GUITARRA NEGRA - Editorial Ultimo Recurso
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Estaba ese chico que después se suicidó, Alejandro Peralta, un tipo que<br />
nos odiaba. Yo era tan ingenuo que me daba con todo el mundo, en ese<br />
momento no me percataba que me odiaban a un nivel infernal. Me acuerdo<br />
que un día vino Claudio Gabis a mi casa, con una pareja de muchachos<br />
que después se mataron en un accidente de auto, a decirme que le habían<br />
hecho un vudú a Litto Nebbia. Una cosa que creo que todos los sentidos<br />
juntos no alcanzan para darle cabida, era una alucinación, una cosa<br />
enfermísima. Ahí yo entré personalmente en contacto con el reviente.<br />
Había cosas muy buenas, había unas sesiones de Manal que eran<br />
realmente una maravilla...Yo creía que al haber conocido a Pappo había<br />
conocido a una de las personas mas geniales que podía conocer, y me tuve<br />
que desengañar de eso como cinco o seis años después. Porque fue una<br />
cagada tras otra. Y uno no queriéndose convencer que Pappo era un turro,<br />
de que era un fachista tremendo. Te diría que a ese nivel puedo tener<br />
sentimientos de resentido, con cosas que siempre me olieron mal y que<br />
como que me acordé tan tarde...me da bronca para atrás. ¿Te das cuenta<br />
del proceso? Al lado de las ondas que se cocinaban en Mandioca, nosotros<br />
éramos unos boluditos. A mí ese círculo se me presentó como un ámbito<br />
de gente corrupta. Desgraciadamente, yo cuando le rajé era tarde, caí en el<br />
seno del toco. Una noche de gran soledad en que me había enojado con mi<br />
mujer...desemboqué con uno de ellos en una madrugada de terror en donde<br />
se me estropearon las primeras neuronas de mi vida, experiencias que<br />
destiñeron gran parte de la lucidez que yo tenía a esa altura.<br />
Yo no me avivaba de nada de lo que estaba sucediendo. Me limitaba a<br />
componer...no se de que manera vivía. Recuerdo que una noche hicimos<br />
una especie de bacanal con Silvita Lachupa, Pappo y Miguel Abuelo y<br />
Pappo cerró la habitación de Mario Rabey con llave y empezó a pintar<br />
esvásticas en todas las paredes, para friquearlo al Rabey, cuando viera la<br />
habitación. Cosas que yo no entendía un carajo, me divertía, era un poco la<br />
libertad, yo que sé... me fui metiendo... y cuando me quise acordar...<br />
Emilio, Rodolfo y Edelmiro tuvieron una gran lucidez, y no entraron...<br />
sólo yo lo hice... ahí empecé a mear fuera del tarro. Todo fue un grado de<br />
locura terrible. Emilio no entendía lo que me pasaba, y no fue capaz de<br />
ponerme una mano en el hombro y decirme “Luis...”. El estaba en un<br />
letargo, yo se lo reproché mucho. Cuando me vieron que me fui un poco,<br />
me dejaron solo, y me hice mierda. Me quedé solo. La relación con la<br />
mujer que amaba empezó a trastabillar, mi psiquis también, mi música se<br />
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