Pascua.<br />
Era normal ver a <strong>un</strong>a gran multitud compuesta por estudiantes y<br />
seguidores alrededor de Jesús; querían escuchar sus enseñanzas. Así<br />
sucedía con los rabíes. Mientras Jesús caminaba, enseñaba. Esta era <strong>un</strong>a de<br />
las maneras más com<strong>un</strong>es de transmitir los conocimientos.<br />
Otro factor que contribuía a lo que estaba pasando era la ley que<br />
establecía que todo varón mayor de doce años que viviera dentro de <strong>un</strong> radio<br />
de 25 Km de Jerusalén estaba obligado a asistir a la fiesta de la Pascua.<br />
Para muchos era imposible cumplir con esta ley porque no estaban en<br />
condiciones para viajar, así que se colocaban a la vera del camino para<br />
saludar a los peregrinos y desearles buen viaje.<br />
Teniendo en mente esto, es entendible que las calles de Jericó, por<br />
donde Jesús estaba pasando, estuvieran llenas de peregrinos y curiosos.<br />
Imaginemos la gran cantidad de personas que se apretujaban contra las<br />
paredes. Era inusual ver esta situación en otra época del año.<br />
Se había corrido la voz de que el joven y audaz galileo, quien se había<br />
atrevido a desafiar el poder combinado de todos los grupos ortodoxos, pasaría<br />
por allí. Esta era sobrada razón para que en las calles se congregara aún más<br />
gente.<br />
Notemos algo interesante: el templo tenía asignados casi 20,000<br />
sacerdotes y otros tantos levitas, que estaban divididos en 26 turnos para<br />
prestar sus servicios en forma rotativa en el templo.<br />
Muchos de estos sacerdotes y levitas vivían en Jericó <strong>cuando</strong> no<br />
estaban en servicio (Barclay, 1983). A<strong>un</strong>que a la Pascua iban todos, quizá no<br />
se habían ido aún a Jerusalén porque la festividad no había comenzado.<br />
Las miradas de la gente hacia este joven rebelde eran de todo tipo:<br />
alg<strong>un</strong>as llenas de curiosidad, otras llenas de frialdad, otras manifestaban <strong>un</strong>a<br />
actitud hostil. La razón era muy sencilla: si Jesús tenía razón, todo lo que se<br />
hacía en el templo no servía para nada.<br />
Vamos a la puerta norte de la ciudad de Jericó; allí está sentado <strong>un</strong><br />
mendigo de nombre Bartimeo.<br />
Reconstruyamos la escena<br />
Esa mañana, como pocas, había <strong>un</strong>a emoción natural en el corazón<br />
de Bartimeo por lo que significaba poder estar a la orilla del camino<br />
mendigando <strong>cuando</strong> tantas personas pasarían por allí.<br />
Sería <strong>un</strong> día bastante productivo; después de todo, esto no sucedía<br />
muy a menudo.<br />
Un buen amigo, de corazón noble y actitud paciente, lo ha ido a<br />
buscar muy temprano a su humilde hogar para llevarlo a la entrada norte de<br />
Jericó. Él se ha sobrepuesto a la crítica de ayudar a <strong>un</strong> rechazado ciego que<br />
30
carga el castigo de algún pecado cometido por sus padres. Según dice la<br />
tradición, ésa es la razón por lo que ha nacido ciego (Juan 9:2).<br />
“–Bartimeo–”, le dice su amigo –“no puedo hacer más por ti hoy.<br />
Espero que sea <strong>un</strong> día venturoso y puedas tener claras bendiciones–” y<br />
retirándose, dejó a su amigo sentado a la orilla del camino.<br />
Cuantos, sin saber, hoy han venido a la casa de Dios y deseamos<br />
pueda ser <strong>un</strong> día lleno de bendiciones en tu vida. Nosotros no podemos hacer<br />
nada por ti pero estás en el mejor lugar por donde Jesús va a pasar.<br />
Cuántas veces había llegado Bartimeo hasta aquel lugar para pedir<br />
limosna; muchos de los que pasaban lo reconocían y esperaban verlo muchos<br />
días más, hasta que muriera o se cansara de pedir.<br />
Lo que sería <strong>un</strong> día productivo de pronto se convirtió en <strong>un</strong> día<br />
misterioso. El ruido que llegaba hasta sus oídos era inusual. Debajo de sus<br />
piernas retumbaba el ruido que se provoca <strong>cuando</strong> <strong>un</strong>a enorme multitud se<br />
acerca.<br />
Sabiendo que esto no era normal, preg<strong>un</strong>tó a alguien qué era lo que<br />
pasaba y quién era el que venía.<br />
Le dijeron que era Jesús. Movido como por <strong>un</strong> resorte empezó a gritar<br />
para que pusieran atención en él: “¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de<br />
mí!”. Esto significaba que lo reconocía como el Rey prometido que<br />
establecería <strong>un</strong> reino en este m<strong>un</strong>do y que él podía ser favorecido por su<br />
autoridad.<br />
Vinieron las reacciones de todos lados. Para quienes escuchaban las<br />
enseñanzas de Jesús, todos esos gritos eran <strong>un</strong>a ofensa y trataron que<br />
Bartimeo se callara, pero nada le iba a quitar la oport<strong>un</strong>idad de conseguir <strong>un</strong><br />
favor de Jesús y siguió gritando.<br />
Los curiosos presentes estaban a la expectativa de cuál sería la<br />
respuesta que <strong>un</strong> pobre ciego recibiría como recompensa a sus gritos<br />
desesperados.<br />
Los fuertes gritos para <strong>llama</strong>r la atención cesaron por <strong>un</strong>os seg<strong>un</strong>dos,<br />
sólo los suficientes para alimentar la esperanza de que se hubiera callado.<br />
Pero volvió de nuevo y los gritos se convirtieron en <strong>un</strong>a emoción incontrolable.<br />
Podríamos <strong>llama</strong>rlo <strong>un</strong> alarido, <strong>un</strong> grito desesperado –y desesperante–<br />
mientras repetía vez tras vez: “¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí!”<br />
Ese grito no mostraba más que la desesperación total de ese ser.<br />
Esto nos dice que Bartimeo estaba determinado a enfrentar a Jesús, nada lo<br />
detendría; se resistió a hacer silenciar su voz y a contenerse.<br />
La magnitud de su necesidad lo llevó a Jesús. Podría decirles que si<br />
alguien quiere <strong>un</strong> milagro, éste es el espíritu que debe mostrar. El anhelo<br />
apasionado e intenso procedente del fondo mismo del corazón humano jamás<br />
será defraudado.<br />
Jesús escuchó <strong>un</strong> grito desesperado que debía atender. Los gritos<br />
eran tan fuertes y con tal desesperación, que el mismo Jesús se detuvo y<br />
j<strong>un</strong>to con él, la multitud. Sin embargo, Jesús no se acercó a él. ¿Por qué no lo<br />
hizo?<br />
31
Podemos descubrir en esta acción cómo Jesús quiere bendecir a<br />
muchos a través de nosotros. Acércate tú a ese hombre a esa mujer, a ese<br />
niño a esa niña, a ese joven a esa señorita que no esperan encontrarse con<br />
Jesús.<br />
Pregúntate: “¿Qué hago con alguien que grita desesperadamente<br />
para que lo volteen a ver?”<br />
¿Qué le hubieras dicho tú? “Oye, amigo, ya te escuchamos todos;<br />
calma, como sea no te va a dar <strong>un</strong>a audiencia; ahora cállate”.<br />
La multitud es sorprendida, sin embargo, <strong>cuando</strong> el discurso y la<br />
enseñanza de Jesús cambian de tema y atiende la necesidad específica del<br />
ciego. Descubrimos que Jesús ha dejado de hablar para actuar.<br />
Al detenerse el Maestro, la multitud se acerca más a él. Algo quiere<br />
decir, pero su voz se ahoga ante el griterío de aquel hombre, así que Jesús<br />
dice: “Díganle que venga”.<br />
Dice la Biblia que alguien lo llevó a su presencia. Quien caminó para<br />
traerlo, sospechaba que podía ser testigos de algo que n<strong>un</strong>ca olvidaría; sería<br />
el eslabón que <strong>un</strong>iría <strong>un</strong> grito de angustia con <strong>un</strong>a oport<strong>un</strong>idad, <strong>un</strong>a necesidad<br />
con <strong>un</strong>a provisión, <strong>un</strong> abismo de oscuridad con <strong>un</strong> rayo de luz.<br />
No hay tiempo para nada, sólo <strong>un</strong>as palabras breves deben poner la<br />
plataforma para que su fe se pueda sostener.<br />
Son los últimos seg<strong>un</strong>dos del juego de básquetbol. Has pedido tiempo<br />
fuera para decirle algo al jugador antes de que se presente delante de la<br />
canasta para hacer ese último tiro que puede significar la diferencia.<br />
Es la última frase que le puedes decir a alguien que, con la respiración<br />
entrecortada, trata de mantener su último aliento.<br />
Son las últimas palabras que puedes grabar antes de <strong>un</strong> examen y el<br />
maestro ha dicho guarden sus ap<strong>un</strong>tes.<br />
Es el abrazo de tus padres antes de verte partir.<br />
¿Cuántas cosas debía tener en su mente para decir lo que dijo…?<br />
¿Cuántas oraciones habrían sido contestadas en su propia vida para poder<br />
transmitir sólo en <strong>un</strong>os seg<strong>un</strong>dos <strong>un</strong>a inyección de ánimo, de fe, de valor y de<br />
esperanza?<br />
¿Con qué tono debió haber hablado para que creyera y, a<strong>un</strong>que no lo<br />
miraba, pudiera percibir <strong>un</strong> rostro lleno de confianza, ternura y de fina<br />
compasión hacia él, que sufría? Sólo su tono de voz debía edificar <strong>un</strong>a<br />
escalera de fe que lo presentaría ante el trono del Rey del <strong>un</strong>iverso.<br />
Bartimeo no lo conoce ni lo ha escuchado hablar antes; pero le da <strong>un</strong>a<br />
orden con tal convicción que no puede dudar. Es el sermón más corto que ha<br />
escuchado, pero es el más convincente; es <strong>un</strong>a orden, <strong>un</strong> <strong>llama</strong>do y <strong>un</strong>a<br />
misión: “Ten confianza, levántate, te <strong>llama</strong>”.<br />
¿Cómo puedes confiar en alguien a quien n<strong>un</strong>ca has visto? ¿Cómo<br />
puedes creer en algo que no has vivido? ¿Cómo hacer desaparecer la duda<br />
<strong>cuando</strong> sabes que es tu única oport<strong>un</strong>idad? ¿Cómo hacer crecer tu fe por el<br />
testimonio y la palabra de ánimo que alguien te da?<br />
32
Como quien quiere dejar <strong>un</strong>a muestra de confianza en sí mismo y se<br />
desabrocha el traje antes de hablar ante la multitud, Bartimeo da <strong>un</strong>a muestra<br />
de confianza, y arroja su capa.<br />
Aquella frazada amiga que estaba cubierta del polvo del camino; fiel<br />
compañera y refugio en su oscuridad; amiga inseparable que le había<br />
ayudado a pelear con el frío de la mañana y del atardecer; fiel testimonio de<br />
su pobreza y vicisitudes. Ahora, sin embargo, debe ir sólo delante de él.<br />
¿Quiere, acaso, hacerle sentir que él será su refugio? ¿Querrá que, al<br />
caminar cerca de él, el polvo que levanten sus pies cubra su rostro y su<br />
cuerpo? ¿Quiere, quizá, que el invierno de su soledad se escurra y n<strong>un</strong>ca<br />
más su corazón sienta frío? ¿Que al amanecer sea su Sol de justicia que le<br />
dé calor y al atardecer refugiarse en él?<br />
Salió de su zona de comodidad, salió de su refugio, perdió su manto<br />
en medio de la multitud. Sería recordado como <strong>un</strong> fracaso total o como <strong>un</strong><br />
éxito sin precedentes, pero debía ir a él.<br />
¿Qué te ha hecho dudar para venir a Jesús? ¿Qué te ha detenido<br />
para tirar tu capa de comodidad?<br />
Bartimeo sabe que ha perdido la capa para siempre, porque en medio<br />
de la multitud no la volverá a encontrar.<br />
A<strong>un</strong>que la distancia es corta, los pasos parecen ser los de <strong>un</strong> bebé<br />
aprendiendo a caminar; su respiración es rápida; sus manos sudan; su piel<br />
casi siente su presencia y la multitud ha enmudecido.<br />
Ese sentimiento de necesidad que lo hizo gritar lo hace ahora caminar<br />
y confiar. Y su fe es confrontada con <strong>un</strong>a preg<strong>un</strong>ta que no imaginaba que<br />
llegaría.<br />
Jesús lo cuestiona: “¿Qué quieres que haga?”<br />
Pudo haber pedido <strong>un</strong>a limosna sin precedentes para <strong>un</strong> pobre ciego<br />
que mendigaba pan. Pudo haber pedido ser llevado en medio de la multitud a<br />
Jerusalén para celebrar con él la pascua. Después de todo, Jesús iba a la<br />
celebración.<br />
Pudo haber pedido ser aceptado como <strong>un</strong> <strong>discípulo</strong> para ser protegido<br />
por su amor y cuidado; pero fue al extremo. Tomó el mayor de los riesgos,<br />
saliendo de su zona de comodidad. Pidió como convenía a la ocasión, pues la<br />
oport<strong>un</strong>idad no se volvería a presentar.<br />
Qué mezquinos somos <strong>cuando</strong> doblamos nuestras rodillas. Qué visión<br />
tan corta tenemos aún <strong>cuando</strong> podemos ver. Qué lejos estamos de sus<br />
sueños y sus ambiciones para nuestras vidas.<br />
Conclusión<br />
Qué difícil nos es creer. Y, sobre todo, qué duro es dejar nuestra zona<br />
de comodidad para entonces entrar en la zona de la fe, de la esperanza, de<br />
los retos, de lo imposible. De aquello que no hemos soñado, de aquello que<br />
está por suceder, pero nuestro corazón no lo ha vivido y nuestros ojos no lo<br />
han visto.<br />
33
Ponte en su lugar… dime con honestidad, ¿Qué le hubieras pedido?<br />
Sólo piensa en tu necesidad, ojalá que no antepongas tu necedad y tú visión<br />
se nuble por <strong>un</strong> sueño equivocado.<br />
La multitud quiere atrapar el momento; han dejado de respirar para<br />
poder escuchar sin equívocos lo que él pedirá. Estoy seguro que si hubiera<br />
habido celulares todos hubieran querido grabar la escena y subirla a<br />
“YouTube”: la ocasión lo ameritaba.<br />
Todos tienen <strong>un</strong>a propuesta en mente, pero la de él va más allá de lo<br />
que siquiera había soñado que podía ser realidad.<br />
Su voz parece cortar el silencio y desgarrarlo. No hay luz en sus ojos,<br />
pero su corazón se ha iluminado con <strong>un</strong>a idea.<br />
–“Maestro”–, <strong>un</strong>a pausa y <strong>un</strong> suspiro, entonces la fe crece como <strong>un</strong>a<br />
montaña e ilumina el momento como el sol al amanecer – “que recobre la<br />
vista”.<br />
“No era para menos”, piensa quien lo llevó hasta Jesús. “Atrevido”,<br />
dice otro en silencio, pero en su expresión pareciera fulminarlo como si<br />
hubiera dicho <strong>un</strong>a herejía. Y <strong>un</strong>a mujer deja llenar sus ojos de lágrimas,<br />
esperando el momento para dejarlas correr por sus mejillas como <strong>un</strong>a<br />
cascada que se <strong>un</strong>e al son de <strong>un</strong> festejo de felicidad.<br />
De pronto Jesús lo mira. ¿Cuántas cosas no pasarían por su mente?<br />
Es <strong>un</strong> momento en que el silencio se puede tocar. Ha llegado la hora de pasar<br />
de las palabras a los hechos.<br />
Y Jesús le dijo: “Vete”. Casi se desmorona delante de él pensando:<br />
“¿Para esto me has <strong>llama</strong>do?”…Pero la frase que sigue, lo levanta para<br />
hacerlo <strong>un</strong> vencedor, <strong>un</strong> héroe de la fe, <strong>un</strong>a inspiración para el que duda. Será<br />
recompensado por haberse atrevido a salir de su zona de comodidad y<br />
atreverse a pedir casi lo imposible.<br />
“Tu fe te ha salvado”… ¿Lo harás?… Sólo <strong>un</strong>a fracción de seg<strong>un</strong>dos<br />
bastó para confirmar que el milagro era <strong>un</strong>a realidad; que sus palabras eran<br />
<strong>un</strong> hecho.<br />
Jesús había pasado de las palabras a los hechos, había dejado de<br />
hablar para actuar. Y lo había hecho con él. Y en seguida recobró la vista.<br />
Al ver a la multitud descubrió los ojos de aquella mujer que<br />
derramaban lágrimas de felicidad. Conoció el rostro de aquel que lo había<br />
animado a venir a Jesús. Confrontó el rostro del incrédulo que a<strong>un</strong> viendo, no<br />
creyó. Y el rostro de Jesús que ahora podía seguir de cerca y verlo cara a<br />
cara.<br />
Y la Biblia registra que “seguía a Jesús en el camino”.<br />
Llamado<br />
No sé a quién le grita tu corazón y cuál es tu necesidad, pero quiero<br />
animarte a salir de tu zona de comodidad.<br />
Ten confianza, levántate, él te <strong>llama</strong>. Ven a él y permite que ese<br />
sueño de tu corazón se haga realidad, para que lo sigas de hoy en adelante<br />
por el camino de la verdad y la vida. Ven a él.<br />
34
6 - De la vergüenza al honor<br />
Orientaciones y herramientas para el predicador<br />
Enseñanza principal<br />
La más leve señal por buscar a Dios es transformada en la gran<br />
oport<strong>un</strong>idad del cielo. Su gracia nos alcanza y transforma si tan sólo lo<br />
buscamos a él.<br />
Idea principal para predicar<br />
Al buscar a Dios y el perdón divino pueden surgir situaciones<br />
inesperadas y no gratas; pero Jesús, atento a nuestra necesidad, transforma<br />
la vergüenza en honor y gracia.<br />
Invitación para tomar <strong>un</strong>a decisión<br />
Hay cosas que no puedes cambiar, sin embargo, hoy Jesús quiere ir<br />
contigo a casa a poner las cosas en el lugar donde deben estar y que debido<br />
a tus limitaciones, no lo has podido hacer.<br />
DE LA VERGÜENZA AL HONOR<br />
Lucas 19:1-10<br />
La casa es el único lugar en donde manifestamos quién realmente<br />
somos: no hay fingimientos, no hay dobleces; sencillamente eres tú o soy yo,<br />
tal cual somos. En ella solemos enfrentar nuestra realidad y a diario<br />
decidimos qué hacer con la misma.<br />
Le sucedía a menudo que al llegar a casa afloraba en él la<br />
frustración, el cansancio y el agotamiento por buscar algo que pudiera llenar<br />
<strong>un</strong> vacío en su vida y corazón. Lo había intentado de muchas formas, pero<br />
nada ni nadie lo había podido llenar.<br />
Él “no era del todo el endurecido hombre de m<strong>un</strong>do que parecía ser.<br />
Bajo su apariencia de m<strong>un</strong>danalidad y orgullo, había <strong>un</strong> corazón susceptible<br />
a las influencias divinas.”<br />
Contexto histórico<br />
El pueblo romano había sobrecargado a los judíos –el pueblo<br />
conquistado– con <strong>un</strong>a serie de demandas e impuestos para tener los<br />
recursos necesarios y sostener el sistema de gobierno existente.<br />
Los cobradores de estos impuestos –publicanos- habían llegado a<br />
ser gente odiada por los judíos debido a su trabajo. Luchaban, además, por<br />
tener los más altos puestos y acumular riquezas extraordinarias, ya que les<br />
permitía vivir en las mejores ciudades con privilegios que de otra forma no<br />
podían tener.<br />
35
Quienes más sufrían estas circ<strong>un</strong>stancias eran los pobres y las<br />
viudas en especial, ya que el sustento se veía menguado por los<br />
innumerables pagos e impuestos exigidos por el gobierno.<br />
Lucas 19:1. “Entrando Jesús a Jericó. . .”<br />
Jericó<br />
Cuidad enclavada en el desierto, pero llena de belleza, creada para la<br />
comodidad de quienes podían pagar el precio de vivir allí. Estaba cercana a<br />
Jerusalén y era conocida también como la “Ciudad de las palmeras”.<br />
“Jericó era <strong>un</strong>a de las ciudades apartadas antiguamente para los<br />
sacerdotes, y a la sazón <strong>un</strong> gran número de ellos vivía allí, pero la cuidad<br />
tenía también <strong>un</strong>a población de <strong>un</strong> carácter muy distinto.<br />
Era allí <strong>un</strong> gran centro de tráfico, y había allí oficiales, soldados<br />
romanos y extranjeros de diferentes regiones. A la vez que la recaudación de<br />
los derechos de aduana la convertía en la residencia de muchos publicanos.”<br />
Hay que notar que Lucas menciona que Jesús iba sólo pasando por<br />
la cuidad; no tenía planes de permanecer en ella.<br />
Personaje<br />
Un judío que se ha integrado en el ambiente de los romanos y<br />
empieza a sobresalir por sus habilidades al p<strong>un</strong>to de formar parte, no sólo del<br />
grupo de los cobradores, sino que ha llegado a ser jefe de los publicanos<br />
(cobradores de impuestos). Un varón cuyo nombre era Zaqueo. Noten las<br />
características con las que es descrito.<br />
Jefe<br />
El mismo hecho de ser <strong>un</strong> jefe lo pone en <strong>un</strong>a posición deseada por<br />
muchos; está rodeado de grandes privilegios: el jefe, finalmente, tiene<br />
oport<strong>un</strong>idades que otros no pueden tener. Al ser jefe se le ha privilegiado del<br />
servicio que otros le pueden dar; está acostumbrado a mandar y que se le<br />
obedezca; acostumbrado a tener iniciativas para mejorar las formas de hacer<br />
su trabajo.<br />
Un día, sin embargo, se le encuentra sumido en sus pensamientos y<br />
su rostro denota <strong>un</strong>a preocupación que antes no se había manifestado en él.<br />
Es extraño, pero hay algo que lo ha venido afligiendo en los últimos días.<br />
Como resultado de sus días llenos de actividad y de sus noches de<br />
insomnio, pensando en lo que puede tener por delante, evalúa todo sus<br />
logros, revisa todos sus bienes, mira todo lo que ha llegado a hacer y ser,<br />
pero tiene <strong>un</strong> serio problema…Hay <strong>un</strong> vacío en su corazón y ni todo lo que ha<br />
intentado, ni todo lo que ha logrado lo ha podido llenar.<br />
En el fondo entiende que es necesario poner su corazón en paz<br />
consigo mismo y con los demás, y, aún más importante, poner en su corazón<br />
la paz de <strong>un</strong> encuentro con su Dios.<br />
Educado como judío que es, sabe de las promesas hechas para el<br />
pueblo de Israel y a<strong>un</strong>que ha ren<strong>un</strong>ciado a la bendición de ser <strong>un</strong> judío y<br />
36
desea los beneficios que los romanos le pueden dar, muy dentro de sus<br />
pensamientos aparece la posibilidad de encontrarse con el Mesías prometido,<br />
Liberador y Salvador de los que esperan en él.<br />
No sé dónde estás tú ni qué posición tienes en el ambiente en donde<br />
vives, pero es posible que te hayas rodeado de los beneficios que te puede<br />
ofrecer <strong>un</strong> puesto, <strong>un</strong> lugar, <strong>un</strong>a carrera, el dinero, y has corrido detrás de<br />
<strong>un</strong>a posición para poder sentirte bien; o lo que es más común, refugiado en<br />
los logros y cosas materiales te has olvidado de poner a Dios en tu vida, en<br />
tus planes del presente y del futuro.<br />
Piensa en lo que ha sucedido <strong>cuando</strong> has logrado el éxito que<br />
deseabas; <strong>cuando</strong> has conseguido lo que pensabas que valía la pena<br />
tener…Vale la pena pensar “¿qué es lo que sigue ahora?”<br />
Aparentemente él lo tenía todo: era jefe, y eso lo había llenado de los<br />
privilegios y bienes que muchas veces perseguimos; y somos capaces de<br />
pagar altos precios de salud y sacrificio de la propia familia para lograrlo; pero<br />
<strong>cuando</strong> no resulta como lo deseamos, entonces descubrimos nuestra<br />
verdadera necesidad.<br />
De los publicanos<br />
Cabe considerar que no era <strong>un</strong> jefe entre su propia gente, sino que<br />
había ganado influencia y respeto dentro de la sociedad romana, y eso le<br />
ganó el recelo y rechazo de su propio pueblo. No era extraño notar que era<br />
odiado por la gente que lo rodeaba debido al giro de su profesión y por los<br />
logros obtenidos a costillas de las penurias de su propio pueblo oprimido por<br />
la nación romana.<br />
Rico<br />
Quizá alg<strong>un</strong>os de nosotros somos jefes de <strong>un</strong> grupo, pero está lejos<br />
de decirse que somos ricos. Pero él lo tenía “todo” aparentemente, porque, al<br />
parecer, el dinero no le había podido comprar la paz que su corazón tanto<br />
necesitaba.<br />
Ambiente<br />
Piensa en todo lo que implica socialmente lo que está sucediendo. Si<br />
lo ves por las calles reconoces al hombre de corta estatura pero de alta<br />
arrogancia al caminar; y al ver su atuendo de alta calidad, es inevitable no<br />
pensar que lo que tiene es gracias a que tú has contribuido con tus<br />
impuestos; tiene la casa hermosa de donde lo has visto salir porque buena<br />
parte de ese dinero viene de <strong>un</strong>a fuente no muy clara ni deseable.<br />
Y, por si fuera poco, a<strong>un</strong>que en el fondo te gustaría estar en su lugar<br />
por todo lo que tiene y puede disfrutar, reconoces que no hay felicidad en su<br />
vida, pues es despreciado por su pueblo; es símbolo de traición a su nación,<br />
a su gente y a su Dios.<br />
37
Personaje (alterno) Mujer<br />
Veamos con los ojos de la imaginación, con el fin de entender mejor<br />
lo que sucedió: <strong>un</strong>a mujer que ha estado entre la multitud que ha seguido a<br />
Jesús. En esta situación hay lecciones espirituales para aprender.<br />
Trama<br />
Zaqueo es el prototipo de nuestras propias vidas. Estamos inmersos<br />
en <strong>un</strong>a carrera loca buscando posición, estatus, riqueza, y en cierta medida,<br />
aceptación de algún grupo al cual se quiere pertenecer. Pero en el fondo<br />
tenemos <strong>un</strong> vacío que nada ni nadie puede llenar, y entonces hemos llegado<br />
a tomar <strong>un</strong>a decisión: es necesario ver a Jesús.<br />
Qué bueno que estás aquí en esta hora.<br />
Aquella mañana, sabiendo que Jesús estaría en las cercanías de su<br />
com<strong>un</strong>idad y que habría de pasar por allí, hizo los arreglos necesarios para<br />
conseguir <strong>un</strong>a bendición de parte de él.<br />
Ella, la mujer que lo sigue entre la multitud, es <strong>un</strong>a pobre viuda y<br />
anhela que los dichos de la boca de Jesús se hagan realidad. Ha escuchado<br />
que en la sinagoga ha hecho <strong>un</strong>a declaración de liberación: “El Espíritu del<br />
Señor está sobre mí. Por cuanto me ha <strong>un</strong>gido para dar buenas nuevas a los<br />
pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar<br />
libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los<br />
oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.” (Lucas 4:18 y 19)<br />
Mientras lo sigue y lo escucha hablar, su fe crece y sus esperanzas<br />
son alimentadas…Pero de pronto, al entrar en Jericó, es impactada por la<br />
realidad del cobro de los impuestos por cruzar la ciudad, y de los impuestos a<br />
pagar por el uso de los puentes que los romanos continuamente ponían para<br />
poder cobrar cuotas por su uso.<br />
En tanto, Zaqueo procura ver quién es Jesús. (Lucas 19:3) “Zaqueo<br />
había oído hablar de Jesús. Se habían divulgado extensamente las noticias<br />
recientes de <strong>un</strong>o que se había comportado con bondad y cortesía con las<br />
clases proscritas.”<br />
En este jefe de los publicanos se había despertado el anhelo de vivir<br />
<strong>un</strong>a vida mejor.<br />
A su mente venían las palabras que Juan el Bautista había predicado<br />
a orillas del Jordán y habían oído su invitación al arrepentimiento. Lo que<br />
había oído respecto a Jesús encendía la esperanza en su corazón. De<br />
hecho, ya había empezado a tomar alg<strong>un</strong>as acciones para dar marcha atrás<br />
en cuanto a su actitud <strong>cuando</strong> corrió la voz de que Jesús estaba entrando por<br />
la ciudad. Zaqueo resolvió verlo.<br />
Las calles estaban atestadas, pero Zaqueo salió al encuentro de<br />
Jesús. Se enfrenta con dificultades: no alcanza a ver a Jesús.<br />
Mientras se acerca para intentar verle, descubre que la gente<br />
empieza a cerrar filas para no dejarlo entrar. La mujer percibe algo extraño en<br />
el ambiente: es el perfume caro de Zaqueo que se distingue de entre el olor<br />
de la multitud humilde, que huele a campo y mar; la mujer lo mira.<br />
38
Víctima de sus prejuicios, levantó la mano para señalar algo y calculó<br />
bajarla <strong>cuando</strong> Zaqueo estuviera cerca, quizá para sacar <strong>un</strong> poco su<br />
frustración por todo lo que él representaba en sus vidas. Se había propuesto,<br />
además, no dejarlo ver a Jesús, mucho menos que se pudiera acercar…<br />
después de todo, Jesús no atendería a alguien como él.<br />
Lo que la mujer hizo lo imitan varios más, pisando los pies de Zaqueo<br />
y provocándolo, pues él los había lastimado con sus acciones.<br />
Zaqueo “comenzaba a comprender cuán amargos eran los frutos del<br />
pecado, y cuán difícil el camino del que procura volver de <strong>un</strong>a conducta<br />
incorrecta. El ser mal entendido, el tropezar con la sospecha y desconfianza<br />
en el esfuerzo de corregir sus errores, era difícil de soportar.<br />
El jefe de los publicanos anhelaba ver el rostro de Aquel cuyas<br />
palabras habían hecho nacer la esperanza en su corazón”.<br />
Obstáculos<br />
¿Cuál era el problema que no le permitía a Zaqueo ver a Jesús? La<br />
Biblia registra en el versículo tres que no podía, en primer lugar, a causa de<br />
la multitud…Es interesante notar que la multitud sea el obstáculo número <strong>un</strong>o<br />
en su búsqueda de Jesús… ¿Quién no te deja ver a Jesús? ¿Tu familia, tus<br />
amigos, tus vecinos, los que no conoces? ¿Te avergonzarías si te vieran<br />
caminando a la iglesia buscando a Jesús?<br />
Se registra en la última parte del versículo, que su corta estatura era<br />
la seg<strong>un</strong>da razón.<br />
¿Qué hacemos <strong>cuando</strong> no podemos ver a Jesús? ¿Permaneces con<br />
tu frustración? ¿Te conformas con el hecho de que nada se puede cambiar?<br />
¿O retas las circ<strong>un</strong>stancias y piensas en la mejor alternativa para conseguir<br />
lo que has puesto en tu corazón?<br />
Zaqueo salió corriendo…pocas veces le diríamos a alguien que ante<br />
<strong>un</strong>a imposibilidad salga corriendo, pero él lo hizo. La multitud se había<br />
propuesto no dejarlo ver a Jesús, así que él salió corriendo, no para huir ni<br />
para esconderse ni para justificar que la multitud se lo había impedido; corrió<br />
porque más adelante estaba su mejor opción: <strong>un</strong> lugar donde podría ver a<br />
Jesús. ¿Qué hubieras hecho tú?<br />
Él hizo todo lo posible para poder ver a Jesús. Me viene a la mente<br />
algo que quizá todos algún día intentamos hacer…o hicimos: subir a <strong>un</strong> árbol.<br />
Intuyendo la ruta que Jesús tomaría, subió a <strong>un</strong> árbol, pues al pasar<br />
por allí Jesús, él podría ver su rostro.<br />
El jovencito había llegado a vivir a <strong>un</strong>a casa ubicada a las orillas de<br />
<strong>un</strong> río, y todos los que habían crecido allí sabían nadar y disfrutaban la<br />
actividad; <strong>cuando</strong> llegó nadie se imaginaba que él no sabía nadar. Después<br />
de la sorpresa le dieron las primeras lecciones y pronto lograron hacerlo flotar<br />
y poco tiempo después nadar. La siguiente lección sería subirse a los sauces<br />
para tirarse <strong>un</strong> clavado.<br />
Subir a <strong>un</strong> árbol no es complicado, todo se dificulta <strong>cuando</strong> <strong>un</strong>o no se<br />
puede bajar o no sabe cómo hacerlo. Estando en la rama del árbol que daba<br />
39
al río, los muchachos empezaron a presionar para hacer que el primer<br />
clavado se pudiera consumar, pero mirando la altura, aquel jovencito decidió<br />
no tirarse y ceder el lugar a los demás para después bajar por donde había<br />
subido.<br />
El grupo, sin embargo, decidió que la única forma de bajar era<br />
saltando al agua. Nadie bajaría de otra forma, así que todos a la vez<br />
columpiaban la rama, haciendo que bajara y subiera.<br />
Cuando bajaba, él observaba cuán cerca estaba del agua y decidió<br />
saltar sin percatarse de que la rama lo empujaba aún más alto de donde en<br />
<strong>un</strong> principio estaba. Su cuerpo fue impulsado al vacío, y luego cayó en el<br />
agua. El problema fue que no supo cómo entrar al agua, así que lo vieron<br />
caer como <strong>un</strong>a plancha.<br />
El evento vergonzoso presentaba <strong>un</strong> problema mayor, salir del agua<br />
y ser objeto de burla, no duelo lo físico sino lo emocional. Cualquiera sube a<br />
<strong>un</strong> árbol pero no cualquiera baja con dignidad.<br />
La mujer vio que Jesús detenía su paso bajo la sombra de <strong>un</strong><br />
sicomoro. Ella levantó la vista hacía <strong>un</strong>a rama, y al observar detenidamente,<br />
se sorprendió al ver arriba al mismo Zaqueo. Qué oport<strong>un</strong>idad para burlarse<br />
por su atrevimiento de subir y exhibirse en la rama de ese árbol; pero antes<br />
que de sus labios saliera algún comentario, se escuchó la voz de Jesús,<br />
quien, habiendo mirado hacia arriba, fijó sus ojos en los ojos de Zaqueo, y le<br />
dijo: “Zaqueo, date prisa, desciende; porque hoy es necesario que me quede<br />
en tu casa” (Lucas 19:5).<br />
La mujer, sin entender lo que estaba sucediendo, pensó que no era<br />
justo que a él lo reconociera hasta de nombre, y a ellos, que lo habían<br />
seguido todo este tiempo, no hubieran recibido ni reconocimiento ni el<br />
privilegio de ser visitados en su hogar. Si realmente fuera el Mesías, sabría<br />
quién era ese pecador.<br />
Lejos de lo que todos hubieran apostado que sería el momento más<br />
vergonzoso de su vida al verlo bajar, descubrieron que para Zaqueo era el<br />
evento más significativo y de gran honra en su vida que hubiera imaginado.<br />
Lucas 19:6 comenta el estado anímico de Zaqueo al escribir:<br />
“Entonces él descendió aprisa y le recibió gozoso”.<br />
No tenía vergüenza ni orgullo; quería verlo, pero no se imaginaba que<br />
sería en el mismo seno de su hogar. Había empezado a poner en práctica<br />
alg<strong>un</strong>as cosas, pero ahora tenía la oport<strong>un</strong>idad de hacer <strong>un</strong> cambio radical y<br />
darlo a conocer para que todos lo supieran. Había llegado el momento de dar<br />
su testimonio público a favor de Jesús; pero la multitud disgustada pensaba<br />
que no era justo que Jesús fuera a la casa de <strong>un</strong> hombre pecador.<br />
La mujer se <strong>un</strong>ió a muchos que esa noche se dieron cita, a la<br />
distancia, en la casa de Zaqueo; descubre que Jesús cumplió su palabra y<br />
llegó a la inesperada cita.<br />
“¿Hasta dónde puede llegar Jesús?”, pensó la mujer desesperada<br />
porque el actuar de Jesús ahora era contrario a la promesa que había<br />
alentado su corazón.<br />
40
Estando en casa con Jesús, repentinamente Zaqueo hizo callar a<br />
todos y “puesto en pie dijo al Señor: “He aquí, Señor, la mitad de mis bienes<br />
doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alg<strong>un</strong>o, se lo devuelvo<br />
cuadruplicado” (Lucas 19:8).<br />
La euforia se desató en el corazón de aquella mujer y sus labios<br />
pron<strong>un</strong>ciaron alabanzas por lo que sus oídos acababan de escuchar y sus<br />
ojos acababan de ver. Después de todo, Jesús había cumplido.<br />
“Zaqueo, yo soy pobre, necesito lo que darás” piensa la mujer;<br />
“¿Cómo no me cobró más impuestos? los regresará cuadruplicados…”<br />
Y Jesús le respondió a Zaqueo: “Hoy ha venido la salvación a esta<br />
casa por cuanto también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del hombre ha<br />
venido a buscar y a salvar lo que se había perdido”.<br />
Conclusión<br />
Un hombre tuvo <strong>un</strong> sueño en el que Jesús se presentó para decirle<br />
que lo visitaría en su casa ese mismo día a las seis de la tarde. Muy<br />
temprano al levantarse empezó a mover las cosas de la casa y organizar de<br />
modo que pudieran estar las cosas en el mejor lugar.<br />
El tiempo pasó muy rápido y fue sorprendido, pues la hora de la cita<br />
se había cumplido. Al escuchar el timbre de la puerta, y no teniendo<br />
alternativa, abrió la puerta y para su sorpresa, Jesús estaba allí, mirando<br />
hacia adentro de la casa sobre el hombro de este hombre y mostró <strong>un</strong> rostro<br />
que denotaba asombro y admiración.<br />
Al voltear para ver qué había causado esa reacción de Jesús, se<br />
llevó <strong>un</strong>a gran sorpresa al mirar la forma en que estaba acomodada la casa,<br />
sabiendo que él no lo había arreglado así; entonces escuchó decir a Jesús:<br />
“Te dije que vendría a tu casa hoy; te miré afanado poniendo los muebles y<br />
las cosas en el mejor lugar que tú pensabas, pero justamente yo venía para<br />
poner las cosas en el lugar donde deben estar y tú n<strong>un</strong>ca las podrías poner”.<br />
Es necesario que hoy Jesús vaya contigo a casa.<br />
¿Quieres expresar ese deseo personal de llevarlo contigo al hogar?<br />
Te ayudará a poner las cosas en el lugar donde deben de estar y debido a<br />
tus limitaciones no lo has podido lograr. Y seguramente se dirá de ti también:<br />
“Hoy ha venido la salvación a esta casa”.<br />
¿Te gustaría tener ese encuentro con Jesús y dar tu testimonio<br />
público a través del bautismo?<br />
Él transformará tu vergüenza en honor, sólo ven a Jesús.<br />
41
7 - Huyendo del amor de Dios<br />
Orientaciones y herramientas para el predicador<br />
Enseñanza principal<br />
Mostrar el gran amor de Dios y todo lo que está dispuesto a hacer por<br />
nosotros.<br />
Idea principal para predicar<br />
El amor de Dios es grande, significativo, paciente y dispuesto a<br />
transformar nuestras vidas. Él nos buscará hasta que volvamos a él.<br />
Invitación para tomar <strong>un</strong>a decisión<br />
Por su gran amor, Dios no se cansará de buscarnos para restablecer<br />
la relación que <strong>un</strong> día tuvimos con él y por alg<strong>un</strong>a razón se perdió. No huyas<br />
de ese amor; es tiempo de volver al hogar.<br />
Materiales para reforzar el mensaje<br />
Puede vestirse a la usanza de los tiempos de Oseas y poner <strong>un</strong><br />
cuadro plástico.<br />
Se debe escoger <strong>un</strong> himno especial para el <strong>llama</strong>do. (Felipe Garibo<br />
tiene <strong>un</strong> canto que dice “Ya no huyas, por favor, ya tu huida terminó” o<br />
“Decídete, querido amigo”, que podrían ayudar a poner <strong>un</strong> ambiente propicio<br />
para el <strong>llama</strong>do o algún otro himno acerca del mismo tema.)<br />
HUYENDO DEL AMOR DE DIOS<br />
Narrativa de Oseas<br />
Estoy en el lugar que más he odiado desde que lo conozco: es el<br />
mercado en donde se suelen hacer subastas para comprar y vender esclavos.<br />
Aquí son exhibidos desnudos esperando al mejor postor. Es denigrante,<br />
o<strong>dios</strong>o y vil para <strong>un</strong> ser humano ser tratado así, pero estoy en medio de la<br />
subasta y, a<strong>un</strong>que te parezca raro, estoy ofertando por comprar <strong>un</strong> esclavo.<br />
Déjame contarte qué es lo que me ha traído hasta aquí.<br />
Quiero que vayas conmigo a casa, ven, pasa y siéntate por <strong>un</strong><br />
momento aquí, bajo la sombra de este roble.<br />
Mi nombre es Oseas (Jehová ha salvado). Vivo aquí, en las afueras<br />
de Samaria. Soy <strong>un</strong> profeta que Dios envió a Israel, mi patria.<br />
No te conozco mucho, pero ya te estoy empezando a apreciar, por<br />
eso te he invitado a casa.<br />
Mira ese cuadro hermoso de mi familia. Ella es Gomer, mi esposa. La<br />
amo como a mi propia vida. Pronto entenderás por qué.<br />
42
Jezreel tiene 18 años de edad, es joven, simpático y fuerte. Él está<br />
dedicado a Dios.<br />
Quien está sentada a sus pies es Ruhama, nuestra hija. Luce<br />
hermosa con su cabello negro. Es la viva imagen de su madre. Hace solo<br />
seis meses cumplió 16 años de edad.<br />
Ammi, su hermano, tiene 15 años. Es cálido y lleno de energía.<br />
Pensarás que es <strong>un</strong>a bonita familia, pero ¿sabes...? No siempre fue<br />
así. Déjame contarte alg<strong>un</strong>as cosas.<br />
Contexto histórico<br />
Comencé mi ministerio hace casi 30 años, durante el reinado de<br />
Jeroboam II.<br />
Había mucha prosperidad; caravanas muy grandes viajaban entre<br />
Asiria y Egipto, y pagaban impuestos para el tesoro de Jeroboam, a la vez<br />
que vendían sus bienes para nosotros.<br />
Hubo algo que sucedió durante ese tiempo. No sólo dejaron su<br />
mercancía aquí, también dejaron a sus hijos, hijas y <strong>dios</strong>es.<br />
Estos <strong>dios</strong>es, los de los antiguos cananeos y los de Jezabel, han<br />
tratado de conquistar los corazones de mi pueblo.<br />
Los altares que originalmente se construyeron para las ofrendas por el<br />
pecado se han convertido en lugares para pecar.<br />
Hoy, en todas las arboledas, se ven altares e imágenes.<br />
Aquí hay muchas ovejas y ganado y alg<strong>un</strong>os piensan que Baal (<strong>dios</strong><br />
de la fertilidad) es el que les da los corderos, becerros y frutos del campo.<br />
No es raro ver que cada ciudad tenga <strong>un</strong> lugar alto donde Baal es<br />
adorado. Cerca de aquí hay <strong>un</strong>o. Muchas veces, por la noche, se escucha el<br />
ritmo de la música de los sacerdotes y las carcajadas de las prostitutas que<br />
sirven en sus cultos.<br />
La semana pasada sucedió algo tremendo: <strong>un</strong> hombre y <strong>un</strong>a mujer,<br />
que viven en la tercera casa, sacrificaron a su bebé en <strong>un</strong> culto a Baal.<br />
Quizá te preg<strong>un</strong>tes cómo fue que se h<strong>un</strong>dió el pueblo en ese camino<br />
tan impío. Se debe a que los sacerdotes se han apartado del camino de Dios.<br />
Pero de <strong>un</strong>a cosa estoy seguro: el Dios de los cielos hará juicio<br />
pronto. En breves años será destruida esta nación –Israel– bajo la rueda del<br />
poderoso ejército de Asiria.<br />
Desenlace<br />
¡Cuán rápido pasa el tiempo! Hace 30 años, Dios me escogió como<br />
profeta. Agradezco los esfuerzos que mi padre –Beeri– y mi honorable madre<br />
hicieron para enseñarme a temer a Jehová, el verdadero Dios de Israel.<br />
Me enseñaron a odiar al becerro de oro que hizo el primer Jeroboam,<br />
quien lo había convertido en deidad.<br />
Diariamente añorábamos el regreso al templo de Jerusalén.<br />
Cantábamos los cánticos de David y sentíamos <strong>un</strong> gran deseo de que viniera<br />
el Mesías.<br />
43
Mi ministerio ha sido siempre difícil. Los primeros 10 años fueron los<br />
días ardientes de mi tercera década de vida.<br />
Mis sermones eran de fuego. Sentía dolor en mi corazón por mi<br />
pueblo; se me ponía muy poca atención y se burlaban de mí.<br />
Cuando tenía 32 años de vida Dios me dio <strong>un</strong>a sacudida y pasé<br />
muchos días en meditación y oración. A partir de ahí me sentía sólo y<br />
necesitaba <strong>un</strong>a compañía.<br />
Las actividades de mi ministerio me habían mantenido tan ocupado<br />
que no había podido ver a mi familia por varios años.<br />
Las primeras heladas del otoño habían teñido las hojas <strong>cuando</strong> fui con<br />
mis padres a visitar a Diblaim, <strong>un</strong> viejo amigo de la familia.<br />
Ahí sucedió algo que trastornó mi corazón: mientras platicábamos<br />
alegremente, pasó por la puerta <strong>un</strong>a señorita, Gomer, hija de Diblaim.<br />
Yo la recordaba como <strong>un</strong>a niña linda y algo malcriada, pero ahora ella<br />
era <strong>un</strong>a joven de perturbadora belleza. Su cara de marfil estaba enmarcada<br />
por <strong>un</strong>a espesa y negra cabellera.<br />
Su sorprendente belleza me fascinó y tuve gran dificultad para apartar<br />
mis ojos de ella.<br />
A<strong>un</strong>que conversaba con mi padre de muchas cosas, no podía quitar<br />
de mi mente a la israelita de cabellera negra. Siendo que mi padre y Diblaim<br />
tenían muy bonita amistad, lo visitábamos frecuentemente.<br />
Ellos platicaban constantemente, hasta que <strong>un</strong> día mi padre me<br />
sorprendió con <strong>un</strong>a propuesta: "Oseas, deseo que te cases con Gomer".<br />
Yo amaba a Gomer, pero había algo en ella que me afligía.<br />
Como a la mayoría de las mujeres de su tiempo, a ella le encantaban<br />
los vestidos costosos y los cosméticos, pero acepté eso como parte de su<br />
femineidad. Pero, para su edad, ella parecía estar demasiado experimentada<br />
en las cosas del m<strong>un</strong>do.<br />
Yo la amaba y sabía que mi amor ardiente hacia Jehová la rescataría<br />
a ella de cualquier camino errante.<br />
La cortejé con la pasión de <strong>un</strong> profeta. Dios me había dado el don de<br />
la poesía y yo in<strong>un</strong>dé a Gomer con palabras de amor. Finalmente contrajimos<br />
matrimonio.<br />
Gomer parecía estar contenta con el amor de Dios y mío. Yo miraba<br />
el futuro con esperanza.<br />
Poco después de nuestro primer aniversario de bodas, Gomer me dio<br />
<strong>un</strong> hijo. Yo busqué el nombre con el Señor y supe que el niño se <strong>llama</strong>ría<br />
Jezreel, <strong>un</strong> nombre que constantemente le recordaría a Israel que ciertamente<br />
vendría el juicio de Dios. (Me hizo recordar la clase de tiempo en que<br />
vivíamos).<br />
Gomer empezó a cambiar, la sentía distante y distraída.<br />
Aquellos días estuve ocupado proclamando el mensaje de Dios por<br />
toda la tierra.<br />
44
Pronto Gomer estaba esperando otro hijo. Esta vez fue niña y Dios me<br />
dijo que la <strong>llama</strong>ra Lo-Ruhama, nombre extraño ya que significa "no<br />
compadecida".<br />
Jehová dijo: “No me compadeceré más de la casa de Israel, sino que<br />
los quitaré a todos."<br />
Después de esto, Gomer comenzó a retirarse de mí. A menudo,<br />
después de acostar a los niños, se iba y no volvía sino hasta el amanecer.<br />
Cada vez estaba más agotada, macilenta y rebelde. Busqué todas las<br />
maneras de conquistarla y que volviera a mí, pero de nada me servían.<br />
Dieciocho meses después nació otro varoncito. Dios me dijo que lo<br />
<strong>llama</strong>ra Lo-Ammi, que significa "no pueblo mío".<br />
Dios le dijo a Israel: “Vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro<br />
Dios”.<br />
De pronto, <strong>un</strong>a noticia quebrantó mi corazón: supe que él no era hijo<br />
mío y que su hermana no era fruto de mi amor.<br />
Fueron días de prof<strong>un</strong>da desesperación; ya no podía cantar los<br />
cánticos de David; tuve quebrantamiento de corazón.<br />
Poco tiempo después, <strong>cuando</strong> Lo-Ammi fue destetado, Gomer se<br />
alejó completamente de mí y no volvió.<br />
Siendo padre y madre a la vez, sentía que mi corazón se h<strong>un</strong>día en<br />
<strong>un</strong>a noche obscura. Mi ministerio parecía paralizarse por la desobediencia de<br />
mi esposa. Aún mis oraciones me parecía que se h<strong>un</strong>dían.<br />
Tiempo después el Señor me sacudió. Llegué a entender que él iba a<br />
usar mi experiencia como <strong>un</strong>a ilustración de su amor por Israel. Dios<br />
anhelaba impresionar a su pueblo con el gran amor que él sentía por ellos.<br />
Me propuse hablarle al corazón de Gomer. (Oseas 2:14) Aún <strong>cuando</strong><br />
las noches eran largas y angustiosas, mi amor por ella no conocía límite. No<br />
podía abandonarla. Estaba dispuesto hasta pedirle a mis hijos que le rogaran<br />
a su madre que abandonara su vida de pecado y que regresara al hogar.<br />
(Oseas 2:2)<br />
Le hablaré al corazón, haré todo lo posible por recuperarla (Oseas<br />
2:14) tendré misericordia de ella (Oseas 2:23).<br />
La busqué por toda Samaria. La encontré en la destartalada casa de<br />
<strong>un</strong> israelita carnal y disoluto que no tenía me<strong>dios</strong> para sostenerla. Le imploré<br />
a ella que regresara, pero ella despreció mi súplica.<br />
Con el corazón quebrantado, regresé a casa con los muchachos y<br />
gemí y oré. “Algún día responderá como en los tiempos de nuestra juventud”<br />
(ver.15) pensé.<br />
Dios puso en mi corazón amarla mucho. Tenía que ser así para<br />
seguir amándola a pesar de su descarrío. Tal vez era más fácil razonar: “La<br />
dejaré seguir sus caminos, no vale la pena salvarla; n<strong>un</strong>ca cambiará". Pero<br />
Dios no me dejaba pensar eso.<br />
La amaría por gracia (Oseas 2:14; 14:14). Reproducía el amor de<br />
Dios que no abandona a la persona amada, no importa el trato que reciba de<br />
ella.<br />
45
Se me ocurrió, entonces, <strong>un</strong> plan: Fui al mercado, compré alimento,<br />
los cosméticos y ropa que a ella le gustaban, luego busqué en privado a su<br />
amado. Él sospechaba que yo lo buscaba para hacerle mal. Pero <strong>cuando</strong> le<br />
platiqué el plan, <strong>un</strong>a sonrisa sarcástica se dibujó en su cara.<br />
Si yo no podía llevar a Gomer a casa, mi amor no me permitía verla<br />
en necesidad. Yo le proveería todo lo que ella necesitara, a<strong>un</strong>que pensara<br />
que tales provisiones venían del amante.<br />
Al despedirnos, nos estrechamos las manos. Con dificultad llevó las<br />
provisiones. Yo lo seguí en medio de las sombras.<br />
Ella salió a recibirlo y lo cubrió de amor. Le dijo que la esperara fuera<br />
de la casa, mientras ella se cambiaba la ropa sucia y desgarrada por la nueva.<br />
Después de <strong>un</strong> tiempo que parecieron horas, volvió a aparecer bien<br />
vestida con radiante esplendor, como la Gomer que vi el primer día en casa<br />
de su padre.<br />
Su amante se acercó para abrazarla, pero ella lo rechazó y la oí decir:<br />
“¡No! Ciertamente la comida, la ropa, los cosméticos no vienen de tu mano,<br />
sino de la mano de Baal que da todas las cosas. Estoy resuelta a expresar mi<br />
gratitud a él, sirviéndolo como sacerdotisa en el lugar alto”.<br />
Eso fue como si de repente me hubiesen encerrado entre piedras. No<br />
me podía mover. La vi <strong>cuando</strong> se retiró. Parecía la novilla rebelde que había<br />
visto en la juventud en el redil de mi padre.<br />
No podía evitar el andar extraviada. Tanto más trataba yo de<br />
restaurarla, más se alejaba de mí.<br />
Con la debilidad que me producía el dolor interno, me marche<br />
tambaleante a mi casa, para pasar noches de insomnio y días de confusión y<br />
dolor.<br />
Se entregó a su papel de sacerdotisa, prostituyó su cuerpo<br />
entregándolo a la perversa vol<strong>un</strong>tad de los adoradores de Baal.<br />
Mi ministerio se convirtió en <strong>un</strong> peregrinaje de dolor. Me convertí en<br />
<strong>un</strong> objeto de escarnio; me parecía que el castigo del pecado de Gomer y de<br />
todo mi pueblo había caído sobre mí.<br />
Ahora comprendí que “tener amor es saber soportar”.<br />
Volví a acudir a Jehová, mis padres me ayudaron con la educación y<br />
el cuidado de los niños, quienes respondían con obediencia y llegaron a ser<br />
bálsamo de Galaad para mi herido corazón.<br />
Pasaban los años y yo proclamaba el mensaje de Dios a través de la<br />
tierra. Diariamente oraba por Gomer y mientras oraba, el amor cantaba en mi<br />
alma.<br />
Ella era mi sueño, y a veces era tan real, que sentía como si me<br />
acabara de abandonar. Los años pasaban pero los sacerdotes de Baal la<br />
tenían en sus mortales garras.<br />
Hace cerca de <strong>un</strong> año ocurrió algo extraordinario: el color de la<br />
primavera estaba tocando nuestra tierra. En la mitad de la meditación de la<br />
mañana, me pareció que Dios me <strong>llama</strong>ba a estar en medio del pueblo de<br />
Samaria.<br />
46
Me conmoví con <strong>un</strong> sentido de prof<strong>un</strong>da esperanza. Vagué por las<br />
calles. Pronto me encontré de pie en el mercado de esclavos. Detestaba ese<br />
lugar; ahora entenderás por qué.<br />
Apareció <strong>un</strong> sacerdote de Baal que llevaba a <strong>un</strong>a mujer a la subasta<br />
de esclavos. El corazón se me paralizó: era Gomer. Completamente desnuda,<br />
se paró en la plataforma de subasta.<br />
Ella estaba quebrantada, macilenta y muy delgada. Las costillas<br />
sobresalían de su piel. El rostro, que <strong>un</strong>a vez había brillado de amor, estaba<br />
pálido y con arrugas. Su cabello, <strong>un</strong>a vez bien peinado, tenía muchas hebras<br />
grises y caía desordenado sobre sus mejillas manchadas por las lágrimas.<br />
Los ojos, que <strong>un</strong>a vez danzaron llenos de vida, clamaban por compasión. Y<br />
lloré.<br />
Luego el amor de Dios susurró a mi corazón.<br />
La subasta había comenzado: llegó a 13 siclos. Antes que yo<br />
comprendiera plenamente los propósitos de Dios, ofrecí 15 siclos de plata;<br />
alguien ofreció 15 siclos de plata y <strong>un</strong> homer de cebada. “15 siclos de plata y<br />
<strong>un</strong> homer y medio de cebada”, grité. La subasta había terminado.<br />
Cuando subí a la plataforma, <strong>un</strong> murmullo se despertó en la multitud:<br />
conocían a Gomer y me conocían a mí. Los curiosos se acercaron para ver<br />
qué haría con ella. Acaso la mataría ahí mismo por su desobediencia.<br />
Gomer necesitaba ayuda con desesperación, sentía soledad,<br />
vergüenza, esclavitud, afrontaba la muerte eterna (Rom. 6:23).<br />
El amor conquistó todo. El amor perdonó todo. El amor estuvo<br />
dispuesto a olvidar todo.<br />
Me paré frente a Gomer y clamé al pueblo: “Apartaos de vuestras<br />
fornicaciones, no sea que yo os despoje y desnude y los deje como tierra<br />
seca y los mate de sed”.<br />
La rodeé con mis brazos como para proteger su desnudez de los<br />
hombres que la miraban. Grité a <strong>un</strong> comerciante: “¡Tráeme el vestido blanco<br />
del fondo, el más costoso en exhibición!” Luego pagué el precio por el vestido<br />
y cubrí sus hombros temblorosos con ese manto impecable. Le dije: "Deja de<br />
huir de mi amor. Tú eres mía por el derecho natural del esposo; no olvides<br />
que <strong>un</strong> día me casé contigo y ahora también eres mía porque te compré por<br />
precio. Ya no andarás errante de mí. No temas, Gomer, eres mía, toda mía<br />
por fin. Te amo, no tienes nada que temer, vamos a casa. Tú serás mía<br />
durante muchos días; no fornicarás ni tomarás otro varón, lo mismo haré yo<br />
contigo (Oseas 3:3).<br />
Entonces, mirando al pueblo que quería saber lo que pasaría con ella<br />
en esa hora, les hablé diciendo:<br />
"Muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin<br />
sacrificio, sin estatua, sin efod y sin serafines, después volverán los hijos de<br />
Israel y buscarán a Jehová su Dios y a David su rey, y temerán a Jehová y a<br />
su bondad en el fin de los días y donde se dijo de Israel" (Oseas 3:4,5).<br />
47
Lo-Ruhama, “tú no eres amada” se dirá Ruhama, “eres amada”,<br />
porque el amor de Dios no te abandonará, te perseguirá todos los días de tu<br />
vida.<br />
Y donde Israel fue <strong>llama</strong>do Lo-Ammi, “tú no eres mi pueblo”, se dirá<br />
Ammi, “tú eres el pueblo del Dios viviente”, porque te perdonaré y te<br />
restauraré.<br />
Regresé a casa con mi frágil carga, pasamos por en medio de la<br />
multitud atónita que nos vio perdernos en el polvoriento camino.<br />
Le restauré su salud con tierno cuidado. A diario le leía los escritos de<br />
Dios, le enseñé a cantar el canto de arrepentimiento de David y luego j<strong>un</strong>tos<br />
cantamos los cantos de alabanza de David a Dios.<br />
En medio del canto la restauré para Dios, para nuestro hogar y para<br />
nuestros hijos.<br />
Ella es hermosa, yo la he amado siempre a<strong>un</strong> <strong>cuando</strong> se hallaba en la<br />
prof<strong>un</strong>didad de su desobediencia, porque mi Dios la amó. Gomer respondió<br />
al amor de Dios y al mío. El nombre de Baal n<strong>un</strong>ca ha vuelto a estar en sus<br />
labios.<br />
Conclusión<br />
Ahora, pueblo mío, oye mi mensaje y da <strong>un</strong>a respuesta.<br />
Pues soy <strong>un</strong> profeta que ha sido conmovido por <strong>un</strong>a gran verdad.<br />
He llegado a comprender en lo prof<strong>un</strong>do de mí ser cuán<br />
desesperadamente ama Dios a los pecadores. Cuán deliberadamente los<br />
busca. Cuán devotamente los atrae a sí. No sigas huyendo del amor de<br />
Dios.<br />
Recuerda: el amor de Dios te pide fidelidad. Habrá muchas razones<br />
para pensar en su amor.<br />
Llamado<br />
¡No huyas del amor de Dios!<br />
48
8 – Sueños Olvidados<br />
Orientaciones y herramientas para el predicador<br />
Enseñanza principal<br />
Dios tiene <strong>un</strong>a misión y <strong>un</strong> sueño para cada <strong>un</strong>o, sólo tienes que estar<br />
dispuesto(a) a reconocerlos y hacerlos realidad.<br />
Idea principal para predicar<br />
La gracia de Dios te perseguirá y con paciente amor te guiará hasta<br />
que, consciente del propósito de tu vida, lo busques para hacer realidad el<br />
sueño que tiene para ti.<br />
Invitación para tomar <strong>un</strong>a decisión<br />
No esperes a que las desgracias toquen a la puerta de tu vida para<br />
entonces reconocer los planes, sueños y propósitos que Dios tiene para ti. Él<br />
te necesita y quiere verte feliz.<br />
Materiales para reforzar el mensaje<br />
Una navaja de rasurar, <strong>un</strong>a máquina de cortar el cabello o <strong>un</strong>a señal<br />
de peluquería.<br />
SUEÑOS OLVIDADOS<br />
Salmo 32:8<br />
Una de las declaraciones más impactantes en la búsqueda de<br />
igualdad racial fue pron<strong>un</strong>ciada ante <strong>un</strong>a multitud en el año de 1963 en<br />
Washington, D.C. por Martín Lutero King: “Yo tengo <strong>un</strong> sueño”. Su sueño era<br />
ver a la raza de color tratada con dignidad. Dios también tiene <strong>un</strong> sueño; <strong>un</strong><br />
sueño para ti.<br />
Todos en algún momento de la vida hemos soñado con ser alguien o<br />
tener algo, con conquistar <strong>un</strong>a posición o hacer realidad <strong>un</strong> ideal.<br />
Finalmente son nuestras acciones las que construyen nuestros<br />
sueños. Quiera Dios que cada <strong>un</strong>a de ellas esté encaminada a hacer realidad<br />
el sueño que Dios tiene para nuestras vidas.<br />
“En el cimiento de la vida de <strong>un</strong>a persona están sus creencias. Lo que<br />
cree establece los valores y sus valores impulsan sus acciones” (Glenn<br />
Schultz).<br />
Ambiente<br />
(Jueces 13)<br />
El pueblo de Israel tenía dos opciones entre las cuales continuamente<br />
debían elegir: servir o no servir a Dios. Cada <strong>un</strong>a de ellas tenía<br />
49
consecuencias, y <strong>cuando</strong> hacían lo que ofendía a Dios, los entregaba en<br />
manos de otras naciones.<br />
En esta ocasión, y ya había sucedido muchas veces, fueron<br />
entregados en manos de los filisteos por <strong>un</strong> período de cuarenta años.<br />
Cuando Dios veía que el pueblo había recapacitado y lo buscaba,<br />
entonces levantaba <strong>un</strong> líder entre ellos para liberarlos.<br />
El medio que Dios utilizaría era <strong>un</strong>a familia que por alg<strong>un</strong>a razón no<br />
habían podido tener <strong>un</strong> hijo.<br />
El milagro se daría en el vientre estéril de <strong>un</strong>a mujer. Al igual que su<br />
concepción, este no sería <strong>un</strong> niño común del pueblo de Israel. Dios tenía <strong>un</strong><br />
sueño surgido de la necesidad del pueblo de Israel, y les mostraría cuánto los<br />
amaba y sufría al verlos maltratados a causa de su desobediencia.<br />
Las manifestaciones del ángel de Jehová para con Manoa y su<br />
esposa para hacerle saber que tendrían <strong>un</strong> hijo fueron asombrosas. Así<br />
comenzaron a cumplirse los sueños y la promesa de que ese hijo sería <strong>un</strong><br />
héroe nacional.<br />
Jueces 13:5 dice que sería nazareo (apartado), consagrado a Dios<br />
desde antes de nacer. Se prepararía para liberar a Israel del poder de los<br />
filisteos. Nacido para tri<strong>un</strong>far, con <strong>un</strong>a misión y con la presencia de Dios<br />
garantizada en su vida. ¿Se parecerá esta historia a tu vida y la mía?<br />
PERSONAJES<br />
Sansón: nacido para ser <strong>un</strong> héroe nacional. Resultado de la intervención<br />
directa de parte del cielo para hacer <strong>un</strong>a realidad su nacimiento; con<br />
indicaciones específicas en cuanto a cómo debía ser educado y las<br />
precauciones a tomarse durante el período de su gestación.<br />
A<strong>un</strong> antes de nacer el cielo tenía <strong>un</strong> plan, <strong>un</strong> motivo y <strong>un</strong> propósito<br />
para su vida.<br />
Dotado de <strong>un</strong>a fuerza extraordinaria y sobrenatural, que sería usada<br />
como <strong>un</strong>a herramienta en la misión que se le había de colocar sobre sus<br />
hombros.<br />
Convino el cielo permitirle tomar sus propias decisiones en cuanto a la<br />
forma de llevar adelante el plan de la liberación del pueblo de Israel, no<br />
estaba obligado a seguir <strong>un</strong> plan; él podía y debía reconocer la estrategia que<br />
le sería mostrada de parte de Dios.<br />
Mujer: Joven filistea, mujer hermosa que llamó la atención y logró hacer nacer<br />
sentimientos de <strong>un</strong> distinguido joven israelita, denominado el héroe de Israel.<br />
Pertenecía a <strong>un</strong>a familia que no midió los peligros de desafiar a <strong>un</strong><br />
israelita como lo es Sansón, por lo que recibieron <strong>un</strong> castigo muy fuerte por no<br />
respetar los acuerdos hechos.<br />
Dalila: mujer que representaba los intereses del pueblo filisteo, puede<br />
considerársele el instrumento que aprovechan los dirigentes filisteos para<br />
50
poder mantener en sujeción al héroe de Israel.<br />
Mujer ambiciosa, movida por sus propios intereses y motivada por el<br />
orgullo nacional de descubrir <strong>un</strong> secreto profesional de <strong>un</strong> soldado de los altos<br />
rangos del pueblo de Israel.<br />
Trama<br />
Todo está bien mientras nos sujetamos a los planes y sueños que<br />
Dios tiene para nuestra vida.<br />
Sansón debió haber crecido como <strong>un</strong> niño especial; los padres<br />
contaron al pueblo que mientras el niño crecía disminuían los días que vivirían<br />
bajo el azote de los filisteos.<br />
Más de <strong>un</strong>a familia debió haber suspirado por la posibilidad de que su<br />
hija pudiera tener <strong>un</strong>a relación sentimental con el joven que cada día daba<br />
más evidencias de poder llegar a ser <strong>un</strong> héroe nacional.<br />
Un buen día, sin embargo, las cosas tomaron <strong>un</strong> giro inesperado: los<br />
padres recibieron <strong>un</strong>a noticia de los propios labios del hijo, quien había<br />
incursionado en los pueblos de los filisteos y se había enamorado de <strong>un</strong>a<br />
bella mujer, con quien deseaba formalizar <strong>un</strong>a relación de matrimonio.<br />
Los sueños se empiezan a desquebrajar <strong>cuando</strong> anteponemos<br />
nuestros propios intereses ante los intereses de Dios para nuestras vidas.<br />
(Jueces 14:1-20)<br />
Sucedió que yendo a casa de la novia, al apartarse del camino, tuvo<br />
<strong>un</strong> encuentro con <strong>un</strong> joven león al que mató, pero no lo reveló a sus padres.<br />
(Jueces 14:5,6)<br />
Varios días después, ya de regreso a casa de la novia, para consumar<br />
el matrimonio, se recordó del leoncillo y al ir a verlo descubrió que había <strong>un</strong><br />
panal en el cadáver; tomó <strong>un</strong> trozo de aquel, lo comió y ofreció también a sus<br />
padres, sin decir de dónde lo había tomado.<br />
La ley de salud del pueblo prohibía que se tocara <strong>un</strong> animal muerto,<br />
pero él lo había tocado, tomado de la miel y llevado a sus padres, haciéndolos<br />
partícipes de su desobediencia. Jugaba con lo que Dios decía que no se<br />
hiciera y <strong>un</strong> mal paso preparaba el camino para otro. (Jueces 14:8,9)<br />
La decadencia moral carcome poco a poco el corazón hasta que<br />
finalmente se cede a la tentación y se cae.<br />
Pocas veces se le vio tan resuelto y puso en marcha <strong>un</strong> plan diferente<br />
al plan de Dios para su vida. Ahora pidió la mano, hizo los arreglos y regresó<br />
a la fiesta de bodas.<br />
Siendo la costumbre de poner a <strong>un</strong> acompañante al novio, fue<br />
sorprendido con el hecho de que le pusieron treinta compañeros para que<br />
estuvieran con él. Pudo haber servido esto como advertencia, pero sus ojos<br />
se enceguecían cada vez más. (Jueces 14:11)<br />
Los filisteos sabían que Sansón podía tomar venganza de los filisteos<br />
de <strong>un</strong> momento a otro, temían lo que pudiera hacer. Para su propia diversión,<br />
Sansón elaboró <strong>un</strong> enigma para sus acompañantes con la promesa de <strong>un</strong>a<br />
recompensa si lo resolvían. (Vs. 12-14)<br />
51
Viene <strong>un</strong>a nueva crisis mientras los días de la fiesta transcurrían y se<br />
acerca el plazo para resolverlo. Los acompañantes recurrieron a la esposa y<br />
amenazaron con quemarla si no obtenía la respuesta de Sansón, pues se<br />
sintieron burlados. Entonces, con Sansón, la mujer lloró, molestó y finalmente<br />
consiguió la respuesta de los labios de él. Sabiéndose engañado y<br />
traicionado, se llenó de ira y fue en busca de treinta filisteos, los mató y<br />
despojó para dar sus ropas a los acompañantes de la boda y pagarles, así, la<br />
apuesta.<br />
Molesto, no consumó la boda y se fue. Una vez tranquilo, regresó por<br />
su novia, y para su sorpresa encontró que se le habían dado como esposa a<br />
<strong>un</strong> amigo, pensando que él no tendría más interés de ella. Enfurecido cobró<br />
venganza prendiendo fuego por la cola a trescientas zorras, a las que soltó<br />
por los trigales secos, consumiendo toda la cosecha de grano de los filisteos.<br />
Cada vez que abandonamos los planes de Dios para nuestra vida lo<br />
único que conseguimos es complicar las cosas.<br />
Creyendo que había tomado venganza de los filisteos resultó que<br />
ellos tomaron venganza contra él, y en su ausencia quemaron a su esposa y<br />
su familia.<br />
Sin haber aprendido la lección, complicó aún más las cosas al<br />
enamorarse de Dalila, <strong>un</strong>a mujer hermosa y pública del valle de Sorec.<br />
Comenzó de nuevo <strong>un</strong> diálogo con el pecado, el que lo llevó<br />
finalmente a <strong>un</strong>a triste condición de vida.<br />
Dalila había aceptado la oferta de mil cien ciclos de plata ofrecidos por<br />
cada <strong>un</strong>o de los príncipes filisteos que la habían ido a entrevistar. Su ambición<br />
la llevó a luchar para descubrir cuál era la fuente de la fuerza física<br />
descom<strong>un</strong>al que poseía Sansón.<br />
“La verdadera grandeza de <strong>un</strong> hombre se mide por el poder de las<br />
emociones que él domina y no por las que lo dominan a él”. (Patriarcas y<br />
profetas, pág. 612)<br />
Jugó con el pecado pensando que en el momento que<br />
quisiera detenerse lo lograría. El tiempo invertido en su pasatiempo hizo que<br />
finalmente se olvidara del sueño que Dios tenía para su vida.<br />
Cuando Dalila preg<strong>un</strong>taba, él siempre tenía <strong>un</strong>a pista para ella, pero<br />
no decía la verdad total. No todo era mentira, pero no todo era verdad.<br />
Vale la pena notar que Dalila, al igual que el pecado, ya no vino<br />
disfrazada, sino que le habló directo: “¿En qué consiste tu gran fuerza y cómo<br />
podrás ser atado para ser dominado?” (Jueces 16:6)<br />
Su gran fuerza tenía que ver con el sueño que Dios tenía para él y<br />
podría ser dominado sólo si dejaba de lado los planes de Dios para su vida.<br />
Su cabellera era sólo <strong>un</strong> símbolo, “no había virtud alg<strong>un</strong>a en sus cabellos<br />
largos, sino que eran <strong>un</strong>a señal de su lealtad a Dios…”<br />
¿Cuál es el sueño que Dios tiene para ti? ¿Dónde te encuentras<br />
ahora? Y, lo más importante, ¿qué has hecho con el sueño que Dios tiene<br />
para tu vida?<br />
No olvides que Dios nos creó con la capacidad de hacer planes para<br />
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el futuro y sufrimos <strong>cuando</strong> vamos más allá de nuestros límites, o <strong>cuando</strong> no<br />
tenemos lo que queremos.<br />
Saber qué quieres o tener <strong>un</strong> propósito en la vida, le dará, en primer<br />
lugar, sentido a tu existencia; en seg<strong>un</strong>do lugar, simplificará tu vida. Sin<br />
embargo, no hagas más de lo que Dios quiere que hagas, debes enfocar tu<br />
vida. En tercer lugar, dará <strong>un</strong> estímulo a tu vida; después de todo, el trabajo<br />
sin propósito acaba tu vida.<br />
Tener bien claro <strong>un</strong> propósito en tu vida te prepara para la eternidad.<br />
Recuerda que lo más importante es saber qué hiciste con Jesucristo y con lo<br />
que te entregó.<br />
Dios quiere que seas completamente feliz y la fuente de la felicidad es<br />
Jesús. Quiere hacer de ti <strong>un</strong> héroe; te quiere ver tri<strong>un</strong>far; desea que salgas<br />
adelante; que te prepares para prosperar; que no sufras la derrota que<br />
quebranta el alma y el espíritu.<br />
Sólo <strong>un</strong>as cuantas palabras para recordarte lo que te quiere decir:<br />
“Mío eres tú” (Isaías 43:1-4) y “No temas” (Isaías 41:10).<br />
Vs. 7-10. Volviendo a la carga Dalila, Sansón le dijo: “Si me atares<br />
con siete mimbre verde que aún no estén secos”. Dalila lo ató, hizo traer a los<br />
filisteos para poder comprobar lo que se le había dicho, pero Sansón se<br />
levantó para comprobar que no sucedía nada y poder seguir avanzando en su<br />
juego, pues había <strong>un</strong>a fuerza sutil que lo ataba a ella.<br />
“Me has engañado” le reprochó Dalila y se engañaba a sí mismo<br />
olvidando el sueño que Dios tenía para su vida.<br />
Vs. 11-12. Ahora las instrucciones de Sansón fue de traer sogas<br />
nuevas, y Dalila repite el mismo procedimiento. Sansón se liberó de nuevo.<br />
Vs. 13-15. “Me has engañado” vuelve a lloriquear Dalila. Las<br />
instrucciones fueron, entonces, de utilizar siete trenzas aseguradas con <strong>un</strong>a<br />
estaca de telar en el cabello de Sansón, llevando a Dalila muy cerca del<br />
secreto.<br />
“Tres veces tuvo Sansón la más clara manifestación de que los<br />
filisteos se habían aliado con su hechicera para destruirle; pero <strong>cuando</strong> ella<br />
fracasaba es su propósito hacía de ello <strong>un</strong> as<strong>un</strong>to de broma, y él ciegamente<br />
desterraba todo temor.” (Patriarcas y profetas, pág. 610)<br />
Vs. 16-18. Desarmada su vol<strong>un</strong>tad, Sansón descubrió todo su<br />
corazón y confesó: “N<strong>un</strong>ca pasó navaja sobre mi cabeza, porque soy nazareo<br />
de Dios desde mi nacimiento, si soy rapado mi fuerza se apartará de mí.”<br />
Vs. 18-19. Sansón fue rapado y los filisteos se lanzaron sobre él.<br />
Vs. 20. “Esta vez saldré como las otras veces y me escaparé”, planeó<br />
Sansón, pero Jehová se había apartado de él.<br />
Quiero que pienses cuántas veces has jugado con el pecado y<br />
aparentemente has salido ileso; cuántas veces Dios te ha <strong>llama</strong>do para que le<br />
des tu corazón y no has podido ver su mano de amor anhelante que quiere<br />
hacer realidad el sueño que tiene para tu vida.<br />
De pronto, sin embargo, la tragedia visita nuestra vida, nos vemos<br />
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confrontados con crisis que no previmos que vendrían, con eventos que no<br />
pensábamos se darían en nuestra experiencia y de pronto todo cambia.<br />
Vs. 21. La tragedia tocó su vida, lo tomaron preso y estaba sin<br />
fuerza. Los filisteos le sacaron los ojos y llevándolo a Gaza, fue puesto en <strong>un</strong><br />
molino y, amarrado con cadenas, ocupa el lugar de <strong>un</strong>a bestia.<br />
N<strong>un</strong>ca el sueño de Dios ha sido que seas mutilado, física o<br />
emocionalmente; n<strong>un</strong>ca ha deseado verte sufrir, no quiere que sufras sin<br />
necesidad; por el contrario, quiere aclarar tu visión para que puedas ver el<br />
sueño que tiene para ti.<br />
Resolución<br />
Su cabello empezó a crecer. Fue <strong>llama</strong>do algún tiempo después para<br />
que sirviera de diversión en la fiesta que se celebraba al <strong>dios</strong> Dagón (<strong>dios</strong><br />
pez), pues era el que había entregado en sus manos a su enemigo, según sus<br />
creencias.<br />
Mutilado, lastimado, herido física y emocionalmente, se presentó<br />
delante del pueblo en la fiesta, y estando allí elevó <strong>un</strong>a oración a Dios,<br />
(Jueces 16:28) “Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te<br />
ruego, solamente esta vez, oh Dios…”<br />
No sé dónde estás y cómo te sientes ahora, pero ojalá esta oración<br />
fuera tuya también y pudieras sentir el poder de Dios en tu vida para dejar que<br />
él haga su sueño realidad en tu vida<br />
Vs. 29. Sansón tomó las dos columnas principales donde descansaba<br />
el edificio lleno de gente importante de los filisteos y dijo: “Muera yo con los<br />
filisteos”.<br />
Qué final trágico tuvo la vida de <strong>un</strong> hombre que había sido <strong>llama</strong>do<br />
para ser el héroe de Israel y que finalmente murió en <strong>un</strong>a condición muy triste.<br />
Vs. 31. Una delegación de israelitas, entre ellos sus familiares, llegó a<br />
buscar el cuerpo de quien debió haber sido vitoreado por el pueblo de Israel,<br />
pero de entre los escombros sacaron a <strong>un</strong> muchacho lastimado del rostro y el<br />
cuerpo y sin ojos. Ahora era llevado de regreso a casa; no había trompetas de<br />
júbilo ni algarabía del pueblo, sólo <strong>un</strong>a procesión que lamenta que la vida de<br />
<strong>un</strong> héroe nacional terminara de esa manera.<br />
Conclusión<br />
¿Qué harás con el sueño que Dios tiene para tu vida? Aún hay tiempo<br />
para darle sentido a tu vida. Quiera Dios que seas dirigido por su amor y<br />
hagas su vol<strong>un</strong>tad en todo. Sí, él tiene <strong>un</strong> sueño para ti, n<strong>un</strong>ca lo olvides.<br />
Recuerda que cada cuerda de la vida que rasgamos en esta tierra<br />
tiene consecuencias por la eternidad.<br />
Esta promesa es para ti: “No se deja solo al hombre para que venza el<br />
poder del mal mediante sus débiles esfuerzos. Hay ayuda puesta a su<br />
disposición, y ella le será dada a toda alma que realmente lo desee.”<br />
(Patriarcas y profetas, pág. 613)<br />
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Ilustración de niño de beisbol<br />
En <strong>un</strong>a cena de beneficencia para <strong>un</strong>a escuela de niños con<br />
capacidades especiales, el padre de <strong>un</strong> estudiante pron<strong>un</strong>ció <strong>un</strong> discurso que<br />
n<strong>un</strong>ca será olvidado por las personas que lo escucharon.<br />
Después de felicitar y exaltar a la escuela y a todos los que trabajan<br />
en ella, este padre hizo <strong>un</strong>a preg<strong>un</strong>ta: “Cuando no hay agentes externos que<br />
interfieran con la naturaleza, el orden natural de las cosas alcanza la<br />
perfección, pero mi hijo, Herbert, no puede aprender como otros niños lo<br />
hacen. No puede entender las cosas como otros niños. ¿Dónde está el orden<br />
natural de las cosas en mi hijo?”<br />
La audiencia quedó impactada por la preg<strong>un</strong>ta. El padre del niño<br />
continuó diciendo: “Yo creo que <strong>cuando</strong> <strong>un</strong> niño como Herbert, física y<br />
mentalmente discapacitado, viene al m<strong>un</strong>do, <strong>un</strong>a oport<strong>un</strong>idad de ver la<br />
naturaleza humana se presenta, y se manifiesta en la forma en la que otras<br />
personas tratan a ese niño”. Entonces contó que <strong>un</strong> día caminaba con su hijo<br />
Herbert cerca de <strong>un</strong> parque donde alg<strong>un</strong>os niños jugaban beisbol. Herbert le<br />
preg<strong>un</strong>tó a su padre: “¿Crees que me dejen jugar?” Su padre sabía que a la<br />
mayoría de los niños no les gustaría que alguien como Herbert jugara en su<br />
equipo, pero el padre también entendió que si le permitían jugar a su hijo, le<br />
daría sentido de pertenencia muy necesario y la confianza de ser aceptado<br />
por otro a pesar de sus habilidades especiales.<br />
El padre se acercó a <strong>un</strong>os de los niños que estaba jugando y le<br />
preg<strong>un</strong>tó, sin esperar mucho, si Herbert podría jugar. El niño miró alrededor<br />
como buscando a alguien que lo aconsejara, y luego le dijo: “Estamos<br />
perdiendo por seis carreras y el juego esté en la octava entrada. Supongo que<br />
puede <strong>un</strong>irse a nuestro equipo y trataremos de ponerlo al bate en la novena<br />
entrada”.<br />
Herbert se desplazó con dificultad hasta la banca y con <strong>un</strong>a amplia<br />
sonrisa se puso la camisa del equipo mientras su padre lo contemplaba con<br />
lágrimas en los ojos por la emoción. Los otros niños vieron la felicidad del<br />
padre <strong>cuando</strong> su hijo fue aceptado.<br />
Al final de la octava entrada, el equipo de Herbert logró anotar alg<strong>un</strong>as<br />
carreras pero aún estaban detrás en el marcador por tres carreras.<br />
Al inicio de la novena entrada, Herbert se puso <strong>un</strong> guante y jugó en el<br />
jardín derecho. A<strong>un</strong>que ning<strong>un</strong>a pelota llegó a Herbert, estaba obviamente<br />
extasiado sólo por estar en el juego y en el campo, sonriendo de oreja a oreja<br />
mientras su padre lo animaba desde las graderías.<br />
Al final de la novena entrada, el equipo de Herbert anotó de nuevo.<br />
Ahora con dos ‘outs’, las bases llenas y a <strong>un</strong>a carrera para obtener el tri<strong>un</strong>fo.<br />
Ganar era <strong>un</strong>a posibilidad y Herbert era el siguiente en batear.<br />
Con esta oport<strong>un</strong>idad, ¿dejarían a Herbert batear y ren<strong>un</strong>ciar a la<br />
posibilidad de ganar el juego? Sorprendentemente, Herbert estaba al bate.<br />
Todos sabían que <strong>un</strong> solo 'hit' era imposible porque Herbert no sabía ni como<br />
agarrar el bate correctamente, mucho menos pegarle a la bola. Sin embargo,<br />
mientras Herbert se paraba sobre la base, el 'pitcher', se dio cuenta que el<br />
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otro equipo estaba dispuesto a perder para permitirle a Herbert <strong>un</strong> gran<br />
momento en su vida. Así que se movió <strong>un</strong>os pasos al frente y tiró la bola muy<br />
suavemente para que Herbert pudiera al menos hacer contacto con ella. El<br />
primer tiro llegó y Herbert abanicó torpemente y falló. El lanzador de nuevo se<br />
adelantó <strong>un</strong>os pasos para tirar la bola suavemente hacia el bateador. Cuando<br />
el tiro se realizó, Herbert abanicó y golpeó la bola suavemente justo enfrente<br />
del 'pitcher'. El juego podría haber terminado. El 'pitcher' podría haber<br />
recogido la bola y haberla tirado a primera base. Herbert hubiera quedado<br />
fuera y habría sido el final del juego. Pero, el 'pitcher' tiró la bola fuera del<br />
alcance del niño en primera base y del resto de sus compañeros de equipo.<br />
Todos desde las graderías y los jugadores de ambos equipos<br />
empezaron a gritar “Herbert, corre a primera base, corre a primera”. N<strong>un</strong>ca en<br />
su vida Herbert había corrido esa distancia, pero logró llegar a primera base.<br />
Corrió justo sobre la línea, con los ojos muy abiertos y sobresaltados. Todos<br />
gritaban: “¡Corre a seg<strong>un</strong>da!” Recobrando el aliento, Herbert, con dificultad,<br />
corrió hacia la seg<strong>un</strong>da base.<br />
Para el momento en que Herbert llegó a seg<strong>un</strong>da base, el niño del<br />
jardín derecho tenía la bola...era el niño más pequeño en el equipo y sabía<br />
que tenía la oport<strong>un</strong>idad de ser el héroe del día. Él podía haber tirado la bola<br />
a seg<strong>un</strong>da base, pero entendió las intenciones del 'pitcher' y tiró la bola alta,<br />
sobre la cabeza del niño en tercera base. Herbert corrió a tercera base<br />
mientras que los corredores delante de él hicieron <strong>un</strong> círculo alrededor de la<br />
base.<br />
Cuando Herbert llegó a tercera, los niños de ambos equipos, y los<br />
espectadores, estaban de pie gritando “¡Corre a home! ¡Corre!”. Herbert corrió<br />
al 'home', se paró en la base y fue vitoreado como el héroe que bateó el<br />
'grand slam' y ganó el juego para su equipo. “Ese día”, dijo el padre con<br />
lágrimas bajando por su rostro, “los niños de ambos equipos ayudaron<br />
dándole a este m<strong>un</strong>do <strong>un</strong> trozo de verdadero amor y humanismo”. Herbert no<br />
sobrevivió otro verano. Murió ese invierno, sin olvidar n<strong>un</strong>ca haber sido el<br />
héroe y haber hecho a su padre muy feliz, haber llegado a casa y ver a su<br />
madre llorando de felicidad y abrazando a su héroe del día.<br />
El cielo ha hecho todo lo posible porque tú seas <strong>un</strong> héroe. No dejes<br />
pasar por alto esta oport<strong>un</strong>idad, dale toda tu vida a Dios y deja que Jesús y su<br />
Espíritu Santo te guíen hoy y siempre.<br />
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